Los secretos de la dieta que alarga la vida

Una revisión de las investigaciones sobre cómo influye la nutrición en el envejecimiento permite identificar los ingredientes de la “dieta de la longevidad”

Pablo Gutman | EFE |

El gerontólogo y biólogo celular ítalo-estadounidense Valter Longo, profesor de la Escuela de Gerontología Leonard Davis de la Universidad del Sur de California (USC) en EE. UU., es uno de los mayores expertos mundiales en alimentación antienvejecimiento y el creador de la Dieta de la Longevidad (DdlL), que ha descrito y explicado en un libro con el mismo título.

Los vegetales, una fuente de longevidad. Foto: IMEO.

El doctor Longo junto con la doctora Rozalyn Anderson, profesora de geriatría en la Universidad de Wisconsin-Madison y coautora de la investigación, han examinado una gran variedad de estudios sobre nutrición, desde estudios en animales de laboratorio hasta investigaciones epidemiológicas en poblaciones humanas.

Andrea Marqués, experta en dietética y gastronomía: Foto: IMEO.

Esta revisión exhaustiva de la literatura científica buscaba identificar cómo la nutrición afecta el envejecimiento y la vida saludable y sus resultados proporcionan una imagen más clara de las características que debe reunir la mejor dieta para tener una vida más larga y saludable, según explica el profesor Longo.

La revisión de cientos de investigaciones previas sobre nutrición, enfermedades y longevidad, que efectuaron Longo y Anderson, se ha basado en estudios de varios aspectos de la dieta, desde la composición de los alimentos y las calorías ingeridas a la duración y frecuencia de los períodos de ayuno. “Exploramos el vínculo entre los nutrientes, el ayuno, los genes y la longevidad en especies de vida corta, y conectamos estos vínculos con estudios clínicos y epidemiológicos en primates y seres humanos, incluidos los centenarios”, señala Longo.

ALIMENTANDO LA LONGEVIDAD
Las características esenciales de esta dieta parecen ser una ingesta (comida que se ingiere) entre moderada y alta de carbohidratos de fuentes no refinadas (que estén en su estado natural y conserven sus características nutricionales originales, sin haber sido sometidos a tratamientos o modificaciones que alteren o eliminen algunos de sus componentes).

Portada del libro La dieta de la longevidad. Foto: Grijalbo.

Una dieta de la longevidad óptima también debería incluir una cantidad baja pero suficiente de proteínas y que provenga principalmente de fuentes vegetales, así como una cantidad suficiente de grasas de origen vegetal para proporcionar alrededor del 30 por ciento de las necesidades energéticas de una persona, de acuerdo a estos dos investigadores.

Idealmente, en esa dieta “todas las comidas del día deberían tener lugar dentro de un período de 11 a 12 horas”, lo que permitiría disponer de un período diario de ayuno, aseguran.

Además, efectuar cada 3 o 4 meses, un ciclo de 5 días de ayuno o “una dieta que imite el ayuno” (como la Fasting Mimicking Diet o FMD, diseñada por Longo) puede ayudar a reducir la resistencia a la insulina, la presión arterial y otros factores de riesgo en las personas con mayor riesgo de enfermar, según Longo y Anderson.

Vivir mas años con calidad de vida. Foto: IMEO.

El doctor Longo describe cómo sería una dieta de longevidad en la práctica y en la vida real: “Muchas legumbres, cereales integrales y verduras; algún pescado; nada de carnes rojas o procesadas y muy poca carne blanca (de ave); pocos cereales refinados y con azúcar, unos buenos niveles de frutos secos y de aceite de oliva, y un poco de chocolate negro”.

Además de reunir estas características generales, una DdlL debe adaptarse a cada individuo en función de su sexo, edad, estado de salud y genética, para lo cual es necesario el asesoramiento de un proveedor de atención médica especializado en nutrición, señala.
Se trata de un plan basado en cambios pequeños que se puedan adoptar de por vida y centrado en retrasar el envejecimiento, que se puede complementar la atención médica estándar, ayudando a evitar las enfermedades y a mantener la salud hasta una edad avanzada, asegura Longo.

CLAVES PARA VIVIR MÁS
El Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) está en línea con las recomendaciones del doctor Longo en lo que se refiere a la ‘Dieta de la Longevidad, explica a EFE Andrea Marqués, experta en dietética y gastronomía de este centro.

Tres generaciones de mujeres sanas. Foto: IMEO.

Marqués señala que las recomendaciones de la DdlL “son muy próximas a nuestras recomendaciones habituales tanto para nuestros pacientes como para cualquier persona que quiera cuidar su alimentación y, por tanto, su calidad y esperanza de vida”.

En lo que respecta a los niveles de proteína, desde el IMEO puntualizan que es importante que “sean suficientes para cada individuo y que incluyan proteínas de alto valor biológico”, aquellas que contienen todos los aminoácidos esenciales en las proporciones altas y adecuadas que el cuerpo necesita.

Este instituto está de acuerdo con Longo en lo que se refiere a la importancia de incluir proteínas de origen vegetal de fuentes como legumbres, frutos secos o cereales integrales, según Marqués.

Pero considera que “reducir en exceso las proteínas de fuentes animales puede conducir a problemas como la sarcopenia (disminución de la masa muscular) y la homeostasis del hierro (alteraciones en los niveles de este mineral en el organismo), en edades avanzadas, matiza.

Dr. Valter Longo. Foto: Istituto FIRC di Oncologia Molecolare (IFOM)

Por eso desde el IMEO recomiendan “un consumo de fuentes proteicas de calidad al menos dos veces al día, incluyendo fuentes vegetales, y animales como pescado, huevo, carne magra y carne roja, puntualmente”.

El consumo de verduras y frutas debe ser diario y cuanto más variado mejor, y también es recomendable incluir en la alimentación fuentes grasas de calidad, como los frutos secos, aceite de oliva o cacao puro, según Marqués.

Respecto al ayuno, al igual que el doctor Longo, el IMEO considera normal y recomendado un ayuno diario de al menos 12 horas. “Un ayuno de 14-16 horas también puede ser una buena opción y saludable para mantenerla en el tiempo”, según Marqués.

Los ayunos más prolongados “siempre recomendamos que se realicen bajo supervisión profesional, ya que pueden beneficiar nuestra flora y sistema digestivo, pero no todos los pacientes los toleran correctamente”, señala esta nutricionista.

Los consejos del IMEO para fomentar la longevidad incluyen una ingesta adecuada de líquidos, principalmente en forma de agua, que ayuden a nuestro sistema linfático y renal a depurar el organismo; así como unos niveles adecuados de proteínas vegetales de calidad, y de frutas y verduras ricas en vitaminas antioxidantes y minerales.

Y “no debemos olvidarnos de consumir fuentes de triptófano (aminoácido presente en la carne de aves, huevos, pescados azules, y lácteos, entre otras fuentes) y magnesio (mineral presente en los frutos secos, verduras de hoja verde, cereales integrales y legumbres, entre otros) para un buen descanso y control del estrés, recomienda Marqués.

La dieta que ayuda a Chris Hemsworth a ser Thor y que ha sido avalada por los expertos

  • El Instituto Médico Europeo de la Obesidad ha publicado una lista con las mejores dietas y el ayuno intermitente 16/8 está entre ellas
  • Según la publicación es la alimentación que siguen Chris Hemsworth y Elsa Pataky
  • El actor de Thor la utilizó para bajar de peso progresivamente para su papel en ‘In the heart of the sea’

Uppers

Convertirse en un Dios nórdico, formar parte de Los Vengadores y ser uno de los superhéroes más poderosos no es nada fácil. Chris Hemsworth lleva interpretando a Thor en el cine desde 2011 y ponerse en la piel del personaje a lo largo de todos estos años tiene una complejidad física. Si no hay cambio de planes, el actor volverá a dar vida al Vengador este verano en ‘Thor: Love and Thunder’, película para la que se vio durante el rodaje como el entrenamiento había sido clave para ganar el músculo necesario e interpretar al hijo de Odín, pero durante más de una década su dieta también ha sido clave para este y otros papeles, una rutina alimentaria que ahora se encuentra entre las más indicadas y recomendadas por el Instituto Europeo de la Obesidad.

