El mapa de la obesidad en España: cuáles son las comunidades autónomas más obesas

Huffington Post, por Margarita Lázaro
Asturias, Galicia y Andalucía. Son, por este orden, las comunidades autónomas con mayor índice de sobrepeso y obesidad en España. Esto es, donde el índice de masa corporal (peso/altura²) de su población es mayor que 25.

Las tres regiones españolas ocupan el nada honroso podium hecho por el grupo Planeta Dieta, profesionales sanitarios contra la obesidad, a partir de datos de datos de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) de 2016.

Según este estudio, cuyas conclusiones han compartido en su cuenta de Twitter este martes, «casi el cuarenta por ciento de la población española (el 39,3%) tiene sobrepeso, y el 21,6% obesidad». En este mensaje se muestran no sólo las tres peores comunidades, también las mejores. La lista la cierran Baleares, Cataluña y País Vasco.

El ránking sería el siguiente:

  1. Asturias (25,7%)
  2. Galicia (24,9%)
  3. Andalucía (24,4%)
  4. Murcia (23,9%)
  5. Madrid (23,8%)
  6. Aragón (23,7%)
  7. Castilla-La Mancha (23,6%)
  8. La Rioja (23,3%)
  9. Castilla y León (22,1%)
  10. Navarra (20,9%)
  11. Islas Canarias (201%)
  12. Comunidad Valenciana (19,8%)
  13. Extremadura (19%)
  14. Cantabria (17,6%)
  15. País Vasco (16,8%)
  16. Cataluña (15,5%)
  17. Baleares (10,5%)

Pese a las alarmantes cifras, España no está tan mal a nivel mundial (tampoco es un consuelo). El top 10 mundial lo lidera EEUU, seguido de México y Nueva Zelanda.

 

 

 

Mapas de la obesidad: un comparativo entre estados de América y Europa

Países como México y Estados Unidos muestran mucho más obesidad que  países europeos; Italia, Suiza y Dinamarca se destacan por su «fitness» 

Pijamasurf 

El mundo vive una epidemia de obesidad y los líderes en este problema global de salud son México y Estados Unidos, Turquía y algunos países del Caribe. Para calcular la obesidad se mide el índice de masa corporal: un índice de más de 30 es considerado una condición médica, la cual se denomina obesidad y supone un riesgo en relación con numerosas enfermedades como la diabetes, la osteoartritis y varias más. De 25 a 30 califica como sobrepeso y el rango normal es de 18.5 a 25.

Datos de la OMC del 2015 sugieren que México encabeza la lista de obesidad de América Latina con un 32.8% de la población incluido en esta categoría. Las cifras presentadas muestran los siguientes porcentajes de obesidad: Venezuela, 30.8%; Argentina, 29.4%; Chile, 29.1%; Uruguay, 23.5%. Al parecer, países caribeños como Barbados y las Bahamas tienen índices aún más altos. En el caso de Estados Unidos existen cifras contastantes. Según reportó el Center for Disease Control entre el 2009 y el 2010, el 32.2% de los hombres y el 35.5% de las mujeres tienen obesidad. Sin embargo, cifras del 2013-2014 recopiladas por el organismo State of Obesity aumentan la proporción al 37.9%.

Las cifras del siguiente mapa realizado por el sitio Terrible Maps dan cifras menores, aunque de todas maneras alarmantes. Vemos, por otro lado, que Europa en general se encuentra muy por debajo de los índices de Estados Unidos, el país que es conocido por su industria de comida rápida. Es interesante notar que Italia es, apenas después de Suiza y Dinamarca, el país de Europa occidental más fit, por así decirlo, algo que no sorprende cuando se considera el estereotipo de que los italianos se preocupan mucho por su apariencia -lo cual puede más que la pasta-. Los países del este de Europa, como Moldavia y Bosnia, son los que menos obesidad presentan, algo que quizás pueda tener que ver, del otro lado del espectro y al menos en cierta medida, con la pobreza.

Primera causa de obesidad en México es la ignorancia

Noticieros Televisa
obesidad en MéxicoLa ignorancia es la primera causa de la obesidad en México. La población trivializa esa enfermedad, «les preocupa más que no les quede la ropa, no caber en un sillón o cambiar su aspecto, que dañar su corazón, pulmones o articulaciones», indicó Rafael Álvarez Cordero, de la Facultad de Medicina de la UNAM.

El Acuerdo Nacional para la Salud Alimentaria, que publicó la Secretaría de Salud en 2010 y que contiene la Estrategia contra el Sobrepeso y la Obesidad, señala que esta última se triplicó en México en las dos décadas pasadas. Juntos, sobrepeso y obesidad pasaron de 34.5 por ciento en 1988, a 69.3 por ciento en 2006.

A propósito del Día Mundial de Lucha contra la Obesidad, que se celebra mañana, 12 de noviembre, Álvarez Cordero resaltó que la segunda causa del crecimiento de esta enfermedad en el país es que no hay suficiente educación en salud. Se carece de un programa útil y coherente; además, el enfoque de las campañas no es el correcto.

En las escuelas no se habla ampliamente de la salud, los textos son limitados y la falta de educación impera tanto en el ámbito familiar como en el escolar, acotó el doctor en ciencias médicas.

El panorama es preocupante, pues la prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad se presenta en uno de cada cuatro niños (26 por ciento), mientras que uno de cada tres adolescentes la padecen (31por ciento).

