Leches vegetales, ¿son tan buenas como parecen?

RFI, por Ivonne Sánchez

Actualmente están de boga, las llamadas leches vegetales, a base de almendras, soya, arroz, coco o avena, entre otras. ¿Pero son mejores o más saludables que las de vaca? ¿Está correcto llamarles “leches”? Una nutricionista en entrevista con RFI da algunas precisiones.

Les llaman leches vegetales y pueden ser a base de legumbres o frutos secos como almendras, arroz, coco, trigo sarraceno, avena o la más popular, la de soya.

Se obtienen poniendo en remojo la legumbre, el fruto seco o el grano y después, prensando y colando, se obtiene un líquido blanquecino, de ahí que se les diga “leches”, aunque lo correcto sería llamarles bebidas, para no creer que tienen las mismas propiedades que las leches de animales mamíferos.

Un boom en los últimos años

Lo cierto es que estas leches alternativas no lácteas en los últimos cinco años se han vuelto muy populares. Muchas personas las prefieren porque quieren o necesitan evitar los lácteos. Algunas las eligen también creyendo que son más saludables que la leche de vaca.

Pero algunas de estas bebidas vegetales, quizás no son tan buenas como parecen, por su alto contenido de azúcar añadido o no aportan tantos nutrientes presentes en la leche animal como proteína, calcio o vitamina D.

En esta etiqueta se puede ver que después de las almendras, se le ha agregado azúcar de caña.

Checar bien las etiquetas es esencial, para cerciorarse que no tienen azúcar añadido, o aprender a hacerlas uno mismo, algo relativamente fácil, ya que es cuestión de poner a remojar los granos en agua unas horas, tirar esa agua, luego licuar los granos con agua filtrada, y pasarlos por un tamiz, repitiendo algunas veces la operación.

Es muy sencillo hacer su propia leche vegetal, basta licuar con agua el alimento en cuestion (avena, almendra, avellana, coco, previamente remojado) y exprimir su contenido ayudado de una gasa.

Se obtiene así una leche que se puede conservar dos o tres días en el refrigerador o si se prefiere, congelar en pequeñas botellas; el bagazo restante se puede utilizar para otras recetas culinarias.

Para hablarnos de este tema, conversamos con la nutricionista Carmen Escalada, del Instituto Médico Europeo de la Obesidad.

Parece saludable, pero no siempre lo es: la cara oculta del sushi en los supermercados de España

Si a ti también te encanta el sushi, te damos estas recomendaciones para elegir dónde y cómo comerlo.

La Sexta Noticias

«Menos arroz y más pescado». Esta es la regla principal del sushi que rompen las bandejas tan populares ya en los supermercados. Pero la diferencia entre el sushi que compramos en el supermercado y el que hacemos en casa salta a la vista. «Este está hecho para quitar el hambre», cuenta Mario Payán, chef del restaurante Kappo.

Payán nos detalla esas diferencias, que no solo están en la cantidad; también, en la calidad: «Tiene muchísima azúcar y muchísima sal». Algo en lo que coincide el nutricionista Rubén Bravo del IMEO: «Las bandejas pueden llevar hasta cinco veces más de cantidad de azúcar».

Los Motivos los encontramos primero en la preparación del arroz. La receta tradicional lleva sólo azúcar, sal y vinagre. Pero Payán precisa: «Para que parezca de buena calidad añaden mirín, un aporte de azúcar super elevado». Comparamos también la salsa de soja, un ingrediente que apenas representa menos del 3%.

«No es salsa de soja», sentencia el chef. ¿Es entonces saludable el sushi? Sí, pero el casero. Más de un 25% de la población española consume sushi. Si somos deportistas, lo ideal es comer ocho piezas diarias. Si no practicamos deporte, lo ideal es la misma cantidad pero a la semana, según los expertos.

Fundamental es también saber qué partes del pescado consumimos. Para ello, nos colamos en la cocina de Yong. Si buscamos la proteína del atún, tendremos que pedir «la parte del solomillo o bien la parte del lomo». Las partes saludables del salmón se encuentran «cerca de la ventresca o de la tripa, como le queramos llamar, más infiltración de grasa». Lo importante es conocer la procedencia de cada ingrediente y que sepamos separar el grano de la paja.

Cinco alimentos saludables que no lo son tanto si abusas de ellos

Algunas comidas pueden ser buenas con moderación, pero convertirse en dañinas en grandes cantidades

Faro de Vigo

Todo el mundo sabe que comerse un paquete de galletas de un atracón no es sano, pero los expertos dicen que exagerar con comidas mucho más nutritivas podría tener el mismo efecto negativo en el cuerpo.

Cada vez son más las personas que se preocupan de llevar una alimentación sana y equilibrada: verduras, productos frescos, legumbres… Sin embargo, es importante tener en cuenta que más no siempre es mejor, tal como publica el portal especializado en salud healthline.com.

Omega-3 y aceites de pescado

5 alimentos saludables que no lo son tanto si abusas de ellos

Los ácidos grasos Omega-3 son esenciales para nuestra salud ya que luchan contra la inflamación en el cuerpo, ayudan al desarrollo del cerebro y reducen el riesgo de enfermedad cardíaca.

No obstante, demasiado omega-3 puede ser dañino para el cuerpo por su efecto anticoagulante. La dosis habitual oscila entre 1-6 gramos por día, pero tomar alrededor del doble (13-14 gramos por día) puede tener efectos anticoagulantes en personas sanas.

Esto puede ser un riesgo, sobre todo para las personas que son propensas a sangrar o que están tomando medicamentos anticoagulantes.

Atún (tanto fresco como enlatado)

5 alimentos saludables que no lo son tanto si abusas de ellos

El atún es uno de los pescados que más se consumen y que se considera muy saludable gracias a su gran aportación en proteínas y en ácidos grasos de omega 3.