Hemsworth y Elsa Pataky forman una de las parejas con más seguidores de Hollywood, además de tener una gran legión de fans en sus redes sociales que siguen su vida familiar en Australia, donde la alimentación y el deporte juega un papel clave. El Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) ha presentado una nueva clasificación de las dietas mejor o peor indicadas para cuidar la línea y la salud, siendo seleccionadas por un amplio abanico de profesionales: endocrinos, nutricionistas clínicos y deportivos, dietistas, psicólogos o entrenadores físicos.

¿Cómo es el ayuno 16/8?

Tras un gran análisis, el IMEO ha destacado cómo una de las mejores dietas, de las más sanas y efectivas, el ayuno intermitente 16/8, incluso destacan que el actor y Elsa Pataky la siguen. Esta dieta, además de ser una de las más buscadas en Internet y de las más famosas para perder peso, también ha sido seguida por el matrimonio de actores. El funcionamiento es sencillo, cuando Chris Hemsworth la hace ayuna cada día 16 horas seguidas y durante las 8 siguientes es cuando puede comer.

Para realizar el ayuno intermitente 16/8 hay que dividir las dos franjas horarias estratégicamente. Las 16 horas en las que no se come suelen colocarse por la noche, durante las horas de sueño, en la tarde-noche y a primera hora de la mañana. Así, se suele cenar pronto y se omite el desayuno, teniendo las ocho horas de alimentación durante el medio día y la tarde, normalmente un periodo que se establece entre las 12:00 y las 20:00 horas, que puede variar dependiendo de los horarios o las rutinas de cada persona.

No comer no significa no beber. Mínimo necesitamos agua y estar bien hidratados, por eso durante las horas de ayuno se pueden consumir líquidos bajos en calorías, agua, infusiones o café, que ayudan a impulsar la sensación de saciedad durante esas horas en las que no te echas nada a la boca. Según el IMEO, este tipo de ayuno es el más indicado y el que menos riesgo o peligro presenta para las personas, ya que hay otros que indican hasta 22 horas de ayuno, totalmente desaconsejados por sus peligros.

La alimentación, clave para algunos de sus papeles

Esta dieta Hemsworth la siguió especialmente a rajatabla para la película ‘In the heart of the sea’, de 2015. En el largometraje interpretaba a un marinero durante un naufragio y, a diferencia del musculoso Thor, el actor debía perder peso progresivamente durante el rodaje. Luke Zocchi, su entrenador personal contó que «implementamos el ayuno intermitente, junto con menos calorías, y fue una locura cómo funcionó».

Luego tenía que volver a ponerse en la piel del Dios nórdico, pero por suerte pudo recuperar su peso y su musculatura poco a poco. Cuando le toca ganar músculo para interpretar al Vengador su alimentación es muy diferente, ha sido diseñada por el chef y nutricionista Sergio Perera. Durante esos procesos tiene que comer mucho, y mucha proteína, hace unas 6 u 8 comidas diarias cada dos horas, más o menos. Y a ello se le suma el entrenamiento diario. Sin duda ser príncipe de Asgard no es fácil.

Investigadores españoles explican cómo sufre el corazón de una persona con obesidad

Por Europa Press / Sin embargo

El corazón de personas obesas sufre una sobrecarga de trabajo, de aumento de presión, y se vuelve viejo, debido a que este órgano necesita mover más sangre a más volumen de tejido, lo que también genera que aumente su grosor y su tamaño. 

Madrid, 22 de Octubre (EuropaPress).- El corazón de las personas con obesidad es diferente al de las personas que no tienen sobrepeso. En ellos sufre una sobrecarga de trabajo, de aumento de presión, y se vuelve viejo, según alerta la Sociedad Española de Cirugía de la Obesidad (SECO).

Detalla que esta sobrecarga se produce porque en estos pacientes su corazón necesita mover más sangre a más volumen de tejido, de forma que, igual que cualquier otro músculo del cuerpo, aumenta en consecuencia su grosor primero y después su tamaño, “lo que deriva a la larga en una insuficiencia cardíaca, o lo que es lo mismo en un fallo de la capacidad del corazón de bombear la sangre de forma adecuada”.

La doctora Laura Crespo, médico especialista en Aparato Digestivo y Endoscopia Bariátrica del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), subraya por su parte que los pacientes obesos presentan alteraciones en la contractilidad cardíaca, disfunción sistólica y diastólica, aumento de estados protrombóticos, cardiopatía isquémica, mayor incidencia de aterosclerosis, fibrilación auricular, arritmias y ectopias ventriculares.

“El corazón de una persona obesa puede mostrar cambios anatómicos como dilatación de las cavidades cardíacas e hipertrofia ventricular. Esto conduce a que el corazón de una persona obesa pueda ser a menudo disfuncionante y ocasionar insuficiencia cardíaca”, remarca.

Es más, mantiene que la obesidad se asocia no sólo a enfermedad coronaria, sino también a alteraciones del ritmo cardíaco y de la función ventricular.

“El tejido adiposo subepicárdico se ha relacionado con un mayor riesgo cardiovascular y aterosclerosis coronaria. Además, la grasa subepicárdica en pacientes con enfermedad coronaria grave es una fuente de mediadores proinflamatorios. Recientemente se están llevando a cabo algunos estudios para determinar si el corazón de personas obesas es más rígido y menos distensible que el de individuos con normopeso. Parece también que este daño permanece, aunque el paciente pierda peso”, sostiene la especialista de IMEO.

Según advierte, la obesidad representa también un factor de riesgo cardiovascular. De hecho, es el factor de riesgo cardiovascular más prevalente y también el más difícil de mejorar en pacientes con cardiopatía ya establecida, según destaca: “Existe un aumento de mortabilidad en pacientes obesos debido a eventos cardiovasculares. Los obesos tienen menos calidad de vida y una esperanza de vida más corta con los individuos con normopeso”.

RELACIÓN DE LA OBESIDAD CON EL CORAZÓN

En este sentido, la doctora Crespo remarca que actualmente se sabe que la obesidad es un factor de riesgo cardiovascular independiente, aunque con frecuencia se asocia a otros como la hipertensión, la elevación del colesterol y la diabetes: “La obesidad, por sí misma, puede ocasionar aterosclerosis coronaria por mecanismos bien descritos tales como estados proinflamatorios, activación neurohormonal y altas concentraciones de leptina, entre otros. También sabemos que la obesidad es un factor de riesgo para el desarrollo de insuficiencia cardiaca y trastornos del ritmo cardíaco”.

De hecho, señala que las complicaciones cardiovasculares más frecuentes en personas con obesidad son la enfermedad coronaria/cardiopatía isquémica, la hipertrofia ventricular izquierda, la insuficiencia cardíaca/cardiomiopatía, arritmias como la fibrilación auricular y otras arritmias ventriculares.

“La obesidad es el factor de riesgo cardiovascular más comúnmente descrito en los pacientes que han sufrido un infarto agudo de miocardio. Además, los pacientes con obesidad tienen el doble de riesgo de sufrir insuficiencia cardíaca que los pacientes con un índice de masa corporal normal”, agrega la experta de IMEO.

En última instancia, la experta Laura Crespo Pérez celebra que el tratamiento de la obesidad mejora el estado del corazón. En este sentido, resalta que se ha demostrado que la endoscopia y la cirugía bariátrica pueden detener el avance del deterioro de la función diastólica del ventrículo izquierdo.

“Los procedimientos de endoscopia y/o cirugía bariátrica son métodos seguros y eficaces para perder peso en pacientes con obesidad mórbida o con obesidad y comorbilidades, como la enfermedad coronaria”, agrega.

Cómo colocar la nevera y evitar intoxicaciones alimentarias

CuidatePlus, por Isabel Gallardo

Rellenar huecos en la nevera y mezclar alimentos crudos y cocinados puede ser un error que conlleve la aparición de bacterias y de intoxicaciones alimentarias. Cada alimento tiene su lugar y, por supuesto, su caducidad.

Imagen de una nevera

La nevera no es un armario. Muchas veces al llegar con la compra tendemos a refrigerarlo todo de forma inmediata por miedo a que se ponga malo. Es verdad que hay que mantener la cadena de frío; pero no nos engañemos. No se trata de rellenar huecos si no de colocar cada cosa en el sitio correcto para que se mantenga en su temperatura adecuada y no suponga un riesgo para el consumidor. 