Ambas han aumentado en todas las edades, regiones y grupos socioeconómicos, lo que ha llevado a nuestro país a ocupar el segundo lugar en el mundo en obesidad en adultos (detrás de Estados Unidos) y el primero en infantil, abundó el experto en cirugía de obesidad mórbida.

Problemas de autoestima

Álvarez Cordero expuso que el 90 por ciento de las personas con sobrepeso tiene problemas de autoestima. «Las limitan, se burlan de ellas, también son discriminadas en el trabajo. Por ejemplo, a las azafatas les exigen un determinado peso corporal».

Finalmente, el autor de los libros «Obesidad y autoestima» y «Me caes gordo», dijo que incluso el calificativo «gordo» es discriminador. «La palabra gordo proviene del latín gurdus, que significa pesado, pero también lento, retrasado, tonto».

El Día Mundial de Lucha contra la Obesidad busca informar y sensibilizar a la población sobre la necesidad de adoptar medidas para prevenir y tratar el sobrepeso y la obesidad.

Ambas pueden condicionar la aparición de enfermedades graves, como alteraciones cardiovasculares, hipertensión, algunos tipos de cáncer y diabetes tipo 2.

Con información de Notimex.

BLR

5 maneras para combatir el sobrepeso y la obesidad

BBC Mundo

151216142739_alimentacion_304x171_thinkstock_nocreditUnos 130 millones de personas, casi la cuarta parte de la población de América Latina, tienen sobrepeso y obesidad, según los últimos datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

De acuerdo con el Banco Mundial, si no hacemos nada para evitarlo, en 2030 la cantidad de obesos podría ascender hasta el 30% de la población latinoamericana.

Y no se trata tan sólo de una cuestión estética: cada año mueren en el mundo al menos 2,8 millones de personas por sobrepeso y obesidad, indica la Organización Mundial de la Salud (OMS).

A menudo se culpan a los servicios de salud y a la industria alimentaria por no hacer lo suficiente para combatir este mal.

Sin embargo, existen una serie de consejos que tú mismo puedes poner en práctica para peder peso y mejorar tu salud y bienestar.

1. Aprende a cocinar

151216140921_cocinar_624x351_thinkstock_nocredit«Los alimentos ultraprocesados y la comida rápida representan una parte cada vez mayor de lo que las personas comen y beben en América Latina, con resultados muy negativos», dijo en septiembre de este año Enrique Jacoby, asesor sobre Nutrición y Actividad Física de la OPS.

Costa Rica y México se encuentran, de hecho, entre los mayores consumidores de azúcar del mundo, junto con Estados Unidos, Holanda y Nueva Zelanda.

Parece una cuestión obvia, pero aprender a cocinar puede ser una manera muy eficaz de evitar el sobrepeso.

Y es que cuando cocinas eres consciente de los alimentos e ingredientes que incluyes en tu comida.

«Aprender a cocinar es lo primero que debemos tener en cuenta para combatir la obesidad y perder peso», le contó a la BBC Tam Fry, vocero del Foro Nacional de Obesidad de Reino Unido.

Y si no puedes cocinar, al menos es importante que prestes atención a los productos que compras.

«La gente no lee las etiquetas y debería ser más consciente de lo que compra«, advierte Try, quien destaca que es importante fijarse en cosas como «la cantidad de gramos de azúcar».

2. Utiliza platos más pequeños

151216141123_platos_624x351_thinkstock_nocreditLa gastronomía se ha convertido en una moda, así como la manera en la que «vestimos» la mesa.

A los chefs les gusta mostrar sus creaciones culinarias en grandes platos, pero investigaciones recientes dicen que comemos casi todo lo que nos servimos en el plato.

Por lo tanto, si nos servimos de más, también tenderemos a comer en exceso.

Un estudio experimental del doctor Brian Wansink de la Cornell University, EE.UU, reveló que reducir el tamaño del plato de 30 a 25 centímetros supone que consumamos un 22% menos de calorías, pues los platos más pequeños hacen que una porción normal parezca más grande.

Sin embargo, Wansink también descubrió que si utilizamos platos más pequeños -de hasta 24 centímetros-, «nos damos cuenta del autoengaño».

Según esta investigación, utilizar un plato de unos 25 centímetros durante un año podría permitir hacernos perder hasta 8 Kilos.

3. Controla el ejercicio que practicas

151216141249_ejercicio_624x351_thinkstock_nocreditEl aumento de peso y la inactividad suelen ir de la mano.

Según los expertos, mantener un registro de tu propia actividad puede ser una buena manera de controlar cuánto ejercicio practicas.

La doctora Charlotte Jones asegura que «hacer ejercicio durante 20 minutos al día repercutirá en tu salud y te ayudará a perder peso».

«No significa tener que ir al gimnasio o pagar por clases, simplemente caminar supone una diferencia«, le contó la especialista a la BBC.

Jones asegura que también es importante «hacerse cargo de la situación».

«Yo hago un seguimiento de mi actividad con una aplicación en mi teléfono. Hay muchas aplicaciones gratuitas que te muestran la cantidad de los pasos que has tomado y te permiten comparar día a día lo que has hecho», agrega.

En caso de que no puedas hacer ejercicio, el simple hecho de estar de pie también es beneficioso.

«La gente está sentada en el trabajo, después en el coche y en frente del televisor. La tasa metabólica llega al mínimo y no es natural», explica el doctor John Buckley, de la Universidad de Chester.

«Los humanos estamos diseñados para estar de pie y en movimiento».