Sin embargo, el atún también puede contener altos niveles de metilmercurio, un contaminante ambiental presente en los océanos. Si se abusa, esta toxina neurológica puede causar muchos efectos negativos para la salud como retrasos en el desarrollo de los niños, problemas de visión, falta de coordinación y problemas de audición y del habla.

Hay dos tipos principales de atún enlatado, y su contenido de mercurio varía:

Atún blanco: de color claro y por lo general proviene de pescado blanco. Contiene 4-5 veces la cantidad de mercurio que se encuentra en el atún claro.
Atún claro: el atún claro contiene mucho menos mercurio que el atún blanco. Es de color más oscuro y por lo general no proviene del atún blanco.

El límite de seguridad superior de metilmercurio para humanos es de 0,1 microgramos por kilogramo de peso corporal. Se aconseja a las mujeres embarazadas y los niños limitar su ingesta de mariscos que contienen mercurio a no más de dos veces por semana.

Arroz integral

5 alimentos saludables que no lo son tanto si abusas de ellos

El arroz es el alimento más consumido del mundo: nos aporta energía gracias al almidón que posee. Si optamos por el arroz integral la energía que nos aportará será más duradera y aumentaremos la dosis de fibra, vitaminas y minerales.

Pero como venimos explicando, abusar de un alimento sano puede ser igual de perjudicial. Si nos sobrepasamos con este alimento puede aportarnos más calorías en la alimentación que nos acabe engordando. Además, en función de su origen y del agua utilizada para su conreo puede tener cantidades grandes de arsénico.

Canela

5 alimentos saludables que no lo son tanto si abusas de ellos

La canela es una deliciosaespecia que puede tener algunas propiedades medicinales. Tiene un alto contenido de antioxidantes y se ha demostrado que combate la inflamación y reduce los niveles de azúcar en la sangre. Comer canela también se ha relacionado con un menor riesgo de enfermedad cardíaca, diabetes, cáncer y enfermedades neurodegenerativas .

Sin embargo, la canela contiene altas cantidades de un compuesto llamado cumarina, que puede ser perjudicial en grandes dosis.
La ingesta diaria tolerable de cumarina es de 0,1 mg por kg de peso corporal. Consumir mucho más que eso puede causar toxicidad hepática y cáncer.

Verduras crucíferas

5 alimentos saludables que no lo son tanto si abusas de ellos

Las verduras crucíferas son una familia de verduras que incluyen el brócoli, las coles de Bruselas, la col rizada, el repollo y la col rizada. Estas verduras se han relacionado con muchos beneficios para la salud, como un menor riesgo de cáncer y enfermedades cardíacas .

Las verduras crucíferas constituyen una gran parte de la ingesta diaria de vegetales de las personas. También se han vuelto muy populares como ingredientes en varios batidos verdes y jugos de vegetales frescos.

Sin embargo, los compuestos en estos vegetales llamados tiocianatos pueden interferir con la capacidad del cuerpo para absorber yodo. Esto puede contribuir a una afección llamada hipotiroidismo, que puede comportar aumento de peso, estreñimiento, piel seca y niveles de energía reducidos.

Las personas que son sensibles a los problemas de tiroides deben evitar consumir estas verduras en grandes cantidades.

¿Alimentos con aceites minerales? Mejor evítalos

MOSH y MOAH, responsables
Alimentos de uso habitual, como pasta, arroz, cereales, chocolate… se pueden ver contaminados por impurezas tóxicas derivadas de aceites minerales: los MOSH y MOAH. Rastreamos su presencia en más de 100 productos y comprobamos que muchos contienen MOSH, en niveles poco preocupantes, pero que también hay alimentos contaminados con MOAH, potencialmente cancerígenos. Pedimos que se retiren del mercado.

OCU.org

¿A que no te gustaría comer un producto contaminado con un compuesto mineral derivado del petróleo que es perjudicial para tu salud? ¿Y si es una sustancia potencialmente cancerígena?

Compuestos en entredicho
Los aceites minerales (MOH) son una compleja mezcla de sustancias derivadas del petróleo. Mal refinados dan lugar a impurezas tóxicas: los MOSH (Mineral Oils Saturated Hydrocarbons), que se acumulan en tejidos, nódulos linfáticos, bazo e hígado y pueden ocasionar microgranulomas, y los MOAH (Mineral Oils Aromatic Hydrocarbon), que son considerados como posibles sustancias carcinógenas y mutagénicas.

Estas sustancias llegan al alimento debido a una contaminación, que puede producirse por diversas causas:

– El alimento entra en contacto con papel o cartón reciclados de los envases.
– Por las tintas de impresión de los envases, que pueden incluir estas impurezas.
– Por aditivos en principio autorizados, pero que mal refinados dan lugar a MOSH y MOAH, en plásticos de uso alimentario, en pesticidas…
– Por entrar en contacto con aceites de maquinaria y otros compuestos de petróleo.
– Por los lubricantes usados para impermeabilizar los cestos donde se recogen arroz, café o cacao.

¿Impurezas tóxicas? No, gracias
El hecho cierto es que alimentos de uso habitual como la pasta, el arroz, el pan, el queso, las galletas… son susceptibles de sufrir esa contaminación por MOSH y MOAH. De hecho, en los últimos años se han notificado alertas en Europa por la presencia de estas sustancias. ¿Cuál es la situación? Pues que no se han establecido límites ni suficientes controles para evitar su presencia.

La EFSA, Autoridad Europea de Seguridad alimentaria, avisa del potencial riesgo de los MOAH, que por ello no deben estar presentes en los alimentos.

