¿Quieres controlar tu peso? Levantar pesas podría ayudarte

Las personas que regularmente hacen ejercicios para fortalecer los músculos tienen entre 20 y 30 por ciento menos probabilidades de ser obesas con el tiempo.

The New York Times, por Gretchen Reynolds

Neil Hall/EPA, via Shutterstock

Levantar pesas un par de veces a la semana podría ayudarnos a prevenir la obesidad, según un nuevo e interesante estudio sobre el ejercicio de resistencia y la grasa corporal. Esta investigación muestra que quienes completan ejercicios de entrenamiento muscular de cualquier tipo tienen de un 20 a un 30 por ciento menos probabilidades de llegar a ser obesos que las personas que no los hacen, independientemente de si practican ejercicios aeróbicos o no.

Los hallazgos indican que el entrenamiento con pesas podría ser más relevante para el control de peso de lo que muchos esperábamos y levantar un poco de peso nos podría ayudar a no subirlo después.

La incidencia de obesidad en Estados Unidos está al alza, pues alrededor del 40 por ciento de los adultos cumplen con los criterios estandarizados para ser considerados obesos. Se prevé que esa cifra aumente a más de un 50 por ciento para fines de esta década.

Por desgracia, pocos de nosotros perderemos los kilos de más que ya tenemos. La mayoría de las personas que pierde más del cinco por ciento de su peso corporal lo recupera a los cinco años.

Por eso, es posible que la manera más eficaz de tratar la obesidad sea previniéndola. Y hacer ejercicio con frecuencia ayuda bastante. Muchos estudios muestran que la gente que camina con frecuencia o que hace actividades como correr, andar en bicicleta, nadar o practicar algún ejercicio aeróbico suele subir menos kilos al envejecer que las personas sedentarias, y tiene menos riesgo de llegar a ser obesa.

Sin embargo, no se tiene tanta información sobre si los ejercicios de entrenamiento con pesas también influyen en el peso. Algunas investigaciones pasadas sugieren que el entrenamiento de resistencia ayuda a que las personas retengan masa muscular cuando intentan bajar de peso. Pero no queda muy claro si también podrían controlar la subida de peso a largo plazo y prevenir la obesidad.

Así que, para el nuevo estudio, publicado en junio en PLOS Medicine, un grupo de investigadores de la Universidad Estatal de Iowa en Ames, Iowa, y otras instituciones, decidieron estudiar la posible relación entre las pesas y la circunferencia de las personas. Al inicio, se abocaron a la base de datos, que es grande y muy útil, compilada por el Aerobics Center Longitudinal Study, un famoso proyecto que había realizado un seguimiento del estado médico, de salud y la condición física de decenas de miles de pacientes que visitaron la clínica Cooper en Dallas entre 1987 y 2005. Los hombres y mujeres se sometieron a numerosas pruebas durante sus visitas recurrentes a la clínica.

En esta ocasión, los investigadores de Iowa usaron los registros de más o menos 12.000 de los participantes, la mayoría de los cuales eran de mediana edad. Ninguno era obeso cuando se unió al Aerobics Center, según su índice de masa corporal, o IMC (esta medida calcula de manera indirecta la grasa corporal según la altura y el peso de la persona. Puedes calcular tu IMC aquí).

Estos hombres y mujeres habían completado la típica serie de mediciones de salud y estado físico durante sus visitas a la clínica y también llenaron un cuestionario de ejercicio que indagaba, entre otras cosas, en el entrenamiento con pesas. Se les preguntaba si hacían “ejercicios de fortalecimiento muscular” y, en caso afirmativo, con qué frecuencia y durante cuántos minutos a la semana.

Después, los investigadores empezaron a cotejar los datos, comparando los pesos y otras medidas de las personas entre cada visita a la clínica. Usando el IMC como medida, alrededor del siete por ciento de los hombres y mujeres se habían vuelto obesos en los seis años siguientes a su primera visita a la clínica.

Pero el IMC es una aproximación poco precisa de la constitución corporal y no siempre es una medida exacta de la obesidad. Por eso, los investigadores también examinaron los cambios en el grosor de la cintura y el porcentaje de grasa corporal para determinar si se habían vuelto obesos. Según el criterio de un diámetro de cintura superior a 100 centímetros para los hombres y 90 para las mujeres, o un porcentaje de grasa corporal superior al 25 por ciento para los hombres y el 30 por ciento para las mujeres, hasta el 19 por ciento de los participantes desarrollaron obesidad con el paso de los años.

