Encuesta Europea de Salud 2020, datos ofrecidos por la Secretaría General de Salud Digital, Información e Innovación del SNS, Subdirección General de Información Sanitaria de España
Las valoraciones de las implicaciones del sobrepeso y la obesidad sobre la salud han concluido que ésta es un factor de riesgo para un amplio número de enfermedades y problemas de salud, incluyendo hipertensión, hipercolesterolemia, diabetes del adulto, enfermedades coronarias, ciertos tipos de cáncer y otras enfermedades crónicas.
La prevalencia de obesidad en adultos es de 16,01% en 2020, manteniéndose los elevados niveles alcanzados en 2009 (16,00%), 2011 (17,03%), 2014 (16,91%) y 2017 (17,43%), en la línea ascendente de los últimos 25 años (ENSE 1987-2020), algo más marcada en hombres que en mujeres.
Desde 1987, la obesidad en mujeres ha pasado de un 7,90% a un 15,54% en 2020. En hombres el ascenso ha sido mayor, pasando de un 6,90% en 1987 a un 16,50% en 2020. Respecto a 2017, se ha producido un descenso de 1pp en mujeres y 2pp en hombres.
En cuanto al sobrepeso (sin obesidad), la prevalencia se mantiene desde el 32,30% en 1987 al 37,60% en 2020. Las diferencias por sexo son muy marcadas en el caso del sobrepeso (44,90% en hombres y 30,56% en mujeres). En 2020, la prevalencia conjunta de obesidad y sobrepeso de la población adulta es de 53,60% (61,40% de los hombres y 46,10% de las mujeres).
En lo que se refiere a la población menor de edad (de 15 a 17 años), un 20,7 por ciento se encontraba por encima del peso considerado como normal.
En el caso de los menores (de 15 a 17 años) la obesidad afectó al 2,9 por ciento y el sobrepeso al 17,8 por ciento. En sentido contrario, el 2,1 por ciento de la población mayor de edad tenía peso insuficiente.
La ENSE y la EES recogen información del peso y la talla declarados por el individuo. Con esta información se calcula el Índice de Masa Corporal (IMC). IMC = peso declarado (en kg) / talla declarada (en metros al cuadrado m2 ). En adultos de 18 y más años, a partir de este índice, se define: -peso insuficiente (IMC < 18,5 kg/m2 ) -normopeso (18,5 kg/m2 > IMC < 25 kg/m2 ) -sobrepeso (25 kg/m2 > IMC < 30 kg/m2 ) -obesidad (IMC > 30 kg/m2 ).
El estilo de vida de los dirigentes políticos, su dieta, preferencias culinarias o práctica deportiva demuestran un impacto económico y social. Esta parte más cercana y humana de su imagen que trasciende a la opinión pública a través de fotografías, entrevistas, reportajes televisivos o biografías es capaz de marcar tendencias en cuanto a las políticas económicas relacionadas con el consumo y la alimentación, los niveles de sobrepeso y obesidad, los cambios en el patrón de la dieta o, incluso, en la percepción de la esperanza de vida de la población.
Foto: EFE / Ballesteros
Por esta razón los expertos del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) han decidido contrastar el ejemplo que dan con su estilo de vida y alimentación algunos de los mandatarios más relevantes en la actualidad: Trump, Putin, Merkel y Sánchez.
La dieta de Pedro Sánchez
El presidente de España, país con 27,1% de obesidad y un 33,4% de inactividad física en la población, se encuentra en muy buena forma a sus 48 años, dado su vínculo con el baloncesto en el pasado y el esfuerzo de mantener dentro de su agenda una rutina deportiva tres veces a la semana, alternando ‘running’, bicicleta o pesas en el gimnasio.
Por suerte, el estrés no afecta la conducta alimentaria de este mandatario, ni altera su sensación de hambre y ansiedad, según explicaba en una entrevista con El Confidencial. “El hecho de limitar los cafés a dos al día, insistir en la alimentación poco procesada y no perdonar su deporte al menos 3 veces por semana, supone una ventaja a la hora de conciliar el sueño y favorecer un descanso nocturno de calidad”, añade Rubén Bravo, dietista experto en nutrición y portavoz del IMEO.
En cuanto a la alimentación, Pedro Sánchez sigue una dieta mediterránea equilibrada, abundante en verduras, ensaladas, carne y pescado a la plancha. Realiza las tres comidas clásicas controlando las cantidades, sin saltarse la cena. Desayuna bien para cargar las pilas de energía y entre horas toma frutas. Limita las legumbres y los guisos más contundentes para evitar digestiones pesadas; reservala paella y el cocido para los fines de semana. Le gustan las cocinas japonesa y coreana, y platos como sushi, sashimi, yakisoba o nigiri, preferiblemente de toque picante. Toma mucha agua y, para brindar, cava o vino tinto.
Es defensor de la comida sana de calidad y cercanía. Uno de los retos para su legislatura es reducir el impacto de la comida basura
Por todo ello, no es de extrañar que el mandatario español sea defensor declarado de la comida sana de calidad y cercanía. De hecho, uno de los retos para su legislatura es reducir el impacto de la comida basura sobre la población con exigencias de etiquetado claro y advertencia de que subirá los impuestos de los alimentos insanos, refiriéndose a los ultraprocesados y aquellos con exceso de grasas y azúcares.
La dieta de Vladimir Putin
El presidente de la Federación Rusa, país con 25,7% de obesidad y 11,1% de inactividad física poblacional, según datos de la OMS, se mantiene en una forma envidiable a sus 67 años, gracias a la práctica de ejercicio físico intenso y su bien cuidada alimentación.
Siempre que se lo permite su agenda, Vladimir Putin empieza el día con natación, un momento que utiliza para reflexionar. Después, realiza un entrenamiento de fuerza y resistencia en su gimnasio. Desayuna después de entrenar, normalmente huevos, en tortilla o crudos de codorniz, frutas y frutos secos, porridge de trigo sarraceno con mijo y miel originaria de Altai.
De sus preferencias culinarias destacan la sopa tradicional rusa uja de salmón o bacalao, la carne de res con arroz, el cordero asado, las brochetas en marinada, el pescado y el caviar rojo. Evita los productos ultraprocesados y el alcohol; si tiene que brindar, opta por vino o cerveza. Toma café turco, té verde e infusiones herbales; su cóctel favorito es a base de remolacha y rábano picante. De postre le gustan los pasteles, los panqueques con fresas y el helado de pistacho. Consume lácteos de proximidad y kéfir a modo de cena ligera.