Para los MOSH, por su parte, tampoco hay unos límites oficiales, salvo los establecidos por el comité científico de la FASFC (Federal Agency for the Safety of the Food Chain), en Bélgica, que sí ha establecido unos límites que varían en función del tipo de alimento. En cualquier caso, se ha comprobado que una presencia elevada de MOSH influye en la aparición de MOAH, por lo que conviene limitarlos.

105 productos en el laboratorio
OCU, y las organizaciones de consumidores belga e italiana, han rastreado la presencia de estos compuestos tóxicos en 105 productos. De ellos, 35 son productos de venta en el mercado español. En particular, hemos verificado la presencia del aceites minerales en los alimentos, más fácilmente sujetos a esta contaminación: pasta, arroz basmati, cereales para el desayuno, chocolate y postres (budín y mezcla para hornear).

En conjunto, comprobamos que en el 81% de las muestras hay MOSH, afortunadamente en cantidades moderadas. En el 16% de esos productos están contaminados con MOAH.
Centrándonos en los resultados de los productos españoles: de los 35 productos analizados hay 21 en los que se encuentran compuestos MOSH, y tres en los que hay MOAH: los cereales de arroz con cacao de El Corte Inglés, la granolas con avena de Quaker, y la pasta para lasaña Festaiola Agnesi. Por eso OCU solicita a la AECOSAN la retirada de estos productos hasta que los fabricantes busquen una solución a este problema.

Cómo hacer un bufé libre de excesos

EFE, Hoy digital
26_08_2016-HOY_VIERNES_260816Para evitar que la abundante y variada oferta de comida y bebida del “todo incluido” que ofrecen numerosos restaurantes y hoteles se transforme en digestiones pesadas y kilos de más, los nutricionistas ofrecen pautas que ayudan a prevenir y compensar los excesos del bufé libre…

El “bufé”, término derivado del idioma francés que designa una “comida en la que todos los alimentos están dispuestos a la vez en una o varias mesas para que los comensales, de pie, elijan lo que prefieran”, puede tener un impacto muy diferente en quienes los consumen cuando se le añade la palabra “libre”.

Es que los también llamados restaurantes o servicios de tenedor libre o “self service” (autoservicio), que permiten comer y beber todo o casi todo lo que uno desee pagando un precio fijo, pueden ser buenos para el bolsillo, pero peligrosos para la silueta.

No todo lo que reluce es oro y la abundancia no siempre conviene cuando se trata de comer por placer y no por deber, recalcan los expertos en nutrición, recordando que hay que evitar que la suculenta y variada oferta de comida de los bufés libres y los menús “todo incluido” nos conduzca al libertinaje gastronómico.

Esta modalidad es aceptable si se practica con acierto y moderación, aclaran los expertos en nutrición.

“No es malo buscar la mejor opción en la relación calidad-precio en la comida, pero aprovecharlo para cometer continuos excesos durante un lapso prolongado como las vacaciones, puede sumar de 0.5 a 1.5 kilos de más al cuerpo por cada semana”, explica Rubén Bravo, experto en nutrición y gastronomía del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO).

El riesgo de la glotonería. “Hace años, el sistema de restauración de estilo bufé se centraba en cruceros y restaurantes de hotel, pues está diseñado para dar de comer a un gran número de personas en un horario más o menos amplio”, explica a Efe, el portavoz del IMEO (www.imeoobesidad.com).

Bravo indica que este modo de comidas era muy común esencialmente en las épocas estivales y vacacionales.

Explica que en los últimos años al bufé tradicional se han incorporado variantes importadas de las influencias brasileñas, chinas y americanas, donde se paga una cantidad fija por comer todo lo que uno quiera.

“A estos restaurantes se suele acudir en cualquier época del año y sin un motivo concreto, salvo salir a comer fuera de casa”, explica Bravo.

Consultado por Efe sobre las características nutricionales que suelen tener las comidas de estos establecimientos, Bravo responde que “en los bufés de hoteles o cruceros la variedad y la calidad suele ser más alta que en las opciones “come todo lo que quieras”, principalmente por la sostenibilidad del propio negocio”.

“En general, y centrándonos en las opciones más cotidianas, para que un bufé libre sea rentable debe acudir a alimentos de calidad nutricional media, que sacien el apetito de forma temprana y no tengan muy alto coste”, señala este experto en nutrición.

Por eso, “lo habitual es encontrar en ellos arroz, patatas, opciones harinosas, como la pasta, la empanada o similares, carnes o derivados cárnicos como salchichas, pollo en salsa, charcutería, quesos, huevos, postres dulces y repostería en general”, apunta. “Las características nutricionales de estos alimentos no se encuadran dentro de las más saludables si tenemos en cuenta el factor cantidad de micronutrientes (vitaminas, minerales…) por cada caloría aportada, indica el experto del IMEO.

Alimentos que nunca debes comer por la noche para no engordar

Noticias24

alimentosdelanoc544gSegún diversos estudios, el momento en que realizamos nuestras comidas es determinante a la hora de perder o ganar peso y la cena es la comida más delicada. Comer por la noche en abundancia está relacionado de manera inequívoca con la producción de grasa, el sobrepeso y la obesidad.

Aprende qué no debes hacer para no engordar

Alimentos con los que ser precavidos

Hay ciertos alimentos que debemos tratar de evitar a la hora de la cena, pues son especialmente calóricos o indigestos: no sólo nos harán engordar, además resultan tan pesados que no podremos conciliar el sueño en condiciones. Para elegir los alimentos de una cena perfecta no basta con usar el sentido común. Como es lógico, hay que evitar en la medida de lo posible cualquier alimento pesado, frito o grasiento, y las bebidas carbonatadas o con cafeína, pero hay otras comidas muy poco recomendables para la cena sobre las que no prestamos atención.

