La verdad acerca de 3 dietas populares

Te prometen pérdida de peso, salud y bienestar emocional, pero ¿cumplen lo que prometen?
¿Eres uno de los millones que intentaron la dieta de Atkins de alto contenido de proteínas y bajo contenido de carbohidratos para bajar de peso o recurriste a la dieta Paleo para obtener más energía? ¿Comes solo alimentos sin grasas para bajar el colesterol o compras solo productos sin gluten porque tu estómago es sensible?

El Diario NY/ Consumer Reports
dieta-saludableEsos regímenes tan divulgados se ven promisorios; no es de extrañar que muchos de nosotros los hayamos probado o, al menos, hayamos pensado en la posibilidad de seguirlos. Pero, ¿la ciencia avala lo que pregonan? Hablamos con médicos y dietistas y leímos las investigaciones. Aquí encontrarás lo que necesitas saber antes de iniciar una dieta con alto contenido de proteínas, bajo contenido de grasas o sin gluten.

Alto contenido de proteínas

La promesa: ¿Recuerdas la dieta Scarsdale y la dieta Stillman? Esas dietas con alto contenido de proteínas y bajo contenido de carbohidratos dejaron de estar de moda, pero la dieta Atkins, publicada inicialmente en 1972, continúa vigente. Los productos con abundantes proteínas inundan las tiendas y la lista de dietas ricas en proteínas más populares (Paleo, Zone y más) continúa creciendo. Todas prometen que bajarás de peso, te sentirás más dinámico y que se reducirá el riesgo de que sufras una enfermedad cardíaca.

La verdad: La gente baja de peso con los planes con alto contenido de proteínas porque ingieren menos calorías, no porque se concentren en las proteínas. “Las dietas solo funcionan cuando se reduce la ingesta calórica”, dice el doctor David Seres, director de nutrición clínica del Centro Médico de Columbia University en New York y miembro del consejo asesor médico de Consumer Reports. “No importa de dónde provengan las calorías”.

Además de aumentar el consumo de proteínas, muchos de estos planes recomiendan reducir, o eliminar por completo, el consumo de carbohidratos. Consume menos de 50 gramos de carbohidratos por día (la cantidad que hay en 2 manzanas) durante 3 o 4 días corridos y tu cuerpo comenzará a sacar lo que necesita de su propia grasa y músculos para obtener energía en lugar de su fuente habitual, que es la glucosa derivada de los carbohidratos. Esto puede sonar como una buena manera de perder peso, pero puede tener consecuencias serias para tu salud. “Estás alterando tu metabolismo, sacándolo de la normalidad para privarlo de comida”, dice Seres. “Las personas privadas de comida experimentan problemas con el funcionamiento de su cerebro”.

Una dieta con alto contenido de proteínas también hace trabajar demasiado a los riñones. Esto es particularmente preocupante en las personas con enfermedad renal y puede predisponer a quien tiene riñones sanos a que se le formen cálculos renales. El consumo excesivo de proteínas durante períodos prolongados puede agotar el calcio de los huesos y producir osteoporosis.

Lejos de aumentar la energía, este estilo de alimentación puede dejarte fatigado y con náusea. El estreñimiento también puede ser un problema ya que las proteínas de origen animal aportan una cantidad mínima o nula de fibras.

Y si se trata de enfermedades cardíacas, la carne roja cargada de grasas saturadas, que es parte de muchas dietas con alto contenido de proteínas, también puede incrementar el riesgo. Según un estudio de Harvard de más de 120,000 personas a las que se les realizó un seguimiento por más de 20 años, una dieta a base de carne y con bajo contenido de carbohidratos aumentó en 14% el riesgo de morir por enfermedad cardiovascular.

Conclusión: Según nuestros expertos, probablemente lo mejor sea mantenerse alejado de las dietas con alto contenido proteínico. No tienen beneficios comprobados a largo plazo y están asociadas a una serie de posibles problemas para la salud.

Bajo contenido de grasas o nada de grasas

La promesa: Los partidarios sostienen que estas dietas pueden prevenir o reducir las enfermedades cardíacas, bajar los niveles de colesterol, controlar la presión arterial y ayudarte a bajar de peso y mantenerlo.

