Obesidad y Covid, una “bomba de relojería” de efecto retardado para el corazón

La coexistencia de las dos pandemias puede desencadenar problemas colaterales a nivel psicológico y cardiovascular, reduciendo la esperanza de vida de quienes las padecen, avisan desde el IMEO

Con el motivo del Día Mundial de la Obesidad que se celebra hoy, 4 de marzo, el Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) ha alertado que la coexistencia de estas dos pandemias, de obesidad y Covid-19, durante un período más prolongado puede comprometer la salud del corazón de quienes las padecen, dando lugar a una reducción de la esperanza de vida por sus secuelas físicas y psicológicas.      

En concreto, “el sobrepeso y la obesidad elevan el riesgo de hipertensión y ateroesclerosis y con ello, la probabilidad de sufrir infartos cardiacos y cerebrales; aumentan la resistencia a la insulina que acaba dando lugar a diabetes tipo II, cuyo desarrollo puede derivar en ceguera o amputaciones de miembros por isquemias; favorecen enfermedades respiratorias, como la EPOC o el asma; ocasionan problemas de articulaciones, hígado graso y trastornos mentales, tipo ansiedad y depresión, al igual que el riesgo de desarrollar cáncer”, enumera la larga lista de afecciones Rubén Bravo, portavoz del IMEO.  

“No olvidemos que hoy en día un adulto promedio tiene muchas más probabilidades de ser obeso que cinco décadas atrás”, prosigue el experto y señala como ejemplo China, que en los años setenta prácticamente carecía de obesidad y ahora encabeza la lista a nivel mundial, con cerca del 8% de su población, seguida  por Estados Unidos. “Una década atrás se temía que, si no se tomaban medidas, en 2025 uno de cada cinco adultos podría ser obeso y en España ya estamos al 22% en obesidad adulta[1], es decir, afrontamos un peor escenario y nos falta por evaluar otros problemas colaterales que han surgido a raíz del Covid-19 a nivel psicológico y cardiovascular y la relación que guardan con los mecanismos de un envejecimiento acelerado”, anota Bravo. Por ello, insiste, es fundamental tomar conciencia sobre la magnitud del problema y aunar esfuerzos para su adecuada gestión. 

El sobrepeso y la obesidad afectan al corazón y aumentan el riesgo de muerte prematura

En los últimos dos años la obesidad ha cobrado una mayor relevancia, debido a que el virus afecta a numerosos órganos ya debilitados, haciendo que aquellos que han padecido ambas patologías al mismo tiempo hayan visto aumentada su probabilidad de desarrollar síntomas graves e incluso, fallecer.

“El Covid-19 ha supuesto un grave riesgo para el corazón de los pacientes con obesidad que ya de por sí sobrecargado, es sometido a un sobreesfuerzo inherente a cualquier infección”, explica la nutricionista clínica Carmen Escalada. Esto favorecerá su envejecimiento prematuro, así como un peor pronóstico, ya que va a propiciar un mayor acúmulo de líquido en los pulmones que hará que éstos no ventilen bien y que la concentración de oxígeno que llegue al corazón no sea suficiente. Además, sabemos que el coronavirus tiene la capacidad de infectar el músculo cardiaco, pudiendo provocar una inflamación conocida como miocarditis que es aún más grave en pacientes con obesidad, ya que su órgano está más debilitado y su respuesta inflamatoria es más agresiva y desmedida.

Asimismo, cabe recordar que la obesidad afecta a nuestros genes favoreciendo el envejecimiento y la muerte prematura. Por un lado, acelera la disfunción celular, aumentando el riesgo de patologías como los infartos o el alzhéimer y la proliferación descontrolada de células, que puede dar lugar a tumores y, por tanto, al cáncer. Por otro, actúa como un catalizador de la velocidad a la que se acortan los telómeros de nuestros cromosomas. Puesto que ésta es, en parte, la que marca nuestra esperanza de vida, su mayor velocidad de acortamiento hace que envejezcamos antes. “Por todo esto, se estima que una persona con sobrepeso puede vivir de media de tres a cinco años menos que quien no lo padezca y, si tiene obesidad mórbida, la esperanza de vida puede bajar hasta diez años, exactamente la misma reducción a la que se expone un fumador[2]”, resume.