Evita los productos ultraprocesados y el alcohol; si tiene que brindar, opta por vino o cerveza. Toma café turco, té verde e infusiones herbales
Dado su pasado de agente operativo de los servicios secretos, Putin domina varios artes marciales: es cinturón negro octavo dan en judo y kárate, y noveno en taekwondo. De los deportes de invierno practica el esquí y el hockey.
La alimentación y el estilo de vida del presidente ruso son óptimos para su edad y condición física, según la experta en nutrición y dietética del IMEO, Andrea Marqués. Su dieta es variada, saludable y equilibrada. Realiza un desayuno completo en el que encontramos proteína de alto valor biológico en forma de huevos, frutas frescas y de temporada como fuente de vitaminas y minerales y frutos secos para completar con grasas insaturadas de calidad. El cereal lo aporta en forma de trigo sarraceno, que se caracteriza por ser un cereal libre de gluten y con bajo índice glucémico, ya que contiene hidratos de carbono de absorción lenta. La miel a la que recurre para endulzar sus platos tiene una composición nutricional privilegia, rica en vitaminas y minerales y con propiedades antibacterianas y antifúngicas; aun así, debe consumirse con moderación, ya que contiene azúcares sencillos.
Los platos principales de la dieta de Putin son correctos, ya que prioriza carnes magras y pescados blancos y azules, ricos en omega 3. Las formas de cocinado también son saludables, destacando los asados y los marinados.
“Quizás, tiene cierta debilidad por los dulces, pero teniendo en cuenta su modo de vida saludable y activo, podemos dar por hecho que los consume con la suficiente moderación”, explica la nutricionista.
Otros puntos a su favor son que no consume alcoholes destilados, evitando así la ingesta de calorías vacías; toma infusiones variadas que ayudan para una correcta hidratación; antes de acostarse bebe kéfir, este lácteo fermentado rico en triptófano y probióticos favorece el cuidado de la flora intestinal y el descanso nocturno.
En cuanto a la política alimentaria, Putin impuso un embargo a las importaciones de EE.UU. y EU en 2014 como una medida económica proteccionista que favorece el consumo de productos de cercanía y proximidad, sometidos a un control sanitario propio, con la creación de una lista negra de productos agroalimentarios que a fecha de hoy mantiene el veto comercial a frutas y verduras, carnes, pescados y lácteos.
La dieta de Donald Trump
Es el más transparente de los mandatarios y el único que, sin estar obligado, publica los resultados de su examen médico anual. Según el informe del año pasado, el presidente de EE.UU se encuentra en “muy buena salud” a sus 73 años, a pesar de su problema de colesterol y su IMC de 30,4 correspondiente a obesidad leve.
La alimentación promovida por Donald Trump causa bastante polémica, puesto que es el máximo defensor de la comida rápida e hipercalórica que, junto con otros factores, tantos problemas de salud están ocasionando a los estadounidenses: altos niveles de obesidad e inactividad física (37,3% y 35%, respectivamente), enfermedades coronarias y respiratorias, cáncer, diabetes y problemas renales, entre otros. Últimamente, el mandatario ha sido duramente criticado por incentivar el consumo de comida basura, incluida la pizza, en los colegios y por reducir las raciones de frutas y verduras en los comedores estudiantiles, catalogando la pasta de harina vegetal como verdura.
¿Qué sabemos de las preferencias culinarias del presidente Trump? Según información aireada por ‘The Washington Post‘ y reflejada en un libro escrito por dos de sus ex asesores, su alimentación se basa en hamburguesas y sándwiches de huevo con extra de queso y tocino, salsas industriales, alitas de pollo con patatas fritas, pizza, refrescos y productos de bollería. A todo esto, debemos sumar la ausencia de actividad física del presidente que ha renunciado al béisbol y fútbol que practicaba de joven, llegando a la conclusión que el deporte, excepto el golf, es una pérdida de tiempo que no hace nada más que agotar, según ‘CNN’.
Su alimentación se basa en hamburguesas y sándwiches de huevo con extra de queso y beicon
“Un gran porcentaje de las calorías que consume el presidente estadounidense son calorías vacías, es decir, no aportan ningún nutriente de utilidad para el que las consume”, señala Carmen Escalada, nutricionista clínica del IMEO. El consumo diario de este tipo de alimentos (bacón, fritos variados, quesos grasos y galletas) aportaría un exceso de grasas saturadas y colesterol y elevaría el riesgo de hipercolesterolemia o problemas cardiovasculares. Además de favorecer el sobrepeso y la obesidad, ayuda al desarrollo de otras patologías “silenciosas” como la diabetes, una de las principales causas de muerte en América del Norte que tarda en mostrar síntomas visibles.
El hecho de que Trump no bebe alcohol es un punto a favor para su salud global. Sin embargo, consume hasta 12 latas de cola light con cafeína al día y algún batido de chocolate. “La ingesta tan elevada de este tipo de bebidas nos aparta de beber agua, que es lo que realmente necesita nuestro organismo para funcionar adecuadamente, y puede llevar a generar problemas para conciliar el sueño, digestivos o de descalcificación ósea”, añade Escalada. Por tanto, desaconseja tomar la dieta de Trump como referencia y, mucho menos, establecerla como base alimenticia de los escolares.
La dieta de Ángela Merkel
La canciller alemana Ángela Merkel, de 65 años de edad, declarada por la revista ‘Forbes‘ por noveno año consecutivo la mujer más poderosa del mundo, es muy recelosa de su vida privada, incluyendo cuestiones como la salud o la alimentación.
No obstante, si nos fijamos en su aspecto físico, podemos notar cierto aumento de peso que ha experimentado desde el 2014, cuando tras una factura ósea se sometió a una dieta rica en frutas y verduras, vitaminas y minerales antioxidantes, logró deshacerse de las muletas y también de diez kilos de peso en tan sólo cuatro meses. “Todo un mérito, puesto que Merkel está en una edad en la que en la mujer disminuye la capacidad de reacción a los alimentos para crear masa muscular, que es imprescindible para quemar grasa, mientras que los hombres de la misma edad pueden almacenar con facilidad las proteínas en el músculo”, explica Andrea Marqués, nutricionista y dietista del IMEO. Esto tiene que ver con las alteraciones hormonales asociadas a la menopausia y, especialmente, con la bajada de estrógenos que provocan muchos cambios en el cuerpo de la mujer tanto en su masa grasa como en la masa ósea y muscular. “Por lo tanto, sería conveniente cuidar la alimentación, en especial a la ingesta de calcio y vitamina D”, especifica la nutricionista.