La verdad: Sin algo de grasa en la dieta, puedes tener deficiencia de ácidos grasos esenciales y tener dificultades para absorber las vitaminas solubles en grasa. Y ciertos tipos de grasas, las insaturadas, ayudan a proteger el corazón, reducen el riesgo de diabetes tipo 2 y tienen otros beneficios.

Por ejemplo, en una revisión de estudios realizada en 2012 por la Colaboración independiente de Cochrane se observó que reemplazar las grasas saturadas (que se encuentran en los productos de origen animal, como la mantequilla y la carne molida) por grasas insaturadas (provenientes de aceites vegetales como el aceite de oliva, los pescados grasos, el aguacate y las nueces) redujo el riesgo de ataques cardíacos y accidentes cardiovasculares.

Si tu objetivo es bajar de peso, debes saber que los alimentos con bajo contenido de grasa o sin grasa no siempre tienen menos calorías. “A veces, la versión con bajo contenido de grasa o sin grasa de un producto tiene azúcar y almidón agregados para mejorar el sabor y la textura”, dice la dietista Maxine Siegel, que dirige las investigaciones sobre alimentación y nutrición de Consumer Reports.

Conclusión: Evita las dietas sin grasa o con muy bajo contenido de grasa; al final de cuentas, pueden ser perjudiciales. Pero si eres como la mayoría de los estadounidenses y consumes más de un tercio de tus calorías en forma de grasas, dice Seres, especialmente de las menos saludables, probablemente lo mejor sea reducir la ingesta total y elegir las grasas que resulten buenas para ti.

Alimentos sin gluten

La promesa: Los dedicados a esta forma de comer dicen que mejora la salud intestinal, cura los problemas estomacales, ayuda a bajar de peso y es energizante. Un informe reciente del Centro Nacional de Investigaciones de Consumer Reports determinó que el 63% de los estadounidenses creen que eliminar el consumo de gluten beneficia su salud física y mental. Más de un tercio piensa que les ayuda a bajar de peso.

La verdad: Para la mayoría de la gente, no hay nada poco saludable en el gluten, las proteínas que se encuentran en la cebada, el centeno y el trigo. Las únicas personas que deben eliminar el gluten de su dieta son el 1% de los estadounidenses que se estima que tienen enfermedad celíaca o hasta el 6% que tienen sensibilidad al gluten pero no son celíacos.

De hecho, hay pruebas que sugieren que el gluten puede ayudar a combatir las enfermedades cardíacas ya que reduce los niveles de triglicéridos (grasas que circulan en la sangre junto con el colesterol). También puede ayudar a bajar la presión arterial.

Según un estudio de la revista médica Journal of Medicinal Food, cuando se trata de bajar de peso, una dieta sin gluten puede ser contraproducente. Muchos alimentos sin gluten tienen mayor contenido de calorías, grasas y azúcar que las versiones a base de trigo. Por ejemplo, un bagel regular de Thomas de 3 oz tiene 270 calorías, 2 g de grasa y 7 g de azúcar. Un bagel Glutino Original New York Style de 4 oz tiene 340 calorías, 7 g de grasa y 14 g de azúcar.

Y muchos productos sin gluten contienen pequeñas cantidades de arsénico, un carcinógeno que se encuentra en el arroz que a menudo se utiliza para reemplazar a las harinas que contienen gluten. En 2012, Consumer Reports analizó más de 60 muestras de arroz y de alimentos envasados que contenían arroz, incluso pasta, galletas saladas y dulces a base de arroz. Casi todas contenían niveles medibles de arsénico.

La dieta sin gluten tampoco es saludable para la billetera porque los productos sin gluten pueden ser más caros que las versiones típicas de los productos envasados. Por ejemplo, la mezcla tradicional para brownies Duncan Hines, cuesta aproximadamente 8 centavos por porción; la versión sin gluten de Betty Crocker cuesta 28 centavos por porción.

Conclusión: No elimines el gluten totalmente de tu dieta, a menos que seas celíaco o tengas sensibilidad al gluten. Si estás en uno de estos dos grupos, trata de comprar alimentos sin gluten que sean frescos y no procesados. Y, cuando compres productos envasados, busca los productos sin gluten que no contengan arroz y que tengan bajo contenido agregado de azúcar, sal y calorías.