Hacerlo bien nos ayudará a evitar toxiinfecciones alimentarias. Desde el Ministerio de Sanidad explican que la temperatura ideal de refrigeración oscila entre los 0 y los 5ºC -tanto en invierno como en verano-, además de añadir que “la capacidad del frigorífico debe ser adecuada al número de personas a las que debe prestar servicio. No se debe sobrecargar la nevera y es importante separar adecuadamente los alimentos para facilitar la circulación del aire”, algo que si no ocurre puede llevar a que la comida que guardamos no se enfríe de forma homogénea e incluso que pierda frío y se estropee. PUBLICIDAD

Además de no llenarla y no amontonar los alimentos, hay que procurar no introducirlos a alta temperatura “para que no calienten el resto de los alimentos ya almacenados. Con que no quemen al contacto sería suficiente para meterlos”, explica a CuídatePlus Miguel Ángel Lurueña, doctor en Ciencia y Tecnología de los Alimentos y autor del libro Que no te líen con la comida.

¿En recipientes cerrados o abiertos?

Una vez que tenemos claro que hay que dejar espacio entre los alimentos, hay que destacar que se deben separar los alimentos crudos de los cocinados. El objetivo de hacerlo así es evitar las posibles contaminaciones con algunas bacterias, como la salmonella, la E.coli, la listeria, el campylobacter… Lurueña recuerda que “los alimentos que suelen estar más contaminados son los de origen animal. Estos los cocinamos antes de consumirlos, pero los otros no”. 

Si separamos cada tipo de alimentos en una fiambrera cerrada herméticamente evitaremos que haya contaminación y que proliferen las bacterias, además de preservar la vida del alimento al no estar expuesto al oxígeno. Las verduras y frutas hay que lavarlas antes de consumirlas, ya que también pueden estar contaminadas por estas bacterias. 

También hay que procurar no olvidar en el fondo de la nevera ningún alimento. Para ello se debe reorganizar la nevera cada cierto tiempo y consumir antes los productos cuya fecha de caducidad esté próxima. 

Un truco para evitar que alimentos que vienen envasados y cuya duración es larga se estropeen, como mostazas y otras salsas, es apuntar en el envase la fecha en la que lo hemos abierto, aconseja Inmaculada Luengo, nutricionista clínica y experta en alimentación comunitaria y deportiva del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO). Según la nutricionista: “si tienes dudas de cuánto tiempo lleva abierto, lo mejor es retirarlo porque puede suponer un riesgo para la salud”.

¿Dónde se coloca cada alimento? 

La temperatura del frigorífico varía en función de la zona pero también depende del modelo. Lo ideal es leer las instrucciones para ver qué consejos da el fabricante, pero también hay ciertas pautas generales que podemos tener en cuenta para alargar la vida útil de los alimentos que vamos a comer y evitar ponernos enfermos por toxiinfeciones alimentarias.

Por ejemplo, las frutas y verduras deben ir siempre colocadas en los cajones situados en la parte inferior de la nevera, “para que no pierdan mucha agua por evaporación”, comenta Lurueña. En el caso de que el frigorífico cuente con otro cajón para carne y pescado, Luengo explica que deben colocarse ahí y siempre bien empaquetados para evitar el contacto y las contaminaciones. “Dentro de la nevera la temperatura varía. En las zonas inferiores, los cajones y las baldas, la temperatura es mucho más baja”, dice Luengo.

cajón de la nevera lleno de frutas

Si no contamos con ese cajón, desde la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan) aconsejan colocar en el estante inferior los alimentos crudos de origen animal -carnes y pescados- y separados convenientemente, claro está. En esta zona también pueden colocarse los alimentos que vayamos a descongelar. Este proceso se debe realizar en “el frigorífico y no a temperatura ambiente. Para ello hay que usar fiambreras o recipientes cerrados que permitan recoger el agua que se produce en el deshielo y que puede contaminar otros alimentos”, añade Lurueña.

Lo mismo tenemos que tener en cuenta con otros alimentos que puedan gotear y que no debemos poner en las baldas superiores “para que ese posible goteo no contamine todos los alimentos que están por debajo”, dice Lurueña. Sería el caso, por ejemplo, de una sandía o un melón cortados, que podemos tapar con un papel de film -y nunca dejarlo sin cubrir- y que puede rezumar y que el jugo de la fruta manche el resto de alimentos. 

Sin olvidar que si hay escapes de alimentos hay que limpiar las baldas, así como hacerlo con cierta periodicidad aunque no hayamos detectado fugas.

En la zona intermedia de la nevera deben colocarse el embutido y los quesos, postres, mientras que los platos cocinados, también en fiambreras cerradas, han de colocarse en el estante del centro o en el superior (dependiendo de las indicaciones del fabricante). Las conservas -abiertas o cerradas pero que requieran frío- también deben colocarse en la zona superior. 

¿Y qué pasa con los yogures? Esto también dependerá de cada frigorífico, pero lo habitual es que se coloquen o bien en el estante del centro o en el superior. 

Y la puerta, dice la Aesan, que está reservada para “bebidas o alimentos con un consumo frecuente, como leche, refrescos o zumos”. 

¿Dónde van los huevos?

Un error muy común al almacenar los huevos es ponerlos en la puerta de la nevera precisamente en la zona donde la nevera trae por defecto una huevera. ¿Por qué no debemos hacerlo así? No es una buena idea porque es la zona donde se producen más cambios de temperatura al abrir y cerrar la puerta. “Esto puede hacer que se condense la humedad en la superficie del huevo. Ese agua puede favorecer el crecimiento de bacterias, que pueden entrar en el interior del huevo a través de los poros de la cáscara”, dice Lurueña. 

Huevos en una huevera

En ello coincide Luengo, para quien tampoco se deben guardar los huevos en el paquete de plástico en el que lo llevamos a casa: “El plástico también puede hacer que el agua se condense” y que nos expongamos a toxiinfecciones alimentarias, como la salmonella. 

Otra práctica que debemos evitar es colocarlo en otro recipiente junto a frutas en la nevera. De hecho, los huevos deben colocarse en el estante central y en hueveras cerradas.

Y, ojo, la puerta del frigorífico hay que abrirla lo menos posible y, sobre todo, no quedarnos mirando su interior un rato, porque así lo único que conseguimos es que la temperatura de nuestra nevera no sea estable y se puedan producir contaminación de los alimentos.

Aguacate, un sano placer que puedes disfrutar a cualquier hora del día

Lo llaman el oro verde y cada vez más personas desean incluir en su dieta y disfrutar en la mesa esta joya gastronómica, rica en nutrientes clave y propiedades saludables

Diario Libre / EFE Reportajes

También llamado avocado o palta, lo apodan ‘el oro verde’. (IMEO)

“El aguacate ya está en boca de todos” según el dietista y experto en nutrición Rubén Bravo, una afirmación aplicable, no solo en términos gastronómicos, sino porque también está cada vez más presente en los comentarios favorables de muchos expertos y consumidores sobre las virtudes de este alimento.

Esto se debe por una parte a sus cualidades organolépticas (percepción por medio de los sentidos) consistentes en el excelente sabor y textura cremosa de esta fruta, originaria de México, y por otro lado se fundamenta en sus innumerables propiedades nutricionales y beneficiosas para la salud del organismo, de acuerdo a Bravo.

Este dietista y experto en gastronomía, que dirige el departamento de nutrición del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) es coautor del libro ‘AvoLovers’ ( ‘amantes del avocado’, otro de los nombres del aguacate, también conocido como palta), cuyo subtítulo, ‘El placer por lo sano’, resume la doble vertiente del aguacate: delicioso y saludable.

“Esta comida reconfortante y placentera, rica en vitaminas, minerales y grasas saludables, es ideal para desayunos, comidas y tentempiés. ¡Cualquier hora del día es adecuada para comer un aguacate!”, señala Pelle Lundborg (pellelundborg.com) coautor del libro y cultivador ecológico del aguacate en Málaga (sur de España).

Muy completo y nutritivo

Una fruta ideal para el desayuno o un tentempié. ( IMEO)

“El aguacate es una fruta y, por consiguiente, su nutriente prioritario es el agua, pero tiene una importante diferencia con el resto de las frutas y es que también es rico en grasas, especialmente monoinsaturadas como el ácido oleico”, explica a Efe Carmen Escalada, nutricionista clínica del IMEO.

“Debido a esto, su consumo nos aportará una importante cantidad de vitaminas liposolubles (se pueden disolver en grasas) como la E y la provitamina A, aunque también posee vitaminas hidrosolubles (se puede disolver en agua) como la B6 o la C”, puntualiza Escalada.

