Más carbohidratos y menos nutrientes: las inesperadas consecuencias nutricionales del cambio climático

BBC Mundo, por

160407130139_cambio_climatico_624x485_thinkstock_nocreditLas grietas de la tierra en sequía, un oso polar en islas de glaciares a punto de derretirse o el humo de las fábricas pintando las nubes de negra polución son algunas de las imágenes típicas asociadas al cambio climático.

Pero todo indica que los efectos del calentamiento global también los podemos estar viendo en nuestros propios cuerpos, por causa de su impacto sobre la calidad de los alimentos.

Se llama costo nutricional del cambio climático, y aunque algunos especialistas llevan tiempo estudiándolo el gobierno de EE.UU. abordó el tema en un informe oficial por primera vez esta semana.

En su reporte anual «Los Impactos del Cambio Climático en la Salud» los expertos del Programa de Investigación del Cambio Global de los Estados Unidos (USGCRP, en inglés) mencionan por primera vez, de forma oficial, las consecuencias del cambio climático en la calidad alimentaria, y lo califican como un «hallazgo clave».

«El cambio climático está afectando la calidad de los alimentos que comemos cada día, de por vida», resume para BBC Mundo Irakli Loladze, profesor asociado del Bryan College of Health Science, en Lincoln, Nebraska, EE.UU., el científico detrás de la mayor investigación sobre el tema.

Tendencia oculta

160407131515_verduras_624x415_thinkstock_nocreditLoladze lleva 14 años estudiando el tema, pero publicó su extensa investigación –en la prestigiosa revista científica eLife, de la fundación Wellcome Trust– hace solamente dos.

Según el biólogo y matemático, su principal problema era la dificultad de probar que los alimentos que ingerimos están siendo contaminados por el dióxido de carbono de la atmósfera.

«Es difícil detectar el efecto del CO2 en los minerales de las plantas con pequeñas muestras, por eso lo llamé ‘tendencia oculta’«, cuenta Loladze.

Pero tras analizar los efectos de CO2 en cultivos y plantas silvestres, el biólogo molecular descubrió que algunos alimentos se están volviendo ricos en carbohidratos y pobres en algunos nutrientes esenciales.

Hicieron falta más de 12 años de trabajo, analizando datos generados en cuatro continentes por investigadores de 13 países, entre ellos China, Australia, Alemania, Reino Unido, Estados Unidos o Japón, para confirmar el problema.

No fue el primer estudio al respecto; otros científicos habían comenzado a explorar el fenómeno hace casi 20 años, pero sí fue «el mayor estudio hasta la fecha en este campo», explica el experto.

En total, la investigación abarcó 120 variedades de plantas.

Pese a que había comenzado a desarrollar su hipótesis en 2002 —aplicando una teoría conocida como «estequiometría biológica»— Loladze dice haberse sentido «verdaderamente alarmado» al comprobar cómo los datos confirmaban su hipótesis.

«La enormidad del impacto del incremento del CO2 en la nutrición humana se volvió evidente», dice.

Llegar a publicar el estudio en una revista científica le costó 20 meses (y tres intentos).

Pero ahora, las autoridades estadounidenses parecen querer, al fin, tomar cartas en el asunto. O, por lo menos, reconocerlo.

Más azúcar, menos minerales

¿Cómo sucede ese proceso?, ¿por qué se «contaminan» los alimentos con el CO2?

«Los organismos fotosintéticos, como las plantas, son las fábricas de hidratos de carbono del mundo», explica Loladze.

A través de la fotosíntesis las plantas transforman el CO2 en agua y en azúcares.

Y, cuanto más CO2 reciben, más azúcares producen, utilizando los carbohidratos adicionales para su crecimiento, o bien almacenándolo.

El problema, tal y como explica Loladze, es que esos carbohidratos diluyen el resto de los nutrientes de los tejidos de las plantas.

«Tener más azúcares y almidones es bueno para las plantas, pero malo para nosotros», dice.

«Y los altos niveles de CO2 también hacen que las plantas transpiren menos agua, por lo que llegan menos minerales esenciales a sus raíces».