Guía rápida para una alimentación inteligente de Consumer Reports

“Los programas de alimentación que glorifican o denigran a un grupo de alimentos en particular no resultan saludables a largo plazo”, dice la dietista Maxine Siegel. “Debes incluir alimentos muy variados (cereales, diferentes frutas y vegetales frescos y proteínas magras) para asegurarte que estás ingiriendo todos los nutrientes que necesitas”. Para tener un estilo de vida saludable:

Cuenta las calorías: Según los Institutos Nacionales de Salud, una mujer adulta moderadamente activa necesita alrededor de 1,800 calorías diarias; un hombre adulto, entre 2,200 y 2,400. Si eres una persona sedentaria, resta 200 a tu ración diaria y, si eres sumamente activo, agrega hasta 400.
Ingiere proteínas magras: En promedio, las mujeres necesitan alrededor de 46 gramos diarios; los hombres, 56 gramos. Ingiere carnes magras, como pescados (29 g en 4 oz de salmón cocido), aves sin piel (35 g en 4 oz de ave cocida), lácteos (20 g por vaso de yogur griego con bajo contenido de grasa) y opciones vegetarianas, tales como las mantequillas de nueces (3.5 a 4 g por cucharada).

Escoge las grasas adecuadas: No más del 30% de las calorías diarias que ingieres deberían provenir de las grasas (cada gramo de grasa tiene 9 calorías). Consume como máximo 22 gramos diarios de grasas saturadas, evita las grasas trans (que se encuentran en algunos alimentos procesados, como galletas dulces o saladas), y concéntrate en las grasas que son buenas para ti. La mitad de un aguacate tiene alrededor de 15 gramos; todas, excepto 2, son grasas saludables. Media taza de almendras fileteadas contiene 22.5 gramos de grasas; 20 son insaturadas.

Elige los carbohidratos complejos: Las mujeres deberían consumir de 202 a 293 gramos diarios; los hombres, de 259 a 374. En vez de obtenerlos de carbohidratos refinados, como los azúcares agregados y los provenientes de las harinas blancas, es preferible consumir carbohidratos complejos; son nutritivos, producen sensación de llenura y están repletos de fibras (las mujeres de más de 50 años deben ingerir 21 gramos de fibra por día; los hombres, 30 gramos).

Los alimentos con alto contenido de carbohidratos complejos son las frutas y verduras, los legumbres como los garbanzos (media taza contiene 23 gramos de carbohidratos y 6 gramos de fibra) y los productos elaborados con cereales integrales, tales como el pan integral (14 gramos de carbohidratos y 1.9 gramos de fibra por rebanada). El programa ChooseMyPlate del gobierno sugiere que al menos la mitad de los cereales que consumimos sean integrales.

Ensaladas que ayudarán a protegerse del sol este verano

EROSKI Consumer/20 minutos

  • El b-caroteno y el licopeno, colorantes de zanahoria y tomate, protegen la piel contra las quemaduras solares.
  • Frutas, hortalizas, la yema del huevo, aceites vegetales, cereales o el maíz contienen elementos fotoprotectores.
  • No quiere decir que sustituyan a las cremas protectoras, que habrá que usar igualmente.
  • Se aconseja comenzar con una dieta rica en antioxidantes al menos un mes antes de la exposición al sol.
  • Ensaladas: cómo evitar que listeria, E. coli o Salmonella te amarguen la comida.

foto GtresYa está aquí el verano, las altas temperaturas y el sol. Factores, los últimos, que obligan a poner especial cuidado en nuestra piel. Una buena dieta ayuda, con ingredientes ricos en antioxidantes, aumentará la defensa cutánea contra la radiación UV y contribuirá al cuidado de la buena apariencia de la piel, tal y como aconsejan desde Consumer.

En los tejidos expuestos al sol y al aire (como la piel de los brazos, las piernas y la cara sobre todo), la luz del sol induce procesos de oxidación y envejecimiento. Por eso es preciso aportar, con la alimentación, compuestos antioxidantes como refuerzo a los sistemas de protección endógenos, es decir, los propios del organismo. Los carotenoides, pigmentos colorantes dispersos en multitud de vegetales (principalmente en frutas y hortalizas), presentan actividad antioxidante específica a nivel celular.