La obesidad aumenta el riesgo de desarrollar 10 de los cánceres más comunes

Xataca ciencia, por Sergio Parra

Según un estudio de más de 400.000 adultos en el Reino Unido, que se presenta en el Congreso Europeo de Obesidad (ECO) celebrado online este año, la obesidad incrementa el riesgo de desarrollar 10 de los cánceres más comunes.

Los datos son similares con independencia de la forma de medir la obesidad, como gordura central (cintura y caderas más grandes) u obesidad general (índice de masa corporal (IMC) y porcentaje de grasa corporal).

Los diez cánceres

Utilizando datos del estudio de cohorte prospectivo del Biobanco del Reino Unido, investigadores de la Universidad de Glasgow identificaron 437.393 adultos (54% mujeres; edad promedio de 56 años) que no tenían cáncer, para investigar el riesgo de desarrollar y morir a causa de 24 cánceres de acuerdo con seis marcadores de la obesidad: IMC, porcentaje de grasa corporal, relación cintura-cadera, relación cintura-altura y circunferencias de cintura y cadera.

Los resultados se ajustaron por edad, sexo, etnia, educación, tabaquismo, consumo de alcohol, ingesta de frutas y verduras, carnes rojas y procesadas, pescado azul, actividad física y conductas sedentarias. Después de un seguimiento promedio de 9 años, hubo 47.882 casos de cáncer y 11.265 muertes por cáncer.

Los investigadores encontraron que las seis medidas de obesidad se asociaron de manera positiva y similar con un mayor riesgo de 10 cánceres. Por ejemplo, cada aumento de 4,2 kg (hombres) y 5,1 kg (mujeres) en el IMC por encima de 25 kg (definido como sobrepeso) se relacionó con un mayor riesgo de cáncer de estómago (aumento del 35% ), vesícula biliar (33%), hígado (27%), riñón (26%), páncreas (12%), vejiga (9%), colorrectal (10%), endometrial (73%), uterino (68%), cáncer de mama posmenopáusico (8%) y cáncer general (3%).

Los investigadores estiman que si estas asociaciones fueran causales o no correlacionales, tener sobrepeso u obesidad podría ser responsable de alrededor del 40% de los cánceres de endometrio y útero y del 29% de los cánceres de vesícula biliar; y podría representar el 64%, 46% y 40% de las muertes por estos cánceres, respectivamente.

Los resultados sugieren que el IMC es una medida adecuada del riesgo de cáncer por exceso de peso, y no hay ninguna ventaja en usar medidas más complicadas o costosas como la circunferencia de la cintura o el porcentaje de grasa corporal.

Las mujeres con obesidad y una dieta rica en sal tienen más riesgo cardiovascular que los hombres

La enfermedad cardiaca es ahora la tercera causa principal de muerte entre la población femenina de entre 20 y 44 años.

Heraldo / Europa Press

Las mujeres con obesidad y una dieta rica en sal tienen más riesgo cardiovascular que los hombres, Pixabey

Las mujeres con obesidad y una dieta rica en sal tienen más riesgo cardiovascular que los hombres, según ha puesto de manifiesto un estudio llevado a cabo por investigadores de la Augusta University (Estados Unidos) y ha sido presentado en el ‘American Physiological Society Annual Meeting at Experimental Biology 2021’.

La hormona sexual estrógeno, que tiene algunos poderes protectores, como mantener los vasos sanguíneos más flexibles, se considera una protección natural para las mujeres premenopáusicas, sin embargo, junto con las crecientes tasas de obesidad severa en las mujeres jóvenes, la enfermedad cardiaca es ahora la tercera causa principal de muerte entre la población femenina de entre 20 y 44 años.

En este sentido, los investigadores han avisado de que la obesidad y el alto consumo de sal son riesgos aún mayores para las mujeres porque tienen niveles naturalmente más altos de dos hormonas adicionales, leptina y aldosterona, las cuales preparan el escenario para las disparidades cardiovasculares potencialmente mortales.

«Muchos de nosotros probablemente pensamos en la leptina como la ‘hormona de la saciedad’ que envía a nuestro cerebro señales para dejar de comer cuando nuestro estómago está lleno, pero en la obesidad, el cerebro normalmente deja de escuchar el mensaje completo, pero el sistema cardiovascular de las mujeres comienza a recibir señales poco saludables», han detallado los expertos.

Y es que, han demostrado que en las mujeres la leptina hace que las glándulas suprarrenales, que producen aldosterona, produzcan aún más de este poderoso constrictor de vasos sanguíneos. Al igual que la leptina, las mujeres, independientemente de su peso, ya tienen niveles naturalmente más altos de aldosterona y también glándulas suprarrenales más grandes.