4. Busca apoyo

151216141443_clase_624x351_thinkstock_nocreditTratar de perder peso puede ser una experiencia muy solitaria, lo que a menudo tiene como consecuencia la falta de motivación. Por lo tanto, el consejo es no hacerlo solo.

Rosemary Conley, quien hace dietas y ejercicio desde hace más de 30 años, asegura que «perder peso sin el apoyo de otras personas es mucho más difícil».

«No hay una solución rápida. Lleva tiempo y es complicado, así que necesitas rodearte de gente positiva que te ayude», sostiene.

Los centros de adelgazamiento y las clases de ejercicio son una buena manera de empezar, pero otra opción es buscar ayuda en internet.

«Los foros de internet son un lugar en el que puedes compartir tanto temores como consejos con otra gente», cuenta Conley.

«También puedes buscar a alguien con quien caminar, si no quieres unirte a una clase. Hay mucha información ahí fuera, así que se trata de reeducarnos a nosotros mismos».

5. No «comas por dos» durante el embarazo

151216141602_comer_624x351_thinkstock_nocredit«Es importante derribar el mito de que las mujeres deben comer por dos cuando están embarazadas», asegura la doctora Sally Davies.

La salud de la mujer afecta al útero, lo cual puede tener consecuencias a largo plazo para la salud del niño, incluyendo el riesgo de padecer obesidad de tipo 2.

Rosie Dodds, asesora de la National Childbirth Trust (NCT) de Reino Unido, dice que las mujeres «deben adoptar un estilo de vida más saludable antes de quedarse embarazadas».

«Averigua tu Índice de Masa Corporal (IMC) para saber lo que debes hacer antes y durante el embarazo», explica.

«Es recomendable que aumentes la cantidad de frutas y verduras que comes y los alimentos con alto contenido en fibra, pero además tampoco debes ser demasiado indulgente».

La presión para perder peso rápidamente después del embarazo puede conducir a expectativas poco realistas, pero los expertos recomiendan tratar de moverse más.

«Salir afuera mejora tu estado de ánimo, y obtener apoyo mutuo de otras madres es una gran ayuda», dice Dodds.

Uno de cada dos españoles tiene kilos de más

Estadísticas de obesidad INESegún la recién publicada Encuesta Europea de Salud (2014) el 52,7% de la población española de 18 y más años está por encima del peso considerado como normal. Este problema se da en mayor medida entre los hombres (60,7%) que entre las mujeres (44,7%). En lo que se refiere a la población menor de edad (de 15 a 17 años), un 18,3% se encuentra por encima del peso considerado como normal (el 20,4% en el caso de los hombres y el 16,2% en el de las mujeres). La obesidad afecta al 16,9% de la población de 18 y más años (17,1% de los hombres y 16,7% de las mujeres) y el sobrepeso al 35,7% (43,6% de los hombres y 28,1% de las mujeres). En el caso de los menores (de 15 a 17 años) la obesidad afecta al 2,4% (2,7% de los hombres y 2,1% de las mujeres) y el sobrepeso al 16,0% (17,7% de los hombres y 14,2% de las mujeres). La obesidad aumenta con la edad. En los hombres hasta el grupo de 65 y más años. Y en las mujeres hasta el de 75 y más años.

En sentido contrario, el 2,2% de la población de 18 y más años tiene peso insuficiente (1,0% de los hombres y 3,4% de las mujeres). En el caso de los jóvenes (de 15 a 17 años) un 8,7% tiene peso insuficiente (el 4,0% de los hombres y el 13,5% de las mujeres). En todos los grupos de edad las mujeres presentan mayor porcentaje de peso insuficiente que los hombres, destacando el 13,5% de las mujeres de 15 a 17 años y el 11,3% de las mujeres de 18 a 24 años.

Ejercicio físico

Tres de cada 10 personas de 15 y más años (31,0%) realizan ejercicio físico en su tiempo libre más de dos días a la semana. El 14,3% realiza ejercicio físico uno o dos días a la semana y el 54,7% no realiza ejercicio físico en su tiempo de ocio. Por sexo, cinco de cada 10 hombres y cuatro de cada 10 mujeres realizan ejercicio físico en su tiempo de ocio. En cuanto a la actividad física realizada durante los desplazamientos, ocho de cada 10 personas de 15 y más años declara caminar para desplazarse de un lugar a otro (80,6% de los hombres y 80,2% de las mujeres). Por su parte, uno de cada 10 utiliza la bicicleta (14,8% de los hombres y 5,8% de las mujeres).

Consumo de fruta y verdura

Seis de cada 10 personas afirman comer fruta a diario (el 58,2% de los hombres y el 67,1% de las mujeres). La frecuencia de consumo se incrementa con la edad. Así, solo cuatro de cada 10 jóvenes de 15 a 24 años consume fruta diariamente, frente a ocho de cada 10 personas de 75 y más años. Por su parte, el 6,0% de la población toma fruta menos de una vez a la semana o no la consume (11,0% de los jóvenes de 15 a 24 años y 2,4% de los mayores de 75 años). El consumo de verduras es algo inferior al de fruta. Cuatro de cada 10 personas afirman consumir verdura a diario (el 39,1% de los hombres y el 50,0% de mujeres).

