Obesidad y Covid, una “bomba de relojería” de efecto retardado para el corazón

La coexistencia de las dos pandemias puede desencadenar problemas colaterales a nivel psicológico y cardiovascular, reduciendo la esperanza de vida de quienes las padecen, avisan desde el IMEO

Con el motivo del Día Mundial de la Obesidad que se celebra hoy, 4 de marzo, el Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) ha alertado que la coexistencia de estas dos pandemias, de obesidad y Covid-19, durante un período más prolongado puede comprometer la salud del corazón de quienes las padecen, dando lugar a una reducción de la esperanza de vida por sus secuelas físicas y psicológicas.      

En concreto, “el sobrepeso y la obesidad elevan el riesgo de hipertensión y ateroesclerosis y con ello, la probabilidad de sufrir infartos cardiacos y cerebrales; aumentan la resistencia a la insulina que acaba dando lugar a diabetes tipo II, cuyo desarrollo puede derivar en ceguera o amputaciones de miembros por isquemias; favorecen enfermedades respiratorias, como la EPOC o el asma; ocasionan problemas de articulaciones, hígado graso y trastornos mentales, tipo ansiedad y depresión, al igual que el riesgo de desarrollar cáncer”, enumera la larga lista de afecciones Rubén Bravo, portavoz del IMEO.  

“No olvidemos que hoy en día un adulto promedio tiene muchas más probabilidades de ser obeso que cinco décadas atrás”, prosigue el experto y señala como ejemplo China, que en los años setenta prácticamente carecía de obesidad y ahora encabeza la lista a nivel mundial, con cerca del 8% de su población, seguida  por Estados Unidos. “Una década atrás se temía que, si no se tomaban medidas, en 2025 uno de cada cinco adultos podría ser obeso y en España ya estamos al 22% en obesidad adulta[1], es decir, afrontamos un peor escenario y nos falta por evaluar otros problemas colaterales que han surgido a raíz del Covid-19 a nivel psicológico y cardiovascular y la relación que guardan con los mecanismos de un envejecimiento acelerado”, anota Bravo. Por ello, insiste, es fundamental tomar conciencia sobre la magnitud del problema y aunar esfuerzos para su adecuada gestión. 

El sobrepeso y la obesidad afectan al corazón y aumentan el riesgo de muerte prematura

En los últimos dos años la obesidad ha cobrado una mayor relevancia, debido a que el virus afecta a numerosos órganos ya debilitados, haciendo que aquellos que han padecido ambas patologías al mismo tiempo hayan visto aumentada su probabilidad de desarrollar síntomas graves e incluso, fallecer.

“El Covid-19 ha supuesto un grave riesgo para el corazón de los pacientes con obesidad que ya de por sí sobrecargado, es sometido a un sobreesfuerzo inherente a cualquier infección”, explica la nutricionista clínica Carmen Escalada. Esto favorecerá su envejecimiento prematuro, así como un peor pronóstico, ya que va a propiciar un mayor acúmulo de líquido en los pulmones que hará que éstos no ventilen bien y que la concentración de oxígeno que llegue al corazón no sea suficiente. Además, sabemos que el coronavirus tiene la capacidad de infectar el músculo cardiaco, pudiendo provocar una inflamación conocida como miocarditis que es aún más grave en pacientes con obesidad, ya que su órgano está más debilitado y su respuesta inflamatoria es más agresiva y desmedida.

Asimismo, cabe recordar que la obesidad afecta a nuestros genes favoreciendo el envejecimiento y la muerte prematura. Por un lado, acelera la disfunción celular, aumentando el riesgo de patologías como los infartos o el alzhéimer y la proliferación descontrolada de células, que puede dar lugar a tumores y, por tanto, al cáncer. Por otro, actúa como un catalizador de la velocidad a la que se acortan los telómeros de nuestros cromosomas. Puesto que ésta es, en parte, la que marca nuestra esperanza de vida, su mayor velocidad de acortamiento hace que envejezcamos antes. “Por todo esto, se estima que una persona con sobrepeso puede vivir de media de tres a cinco años menos que quien no lo padezca y, si tiene obesidad mórbida, la esperanza de vida puede bajar hasta diez años, exactamente la misma reducción a la que se expone un fumador[2]”, resume.

La angustia existencial que preocupa a los psicólogos    

A raíz de la pandemia de Covid-19, las sucesivas restricciones y cuarentenas, hemos experimentado una alteración en nuestra percepción del tiempo, pero no así de nuestra sensación de crecimiento. “Mucha gente tiene la sensación de haber envejecido más de la cuenta en este tiempo, como si su vida se hubiera paralizado, debido a que muchos de los estímulos que nos generaban una emoción positiva, ilusión o satisfacción se vieron cortados radicalmente, con lo cual nos vimos en un estado en el que no podíamos planificar más allá de un cortoplacismo en nuestras casas y cómo todos aquellos inputs de satisfacción se veían mermados”, explica la psicóloga del IMEO, María González.

Los psicólogos hablan de un tipo de angustia existencial muy frecuente en los pacientes últimamente, que a menudo se sienten impotentes por no poder cumplir sus propósitos o sueños, como independizarse, establecer una relación de pareja, conseguir ciertas metas laborales o viajar. En los casos más graves esta frustración puede manifestarse a nivel físico como aumento del peso corporal, ojeras y piel apagada, caída del cabello, fatiga y desgana. 

“En general, se trata de una especie de desmotivación vital, debida a la frustración de la persona por no haber cumplido sus principales objetivos y las consecuencias que ella piensa que les traerán, que suele ser felicidad y satisfacción, por lo cual a menudo llegan a volcar su angustia en la comida o en un aislamiento social voluntario, acompañado a veces con un descuido físico”, señala González.

Se explica con un error de perspectiva por confundir deseos con necesidades de modo que, si en este preciso momento no se logra lo propuesto, se da orden al cerebro de no disfrutar de la vida. Es importante mantener en estos casos una motivación elevada, planificar acciones y decisiones que nos pueden ayudar a conseguir un deseo sin confundirlo con una necesidad, explica la psicóloga, como aclarar a la mente, por ejemplo, que se desea tener una pareja, pero no se necesita para ser feliz en este preciso momento.

Asimismo, es muy importante combatir el sedentarismo, mantenerse físicamente activo y motivado, tener objetivos o propósito de vida y cierta sensación de manejo del propio tiempo, sin tener en cuenta factores como edad, estado económico, físico o de salud, ya que jamás nos va a beneficiar sentir que estamos delimitados o parados por alguna circunstancia. Una vez teniendo esto claro, se pueden empezar a valorar las acciones concretas que nos pueden acercar a estos objetivos. “Si en este preciso momento no podemos realizar el viaje de nuestros sueños a un destino exótico, se puede trazar un plan B con una escapada que esté a nuestro alcance para que nos ayude a experimentar la satisfacción que se siente al ensayar o la emoción de planificar un gran viaje. “Recordemos que el cerebro no diferencia entre lo que es real y lo que es imaginario a nivel de imágenes, por esto es muy importante no perder de vista los propósitos vitales y sobretodo delimitar


[1] Según el reciente estudio ENPE, publicado por la Revista Española de Cardiología.

