Barbara Palvin, la polémica ‘curvy’ de Victoria’s Secret que pesa 55 kilos

Barbara Palvin ha sido fichada por Victoria’s Secret en un intento de incorporar un angel ‘plus size’ a la marca. Una polémica catalogación a una modelo de 55 kilos y de 1,75 m de altura que ha hecho arder las redes.

Mujer hoy, por Alba Llano

La firma de lencería de Victoria’s Secret necesita renovar a sus ángeles con nuevas modelos capaces de sustituir a Alessandra Ambrossio que colgó ya sus alas en 2017 y Ariadna Lima (en 2018). ¿El nuevo fichaje? La modelo húngara Barbara Palvin de 25 años, ha sido seleccionada por la firma para ser en exclusiva el nuevo ángel ‘plus-size’. Una noticia que la modelo ha anunciado emocionada a través de su cuenta de Instagram: «¡Gracias por creer en mi!» comenta la joven modelo en un vídeo. Pero lo cierto es que la noticia ha hecho arder las redes.

Algo que entenderás después de saber que sus medidas son 87-58-89 (alejadas del canon obsoleto de 86-61-86 que ha mantenido la firma durante años) y 1,75 metros de altura además de 55 kilos de peso. Unas medidas que en conjunto podrían representar a cualquier modelo común y que poco tienen que ver con una modelo ‘curvy’ como la firma ha catalogado a la joven.

Algo que ha indignado a muchos e incluso a rostros conocidos como la humorista Omayra Cazorla: «Si ella es modelo ‘curvy’ ¿entonces qué soy yo? ¿rotondy?» ha dicho en Instagram refiriéndose a que nadie ve que las medidas de esta modelo tengan algo que ver con las medidas de una modelo de talla grande.

Pero lo cierto, es que durante sus años de modelo Palvin ha tenido que afrontar todo tipo de críticas por sus medidas y peso ligeramente por encima de ese canon estricto que se exige a las modelos. De hecho, uno de sus posados más polémicos ocurrió cuando apareció en la revista ‘Sport Illustrated’ en 2016, un posado tras el que las redes se llenaron de críticas y mensajes en los que catalogaban a la modelo de estar gorda y a los que ella misma respondió: «He recibido algunos comentarios bastante dañinos que hablan de que estoy gorda. Bueno, la verdad es que no estoy tan flacucha como cuando tenía 18, pero no me considero gorda».

¿Incorporarán finalmente a una modelo de talla grande real a sus filas de ‘Vistoria’s Secret’? Lo que sí sabemos a ciencia cierta es que aún queda mucho que hacer con los clásicos y obsoletos cánones de belleza y que el debate en las redes no ha hecho más que empezar…

¿Y si la normalización de las tallas grandes favorece la obesidad?

Mujer hoy, por Marisol Guisasola

Llevamos décadas batallando contra la discriminación que sufren las mujeres con tallas “plus” (mayores que la 44) por parte de los creadores de moda y presionando a las marcas para que saquen también a chicas rellenitas en sus anuncios.

Recuerdo cuando, no hace mucho, mujeres “plus size” hablaban de la pérdida de autoestima que sentían cuando iban de tiendas y no encontraban tallas a su medida o solo veían modelos tipo ‘mesa camilla’ sin ningún estilo. Aunque la situación ha cambiado y se ven más tallas grandes que antes, muchas chicas creen que el sector de la moda ha tardado demasiado en responder, teniendo en cuenta que más de la mitad de la población española (el 53 por ciento, según datos de diciembre pasado) tiene hoy exceso de peso u obesidad.

Pues bien, ahora un estudio de la Universidad de East Anglia (Reino Unido) da un giro total al asunto al concluir que “la normalización de las tallas plus size podría estar favoreciendo la epidemia de exceso de peso”. ¿Explicación de los investigadores? Que al contribuir así a la normalización visual de la  obesidad, muchos afectados acaban infravalorando su problema y se esfuerzan menos por adelgazar.

Realizado con más de 23.000 personas con exceso de peso u obesas, el estudio ha visto que los hombres, las minorías étnicas y, en general, los individuos con niveles económicos más bajos son los que más infravaloran su problema y los que menos intentan perder los kilos que les sobran. En concreto, las personas que minusvaloraban su exceso de peso tenían un 85 por ciento menos de probabilidades de perder los kilos sobrantes que las que valoraban adecuadamente su peso corporal.

Para compensar la balanza, debemos contemplar las desigualdades culturales y sociales que influyen en el exceso de peso y desarrollar campañas dirigidas a los grupos más desfavorecidos”, declaran los investigadores.

Por supuesto, no podemos aplaudir más esa iniciativa. En lo que yo no estoy para nada de acuerdo es con las conclusiones del estudio que dicen que los alimentos que ayudan a controlar el peso son más caros que los procesados y densos en energía (con más calorías por unidad de peso).

Lechugas, tomates, cebollas, zanahorias, remolachas, judíasverdes, acelgas, repollos, pepinos, manzanas, peras, melones, sandías, melocotones…  cuestan menos por ración (al menos en España) que alimentos procesados altamente “obesogénicos”. Eso por no hablar de las legumbres, tanto calientes como en hummus o en ensaladas, que nos aseguran fibra, minerales y proteína por muy poco dinero. Huevos, pescados azules al horno o a la plancha y pequeñas raciones de pollo, pavo, conejo e incluso lomo de cerdo… completan la mejor de las dietas, y sin riesgo de engordar . Ah, y el agua del grifo con unos cubitos de hielo y una rodaja de limón es mucho más refrescante que cualquier refresco azucarado, ¡y tiene cero calorías!