Fuente: Instituto Nacional de Estadística (INE)

«La obesidad se ha convertido en una de las manifestaciones visibles de la pobreza»

«La comida es el pivote del día, un momento de encuentro. Si cambias el horario cambias los vínculos, las relaciones familiares y hasta el tipo de alimentos que comes»
Cecilia Díaz Méndez Directora del Grupo de Sociología de la Alimentación de la Universidad de Oviedo
El Comercio, por Laura Mayordomo

OVIEDO, 02-05-2013, FACULTAD DE ECONÓMICOS-CECILIA DÍAZ-ALIMENTACION. AUTOR JESUS DIAZ
OVIEDO, 02-05-2013, FACULTAD DE ECONÓMICOS-CECILIA DÍAZ-ALIMENTACION. AUTOR JESUS DIAZ

Desde su cargo como directora del Grupo de Sociología de la Alimentación de la Universidad, Cecilia Díaz (Parlero, Villayón, 1962) lleva años analizando los cambios alimentarios de la sociedad asturiana y española. Estos últimos, marcados por una crisis económica que no ha variado mucho los hábitos de alimentación pero sí los de consumo. Se buscan los comercios más baratos para hacer la compra y ganan peso las marcas blancas. Pero alimentarse es mucho más que eso. En Asturias, las comidas tienen «un componente de ritual».

Las industrias lácteas relacionan la caída en el consumo de leche en el último año con una «moda antileches».

¿Existe tal moda?
Me cuesta creerlo. No sé por qué se plantea en esos términos. Si ha habido cambios en los consumos de los lácteos han ido en la línea de sustituir unos productos por otros, no en la de eliminarlos.

¿Por ejemplo?
La preocupación por la salud lleva a la gente a consumir leches desnatadas o semidesnatadas, en lugar de las enteras. Es una tendencia que ya se dio en el resto de Europa. Las tendencias que hemos visto también revelan un mayor consumo de productos dulces lácteos, en los que se incluyen los yogures, probablemente por motivos de salud. Hay cada vez más una orientación hacia productos que se entiende que son saludables, que tienen alguna funcionalidad, como ayudar a combatir el colesterol. Los denominados ‘alicamentos’.

¿Comemos determinados alimentos porque están de moda?

No sé si se puede llamar moda a la preocupación por la salud, pero hay tendencias que se generalizan por ese motivo. Y no solo en los hogares de mayor renta. Lo peculiar es que la alimentación siempre se había visto como un hábito estable y por tanto ajeno a las modas. Ahora, en cambio, se están introduciendo en este campo, en el de los productos de alimentación elaborados, estrategias de marketing similares a las de otros productos.

¿Se mantiene el consumo de productos frescos?
Ahí tenemos una ventaja en comparación con otros países, porque aquí el comercio de proximidad existe, está a mano y ofrece buenos precios. Eso, que no sucede en todos los sitios, propicia que no haya una dificultad añadida en la compra. Si tienes acceso a esos alimentos tienes más facilidad para llevar una dieta saludable.

Dicen los médicos que está comprobado que a menor peso, mayor supervivencia. ¿Ha calado ese mensaje en los asturianos?
Claro que cala, pero si seguimos las encuestas de salud vemos que son los grupos mejor situados los que logran tener un peso cercano a lo que los médicos consideran adecuado y que eso no ocurre con los más desfavorecidos. Eso pasa en Asturias y en el resto de España.

De tres platos a uno

¿El plato preparado le ha ganado la batalla al plato de cuchara de toda la vida?
Según las encuestas, aumenta el consumo de platos preparados y, al mismo tiempo, hay una reducción del consumo de legumbres. Pero hay cambios más grandes, como haber pasado de comer tres platos -sopa, garbanzos, con compango, y postre- a uno solo. También a hacer cenas más ligeras. Son cambios importantes, pero no tienen por qué ser peores. Es algo que se aprecia en unos grupos sociales más que en otros.

No me diga más. En los jóvenes.
Sí, en los jóvenes.

Y mientras, los concursos de cocina triunfan en televisión…
Probablemente es una moda pasajera que, cuando deje de tener esa visión mediática, perderá fuelle. Lo que demuestran este tipo de concursos es el creciente interés por la alimentación. Por sacarla de la cocina, cuando hace años era una cuestión doméstica y femenina.

Femenina, en su mayoría, sigue siendo, ¿no?
Sí, en torno al 77% de las personas que gestionan la alimentación en un hogar son mujeres. Lo que sí se aprecia también es que los que más se incorporan a la cocina son jóvenes con un nivel educativo alto.

¿Con un gusto culinario muy distinto al de sus padres?
Sí, la cocina cambia e incorpora cosas nuevas, se enriquece. Se produce una revisión de la cultura tradicional con la incorporación de productos y formas de alimentarse de otras culturas, como la asiática. Eso ha enriquecido mucho la dieta.

Porque lo que no ha cambiado es lo mucho que a los asturianos nos gusta comer.
Sí, el deleite, el placer ligado a la comida y no prescindir de la alimentación como una actividad social nos define. Mantenemos ese componente de ritual en las comidas. Por eso no nos gustan nada las comidas en solitario e incluso se altera la hora de comer para hacerlo en compañía, y así tenemos esos horarios tan caóticos. Un 25% de las personas que viven solas no comen solas. Los jóvenes van a casa de los padres y los mayores, a casa de sus hijos.

¿Veremos algún día a los españoles comiendo a las doce del mediodía, como en la mayor parte de Europa?
El tema de los horarios se ha debatido mucho y no ha calado. Puede parecernos muy racional el horario europeo, pero aquí no ha habido una respuesta contundente hacia el cambio. Eso indica que no es solo una cuestión de horario, sino que hay mucho en torno a eso. Y lo mucho que hay es por la comida. Es el pivote del día, un momento de encuentro. Si cambias el horario, cambias los vínculos y las relaciones familiares. Hasta el tipo de comida que comes.