[2] Según un estudio internacional publicado en The Lancet que analiza la relación entre los niveles de obesidad y muerte prematura.   

Año nuevo sin publicidad infantil de comida malsana

Los anuncios de alimentos insanos dirigidos a niños tienen los días contados en España, pero no por ello va a disminuir la obesidad infantil, avisan desde IMEO y claman por más consciencia social sobre la importancia de una educación nutricional adecuada

·        Nueve de cada diez anuncios dirigidos a niños son de productos no saludables, avisan de la OCU.

·        El 23,3% de la población infantil en España tiene sobrepeso y un 17,7%, obesidad[1].

·        Se estima que las restricciones televisivas y digitales adoptadas en Reino Unido podrían reducir la ingesta calórica de los niños con 7.200 millones al año, evitando 20.000 nuevos casos de obesidad infantil en los próximos años[2].

Se espera que la medida impulsada por el Ministerio de Consumo de España para frenar el aumento del sobrepeso y la obesidad infantil entre en vigor a partir de enero del 2022. Según esta nueva normativa habrá cinco grupos de alimentos que no van a poder publicitarse para menores de edad, independientemente cuál es su composición nutricional, entre ellos, productos de confitería de chocolate y azúcar, barritas energéticas, dulces, postres, productos de pastelería, galletas, zumos, bebidas energéticas y helados. El resto de productos alimentarios tendrán que pasar una criba y, si su aporte de calorías o su concentración de grasas totales y saturadas, azúcares totales y añadidos o sal superan los considerados como adecuados por la OMS, tampoco podrán ser objeto de publicidad infantil.

“Aplaudimos la medida, porque supone un paso adelante en la lucha contra la obesidad infantil, pero queremos dejar claro que con la limitación de los anuncios publicitarios el problema no desaparecerá “por arte de magia”; hace falta más consciencia social sobre la necesidad de educación nutricional que se debe fomentar tanto desde casa, como en los colegios para avanzar en la materia y garantizar el desarrollo físico de nuestros menores en un entorno saludable”, señala Rubén Bravo, portavoz del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO). Comprendemos que esta nueva normativa afecta a muchos fabricantes del sector de la alimentación, pero también creemos que a la larga les impulsará a implementar medidas de auto regulación aún más restrictivas que la propia norma por el bien del consumidor, añade. Queda mucho por hacer como, por ejemplo, mejorar el etiquetado nutricional haciéndolo más visible (en ocasiones la letra es tan pequeña que cuesta leerlo), más comprensible y estándar; seguir trabajando para desarrollar más variedad de productos saludables, listos para el consumo y rápidos de cocinar, ya que éste es uno de los argumentos más empleados en la actualidad a la hora de explicar por qué hay tanta gente que no lleva una alimentación sana.

“A pesar de que esta normativa suscita polémica por ser mucho más restrictiva y limitante que la anterior (el código PAOS vigente desde el 2005 hasta ahora), aún se pueden hacer mejoras, extendiendo la limitación a los productos con elevadas concentraciones de cafeína o edulcorantes, ya que su consumo excesivo o frecuente puede provocar problemas de ansiedad, hiperactividad, dificultad para conciliar el sueño y una mayor apetencia de comer dulce”, argumenta la nutricionista clínica Carmen Escalada.

Otras medidas que se puedan adoptar para reducir el sobrepeso y la obesidad en niños y adolescentes

Además de limitar la publicidad infantil de comida malsana, desde IMEO recomiendan fomentar la educación nutricional en todos los ámbitos con la incorporación de personal calificado en los colegios y en los centros deportivos y sanitarios. Para que los niños y adolescentes coman bien es esencial que tengan acceso a alimentos sanos; por ello es importante restringir la disponibilidad de los productos comestibles insanos y a los ultraprocesados que se cuelan en los menús escolares y están muy presentes en las máquinas de vending o en lugares de ocio, como cines y boleras.

Según el último informe Aladino, uno de cada cuatro menores dedica más de 3 horas al día a actividades sedentarias, como pantallas o lecturas. Por ello, es importante combatir el sedentarismo y favorecer la práctica de ejercicio físico de los niños y adolescentes, “ya sea aumentando las horas de educación física, la oferta de actividades deportivas o potenciando el ocio activo”.

En cuanto a los horarios en los que será restringida la publicidad[3], “la franja tarde – noche es especialmente crítica, ya que es cuando se suele manifestar el hambre emocional y la ansiedad”, señala Escalada, porque hemos vuelto en casa y tenemos acceso rápido y libre a la comida. Si en este momento, cuando tenemos más exposición a la televisión, el internet y las redes sociales, recibimos estímulos audiovisuales en forma de anuncios o publicidad de comida malsana, estaríamos ante un “coctel perfecto” de malos hábitos, añade. En consecuencia, aumentará el deseo de consumir alimentos ricos en grasas, azúcares y/o sal, debido a que son altamente palatables, de sabores muy intensos que terminan creando adicción, porque su ingesta genera placer.

El panorama a nivel global

Actualmente, en España en torno al 23,3% de niños y adolescentes tiene sobrepeso y hasta un 17,7%, obesidad. Si esto ya de por si no fuera preocupante, empeora más aún si se tiene en cuenta que en algunas franjas de edad, como los menores de 9 años de edad, las cifras de sobrepeso alcanzan un 40%. Si nos comparamos con otros países europeos, estamos a la cabeza junto con Italia, Grecia y Portugal en número de casos, mientras que Irlanda, Noruega o Dinamarca tienen tasas muy inferiores y se sitúan a la cola.

Como medida para intentar a revertir la situación, en el Reino Unido se ha hecho obligatorio que los restaurantes muestren el aporte calórico de todos sus menús y se ha prohibido la publicidad de productos ultraprocesados a partir de las 21 horas de la noche. Además, se estima que las restricciones televisivas y digitales adoptadas en el país galo podrían reducir la ingesta calórica de los niños con 7.200 millones al año, evitando que se produzcan 20.000 nuevos casos de obesidad infantil en los próximos años.

En Francia se han aumentado los impuestos a las bebidas azucaradas y en Finlandia han ido más allá, incrementando los impuestos a todos los refrescos, incluidos los light y zero.

En los países nórdicos se ha hecho un esfuerzo para favorecer la educación nutricional, incorporando especialistas en nutrición en colegios y centros sanitarios, donde se imparten cursos tanto a los menores, como a sus padres, y se promueve una vida más activa entre los escolares. 

El impacto psicológico de los anuncios de comida malsana en menores

something to drink, something to eat and something to watch Home Theater

Los spots publicitarios pueden influir en la percepción que los menores sobre el consumo de ciertos alimentos, condicionando sus preferencias y hasta su concepción de lo que sería una comida habitual. “La población joven es un público especialmente vulnerable a la publicidad, carece de un sentido crítico desarrollado, está muy expuesto a la televisión y a los contenidos digitales y no es consciente del potencial impacto en su salud del consumo habitual de determinado tipo de productos de perfil poco saludable”, sostiene María González, psicóloga del IMEO experta en trastornos alimenticios.   