«Efecto global»

Según el experto, las plantas C3 (las que producen un compuesto de tres carbonos en la fotosíntesis) son las más afectadas.

Entre ellas se incluyen el trigo, el arroz, las patatas y casi todas las frutas y vegetales.

Las plantas C4, como el maíz, resultan algo menos afectadas, indica el científico.

«Cada vez liberamos más dióxido de carbono en el aire», agrega.

Y, según Loladze, existe un vínculo directo entre este fenómeno y las crecientes epidemias de diabetes y obesidad en el mundo.

«El incremento de los niveles de CO2 ya ha alterado la calidad de nuestra comida».

«Es un efecto global. La calidad de las plantas en toda la biosfera se ha modificado por el aumento de CO2. Ni siquiera los escépticos del cambio climático pueden negarlo«.

Los peligros de las dietas bajas en carbohidratos

Aparta de tu mente la falsa creencia de que los carbohidratos son un enemigo.

En Forma ¡Hola!
Sin tener problemas celíacos, mucha gente ha decidido eliminar el gluten y hacer una dieta baja en hidratos de carbono porque tienen la falsa creencia de que les predispone al sobrepeso. Muy polémicas fueron las declaraciones de Gwyneth Paltrow, quien sigue un Gwyneth Paltrow hace dieta sin carbohidratosplan de alimentación bastante restrictivo inspirado en la dieta macrobiótica, y desde su libro de cocina It’s all good liberó públicamente la guerra a los carbohidratos eliminándolos completamente de su dieta y de la de sus hijos. Algo que los nutricionistas perciben como un gran riesgo para la salud, entre otros motivos, porque se trata de nutrientes esenciales que proporcionan al organismo las vitaminas y minerales que nuestro cuerpo necesita, además de aportar la glucosa necesaria que nos da energía y garantiza el buen funcionamiento del cerebro.
Por tanto, no tiene sentido que una persona que no es alérgica al gluten ni haya sido aconsejada por un especialista excluya los hidratos de carbono sin motivo alguno de su día a día. Claro que hay que tener en cuenta que existen carbohidratos llamados ‘buenos’ y ‘malos’ y, mientras los segundos (bollería industriales, refrescos, etcétera), sí son recomendable evitarlos; hay toda una serie de alimentos como la pasta, el arroz, las patatas, los espárragos, el aguacate, los plátanos… que forman parte de una alimentación equilibrada y son base de nuestra beneficiosa dieta mediterránea. Incluso si estás siguiendo una dieta para adelgazar, no los veas como algo prohibido. Según algunos nutricionistas, muchas veces el error está en el momento del día que los tomamos; siendo aconsejable hacerlo mejor por la mañana que por la noche ya que nos aportarán la energía necesaria para afrontar la jornada.

Otras consecuencias de llevar una dieta muy baja en carbohidratos (se considera así cuando se aporta menos de 100 gramos al día) apuntan a unos niveles de colesterol más altos, según algunos estudios recientes como el publicado por el Annals of Internal Medicine: Effects of Low-Carbohydrate and Low-Fat diets. Esto es debido a que al reducir los hidratos de carbono en la dieta, lo lógico es que los sustituyamos en nuestros platos por proteína.

Sin embargo, como decíamos, hay que tener en cuenta la calidad de los hidratos que ingerimos optando siempre por los beneficiosos; ya que son los que nos van a prevenir de la obesidad y sufrir déficits nutricionales, según un estudio de la Universidad de Navarra (proyecto SUN), donde destacan la importancia de seguir unas directrices adecuadas en la ingesta como aumentar la fibra, consumir granos enteros, mejor carbohidratos sólidos y elegir alimentos bajos en índice glucémico (aquí te enseñamos cómo utilizar el índice glucémico en la dieta) –más que limitar la cantidad o el porcentaje de energía total-.

Por último, con respecto a la práctica de ejercicio físico, cabe señalar que será necesaria prestar atención a aquellos alimentos que repongan los niveles de sodio y la cantidad de hidratos de carbono en función de la intensidad y la duración de la actividad. De esta manera, mejorarás tú rendimiento y mitigarás la sensación de fatiga.