“En cuanto a los minerales, el aguacate destaca por su aporte en potasio, que es mayor que el del plátano y, en segundo lugar, por su contenido en magnesio, seguidos de fósforo y calcio. Asimismo, aporta una nada despreciable cantidad de fibra vegetal”, destaca esta nutricionista.

Confirma que, debido precisamente a esa composición nutricional, “el aguacate es un alimento óptimo para incluir en nuestra alimentación de manera habitual”.

“En primer lugar, es un alimento altamente saciante por lo que es útil cuando queremos reducir la cantidad de comida que ingerimos o bajar de peso”, explica.

“Además, tiene un potente efecto protector de nuestro sistema cardiovascular ya que contribuye a reducir los niveles de colesterol LDL (el llamado colesterol ‘malo’ por sus efectos perjudiciales) y aumentar los de colesterol HDL o ‘bueno’(beneficioso para la salud)”, especifica.

“El consumo regular de aguacate también resulta provechoso para los deportistas que tengan un importante desgaste o sobrecarga muscular y para el buen desarrollo de los embarazos, ayudando a prevenir enfermedades en el feto como la espina bífida”, puntualiza esta nutricionista.

“Por otro lado, esta fruta tiene unas potentes propiedades antioxidantes que ayudan al control del envejecimiento y a mantener la piel saludable y también contribuyen a mantener una buena salud visual y a evitar las cataratas”, enfatiza.

Por último, Escalada destaca que, incluir este alimento en nuestra dieta, “ayuda a evitar el estreñimiento y puede jugar un papel esencial en la reducción del estrés y la ansiedad”.Versátil y muy recomendable

Bravo considera al aguacate como “un superalimento que toda dieta debería incluir” , desmiente categóricamente una de las creencias más extendidas: que la grasa del aguacate puede ser perjudicial.

“Es todo lo contrario: su grasa incluye un 15 % de grasas saturadas (necesarias en su justa medida) y un 85 % de grasas monoinsaturaddas y poliinsaturadas (beneficiosas para la salud), con elevados niveles de Omega 3, un ácido graso muy saludable en todas las etapas de la vida: niñez, juventud, embarazo y a partir de los 45 años de edad”, destaca.

También resalta sus niveles de vitamina K (liposoluble), “vital para la coagulación de la sangre y el fortalecimiento de los huesos”, y lo considera “un alimento estrella para los deportistas, al favorecer una buena recuperación después de un duro entrenamiento y la protección de las partes blandas de las articulaciones”.

“Su consumo, no solo alimenta nuestra salud por dentro, al ayudar a mantener en buena forma el sistema inmunológico y la salud cerebral, sino que además nos embellece por fuera, al aportar luminosidad a la piel y reducir su deterioro”, según Bravo.

Respecto a su consumo, el nutricionista indica: “Solo gozaremos de su buen sabor si está madura, por lo que, si aún está verde, tendremos que almacenarla en un lugar seco y fresco, a unos 18 grados centígrados, hasta que haya madurado, y solo entonces podremos refrigerarla. Si la guardamos antes de tiempo en la nevera, perderá parte de sus propiedades”, advierte.

Para saber si el aguacate está maduro, Bravo sugiere retirar el rabillo de su parte superior. Si el color que observamos en su interior es amarillo, la fruta estará en su punto, si es verde todavía no habrá llegado a su punto óptimo, y si es de color oscuro, estará un poco pasado.

“Además de las cualidades y virtudes nutricionales de un alimento tan sano, me encantan las posibilidades que ofrece en la cocina: se puede machacar, untar en una tostada, hornear, marcar un poco en la parrilla, hacer batidos, cremas, tartas, mousses , y utilizarlo para preparar ensaladas, bocadillos, salsas, bebidas o postres. ¡Las posibilidades son infinitas!”, concluye.

Por Pablo Gutman.

Estas son las tres mejores dietas que deberías probar

La dieta de los Superalimentos, la Gourmet y la Genética ocupan los tres primeros puestos en el ranking de los mejores regímenes para adelgazar. Varios nutricionistas nos explican en qué consisten y cómo aprovecharlas

Diario Libre

Desprenderse de los kilos de más es uno de los propósitos capitales al comenzar cada año, que se ve acompañado por el resurgimiento en los primeros meses de un buen número de métodos adelgazantes, de regímenes de autor, o de dietas impulsadas por celebrities o que, simplemente, se han vuelto virales en las redes sociales.

Pero no todo lo que está de moda vale, advierten desde Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), que cada año lanza una clasificación con las dietas más y menos indicadas para perder peso.

Este ranking está respaldado por expertos en obesidad y cuidado de la salud, médicos, nutricionistas, psicólogos, naturópatas y cirujanos, y se nutre de casos observados en consulta, estudios científicos y clasificaciones serias, como la lista de la Asociación Británica de Dietistas o la publicación ‘U.S. News & World Report’, según sus autores (www.imeoobesidad.com) .

“Que la demanda de un tipo de dieta se dispare no significa que es mejor, ni la más adecuada para nosotros”, señala Rubén Bravo, experto en nutrición del mencionado instituto, recalcando que pueden tener múltiples efectos secundarios, como el ‘efecto rebote’ o recuperación del peso perdido e incluso más kilos.

IMEO precisa que los métodos de adelgazar saludables proponen una pérdida de peso paulatina, sin sobrepasar los 1,5 kilos por semana y los 6 kilos al mes; se sirven de todos los grupos de alimentos restringiendo las cantidades de algunos más calóricos y menos saludables; y contribuyen a reeducar los hábitos alimentarios y mantener un estilo de vida sano.

Además, siempre es conveniente que una dieta se siga bajo asesoramiento y supervisión profesional, apuntan. Los expertos han seleccionado las tres mejores dietas, explicando en qué consisten y efectuando recomendaciones para sacarle el máximo provecho.

1. Dieta de los Superalimentos

“Esta alimentación se basa en incluir en nuestro menú diario alimentos como la quinoa, las bayas de goji, la cúrcuma, el jengibre o las semillas de chía, que tienen la capacidad de nutrirnos y de ayudar a mejorar nuestra salud o prevenir enfermedades”, indica la nutricionista clínica Carmen Escalada. “Si estos ‘superalimentos’ se incluyen en un modelo global de alimentación sano, equilibrado y adecuado, se puede bajar hasta un kilo de grasa a la semana”, explica Escalada.

“Entre las cualidades que se atribuyen a estos alimentos, la mayoría de ellas científicamente probadas, están el refuerzo del sistema inmunitario, la mejora de la digestión, la reducción del estreñimiento, la mejora de los niveles de colesterol o el mayor control de la glucemia”, añade. Y es que “de todas las dietas recomendables para 2018 es la opción más sencilla, económica y asequible”, explica el experto en nutrición Rubén Bravo, quien además destaca que es un plan actualizado basado en la evidencia científica, que ayudará a los pacientes “no sólo a lograr su peso saludable, sino también a mantener unos buenos hábitos.

2. Dieta Gourmet

Está dieta propone adelgazar sin renunciar al placer, ni pasar hambre, basándose en el consumo controlado de productos exquisitos considerados ‘gourmet’, en su mayoría naturales, como jamones, quesos, vino, aceite de oliva, marisco, pescado, carnes, embutidos o chocolate.

Con este plan para adelgazar, combinado con ejercicio físico regular, se puede perder más de un kilo por semana, según sus impulsores. “La clave de este tipo de dieta no está en lo que se come, sino en la forma de preparación o cocción y en la moderación de las cantidades”, explica la nutricionista Mireia Elías. “Esta dieta la pueden seguir todo tipo de personas, excepto alérgicos o intolerantes que deberían evitar aquellos alimentos causantes de las mismas en los distintos platos”, añade.

Según Bravo, “estamos viviendo un auge de la cocina elaborada, diseñada para disfrutar más allá de su aspecto alimenticio, creándose una cultura culinaria que eleva las recetas por encima de las preparaciones cotidianas habituales. Es por ello que esta dieta no sólo se centra en los valores nutricionales, sino también en el aspecto organoléptico (aquello que perciben nuestros sentidos) de los menús, rompiendo con la monotonía de las dietas centradas en cocinar solo a la plancha, bajas en sal y demasiado “sosas” para seguirlas durante demasiado tiempo”, señala también Bravo.