Los niños en edad escolar son muy sensibles a los estímulos externos como parte de su continuo proceso de aprendizaje. Captan, observan y memorizan como esponjas cualquier información que les rodea sin filtros que permitan discriminarla. Rápidamente se quedan con la copla de la canción de una publicidad audiovisual que recrea “un mundo hecho para niños” con meriendas “divertidas”, como chocolatinas, bizcochitos, galletas o snaks y podría suponer la normalización de alimentos no saludables, así como su vinculación directa hacia aquellos elementos que aparezcan en el spot.

Para el público adolescente, que sí tiene una mayor conciencia de aquello a lo que se expone, la búsqueda de iguales y referentes con los que sentirse identificados, característica de esta etapa, también implica cierta vulnerabilidad.

“De este modo, spots publicitarios que presenten comida no saludable y la vinculen a emociones agradables (diversión, placer, disfrute, alegría, libertad) o a personajes de referencia social, pueden crear un vínculo emocional con determinados alimentos, ricos en grasas y azúcares, lo que en un futuro puede derivar en conductas de alimentación emocional y hay más probabilidad de que este tipo de comida se convierta un recurso habitual de regulación emocional”, explica María González.

De cara a los padres el principal consejo sería educar en positivo, predicando con ejemplo; es más eficaz que el castigo o la prohibición de la comida no saludable. Los propios hábitos y lo que se consume tanto en casa como en las celebraciones familiares ayudará a promover una rutina sana en el día a día de los hijos y que ellos lo consideren “su normalidad” para así limitar las ocasiones en las que pueden consumir este tipo de alimentos.

Asimismo, se puede trabajar para reforzar los beneficios de la comida sana desde un punto de vista lúdico y motivador, que los platos sean sabrosos y los niños estén implicados en su elaboración, experimentando el lado divertido de la cocina. Educando el paladar de nuestros hijos y asociando la comida sana a sensaciones y experiencias positivas, habrá menos cabida a la búsqueda de alimentos “insanos”.

Aun así, hay que tener en cuenta que no se pueden controlar todas las variables e inevitablemente se verán expuestos a estos alimentos en diferentes contextos sociales. Por ello es fundamental fomentar el pensamiento crítico desde edad temprana para que el propio niño o adolescente pueda elegir si realmente lo desea, conociendo las alternativas de otros alimentos más sanos.


[1] Según el último estudio Aladino del 2019.

[2] Según datos publicados en Mirror.

[3] La regulación afectará a los anuncios en calanes infantiles de televisión y radio durante todo el día, el tiempo de antes y después de los espacios dirigidos a menores de 16 años y los horarios de protección reforzada, de 17 a 20h en días laborables y de 7.30 a 12h festivos y fin de semana. 

Se disparan las videoconsultas dietéticas

España se sitúa a la cabeza en consultas médicas a distancia, lo que permite la adaptación de programas de pérdida de peso para su uso digital, con el fin de fomentar un estilo de vida saludable en la población

●        En los países de la OCDE un 5 por ciento de las visitas al médico son virtuales, rondando unas 400 millones de consultas por videoconferencia y España está entre los integrantes que más recurren a esta práctica, según un estudio de Deloitte.

●        Cada año fallecen por enfermedades no transmisibles 15 millones de personas de entre 30 y 69 años, unas muertes prematuras que se pueden reducir considerablemente con un estilo de vida saludable y medidas de prevención de salud adecuadas, según informa la OMS

El covid-19 ha acelerado la digitalización de los servicios sanitarios donde el factor humano juega un rol esencial. Antes de la pandemia, la idea de “adelgazar y cuidarse a distancia” sonaba a quimera, pero hoy es una tendencia en alza y muy real, comentan desde el Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO). El teletrabajo y las restricciones de movilidad, así como la necesidad de evitar el contacto físico, han sido decisivos para el aumento de la demanda de consultas online en la clínica donde uno de cada tres pacientes solicita ser atendido por video conferencia. Un hecho que ha impulsado la adaptación de planes personalizados de coaching nutricional y psicológico, como el ‘Método Evolution’ para su uso digital con el objetivo de fomentar un estilo de vida saludable y activo entre la población.  

“La pandemia ha puesto a prueba nuestra salud física y emocional: al favorecer el sedentarismo y la inactividad ha inclinado la balanza hacia el sobrepeso y la obesidad, la hipertensión, la diabetes y el colesterol, factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades no trasmisibles que cada año causan 15 millones de muertes prematuras que se pueden evitar con un estilo de vida saludable. Pero también está el lado positivo de la pandemia: ha revolucionado las formas de atención asistencial, abriendo la puerta a la modalidad online y con ello nos ha acercado al futuro”,señalaRubén Bravo, experto en nutrición, fundador del Método Evolution (www.metodoevolution.es) y director del Departamento de Nutrición del IMEO. De modo que hoy podemos recibir consejos y ayuda profesional en cuestión de minutos en la red, consultar al psicólogo y nutricionista por videoconferencia, realizar terapia o incluso gimnasia en grupo desde el hogar e invertir el tiempo ahorrado de desplazamientos para conciliar nuestra vida laboral, familiar y social.


Evolucionando hacia un estilo de vida saludable y activo

Las fórmulas de coaching nutricional que divulgan la cultura de comida saludable, como Realfooding o el Método Evolution, están en auge. Éste último, por ejemplo, ha amasado más de 130 mil seguidores en España, gracias a su filosofía que fomenta un estilo de vida activo. Respaldado por un comité de expertos en nutrición, psicología, medicina y fitness, el Método conecta la comunidad de usuarios con un centro de formación online, publicaciones especializadas con consejos prácticos, talleres de motivación en grupos de apoyo, cursos a distancia, video-recetas, etc. 

El plan de alimentación, que es su punto más fuerte, está orientado a favorecer el uso de grasa como fuente de energía a través de la nutrición inteligente avalada por evidencia científica. Implica tomar alimentos de bajo y medio índice glucémico para estabilizar los niveles de azúcar en sangre y propiciar vitalidad y evitar la sensación de hambre; cantidades adecuadas de proteínas de alta biodisponibilidad que alimentan al músculo; grasas saludables que favorecen el sistema hormonal; alimentos de alta densidad nutricional para descartar carencias de micronutrientes o desnutrición.

“Si seguimos una dieta descompensada y baja en proteínas, adelgazaremos, pero los kilos que se pierden serán en parte de masa muscular, activando los mecanismos de ralentización metabólica y efecto rebote a medio plazo. Cuando terminemos la dieta y volvamosa comer normal, nuestro cuerpo, que ahora se ha vuelto menos efectivo utilizando la grasa como fuente de energía al perder parte de la masa muscular, volviendo a engordar y a dificultar cada vez más la pérdida de peso eficaz”, explica Bravo.