El b-caroteno y el licopeno, los respectivos colorantes de zanahorias y tomates, se encuentran entre los compuestos más destacados de este grupo y son los predominantes en la sangre y en los tejidos humanos. Ambos compuestos modulan propiedades de la piel cuando se ingieren como parte de los alimentos o como complementos dietéticos. Hay evidencia de que protegen la piel contra las quemaduras solares (eritema solar) mediante el aumento de la defensa contra el daño de la luz UV, aunque su eficacia fotoprotectora no es comparable con el uso de un protector solar.

No obstante, los vegetales comprenden una mezcla compleja de componentes, de manera que en conjunto ejercen un efecto sinérgico a la reconocida actividad antioxidante y fotoprotectora observada en los carotenoides. Como ejemplo; las moléculas como el fitoeno y fitoflueno son precursores de los carotenoides mayores (beta-caroteno o licopeno) y se producen en diversas frutas y hortalizas. Su espectro de absorción cubre el rango UVB y UVA, de manera respectiva, lo que podría contribuir a los efectos fotoprotectores de alimentos ricos en carotenoides.

Junto a ellas están la luteína y xeaxantina, abundantes en la yema de huevo y en el maíz, que han mostrado su rol protector en enfermedades oculares por su capacidad de absorber el espectro de luz dañina para el ojo. También se discute el potencial fotoprotector de la vitamina E, muy abundante en el germen de trigo u otros cereales y frutos secos (pipas de girasol, avellanas y almendras), alimentos fáciles de añadir a las ensaladas. Los aceites vegetales (de girasol, de maíz, de oliva virgen extra) también son fuente concentrada de dicha vitamina.

Ejemplos de ensaladas

  • Ensaladas ricas en b-caroteno. Para asegurarse de la presencia de b-carotenos, no pueden faltar las zanahorias, las espinacas y frutas de color naranja como la mandarina, la naranja y la papaya.
  • Ensaladas ricas en licopeno. Además del tomate bien maduro (es más rico en licopeno), otros alimentos interesantes son la sandía, las fresas, el pomelo de pulpa rojiza y la granada.

Todas estas ensaladas deberían acompañarse de un alimento energético para que la receta sirva de plato único. La pasta (macarrones, espaguetis, espirales…), el arroz integral, el cuscús o diversas legumbres son el complemento idóneo.

La renovación fisiológica de la piel requiere su tiempo, por lo que se precisan varias semanas para conseguir los efectos protectores derivados de la ingesta de carotenoides. Por esta razón, se aconseja planificar menús ricos en antioxidantes al menos un mes antes de la exposición más prolongada al sol, un mes antes del verano.

Un estudio firmado por investigadores de la Heinrich-Heine-Universität en Düsseldorf (Alemania) advierte que la fotoprotección a través de los componentes de la dieta tales como b-caroteno o licopeno es mucho más baja que la que se consigue mediante el uso de filtros solares de uso tópico. Sin embargo, aseguran que el aporte dietético óptimo de micronutrientes antioxidantes aumenta la defensa cutánea contra la radiación UV, compatible con la protección a largo plazo. Además, contribuye al mantenimiento de la salud de la piel y de su apariencia, más hidratada, tersa y brillante.

Los hombres españoles, entre los más obesos de Europa

Los hombres en España entre los que más problemas de obesidad presentan en la UE. Según la oficina europea de estadísticas (Eurostad) que los coloca al séptimo lugar entre los países comunitarios, por detrás de Malta, Reino Unido, Hungría, República Checa, Grecia y Polonia. Mientras, las mujeres españolas se colocan entre los que menos problemas de obesidad tienen de la Unión Europea.

Según Rubén Bravo, Supervisor del departamento de Nutrición y Endocrinología del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), este hecho tiene una sencilla explicación: a la hora de detectar el problema, el 80% de las mujeres españolas acuden a las consultas de los especialistas. Los hombres, a diferencia, son más «ariscos» a las visitas y tienden más a «mimar la barriga de la felicidad», donde se acumula la peligrosa grasa visceral, uno de los principales factores de riesgo cardiovascular.  

Las cantidades son el otro gran problema en este sentido, ya que en España se come tres veces más que en el resto de Europa. La calidad de los alimentos también deja mucho por pedir, ya que en situación de crisis económica muchas veces se prefieren los productos de menor precio, como los aceites vegetales, los zumos naturales azucarados, los carbohidratos que no son integrales, etc., que al final del día todo suma calorías…

Para escuchar la entrevista completa, emitida en Salud en forma de CADENA COPE, pulsa play.