Alemania introducirá a partir de este mes de abril la etiqueta de calidad del llamado semáforo de la alimentación sana
Respecto al estilo de vida de Ángela Merkel, por muy ajetreado políticamente que sea, parece más tendente al sedentarismo en lo cotidiano. Le gusta practicar el esquí de fondo y el senderismo de forma ocasional, pero no se le conoce una rutina de ejercicio físico semanal.
Durante sus reuniones suelen servir dulces y tentempiés salados, como bocadillos o sándwiches. Es fiel a la cocina tradicional alemana y le gusta cocinar, porque le ayuda relajarse. Le desagradan las guarniciones pitiminí, prefiere las salchichas con salsa y la patata en forma de puré, la fondue de queso y la cerveza, por lo que “el exceso de calorías de su dieta está garantizado y, aunque hablemos de productos de proximidad y de calidad, no quita que supongan un exceso de grasas saturadas y calorías y puedan resultar perjudiciales para su salud”, explica Andrea Marqués, nutricionista y dietista del IMEO.
Prefiere la cena ligera, a base de verduras, y procura dormir las horas necesarias, algo que no sólo favorece su metabolismo, sino también propicia el sueño reparador nocturno. Los fines de semana los aprovecha para pasear al aire libre para desconectar.
Cabe recordar que Alemania, con 25,7% de obesidad y 23,4% de inactividad física, introducirá a partir de este mes de abril la etiqueta de calidad del llamado semáforo de la alimentación sana, pero solamente de forma voluntaria por parte de aquellos proveedores que deseen sumarse a la iniciativa.
Los expertos elogian el ejemplo de Chile, un país que ha prohibido la venta de las bebidas azucaradas en colegios y ha adoptado un sistema de etiquetas que advierte a las familias sobre los peligros de la comida basura
Una persona sirve una bebida azucarada / João André O. Dias (Flickr)
Los controles más estrictos del mundo a las bebidas azucaradas, puestos en marcha por Chile –un país con graves problemas de obesidad–, han logrado reducir la venta de estos productos en casi un cuarto en los últimos dos años, según ha concluido una investigación reciente.
En lugar de aplicar un impuesto a las bebidas azucaradas, como han hecho varios países, Chile ha prohibido su venta en colegios y ha adoptado un sistema de etiquetas blancas y negras que advierte y educa a las familias sobre los peligros de la comida basura y las bebidas azucaradas para la salud de los niños.
A diferencia del sistema del semáforo ideado en Reino Unido, que coloca a los alimentos una etiqueta roja si contienen azúcar, pero también una etiqueta verde si llevan fruta, el sistema de etiquetas del Ministerio de Salud chileno solo proporciona la información mala: alto contenido de azúcar, alto contenido de sal o alto contenido graso. Las bebidas azucaradas, los aperitivos poco saludables y los alimentos procesados deben llevar una etiqueta identificativa en el envase.
Las etiquetas de Chile a los alimentos. MINISTERIO DE SALUD / CHILE
La Ley de Etiquetado y Publicidad de Alimentos chilena, que entró en vigor en 2016, también limita la publicidad de estos alimentos a los niños y prohíbe su venta en las escuelas. Cuando se aprobó la legislación, Chile era el país del mundo con mayor consumo per cápita de bebidas azucaradas, y esto se traducía en altos niveles de obesidad, diabetes tipo 2 y otros problemas de salud en la población.
Una publicación en la revista académica Plos Medicine, a cargo de investigadores de la Universidad de Carolina del Norte, ha concluido que la venta de bebidas azucaradas se redujo en un 23,7% durante la primera fase de la reforma. Los mayores cambios se registraron en la venta de bebidas de fruta azucaradas y productos lácteos azucarados.
«Esta legislación es diferente porque es la primera que establece etiquetas de advertencia sobre niveles excesivos de ingredientes problemáticos, como el azúcar o el sodio, encima de la bebida o del envoltorio de los alimentos», explica Lindsey Smith Taillie, una de las autoras del informe y profesora de nutrición en el programa universitario estadounidense Gillings School.
«La ley chilena impone los límites más estrictos del mundo a la forma y los sitios en que las empresas de alimentos pueden publicitar sus productos de comida basura a los niños. La disminución en la venta de bebidas azucaradas ha sido notablemente mayor que la que observamos tras la aplicación de políticas aisladas, como el impuesto a las bebidas azucaradas, en otros países latinoamericanos», agrega.
A medida de que la nueva normativa va pasando a fases más estrictas, se va reduciendo el límite permitido de azúcar, sal y grasas en bebidas y alimentos. Al cabo de dos años, el máximo permitido de azúcar en alimentos que no lleven la etiqueta de advertencia pasará de 22,5 a 10 gramos cada 100 gramos. El nivel permitido de sal se reducirá de 800 a 400 miligramos cada 100 gramos.
«El impacto durante la primera fase ha sido muy sorprendente», afirma Barry Popkin, profesor de nutrición de Gillings School. Popkin además señala que la normativa ha cambiado el concepto que tienen las familias de una dieta saludable. «Realizamos grupos de encuestas con madres de ingresos bajos y medios y ellas nos contaban que sus hijos llegan a casa y les piden que les compren cosas que no tengan las etiquetas», explica. «Es la primera intervención que hemos visto que tiene el potencial de cambiar hábitos alimenticios. Creo que muchos países van a estudiar este ejemplo, porque el impacto ha sido muy grande».
De Chile al mundo
Algunos países ya lo están haciendo. «Lo asombroso de la legislación chilena es el impacto que ha tenido en políticas alimentarias a nivel internacional», señala Taillie. «Gracias a nuestra colaboración con activistas y diputados, sabemos que al menos una decena de países están utilizando la normativa chilena y la evaluación de resultados para desarrollar políticas similares».
«Esperamos que en un plazo de 5 a 10 años gran parte del mundo haya copiado a Chile en lo que respecta a un sistema de etiquetado más claro para alimentos y bebidas, con el objetivo de informar de qué productos son poco saludables y neutralizar el efecto del marketing», indica.