La obesidad en realidad produce mayores aumentos de presión arterial en las mujeres, y los estudios indican que las mujeres también son más propensas a la disfunción vascular asociada a la obesidad, cosas como vasos sanguíneos más rígidos que no son tan hábiles como la dilatación. Por otro lado, la leptina aumenta la producción del óxido nítrico vasodilatador, el cual reduce la presión arterial, en los ratones machos, una de las muchas diferencias cardiovasculares que están encontrando entre machos y hembras.

Debido a que las mujeres ya producen más aldosterona, y la respuesta normal del cuerpo cuando se ingiere mucha sal es producir aún más aldosterona para ayudar a eliminar parte de ella, por ello, los expertos proponen ahora que las mujeres pueden tener una capacidad deteriorada para reducir la aldosterona, lo que las hace más sensibles a la sal.

Día Mundial de la Obesidad: la tasa de gente con kilos de más se ha duplicado desde 1980

El 12 de noviembre de todos los años está dedicado a informar y concienciar sobre una de las mayores lacras de la humanidad: los kilos de más. Sus efectos negativos no se limitan a lo visual, sino que ponen en riesgo la salud de todos

El Confidencial, por Álvaro Hermida

El almacenamiento de grasa corporal es un problema de salud mundial. Así como las terroríficas epidemias como el ébola, los esfuerzos que se llevan a cabo para ponerle freno no tienen el resultado deseado. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2014 más de 1.900 millones de adultos tenían sobrepeso y 600 millones eran, directamente, obesos. Lo peor es que esas cifras no han hecho más que aumentar, y el hecho de que hoy sea el Día Mundial de la Obesidad hace que nos encontremos en el momento perfecto para ver dónde estamos, de dónde venimos y, lo más importante, hacia dónde vamos.

Qué es la obesidad

A lo largo de los años se han dado multitud de definiciones de esta condición física. Actualmente, la más aceptada es que tanto obesidad como sobrepeso son el aumento anormal de grasa corporal que puede tener perjuicios para la salud.

Para clasificarlas, se utiliza el índice de masa corporal (IMC). Esta es una comparación estadística entre la altura de una persona y su peso. La fórmula que lo define es el peso de una persona dividido por el cuadrado de su altura en metros (kg/m²). Si bien otros factores tienen mucha relevancia individual y se ignoran con esta estadística (como la masa muscular, que es más pesada que la grasa), es una buena forma de establecer unos límites clasificatorios e informativos para la población. De hecho, como la propia Organización Mundial de la Salud aclara: «El IMC proporciona una útil referencia sobre el sobrepeso a un nivel de población total, dado que no diferencia entre sexos o edades. Dicho esto, se debe tener en cuenta que puede no corresponder al mismo nivel de ‘gordura’ para individuos diferentes«.

Según la OMS, los valores superiores a 25 se consideran sobrepeso, y aquellas personas que superen un índice mayor a 30 son considerados obesos. Por poner estos datos en perspectiva, podemos decir que un varón de 1’8 metros y 70 kilos tiene un IMC de 21,6. Si llega a los 81, alcanzará el sobrepeso; y si toca los 98, será considerado obeso.

Sus peligros

Junto con el tabaco, parece que hemos llegado todos nosotros a la conclusión de que estar obeso no es sano. La gente que la padece, según explican una grandísima cantidad de estudios científicos y confirma la OMS, tiene un riesgo mucho mayor de padecer enfermedades cardiovasculares, así como metabólicas (diabetes tipo II), problemas musculoesqueléticos como la osteoatritis y una mayor tasa de cáncer, en especial de colonmama endometrio.

El estado actual de la obesidad en el mundo

Tenemos que tener en cuenta que siempre ha habido cierta prevalencia de esta enfermedad entre la población general. Es más común en áreas urbanas y, según explican desde la OMS, no es raro que en un mismo edificio de un país en vías de desarrollo y del tercer mundo, convivan puerta con puerta una familia con problemas de obesidad y otra con desnutriciónEn 1980 la tasa mundial de sobrepeso no superaba el 13,5%, y según datos de 2015 proporcionados por la OMS, hoy en día ha superado el 39%, más de una tercera parte de la población.

Según explican los investigadores Lindsay M. JaacksStephanie Vandevijvere y el resto de su equipo de la Harvard T. H. Chan School of Public Health, de Estados Unidos y de la Universidad de Auckland en Australia, los niveles y la distribución de la prevalencia de la obesidad en un país son ejemplo de su desarrollo económico. Según los investigadores, existen 4 fases diferentes. En la primera, característica de los países del tercer mundo, la obesidad infantil es muy reducida y, en adultos, las mujeres tienen niveles mucho más altos que los hombres. La segunda fase se caracteriza por una equiparación del número de obesos de ambos sexos y un aumento sustancial de la obesidad infantil. Por último, los países desarrollados (como España) tienen más varones obesos que mujeres con esa misma condición. Ese punto de inflexión se dio en Italia en el año 2013, en Francia en 2011, en España en 2009 y en Alemania en 1993. De hecho, «se espera que Estados Unidos y Reino Unido cumplan con los pronósticos antes de 2022«, explican los investigadores.