Por ello, primero es necesario acostumbrar y adaptar nuestro metabolismo a todos los grupos de alimentos, iniciarse en la actividad física y trabajar para activar el metabolismo. Una vez aposentados los nuevos hábitos saludables, podemos centrarnos en los resultados fit. “Es la recta final para definir el tono muscular, reducir al máximo la grasa corporal, trabajar para combatir el envejecimiento prematuro, la ansiedad y los problemas de sueño, entrenar la memoria y aumentar las defensas, reforzando la motivación y el pensamiento positivo con técnicas mindfulness, y el afianzamiento en el estilo de vida saludable, activo y preventivo”, concluye el experto.

Por último, los complementos alimenticios de última generación con extracto de plantas naturales pueden ser de gran utilidad a la hora de controlar la sensación de hambre o saciedad, mejorar el metabolismo, aumentar el rendimiento de la actividad física, reducir el estrés, equilibrar los niveles de azúcar en sangre y reforzar nuestra salud articular y cardiovascular.

La búsqueda de recetas saludables ha aumentado un 11 por ciento con la pandemia

Las recetas saludables han sido otros de los grandes protagonistas en durante la pandemia. Con respecto al 2019, su búsqueda ha aumentado más del 11 por ciento, según indica Google Trends. Pero es en las redes sociales YouTube e Instagram donde se libra la verdadera batalla de los influencers para captar seguidores con videotalleres y showkookings, satisfaciendo la demanda pospandémica de una gastronomía saludable, ligera, baja en calorías y fit.

Muchas veces las personas que necesitan ayuda profesional manifiestan cierto rechazo hacia cualquier régimen dietético por asociarlo con platos insípidos y monótonos que desentonan con su vida social o familiar, cuando esto implica tener que cocinar para uno mismo aparte. “El drama se agrava en los casos de los comedores emocionantes, cuando hay una previa relación establecida entre la ingesta de alimentos y las emociones que sería la primera barrera para derivar hacia un estilo de vida saludable”, explica Bravo. Por esta razón, hemos optado por lanzar dentro del Método Evolution un libro digital de cuarenta recetas de comidas y cenas de menos de 350 kilocalorías con platos como lasaña con berenjena y atún, pisto manchego con huevo, pollo al curry, hamburguesa vegetal o tarta integral de brócoli y puerro, entre otros.

Con estas recetas se elimina el consumo de harinas refinadas, cereales enteros y alimentos procesados; en su lugar se opta por arroz y trigo integral, avena, quinoa, sésamo o piñones en cantidades pequeñas. Se ajusta el aporte proteico, proveniente de carnes blancas o magras (pollo, pavo, ternera o cerdo), marisco y pescado (bacalao, langostinos, gambas, almejas, mejillones, salmón, merluza, rape, atún fresco y de lata) y huevos. Se aumenta la ingesta de vegetales y frutas de bajo y medio índice glucémico, así como las legumbres. En la guarnición se elimina la patata y se priorizan vegetales, como brócoli, coliflor, col rizada, calabacín, berenjena, guisantes, puerro, champiñón, tomates, espinacas o lechuga romana. Se toman solo grasas saludables procedentes de pescado azul, frutos secos y aguacate, limitando la cantidad de aceite de oliva necesario para preparar el plato a dos cucharadas soperas.

Es conveniente organizar la alimentación en función de los biorritmos, respetando la etapa diurna que requiere más energía de la etapa nocturna de reparación celular y descanso. “Así lo ideal sería que el desayuno y el tentempié de media mañana incluyan hidratos de carbono integrales y fruta; la comida, más verduras y menos proteínas; la merienda, sólo proteínas; y, por último, la cena debe priorizar las proteínas y moderar las frutas”, detalla el fundador del método.

Para dar sabor a los platos, nos podemos servir de hierbas aromáticas y especias, condimentos caseros elaborados con ajo o cebolla, guindilla, pimentón, mostaza de Dijon o incluso frutas, como lima, mango, fresas y granada que darán un toque original a la carne y las salsas.

Obesidad y sobrepeso en España en mayores de 18 años en 2020

Encuesta Europea de Salud 2020, datos ofrecidos por la Secretaría General de Salud Digital, Información e Innovación del SNS, Subdirección General de Información Sanitaria de España

Las valoraciones de las implicaciones del sobrepeso y la obesidad sobre la salud han concluido que ésta es un factor de riesgo para un amplio número de enfermedades y problemas de salud, incluyendo hipertensión, hipercolesterolemia, diabetes del adulto, enfermedades coronarias, ciertos tipos de cáncer y otras enfermedades crónicas.

La prevalencia de obesidad en adultos es de 16,01% en 2020, manteniéndose los elevados niveles alcanzados en 2009 (16,00%), 2011 (17,03%), 2014 (16,91%) y 2017 (17,43%), en la línea ascendente de los últimos 25 años (ENSE 1987-2020), algo más marcada en hombres que en mujeres.

Desde 1987, la obesidad en mujeres ha pasado de un 7,90% a un 15,54% en 2020. En hombres el ascenso ha sido mayor, pasando de un 6,90% en 1987 a un 16,50% en 2020. Respecto a 2017, se ha producido un descenso de 1pp en mujeres y 2pp en hombres.

En cuanto al sobrepeso (sin obesidad), la prevalencia se mantiene desde el 32,30% en 1987 al 37,60% en 2020. Las diferencias por sexo son muy marcadas en el caso del sobrepeso (44,90% en hombres y 30,56% en mujeres). En 2020, la prevalencia conjunta de obesidad y sobrepeso de la población adulta es de 53,60% (61,40% de los hombres y 46,10% de las mujeres).

En lo que se refiere a la población menor de edad (de 15 a 17 años), un 20,7 por ciento se encontraba por encima del peso considerado como normal.

En el caso de los menores (de 15 a 17 años) la obesidad afectó al 2,9 por ciento y el sobrepeso al 17,8 por ciento. En sentido contrario, el 2,1 por ciento de la población mayor de edad tenía peso insuficiente.

La ENSE y la EES recogen información del peso y la talla declarados por el individuo. Con esta información se calcula el Índice de Masa Corporal (IMC). IMC = peso declarado (en kg) / talla declarada (en metros al cuadrado m2 ). En adultos de 18 y más años, a partir de este índice, se define: -peso insuficiente (IMC < 18,5 kg/m2 ) -normopeso (18,5 kg/m2 > IMC < 25 kg/m2 ) -sobrepeso (25 kg/m2 > IMC < 30 kg/m2 ) -obesidad (IMC > 30 kg/m2 ).

La demanda de Plátano de Canarias se disparó con el confinamiento: comimos hasta un 40% más

Con la pandemia hemos aprendido a hacer una vida más sana: cocinamos más en casa, comemos menos procesados y más fruta. Una de las que más se consumió en el confinamiento fue el Plátano de Canarias.