El Banco Mundial ha calificado a Chile como un país de altos ingresos, con sofisticados sistemas alimentarios en los que las tiendas minoristas tienen mucho control sobre el abastecimiento, igual que en Reino Unido y Europa. Popkin cree que el análisis que ha elaborado su equipo sobre el etiquetado de alimentos con advertencias demostrará el gran impacto de esta medida en los hábitos de consumo, a diferencia del etiquetado de tipo semáforo.
Popkin cree que pronto este impacto se traducirá en efectos en la salud pública, pero señala que las políticas apuntan a un cambio a largo plazo. «En los próximos años, veremos un impacto bastante inmediato en la incidencia de diabetes tipo 2, pero respecto de la obesidad, llevará más tiempo. Lograremos un cambio en las cifras de hipertensión arterial y diabetes pero no tan rápidamente en el sobrepeso».
Otro estudio ha demostrado que el impuesto a las bebidas azucaradas de Reino Unido parece tener éxito, según investigadores de Oxford, Cambridge y Londres, porque muchos fabricantes han reducido la cantidad de azúcar en sus productos para evitar pagar el gravamen.
El análisis, también publicado en la revista académica Plos Medicine, demostró que cuando George Osborne, exministro de Hacienda de Reino Unido, anunció los planes de implementar el impuesto, el 54% de los refrescos contenían 5 gramos o más de azúcar por cada 100 mililitros y quedaban expuestos a que se les aplicara el impuesto. El gravamen entró en vigor en abril de 2018, y en febrero de 2019 solamente el 15% de los refrescos estaban sujetos al impuesto.
El 12 de noviembre de todos los años está dedicado a informar y concienciar sobre una de las mayores lacras de la humanidad: los kilos de más. Sus efectos negativos no se limitan a lo visual, sino que ponen en riesgo la salud de todos
El almacenamiento de grasa corporal es un problema de salud mundial. Así como las terroríficas epidemias como el ébola, los esfuerzos que se llevan a cabo para ponerle freno no tienen el resultado deseado. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2014 más de 1.900 millones de adultos tenían sobrepeso y 600 millones eran, directamente, obesos. Lo peor es que esas cifras no han hecho más que aumentar, y el hecho de que hoy sea el Día Mundial de la Obesidad hace que nos encontremos en el momento perfecto para ver dónde estamos, de dónde venimos y, lo más importante, hacia dónde vamos.
Qué es la obesidad
A lo largo de los años se han dado multitud de definiciones de esta condición física. Actualmente, la más aceptada es que tanto obesidad como sobrepeso son el aumento anormal de grasa corporal que puede tener perjuicios para la salud.
Para clasificarlas, se utiliza el índice de masa corporal (IMC). Esta es una comparación estadística entre la altura de una persona y su peso. La fórmula que lo define es el peso de una persona dividido por el cuadrado de su altura en metros (kg/m²). Si bien otros factores tienen mucha relevancia individual y se ignoran con esta estadística (como la masa muscular, que es más pesada que la grasa), es una buena forma de establecer unos límites clasificatorios e informativos para la población. De hecho, como la propia Organización Mundial de la Salud aclara: «El IMC proporciona una útil referencia sobre el sobrepeso a un nivel de población total, dado que no diferencia entre sexos o edades. Dicho esto, se debe tener en cuenta que puede no corresponder al mismo nivel de ‘gordura’ para individuos diferentes«.
Según la OMS, los valores superiores a 25 se consideran sobrepeso, y aquellas personas que superen un índice mayor a 30 son considerados obesos. Por poner estos datos en perspectiva, podemos decir que un varón de 1’8 metros y 70 kilos tiene un IMC de 21,6. Si llega a los 81, alcanzará el sobrepeso; y si toca los 98, será considerado obeso.
Sus peligros
Junto con el tabaco, parece que hemos llegado todos nosotros a la conclusión de que estar obeso no es sano. La gente que la padece, según explican una grandísima cantidad de estudios científicos y confirma la OMS, tiene un riesgo mucho mayor de padecer enfermedades cardiovasculares, así como metabólicas (diabetes tipo II), problemas musculoesqueléticos como la osteoatritis y una mayor tasa de cáncer, en especial de colon, mama y endometrio.
El estado actual de la obesidad en el mundo
Tenemos que tener en cuenta que siempre ha habido cierta prevalencia de esta enfermedad entre la población general. Es más común en áreas urbanas y, según explican desde la OMS, no es raro que en un mismo edificio de un país en vías de desarrollo y del tercer mundo, convivan puerta con puerta una familia con problemas de obesidad y otra con desnutrición. En 1980 la tasa mundial de sobrepeso no superaba el 13,5%, y según datos de 2015 proporcionados por la OMS, hoy en día ha superado el 39%, más de una tercera parte de la población.
Según explican los investigadores Lindsay M. Jaacks, Stephanie Vandevijvere y el resto de su equipo de la Harvard T. H. Chan School of Public Health, de Estados Unidos y de la Universidad de Auckland en Australia, los niveles y la distribución de la prevalencia de la obesidad en un país son ejemplo de su desarrollo económico. Según los investigadores, existen 4 fases diferentes. En la primera, característica de los países del tercer mundo, la obesidad infantil es muy reducida y, en adultos, las mujeres tienen niveles mucho más altos que los hombres. La segunda fase se caracteriza por una equiparación del número de obesos de ambos sexos y un aumento sustancial de la obesidad infantil. Por último, los países desarrollados (como España) tienen más varones obesos que mujeres con esa misma condición. Ese punto de inflexión se dio en Italia en el año 2013, en Francia en 2011, en España en 2009 y en Alemania en 1993. De hecho, «se espera que Estados Unidos y Reino Unido cumplan con los pronósticos antes de 2022«, explican los investigadores.
Como se explicaba al inicio, a nivel mundial hay 1,9 millardos de personas con sobrepeso y 600 millones con obesidad. Eso es más que preocupante, en el año 2014 el 39% de los adultos del planeta tenían más kilos de los que sería normal. A su vez, también supone un gran riesgo para las nuevas generaciones, sobre todo para las de los países desarrollados, dado que en 2013, explican desde la OMS, «42 millones de niños menores de 5 años eran obesos».