Bocadillos

Muchas personas toman bocadillos para cenar pensando que es una comida ligera. Por supuesto, todo depende del contenido del bocadillo en cuestión pero, en cualquier caso, nunca es recomendable comer demasiado pan para cenar, algo que es inevitable si tiramos de este tipo de comidas. Hay gente que es especialmente sensible a la ingesta de carbohidratos, no los asimilan correctamente y, si se consumen en exceso, se acumulan en forma de triglicéridos en el tejido adiposo.

Ensaladas con lechuga

Aunque parezca mentira, la lechuga es un alimento bastante indigesto. Tiene un alto contenido en fibra insoluble y puede hacer que tengamos gases e hinchazón abdominal por la noche. Mucha gente toma ensaladas por la noche, y no hay razón para no hacerlo, pero es preferible apostar por ensaladas de tomate o camperas. También son recomendables las ensaladas mixtas, con algo de proteína, que ayudarán a saciarnos y no tener la tentación de picar por la noche. En cualquier caso, depende de cada persona. Hay a quien no le sienta mal este vegetal y puede seguir consumiéndolo, pero si tras tomar tu ensalada siente molestias, plantéate que la culpa es de la lechuga. Otros vegetales ricos en fibra, como el apio, también deben dejarse de lado en la cena, pues ralentizan la digestión.

Ajo y cebolla

Estas dos hortalizas, tan habituales en nuestros guisos, pueden arruinar nuestra cena, sobre todo si se consumen crudas. Son alimentos que producen sensación de quemazón en el estómago y resultan muy indigestos en la cena. También es aconsejable evitar, por la misma razón, todo tipo de comidas picantes.

Pasta, arroz y pizzas

Por la misma razón que es recomendable evitar los bocadillos debemos hacer lo propio con la pasta y el arroz. No es cierto que tengamos que eliminar todo tipo de hidratos de carbono de nuestras cenas, pero es preferible primar los hidratos complejos de los vegetales y verduras sobre los procedentes de la pasta y el arroz. El gran problema de tomar arroz o pasta para cenar es que, además, solemos consumir grandes cantidades, ingiriendo muchas más calorías de las recomendadas. Si se toman en raciones pequeñas no constituyen ningún problema, pues son alimentos muy fácilmente digeribles, pero es difícil no excederse.

Setas

Las setas son un alimento muy completo pero que debe consumirse en pequeñas cantidades, sobre todo si las tomamos por la noche. Por definición las setas son indigestas, pues contienen macromoléculas costosas de procesar para el estómago humano. No ocurre nada por añadir unas láminas de champiñón a nuestra ensalada, o hacer un pequeño revuelto de níscalos, pero en ningún caso debemos darnos un festín de setas silvestres por la noche: lo más probable es que no paremos de dar vueltas en la cama.

¿Y después de cenar?

Si bien debemos cenar poco, eligiendo alimentos que no resulten pesados, no debemos reducir la cena a la mínima expresión. Una cena liviana no tiene por qué ser escasa. Lo mejor es que la cena sea ligera, pero suficiente en cantidad. Si cenamos demasiado poco nos puede volver a entrar hambre al poco de haber cenado o, lo que es peor, podemos despertarnos en mitad de la noche para ir a la nevera.

¿El sushi es un buen alimento para la dieta?

Livestrong.com
Autor Tara Carson, Traducción Verónica Sánchez Fang

fotolia_5768530_XSLos estadounidenses gastan alrededor de $ 40 mil millones de dólares cada año en programas de dieta, productos y libros, según el sitio web de PBS, y la mayoría de los intentos de bajar de peso no tienen éxito. Más del 65 por ciento de los adultos en Estados Unidos tienen sobrepeso o son obesos. Los japoneses tienen un perfil de peso saludable y la población se encuentra entre las más saludables del mundo. Okinawa, Japón, se encuentra entre las mejores zonas residenciales más grandes. Los alimentos tradicionales japoneses, como el sushi, contienen verduras, pescado y arroz, ingredientes que proporcionan nutrientes que apoyan la pérdida de peso.

Rollo California

El rollo California es una variedad de sushi popular desarrollado en los Estados Unidos. Los ingredientes son imitación de cangrejo, o el abadejo, aguacate, pepino y nori, o algas, y el arroz blanco de grano corto. Un rollo de seis piezas contiene varios nutrientes beneficiosos para la pérdida de peso, incluyendo 282 calorías, o 14 por ciento de una dieta estándar de 2.000 calorías; 0,9 g de grasa, o menos del 2 por ciento de los 65 g recomendados por la Food and Drug Administration (FDA, por sus siglas en inglés)y 3,6 g de fibra, o 14 por ciento del valor diario de 25 g de la FDA. Incluir un rollo de California en la dieta contribuye a la ingesta de fibra dietética que te hace sentir lleno y regula la absorción de hidratos de carbono, mejorando el metabolismo.

Rollo de atún picante

Un rollito de atún picante es un rollo de sushi, que incluye atún, arroz blanco de grano corto, nori y salsa picante. El rollo proporciona 290 calorías, o 15 por ciento de la dieta estándar de 2.000 calorías y 11 g de grasa, o el 17 por ciento del valor diario de 65 g recomendado por la FDA. La inclusión de un rollito de atún bajo en calorías en la dieta reduce las necesidades de gasto de energía.

Rollo de camarón témpura

El rollo témpura de camarón es un rollo de sushi que incluye camarones fritos en pasta, arroz blanco de grano corto y nori. El rollo proporciona 544 calorías, o 27 por ciento de la dieta estándar de 2.000 calorías y 13 g de grasa, o el 20 por ciento del valor diario g FDA 65. El rollo témpura de camarones y todos los rollos de sushi que incluyen ingredientes fritos tienen un contenido calórico más alto en comparación con el pescado crudo sin empanizar y verduras. Evita el consumo de este tipo de rollo en una dieta, o si incluyes este rollo de sushi en la dieta, vigila de cerca tu ingesta diaria de calorías.