La angustia existencial que preocupa a los psicólogos    

A raíz de la pandemia de Covid-19, las sucesivas restricciones y cuarentenas, hemos experimentado una alteración en nuestra percepción del tiempo, pero no así de nuestra sensación de crecimiento. “Mucha gente tiene la sensación de haber envejecido más de la cuenta en este tiempo, como si su vida se hubiera paralizado, debido a que muchos de los estímulos que nos generaban una emoción positiva, ilusión o satisfacción se vieron cortados radicalmente, con lo cual nos vimos en un estado en el que no podíamos planificar más allá de un cortoplacismo en nuestras casas y cómo todos aquellos inputs de satisfacción se veían mermados”, explica la psicóloga del IMEO, María González.

Los psicólogos hablan de un tipo de angustia existencial muy frecuente en los pacientes últimamente, que a menudo se sienten impotentes por no poder cumplir sus propósitos o sueños, como independizarse, establecer una relación de pareja, conseguir ciertas metas laborales o viajar. En los casos más graves esta frustración puede manifestarse a nivel físico como aumento del peso corporal, ojeras y piel apagada, caída del cabello, fatiga y desgana. 

“En general, se trata de una especie de desmotivación vital, debida a la frustración de la persona por no haber cumplido sus principales objetivos y las consecuencias que ella piensa que les traerán, que suele ser felicidad y satisfacción, por lo cual a menudo llegan a volcar su angustia en la comida o en un aislamiento social voluntario, acompañado a veces con un descuido físico”, señala González.

Se explica con un error de perspectiva por confundir deseos con necesidades de modo que, si en este preciso momento no se logra lo propuesto, se da orden al cerebro de no disfrutar de la vida. Es importante mantener en estos casos una motivación elevada, planificar acciones y decisiones que nos pueden ayudar a conseguir un deseo sin confundirlo con una necesidad, explica la psicóloga, como aclarar a la mente, por ejemplo, que se desea tener una pareja, pero no se necesita para ser feliz en este preciso momento.

Asimismo, es muy importante combatir el sedentarismo, mantenerse físicamente activo y motivado, tener objetivos o propósito de vida y cierta sensación de manejo del propio tiempo, sin tener en cuenta factores como edad, estado económico, físico o de salud, ya que jamás nos va a beneficiar sentir que estamos delimitados o parados por alguna circunstancia. Una vez teniendo esto claro, se pueden empezar a valorar las acciones concretas que nos pueden acercar a estos objetivos. “Si en este preciso momento no podemos realizar el viaje de nuestros sueños a un destino exótico, se puede trazar un plan B con una escapada que esté a nuestro alcance para que nos ayude a experimentar la satisfacción que se siente al ensayar o la emoción de planificar un gran viaje. “Recordemos que el cerebro no diferencia entre lo que es real y lo que es imaginario a nivel de imágenes, por esto es muy importante no perder de vista los propósitos vitales y sobretodo delimitar


[1] Según el reciente estudio ENPE, publicado por la Revista Española de Cardiología.

[2] Según un estudio internacional publicado en The Lancet que analiza la relación entre los niveles de obesidad y muerte prematura.   

Así son los niños más frágiles frente al coronavirus

La existencia de asma, diabetes tipo 1, obesidad y problemas psicológicos elevan el riesgo de hospitalización tras el contagio

La Razón, por Raquel Bonilla

Existen perfiles de niños mucho más vulnerables frente al SARS-CoV-2 y con mayor riesgo de hospitalización CRISTINA BEJARANO LA RAZÓN

La Covid-19 no es una enfermedad especialmente peligrosa para los menores, tal y como han demostrado las cifras de estos últimos meses. Sin embargo, eso no quiere decir que los niños estén ajenos a contagiarse por el SARS-CoV-2 y, como consecuencia de ello, a desarrollar un cuadro patológico. De hecho, existen algunos perfiles de niños mucho más vulnerables frente al nuevo coronavirus, como aquellos que presentan problemas de base como asma, trastornos del neurodesarrollo, ansiedad o depresión y trastornos relacionados con el miedo, así como obesidad y diabetes tipo 1, tal y como confirma un nuevo estudio publicado esta semana en la revista científica “Jama Network Open” y elaborado por los Centros para el Control y la prevención de Enfermedades de Estados Unidos entre más de 43.465 menores con diagnóstico de Covid-19 entre marzo de 2020 y enero de 2021.