“Éste plan facilita mucho la vida social, el picoteo y el estilo de vida latino”, enfatiza este experto en nutrición, aconsejando “tener un listado de 10 a 15 platos de elaboración ‘gourmet’ para incluirlos en los menús diarios, y distintas opciones para elegir, dentro de las cartas habituales de los restaurantes”.

3. Dieta Genética

Este régimen personaliza la alimentación en función de los resultados de un análisis previo de la información genética relacionada con el metabolismo del paciente, y se fundamenta en la nutrigenómica, ciencia que determina cómo responde nuestro cuerpo ante los nutrientes que ingerimos, según el instituto europeo.

Así, se elabora la pauta dietética en base a los resultados del test genético, el sexo, la edad, la complexión física, y los hábitos y preferencias ó gustos de la persona, en la medida de lo posible. El objetivo es que el paciente regule sus hábitos alimenticios teniendo en cuenta toda la información del test de ADN, logrando pérdida de peso, un mejor estado de salud general y la prevención de algunas enfermedades o trastornos metabólicos, que pudieran aparecer a medio o largo plazo.

“Este cambio global de hábitos de alimentación y de salud, tenemos que conseguir que el paciente lo pueda mantener a largo plazo y permite a bajar entre 3 y 4 kilos al mes”, apunta la nutricionista Andrea Marqués.

“Esta dieta es la más personalizada de todas, ya que se basa en un estudio específico sobre las tendencias genéticas del paciente, por lo que el plan nutricional se centra en los objetivos concretos de prevención en materia de salud”, señala Bravo.

“Su inconveniente, al igual que la dieta Gourmet es su elevado coste, que no está al alcance de todos los bolsillos”, apunta este experto. “Si no disponemos de los medios económicos para costearnos este estudio genético y posteriormente el plan personalizado, podemos analizar nosotros mismos las enfermedades o las causas de muerte de nuestros padres y abuelos, para tomar medidas preventivas ante esos mismos trastornos, que podríamos tener un mayor riesgo hereditario de desarrollar”, recomienda Bravo.

Creatina: por qué se usa tanto en el deporte

CuidatePlus, por Joanna Guillen Valera

Mejorar en el deporte no es sólo cuestión de entrenamiento, también es importante la alimentación. En función de qué se coma, cuánto se coma y cuándo se coma la mejoría puede ser más o menos superior.

En ocasiones, los deportistas requieren de una serie de nutrientes específicos para mejorar que no siempre pueden conseguir a través de los alimentos. De hecho, tendrían que ingerir mucho para obtener algún beneficio, lo que es inviable. Por eso utilizan suplementos. Existen muchos en el mercado pero pocos con evidencia científica que los avale. En el mundo deportivo, la cafeína es el suplemento que más estudios tiene que ha demostrado sus beneficios pero no es el único.

La creatina es otro de los más estudiados por su potencial en la mejora del rendimiento deportivo y uno de los suplementos más utilizados en el deporte. Son utilizados frecuentemente por las personas que hacen regularmente ejercicios físicos, fisicoculturistas y por deportistas profesionales como sustancia ergogénica. De hecho, su uso se popularizó en las olimpiadas de Barcelona en 1992 y está aceptado como un producto lícito por la agencia mundial antidoping.

La creatina (ácido metilguanidina acético) “es un ácido orgánico nitrogenado natural que se sintetiza endógenamente en el hígado, páncreas y riñones a partir de tres aminoácidos, la arginina, la glicina y la metionina”, según describe José Manuel Jurado-Castro, autor principal del documento Timing óptimo en la suplementación con creatina para la mejora del rendimiento deportivo y miembro de la Unidad de Metabolismo e Investigación Práctica del Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (Imibic).  

Según explica Rubén Bravo, dietista y portavoz del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), “está presente en alimentos altamente proteicos, como las carnes rojas y los pescados, pero también en nuestro cuerpo, donde hay más cúmulo de masa muscular (el 90-95% se encuentra en el músculo esquelético) y en el cerebro, aunque en menor cantidad”. 

De ahí que los vegetarianos y las personas que tienen niveles más bajos de creatina obtengan un mayor beneficio cuando empiezan a tomar suplementos de creatina que las personas que empiezan con un nivel más alto de creatina.

Es muy utilizada en deportistas porque “está involucrada en la generación de energía a nivel muscular y en el transporte de agua a las zonas musculares”, explica Bravo, de ahí su relación con el rendimiento deportivo. 

Según recogen Virginia Santesteban Moriones y Javier Ibáñez Santos, del Centro de Estudios, Investigación y Medicina del Deporte (Ceimd) del Gobierno de Navarra, en Pamplona, en la revisión Ayudas ergogénicas en el deporte, publicado en la Revista Nutrición Hospitalaria, la creatina actúa:

  • Incrementando los niveles de fosfocreatina en el músculo, molécula esencial de la vía anaeróbica aláctica para la resíntesis del ATP (trifosfato de adenosina).
     
  • Facilitando la hipertrofia muscular. Es capaz de incrementar la expresión de algunos genes encargados del control de la osmolaridad y la transducción genética, como la integrina-1, entre otras muchas, produciendo una retención intracelular de agua, que es lo que induce la hipertrofia muscular. Este mayor volumen muscular aumenta la capacidad de almacenamiento de glucógeno en el músculo.
     
  • Otro efecto importante de la suplementación de creatina es que aumenta la masa libre de grasa y mejora la fuerza muscular y la potencia. Esto puede ayudar a soportar una mayor carga de entrenamientos, mejorando el rendimiento físico en la competición.
     
  • Además, se estima que la suplementación con creatina “acorta el tiempo de recuperación muscular permitiendo entrenamientos más intensos y largos” y en los últimos años se está viendo un papel destacado en la salud en general de las personas, más allá del deporte, por ejemplo, en adultos mayores, para evitar la pérdida de masa muscular, en combinación con ejercicios de fuerza. 

Para quién

Por todo lo expuesto anteriormente, según informa Bravo, el uso de los suplementos de creatina sería beneficioso, fundamentalmente en dos disciplinas: atletismo y ejercicios de fuerza. En los deportes relacionados con el rendimiento atlético, «los estudios indican que su consumo mejora la eficacia en carreras de velocidad (atletismo, natación, ciclismo), cuando se requiere acción a un esfuerzo explosivo”. También es muy interesante en deportistas jóvenes que practican tenis o remo, por ejemplo, disciplinas que requieren de una intensidad determinada”.

Como señala Jurado-Castro,”el efecto de la suplementación con creatina se ha visto especialmente interesante en la mejora del rendimiento de ejercicios de alta intensidad que duran menos de 30 segundos, siento más evidente cuando hay periodos repetidos de ejercicio intenso como, por ejemplo, el entrenamiento de fuerza”.

Además, “el entrenamiento de fuerza junto con la ingesta de creatina permite aumentar la intensidad del entrenamiento, lo que conlleva mayores adaptaciones y ganancias de masa muscular”, de ahí su valor en los fisicoculturistas. 

Esto es así porque, como recuerdan los expertos del Ceimd, “aumenta la masa libre de grasa y mejora la fuerza muscular y la potencia, lo que puede ayudar a soportar una mayor carga de entrenamientos, mejorando el rendimiento físico en la competición”. 

Por otra parte, según apunta Bravo, también sería interesante su uso en “personas mayores que han perdido masa muscular, siempre que combinen la ingesta con ejercicios de fuerza”.

‘Sprints’

Como informan Santesteban Moriones e Ibáñez Santos, “debido a la relación de la creativa con la vía anaeróbica aláctica, gran parte de los estudios realizados hasta la fecha en relación a este suplemento se centran en valorar su eficacia en sprints”. 

Así, en sprints repetidos “se ha observado un efecto positivo en determinados estudios, e inexistente en otros. Esto parece estar relacionado con la metodología de los mismos. Probablemente la mejora del rendimiento en sprints repetidos se explica por una mayor rapidez en la resíntesis de fosfocreatina y, por tanto, de ATP ((rifosfato de adenosina), entre cada sprint. Sin embargo, esta resíntesis comienza a producirse tras 60-120 segundos de recuperación. Por ello, los estudios en los que el tiempo de recuperación entre sprints es menor de 30 segundos no han encontrado resultados positivos, no así en aquellos en los que este tiempo era de 50-120 segundos”, señalan los autores del documento. 