Sodio

El acompañamiento de los rollos de sushi que mantiene el peso del agua en el cuerpo es la salsa de soja o shoyu, una salsa de soja fermentada y salsa de trigo. A 1 cucharada de salsa de soja, o cerca de dos paquetes proporcionan 902 mg de sodio. La FDA estableció un máximo de consumo diario de sodio de 2.400 mg. Una salsa de soja baja en sodio proporciona 533 mg de sodio, una reducción de casi el 50 por ciento de sodio.

¿Cuáles son los errores nutricionales más frecuentes que cometen los ‘runners’?

Las nociones sobre alimentación deportiva son muy limitadas y muchas personas reducen su objetivo de dieta a perder o ganar peso o músculo, pero esto no te hará ganar una carrera

El Confidencial
Runners¿Qué debes comer si quieres dar la talla en tu primer maratón o superar tu marca personal en la próxima carrera? Para un ‘runner’ abordar un desafío no sólo es una cuestión de entrenamiento y control mental, sino que una alimentación adecuada es la herramienta para alcanzar la forma física óptima que te ayudará a afrontar cada desafío con éxito. En ‘Dieta para runners’, la nutricionista Lucía Bultó Sagnier te da las claves para alimentarte eficazmente antes, durante y después de cada prueba.

Recogemos un extracto del libro en el que la autora explica los mayores errores nutricionales que cometen los deportistas:

Un día determinado, un individuo que no es atleta profesional, pero sí amante de los retos, se propone hacer una prueba de largo recorrido, incluso una prueba de las llamadas ‘extremas’. Correr, nadar, montar en bicicleta o una prueba combinada, la realidad es que cada vez hay más propuestas y más gente con ganas de abordarlas.

El deportista amateur ‘extremo’

En apenas cinco años se ha multiplicado casi por treinta el número de pruebas de larga distancia, dirigidas no solo a atletas y corredores profesionales, sino a ciudadanos “de a pie”, nunca mejor dicho, que se retan a sí mismos para practicar eventos deportivos de largo recorrido.

Este público, tanto femenino como masculino, pasa la mayoría de las veces del estrés laboral y familiar al deporte extremo. Es la tendencia (moda) de la actividad extrema: el deportista amateur con las exigencias del deportista profesional.

Todas estas pruebas tienen en común la larga duración en el tiempo y la exigencia de una buena forma física. Cuando el individuo en cuestión se propone este reto, su objetivo principal es acabar la prueba y, a poder ser, con “dignidad”, es decir, con un cierto grado de integridad física y moral. Sabe que la exigencia física es importante y ello forma parte del aliciente.

En cuanto a alimentación, hay tantos factores como tipos de ‘runner’: no todo el mundo come en casa ni parte del mismo peso y altura

El siguiente paso tras esta importante decisión es hacer un “examen de conciencia” de su punto de partida y de su forma física actual y valorar cómo y en cuánto tiempo puede mejorarla y optimizarla para afrontar el reto.

Sabe que le esperan unos meses de entreno, de puesta a punto, de sacrificios, de buscar tiempo para entrenar, conciliando trabajo y familia con todo ello. No es fácil, pero forma parte del reto.

En lo que se refiere al tema del entrenamiento, rápidamente encontrará colegas, amigos y expertos que hayan pasado por ello y no le será difícil programar un entreno que le lleve a preparar el evento. Buscará tiempo y combinará sus diferentes obligaciones al son del reto.

La clave del éxito

En cuanto a la alimentación, la cosa está más complicada. No todos parten del mismo peso, altura, musculación o resistencia. El amigo o experto que le va a ayudar con el entreno es físicamente diferente a él. Es consciente de que no le valen los mismos parámetros alimentarios. Hay numerosos detalles y circunstancias individuales que hacen que lo que le sirve a uno no le cuadre a otro.

No todos comen en casa; unos lo hacen en el restaurante; algunos, de táper. Se hacen ellos la comida, la compran hecha, entrenan a primera hora o a última…

Las nociones sobre alimentación deportiva son muy limitadas y solo saben que necesitan perder o ganar peso o músculo. ¿Suplementos, barritas, geles, isotónicos…? Solo saben que saben muy poco, pero a la vez están muy concienciados de que gran parte del éxito de su reto depende de su alimentación antes, durante y después de la prueba. Como nutricionistas con dilatada experiencia en el mundo del deporte, creemos que el éxito de un reto deportivo depende tanto del entreno como de la alimentación.

Estos son los errores nutricionales más frecuentes entre los deportistas:

Déficit en calorías

No siempre comer ligero es la mejor opción. Consecuencias: fatiga, bajo rendimiento, mareos, pérdida de masa muscular, desnutrición general y falta de aptitud y actitud frente a la competición.
Pauta: alimentación equilibrada entre gasto e ingesta.
Las nociones sobre alimentación deportiva son muy limitadas y solo saben que necesitan perder o ganar peso o músculo.

Déficit en alimentos ricos en carbohidratos

Las féculas son la base. Consecuencias: fatiga, bajo rendimiento, mareos y pérdida de masa muscular. Necesidades diarias: 50-60 % del aporte energético diario. Alimentos ricos en carbohidratos y féculas: pan, pasta, patata, arroz, cereales en general y frutas.

Exceso de proteínas

No caigas en este error. Consecuencias: dieta aterogénica (que favorece los problemas cardiovasculares), deshidratación, aumento de las necesidades de las vitaminas B6 y B12, descalcificación y posible aumento de peso.

