«Debemos tomarnos en serio la obesidad»

El científico español, José Ordovás alerta sobre los efectos de esta pandemia que afecta a los países ricos.

Expansión, por Emelia Viaña

A2-48523421.jpgMientras que en los países pobres el hambre causa miles de muertes todos los años y afecta a 842 millones de personas, en las zonas ricas del planeta hay más de 1.400 millones de adultos y 40 millones de niños que tienen sobrepeso. Dos problemas médicos que no resultan sencillos de tratar. Uno de los científicos que estudia la pandemia del siglo XXI en los países desarrollados es José Ordovás (Zaragoza, 1956). Sus investigaciones parten de la genética porque «los genes son una bola de cristal con la que podemos leer nuestro futuro».

En su opinión, la obesidad «es un problema mayor, que debemos afrontar muy seriamente si queremos vivir más años y con más calidad. Es algo que me preocupa y no nos estamos preparando adecuadamente para los efectos que va a tener en los próximos años».

Ordovás, director del Laboratorio de Nutrición y Genética de la Universidad de Tufts en Estados Unidos, donde casi el 80% de la población tiene sobrepeso, es poco partidario de suprimir alimentos o nutrientes para adelgazar. Su truco para mantenerse bien es «de todo en plato de postre, como aconsejaba mi maestro Francisco Grande Covián». Ordovás cree que estamos demasiado «expuestos a productos o dietas milagro, que se basan sólo en restricciones y no tienen en cuenta los placeres de la vida» y que lo mejor «es llevar una dieta equilibrada y saludable sin hacer excesos«. Prácticamente «todos los alimentos han sido vistos como buenos o malos en algún momento de la historia de la nutrición. Por culpa de ello, nos hemos alejado del modelo mediterráneo al que nos deberíamos adherir», explica.

Este investigador cree que «hay una gran preocupación por la obesidad», pero que no se está haciendo lo suficiente. «Los individuos tenemos que tomar decisiones apropiadas para comer de una manera sensata y llevar a cabo una vida sana para prevenir la obesidad y no simplemente dejarse llevar. Las instituciones tienen que promover y facilitar esos estilos de vida saludables para toda la población y hacerlo de una manera inteligente y no solamente basada en la penalización», como se está haciendo en Estados Unidos con algunos alimentos a los que se les impone una tasa o impuesto por sus efectos negativos sobre la nutrición.

Por otra parte, no es sólo cuestión de comer de todo y en poca cantidad. Hay otros factores que influyen en los altos índices de obesidad, como «el sedentarismo o el estrés», sobre los que tampoco se está actuando, y la genética, que «será unos de los pilares de la medicina del futuro». La posibilidad de «identificar los mecanismos moleculares por los cuales una persona llega al sobrepeso permitirá proporcionar soluciones más racionales, personalizadas y con base científica».

Las investigaciones de Ordovás se basan en dos campos. Por un lado, la nutrigenómica, que es «la manera en la que los alimentos y los nutrientes interaccionan con nuestros genes»; y por otro, la nutrigenética, «que se refiere a cómo cada uno de nosotros, debido a nuestras diferencias genéticas, interaccionamos con los alimentos». En definitiva, «de lo que se trata es de que sepamos cómo se relacionan los alimentos con nuestros genes y así recibir la nutrición más adecuada. Conocerse a uno mismo es el mejor camino para una vida sana. La prevención es la mejor medicina».

La ciencia en España

Ordovás, que admira «la profesionalidad, el pragmatismo, la visión a largo plazo, la continuidad de objetivos, el saber lo que esperar, la masa crítica de investigadores y la colaboración» que hay en Estados Unidos, cree que «en España se debería separar la ciencia de la política» e insiste en que «la ciencia es un compromiso a largo plazo». «Cuando todo se mide en periodos de cuatro años no hay manera de establecer un curso mantenido que es el que lleva al progreso. Hemos ido dando bandazos que nos han llevado a no avanzar e incluso en ocasiones al gran peligro de zozobrar».

Ordovás lleva desde 1982 trabajando fuera de España y sólo hace colaboraciones puntuales con algunas investigaciones nacionales. La situación de la ciencia en aquella época «no era boyante» y realizó estancias posdoctorales en Harvard y el MIT, para después incorporarse al centro en el que hoy trabaja. Para él, no es importante «dónde se hace la investigación porque vivimos en un mundo global», pero sabe que a España no volverá de forma permanente. «Hay destellos en este sector que espero que se conviertan en fuegos artificiales permanentes, pero no es el momento».

Cerca de 2 millones de niños pasan hambre en España

Más vale tarde, la Sexta


Aunque hay quien pretende negarlo, la malnutrición en España existe y desgraciadamente sobran testigos que lo pueden asegurar. Para conocer la realidad del hambre en nuestro país solo hay que acercarse a un comedor social. Unicef, Cáritas o Cruz Roja son algunas de las organizaciones que llevan denunciando este problema desde hace meses.