Las perspectivas de futuro
Aunque los datos son más que limitados, pues al contrario que la mayor parte de enfermedades relevantes, no todos los obesos van al médico por su condición, se calcula, según datos del Centers for Disease Control (CDC) estadounidense, que en Estados Unidos un 39,3% de la población (un total de 93,3 millones de adultos) padece obesidad. El futuro no ofrece datos esperanzadores, ni para los habitantes del país norteamericano ni para el nuestro (dado que en una gran cantidad de datos macroeconómicos, los suyos son muy similares a los nuestros). Según el National Bureau of Economic Research de Estados Unidos, en el año 2025, el 83% de los varones y el 75% de las mujeres sufrirán sobrepeso u obesidad.
Qué podemos hacer
Muchas propuestas se han puesto sobre la mesa para luchar contra este tipo de problema de salud. La limitación del azúcar en los refrescos y la concienciación son las propuestas más comunes, pero otras vías son recomendables. Según la OMS, existen tres caminos claros:
Individual. A fin de cuentas nuestro cuerpo pertenece solo a una persona y la responsabilidad personal en la pérdida de peso es ineludible. Entre los aspectos clave está «la limitación de la ingesta de azúcares y grasas, el aumento de la actividad física regular (1 hora al día para los niños y 150 minutos semanales para los adultos) y un aumento del consumo de frutas, verduras, frutos secos, cereales integrales y legumbres».
Social. Es imposible conseguir cambios de relevancia macroscópica sin un cambio en las políticas sanitarias de un país. Es por esto que la OMS recomienda «un apoyo por parte del sistema a los individuos que pretenden llevar a cabo los cambios en su estilo de vida antes mencionados a través de la colaboración de las entidades tanto privadas como públicas que tienen peso en este tipo de reformas». Por otro lado, la organización internacional también recomienda que «los cambios de actividad física y dietéticos de la población deberían ser asequibles y accesibles para todos, especialmente para los individuos con menor poder adquisitivo».
Sector privado. Es innegable que cada vez consumimos más alimentos preparados en masa por la industria. Esta puede llevar a cabo reformas que jueguen a favor de todos como «reducir los contenidos de azúcar, grasas y sal de los alimentos, asegurarse de que los alimentos sanos son una opción asequible, llevar a cabo campañas de marketing responsables, sobre todo aquellas en las que el público objetivo son niños y asegurarse de que un estilo de vida saludable es posible en el entorno laboral».
Lo que tenemos que entender, al igual de bien que comprendemos que la obesidad es mala, es que esta condición se puede prevenir y se puede remediar. Está en nuestras manos, ya sea con el esfuerzo personal como con nuestro voto y con la promoción de iniciativas sociales y políticas, hacer de la obesidad un problema del pasado.
La Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer ha realizado una nueva evaluación sobre factores de riesgo asociados y alude a ocho tipos distintos de cáncer más.
Diario de Sevilla La Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC), que depende de la Organización Mundial de la Salud, ha realizado una nueva evaluación sobre factores de riesgo asociados al cáncer y, tras una revisión de la literatura científica publicada, ha identificado ocho tipos de cáncer adicionales relacionados con la obesidad y el sobrepeso.
Además, los resultados, que han sido publicados este jueves en The New England Journal of Medicine, ponen de relieve que reducir el exceso de grasa corporal reduce las posibilidades de padecer cáncer. «Esta evaluación integral de estudios refuerza los beneficios de mantener un peso corporal saludable con el fin de reducir el riesgo de varios tipos diferentes de cáncer», ha afirmado la doctora Béatrice Lauby-Secretan, autora principal del artículo.
A esta conclusión han llegado un grupo de trabajo de 21 expertos internacionales independientes, convocado por la IARC, que evaluaron más de 1.000 estudios, incluyendo ensayos de intervención y de cohortes; estudios de casos y controles; estudios en animales de experimentación, y estudios sobre los mecanismos que vinculan el excesola grasa corporal y el cáncer.
Los expertos confirmaron lo ya señalado en una evaluación previa del IARC, publicada en 2002, que la ausencia de exceso de grasa corporal reduce el riesgo de padecer cáncere de colon y recto, esófago (Adenocarcinoma), riñón (carcinoma de células renales), de mama en mujeres posmenopáusicas, y el endometrio en el útero. Ahora, en este nuevo informe, gracias a la revisión de la literatura disponible, los expertos señalan que en adultos de mediana edad no se puede descartar la relación entre el exceso de grasa y ocho nuevos tipos de cáncer: tumores en el estómago, el hígado, vesícula, páncreas, ovario y tiroides, así como meningioma y mieloma múltiple.
Asimismo, señala que existe una evidencia limitada de que evitar el exceso de grasa corporal reduce el riesgo de cáncer mortal de próstata, cáncer de mama en hombres, y el linfoma de células B grandes difuso. El Grupo de Trabajo también revisó los datos relativos a la grasa corporal en niños, adolescentes y jóvenes (de hasta 25 años) para evaluar si la obesidad en estos periodos de vida están relacionados con el cáncer en la vida adulta. En varios tipos de cáncer, como el de colon e hígado, las asociaciones entre obesidad y cáncer fueron similares a los reportados en adultos.
Los expertos recuerdan que, en diversas investigaciones, está bien establecido que el sobrepeso en animales de experimentación aumenta la incidencia de varios tipos de cáncer. Los estudios en animales con sobrepeso mostraron que la restricción calórica o en la dieta reduce el riesgo de cánceres de la glándula, colon, hígado, páncreas, piel y glándula pituitaria mamaria.
A nivel mundial, se estima que 640 millones de adultos obesos en 2014 y 110 millones de niños y adolescentes eran obesos en 2013. La prevalencia estandarizada por edad estimada de la obesidad en 2014 fue del 10,8% en los hombres, el 14,9% enlas mujeres y el 5,0% en los niños, y en el mundo más personas tienen sobrepeso o son obesos que tienen bajo peso. En 2013, se estima que 4,5 millones de muertes en el mundo son atribuibles al sobrepeso y la obesidad.
La población británica obtiene entre el 12% y el 15% de su energía de los alimentos ricos en sacarosa. El tributo disminuiría los gastos en salud.
Para los médicos la reducción del consumo se lograría con restricción de la publicidad.
El Telegrafo, por Leonardo Boix, corresponsal en Londres
Los altos índices de obesidad, diabetes y problemas coronarios en el Reino Unido hacen que sea de extrema urgencia imponer ahora un impuesto del 20% a los productos comestibles y bebidas azucaradas para evitar una catastrófica crisis de salud en el país.
El organismo Salud Púbica de Inglaterra publicó este jueves un reporte en el que concluyó que Gran Bretaña “consume demasiada azúcar” y que ello está llevando a serios problemas sanitarios, principalmente como consecuencia de la obesidad.