Déficit en hierro

Motivo de gran cansancio. Consecuencias: anemia, bajo rendimiento, aparición precoz de fatiga y amenorrea (mujeres). Necesidades diarias: 10-12 mg al día (se puede aumentar en periodos de entrenamiento intenso o de competición hasta un máximo de 30 mg al día). Alimentos ricos: carnes rojas, hígado, foie gras, marisco, huevo, frutos secos y cereales de desayuno.

Déficit en calcio

Ojo con tus huesos, el calcio previene lesiones. Consecuencias: baja densidad ósea, calambres musculares, osteoporosis, mayor posibilidad de roturas y menor recuperación tras las lesiones. Necesidades diarias: 900-1.000 mg por día (1.500 mg en el caso de amenorrea en las mujeres). Alimentos ricos: todos los productos lácteos (también los bajos en grasa), excepto la mantequilla y la nata; el pescado pequeño, del tipo de las sardinillas; los frutos secos y las legumbres.

Déficit en ácido fólico

La fatiga llega antes de lo previsto. Consecuencias: anemia, cansancio y palpitaciones. Necesidades diarias: 300 mg al día (400-500 en ejercicios intensos). Alimentos ricos: carnes rojas y pescados, legumbres, huevos, verduras de hoja verde, levaduras y plátano.

Alimentos que nos ayudan a entrar en calor sin descuidar la línea

Los expertos en nutrición del Instituto Médico Europeo de la Obesidad ofrecen 10 consejos para combatir el frío y cuidar la línea

Alimentos que nos ayudan a entrar en calor_bajaLa caída generalizada de las temperaturas en invierno, agudizada por la reciente ola de frío que congeló la Península Ibérica, hizo que los expertos en nutrición del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) se planteen una pregunta: ¿Irrumpe el frío en nuestros hábitos alimenticios a la hora de cuidarnos?

Diferentes estudios[1] apuntan que consumimos más calorías mientras más expuestos al frío estamos[2]. Pese a ello, no se da un gasto calórico importante, porque contrarrestamos dichos efectos con medidas para entrar en calor: pasamos menos tiempo fuera, nos abrigados más y hacemos buen uso de la calefacción. Según Rubén Bravo, portavoz del IMEO y experto en nutrición, «el frío exige a nuestro cuerpo un esfuerzo extra para mantener una temperatura constante alrededor de los 37ºC, teniendo que activar los mecanismos de la termogénesis para generar calor interno y contrarestar de ésta manera el descenso de la temperatura que marca el exterior».

«Dado que los alimentos que ingerimos suelen consumir en diferentes procesos digestivos casi el 15 por ciento de la energía consumida, en época de frío el cuerpo nos pide más alimentos calientes y energéticos que ayudan a mantener la temperatura corporal constante, aumentan nuestras defensas y son una valiosa herramienta para combatir los resfriados», argumenta Bravo.

No obstante, los platos de puchero y potajes hipercalóricos –que son lo que más se consume en estas fechas– esconden cierto riesgo de engordar y no siempre son la mejor opción. Por esta razón, los especialistas en nutrición del IMEO han marcado diez puntos, en forma de consejos prácticos, que nos ayudarán a entrar en calor, sin descuidar la línea.

Para no desviarse de los hábitos saludables, desde IMEO recomiendan basar el menú de cada día en un 50% de hidratos de carbono, en un 30% de grasas saludables y en un 20% de proteínas sobre las calorías totales diarias.

La comida caliente y la práctica regular de ejercicio físico son una forma natural del organismo humano para entrar en calor y, además, ayudan para alejar por un tiempo la sensación de hambre.
lubina con esparragos y arroz_baja

10 consejos prácticos que nos ayudan a entrar en calor en el invierno sin descuidar la línea

1. Añadir a las sopas, caldos, cremas y purés abundante cantidad de vegetales y hortalizas. Los caldos nos hidratan y ayudan al organismo a mantener la temperatura corporal adecuada. Los ingredientes indispensables para combatir el frío son: cebolla, ajo, jengibre, alcachofas, acelgas, espárragos, espinacas, zanahoria, lentejas, arroz, puerro, apio, calabacín, calabaza, berenjena, entre otros. La sopa Juliana y el caldo de verduras depurativo son la opción menos calórica.

Se desaconseja «potenciar el sabor» del plato añadiendo patatas, pastillas colorantes, quesos o nata, porque aportan calorías extras. Si se tiene mucha hambre, es mejor consumir las verduras en parrillada o rehogadas, por su efecto saciante.

2. Tomar a diario cebolla, ajo y jengibre para reforzar las defensas. Sus efectos antibióticos, antioxidntes y antiinflamatorios los convierten gran aliado contra los resfriados.

3. Servirse de súper especias como el comino, tomillo y pimienta. Además de ser un buen condimento, tienen pronunciadas propiedades antigripales. La pimienta de Cayena en sopas y guisos, por ejemplo, aumenta ligeramente el metabolismo, estimulando el uso de las grasas como fuente de energía.

4. En comida y cena priorizar las grasas saludables y omega-3 que se encuentran sobre todo en el pescado azul (sardinas, lubina, besugo).

«Hay que tener especial cuidado con las grasas, si queremos cuidar la línea: aunque son nuestra principal «gasolina» tenemos que limitar su consumo al 30 por ciento de las calorías totales diarias, que es el equivalente de cuatro cucharas soperas de aceite de oliva virgen», recalca Rubén Bravo.