30.000 FAMILIAS TIENEN DIFICULTADES PARA ALIMENTAR A SUS HIJOS

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Desgraciadamente la malnutrición en España es una realidad. Muchas organizaciones no gubernamentales denuncia este problema desde hace ya meses. Para conocer la realidad del Hambre en nuestro país solo hay que acercarse a un comedor social. Allí hay historias como la de Herminia Navarro, es panadera y está en paro. Ella y sus hijos comen cada día gracias a un comedor Terrassa.

El caso de Herminia se incluye entre los cerca de 50.000 que ha denunciado el defensor del pueblo en Cataluña en un informe demoledor.

Las cifras de malnutrición han aumentado en seis puntos respecto a 2008 en Cataluña pero esta situación no es exclusiva en esta comunidad. Desgraciadamente el mapa del hambre en España se extiende a todo el territorio.  Los centros de atención primaria han llegado a detectar 751 casos «puntuales» de desnutrición.

En Andalucía más de 140.000 niños pasan hambre a diario. En Canarias, la comunidad autónoma más pobre, hay 112.000 niños con problemas de malnutrición. En Castilla y León casi 77.000 personas necesitan de los bancos de alimentos para poder comer. Y en Valencia 9.000 familias se ven afectadas por una dieta desequilibrada.

En total, cerca de dos millones de niños en España pasan hambre, y 30.000 familias tienen dificultades para darles de comer a sus hijos.

Dolors Candells, pediatra, reconoce que «cada vez se ven más familias en las consultas que tienen problemas económicos y que tienen que contar con los servicios sociales y con la familia».León

En definitiva, el problema existe, el Padre Ángel, advierte, «no se puede llamar al hambre mala nutrición igual que no se puede llamar al enfermo pálido» y defiende que lo mejor es «no mentir».

Aunque los niños comen, su dieta tiene muchas carencias, principalmente de carne y de pescado. Según Aitor Murciano, director nacional de Juventud de Cruz Roja, «no podemos decir que la infancia española está desnutrida, pero sí hay malnutrición».

La mala alimentación de los más pequeños terminará afectando a su salud, Elisabeth González, nutricionista del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) avisa de que «una mala nutrición puede derivar en enfermedades que antes tenían un menor número de niños y en problemas en el desarrollo a nivel físico e intelectual». Añade que las carencias en la alimentación, en ocasiones, conllevan «problemas de atención en el colegio porque no se concentran y no obtienen buenos resultados académicos».

La pregunta es por qué y en esto coinciden la mayoría de los informes, la desnutrición infantil se deriva de causas socioeconómicas. Por eso las ONGs insisten en que es el Estado, el responsable de garantizar el derecho humano a alimentarse y por ello debe poner una solución a este drama por ejemplo aumentando las becas de comedor.

La hamburguesa sintética es de mala calidad, con poco sabor y demasiado cara

La primera hamburguesa elaborada a partir de células madre cultivadas en un laboratorio ya ha sido degustada y ha costado 250.000 euros. Para uno, la carne de laboratorio puede acabar con el hambre en el mundo, abrir nuevos caminos a la gastronomía y salvar a los animales que utilizamos para alimentarnos. Para otros, es una carne de mala calidad, con poco sabor y demsiado cara.
La Sexta Noticias


La primera hamburguesa elaborada a partir de células madre de vaca cultivadas en un laboratorio ya ha sido degustada. La creado un científico holandes y ha costa 250.000 euros.

Tras un primer mordisco, estas son las impresiones: «parece carne pero no es tan sabrosa. Le falta sal y pimienta», critica.

Es normal que esté seca y huela poco, ya que lo único que tiene de vaca son unas pocas células madre extraídas del músculo, convertidas en hebras y prensadas para darles forma.

Pura proteína que a nivel nutricional poco tendría que ver con la carne de ternera alimentada con pienso. «Los niveles de grasa en la ternera sintética son inexistentes, al igual que los hidratos de carbono», explica Rubén Bravo, experto en nutrición del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO).

Los científicos que la han creado aseguran que en 40 años nos quedaremos sin carne. El ganado y los cereales para alimentarlo serán artículos de lujo al alcance de muy pocos.

Un problema que para las ONG no es de escasez sino de distribución de alimentos. «El problema del hambre no es un problema de disponibilidad de alimentos, de cómo producir más, sino de cómo acceder a estos alimentos«, cuenta Amador Gómez, director técnico de Acción Contra el Hambre.

Crear esta hamburguesa de la nada ha costado cinco años y 250.000 euros, pero la industria genética espera recuperar lo invertido produciendola en masa.