La dieta de la longevidad de Isabel II

Telva, por Cristina Larraondo

La Reina en uno de sus últimos actos oficiales (enero 2020). Gtresonline

¿Cómo se puede llegar a los 94 años en plena forma? ¿Y seguir acompañada por un marido que acaba de cumplir los 99 y mantiene su porte de atleta? La última imagen de Isabel II y Felipe de Edimburgo, con motivo del cumpleaños del duque, nos ha hecho preguntarnos por el secreto de la tan bien llevada longevidad. Hace unos días Darren McGrady, antiguo chef de Isabel II, contaba en una entrevista los secretos de la dieta de Su Majestad que parecen ser la causa de su excelente salud.

McGrady presume de haber sido el chef personal de Isabel II, la princesa Diana de Gales y los príncipes William y Harry, y de haber preparado menús para los presidentes norteamericanos Ford, Reagan, Bush y Clinton. Según cuenta, estos son los 10 secretos de la dieta de la Reina.

1. No come alimentos con almidón a menos que esté en una cena de Estado. Su chef tiene también prohibido cocinar con ajo y hacerlo con muy poca cebolla.

2. Isabel II desayuna dos veces. Primero toma una taza de  Earl Grey, con poca leche, azúcar y galletas. Después, se traslada a su comedor privado del palacio de Buckingham para degustar, entre otras cosas arenques, uno de sus pescados favoritos.

3. El plato principal de su mesa. A diario toma pescado o pollo a la plancha con dos tipos de verduras. Le encanta también tener en la mesa dos grandes boles con ensalada y fruta fresca.

4. El rito del plátano. Lo come siempre con cuchillo y tenedor. Le gusta quitar los extremos y partirlo en pequeñas rodajas.

5. La hora del té. Se lo sirven con sus sándwiches favoritos: de pepino, huevo y salmón ahumado. Además, le gusta tomar pan con mantequilla y mermelada cortada en redondeles del tamaño de un centavo.

6. Bistec bien hecho para la cena. Le gusta tomar carne de granjas locales. Una de sus preferidas es el filete de Gales servido con salsa de champiñones, crema y whisky.

7. Plan de domingo. Le encanta almorzar un buen asado. El faisán, la perdiz y otras piezas de caza menor están entre sus platos preferidos.

8. ¿Qué hay de la ginebra? Aunque ésta es una cuestión de la que no se habla, lo cierto es que parece que los Windsor echan mano de ella para su conservación. Se sabe que la madre de Isabel II, que vivió 101 años, tomaba ginebra y Dubonnet antes de comer, vino en la comida, un Martini antes de la cena y una copa de champán para finalizar el día. Parece que la reina también termina el día con una copa de champán.

9. El bizcocho de chocolate. Todos los días toma un trozo de su bizcocho preferido. Se lo tienen que seguir sacando hasta que se acabe el último pedazo. Además, siempre que viaja alguien tiene que hacerse cargo de que no falte el bizcocho entre sus pertenencias. Es totalmente adicta al chocolate.

10. El menú para los perros y caballos. Parte del servicio que los chefs de palacio desempeñan es preparar la comida para los animales favoritos de la Reina: zanahorias para sus caballos y las terrinas para sus perros. Se cuenta que la zanahoria debe tener un largo especial para evitar que el animal muerda a Su Majestad cuando ella le de comer.

¿Sabes cuál es el impacto del tabaquismo y la obesidad en la reproducción de las mujeres?

En el tabaquismo, es evidente que el humo del cigarro tiene sustanciales efectos nocivos sobre la fertilidad y genera un impacto negativo sobre la capacidad de quedar embarazada y de llevar un embarazo a término

Analitica.com

En virtud del Mes Mundial de la Infertilidad, MSD promueve un mayor conocimiento de dos de los principales factores de riesgo modificables asociados a la infertilidad: el tabaquismo y la obesidad.

En el tabaquismo, es evidente que el humo del cigarro tiene sustanciales efectos nocivos sobre la fertilidad y genera un impacto negativo sobre la capacidad de quedar embarazada y de llevar un embarazo a término. El fumar afecta la fertilidad ya que el tabaco: acelera la pérdida de óvulos y la función reproductiva, puede adelantar en varios años la menopausia, y muchos de los componentes del humo del cigarrillo interfieren en la capacidad para producir estrógeno y hace que los ovocitos sean más propensos a anomalías genéticas.

Por su parte, los hombres que fuman tienen un menor recuento de espermatozoides, menor motilidad y mayores anomalías en la forma y función de los mismos. En cuanto a su impacto en la terapia de reproducción asistida, se estima que en mujeres fumadoras se requiere para concebir casi el doble de intentos de fertilización in vitro (FIV) en comparación a aquellas mujeres que no fuman.

Datos de estudios de FIV han revelado, entre otros aspectos, que las mujeres fumadoras requieren dosis más elevadas de hormonas para estimular la ovulación, logran menor cantidad de ovocitos y tienen tasas de implantación más bajas.

Por otro lado, la obesidad y el sobrepeso también pueden reducir la fertilidad de la mujer ya que: los ciclos son irregulares o infrecuentes, aumenta la tasa de infertilidad y el riesgo de aborto espontáneo, y el éxito de los tratamientos de fertilidad puede ser menor. Se considera que una mujer tiene sobrepeso si su Índice de Masa Corporal (IMC) es de 25 a 29.9. Un IMC de 30 o más indica obesidad.

Tanto el tabaquismo como la obesidad son factores de riesgo que pueden ser modificados. Mantener una dieta saludable y hacer ejercicio físico permite perder peso, y la pérdida de entre 5 al 10% del peso corporal puede mejorar los índices de ovulación y embarazo. Dejar de fumar puede mejorar tanto la fertilidad natural como las tasas de éxito de las técnicas de reproducción asistida.