El Tambor

La pandemia de coronavirus ha cambiado nuestros hábitos alimenticios y, para muchos, a mejor. «He aprovechado para hacer dieta», apunta en este sentido un ciudadano, mientras otra joven comenta que, por su parte, ha empezado a «hacer deporte y comer más sano».

Y es que ahora consumimos más alimentos saludables: más frutas, verduras, legumbres y pescados y menos procesados. Además, cocinamos más en casa. Al respecto, el dietista Rubén Bravo, portavoz del Instituto Médico Europeo de la Obesidad, señala que «una alimentación saludable promueve nuestro sistema inmunitario frente a problemas como el que estamos viviendo ahora del COVID».

En lo que respecta a alimentarnos de forma saludable, comer frutas y verduras es básico: la recomendación es de cinco raciones al día. Una de las que más se consumió durante el confinamiento fue el Plátano de Canarias. José Redruejo, madurador de Plátano de Canarias, señala que han notado un incremento de la venta de entre el 30 y el 40%.

El Plátano de Canarias, recuerda por su parte Rubén Bravo, «es rico en potasio, es rico en manganeso y es muy alto en fibra, que nos va a ayudar a regular nuestro sistema digestivo». Además, constituye una fuente de energía antes, durante y después del ejercicio físico. «Me pide el cuerpo comerme medio plátano o un plátano después de hacer deporte, porque es bueno», asegura en este sentido un ciudadano.

Un alimento con alto valor nutritivo, disponible todo el año y que gusta a los más pequeños. «El día que toma plátano, aparte de estar muy contento al día siguiente está mucho más activo al día siguiente», indica una madre, mientras una abuela asegura que a sus nietos «les fascina», todos los días -dice- comen «al menos dos plátanos».

Además, el Plátano de Canarias es uno de los alimentos españoles que cuenta con el sello de indicación geográfica protegida, que garantiza su calidad. «Por eso, Europa los quiere reconocer y proteger», apunta al respecto Rebeca Vázquez, coordinadora general de Origen España.

Este miércoles, coincidiendo con el Día Mundial de la Salud, el objetivo es mantener esos nuevos hábitos saludables que hemos adquirido en pandemia. La fórmula para lograrlo pasa por más alimento natural, menos procesados y un tercer componente en el que aún suspendemos: el ejercicio físico.

Caminar en vez de coger el coche, por ejemplo, y llevar un estilo de vida activo reduce la posiblilidad de sufrir enfermedades cardiovasculares, cáncer o diabetes.

Fuente: La Sexta

El 90% de las operaciones en pacientes con obesidad se cancelaron por la covid-19

En España hay 400.000 pacientes candidatos a ese tipo de intervenciones, pero la pandemia ha cancelado la inmensa mayoría de operaciones; las listas de espera pueden llegar a los cuatro años

Voz Populi, por Nieves Salinas

La obesidad es uno de los mayores factores de riesgo en la infección por coronavirus. Los pacientes, también presentan un peor pronóstico. En España hay 400.000 personas con obesidad severa, candidatos a cirugías bariátricas, un tipo de intervención quirúrgica indicada para pacientes con graves problemas de peso y numerosas enfermedades asociadas. Pero la pandemia ha frenado en seco esas operaciones: se ha producido un desplome de hasta el 90% en el número de intervenciones.

Los datos los aportó recientemente la Sociedad Española de Cirugía de la Obesidad (SECO), dedicada al tratamiento quirúrgico de la obesidad severa y de las enfermedades metabólicas. Dibujan un escenario desolador para un 5,2% de las personas entre 25 y 64 años que, en España, tienen un índice de masa corporal (IMC) superior a 35 y otro 1,6% que lo tienen superior a 40.

Casi 400.000 españoles que, según la sociedad científica -que no incluye en esa cifra a quienes, con obesidad menos grave (un IMC de 35) tienen una o dos enfermedades asociadas- serían potenciales candidatos a la cirugía bariátrica, una alternativa que se valora para pacientes con obesidad mórbida y que no responden a tratamientos no quirúrgicos. Desde la SECO subrayan un dato significativo: sólo un 2,2% de estos candidatos acceden a las intervenciones.

Operaciones canceladas

La crisis sanitaria ha provocado que estos pacientes, como tantos otros, quedaran en un limbo y, las cirugías, se frenasen en seco. La necesidad de retomar las cirugías urgentes que quedaron aplazadas por (por ejemplo las oncológicas) hizo que las listas de espera de personas con obesidad que esperaban someterse a una cirugía en la sanidad pública no hicieran más que engordar.

Según datos de Johnson & Johnson Medical Devices, el segmento de dispositivos médicos de la multinacional estadounidense, se calcula que en 2020 se realizaron un millón menos de cirugías frente a los 5,4 millones que se hicieron en 2019 en nuestro país. El desplome en cirugía bariátrica fue de hasta el 80% o el 90%. Es decir, la gran mayoría de las intervenciones fueron canceladas.

Altísimos porcentajes de obesidad

Así lo explica a Vozpópuli el doctor Manuel Vilches, director médico y de Relaciones Institucionales de Johnson & Johnson Medical Devices. El médico explica que la crisis obligó a la cancelación de consultas, revisiones, pruebas diagnósticas y, por supuesto, de cirugías en pacientes que, recuerda, son de altísimo riesgo. «Como ha sucedido en otros casos, ese ritmo todavía no se ha retomado», precisa.

En España, más de la mitad de la población tiene sobrepeso y, casi la cuarta parte, obesidad. En los pacientes con coronavirus es un claro factor de riesgo.

El doctor Vilches llama la atención sobre los altísimos porcentajes de obesidad en España. «No estamos al nivel de Reino Unido o Estados Unidos, pero más de la mitad de la población tiene sobrepeso y, casi la cuarta parte, obesidad», recuerda.

En pacientes con covid-19, se ha demostrado que es un claro factor de riesgo. Un reciente informe de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) ha analizado de forma comparativa las características clínicas de la enfermedad que causa la infección por SARS-CoV-2 entre hombres y mujeres hospitalizados en España.

Los médicos, entre otras cuestiones, observaron que entre los varones se registraba una mayor tasa de tabaquismo (6,9% frente a 3,3%) y un mayor porcentaje de mujeres con obesidad (22,3% frente a 20,5%). Además, la dependencia severa fue más frecuente en las mujeres (10,1% frente a 5,1%).

Día Mundial de la Obesidad 2021, los datos que explican su importancia

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El sobrepeso y la obesidad se definen como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. En el día mundial de la obesidad 2021 hay que conocer los datos que explican que se deba acabar con este problema de una vez por todas.

La OMS da a conocer que el índice de masa corporal (IMC) es un indicador simple de la relación entre el peso y la talla que se utiliza frecuentemente para identificar el sobrepeso y la obesidad en los adultos. Se calcula dividiendo el peso de una persona en kilos por el cuadrado de su talla en metros (kg/m2).

En España

Sanidad explica algunos datos referentes a la obesidad en España. En la población adulta española (25-60 años) la prevalencia de obesidad es del 14,5% mientras que el sobrepeso asciende al 38,5%. Esto es, uno de cada dos adultos presenta un peso superior a lo recomendable. La obesidad es más frecuente en mujeres (17,5%) que en varones (13,2%).