Como se explicaba al inicio, a nivel mundial hay 1,9 millardos de personas con sobrepeso y 600 millones con obesidad. Eso es más que preocupante, en el año 2014 el 39% de los adultos del planeta tenían más kilos de los que sería normal. A su vez, también supone un gran riesgo para las nuevas generaciones, sobre todo para las de los países desarrollados, dado que en 2013, explican desde la OMS, «42 millones de niños menores de 5 años eran obesos».

Las perspectivas de futuro

Aunque los datos son más que limitados, pues al contrario que la mayor parte de enfermedades relevantes, no todos los obesos van al médico por su condición, se calcula, según datos del Centers for Disease Control (CDC) estadounidense, que en Estados Unidos un 39,3% de la población (un total de 93,3 millones de adultos) padece obesidad. El futuro no ofrece datos esperanzadores, ni para los habitantes del país norteamericano ni para el nuestro (dado que en una gran cantidad de datos macroeconómicos, los suyos son muy similares a los nuestros). Según el National Bureau of Economic Research de Estados Unidos, en el año 2025, el 83% de los varones y el 75% de las mujeres sufrirán sobrepeso u obesidad.

Qué podemos hacer

Muchas propuestas se han puesto sobre la mesa para luchar contra este tipo de problema de salud. La limitación del azúcar en los refrescos y la concienciación son las propuestas más comunes, pero otras vías son recomendables. Según la OMS, existen tres caminos claros:

  • Individual. A fin de cuentas nuestro cuerpo pertenece solo a una persona y la responsabilidad personal en la pérdida de peso es ineludible. Entre los aspectos clave está «la limitación de la ingesta de azúcares y grasas, el aumento de la actividad física regular (1 hora al día para los niños y 150 minutos semanales para los adultos) y un aumento del consumo de frutas, verduras, frutos secos, cereales integrales y legumbres».
  • Social. Es imposible conseguir cambios de relevancia macroscópica sin un cambio en las políticas sanitarias de un país. Es por esto que la OMS recomienda «un apoyo por parte del sistema a los individuos que pretenden llevar a cabo los cambios en su estilo de vida antes mencionados a través de la colaboración de las entidades tanto privadas como públicas que tienen peso en este tipo de reformas». Por otro lado, la organización internacional también recomienda que «los cambios de actividad física y dietéticos de la población deberían ser asequibles y accesibles para todos, especialmente para los individuos con menor poder adquisitivo».
  • Sector privado. Es innegable que cada vez consumimos más alimentos preparados en masa por la industria. Esta puede llevar a cabo reformas que jueguen a favor de todos como «reducir los contenidos de azúcar, grasas y sal de los alimentos, asegurarse de que los alimentos sanos son una opción asequible, llevar a cabo campañas de marketing responsables, sobre todo aquellas en las que el público objetivo son niños y asegurarse de que un estilo de vida saludable es posible en el entorno laboral».

Lo que tenemos que entender, al igual de bien que comprendemos que la obesidad es mala, es que esta condición se puede prevenir y se puede remediar. Está en nuestras manos, ya sea con el esfuerzo personal como con nuestro voto y con la promoción de iniciativas sociales y políticas, hacer de la obesidad un problema del pasado.

El uso continuado de anticonceptivos orales puede causar obesidad a largo plazo

20 minutos / EFE

Especialmente cuando su uso es constante y se extiende durante periodos de más de dos años.

El uso continuado de anticonceptivos orales puede causar obesidad a largo plazo, según ha comprobado un equipo de investigadores españoles. Los resultados, además de aconsejar «cautela» en el uso de anticonceptivos orales, aportan, según el investigador Alfredo Gea, una información «importante» a las mujeres a la hora de tomar la decisión de usar estos fármacos.

Una mujer muestra un blíster con anticonceptivos orales. MEJOR CON SALUD

Además, los resultados están en línea con otros riesgos previamente identificados en otros estudios suecos y norteamericanos sobre diabetes, hipertensión, enfermedad coronaria y cáncer de mama, todas ellas asociadas a la obesidad.