En concreto, las afecciones subyacentes más comúnmente documentadas entre los niños que fueron diagnosticados con Covid-19 fueron asma, trastornos del neurodesarrollo, ansiedad y trastornos relacionados con el miedo, seguido de obesidad y de anomalías congénitas cardíacas y circulatorias, hipertensión esencial y diabetes tipo 1 tenían un mayor riesgo de hospitalización y enfermedad grave tras el contagio. En este sentido, los informes de cohortes sugieren que los niños con cardiopatía congénita podrían tener un mayor riesgo de enfermedad grave por Covid-19, mientras que un estudio nacional realizado entre adultos y niños en Inglaterra confirmó que la diabetes tipo 1 está asociada con probabilidades más altas de muerte intrahospitalaria tras desarrollar la Covid-19. “Nuestro estudio encontró que la diabetes tipo 1 era un factor de riesgo de enfermedad grave por Covid-19 entre los niños estadounidenses. Esto podría explicarse parcialmente por las complicaciones de la diabetes preexistente o de nueva aparición en el contexto de una infección por SARS-CoV-2 o causas indirectas relacionadas con la pandemia, como por ejemplo retrasos en la búsqueda de atención, retrasos en el diagnóstico y un control glucémico deficiente posterior en pacientes con diabetes tipo 1)”, detallan los investigadores.

Ansiedad, un peligroso factor

Por otro lado, los trastornos relacionados con la ansiedad y el miedo, los trastornos depresivos y los trastornos del neurodesarrollo (estos últimos impulsados por ejemplo por el trastorno por déficit de atención / hiperactividad o los trastornos del espectro autista) también tienen una mayor presencia entre los menores que desarrollan complicaciones tras el contagio por SARS-CoV-2, con una mayor prevalecieron en la muestra recogida en este informe y con un mayor riesgo de hospitalización, pero no con una enfermedad grave una vez que ya están hospitalizados.

Y tal y como ocurre con los adultos, la obesidad es un factor de riesgo conocido de enfermedad grave por Covid-19 y este nuevo estudio proporciona la evidencia necesaria para confirmar que también lo es entre los niños tras el contagio por SARS-CoV-2. Estudios descriptivos y de series de casos previos mostraron que la obesidad es más frecuente en niños con enfermedad grave por Covid-19 en comparación con la población general, probablemente porque “el exceso de grasa corporal puede tener numerosos impactos negativos en la salud que podrían explicar este mayor riesgo, incluida la inflamación crónica y la inmunidad deteriorada y enfermedad cardiopulmonar subyacente”, advierten los expertos.

Por su parte, el asma fue la afección diagnosticada con mayor frecuencia, asociada significativamente al riesgo de hospitalización. “No encontramos que el asma estuviera asociado con un mayor riesgo de enfermedad por Covid-19 entre los niños hospitalizados, excepto entre los de 12 a 18 años, pero un análisis anterior de 454 pacientes menores de 21 años en el Children’s Hospital Colorado confirmó que el asma es un factor de riesgo de hospitalización y asistencia respiratoria, pero no de cuidados críticos. La evidencia actual que sugiere que el asma es un factor de riesgo de enfermedad grave por Covid-19 entre adultos es mixta. Por lo tanto, el papel del asma en la gravedad de la infección tanto para niños como para adultos sigue sin estar claro”, reconocen los investigadores.

Según los datos arrojados por este nuevo estudio, los niños con epilepsia tenían un mayor riesgo de hospitalización y enfermedad grave por Covid-19 cuando estaban hospitalizados. La evidencia sobre epilepsia o convulsiones y Covid-19 ha sido escasa, aunque un estudio reciente encontró un mayor riesgo de muerte entre los pacientes con epilepsia y Covid-19, tal y como recuerda el artículo publicado en “Jama Network».

Estas nuevas evidencias son válidas tanto para niños como para adolescentes, ya que, tal y como aseguran los investigadores, “más de la mitad de nuestra muestra estaba formada por adolescentes (de 12 a 18 años), por lo que nuestros resultados reflejan más ese grupo de edad. Los análisis estratificados por edad mostraron que ciertas afecciones (asma, trastornos del neurodesarrollo) eran más frecuentes entre los pacientes de dos años o más, mientras que la prematuridad y las anomalías congénitas cardíacas y circulatorias eran las más frecuentes y se asociaban con el mayor riesgo de enfermedad por Covid-19 entre los pacientes menores de dos años”.