En el mundo

  • Desde 1975, la obesidad se ha casi triplicado en todo el mundo.
  • En 2016, más de 1900 millones de adultos de 18 o más años tenían sobrepeso, de los cuales, más de 650 millones eran obesos.
  • En 2016, el 39% de las personas adultas de 18 o más años tenían sobrepeso, y el 13% eran obesas.
  • La mayoría de la población mundial vive en países donde el sobrepeso y la obesidad se cobran más vidas de personas que la insuficiencia ponderal.
  • En 2016, 41 millones de niños menores de cinco años tenían sobrepeso o eran obesos.
  • En 2022 habrá más población infantil y adolescente con obesidad que con insuficiencia ponderal

Niños y adolescentes

En el día mundial de la obesidad 2021, los organismos internacionales están preocupados especialmente por la población infantil y adolescente.

Según la OMS; el número de niños y adolescentes de edades comprendidas entre los cinco y los 19 años que presentan obesidad se ha multiplicado por 10 en el mundo en los cuatro últimos decenios.

Las tasas mundiales de obesidad de la población infantil y adolescente aumentaron desde menos de un 1% (correspondiente a 5 millones de niñas y 6 millones de niños) en 1975 hasta casi un 6% en las niñas (50 millones) y cerca de un 8% en los niños (74 millones) en 2016.

Estas cifras muestran que, conjuntamente, el número de individuos obesos de cinco a 19 años de edad se multiplicó por 10 a nivel mundial, pasando de los 11 millones de 1975 a los 124 millones de 2016. Además, 213 millones presentaban sobrepeso en 2016, si bien no llegaban al umbral de la obesidad.

Los autores afirman que, si se mantienen las tendencias observadas desde 2000, los niveles mundiales de obesidad en la población infantil y adolescente superarán en 2022 a los de la insuficiencia ponderal moderada o grave en el mismo grupo de edad.

Piden priorizar la vacunación contra la COVID en personas obesas: su riesgo de mortalidad es un 48% mayor

RTVE

Las personas que sufren obesidad tienen en torno a un 48% más de riesgo de mortalidad frente a la COVID-19 que quienes cuentan con un peso adecuado, según una estimación de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO) y la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, cuyos expertos piden a las autoridades sanitarias priorizar a este colectivo dentro del plan de vacunación contra el coronavirus.

«Las personas con obesidad tienen alto riesgo de sufrir el COVID-19 de forma grave. Deben ser consideradas como grupo de riesgo y, por lo tanto, tras sanitarios y personas mayores, deberían ser un grupo prioritario para recibir la vacuna frente al coronavirus una vez que esté disponible», ha subrayado la secretaria general de la SEEDO, Susana Monereo, durante una rueda de prensa ofrecida para presentar los resultados de un estudio sobre el impacto de la pandemia en la obesidad.

Del mismo modo se ha pronunciado el presidente de la SEEN, Javier Escalada, quien ha señalado que las personas con obesidad tienen un 46% más riesgo de contagiarse de COVID-19, un 113% más de riesgo de hospitalización, un 78% más de ingresar en la UCI y entre un 30% y un 200% más de complicaciones a la hora de superar la enfermedad que los pacientes con coronavirus y un peso normal.La obesidad, un riesgo añadido a los pacientes con coronavirusLa obesidad, un riesgo añadido a los pacientes con coronavirus

Mayor riesgo de hospitalización y de ingreso en UCI

El análisis parte de unos datos globales muy negativos: el 22% de los adultos y el 19% de los niños y jóvenes españoles son obesos. A partir de ahí, la situación vivida como consecuencia de la expansión del coronavirus no ha hecho más que empeorar los casos ya diagnosticados y aumentar las posibilidades de desarrollo de esa enfermedad crónica en quienes no la padecían, ya que aproximadamente un 49,8% de la población general, dicen los expertos, aumentó de peso durante los primeros meses del confinamiento domiciliario. La mayoría (86,6%), entre uno y tres kilos.

El paciente que ya contaba con un exceso de peso es el que más ha empeorado en estas circunstancias y ese aumento puede ser crucial cuando se contrae el coronavirus, ya que hay «un mayor riesgo de ingreso hospitalario, una peor evolución en hospital, un mayor riesgo de ingreso en la UCI y de necesidad de respiración mecánica y, lo que es más importante, de mortalidad», subraya el doctor Javier Escalada. 

A pesar de que no hay datos específicos que vinculen la obesidad con la mortalidad por coronavirus en España, los especialistas se basan en 75 estudios internacionales para afirmar que las personas obesas tienen un 48% más de riesgo de fallecer tras contraer la COVID-19. El incremento, precisan, es «mucho más llamativo» en pacientes de menor edad. 

Respecto al porcentaje de personas obesas que requieren de hospitalización, el jefe del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Complejo Hospitalario Universitario de Ferrol, Diego Bellido, explica que hay pocos datos porque no se dispone del peso de todos los pacientes, pero el único registro que hay en España refleja que «más del 20% de personas que ingresan por COVID son obesos». No obstante, Bellido cree que «los datos están claramente infravalorados. La percepción del profesional es mucho más alta de lo que realmente se comunica».

El tejido adiposo, un «reservorio» del virus

Por su parte, la doctora del grupo de trabajo de obesidad de la SEEN Ana de Holanda sostiene que «los mecanismos por los que la obesidad se asocia a un peor pronóstico del COVID-19 son múltiples» y apunta a los procesos inflamatorios y al elevado riesgo de trombos como algunas de las causas principales del empeoramiento.

Además, la obesidad también está asociada a un mayor riesgo de contagio debido a que quienes la sufren «tienen mayor cantidad de receptores del coronavirus», añade.Estos pacientes ya cuentan con una inflamación de base que, al confluir con la COVID, se potencia aún más. Asimismo, «la respuesta inmunitaria de los pacientes con obesidad es deficiente» y el tejido adiposo funciona como «un reservorio del virus».

Por todo ello, los especialistas de la SEEDO y la SEEN piden que, junto a las tres medidas «clásicas» de defensa frente al coronavirus –distancia de seguridad, higiene y mascarilla– se difunda un mensaje que apele a «la necesidad de mantener un peso saludable o de no ganar peso»

También recalcan la importancia de priorizar a las personas con obesidad dentro del plan de vacunación por ser, en palabras del endocrinólogo Albert Lecube, «un colectivo de altísimo riesgo que no puede quedar relegado en el tiempo».

Lo que este especialista sugiere es que, tras la vacunación a las personas de mayor edad y a los profesionales sanitarios, sea el turno de quienes sufren obesidad. «Las obesidades moderadas o graves es necesario avanzarlas a las primeras campañas de vacunación», señala Lecube, que propone establecer como «punto de corte» un índice de masa corporal por encima del 35

El 98% de profesionales cree que sus pacientes han empeorado

Por otra parte, y con motivo del Día de la Lucha contra la Obesidad, la SEEDO y la SEEN han llevado a cabo entre sus socios una encuesta para evaluar el impacto de la segunda ola de la pandemia de coronavirus en la obesidad, de la que se desprende que el 88% de los profesionales encuestados entienden que la obesidad no es una enfermedad ‘benigna’, «como parece considerarse desde las autoridades sanitarias y por parte de una gran mayoría de la población general.