El reporte también destacó que las autoridades del país deberían prohibir anuncios publicitarios en comercios destinados para niños que busquen vender dichos productos, como también publicidades por televisión y online.
Un portavoz del primer ministro británico, David Cameron, dijo que el gobierno por ahora no cree que un gravamen a los productos azucarados sea la solución para evitar una crisis sanitaria.
La población británica obtiene entre el 12 y 15% de su energía del azúcar, en tanto que las autoridades sanitarias consideran que esa proporción debería ser menor del 5%.
El reporte de Salud Pública consideró que si se logran reducir esos niveles, el Servicio Nacional de Salud (NHS) podría ahorrar al año hasta 500 millones de libras esterlinas (770 millones de dólares).
El documento, elaborado por expertos médicos, recomendó una tasa a productos azucarados de entre el 10 y 20%, reducir las publicidades de alimentos altos en azúcar, prohibir ofertas de supermercados para dichos productos comestibles y bebidas, reducir el consumo diario de sal y azúcar en las familias y garantizar la venta de alimentos sanos en hospitales y otros entes públicos.
El reporte criticó duramente las promociones y ofertas de supermercados que “distorsionan” las canastas de la gente, al indicar que el 40% del dinero que gasta la gente en alimentos y bebidas son productos en oferta. “Es hora de lograr un balance en estas promociones, alejándonos de las tortas y galletas, hacia alimentos más sanos”, indicó el documento.
Para los expertos, el 6% del consumo total de azúcar podría evitarse si las promociones en productos con alta cantidad de azúcar fueran prohibidas en el país.
Dio el caso de México, que al imponer un impuesto del 10% a los productos con mucha azúcar logró reducir en un 6% las ventas de bebidas azucaradas. “Algo similar podría conseguirse en Inglaterra, al menos en el corto plazo”, señaló Salud Pública.
Al presentar las conclusiones del informe en el Parlamento británico, la doctora Alison Tedstone, vocera de Salud Pública de Inglaterra, consideró que la solución fiscal “tiene que emplearse para reducirse el consumo de bebidas azucaradas en el país”.
“Cuanto mayor sea el incremento del impuesto, mayor será el efecto conseguido”, agregó.
A la campaña se sumó también el popular cocinero inglés Jamie Oliver, autor de exitosos libros y series de televisión sobre cocina, quien pidió a los ministros británicos imponer una tasa a las bebidas gaseosas con alto contenido de azúcar. “Ese sería el cambio más importante que podría lograrse con una sola medida”, consideró el chef.
Por su parte, la Asociación de Médicos británicos, que reúne a todos los profesionales de la salud del Reino Unido, instó al gobierno de Cameron a adoptar las recomendaciones del reporte dado a conocer en Londres.
Sin embargo, el director general de la Federación de Alimentos y Bebidas, Ian Wright, consideró que “no existe evidencia internacional” que indique que dicho impuesto a los productos azucarados “tenga efecto”. “Por esta razón nos oponemos a semejante medida”, destacó.
Wright explicó de todos modos que su sector “está determinado” a combatir la obesidad infantil en el Reino Unido, y señaló que muchas empresas de comestibles “ya han retirado millones de calorías de la cadena alimenticia” al modificar ingredientes y tamaños de paquetes.
Para el doctor Julian Hamilton-Shield, nutricionista de la Universidad de Bristol (sur de Inglaterra), “no hay duda alguna” del daño que produce en los niños el consumo de bebidas azucaradas.
“Destruye sus dientes, es un factor de riesgo para volverlos obesos y padecer de diabetes tipo 2”, afirmó el especialista.
“Si necesitamos de un impuesto para reducir el consumo de azúcar, lo apoyo por completo. Nadie se queja del tributo a los cigarrillos, y los products azucarados deberían ser tratados del mismo modo”, concluyó. (I)
México retrocede en sus leyes contra refrescos
Hasta el lunes pasado México era referente en impuestos colocados a las bebidas azucaradas, para frenar los índices de obesidad y sobrepeso, en especial en niños y jóvenes.
Esto cambió luego de que la Cámara de Diputados aprobó la reducción de un peso mexicano a 50 centavos el impuesto a bebidas con 5 gramos de azúcar (el equivalente a una cucharada) o menos por cada 100 mililitros.
Con esta disminución los principales favorecidos son las compañías de refrescos, pues pagarán menos por cada bebida vendida en México.
Las organizaciones ContraPeso, EPC y la FICMéxico, que forman parte de la Alianza por la Salud Alimentaria, reiteraron que es de vital importancia que los senadores sean conscientes sobre los impactos a la salud y frenen la reducción del tributo, según informaron medios mexicanos.
Tal como reporta el portal Sinembargo.mx, el impuesto aprobado como parte de la Reforma Fiscal representó un gran paso para desincentivar el consumo de bebidas azucaradas.
Además, el impuesto favoreció a la recaudación, pues generó recursos por 12.455 millones de pesos para 2014 y de 18.290 millones de pesos en 2015. Hoy la medida se votará en el Senado de México, que deberá ratificarlo o archivarlo.
Los senadores de los partidos de la Revolución Democrática (PRD) y Acción Nacional (PAN) han rechazado el proyecto. (I)
Según la recién publicada Encuesta Europea de Salud (2014) el 52,7% de la población española de 18 y más años está por encima del peso considerado como normal. Este problema se da en mayor medida entre los hombres (60,7%) que entre las mujeres (44,7%). En lo que se refiere a la población menor de edad (de 15 a 17 años), un 18,3% se encuentra por encima del peso considerado como normal (el 20,4% en el caso de los hombres y el 16,2% en el de las mujeres). La obesidad afecta al 16,9% de la población de 18 y más años (17,1% de los hombres y 16,7% de las mujeres) y el sobrepeso al 35,7% (43,6% de los hombres y 28,1% de las mujeres). En el caso de los menores (de 15 a 17 años) la obesidad afecta al 2,4% (2,7% de los hombres y 2,1% de las mujeres) y el sobrepeso al 16,0% (17,7% de los hombres y 14,2% de las mujeres). La obesidad aumenta con la edad. En los hombres hasta el grupo de 65 y más años. Y en las mujeres hasta el de 75 y más años.