Los expertos analizaron el riesgo de desarrollar obesidad en 4.920 mujeres jóvenes (con una edad media de 28 años) durante más de ocho años de seguimiento. Todas ellas, que inicialmente no padecían obesidad, se clasificaron en dos grupos, en función de si utilizaban o no de forma regular anticonceptivos orales, y el uso de anticonceptivos orales y el índice de masa corporal se evaluaron al principio y luego cada dos años durante el seguimiento.

Los resultados del estudio revelaron que el uso de anticonceptivos orales está «significativamente» asociado con mayores probabilidades de desarrollo de obesidad, especialmente cuando el uso de estos es constante y se extiende durante periodos de más de dos años.

Según Álvaro San Juan Rodríguez, investigador de la Universidad estadounidense de Pittsburgh y primer autor del trabajo, «se comprobó que, a igualdad de otros factores y de manera independiente de ellos, el riesgo de desarrollar obesidad durante los años sucesivos prácticamente se duplicaba en las mujeres que usaban regularmente anticonceptivos orales, y casi se triplicaba en las que los habían usado continuadamente durante más de dos años».

El estudio ha sido realizado por científicos del Centro de Investigación en Red de Obesidad y Nutrición (CIBEROBN), pertenecientes al Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra, que han publicado sus conclusiones en la revista International Journal of Obesity.

¿Por qué parece imposible adelgazar después de los 50?

Mantenerse en un peso adecuado no siempre es fácil y entrada la menopausia para las mujeres esto supone, en ocasiones, un reto difícil de salvar

Herealdo

Entre los 45 y los 50 años es habitual que las mujeres comiencen a sufrir los cambios que vienen de la mano de la menopausia. Sofocos, dolores musculares, falta de apetito sexual y aumento de peso son los más comunes, pero uno de los que más se sufre es este último, ya que es una transformación física involuntaria que poco tiene que ver con comer más o menos.

En esta etapa es frecuente ganar kilos por causas múltiples y variadas. Según la OCU, la disminución en la producción de hormonas estrógenas y del gasto energético en reposo, el aumento del tejido graso (perdiendo parte del magro) y los cambios en los centros cerebrales que regulan el apetito son algunos de los factores que pueden darse durante el cese de la menstruación y, aunque muchas mujeres desearía que fuesen parte de las mentiras más extendidas sobre la regla,  son una realidad a la que hay que enfrentarse. La combinación de todos estos factores produce un cambio en el metabolismo que provoca una menor eficiencia en la quema de la grasa procedente de los alimentos y así ésta se acumula con más facilidad.

Está claro que de la menopausia no se puede huir, pero sí se puede pedir el asesoramiento del ginecólogo y llevar a cabo rutinas y ejercicios, como el yoga, que pueden aliviar sus efectos y devolver la confianza a aquellas mujeres que la pierden durante esta etapa natural.

Tres consejos para hacer frente a la ganancia de peso

  • Es fundamenta no obsesionarse con los kilos que se puedan ganar. Es natural que ocurra, por eso, llevarlo con naturalidad es esencial para no generar estrés y que este empuje a comer por ansiedad.
  • Hay que aumentar el consumo de productos vegetales y mantener los de origen animal y bajar los altos en grasas. La dieta mediterránea estructurada siempre en cinco comidas será la mejor aliada. Además, hay ‘snacks’ a los que volverse adicta sin peligro y de los que se puede abusar en caso de ansiedad o entre horas.
  • Hay que mantenerse activa y practicar ejercicio, ya que mejorará el tono muscular y conseguirá aumentar el gasto energético. También repercutirá directamente en el estado de animo y ayudará a verse más saludable frente al espejo.

Pasar más de 2 horas al día en las redes sociales aumenta el riesgo de trastornos psicológicos y de alimentación

Pasar más de dos horas al día en las redes sociales aumenta el riesgo de adicciones comportamentales, trastornos psicológicos y de alimentación, especialmente en adolescentes, mujeres jóvenes y personas solteras, según han avisado expertos del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO).

Onda Cero / Europa Press

«Vivimos en un mundo conectado, donde podemos realizar prácticamente todo con nuestro teléfono móvil en la mano, desde comunicaciones en tiempo real con sonido e imagen hasta trámites administrativos y compras ‘on line’, sin contar los múltiples dispositivos digitales que invaden nuestro hogar, como portátiles, tabletas, consolas de videojuegos, ordenadores para juegos, pantallas y proyectores de cine ‘on line’. Todo ello hace aún más difícil la tarea de desconectar», ha explicado el portavoz del IMEO, Rubén Bravo.