«A pesar de ser un problema de salud creciente, que tiene un impacto muy negativo en la morbimortalidad y, aún mayor entre las personas afectadas por la Covid-19, está quedando relegada la atención a las personas con obesidad», ha dicho el doctor Lecube.

Además, el 98% de los profesionales que tratan pacientes con obesidad opina que la pandemia y el confinamiento han repercutido negativamente sobre la obesidad y sus complicaciones –los pacientes han aumentado de peso y están peor–, la mayoría de los encuestados (71%) entienden que la principal causa está en el deterioro de los hábitos de vida saludables y, especialmente, la falta de ejercicio (percepción que coincide con los datos del estudio SEEDO en población general).

«Solo un 2,4% de los profesionales sanitarios dedicados a la obesidad piensan que los han pacientes obesos han podido mantener el tratamiento que tenían prescrito (dieta, ejercicio y/o fármacos)», ha argumentado la doctora Monereo.

Asimismo, se apunta al desánimo producido por la pandemia (51%) como principal factor implicado en esta tendencia, aunque también ha influido los problemas de conexión con sus médicos o la obtención de recetas. Se constata, igualmente, un aumento de complicaciones en las personas con obesidad.

También, un 38% de los profesionales han detectado en los pacientes trastornos de la conducta alimentaria y un 39% empeoramiento o aparición de enfermedad metabólica, como diabetes o dislipemia. También, aunque en menor escala, se han elevado (un 16%) los problemas osteomusculares, respiratorios y el reflujo gastroesofágico.

En cuanto a los tratamientos con cirugía bariátrica, las personas con obesidad han sido uno de los colectivos más perjudicados por la anulación o retraso de operaciones pendientes. Solo un 12% de los profesionales reportan que los programas de cirugía bariátrica se han mantenido en sus centros.

16 de mayo: Día Europeo de la Obesidad

En respuesta del tsunami sanitario y económico desatado por la pandemia, IMEO anuncia una subvención de 250 mil euros en tratamientos de obesidad en apoyo a las familias perjudicadas por el COVID-19

Numerosos estudios relacionan la obesidad con un peor pronóstico ante el Covid-19, debido a las complicaciones originadas por el exceso de tejido adiposo que dificulta la respiración, debilita el sistema inmune, interfiere en la absorción de medicamentos y complica la eliminación del virus.

En España una de cada dos personas tiene exceso de peso corporal: un 17,43 muestra obesidad y el 37,7 por ciento, sobrepeso.[1]

Con el motivo del Día Europeo de la Obesidad[2] que se celebra este sábado 16 de mayo y en respuesta del tsunami desatado por la pandemia del coronavirus en el ámbito de salud y económico, el Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) anuncia una subvención evaluada en 250 mil euros que se aplicará en distintos tratamientos de obesidad, destinada a personas afectadas por la enfermedad y la crisis del Covid-19. 

“Como profesionales de la salud, hemos estudiado la obesidad durante décadas para darle una respuesta y tratamiento adecuado y ahora notamos con cierta preocupación cómo la fusión de estas dos pandemias, del coronavirus y la obesidad, afecta las personas más predispuestas a padecerlas y su núcleo familiar”, señala el portavoz del Instituto Rubén Bravo. Al malestar generado por el exceso de peso que muchos ya tenían antes del confinamiento, se añade la desesperación y la sensación de impotencia por la forma en la que haya evolucionado la situación y que no es precisamente favorable. “Quedarse en casa durante meses con movilidad física muy reducida ha puesto contra la pared muchas personas que han tenido que lidiar con emociones de tristeza o ansiedad, que son las que alteran el funcionamiento de nuestra dopamina, serotonina y cortisol, aumentando como resultado el apetito y terminando en sumar nuevos kilos de más”, añade. 

A fecha de hoy la obesidad no es considerada un factor independiente de riesgo para contraer el coronavirus; no obstante, en muchos países ya han saltado las alarmas sobre el importante número de casos de pacientes con esta condición infectados. En un hospital francés se ha detectado que el 47,5% de los pacientes eran obesos; un informe del Reino Unido apuntaba que un 37,7% de los ingresados tenían un IMC superior al 30; y un estudio retrospectivo estadounidense suma resultados similares, con un 35,8% de pacientes del sexo masculino con obesidad. Otras publicaciones alertan que, a mayor índice de obesidad, más posibilidades hay de complicaciones y de ingreso en la UCI; y si se trata de obesidad extrema o mórbida, la complicación es equiparable que la detectada en personas mayores. “Teniendo en cuenta todo ello y que en España una de cada dos personas tiene exceso de peso, urge tomar medidas a corto plazo y concienciar a la sociedad por qué esta patología implica un mayor riesgo ante el Covid-19”, recalca Bravo.   

¿Por qué la obesidad implica un mayor riesgo ante el Covid-19? 

–  Empeora el pronóstico. La obesidad lleva asociada una inflamación crónica originada por el exceso de tejido adiposo, lo que produce una disfunción metabólica que puede conducir a aumento de la concentración plasmática de colesterol y lípidos en la sangre, resistencia a la insulina, diabetes mellitus tipo dos, hipertensión y enfermedad cardiovascular, todos ellos factores de riesgo de Covid-19, agravando los síntomas y la enfermedad en pacientes infectados.

–  Dificulta la respiración. El exceso de grasa comprime el diafragma y reduce la capacidad pulmonar, elevando la probabilidad de necesitar ventilación mecánica invasiva.

–  Debilita el sistema inmune. A nivel celular la obesidad altera la respuesta inmunológica e inflamatoria, pudiendo bloquear las defensas a la hora de combatir el virus. 

– Interfiere en la absorción de medicamentos. En pacientes obesos la proporción de tejido adiposo y masa magra no aumenta proporcionalmente y puede alterar la distribución y la absorción de los fármacos, suponiendo una dificultad añadida para calcular las dosis.

Complica la eliminación del virus. El coronavirus utiliza como puerta de entrada al organismo humano una proteína llamada ACE2, situada en la superficie de las células de las mucosas, pulmones, arterias, corazón, riñón e intestinos, que tiene la función de regular la presión sanguínea. Una vez dentro, es capaz de multiplicarse, creando hasta cien mil copias en cada célula, afectando sus funciones esenciales. La presencia de esta proteína suele ser más elevada en el tejido adiposo y esto aumenta su capacidad de “almacenar” el virus en alta proporción.  