Así, este nuevo análisis transversal confirma que los niños con diabetes tipo 1, anomalías congénitas cardíacas y circulatorias, obesidad, hipertensión esencial, epilepsia, trastornos neuropsiquiátricos y asma, así como los niños con enfermedades crónicas, tenían un mayor riesgo de hospitalización o Covid-19 grave. Por su parte, los niños de un año o menos o prematuros tenían un mayor riesgo de enfermedad grave por Covid-19. “Los esfuerzos de prevención de salud pública y priorización de vacunas podrían considerar el potencial de enfermedad grave por Covid-19 entre los niños con estas afecciones médicas subyacentes y enfermedades crónicas”, argumentan los autores, quienes insisten en que “los profesionales de la salud deben considerar la necesidad de un manejo clínico cauteloso de los menores con estas afecciones y Covid-19, aunque una mayor investigación epidemiológica podría proporcionar información sobre las causas que subyacen a nuestros hallazgos e identificar otros factores que colocan a los niños en un mayor riesgo de enfermedad grave por Covid-19″.

Disgustos que quitan el hambre y por qué sucede

CuidatePlus, por Ana Callejo Mora

Disgustos, preocupaciones y pensamientos negativos en muchas ocasiones quitan el apetito. ¿Por qué? “Esta circunstancia está directamente relacionada con nuestro mecanismo fisiológico de respuesta ante el estrés y las hormonas que intervienen en este. En un primer momento nuestro cuerpo reacciona ante una posible amenaza segregando adrenalina para prepararnos para la acción; esto inhibe la sensación de apetito y moviliza la grasa en el organismo. Por el contrario, si el estrés se mantiene en el tiempo, prima la segregación de cortisol (conocida como la hormona del estrés), lo que aumenta la sensación de apetito”, explica a CuídatePlus María González, psicóloga del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO).

La experta comenta que la sensación aguda de estrés provoca, aparte de la inhibición de apetito, otros síntomas físicos como puede ser la hiperventilación, opresión en el pecho y la contracción del diafragma, lo que nos genera el conocido “nudo en el estómago”.

Cuando esa tristeza o preocupación pasa, y, si no hay ninguna enfermedad de base, el apetito vuelve ‘como por arte de magia’. “Nuestro cuerpo sabe regularse y cuando superamos esa preocupación y se reduce la ansiedad, el apetito suele volver a ser el habitual de forma más o menos rápida”, señala Andrea Marqués, nutricionista del IMEO.

Qué comer y cuántas veces si se te ha ‘cerrado el estómago’

Como pauta general, afirma Marqués, “cuando tenemos poco apetito e incluso notamos un poco ‘cerrado’ el estómago sería recomendable comer más veces (5 o 6 al día) menos cantidad. Nos costará menos hacer tomas pequeñas que ingerir más cantidad en una sola comida”. 

Muchas veces “cuando estamos bajos de ánimo tendemos a comer alimentos ricos en azúcares y/o grasas para compensar esta tristeza o ansiedad. Lo ideal sería comer alimentos que nos apetezcan, ya que nos costará menos comerlos, pero intentar que sean nutritivos”, añade la nutricionista.

Por ejemplo, podemos recurrir a frutas que nos gusten, frutos secos, encurtidos, alguna onza de chocolate negro. En las comidas principales podemos priorizar alimentos frescos y fáciles de comer como ensaladas, huevos, pescados ligeros o cremas calientes o frías. 

De qué depende que el disgusto te quite el hambre o te dé más

¿De qué podría depender que con los disgustos algunas personas dejen de comer y otras coman más de la cuenta? Según Marqués, “en principio, va a depender de cuál sea el estímulo y también de la respuesta del paciente. En un paciente que gestione muy bien sus emociones no se tienen por qué producir ninguno de los dos extremos, puede experimentar cambios ligeros en el apetito, pero todo dentro de unos parámetros normales”. 

Sin embargo, en la consulta de nutrición y de psicología, las expertas del IMEO cuentan que a menudo se encuentran con pacientes que aún no consiguen esta buena gestión emocional. En estos casos, si la emoción es principalmente tristeza, se alterará el funcionamiento de la dopamina-serotonina y del cortisol y a largo plazo nos dará una mayor sensación de apetito/ansiedad; aunque quizás los primeros días tengamos menos hambre. Por el contrario, si la situación nos genera estrés, pero no afecta tanto a nuestro estado ánimo, aumentará la adrenalina sobre el cortisol y tendremos menos apetito hasta que se resuelva la situación que nos provoca ese estrés.