De hecho, ha recordado que ‘Facebook’, la red social que abarca una tercera parte de la población mundial, ya está desarrollando una nueva función para ayudar a los usuarios a conocer el tiempo que navegan cada día con el fin de poder gestionarlo de forma más eficiente y, si es necesario, marcarse un límite de uso. Y es que, tal y como ha insistido, el uso abusivo de las redes sociales podría actuar como «una adicción sin sustancia», ya que provoca una descarga de dopamina en el cerebro que a la larga puede crear dependencia emocional.

Además, estar sumergido en un entorno virtual durante más tiempo del necesario favorece un estilo de vida sedentario, cuadros de sobrepeso, desnutrición, desajustes en los horarios de sueño y comidas, picoteo de alimentos altamente procesados ricos en grasas y azúcares.

En este sentido, los expertos han destacado la importancia de tomar conciencia del tiempo que se invierte en las redes sociales y nuevas tecnologías y cómo estas afectan al estado de ánimo. Por ello, la psicóloga del IMEO María González ha aconsejado dar de baja aquellos correos de ‘newsletters’ que no se leen; desactivar los avisos del móvil para la bandeja de entrada del correo electrónico; silenciar los grupos de chat y eliminar aquellos que ya no se utilicen; eliminar aquellas redes sociales que generan negatividad; y desconectarse de ellas durante las vacaciones o fines de semana.

Riesgo de patologías de orden alimenticio

«El uso precoz de las redes sociales en niños y adolescentes es lo que más preocupa, ya que un uso abusivo puede resultar perjudicial no solo para las relaciones personales y afectivas, sino también respecto al comportamiento con la comida», ha añadido la nutricionista del IMEO Andrea Marqués.

Consultar sistemáticamente páginas relacionadas con la pérdida de peso, la quema de grasa, alimentación deportiva, ejercicios para aumento o reducción de volumen, dietas desaconsejadas, sitios de venta de esteroides o sustancias dopantes, alimentará cualquier conducta obsesiva o compulsiva en pacientes que muestran predisposición a trastornos del comportamiento alimentario, como anorexia, ortorexia o vigorexia.

«Por ello, el límite está en el uso responsable y razonable de las redes sociales, para que no pasen de ser un instrumento útil a convertirse en nuestro peor aliado a la hora de acrecentar cualquier problema u obsesión. Además, siempre es recomendable consultar cualquier duda o inquietud que encontremos en la red con los profesionales que nos tratan habitualmente antes de tomar decisiones equivocadas», ha detallado la experta.

Dicho esto, ha alertado de que muchas personas compaginan la actividad en las redes sociales con el picoteo de comida rápida, básicamente porque no requiere preparación previa, es fácil de ingerir sin dejar de utilizar el móvil, la tableta o el ordenador. No se controla la cantidad, debido a que se está mirando fijamente la pantalla, se come muy deprisa y se consumen muchas calorías extra.

«Si se come muy rápido o de forma compulsiva, al cerebro no le va a dar tiempo a procesar la señal de saciedad que le manda el estómago y que tarda en llegar unos 20 minutos, de modo que la persona seguirá engullendo sin necesidad. En estos casos suelen consumirse también grandes cantidades de cafeína y azúcar, para intentar mantenerse despierto independientemente si es de día o de noche. Una ingesta excesiva de estas sustancias puede producir alteraciones como hiperinsulinemia, resistencia a la insulina, desarrollo del síndrome metabólico, obesidad o diabetes tipo 2″, ha apostillado la nutricionista Estefanía Ramo López.

Por otro lado, cuando se pasan muchas horas en la red, sin ingerir ningún alimento, nos podemos encontrar con casos de desnutrición. Se trataría de personas que están totalmente distraídas y que utilizan sus dispositivos como forma de calmar su ansiedad. Este caso llevado a un extremo es, según han asegurado los expertos, «igual de peligroso» que el caso de la sobre ingesta porque puede acarrear déficit nutricional o conducir a anorexia.

2,3 millones de españoles con exceso de peso consumen medicamentos sin receta para adelgazar

Men`s Health

Se acerca el verano y, con él, una prueba de fuego para muchos españoles: ponerse el bañador de nuevo. Tras el primer susto, vienen las prisas por ponernos en forma, algo que, llevado al extremo puede ser muy perjudicial para la salud. De hecho, 2,3 millones de españoles con exceso de peso confiesan que consumen medicamentos sin receta. ¿Las razones? Poder adelgazar rápidamente y sin demasiados sacrificios, para lo que, además, se suele acudir a lugares sin control médico alguno como son herbolarios, webs de nutrición y App de compraventa. Ésta es una de las principales conclusiones del estudio “Stop obesidad. El exceso de peso y las dietas en España”realizado por Vivaz.