Requisitos y condiciones de las subvenciones

Las ayudas anunciadas por el IMEO están destinadas exclusivamente a personas con grado de obesidad equivalente a un IMC igual o superior a 30 y en su mayor parte serán aplicadas en forma de descuentos importantes en la contratación de intervenciones quirúrgicas de cirugía bariátrica o endoscópica. Así mismo, prevén la asignación de veinte planes de reeducación alimentaria, sin coste para el paciente y de una duración de cuatro semanas que incluyen dos consultas de nutrición y dos enfocadas en los aspectos psicológicos de la enfermedad.

Para la asignación de las subvenciones en tratamientos quirúrgicos se tendrá en cuenta la pertenencia a la Comunidad de Madrid y regiones colindantes, el grado de obesidad, las patologías asociadas y las cargas económicas familiares.

Respecto a los planes de reeducación alimentaria, su ámbito se ampliará a nivel nacional, con la posibilidad de realizar las consultas online y se tendrá en cuenta un menor grado de obesidad (inicial o leve), las patologías asociadas y las cargas económicas familiares derivadas de la crisis del coronavirus.

Estas ayudas se pueden solicitar durante todo el mes de mayo[3] rellenando el formulario de la web o llamando al 91 737 70 70 y se dará prioridad a las solicitudes debidamente cumplimentadas por orden de llegada.


[1] Datos del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social basados en la Encuesta Nacional de Salud de España 2017.

[2] El Día Europeo de Obesidad se celebra el tercer sábado de mayo desde 2010 cuando fue instaurado oficialmente en la sede del Parlamento Europeo de Estrasburgo. 

[3] Finalizando el período de enviar las solicitudes el 31 de mayo del 2020 incluido.

Papá Noel come más sano

Listín Diario / Omar Goncebat EFE

“Navidad, Navidad, dulce Navidad”, dice la letra de uno de los villancicos más populares, pero los nutricionistas aconsejan consumir con moderación los dulces y otras comidas repletas de calorías, que en poco tiempo pueden llevarnos a aumentar el parecido de nuestra barriga con la del simpático gordinflón vestido de rojo y blanco, que trae los regalos de Navidad.

Las posibilidades de engordar como Papá Noel aumentan porque en muchos países las tiendas y supermercados ponen  a la venta los productos navideños cada vez con mayor antelación, semanas e incluso meses antes de las fiestas, con lo cual son consumidos de manera anticipada.

Ricos en calorías, grasas y azúcares, estos productos de Navidad son altamente adictivos y aportan “el grueso” del peso que se suele ganar durante esta época, según el Instituto Médico Europeo de la Obesidad

Por esos sus expertos recomiendan reservar su consumo para las fechas señaladas, limitándonos a una o dos raciones para evitar caer en excesos y atracones, que en poco tiempo pueden llevarnos a aumentar nuestro parecido físico con Santa Claus.

“Debido su carácter gastronómico y a que se celebra en torno a la mesa, esta época presenta un mayor riesgo para el aumento de peso en la población adulta e infantil”, señala Sonia Peinado, nutricionista de este centro (www.imeoobesidad.com).

SUMANDO DE TRES A CINCO  KILOS EN DOS SEMANAS.

«Bastan dos semanas de malos hábitos alimenticios, acompañados por sedentarismo o disminución de la actividad física habitual, para despuntar en cuanto al porcentaje de masa grasa», apunta.

Incide Peinado en que «los kilos ganados con facilidad durante esta época -entre 3 y 5 de media, según una encuesta del Instituto- permanecen y no se esfuman por la chimenea como Papá Noel”.

«Las tentaciones gastronómicas –dulces, saladas o graduadas y todas calóricas en exceso— comienzan en octubre y se consumen hasta febrero cuando acabamos las “sobras” de la Navidad», afirma Rubén Bravo, experto en nutrición y gastronomía del Instituto.

Aconseja comprar los productos a mediados de diciembre, consumirlos de manera moderada y ocasional, llevar una dieta equilibrada en los días que rodean los días más señalados, «compensando un exceso en la comida el mismo día o el siguiente con un menú ligero y digestivo, todo ello sin abandonar la actividad física”.

A la hora de comer, el aperitivo resulta clave, según Bravo, quien sugiere «sustituir los patés, salsas, chorizos, salchichones, quesos curados y tentempiés fritos, ricos en grasas saturadas, por mariscos, embutidos magros y verduras».

“En la comida, hay que evitar el pan y los platos tradicionales a base de pasta, arroces o legumbres, porque son muy energéticos y el cuerpo no podrá metabolizarlos tan rápido. El pescado y el pavo al horno nos aportarían proteína saludable y menos grasas que un cochinillo asado o cordero lechal”, apunta.

En cuanto a la bebida, recomienda optar por vinos o cerveza con gaseosa, para “recortar en calorías” y en cuanto al postre, aconseja empezar por una fruta fresca (piña, melón) dejando el almíbar, y terminando con una onza de chocolate negro.

“Podemos finalizar con una copa de cava o champán, en lugar de licor  y tomar una infusión de hierbas (tisanas) que nos ayudará a realizar la digestión”, señala.

¡OJO CON LAS   ‘DELICATESSEN’ Y LOS DULCES TÍPICOS!.

Bravo recomienda tomar “con cabeza”, no solo las bebidas alcohólicas, sino además los productos ‘delicatessen’ y los clásicos dulces típicos, eligiendo en este último caso aquellos que no llevan azúcar añadido y controlando la cantidad.

«Algunos de los productos más calóricos cuyo consumo hay que limitar son: el ‘foiegras’ y los patés; los embutidos y los quesos; los panes, biscotes (pan especial tostado) y tostadas variadas; los licores de café, hierbas o de frutas, y las frutas escarchadas o confitadas», según la nutricionista Carmen Escalada.

«Existe una gran variedad de dulces navideños, cuya masa compacta se elabora a base de almendras, nueces, miel, azúcar, chocolate, manteca, fruta confitada, vino o aguardiente y harina de trigo, y con numerosas calorías provenientes de grasas saturadas y de baja calidad, además de harinas y azúcares refinados», añade la nutricionista dietista Estefanía Ramo.

«Por ello, al igual que sucede con los ‘delicatessen’, conviene tomar los dulces solo en las fechas señaladas y limitar su consumo a una o dos raciones diarias», apunta Ramo, explicando que una ración de turrón suele ser de 30 gramos y que las de mazapán y polvorones podrían variar entre 30 y 50 gramos.

Explica que los bombones, trufas, mazapanes, ‘panettone’ y turrones figuran entre los dulces navideños más calóricos, ricos en grasas y azúcares, muy adictivos y de escaso valor nutricional.

Para resistir la tentación de comprar o consumir en exceso estos dulces dentro o fuera de las fechas navideñas, los expertos recomiendan visualizar el esfuerzo físico que tendemos que realizar para compensar el extra de calorías que nos aportarán.

«Pensar que una cantidad minúscula de estas delicias contienen cientos de calorías y que, para quemar las calorías de dos bocados tenemos que realizar media hora de actividad física intensa, como correr, hacer «spinning», aerobic o pilates, puede tener efecto disuasorio a la hora de comprarlas y consumirlas», señalan los expertos del Instituto Médico.