Así, según esta explicación, “las mejoras en el rendimiento se observan en sprints de unos 10-30 segundos de duración y suponen un incremento del rendimiento en torno a un 1-2%, porcentaje que puede ser determinante en una competición de élite”.

Dosis para que sea efectivo y descansos

Tal y como explica Bravo, la recomendación sería “tomarla media hora o una hora antes de la práctica deportiva, para conseguir una mayor eficacia”. La dosis dependerá del uso que se le de. “En función de la actividad se aconseja una u otra y es que es importante señalar que “la creatina mantenida en el tiempo pierde eficacia por lo que siempre se aconseja su consumo en tiempos cortos de entre 4 y 7 días, previos a la competición, y hacer descansos a posteriori, de entre una y dos semanas”. 

En cuanto a la dosis en función del tipo de deporte, según Bravo, “para el aumento del rendimiento atlético, la dosis recomendada sería de 20 gramos diarios durante 7 y dosis de mantenimiento de entre 2 y 10 gramos diarios”. Es importante señalar que “la eficacia se notará en 7 días”. 

En ejercicios de fuerza muscular, la recomendación sería “la misma dosis pero, en la fase de mantenimiento, se cambiaría las dosis por 5-25 gramos”, en función de la persona. 

Según Jurado Castro, el protocolo de suplementación más efectivo sería el de un “consumo de 0,3 g/kg/d durante cinco días, seguido de un consumo de 0,03 g/kg/d consiguiendo de esta forma una mayor reserva de fosfocreatina en el músculo esquelético”. 

En cuando al momento idóneo, como informa Bravo, “los estudios realizados muestran mayores beneficios cuando la ingesta se realiza en los momentos cercanos al entreno debido al mayor flujo sanguíneo, apuntando los estudios a mejoras significativas en un consumo post-entreno, debido a que la creatina puede aumentar la formación de glucógeno en el músculo y aumentar la sensibilidad a la insulina”.

En este sentido, en los casos de los ejercicios de fuerza “un estudio analizó la diferencia entre una ingesta inmediatamente anterior al entrenamiento e inmediatamente posterior y concluyó que el consumo de creatina inmediatamente después del entrenamiento producía mejores resultados en el aumento de la masa libre de grasa, la disminución de la masa grasa y la mejora de 1-RM (una repetición máxima, o máximo peso que se es capaz de levantar una única vez) en el ejercicio de prensa de banca”. 

A lo largo de la semana, según el documento de la revista Nutrición Hospitalaria se aconseja ingerir los suplementos  “durante los días de entrenamiento distribuyendo la dosis de la siguiente forma: el 25% en el desayuno, 25% una hora antes del entrenamiento y el 50% restante justo después del entrenamiento”. En los días de descanso “sería suficiente con repartir las dosis en cuatro tomas iguales”. A continuación, en la fase de mantenimiento se realizaría una única toma, justo después del entrenamiento o con la comida en los días de descanso. 

¿Por qué hay que tomar dosis de mantenimiento y hacer descansos? Esto es así porque «llega un punto de saturación de este nutriente en el organismo que el cuerpo intenta compensar, perdiéndose los beneficios iniciales”, informa Bravo. Para que esto no pase es importante disminuir las dosis o, incluso, “eliminarlas haciendo descansos de entre una y dos semanas”. 

Posibles riesgos para la salud

Se ha hablado mucho de los posibles riesgos que puede tener la creatina para la salud pero, en general, es seguro. “El efecto adverso más común son los calambres musculares”, según indican Virginia Santesteban Moriones y Javier Ibáñez Santos. Se ha visto que estos calambres “pueden estar provocados por la deshidratación o por la alteración del balance hídrico provocado por esta sustancia, problemas que pueden solucionarse bebiendo más agua”.

Por otro lado, también se ha pensado que la creatina puede llegar a empeorar la función renal, ya que, al aumentar su consumo podría llegar a aumentar los niveles de creatina en la orina. “Al ser la creatinina un indicador de la función renal, puede pensarse que la creatina empeora esta función, pero estudios que analizaron su consumo durante 5 años no han encontrado esa relación”, señalan los autores. 

A pesar de su seguridad, Bravo cree que no deberían tomar estos suplementos “los niños, las embarazadas o lactantes, personas con trastorno bipolar, pacientes con enfermedad renal establecida o con diabetes”, concluye. 

Leches vegetales, ¿son tan buenas como parecen?

RFI, por Ivonne Sánchez

Actualmente están de boga, las llamadas leches vegetales, a base de almendras, soya, arroz, coco o avena, entre otras. ¿Pero son mejores o más saludables que las de vaca? ¿Está correcto llamarles “leches”? Una nutricionista en entrevista con RFI da algunas precisiones.

Les llaman leches vegetales y pueden ser a base de legumbres o frutos secos como almendras, arroz, coco, trigo sarraceno, avena o la más popular, la de soya.

Se obtienen poniendo en remojo la legumbre, el fruto seco o el grano y después, prensando y colando, se obtiene un líquido blanquecino, de ahí que se les diga “leches”, aunque lo correcto sería llamarles bebidas, para no creer que tienen las mismas propiedades que las leches de animales mamíferos.

Un boom en los últimos años

Lo cierto es que estas leches alternativas no lácteas en los últimos cinco años se han vuelto muy populares. Muchas personas las prefieren porque quieren o necesitan evitar los lácteos. Algunas las eligen también creyendo que son más saludables que la leche de vaca.

Pero algunas de estas bebidas vegetales, quizás no son tan buenas como parecen, por su alto contenido de azúcar añadido o no aportan tantos nutrientes presentes en la leche animal como proteína, calcio o vitamina D.

En esta etiqueta se puede ver que después de las almendras, se le ha agregado azúcar de caña.

Checar bien las etiquetas es esencial, para cerciorarse que no tienen azúcar añadido, o aprender a hacerlas uno mismo, algo relativamente fácil, ya que es cuestión de poner a remojar los granos en agua unas horas, tirar esa agua, luego licuar los granos con agua filtrada, y pasarlos por un tamiz, repitiendo algunas veces la operación.

Es muy sencillo hacer su propia leche vegetal, basta licuar con agua el alimento en cuestion (avena, almendra, avellana, coco, previamente remojado) y exprimir su contenido ayudado de una gasa.

Se obtiene así una leche que se puede conservar dos o tres días en el refrigerador o si se prefiere, congelar en pequeñas botellas; el bagazo restante se puede utilizar para otras recetas culinarias.

Para hablarnos de este tema, conversamos con la nutricionista Carmen Escalada, del Instituto Médico Europeo de la Obesidad.

Harinas: la más sana, la que menos engorda y la más dulce

CuidatePlus, por Joanna Guillén Valera

Existen muchos tipos de harina y cada una tiene unas propiedades culinarias diferentes.

Hace unos años, cuando ibas al supermercado a comprar una harina para cocinar, sólo encontrabas la clásica, es decir, la de trigo blanca refinada. Sin embargo, ahora hay tantas opciones que es difícil decidirse.¿Cuál es la más sana? ¿y la que menos engorda? ¿puedo usarlas todas para todo? 

Según explica Andrea Marqués, nutricionista del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO),  “la harina clásica, que hasta hace unos años se utilizaba de forma habitual en la cocina tradicional, es la de trigo blanca refinada”. Es la más usada pero también es la que “tiene peores propiedades nutricionales”, en comparación con su versión integral. Esto es así porque “en las refinadas, sean de trigo o de cualquier otro cereal, se elimina parte del grano completo (salvado y germen) por lo que se pierden parte de las vitaminas, minerales, proteínas vegetales y, sobre todo, de fibra”. 

Además, en ellas “se incrementa el índice glucémico del cereal, ya que pasa de ser un hidrato de carbono complejo a ser un azúcar sencillo, lo que produce niveles más elevados de glucosa y posteriormente de insulina en sangre lo que incrementa el riesgo de diabetes, problemas cardiovasculares y ganancia de peso”, señala la experta. 

Otra desventaja con respecto a otro tipo de harinas es que “la blanca se convierte en un alimento menos saciante, por lo que nos puede llevar a comer más cantidad o a necesitar más ingestas que se traduzcan en un mayor consumo de calorías totales”, advierte Marqués.

El único beneficio que se puede destacar de este tipo de harina es que, “al eliminar la cáscarason más fácilmente digeribles, lo que podría ser positivo para pacientes con dificultades en la digestión, siempre que no padezcan enfermedades del tracto gastrointestinal tales como Chron o colitis ulcerosa, en cuyo caso el gluten del cereal no sería recomendable”, puntualiza la nutricionista.