¿Por qué cambiamos nuestros hábitos de alimentación?
Básicamente por cuestiones de salud y de dinero.

¿Qué productos se han dejado de consumir por culpa de la crisis?
Ha habido un trasvase hacia carnes más baratas. Se ha reducido el consumo de la de ternera y ha aumentado el de pollo. Sobre todo, en los hogares con menor renta. En éstos, las estadísticas oficiales revelan que se compra también menos pescado y fruta.

¿El cambio en el consumo de los hogares ha sido significativo?
No, la diferencia no es muy grande. Las estadísticas no ofrecen una imagen muy clara, porque el cambio es lento. No hemos reducido mucho nuestro gasto alimentario. Se restringe si hace falta, pero no se elimina lo fundamental. Las necesidades básicas, en este sentido, están cubiertas.

En la crisis, ¿se ha pasado hambre?
Las propias ONG han dicho que no. Y los pediatras. Cuando se hablaba de privación alimentaria se hablaba de escasez, de delgadez, sin embargo, en los países desarrollados se habla de malnutrición. No falta comida sino que se come mal y eso está dando lugar a más casos de obesidad. Está siendo una de las manifestaciones visibles de la pobreza. Todos los expertos dicen que hay que afrontar la obesidad, no la falta de alimentación.

Estigmatizados

El grupo que usted dirige analizó los casos de una treintena de familias, nuevas perceptoras de ayudas alimentarias de la Cruz Roja. ¿Qué conclusiones extrajeron?
No reveló un cambio importante en la dieta cotidiana, pero sí en la forma de organizar la alimentación. La gente cambia de comercio buscando el más barato y opta por marcas blancas, incluso compran distintos productos en distintos sitios en función del precio. Además de las ayudas de las instituciones, reciben ayudas de la familia o los vecinos. Y lo que hacen es gestionarlo conjuntamente para tratar de componer una dieta saludable.

Un estudio reciente reveló que, en familias con pocos recursos, los lácteos se reservaban a los niños.
Sí, nosotros también hemos constatado que, en las familias con hijos, éstos tienen prioridad. También, que siguen comprando productos que denoten una cierta normalidad, como chucherías, para que los niños no aprecien una situación de privación.

¿Estigmatiza ser perceptor de ayudas sociales?
Es algo que vimos en el estudio. La gente nos comentaba que intentaban ocultar que tenían un vale de alimentos dado por una ONG. Incluso estos vales se transformaron para evitar que se notase que era una ayuda. Eso ocurría sobre todo en pueblos pequeños. Las personas mayores solas que entrevistamos consideraban que recurrir al comedor social era lo último que les podía pasar. Hasta el punto de que ocultaban la situación a sus propios hijos. No hay que olvidar que se trata de nuevos usuarios de ayudas y que nunca antes se habían encontrado en una situación así. Asumirlo es duro.

Al menos una de cada cinco personas es obesa en Estados Unidos

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Sucede en Washington también donde los hábitos alimentarios inadecuados y además escaso ejercicio han mantenido astante altos los índices de obesidad global en Estados Unidos, según relató un informe publicado ayer mismo, que registra incluso un aumento del indicador referido en seis estados del país. Entre las causas del problema, que no se practica ejecicio.

Esto es lo que han explicado los expertos: ‘Las tasas de obesidad son inaceptablemente altas, y las disparidades en los índices son profundamente preocupantes’, dijo Jeffrey Levi.

No es para menos, el director ejecutivo de la TFAH, dijo que en cada estado del país al menos una de cada cinco personas es obesa (20 por ciento). Ahí es nada.

Así se expresan los expertos al respecto: ‘Hace 30 años, ningún estado estaba por encima del 15 por ciento. El aumento fue fuerte y rápido’.

Sin ir más lejos entre los afroamericanos, la tasa de obesidad adulta llega a 40 por ciento o más en 11 estados.

Los nuevos estudios revelan que más de 20 estados presentan una tasa de obesidad que supera el tercio de la población.

Otro dato alarmante es que según estos estudios otros 6 estados han visto aumentados las tasas de obesidad con respecto al año pasado.

Uno de los estudios ha sido realizado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EEUU y el otro por Trust for America’s Health.

Para realizar el análisis de la salud en la población, ambos estudios han llegado a utilizar datos provenientes del propio gobierno.

Jeffrey Levi, director ejecutivo de Trust for American’s Health, asegura que: «La obesidad en EE. UU. está en un punto crítico. Las tasas de obesidad son inaceptablemente altas, y las disparidades en dichas tasas son profundamente preocupantes».

Por otro lado Levi plantea algunas soluciones: «Debemos intensificar los esfuerzos de prevención a partir de la niñez temprana, y hacer un mejor trabajo de implementar unas políticas y programas efectivos en todas las comunidades, de forma que todo estadounidense tenga la mejor oportunidad de tener un peso saludable y vivir una vida sana».

Actualmente la obesidad aumenta en gran medida el riesgo de padecer enfermedades graves de la salud, desde diabetes a algunos tipos de cáncer.

Por otro lado el informe de los CDC ha utilizado informes rellenados por miles de encuestados a lo largo del país midiendo su peso y su estatura en el año 2013.