5. Legumbres e hidratos de carbono, en su justa medida. Se trata de alimentos que nos suministran energía de forma rápida y son indispensables para una alimentación equilibrada, pero también esconden riesgo, si se toman en cantidades desmesuradas. Las legumbres (lentejas, guisantes, garbanzos, judías) hay que tomarlas un par a la semana. En cuanto al consumo de pastas, patatas, arroz y cereales, si es un plato principal completo, se aconseja comerlo una vez a la semana como excepción. «En el caso contrario se pueden utilizar pequeñas cantidades como guarnición todos los días», explica Bravo.

6. Las proteínas deben constituir un 20 por ciento de las calorías totales diarias. La carne, el pescado, los huevos y los lácteos son alimentos indispensables para el correcto funcionamiento de nuestro organismo y, además, ayudan a fortalecer el sistema inmunitario.

7. Comenzar el día con un café o té y a la tarde-noche tomar infusiones. Además de hidratar y dejarnos con buen sabor en la boca, estas bebidas calientes de tradición milenaria ejercen efectos terapeúticos sobre nuestro organismo y estado de ánimo si se usan correctamente. Pueden relajarnos (extracto de menta-poleo, pasionaria, valeriana o lúpulo), activar el metabolismo y contribuir a la pérdida de peso (te verde, rojo, rooibos) o mejorar la digestión (infusiones con manzanilla, hinojo o comino). Además, ayudan a combatir los resfriados, alivian el dolor de garganta y la congestión nasal.

En cuanto a las bebidas estimulantes como café y té, los expertos en nutrición advierten que no hay que abusar de ellas, porque puede provocar nerviosismo, insomnio o estados de ansiedad. «Hoy en día sabemos que se trata de la misma molécula, con la diferencia que los polifenoles presentes en gran cantidad en el té ralentizan el ritmo de absorción de la cafeína, con lo cual su efecto es más lento pero más duradero en el té», explica Bravo.

8. Aumentar las raciones de fruta en invierno, sobre todo de cítricos y temporada con altas dosis de vitamina C. Son el remedio natural por excelencia para prevenir los resfriados y reducir sus síntomas.

Es preferible comer la pieza entera, con piel o pulpa, que contiene entre 60 y 70 porcientos de sus apreciados nutrientes. De esta manera nos saciaremos antes que tomando un zumo que contiene tres veces más frutas y mucho más calorías.

9. Incluir en el menú ansiolíticos naturales como el chocolate negro o semillas de griffonia. Durante el invierno tenemos días más cortos y disfrutamos de menos horas de luz solar. Esto contribuye a que disminuyan nuestros niveles de serotonina, hormona del bienestar, y que a su vez sintamos más necesidad de comer para oprimir los ataques de ansiedad y depresión.

Un truco para aumentar nuestros niveles de serotonina sería añadir al aliño de la ensalada semillas de griffonia, una planta africana que contribuye a reducir los estados ansioso y depresivos sin afectar al funcionamiento del cerebro ni crear adicción.

El chocolate caliente conviene prepararlo en casa con leche desnatada y una onza de chocolate negro puro.

10. Al ser posible, hacer deporte en el exterior. Cuando se realicen ejercicios aeróbicos y el deportista está en movimiento constante, se queman más calorías al aire libre y en un ambiente frío que en un gimnasio o ambientes climatizados. Eso sí, hay que tomar medidas para no coger algún resfriado, como utilizar ropa para absorber la humedad, proteger debidamente los vías respiratorias y no dejar que el sudor se enfríe.

Estudios realizados con habitantes de países con climas más fríos han demostrado que correr al aire libre en el invierno resulta saludable, ya que mejora el estado de ánimo de quienes lo practican y disminuye el riesgo de desarrollar el denominado “trastorno afectivo estacional”.

[1] Dauncey MJ. Influence of mild cold on 24 h energy expenditure, resting metabolism and diet-induced thermogenesis. Br J Nutr. 1981 Mar;45(2):257-67.

[2] A.M.J. van Ooijen, W.D. van Marken Lichtenbelt, A.A. van Steenhoven, K.R. Westerterp. Seasonal changes in metabolic and temperature responses to cold air in humans. Physiology & Behavior 82 (2004) 545–553.

 

Por qué estás tomando mucha más azúcar de la que crees

Huffington Post, por Margarita Lázaro

La Organización Mundial de la Salud (OMS) quiere limitarnos el consumo de azúcar. En concreto recomienda no tomar más de 25 gramos al día, esto es, seis cucharadas pequeñas. Eso significa que un amante de lo dulce agotaría su cupo diario con dos cafés y un yogurt natural.

cafe con lecheLa cifra es baja, muy baja y el objetivo parece casi inalcanzable. Más todavía si tenemos en cuenta los datos de consumo actual. Según el estudio de energía y macronutrientes de 2011, la ingesta de azúcar en España es del 20% de las calorías totales de nuestra dieta diaria. Esto es cuatro veces más de lo que quiere recomendar la OMS (la propuesta está todavía pendiente de aprobación) y el doble de la cantidad recomendada en ese momento. «El problema es que llevamos una vida desastrosa y nos va a costar cambiarla», señala Irene Bretón, miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición y miembro del Área de Nutrición de la SEEN.

La finalidad de esta medida es disminuir el riesgo de caries dental y reducir los altos índices de obesidad entre la población. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), un 37% de los españoles sufre sobrepreso y un 17% padece obesidad. «Siempre se ha relacionado esta enfermedad con la ingesta excesiva de grasa pero un exceso es un exceso, provenga de donde provenga», señala la nutricionista Vanesa León, miembro de la Asociación de Dietistas-Nutricionistas de Madrid, ADDINMA. Así es tan negativo pasarse con las grasas como con los hidratos de carbono o las proteínas. «El abuso de cualquiera de ellos se transforma finalmente en depósitos de grasa en el tejido adiposo, lo que conocemos como obesidad», explica. Esta enfermedad, cada vez más presente en la sociedad, va asociada a la aparición de enfermedades cardiovasculares, déficit de vitaminas del grupo B, accidentes cerebrovasculares, enfermedades de hígado graso y algunos tipos de cáncer.