Otra ventaja está en el aspecto culinario. “Es más sencillo trabajar con la harina refinada ya que necesita menos tiempo de cocción o procesado y, al estar refinada, es más fina para la elaboración de productos de repostería y pastelería, ya que el salvado es la parte más ruda del cereal”. Estas harinas son también más “uniformes y manejables, retienen mejor el líquido y son elásticas, cualidades que otorgan la esponjosidad y frescura a este tipo de productos”, señala Marqués. 

Tipos de harinas y características

En la actualidad existen muchos tipos de harinas y cada una tiene unas características diferentes. La nutricionista de IMEO Carmen Escalada destaca las principales:

  • Harina de trigo: Es la más utilizada en la actualidad tanto por factores económicos (es fácil y barata de cultivar) como organolépticos (tiene un sabor agradable y suave). Aunque está constituida fundamentalmente por hidratos de carbono y proteínas, de las cuales el 80% aproximadamente es gluten, en su elaboración suelen mezclarse diferentes variedades de trigo en función del uso que se le vaya a dar. Aunque hay muchas, las más frecuentes en los supermercados son la integral y la refinada.
     
  • Harina de trigo integral. Se obtiene del cereal entero, lo que le da un color más oscuro y es mucho más interesante, desde el punto de vista nutricional, al tener un mayor contenido en proteínas, fibra, vitaminas y minerales que la refinada. Poco a poco va ganando terreno en las tiendas, pero al comprarla, hay que tener cuidado de que realmente proceda de granos enteros y no sea harina refinada a la que se le ha añadido el salvado posteriormente ya que en este caso las ventajas nutricionales se reducen considerablemente.
     
  • Harina de trigo refinada o blanca. Se obtiene eliminando el salvado y el germen del cereal y triturándolo lo que, por un lado, la hace mucho más fácil de digerir, pero, por otro, reduce notablemente su valor nutricional. En concreto, por cada 100 gr. tiene entre 2-3 gr. menos de proteína y 3 veces menos de fibra. Además, contiene menos vitaminas del tipo E y del grupo B y minerales como el magnesio, el hierro y el zinc que la harina de trigo integral.
     
  • Harina de avena: Su consumo se está popularizando en nuestro país debido a la gran versatilidad que tiene tanto para elaborar platos dulces como salados y por su elevado aporte nutricional. Siempre y cuando se opte por una versión integral, tiene un aporte de proteínas (en torno a 14 gr. por cada 100) y de grasas saludables (en torno a 7 gr. por cada 100) superior al resto de harinas procedentes de cereales por lo que es un alimento muy nutritivo.
     
  • Harina de maíz: Es una de las principales harinas empleadas por aquellos que no pueden tomar gluten ya que carece de él. Su consumo aporta prácticamente las mismas calorías que la harina de trigo (cerca de 350 Kcal por cada 100gr) pero tiene una mayor concentración de grasas y menor de proteínas y vitaminas. En cuanto a la fibra, su consumo aporta prácticamente la misma cantidad que la harina de trigo refinada (3 gr. por cada 100 gr.).
     
  • Harina de trigo sarraceno o alforfón: Al igual que la harina de maíz, no tiene gluten, por lo que es apta para aquellos que padecen celiaquía. Sin embargo, es una harina mucho más ventajosa que la de maíz, a nivel nutricional, ya que contiene un mayor porcentaje de proteínas (semejante a la harina de avena) y de fibra. Todo esto hace que su índice glucémico sea muy bajo y que ayude a la prevención y cuidado de enfermedades como el estreñimiento, la obesidad o la diabetes. Además, aporta lisina, un aminoácido que no aparece en las harinas de otros cereales, y una buena cantidad de magnesio y de potasio.
     
  • Harina de garbanzo: Es la harina de legumbre más utilizada en la actualidad y se obtiene al triturar garbanzos secos, tostados o no. Este tipo de harina destaca fundamentalmente por su alto aporte proteico (21 gr. por cada 100 o, lo que es lo mismo, seis veces más que la harina de trigo). También tiene un alto contenido en fibra y vitaminas, entre las que destaca el ácido fólico. 

Las más saludables y las que menos engordan

Para determinar qué harina es la más saludable lo primero que hay que hacer es fijarse en el aporte nutricional de cada una de ellas. En base a eso, Escalada, “destacaría por encima de todas la harina de avena y la de garbanzos”. En ambos casos “aportan un alto nivel de proteínas y fibra, así como de vitaminas y minerales”.

A la hora de determinar qué harina es la que menos engorda no sólo hay que fijarse en las calorías que contiene cada una sino que hay que ir más allá. Si solo nos fijamos en las calorías, se podría decir que la que menos engorda sería la harina de trigo refinada ya que es la “menos calórica, ya que aporta aproximadamente 370 Kcal por cada 100 gr”. Sin embargo, como señala Escalada: “Esta no es la mejor opción si queremos adelgazar”

Y es que, la harina de trigo refinada “al ser rica en hidratos de carbono y pobre en fibra, tiene un índice glucémico muy elevado, justo lo contrario a lo que necesitamos para bajar de peso”. Además, “esta harina es poco saciante y más adictiva por lo que comeremos más cantidad de los productos elaborados con ella que con otras harinas, lo que elevará nuestra ingesta calórica”. 

Por todo lo anterior, las mejores harinas para adelgazar serían las de “trigo integral, avena, trigo sarraceno y garbanzos”, eso sí, “siempre que las consumamos con moderación”.

Cuándo usar cada harina

Otra de las dudas más habituales en relación con la harina está relacionada con los usos que puede hacerse de cada una de ellas ya que cada una tiene unas características determinadas. Según Escalada “la harina de trigo es probablemente una de las más versátiles debido a la gran cantidad de variedades que se pueden obtener mezclando diferentes cultivos”. 

Con esta combinación “se consiguen las denominadas harinas de fuerza, que se usan fundamentalmente para productos de bollería con largos fermentados como los roscones, panettones o croissants o las harinas débiles que se emplean fundamentalmente en la elaboración de panes y productos con menos fermentado como las galletas o las magdalenas”.

Además, este tipo de harina “es un excelente espesante que se puede utilizar en la elaboración de salsas, como la bechamel, y es el ingrediente fundamental de la pasta y masas de pizzas y hojaldres. También se usa en la preparación de rebozados y empanados”.

Es importante recordar que, dentro de las harinas blancas, “las más duras o con más contenido en proteína (gluten) son las más indicadas para elaborar pan, pastas o bollerías; y las más blandas o con menos contenido en gluten serán las indicadas para repostería y pastelería”.

La harina de avena “se ha utilizado tradicionalmente para la elaboración de gachas como el porridge o tortitas”, pero en los últimos años, su uso se ha extendido hacia la repostería general y a la panadería. Hoy por hoy se usa para la elaboración de “pan, galletas o bizcochos”. 

La harina de maíz tiene usos de lo más diversos, “desde la elaboración de pasta, como la polenta, hasta tortitas saladas para rellenar, gofio o pan”. Además, “debido a su sabor dulce se está incluyendo cada vez más en rebozados de carnes o pescados”, señala Escalada. También es frecuente “utilizarla para espesar salsas”.

La harina de trigo sarraceno -menos conocida en España- “se emplea habitualmente para elaborar fideos, gachas o galletas”. En España,señala Escalada, “es cada vez más frecuente encontrarla en pastas o, mezclada con otras harinas en panes o masas de pizza”.

La harina de garbanzo se emplea cada vez más “en la elaboración de todo tipo de recetas gracias al sabor característico que aporta”. Algunos ejemplos de su uso son: “La tortilla de patatas vegana, los rebozados de carnes y verduras, la elaboración de falafel, espesante de cremas o la preparación de masas”.

Sushi, pizza o indio, ¿cuál es mejor para comer en casa?

CuidatePlus, por Isabel Gallardo Ponce

A veces no nos podemos resistir y nos dejamos vencer por la pereza o simplemente queremos darnos un capricho y abandonamos los cacharros en la cocina o lo que teníamos previsto para pedir comida a domicilio. Una vez que sabemos que no debemos abusar de este recurso aunque los toques de queda dificulten salir a cenar, ¿cómo podemos realizar decisiones saludables al pedir comida? 