Expertos avisan de los peligros de autoestima y nutricionales que puede suponer la ropa ajustada para muchas mujeres

Por Europa Press · La Información

Expertos del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) han alertado de los peligros nutricionales y de autoestima que pueden suponer seguir la moda de la ropa ajustada para muchas mujeres y, especialmente, para aquellas con sobrepeso u obesidad.

expertos-peligros-autoestima-nutricionales-ajustada_999811394_122219338_667x375«La experiencia en consulta nos revela que en época de rebajas las mujeres con sobrepeso u obesidad se muestran más susceptibles y descontentas con su físico, debido a la insatisfacción de cómo les queda determinado tipo de ropa», ha explicado el nutricionista y portavoz del IMEO, Rubén Bravo.

Se trata de la moda «no apta para gorditas» y la desesperación para entrar en un vestido en pocos días para asistir a una boda, cita o evento, impulsa a las representantes del sexo femenino a probar métodos raros y dietas ‘milagrosas’ a ciegas, sin pensar en las secuelas negativas que pueden dejar rastro en su salud, metabolismo o equilibrio emocional y vital.

«Es un problema complejo que va más allá de la moda y las apariencias», han señalado los expertos del IMEO y con el fin de aclarar dudas sobre el tema, ofrecen algunas pautas como solución a nivel nutricional y psicológico.

Y es que, tal y como han recordado, cada vez más consumidoras se preguntan ¿es la ropa la que se debe adaptar a las personas o a la inversa?. En este sentido, en Estados Unidos han solucionado el asunto, aumentado con varios tamaños el patrón establecido en los años 50, porque se había quedado anticuado para el siglo XXI donde el 67 por ciento de la población femenina, unas cien millones de americanas, lleva una ropa de talla grande ‘plus size’.

EL TALLAJE ACTUAL NO REFLEJA LAS MEDIDAS REALES DE LAS MUJERES

El tallaje que se usa actualmente en España se basa en estudios de los años 70 y no refleja las medidas reales del colectivo femenino, donde un 44, 7 por ciento de las mujeres de 18 y más años está por encima del peso considerado normal. No obstante, predomina la tendencia de hacer la ropa cada vez más pequeña y muchas consumidoras se quejan de que ya no entran en su talla habitual, manteniendo el mismo peso.

Si se compara España con los países vecinos, se observa que una talla 42 española equivale a una 40 alemana, una 42 francesa y una 46 italiana. En este contexto, los expertos han avisado de que «no es de extrañar» que muchas multinacionales y tiendas ‘on line’ que se dedican a la venta de ropa de mujer utilizan el tallaje alemán: hace que sus clientas se sientan más delgadas al saber que utilizan una talla menor.

«El hecho de que se lleva una talla superior a la habitual, de tamaño especial o grande, puede acarrear serios problemas de autoestima en la mujer y en adolescentes puede derivar en algún trastorno de la alimentación», ha añadido la psicóloga experta en obesidad y conducta alimentaria del IMEO, María González.

En el contexto de las rebajas, prosigue, se suman otras variables de igual importancia como, por ejemplo, tener que enfrentarse a los probadores tras el periodo navideño, cuando se producen más sobreingestas y rupturas de la rutina de actividad física, que podrían estar en la base de mucha toma de decisiones en cuanto a iniciar una dieta o cambio físico.

«La autoestima es la valoración que hacemos de nosotros mismos sobre la base de las sensaciones y experiencias que hemos ido incorporando a lo largo de la vida. Esta autovaloración es muy importante, dado que de ella dependen en gran parte la realización de nuestro potencial y logros personales», ha explicado González.

Es un conjunto de percepciones, pensamientos, evaluaciones y tendencias de comportamiento dirigidas hacia nosotros mismos, hacia nuestra manera de ser y de comportarnos, y hacia los rasgos de nuestro cuerpo y carácter. Por lo tanto, puede afectar a la manera de estar, de actuar en el mundo y de relacionarse con los demás.

En concreto, el problema estriba cuando se sostiene el pilar de la autoestima únicamente en un rasgo físico, en una cifra, en una talla, en este momentos entran en juego las distorsiones cognitivas de generalización o abstracción selectiva, ya que no hay datos objetivos que nos muestren una misma talla en cuerpos idénticos y depende de más variables como la constitución de cada persona, la distribución de la grasa corporal o la altura.

«Lo saludable para nuestra autoestima seria entender que las tallas no clasifican la belleza o salud del cuerpo femenino, sino un mero tallaje textil, que varía según el país y la marca comercial, con lo cual dirijamos la atención a la prenda y como se adapta a nuestra silueta y no a la cifra numérica», han apostillado los expertos.

Finalmente, prosiguen, en el mundo de la moda también hay una tendencia de vuelta al corsé con el fin de estilizar aún más la línea. «Llevar una faja o moldeador de cuerpo no es malo desde un punto psicológico, siempre y cuando estas prendas se utilicen como un instrumento para complementar una prenda y se busca un resultado más estético», ha zanjado la psicóloga.