Relajación y ejercicio para incrementar el apetito

En primer lugar, sería recomendable optar por la relajación a través de ejercicios como la respiración diafragmática, que nos ayuda a disminuir la ansiedad y relajar el ‘nudo en el estómago’. Posteriormente, conviene hacer ejercicio moderado, evitar ejercicios de cardio intenso, ya que puede generarnos más sensación de presión en el pecho y ansiedad al subir las pulsaciones. Por eso, es aconsejable practicar danza, Pilates o yoga”, explica González.

IMEO registra cambios en los hábitos saludables durante el confinamiento

  • A falta de vida social y actividades al aire libre, el ocio digital se dispara entre la población en las seis semanas de confinamiento estricto, pone de manifiesto una encuesta realizada por el IMEO. 
  • Comer por aburrimiento, el picoteo poco saludable y el ejercicio físico insuficiente son otros de los factores que auguran un esperado aumento de peso, según se desprende del sondeo.  

Con el fin de registrar cambios en los hábitos saludables de la población adulta en España durante las seis semanas de confinamiento estricto[1], el Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) ha realizado un sondeo a modo de termómetro digital. Basado en una muestra de 221 entrevistas anónimas, fue llevado a cabo a través de mensajería instantánea y redes sociales en el territorio nacional durante el mes de abril.

Entre las cuestiones planteadas destacan las relacionadas con la familia, el teletrabajo, los desplazamientos y el ejercicio físico, la alimentación y el peso corporal, la calidad del sueño, el ocio y las limitaciones consideradas de mayor dificultad. “La falta de vida social y la imposibilidad de realizar actividades al aire libre ha disparado el entretenimiento digital entre la población, fomentando hábitos sedentarios que pueden resultar adictivos y muy difíciles de corregir una vez levantado el estado de alarma”, señala el portavoz del IMEO Rubén Bravo. Esto, junto a otros factores, como el consumo de alimentos muy procesados, el hambre emocional o la insuficiente práctica de ejercicio físico, afecta los hábitos saludables de forma directa y no tardará en pasar factura en kilos de más.   

En el perfil de muestra resalta la alta participación del sexo femenino (73% frente al 27% masculina) y la edad, donde el 74% de los encuestados tiene entre 30 y 60 años, el 16% menos de 30 y un 10%, más de 60. La gran mayoría vive el confinamiento en un contextofamiliar (79,2%), seguidos por los que están aislados solos (15,4%) o en la compañía de su mascota (5,4%).

Una amplia mayoría (57,5%) afirma que actualmente no trabaja o no puede desempeñar sus funciones mediante teletrabajo, el 29% realiza jornada completa y un 13,6%, media jornada.

Respecto a los desplazamientos, la inmensa mayoría (80,1%) reconoce que acude al supermercado dos veces a la semana, un 18,6% recibe la compra en su casa y una escasa minoría (1,3%) sale a comprar a diario.

Sobre la práctica de ejercicio físico, más de la mitad de los encuestados (54,3%) mantiene la rutina deportiva desde casa 3 veces o más a la semana, frente a un 34,4% que no sigue ninguna rutina durante el aislamiento, y un 11,3% que camina sólo cuando sale a pasear el perro o va a comprar.

“El ejercicio físico es nuestro mejor aliado para cuidar la línea y una forma saludable para bajar los niveles de estrés y ansiedad a los que ahora estamos más expuestos que de costumbre”, recalca Rubén Bravo. La ausencia o escasez de ejercicio no sólo hace que quememos hasta 600 calorías menos, sino también puede jugar en nuestra contra disparando los niveles de cortisol, hormona relacionada con el estrés y la obesidad. Si, además, consumimos alimentos muy procesados o ricos en grasas y azúcares, tendremos “el cóctel perfecto” para sentirnos mal física y anímicamente, añade.   

En este sentido, no es de extrañar que un 33% de los encuestados teme que durante la cuarentena pueda aumentar bastante de peso, un 40,3% estima que pueda experimentar un leve aumento y un 26,7% descarta cambio físico.

Con relación a la dieta, casi la mitad (49,8%) reconoce que ahora come más por ansiedad o aburrimiento, haciendo hincapié sobre el picoteo salado a base de pan, snacks y quesos (62,4%), el consumo de dulces (25,3%) o las bebidas graduadas y los refrescos (12,2%). No obstante, el 40,7% de los encuestados afirma que durante el confinamiento sigue su dieta habitual sin variaciones y un 9,5% indica que come menos debido a la falta de apetito.       