Solo existen sietes estados donde menos de una cuarta parte de la población adulta es obesa según las últimas cifras analizadas.

Estos estados son California, Colorado, Hawái, Massachusetts, Montana, Utah y Vermont (cabe añadir el Distrito de Columbia).

Según ambos estudios los estados del sur y el oeste medio tienen una más alta tasa de obesidad ya que va desde el 30 al 35% de la población. Por otro lado aunque la tasa de los aumentas se hace más lenta tras cada década de crecimiento las tasas siguen siendo demasiado altas y se necesitan tomar nuevas medidas aseguran desde Trus for American’s Health y el CDC estadounidenses.

Según el estudio, las subidas más significativas de la obesidad se dieron en seis estados: Alaska, Delaware, Idaho, New Jersey, Tennessee y Wyoming.

EE.UU. y la pizza: radiografía de una historia de amor

BBC

En un día cualquiera más de 40 millones de estadounidenses consumen pizza. Este pan plano horneado, normalmente redondo, aderezado con salsa, queso y otros condimentos es considerado como la comida más popular del mundo, y definitivamente una de las preferidas en Estados Unidos.

pizzaTanta es la afición al plato que el Departamento de Agricultura de EE.UU. publicó esta semana un informe sobre el consumo de pizza. No por nada es considerado por especialistas del estudio como un «contribuyente de nutrientes de importancia pública».

Pero, ¿el hecho que sea tan popular, lo hace importante?

El estudio sólo ofrece datos que son independientes de los juicios de valor sobre el consumo de este alimento, muchas veces calificado como «basura». Y deja las reflexiones para el consumidor… y los especialistas.

No se puede ignorar

Para el presidente de la Asociación de Dietistas de España, Giuseppe Russolillo -quien no participó en la investigación- lo primero que hay que dejar claro es la definición de este plato. Mientras que en gran parte de Italia se trata de un producto artesanal, en EE.UU. está relacionado a la llamada comida rápida.

De acuerdo con el reporte, el 13% de la población en EE.UU. -de 2 años en adelante- consume pizza cualquier día. Una tendencia que aumenta a un 22% cuando la muestra se concentra en niños y adolescentes entre los 6 y los 19 años.

Y si hablamos de adultos, son los hombres quienes consumen más pizza que las mujeres.

Estos hábitos también varían entre grupos étnicos. Los blancos no-hispanos (un 16% de ellos) son quienes más comen este alimento introducido en territorio estadounidense a principios del siglo XX.

Mientras que cerca del 14% de los negros no-hispanos y los hispanos -respectivamente- consumen al menos un trozo en un día cualquiera.

«Esto nos indica la forma de alimentación en Estados Unidos, que podría ser una de las causas por las que lo sitúan entre los países con mayor índice de obesidad», le explica a BBC Mundo Rubén Bravo, supervisor del Departamento de Nutrición del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), en España.

Russolillo, que coincide con Bravo, agrega que esta es la razón por la cual la pizza no debería consumirse más de dos o tres veces al mes. «No debe formar parte de la dieta habitual, mucho menos en los niños, pues es aquí donde hay que promocionar el consumo saludable y variado de integrales, vegetales y frutas».

Fuente de energía

Los especialistas que realizaron el informe determinaron que la pizza contribuye al 6% de la ingesta total de energía en niños y el 4% para adultos.

En el día que se consume, la pizza es fuente de aproximadamente el 27% de la energía total entre todos los consumidores.

La ingesta media de energía de la pizza es de 538 kilocalorías para los niños y 744 kilocalorías para los adultos.

«El problema no es la pizza, sino el abuso de la pizza, es un alimento muy calórico», comenta Rubén Bravo, quien tampoco estuvo involucrado en el informe.

«Pero lo mismo ocurriría con un bocadillo (o sándwich). Estamos tomando harinas refinadas con grasas que no son beneficiosas para la salud».

¿Tiene nutrientes?

pizza_464x261_reutersLa pizza es un gran contribuyente de nutrientes en la dieta estadounidense, pues ofrece altos porcentajes de la ingesta total diaria de proteína, grasas, grasas saturadas, fibra, calcio y licopeno.

De acuerdo con el informe, este alimento representa un tercio de la ingesta total de calcio en un día y más de la mitad de licopeno, un micronutriente que -según varios estudios- es beneficioso para la salud.

Además, el plato es fuente de sodio, tanto en niños como adultos.

Pero para el especialista Bravo, el problema está en que si bien se pueden hacer pizzas sanas en casa, lo más probable es que sean industriales, con un alto contenido de hidratos de carbono y grasas saturadas.

«Tiene harinas refinadas, no integrales, y sabemos que el abuso de ellas contribuyen a la obesidad, aumentan el colesterol y con el tiempo tienen tendencia a elevar los niveles de azúcar en la sangre».

No obstante, Bravo concede que, como cereal, aporta nutrientes y micronutrientes que también son válidos.

«Si hablamos de una pizza casera, entonces podría estar incluida en la dieta una vez a la semana», explica Russolillo, quien deja claro que tampoco se trata de promocionar este producto, cuando hay otros alimentos más importantes como las hortalizas.

Estrella de la noche

El problema no es el qué, sino el cómo.

La pizza, si se hace de forma casera, eliminando muchos de los ingredientes industrializados con altos contenidos de grasas, sales y preservativos, puede ser una buena fuente de nutrición. Aunque el mayor problema está en la hora en que se ingiere.