Las dietas “milagro”

Otro aspecto que se recoge en el informe son las llamadas “dietas milagro”. De hecho, casi 4 millones de españoles con exceso de peso reconocen haberlas seguido en alguna ocasión, una práctica más habitual en mujeres de 35 a 44 años con obesidad que, además, suelen prescindir del control médico. Las más populares son los sustitutivos alimenticios (las populares “barritas” o batidos), las dietas monoalimento, muy proclives al temido “efecto rebote”, y las dietas  líquidas, que excluyen la ingesta de alimentos sólidos. Con todo, la peor valorada de entre las dietas de moda es la Dukan, basada fundamentalmente en el consumo de proteínas.

Por sexos, el porcentaje de mujeres con kilos de más que se han puesto a régimen varias veces al año dobla al de los hombres, pero, en términos generales, los españoles no son constantes en este campo. De hecho, los efectos del régimen suelen durar unos 6 meses como máximo y 1 de cada 5 personas que se ponen “a plan” abandona antes de alcanzar su objetivo. Los motivos: falta de compromiso, seguido por un bajo estado anímico, la falta de deporte y la vida social.

El perfil de la persona que se ve más obesa: mujer, oficinista y de edad madura

Los expertos en nutrición suelen distinguir entre sobrepeso y obesidad en función del llamado Índice de Masa Corporal (IMC), calculado a partir del cociente entre los kilos de cada persona y su estatura expresada en metros al cuadrado. Si el resultado se encuentra entre 25 y 29,9, se tiene sobrepeso y se sobrepasa 30, se padece obesidad. Aunque ya te hemos hablado varias veces sobre la posible ‘falta de precisión’ del IMC para algunos casos.

Teniendo en cuenta este baremo, en España, las personas que se ven más obesas suelen ser mujeres de edad maduracon trabajos sedentarios, principalmente oficinistas, y, por lo general, a disgusto con su peso. Asimismo, las zonas del cuerpo más afectadas para ellas son el vientre y las caderas. En cambio, las personas que se ven a sí mismas con “sólo unos kilos de más” suelen ser hombres, principalmente jóvenes de profesiones más variadas y que suelen notar más el sobrepeso en el vientre y las piernas. Otra diferencia notable entre géneros es la autocrítica, ya que el porcentaje de hombres con exceso de peso que, sin embargo, creen estar “en plena forma” dobla al de mujeres en la misma situación (6,8% frente 2,9%).

Preguntados por los motivos del sobrepeso, los españoles señalan el sedentarismo, la alimentación y el propio metabolismo. Además, el 80% de los españoles con obesidad creen no sufrirla y más de la mitad de las personas con sobrepeso no creen estar en riesgo de sufrir dolencias o enfermedades como diabetes, hipertensión o problemas coronarios. Casi un 30% de la población con exceso de peso asegura que su estado físico le ha perjudicado en su vida social y, en menor medida, en el plano laboral.

Los asturianos, los más constantes perdiendo peso

Por Comunidades, los más constantes en sus dietas son los asturianos, seguidos de los aragoneses y los castellano-manchegos, muy por encima de la media nacional de éxito en las dietas, en el que solo el 10% de personas que se han puesto a dieta nunca han abandonado. En el lado contrario se sitúan los castellanos y leoneses, los vascos y, por último, los extremeños, que presentan en el índice más bajo de éxito en bajar de peso, con apenas un 6,3% de personas que nunca se rinden en una dieta.

El sedentarismo: un mal aliado

Pero los datos sobre obesidad no acaban aquí. Según el estudio de Vivaz, más del 70% de las personas con sobrepeso u obesidad no hacen deporte de forma regular, un porcentaje especialmente acusado en las mujeres. Además, no suelen utilizar las ventajas de la tecnología, ya que el 84% no usa ninguna App de actividad por no considerarlas de utilidad.

Vida Saludable también en Navidad

Asimismo, los europeos pueden ganar entre dos y cuatro kilos, esto varía en función de la complexión física, estilo de vida y práctica deportiva de la persona, y la ingesta calórica que, por regla general, es más elevada en estas fechas, según IMEO.

Econoticias/ Infosalus
Se aproximan las fechas navideñas, y con ellas las cenas en los días festivos, las comida de empresa, así como la ingesta de alimentos con un alto contenido en azúcares. Todo ello significa un aumento de peso, en concreto, en el caso de los españoles la media de sitúa en 3 o 5 kilos de más, según datos del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO).

Asimismo, los europeos pueden ganar entre dos y cuatro kilos, esto varía en función de la complexión física, estilo de vida y práctica deportiva de la persona, y la ingesta calórica que, por regla general, es más elevada en estas fechas, según IMEO.