Conocido el objetivo, toca saber cómo podríamos cumplir este saludable propósito. ¿A qué azúcares se refiere exactamente la OMS? ¿Se incluirían todos o hay alguno que queda fuera del saco? La nutricionista Vanesa León señala que existen excepciones: «Quedan excluidos de esta limitación los hidratos de carbono, azúcares de absorción lenta, y los contenidos en la fruta y los lácteos». Quedarían fuera pan, cereales, patatas, pastas, arroz, legumbres, lácteos y frutas.

Los afectados por la norma serían los azúcares libres. «Estos son los monosacáridos (glucosa y fructosa) o disacáridos (sacarosa o azúcar de mesa) añadidos, así como los azúcares naturalmente presentes en la miel, siropes, zumos de fruta y concentrados de fruta», señala Eduard Baladia, responsable de Grupo de Revisión, Estudio y Posicionamiento de la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas (GREP-AED-N). También se incluiría el azúcar moreno, que goza de mejor fama que el blanco por tener nutrientes extras pero que no deja de ser un disacárido, señala Rubén Bravo, del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO).

LOS AZÚCARES ESCONDIDOS

panLa cuestión ahora es descubrir qué alimentos contienen esos azúcares y cuáles deberíamos suprimir o limitar. «Los refrescos, los caramelos y chucherías, la bollería y las galletas (incluidas chocolateadas y/o con mermelada) son los casos más claros, pero también deberían considerar los zumos de fruta (naturales o comerciales) o el binomio cacao soluble y cereales de desayuno (casi todos son muy azucarados)», señala Baladia.

Ahí no termina la lista. La tarea resulta mucho más complicada porque, como señala Bretón, «el azúcar está omnipresente». La encontramos en productos impensables como galletitas saladas, jamón york o el kétchup. Este ejemplo lo cita OMS para advertirnos de la cantidad de azúcar que está oculto en nuestra despensa. Una ración de esta salsa guarda 4 gramos.

patatas fritas«Lo primero que debemos hacer para descubrir si un alimento lleva o no azúcares de este tipo es leer bien el etiquetado nutricional. Si en él encontramos los términos glucosa, fructosa, sucrosa, sacarosa, jarabe de maíz, miel, maltosa o concentrado de zumos de frutas, sabemos que el alimento que tenemos delante sí contiene azúcar», señala León. Así encontremos grandes dosis en los cereales del desayuno, sobre todo los infantiles, el pan de molde, la salsa rosa, el cacao soluble y los refrescos azucarados.

Las OMS cita también este ejemplo. Una lata contiene alrededor de 35 gramos de azúcar, 10 más del índice diario permitido. Francesco Branca, director del área de Nutrición para la Salud y Desarrollo de la OMS, señala que un adulto puede tolerarlo esporádicamente pero el problema con los refrescos es que se consumen mucho (en cantidad) y con mucha frecuencia (a diario), incluso en el caso de los niños. Además son calorías añadidas. «Al tomar un refresco no dejas de tomar otro producto, sino que lo sumas», explica la doctora Bretón. No por beberse una lata de una bebida azucarada, comeremos menos que si acompañásemos el plato de un vaso agua.

ketchupSin embargo, por muy buenas que sean nuestras intenciones, cortar de raíz no es fácil. El azúcar genera adicción. Porque es capaz de levantar nuestro estado de ánimo y hacer que nos sintamos mucho mejor ya que estimula la segregación de serotonina, la llamada hormona de la felicidad. Ese rápido «subidón» anímico nos lleva a consumir en momentos en los que necesitamos consuelo o pensamos que merece un premio. El problema es que igual que llega, el subidón se va y nos hace sentir irritables, ansiosos y cansados. Para calmarlo volveríamos a consumir azúcar lo que nos hace entrar en un ciclo de atracones sucesivos.

CÓMO ELIMINAR EL CONSUMO DE AZÚCAR

¿Qué alternativa existe? No hay una solución infalible. Leyendo las etiquetas de los alimentos podemos limitar el consumo. Para Rubén Bravo eliminar el azúcar común sería una medida beneficiosa aunque no es fácil. «Nuestro paladar está acostumbrado al sabor dulce de los alimentos y nos parece impensable tomarnos un café sin azúcar pero deberíamos acostumbrarnos ya que nuestra salud nos lo agradecerá», añade Vanesa León.

La nutricionista señala que se puede seguir la metodología de las personas con diabetes tipo 2, que ven obligados a reducir su consumo de azúcares simples buscando alternativas y las más utilizadas son los edulcorantes acalóricos (aportan cero calorías) como el aspartamo, el ciclamato o la sacarina. «Es cierto que el consumo de estos edulcorantes artificiales está en constante revisión para establecer cuál debe ser la dosis adecuada y su efecto a largo plazo, pero hoy por hoy siguen siendo una buena alternativa», señala León. Otros no lo aconsejan por ser productos 100% químicos que pueden ser el origen de cánceres y pancreatitis.

Tampoco sería aconsejable el consumo de sorbitol o fructosa que aportan las mismas calorías del azúcar. Sí lo es la Stevia, considerada el edulcorante natural sin calorías por excelencia. «Su poder edulcorantes es unas 300 veces superior al del azúcar, por lo que no se necesitan grandes cantidades para dar sabor a los alimentos», señala León. Solo hay un problema: su ingesta diaria también está limitada. La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria y Nutrición (EFSA) señala que debería ser de cuatro miligramos por kilo de peso corporal al día.