Para el 44% de los niños, este consumo ocurre a la hora del almuerzo, y el 42% en la cena. Pero los adultos la prefieren en la noche, con un 59%.

Sólo el 28% de las personas mayores de 20 años elige este plato en el almuerzo.

«Por los últimos estudios relacionados con el biorritmo del cuerpo, y con el ciclo circadiano del día y noche, sabemos que por la noche el consumo abundante de hidratos de carbono, con grasas saturadas tiene más tendencia a que se acumulen en forma de grasa corporal», señala Bravo.

Esto quiere decir, según el experto, que estos nutrientes a largo plazo pueden estar contribuyendo con la obesidad.

«También hace que la digestión sea pesada, y haya una carencia de sueño, producida por una cena demasiado fuerte», agrega.

Así que no es lo mismo comer esa pizza al mediodía que por la noche.

Pero, ¿cómo hacer de la pizza un aliado para la nutrición?

«Lo primero es no comerla en la noche», responde Bravo. Lo segundo sería utilizar ingredientes bajos en grasas.

Por su parte Russolillo considera que el mensaje debe ser consumir pizza «con prudencia y moderación».

Guerra a la comida rápida: el plan de la OMS para prevenir la obesidad

Mil millones de adultos tienen sobrepeso, y más de 300 millones son obesos. Cada año mueren, como mínimo, 2,6 millones de personas a causa de la obesidad o sobrepeso

E. Ortega/ ABC

obesidad mundialControlar la obesidad es posible. Así lo establece un informe que acaba de hacer público la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el que se subraya que para evitar la cifra de 1.500 millones de obesos prevista para 2015 es necesario hacer un cambio de políticas relacionadas con la alimentación y la agricultura de los gobiernos. Los autores del documento creen que sólo se podría frenar, e incluso revertir, la creciente epidemia de obesidad adoptando medidas para combatir el consumo de comida rápida. Eso es lo que asegura un estudio publicado en el «Bulletin of the World Health Organization», realizado por un equipo de investigadores de EE.UU. e Irlanda, el primero en examinar los efectos de la desregulación de la economía, incluidos los sectores de la agricultura y alimentación, y el consiguiente aumento de las transacciones de comida rápida, en la obesidad a lo largo del tiempo. El estudio sugiere que si los gobiernos toman medidas, pueden prevenir el sobrepeso y la obesidad, dos situaciones que tienen graves consecuencias para la salud a largo plazo, como diabetes, enfermedades cardíacas y cerebrovasculares e incluso el cáncer.

Los investigadores en esta ocasión, en lugar de examinar la cantidad de puntos de venta de comida rápida o el consumo de fast food reconocido por los consumidores, adoptaron un enfoque innovador: calcularon el número de compras de comida rápida por habitante entre 1999 y 2008 en 25 de países de ingresos altos y los compararon con las cifras de índice de masa corporal (IMC) en los mismos países durante el mismo periodo de tiempo. (Se considera que una persona con un IMC de 25 o más tiene sobrepeso y con un IMC de 30 o más obesa).
Los resultados mostraron que mientras que el número medio de compras anuales de comida rápida por habitante aumentó de 26,61 a 32,76, el IMC promedio se incrementó de 25,8 a 26,4. Por tanto, cada aumento de 1 unidad en el número medio de compras de comida rápida por habitante se asoció con un incremento del 0,0329 en el IMC durante el periodo de estudio.

«A menos que los gobiernos tomen medidas para regular sus economías, la mano invisible del mercado continuará promoviendo la obesidad en todo el mundo, con consecuencias desastrosas para el futuro de la salud pública y la productividad económica», señala el coordinador del trabajo, Roberto De Vogli, de la Universidad de California-Davis, EE.UU.

El estudio se centra en los países de altos ingresos, pero los resultados también serían de utilidad para los países en desarrollo, ya que «casi todos han experimentado un proceso de desregulación de los mercados y globalización, sobre todo en las últimas tres décadas», dice De Vogli.

Las cifras del IMC también indican hasta qué punto los problemas de sobrepeso y obesidad se han generalizado y que, por término medio, las personas que viven en los 25 países tienen sobrepeso y lo han tenido en los últimos 15 años.

Los datos muestran que la compra comida rápida por habitante aumentó en los 25 países. Canadá tiene el dudoso honor de encabezar esta lista (16,6 compras por habitante), Australia (14,7), Irlanda (12,3) y Nueva Zelanda (10,1), mientras que Italia (1,5), Holanda (1,8), Grecia (1,9) y Bélgica (2,1) son los países en los que el incremento ha sido más bajo. (España se encuentra en una tasa de consumo de fast-food por ahbitante del 3,9).

Utilizando los datos de la Organización para la Alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas, los autores han visto que la ingesta de grasas animales disminuyó levemente de 212kcal por persona y día en 1999 a 206kcal en 2008, y que el consumo de calorías aumentó levemente en seis de esos años con 3.432 calorías por habitante y día en 2002, en comparación con 3.437 en 2008. Sin embargo, señalan, la mayoría de los hombres y las mujeres no necesita más de 2.500 y 2.000 calorías al día, respectivamente.

«El estudio muestra la importancia de las políticas públicas para hacer frente a la epidemia de la obesidad», reconoce Francesco Branca, Director del Departamento de Nutrición para la salud y el desarrollo en la OMS. «Se necesitan políticas dirigidas a la alimentación y la nutrición desde varios sectores como la agricultura, la industria, la salud, el bienestar social y la educación», afirma Branca, quien advierte que «los países donde la dieta está cambiando de una rica en cereales a una alta en grasa, azúcar y alimentos procesados deben tomar medidas para que el suministro de alimentos esté en consonancia con las necesidades de salud de la población».