De igual modo, la entidad asegura que se espera que los excesos navideños afecten en mayor parte a los hombres, que este año subirán entre 3 y 4 kilos de media, mientras que las mujeres aumentarán entre 2 y 3.

Sin embargo, mantener el peso y la forma física es posible a través de varios «trucos», uno de ellos es que «antes de empezar a comer es ver bien lo que hay en la mesa, seleccionar lo que nos queremos comer y ponernos un poquito de cada cosa en nuestro plato, evitando así el picoteo constante», ha recomendado María Sánchez Maroto, nutricionista de Zagros Sports.

Por todo ello, los expertos de Zagros Sports ofrecen ocho consejos de nutrición y entrenamiento para «afrontar el mes de las fiestas sin que estas pasen factura a la salud del organismo y la forma física»:

– Selección de los alimentos: tanto en los días festivos como durante el resto del mes, la selección de alimentos es clave para evitar un consumo extra de calorías.

Los platos precocinados y alimentos con alta concentración de grasas saturadas y azúcares refinados pasarán a un segundo plano para compensar los excesos en comidas familiares, de empresas, ect. A nivel práctico, los alimentos con menor aporte de nutrientes beneficiosos se pueden cambiar por otros.

Un ejemplo son las salsas que pueden ser sustituidas por especias o aliños más saludables, como una vinagreta ligera o zumo de limón o de naranja.

– Control de las cantidades: la dinámica de las comidas de Navidad implica múltiples y variados platos en la mesa y un clima distendido en el que no se está controlando cuántas porciones se come de cada plato.

Al mismo tiempo, comer despacio hace que los alimentos se asimilen mejor y la señal de saciedad llegue antes al cerebro.

– No olvidar las verduras: las verduras tienen que estar presentes en el menú de Navidad como fuente rica en fibra y en vitaminas y minerales. Hay muchas recetas elaboradas que llevan verduras y, siendo bajas en calorías, no restan sabor a las comidas o cenas, como por ejemplo una tarta de espinacas y queso feta.

– Ejercicio más intenso: durante todo el mes es recomendable aumentar la intensidad del ejercicio diario para quemar un mayor número de calorías y grasas acumuladas.

La exigencia del ejercicio en materia de resistencia cardiovascular y fuerza debe ser mayor para aumentar su efectividad. Cada persona establece el nivel de su alta intensidad acorde con su forma física y el desarrollo de sus cualidades.

El entrenamiento más adecuado es el interválico, es decir, intercalar trabajo cardiovascular con trabajo muscular para tonificar los músculos a la vez que se queman grasas. Se trata del ejercicio que reporta más beneficios en un menor margen de tiempo.

– Entrenamiento 4 días a la semana: a pesar de los días de fiesta, el director de Salud de Zagros Sports Puerta de Europa, Sergio Daza, sostiene que la frecuencia más adecuada de entrenamiento debería ser de cuatro días a la semana, entre 45 y 60 minutos cada sesión.

Para que los resultados sean visibles antes y después de las navidades se debe seguir el plan de la forma más rigurosa posible, con máxima motivación para conseguirlo.

– Cardio y ejercicios en circuito: sin olvidar el calentamiento y los estiramientos para preparar el cuerpo para la actividad y evitar lesiones, la parte principal del entrenamiento debe estar basada en 5 repeticiones de un circuito de 5 ejercicios con 1 minutos de descanso entre cada repetición y 20 minutos de trabajo cardiovascular como correr, nadar o montar en bici.

El circuito, con ejercicios como las sentadillas o las planchas para quemar grasa abdominal, es una de las maneras más eficaces de alcanzar la alta intensidad.

– Correcta hidratación: a pesar de que en invierno no sufrimos las consecuencias del calor, el cuerpo se puede deshidratar de la misma manera si no se toma la cantidad suficiente de líquidos.

Una correcta hidratación, sobre todo basada en el agua, es clave para asegurar el correcto funcionamiento del organismo y evitar lesiones.

El peligro de las navidades es que se cambia el agua por bebidas carbonatadas y alcohólicas, siendo el alcohol enemigo del deporte al provocar en el cuerpo un mayor estado de cansancio. Además, las bebidas azucaradas son uno de los principales causantes de los aumentos de peso.

– Retrasar las compras: teniendo el consumo de alimentos y el entrenamiento controlados, un truco que previene el picoteo y la ingesta de dulces es no comprarlos hasta que lleguen los días festivos.

«Aunque desde octubre los turrones y polvorones inundan los supermercados, debemos pensar bien las cantidades que necesitaremos y comprarlos en el momento justo», ha aconsejado la nutricionista.