Especialistas en nutrición y amas de casa se unen en la iniciativa “Compra sano Low Cost”

Carne, pescado, lácteos, fruta y verdura fresca son entre los alimentos que no deben faltar en la mesa, recuerdan los expertos del Instituto Médico Europeo de la Obesidad y sugieren cómo reducir el coste del carrito, sin mermar la salud

  • La crisis dispara la obesidad a nivel mundial, ya que empuja a los consumidores a buscar productos más baratos, y, en consecuencia, menos nutritivos, según el informe Generación XXL[1]
  • En España, el 53,7 % de los adultos y el 27,8% de los niños (de 2 a 17 años) tiene sobrepeso u obesidad, según la última Encuesta Nacional de Salud de España[2].
  • La tasa de paro en España alcanzó el 27,16% en el primer trimestre de 2013[3].
  • Carnes, frutas, productos lácteos, quesos, huevos, pan y cereales son entre los alimentos más afectados por la subida de precio debido al aumento anual del IPC[4]. Un grupo de amas de casa junto con el IMEO crean la iniciativa Compra Sana Low Cost

De cara al Día Europeo de la Obesidad que la UE celebra el próximo sábado18 de mayo[5], el Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) hace pública la iniciativa “COMPRA SANO LOW COST”, un trabajo realizado con la ayuda de un grupo de amas de casa que se centra en el ahorro responsable en la cesta de compra. Qué alimentos comprar, dónde, cuándo, en qué cantidades, bajo qué criterio y en qué circunstancias son algunas de las preguntas que se han puesto a debate en un foro de ayuda para personas con problemas de obesidad (www.bandeados.es). «Es inevitable que en una situación de crisis económica nos mostremos más susceptibles al precio, nos fijamos más en lo que cuesta un producto, y a menudo apostamos por el formato «pack familiar», «segunda unidad a mitad del precio» o los cupones con descuento promocionales, olvidando que el precio no es lo único que importa cuando se trata de comer bien», indica Rubén Bravo, portavoz del IMEO y moderador del debate. Los cambios desfavorables en nuestro inmediato entorno–más obesidad, pobreza y sedentarismo y menos recursos para deporte, ocio y tratamientos médicos– requieren nuevas políticas en defensa del consumidor y más control sobre aquellos alimentos poco saludables que originan obesidad. Es un reto inminente que las administraciones gubernamentales europeas y las compañías del sector de la alimentación deben resolver. Porque las estadísticas son concluyentes: uno de cada dos personas en nuestro país sufre problemas de obesidad o sobrepeso; más de una cuarta parte de la población encuentra dificultades para llegar a fin del mes; incrementa el sedentarismo entre las personas desocupadas; y, a la vista de los recortes sanitarios y el cese del crédito bancario, se hace más difícil acceder a un tratamiento médico especializado.

Se consume menos carne, verdura y frutas frescas

En Europa la crisis ha empujado a los consumidores a buscar productos más baratos, y, en consecuencia, menos nutritivos. Según testifica el informe Generación XXL de IPSOS, en el Reino Unido las ventas de carne de cordero, vegetales frescos y fruta han bajado de forma considerable, mientras que productos envasados como las galletas o la pizza han crecido en los últimos 5 años. Actualmente Gran Bretaña está a la cabeza de Europa en cuanto a obesidad: el 23% de los ingleses son obesos y el 61% tiene sobrepeso. España se sitúa muy cerca de estos datos, con un 53,7% de la población afectada por el lastre del exceso de peso.

El creciente número de parados en nuestro país impulsa a muchas familias a recortar del presupuesto destinado a la comida, basando su dieta en productos baratos y básicos. «En muchos casos se trata de pizzas, zumos envasados y refrescos con altos niveles de azúcar, bollería industrial y precocinados de poco precio, pero escasa calidad e índices calóricos muy elevados, lo que puede repercutir en un incremento de los casos de obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares», señala el experto. Además, la presencia de sobrepeso y obesidad en una persona no significa que es exenta a carencias nutricionales. La deficiencia de hierro, calcio, zinc y vitaminas en combinación con una grasa predominante visceral (en la zona del abdomen) favorece los males de corazón e hígado graso. La insuficiencia de vitamina D, por ejemplo, en combinación con obesidad, eleva el riesgo de estrés oxidativo, lo que favorece el desarrollo de células anormales que en algunos casos pueden derivar en cáncer.