Lo cierto es que no solemos pedir comida tradicional cuando levantamos el teléfono o usamos la aplicación de turno y tendemos a optar por comidas internacionales y más exóticas. Los expertos consultados por CuídatePlus te dan ciertos trucos para que la toma de decisiones sea algo más consciente y elijas aquello que no desbarate los esfuerzos que haces el resto de la semana para mantener una alimentación equilibrada.

Comida japonesa

Sin duda los ingredientes de la comida japonesa la convierten en una de las opciones más saludables para pedir a domicilio. Según Enric Sánchez, nutricionista del Grupo de Obesidad, Diabetes y Metabolismo del IRBLleida, y coordinador del Grupo de Trabajo de Dietoterapia de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (Seedo), esta comida oriental se basa en hidratos de carbono complejos, como el arroz o las sopas con verduras, pero también incluye la técnica del vapor para la cocina, además de incluir pescado y poca carne -y cuando la hay es blanca-.

“El sushi es un plato típico de origen japonés basado en arroz aderezado con vinagre de arroz, azúcar y sal y combinado con otros ingredientes como pescados crudos, mariscos y verduras. Si bien es cierto que contiene azúcar y sal, el sushi es un plato saludable para la comida take away”, añade Sánchez. Esta recomendación se extiende también a las cenas, siempre que se tengan en cuenta las raciones y que estas tengan un tamaño adecuado. 

Con menos calorías, añade Estefanía Ramo, nutricionista del  Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), estaría el sashimi, un plato a base de pescado crudo o cocido, “como pulpo, sepia, rodaballo, atún, salmón y moluscos. Se sirve en rodajas finas con una ligera salsa de soja, wasabi (crema de rábano), caldo de algas o tofu. 

Con lo que hay que tener cierto cuidado es con las salsas, especialmente con la de soja por su alto contenido en sodio, y con que el restaurante sea de confianza y se observen todas las normativas respecto a la seguridad alimentaria en el congelado de pescado y en los productos frescos. 

Comida china

El chino del barrio o uno que te encanta al otro lado de la ciudad suele ser una opción bastante popular. Sin embargo, muchas veces “no respeta la cocción al vapor o al agua y abusan del aceite reutilizado y las salsas, escondiendo muchas veces ingredientes de mala calidad”, advierte Rubén Bravo, dietista del (IMEO)

Cocina india

La cocina india es muy especiada, y también contiene semillas, raíces, cortezas o hierbas, amén de bastante picante entre sus ingredientes, además de un gran contenido en grasas y salsas. Se aconseja un consumo puntual. En esta alimentación es muy común el dahí o yogur, que se consume siempre sin azúcar.

La base de la comida hindú son las verduras, hortalizas y tubérculos, acompañadas de arroz y legumbres. La cocina india, en general, prescinde de la carne bovina y porcina y muchos de sus platos son aptos para vegetarianos. Ramos afirma que dentro de las opciones más saludables destacan el pollo con sus variantes tikka masala (con leche de coco), shashi-korma (con castañas, almendras o anacardos) y tandoori (con jengibre y especias) que se pueden acompañar de samosa de verduras.

Además, el postre suele consistir en frutas frescas. Pero hay que ser precavido, aunque parece que la comida procedente de la India puede ser bastante saludable, hay que tener en cuenta que “la principal grasa utilizada en esta cocina es el ghee, que a pesar de que es muy efectivo para disolver los principios activos de las hierbas que se usan en esta cocina, tiene un enorme contenido de grasa y un gran aporte de calorías”,dice Sánchez. Por ello, una opción más saludable sería sustituirlo por aceite de oliva virgen extra

Gastronomía mexicana

La comida mexicana es cada vez más común entre las opciones internacionales de comida. Sin embargo, los nachos, burritos, tacos, quesadillas y fajitas puede que no sean la mejor opción para la salud, por su alto contenido en calorías y grasas, aunque todo depende de sus ingredientes, como siempre. 

Conviene también no elegir los platos con más salsas, sobre todo si en ellas abundan los quesos o la nata. No obstante, la comida mexicana tiene un gran abanico de productos y de técnicas culinarias, por lo que Sánchez aconseja escoger los platos realizados al vapor, al horno… “En esta dieta destacan el maíz y el chile -con un gran aporte de vitamina A y C-, seguido de los frijoles, el arroz, frutas y verduras, especias, carnes, aves, pescados y mariscos”. 

Ramos añade que dentro de la oferta de comida a domicilio, “podemos optar por la salsa de guacamole, los jalapeños, las tortillas de maíz, ricos en fibra y aptas para celíacos, con relleno de pollo”.

Comida estadounidense

El famoso estilo de vida americano (american way of life) se asocia con comida rápida (fast-food), caracterizada por alimentos ultraprocesados y por la abundancia de fritos, rebozados, grasas saturadas y grasas trans, azúcares añaidos y sal.  De ahí que esta opción sea la menos saludable para pedir a domicilio, aunque nos tienten las hamburguesas, los refrescos, los perritos o la mayoría de las pizzas. 

“En la comida americana el azúcar tiene un importante papel y las carnes que se consumen son en su mayoría procesadas -normalmente carne roja con mucha grasa, como vacuno, cerdo, bacon…-. Los cereales que se utilizan son en su mayoría azucarados y se consume poca fruta y verdura. Además, en esta cocina se opta por formas de cocción poco saludables”, recuerda Sánchez. Y es que muchas veces, por ejemplo, los panes de hamburguesas contienen grasas de baja calidad y aditivos. 

Además la comida americana se caracteriza por presentarse en raciones de gran tamaño con acompañamiento y postre. Por eso, si pedimos unas patatas fritas o una ensalada creyendo que elegimos un plato más saludable, lo más seguro es que vengan con salsas para aliñarlas o acompañarlas. Este tipo de salsas suelen contener una gran cantidad de azúcar, además de aditivos «que podrían irritar las paredes del tubo digestivo por su acidez”, dice Sánchez. Así que para aliñar las ensaladas lo mejor es siempre usar aceite de oliva virgen, vinagre y sal u optar por el zumo de limón.  

En el ámbito industrial, cuanto más elaborado es un alimento, más procesado está. Por lo tanto, más que en la preparación del plato, deberíamos centrarnos en la elección de los productos para este, vigilando que sean productos frescos y sin o con poco procesado.

Sin embargo, en la comida americana, según Ramos, hay cabida para la comida de calidad con un procesado más sencillo de los alimentos y sin abusar de colores y sabores fuertes, como podrían ser el pavo dorado con finas hierbas y verduras asadas, las ensaladas, las hamburguesas de carne de vacuno con pan rústico o en su versión vegana a base de arroz integral, soja, quinoa y frijoles. 

Platos italianos

Lo primero que nos viene a la cabeza cuando pensamos en la gastronomía italiana es la pizza y la pasta. Sin embargo, por más que queramos la pizza no es un alimento propio de la dieta mediterránea, sobre todo si la pedimos para llevar ya que está repleta de grasas saturadas, sal y suele estar realizada con harinas refinadas. 

La cosa cambia si el restaurante en el que pedimos la cena tiene pasta, arroz, y pizza de harinas integrales. Su acompañamiento debe aportar verduras, proteína y aceite de oliva virgen extra. Sánchez recuerda que también hay que evitar añadir salsas calóricas y con mucha sal. Pero, además, la cocina italiana también cuenta con abundantes verduras, frutas, carnes y pescados, que pueden ser una opción saludable. 

Carnes argentinas, uruguayas y brasileñas

Las carnes procedentes de América del Sur -Argentina, Uruguay y Brásil- suelen ser carnes muy jugosas y con cortes muy diferentes a los que estamos habituados. Se trata, según Ramos, de carnes muy jugosas que provienen del pastoreo y con un alto valor nutricional y ricos en Omega 3, ácido fólico y vitaminas del grupo B. “De promedio contienen 20 gramos de proteína animal por cada 100gr de producto, por esto se deben consumir con moderación y evitando aderezar con salsas”, apunta Ramos. Y una vez más hemos de atender a la forma de cocinado, siendo las formas más saludables el asado a la parrilla, a la brasa, el grill y la barbacoa. Eso sí, eligiendo un corte que no supere las cantidades recomendadas y evitando derivados (salchichas, morcillas, chorizos…).

Para acompañar la carne, no hay que olvidar añadir verduras, ya sean crudas o cocinadas, y ponerle la guinda con fruta de postre.