Medidas a seguir

El informe sugiere asimismo algunas medidas que los gobiernos podrían adoptar para revertir la epidemia de obesidad al impedir la difusión de los productos alimentarios ultraprocesados. Dichas medidas incluirían:

-Incentivos económicos para los productores que venden alimentos saludables y alimentos frescos en lugar de alimentos ultraprocesados, así como ayudas para cultivar frutas y hortalizas.

-Desincentivar económicamente a las industrias que venden comida rápida, alimentos ultraprocesados y refrescos e imponer un impuesto a los alimentos ultraprocesados.

-Un control más estricto de la publicidad de comida rápida y refrescos, especialmente la dirigida a los niños.

-Regulaciones comerciales que disuadan de la importación y el consumo de comida rápida, alimentos ultraprocesados y refrescos.

-Sistemas de etiquetado más eficaces, sobre todo para los alimentos ultraprocesados, que incluiría la comida rápida y los refrescos.

Los 194 Estados miembros de la OMS acordaron el Plan de acción mundial para la prevención y el control de las enfermedades no transmisibles en la Asamblea Mundial de la Salud en mayo de 2013. Uno de los nueve objetivos voluntarios del plan es «frenar el aumento de la diabetes y la obesidad». Además, propone medidas que los países pueden adoptar para combatir la obesidad, como aumentar el consumo de frutas y verdura, o gestionar subsidios e impuestos alimentarios para promover una dieta saludable.

Las cifras de la pandemia

– Mil millones de adultos tienen sobrepeso. Si no se actúa, esta cifra superará los 1500 millones en 2015.
– En el mundo hay más de 42 millones de menores de cinco años con sobrepeso.
– A nivel mundial, el sobrepeso y la obesidad causan más muertes que la insuficiencia de ingresos.
– La obesidad suele ser el resultado de un desequilibrio entre las calorías ingeridas y las calorías gastadas.
– Una dieta saludable puede contribuir a prevenir la obesidad.

¿Se puede adelgazar mientras dormimos?

El insomnio se asocia con un aumento del perímetro de la cintura de 6.7 centímetros en los hombres y de 5.4 en las mujeres.

El País, Vanguardía de México

dormida_310513España. La población descansaba unas nueve horas en 1960; hoy, seis. El problema es que la carencia de sueño está relacionada con el aumento de peso, según varios estudios, entre ellos una revisión en 2008 de 30 trabajos de la Universidad de Warwick (Reino Unido).“Los niños que más duermen durante los primeros 11 años tienen menor riesgo de engordar. Además, en un experimento realizado a 68 mil 183 mujeres adultas, aquellas que pernoctaban cinco horas o menos ganaron 4,3 kilos más que las que dormían siete”, afirma Albert Lecube, coordinador de Obesidad de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición.

El insomnio se asocia con un aumento del perímetro de la cintura de 6.7 centímetros en los hombres y de 5.4 en las mujeres.

La leptina, que inhibe la sensación de hambre, y la grelina, que la estimula, son dos hormonas que se modifican de noche. Entre menos tiempo se duerma, se disminuye considerablemente la primera y, en cambio, la segunda se ve incrementada en forma proporcional.

A la rica proteína

La dieta de la noche (The Overnight Diet), creada por Caroline Apovian, directora de Nutrición del Centro Médico Boston, arrasa en EE UU.

Este método, se basa en la descomposición de los nutrientes y en el funcionamiento de la insulina, una hormona capaz de regular el almacenamiento de grasa.

Su teoría: cuanto más azúcar tenga una comida, más se intensifica esta hormona y más se engorda.

Esta dieta no mezcla hidratos de carbono con proteínas, porque juntos aumentan los niveles insulínicos.

El pescado, la carne o los huevos se reservan para la cena, menos un día a la semana en el que se consumen batidos proteínicos.

“Al descansar, el organismo gasta las reservas de glucosa y de grasa”, razona Paula Rosso, nutricionista de M+C. En la cena, están prohibidos azúcares y harinas.

“El organismo los transforma en grasa mientras se duerme”, dice Rosso. Al no tener reserva de carbohidratos al llegar a la cama, el metabolismo tira de grasas.

Cosmética de turno de noche

Existe la creencia de que aplicarse cremas anticelulíticas de noche es más efectivo que de día. ¿Mito o realidad?

“No hay evidencia científica, pero es lógico pensar que estar en reposo aumenta la acción de los anticelulíticos”, responde Lola Bou, miembro de la Academia Española de Dermatología.

Mientras pernoctamos, el flujo sanguíneo disminuye y esto hace que los ingredientes de los productos penetren mejor.

Además, la posición horizontal favorece la eliminación de líquidos y de residuos, lo que oxigena los tejidos y evita problemas de circulación y la piel de naranja. Un consejo: masajear bien la zona a tratar con la crema.

Acelerar el metabolismo

Debemos aumentar el metabolismo con el deporte. Después de ir al gimnasio, el organismo sigue quemando grasas y consumiendo calorías, incluso en reposo. “La clave está en realizar ejercicios de fuerza, como coger pesas y combinarlos con actividades de alta intensidad, como correr”, sugiere Jordi Notario, de Gimnasios Dir. También es importante reducir las calorías que se consumen para no generar reservas de grasa.