   La reciente subida del IVA a nivel general también afecta de forma indirecta la cesta de compra, ya que, después de hacer frente a los diferentes gastos del hogar, se dispone de menos dinero para «ir al super». Algunos productos de primera necesidad, como carnes, frutas, lácteos, quesos, huevos, pan y cereales han visto incrementado su precio por el aumento anual del IPC.«Nos ha sorprendido gratamente, en este sentido, la conciencia ahorradora que mostraba un grupo de amas de casa en un foro de personas con obesidad, buscando ayuda nutricional. Por esta razón hemos decidido apoyar su iniciativa y llevarla más allá de esta web, porque sabemos que, aún con escasos recursos, se puede hacer la cesta de compra de manera responsable y esto es beneficioso tanto para el bolsillo, como para la salud», explica el portavoz del IMEO y asegura que en breve “ésta iniciativa estará disponible en nuestra web para que de ella se puedan beneficiar el mayor número de amas de casa en nuestro país”.

El IMEO impulsa la iniciativa Compra sano Low cost para reducir las incidencias de obesidadCompra Sano «Low cost»
Lista de consejos elaborada por amas de casa y supervisada por expertos en nutrición del IMEO

1. Buscar un supermercado económico cerca de casa hace que podamos prescindir del coche y ahorrar en gasolina. Además, es bueno para el medioambiente.

2. Llevar siempre la lista de compra hace que nos centremos en lo que necesitamos. Nos lo agradecerá el bolsillo y también la salud.

3. Ir sin hambre hace que se nos antojen menos cosas y ayuda a resistir a la compra compulsiva. Cuando el apetito manda, solemos decantarnos por comida rápida de preparar, como pizzas, bollos, bebidas azucaradas o alimentos precocinados de poco precio pero escasa calidad e índices calóricos muy elevados.

4. Ir sin prisa es primordial para poder procesar mejor la información del etiquetado –cantidad, precio, marca, fecha de caducidad, contenido y valor nutricional, calorías, grasas, etc.– y escoger el producto más indicado para nuestras necesidades.

5.Planificar la compra para los menús de la semana para no tirar las sobras. Si la unidad familiar se compone por una o dos personas, no necesitamos grandes cantidades. Podemos dar un buen uso de las monodosis y comprar packs de tres o cuatro lonchas de embutido o postres unitarios. Las tostadas integrales duran mucho más que una barra de pan y, además, nos permite controlar las cantidades.

6. Comprar la verdura y la fruta a última hora de la tarde. En algunos mercados o supermercados suelen hacer muy buenas ofertas a éstas horas para no tirar el sobrante y lo podemos aprovechar.

7. Comprar los yogures de medio litro en lugar de en raciones individuales. Este envase sale más económico, siempre y cuando no lo comamos de una sola vez.

8. Comprar los no perecederos –leche, aceite, latas de pescado, botes de verdura, galletas…– en gran cantidad cuando hay buenas ofertas.

9. Comprar los productos frescos por unidad. Si necesitamos dos manzanas o dos filetes, ¿porque llevarnos un kilo o más? A fin y al cabo comprar un producto fresco tiene sentido sólo cuando se consume al poco tiempo.

10. A veces el formato ahorro «50% mas», o familiar no es más barato que los envases más pequeños.
11. Ojo con las cosas de 1 euro. Muy probable el kilo sale a 10 euros, que no es nada barato. El mismo truco utilizan y para «abaratar visualmente» los productos de panadería, con precio de 100 gramos.

12. Las legumbres engordan menos que los hidratos y cuestan más o menos lo mismo. La regla de oro que debemos utilizar, si no se quiere engordar, es más lentejas y menos arroz.

13. El pescado es caro, pero necesario porque es fuente de Omega 3 y previene de enfermedades del corazón. Los nutricionistas recomiendan comer pescado 2 o 3 veces a la semana. Si no se quiere gastar en jurel, salmón, arenque, bacalao y mariscos, se puede optar por pescados asequibles como la panga o el atún enlatado.

