Los errores que cometes
Mujer.es, por Piluca Santos
– Que te sobre algo de peso no es preocupante, el problema surge cuando se va acumulando. Y no, no desaparece por arte de magia.
– Rubén Bravo, experto en el tema y portavoz del Instituto Médico Europeo de la Obesidad, nos da algunos consejos para lograrlo.
No comes entre horas, intentes ir andando a todos los sitios, subes las escaleras a pie con esfuerzo y sin quejarte, pero aún así la báscula no baja. Tener unos kilos de más no es preocupante, el problema surge cuando ese peso se va acumulando con el paso de los años y, sí, no desaparecen por arte de magia. ¡Por mucho que lo desees y te encomiendes a Zeus!
La OMS prevé que en tan solo 15 años 7 millones de personas perderán la vida a causa de enfermedades no transmisibles, debido a factores de riesgo comportamentales y físicos como el sedentarismo, el sobrepeso y la obesidad. Las previsiones para la próxima década son devastadoras: dos de cada tres personas serán obesas.
«Las personas severamente obesas viven 10 años menos que las que tienen un peso normal y que cada 15 kilos extras aumentan el riesgo de muerte temprana en un 30 por ciento», señala Rubén Bravo, experto en el tema y portavoz del Instituto Médico Europeo de la Obesidad.
Los cuatro errores que cometes:
1. Los alimentos tramposos
¿Sueles leer la etiqueta con la información nutricional de cada producto que entra en vuestra cesta de compra? Si te fijas,casi todo contiene azúcar. Por ejemplo, una loncha de pavo de 0% grasa tiene 0,5 gr de azúcar, igual que una tostada de pan; 100 gramos de salchichas de pavo 1,8gr; un yogur desnatado, 4gr; 45gr de cereales, 14gr; una barra de chocolate infantil de 100gr contiene 55gr de azúcar…
Según la OMS consumimos más azúcar de lo que debemos, que no debe aportar más del 10% de las calorías diarias, es decir, 50gr para los adultos y hasta 37gr para los niños, aunque por el bien de la salud, los expertos recomiendan no sobrepasar los 25gr. «Esta cantidad equivale a 6 cucharaditas de azúcar contenidas en una lata de refresco endulzado», apunta Bravo. Los alimentos envasados son trampa.
2. Moverse poco, trabajar demasiado, cenar tarde…
«No se trata de un concepto abstracto, sino de la suma de una serie de hábitos o condiciones que, a la larga conducen a obesidad», apunta el experto. En España, además, tenemos el inconveniente de una jornada laboral muy poco saludable -con horarios partidos de 9 a 14 y de 15 a 20 horas- y cenas muy tardías que difícilmente encajan en un estilo de vida saludable.
Es un error pensar que la obesidad es cosa de amas de casa o personas en el paro. Un estudio epidemiológico apunta que más de la mitad de los trabajadores del estado español sufren sobrepeso u obesidad. Está demostrado que jornadas laborales excesivamente largas fomentan la depresión, el estrés y el mal dormir, además de aumentar el 60% el riesgo de sufrir un padecimiento cardiaco.
Dormir menos de 7 horas o tener sueño de poca calidad es otro factor que tiene relación directa con la obesidad. Por un lado, afecta los niveles de energía a lo largo del día, incide en la falta de ganas para hacer ejercicio y nos induce a comer ciertos alimentos, como café, dulces o hidratos de carbono, porque nos proporcionan energía rápida, aunque temporal. Por otro lado, la falta de sueño relentece el metabolismo y aumenta los niveles de ghrelina, hormona que no sólo estimula el apetito, sino que también favorece la acumulación de lípidos en forma de grasa visceral, aquella que se sitúa en la zona abdominal y tiene más riesgo cardiovascular.
«Debemos apostar por realizar cambios que nos permitan llevar una vida saludable, con una alimentación adecuada y actividad física diaria -preferiblemente por la mañana, porque el ejercicio a primera hora activa el metabolismo y ayuda a quemar más calorías a lo largo de la jornada-; esto nos ayudará a lograr un bienestar emocional sin ansiedad, ni estrés», resume Bravo. La actividad física recomendada por la OMS para adultos de 18 a 64 años es entre 2,5 horas y 5 horas semanales (ejercicios aeróbicos, de intensidad moderada).
3. Hacer dieta sin ayuda de un profesional
Cuando hay un problema de salud tenemos que acudir a un profesional porque solo así evitaremos el temido efecto rebote. «Con la ayuda de la tecnología médica podemos determinar con precisión las hormonas del paciente, su estado emocional, sus hábitos alimenticios, su metabolismo basal y hasta sus polimorfismos genéticos, es decir las mutaciones en los genes relacionados con obesidad, todo esto nos permite proponer recomendaciones dietéticas adecuadas a cada individuo», nos recuerda el doctor.
4. No cocinar por pereza y comer fuera
Cuanto menos elaborado esté un producto, más sano es y, por lo tanto, menos calorías tendrá. Si comes fuera, aunque intentes escoger lo más ligero del menú, siempre será más graso que lo que te puedas preparar el casa, lo mismo ocurre con los alimentos preparados que venden en los supermercados, con conservantes y a veces también colorantes, no suelen contener aceite de buena calidad.
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