En sentido contrario, el 2,2% de la población de 18 y más años tiene peso insuficiente (1,0% de los hombres y 3,4% de las mujeres). En el caso de los jóvenes (de 15 a 17 años) un 8,7% tiene peso insuficiente (el 4,0% de los hombres y el 13,5% de las mujeres). En todos los grupos de edad las mujeres presentan mayor porcentaje de peso insuficiente que los hombres, destacando el 13,5% de las mujeres de 15 a 17 años y el 11,3% de las mujeres de 18 a 24 años.
Ejercicio físico
Tres de cada 10 personas de 15 y más años (31,0%) realizan ejercicio físico en su tiempo libre más de dos días a la semana. El 14,3% realiza ejercicio físico uno o dos días a la semana y el 54,7% no realiza ejercicio físico en su tiempo de ocio. Por sexo, cinco de cada 10 hombres y cuatro de cada 10 mujeres realizan ejercicio físico en su tiempo de ocio. En cuanto a la actividad física realizada durante los desplazamientos, ocho de cada 10 personas de 15 y más años declara caminar para desplazarse de un lugar a otro (80,6% de los hombres y 80,2% de las mujeres). Por su parte, uno de cada 10 utiliza la bicicleta (14,8% de los hombres y 5,8% de las mujeres).
Consumo de fruta y verdura
Seis de cada 10 personas afirman comer fruta a diario (el 58,2% de los hombres y el 67,1% de las mujeres). La frecuencia de consumo se incrementa con la edad. Así, solo cuatro de cada 10 jóvenes de 15 a 24 años consume fruta diariamente, frente a ocho de cada 10 personas de 75 y más años. Por su parte, el 6,0% de la población toma fruta menos de una vez a la semana o no la consume (11,0% de los jóvenes de 15 a 24 años y 2,4% de los mayores de 75 años). El consumo de verduras es algo inferior al de fruta. Cuatro de cada 10 personas afirman consumir verdura a diario (el 39,1% de los hombres y el 50,0% de mujeres).
Las cosas claras y el chocolate espeso. O líquido. O en tableta. O como tú lo prefieras, porque además de ser uno de los alimentos que más locos nos vuelven a nivel mundial, resulta que el chocolate nos depara una multitud de cualidades y virtudes beneficiosas para nuestra salud.
Mucho más que una golosina o un placer culpable, el chocolate es uno de los alimentos más antiguos registrados por la humanidad y son cada vez más los médicos, nutricionistas y dietistas que recomiendan su consumo. Eso sí, sin pasarse y con moderación.
A los múltiples beneficios que se le han ido encontrando a lo largo de los años, ahora hay que sumarle uno nuevo y sorprendente: los consumidores habituales de chocolate tienen menos riesgos de padecer enfermedades cardíacas e ictus.
Este no es un estudio tomado a la ligera. Nada menos que doce años han estudiado sus propiedades en la Universidad de Aberdeen, siguiendo detenidamente los progresos de más de 20.000 personas.
Ahora sabemos que la planta del cacao contiene flavonoides, unos pigmentos vegetales que en los humanos tienen propiedades antioxidantes que afectan beneficiosamente a los vasos sanguíneos y al corazón.
Con los números en la mano, aquellas personas que consumen unos 100 gramos de chocolate al día tienen un11% menos de posibilidades de sufrir una enfermedad cardiovasculary tienen un 25% menos de riesgo de morir por problemas de corazón.
En cuanto a nuestro cerebro, los consumidores de esa misma cantidad diaria tienen un 23% menos de posibilidades de sufrir un ictus o infarto cerebral.
Hasta ahora, la creencia era que tan sólo el chocolate negro mostraba estas propiedades beneficiosas, pero una de las novedades de este estudio acaba por incluir también al chocolate con leche en el grupo de alimentos saludables.
En los últimos años, tanto científicos como nutricionistas nos han revelado nuevas cualidades beneficiosas de esta planta. Nos han desmentido que un exceso en el consumo de chocolate provoque el temido acné, nos han demostrado que es un alimento rico en magnesio (que fortalece nuestros músculos y nos aporta energía), en hierro (más incluso que las legumbres) y en antioxidantes (que nos ayuda a prevenir el envejecimiento), o que su alto contenido en ácido oleico nos sirve para reducir el colesterol.
En resumen: el chocolate es un alimento altamente beneficioso siempre que lo consumamos con moderación. Para celebrarlo, vamos a empezar esa tableta.
Fuentes: Castilla la Mancha Tv, Cosmopolitan
Un informe llamado ‘Salud en un vistazo’, elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo y la Unión Europea, muestra resultados positivos en esperanza de vida y en número de personal sanitario, pero con asignaturas pendientes en cuanto al gasto en salud y la obesidad.
Agencia SINC Europa se ha sometido a un chequeo sobre su estado de salud y los resultados, expuestos en una declaración conjunta por Vitenis Andriukaitis, comisario europeo de Salud y Seguridad Alimentaria, y Ángel Gurría, secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE), son bastante desiguales.
El documento ‘Salud de un vistazo: informe europeo 2014’ expone los datos comparativos sobre los sistemas de salud y de salud que cubren los 28 estados miembros de la Unión Europea (UE) y pone de relieve las principales tendencias de salud: gasto, desigualdades, recursos, calidad y acceso a la atención e impacto de la crisis económica.
Uno de los hallazgos más destacados es que la esperanza de vida es cada vez mayor en la UE, alcanzando 79,2 años de media en 2012 (82,2 años para las mujeres y 76,1 para los hombres), lo que supone un aumento de 5,1 años desde 1990. No obstante, existe una brecha de 8,4 años entre los estados.
En relación al gasto medio de la salud en la UE, este fue del 8,7% del PIB en 2012. Así, el gasto en salud per cápita ha disminuido en promedio un 0,6% anual desde 2009, ajustado por inflación. El texto indica que los países que redujeron el gasto en salud hicieron recortes principalmente a los honorarios pagados a los proveedores de salud, el gasto farmacéutico y el personal sanitario y los salarios.
“El capítulo sobre el gasto en salud es muy relevante, ya que aunque estamos saliendo de la crisis económica, la presión sobre los presupuestos de salud continúa en muchos países europeos”, han manifestado Andriukaitis y Gurría.
Sin embargo, en relación con el personal sanitario en la UE, los expertos han señalado que desde el año 2000 “el número de médicos por habitante ha aumentado en todos los países de la UE a excepción de Francia, donde se ha mantenido estable, y el número de enfermeras que ejercen se ha incrementado en todos menos en dos estados miembros (Lituania y Eslovaquia)”.