14. Cuidado con el envase antes de pesar el producto. Estos papeles tan gruesos de estraza pesan unos 20 o 30 gramos, y según lo que uno compra, le puedan cobrar el papel o el envase de plástico a precio de embutido, carne o pescado.

15. Llevar siempre la bolsa de la compra. Es quizás el ahorro menos significante, ya que se ahorran sólo unos céntimos, pero la sensación de que cuidas el planeta no tiene precio.


[1] Elaborado por IPSOS, compañía líder de investigación de mercado a nivel mundial (Octubre, 2012).

[2] Encuesta Nacional de Salud de España, publicada por el Instituto Nacional de Estadística en marzo 2013, de periodicidad quinquenal. Datos correspondientes a 26.502 entrevistas realizadas hasta el junio de 2012.

[3] Según la Encuesta de la Población Activa del INE del primer trimestre del 2013.

[4] El Índice de Precio de Consumo cerró el año 2012 con una subida del 2,9%, según datos del INE.

[5] El Día Europeo de Obesidad se celebra el tercer sábado de cada mes de mayo desde el año 2010 cuando fue instaurado oficialmente en la sede del Parlamento Europeo de Estrasburgo.

El Día Europeo de la Obesidad 2012 en Onda Madrid

En esta edición del programa Salud al día de Radio Onda Madrid y de cara al Día Europeo de la Obesidad 2012, el tema principal es la tolerancia hacia la obesidad.  Rubén Bravo, especialista en nutrición y portavoz del Instituto Médico Europeo de la Obesidad comenta los resultados de una peculiar encuesta, llevada a cabo por el centro en Madrid con el´fín de medir el grado de tolerancia que hombres y mujeres muestran hacia la enfermedad y los problemas en los que amenudo deriva: exclusión social, incompresión, soledad, discriminación laboral o problemas sentimentales.

Para escuchar el programa pulsa play.

¿Hasta qué punto toleras la obesidad?

Una encuesta realizada por el Instituto Médico Europeo de la Obesidad detecta que las mujeres toleran menos los kilos de más en un contexto social, laboral o de salud 

 Las mujeres con una complexión física buena se muestran más reacias a la hora de considerar una pareja con exceso de peso. 

  • Una de cada tres mujeres con peso ideal o sobrepeso, relaciona la obesidad con la estética o como una falta de la misma.
  • A la hora de la inserción laboral, se sienten más discriminadas las mujeres por su aspecto físico que los hombres. 

De cara al Día Europeo de la Obesidad[1] que la UE celebra el próximo 19 de mayo, el Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) ha realizado un estudio de la opinión pública en Madrid con el que pretende medir el grado de tolerancia de ambos sexos hacia la enfermedad y los problemas en los que a menudo puede derivar: exclusión social, soledad, incomprensión o discriminación en el trabajo. Las ocho preguntas que forman el contenido de la encuesta se centran en el ámbito social, laboral y de salud. Las 380 personas que fueron entrevistadas, de ellas 216 mujeres y 164 hombres, pudieron dar como única posible respuesta  «Si» o «No» para reforzar así el contraste de opiniones. En función de la condición física y el Índice de Masa Corporal mostrado, los participantes formaron tres principales grupos: individuos con normopeso (presentan un 52% del número total), sobrepeso (un 37%) y obesidad (un 11% del número total estudiado).

Tras analizar los resultados, que mediante la presente el IMEO hace públicos, se ha llegado a varias conclusiones, algunas bastante sorprendentes. Todos los encuestados afirman de forma unánime que entablarían amistad con una persona obesa, pero cuando se trata de algún compromiso como el matrimonio, las cosas cambian. El 67% de las mujeres -todas en su peso ideal o con un  sobrepeso remediable-, se niegan a considerar los candidatos obesos. «Este hecho no nos debe extrañar tanto, sabiendo que las españolas se colocan entre las mujeres que más se cuidan y menos obesidad tienen en la Unión Europea», señala Rubén Bravo, portavoz de la entidad. Los hombres españoles, sin embargo, tienden más a “mimar la barriga de la felicidad” y son entre los que más problemas de obesidad presentan en la UE[2]. A lo mejor por esta razón, el 83% de los representantes del sexo masculino encuestados indica que no les importaría casarse con una mujer «rellenita», si se dan las demás circunstancias. Las que sí, lo tienen claro, son las representantes del sexo femenino con un grado de obesidad importante. Todas ellas, en el 100% de los casos, afirman que aceptarán de marido un hombre que igual que ellas tiene obesidad.