Por último, el informe subraya como una de las grandes preocupaciones el sobrepeso y la obesidad, ya que afecta al 53% de los adultos. Esta última, que presenta aún mayores riesgos para la salud que el sobrepeso, aqueja actualmente a uno de cada seis adultos (16,7%) en la UE, lo que supone un incremento desde el 12,5% de hace una década.
La obesidad ha crecido rápidamente en los últimos diez años en países como Francia, Luxemburgo, Dinamarca, Finlandia, Islandia o República Checa. España se sitúa muy cerca de la media europea con un 16,6% de obesidad.
Mejorar las políticas sanitarias
Los representantes de las dos instituciones han explicado que este análisis “es importante para el debate público sobre políticas que mejoren el sistema de salud en toda Europa. Los resultados demuestran que son necesarias estrategias euroepas para promover estilos de vida saludables y mejorar la prevención, el diagnóstico precoz y el tratamiento de las enfermedades en los países que se están quedando atrás”.
“Nuestra esperanza es que este informe ayude a estimular nuevas medidas para que los ciudadanos europeos de todos los orígenes socioeconómicos puedan disfrutar de vidas más largas, saludables y activas», han concluido.
Más información:
‘Salud de un vistazo: Europa 2014’ es un informe conjunto de la Comisión Europea y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que presenta indicadores clave de los sistemas de salud y de salud en 35 países europeos, entre ellos de 28 estados miembros, los países candidatos Montenegro, ex República Yugoslava de Macedonia, Serbia y Turquía, con la excepción de Albania debido a la limitada disponibilidad de datos, y tres países de la Asociación Europea de Libre Comercio (Islandia, Noruega y Suiza).
Esta tercera edición se basa en las dos ediciones anteriores en 2010 y 2012. La selección de los indicadores se basa principalmente en los Indicadores europeos básicos de salud (ECHI), desarrollado por la Comisión Europea en cooperación con los Estados miembros de la UE. El estudio está financiado por una subvención del Programa de Salud de la UE.
El incremento del sobrepeso en la población amenaza la vida sexual de los españoles porque este factor reduce la producción de testosterona, afecta a la libido y multiplica los casos de disfunción eréctil, según un análisis del Instituto de Medicina Sexual.
El incremento del sobrepeso en la población amenaza la vida sexual de los españoles porque este factor reduce la producción de testosterona, afecta a la libido y multiplica los casos de disfunción eréctil, según un análisis del Instituto de Medicina Sexual.
La última Encuesta Nacional de Salud revela que el 17 % de adultos sufre obesidad, es decir, tiene un Índice de Masa Corporal (IMC) igual o superior a 30 kg/m2, lo que representa casi un 10 % más que hace 25 años. Si se tiene en cuenta también el sobrepeso el porcentaje de afectados alcanza el 53,7 %.
Se estima que el 79 % de los hombres que presentan disfunción eréctil tienen un IMC de 25 kg/m2 o mayor. Un IMC en el intervalo de 25-30 kg/m2 se asocia a 1,5 veces más riesgo de disfunción sexual, y en el rango de más de 30 kg/m2, a 3 veces mayor riesgo.
Los hombres con exceso de peso suelen sufrir «una reducción en la producción de testosterona, lo que afecta a la libido y a la calidad de la erección, además de que suelen llevar asociados otros trastornos que también contribuyen a la disfunción eréctil», advierte a Efe Mariano Rosselló, director del Instituto de Medicina Sexual de Madrid y del Centro de Urología de Palma de Mallorca.
Se calcula que más de 2 millones de españoles sufren disfunción eréctil, aunque la prevalencia aumenta con la edad. Así, entre los 18 y los 40 años afecta al 17 % de los hombres; entre los 40 y los 70 años, al 47 %, y a partir de los 70 años, al 72 %.
Se considera impotencia sexual «cuando en la mitad de las tentativas no se consigue una erección suficiente para iniciar, mantener y terminar una relación sexual con penetración, satisfactoria para los dos miembros de la pareja», indica el doctor.
Para el diagnóstico de estos problemas, se requiere de «un estudio multidisciplinario que abarca una minuciosa historia clínica para detectar factores de riesgo físicos y psicológicos con la participación de un especialista en medicina sexual o andrología que determinará el tratamiento adecuado para cada paciente», añade.
Una de las pruebas necesarias son los test vasculares con los que se mide la rigidez. Los factores que más influyen son la hipertensión, alteraciones de los lípidos plasmáticos, diabetes, obesidad y el aumento de la masa grasa, sobre todo abdominal.
«Por eso, para prevenir la aparición y tratar este trastorno es clave llevar una dieta sana, practicar ejercicio y mantener un peso saludable», asegura a Efe por su parte la doctora Josefina Olivares, endocrinóloga de la Unidad de Nutrición Salud-10, especializada en Metabolismo y Nutrición para la salud.
Esta situación constituye una oportunidad para tratar el sobrepeso, ya que la presencia de la disfunción eréctil en sujetos obesos podría ayudar a los profesionales sanitarios a convencerlos de iniciar un «círculo virtuoso» en que la corrección de la disfunción sexual será la recompensa para un mejor comportamiento de estilo de vida.
De hecho, una de las primeras medidas que recomiendan los expertos para disfrutar de la vida sexual es perder peso. Una investigación de la Universidad de Duke (en Estados Unidos) mostró que el 68 % de las mujeres con sobrepeso no se sentía atractiva sexualmente. Un año después de emprender una dieta, sólo un 26 % seguía pensando así.
Al principio, el 63 % no quería que las vieran desnudas, pero sólo un 34 % opinó igual un año después. Al comenzar el estudio, un 21 % de las mujeres dijo que no disfrutaba de las relaciones sexuales y sólo 11 % respondió así después de un año.
«Los pacientes con exceso de peso nos aseguran que cuando consiguen librarse de algunos kilos se sienten 10 a 20 años más jóvenes en su vida sexual», destaca Rosselló.
El sobrepeso afecta a la autoestima y al deseo sexual pero lo hace de manera diferente en hombres y mujeres, según el doctor. «Los varones son más propensos a sufrir de impotencia sexual y las mujeres a padecer falta de deseo», explica.
Algunos estudios han mostrado que el 68 % de las mujeres obesas sufren insatisfacción sexual, porcentaje que se reduce al 46 % en las féminas de peso normal. (Agencia EFE)
Debe estar conectado para enviar un comentario.