Según las respuestas que se refieren a la salud, un 84% de las mujeres encuestadas (182 de un total de 216) ha indicado que no tolera los kilos de más. Curiosamente en este colectivo femenino se da el hecho que a la medida que aumenta el peso, aumenta la intolerancia al sobrepeso. De modo que a la pregunta «¿Toleras los kilos de más?» han contestado con NO un 76% de las mujeres con normopeso, un 94% de las que tienen un índice de sobrepeso determinado y el 96% de las mujeres con problemas de obesidad.    

A diferencia, un 78% de los hombres encuestados (128 de un total de 164), contesta afirmativamente la pregunta. La gran mayoría de este colectivo está en su peso ideal o tiene un índice de sobrepeso considerado aceptable. En cuanto a los hombres con obesidad y pese a que se trata de un problema de salud ya existente y arraigado, la inmensa mayoría, un 71% de ellos indica que NO tolera los kilos de más, coincidiendo así con sus homólogas.

“Profundizando en los resultados, nos damos cuenta que cuanto más aumenta el exceso de peso, la intolerancia hacia los propios kilos y los kilos de los demás también aumenta, sobre todo en las mujeres, existiendo autocrítica profunda y disconformidad», destaca Bravo y añade que estos datos nos revelan «el alto grado de sufrimiento que padecen los enfermos de obesidad”.

Hablando de salud, la encuesta demuestra que todos los entrevistados son conscientes de los riesgos que conlleva la obesidad. El 99% de las mujeres y el 93% de los hombres indica que no esperaría tener problemas más graves de salud para tomar medidas contra los kilos de más. Sin embargo, un porcentaje diminuto pero significante, por situarse en un estado avanzado de obesidad o muy próximo, formado por el 1% de las mujeres y el 7% de los hombres encuestados, confiesan que se han visto obligados a tomar medidas después de tener un susto que ha puesto en peligro su salud.

En lo referente a la parte estética, las opiniones difieren. El 79% de los hombres no creen que la obesidad es una cuestión de estética, aunque el 41% de las mujeres lo sitúan más como un problema de estética que de salud. Una de cada tres mujeres con una complexión física que se puede considerar buena relaciona la obesidad con la estética o como una falta de la misma.

«Las mujeres que están acostumbradas a cuidarse en su día a día se muestran poco comprensibles hacia las mujeres con obesidad, porque ya dan por hecho que se trata de una falta de voluntad y dejadez», comenta sus observaciones Bravo. En muchas ocasiones se olvida que se trata de una enfermedad crónica que repercute en la salud y necesita de una atención especial médica. 

A la hora de la inserción laboral, se sienten más discriminadas las mujeres por su aspecto físico que los hombres. Según los resultados de la encuesta, el 100% de las representantes del sexo femenino que presentan problemas de obesidad indican haber experimentado este tipo de rechazo social en el ámbito del trabajo, frente tan sólo un 36% de los representantes del sexo masculino.

En este sentido, el 76% de las mujeres con normopeso o sobrepeso remediable consideran que una persona con obesidad NO es la más adecuada para ocupar puestos de trabajo que implican dar cara al público. En cambio, el 86% de los hombres no tiene inconveniente.

No obstante, el 97% de las mujeres encuestadas afirma que no dudaría en contratar a una persona obesa en igualdad de condiciones, mientras que el 62% de los hombres preferiría no hacerlo.                    


[1] El Día Europeo de Obesidad (DEO) se celebra el tercer sábado de cada mes de mayo desde el año 2010 cuando fue instaurado oficialmente en la sede del Parlamento Europeo de Estrasburgo.

[2] Según la oficina europea de estadísticas (Eurostad) que los coloca al séptimo lugar entre los países comunitarios, por detrás de Malta, Reino Unido, Hungría, República Checa, Grecia y Polonia.