La calidad del sueño es otra pieza clave dentro de los hábitos saludables que resalta el estudio, donde el 42,5% no experimenta cambio a la hora de dormir y afirma que se acuesta y levanta a la misma hora que antes, frente al 29,9% que sí reconoce que duerme menos y mal a causa de las preocupaciones. El 27,6% afirma que durante estos días se acuesta y levanta más tarde de lo habitual.

En cuanto al tiempo libre, el estudio pone de manifiesto el ocio digital e interactivo (mensajería instantánea, redes sociales, películas online) como principal ocupación entre los entrevistados (64,3%). La siguen las actividades en familia, como juegos de mesa o manualidades (22,2%) y la lectura (13,6%).      

El factor que peor lleva la gran mayoría (61,8%) es la falta de vida social, incluidas las salidas con familia y amigos, seguida por la frustración de no poder pasear al aire libre, ir a la playa o al gimnasio (33,3%) y la dificultad de hacerse cargo de los niños las 24 horas (5%).

Esta es la dieta que necesitas llevar para reducir la ansiedad

La Vanguardia, por Brunella Vásquez

Esta es la dieta que necesitas llevar para reducir la ansiedad

Eres lo que comes. ¿Cuántas veces hemos escuchado esta frase? Lo cierto es que probablemente este dicho popular esconda más sabiduría de lo que imaginamos. Tu dieta, los alimentos que contiene, los nutrientes que te aporta y las grasas saturadas que tiene son la base del funcionamiento de tu cuerpo y también de tu mente.

Por eso, la escasez de ciertos nutrientes en el metabolismo puede causar fatiga, apatía, malestar y otros síntomas que pueden acentuar la depresión y la ansiedad. Además, probablemente sepas que comer mal puede provocar que los niveles de serotonina –la conocida hormona de la felicidad- de tu cerebro desciendan, provocando tristeza, ansiedad y estados de ánimo complejos.

La escasez de ciertos nutrientes en el metabolismo puede causar síntomas que pueden acentuar la depresión y la ansiedad

Por el contrario, si sabemos qué nutrientes son necesarios para poder ayudar a nuestro sistema nervioso para poder sentirnos más tranquilos y menos ansiosos, encontraremos la dieta que más se acomode a nuestros gustos y necesidades. La idea es optar por la más balanceada, alternando lo que ‘deberíamos’ comer junto con lo que nos gusta y comemos en nuestro día a día.

La buena noticia es que la mayoría de estos nutrientes los podemos encontrar en las dietas más comunes. Hasta probablemente ya los estés consumiendo y no lo sepas.

Magnesio

Ensalada de aguacate y tomate
Ensalada de aguacate y tomate (SOM_GASTRO)

Cuando se habla de alimentos para aliviar la ansiedad, el magnesio no puede faltar en la lista. Este contribuye a que los neurotransmisores permitan el traslado de los impulsos nerviosos y a relajar el sistema muscular. Para empezar el día con magnesio a punto, podríamos incluir en nuestra dieta una tostada de pan integral con aguacate. Es un desayuno sabroso, energético y súper sano. Unos niveles adecuados de magnesio te ayudan a reducir el cansancio y la fatiga. Otros alimentos para la ansiedad cargados de magnesio son las pipas de girasol, las espinacas, las almendras, la quinoa y el tofu. Si eres de los que necesitan un dulce por la tarde, puedes tomar un poco de chocolate negro para saciar el ‘hambre’ que a veces se traduce en simple ansiedad.

Ácido pantoténico

Cacahuetes fritos
Cacahuetes fritos (bhofack2 / Getty)

El ácido pantoténico o vitamina B5 es esencial para sentirte bien ya que ayuda a que tu metabolismo energético funcione. Además, es importante para las glándulas suprarrenales y la secreción de las hormonas antiestrés. Lo podemos encontrar en la yema de huevo, cacahuetes, salmón y setas. Una receta infalible para aprovechar bien sus nutrientes es un plato combinado compuesto de huevos (es especialmente importante la yema), brócoli y garbanzos. Sano, rico y nutritivo.

La niacina

Huevos
Huevos (SketchbookDesign / Getty Images/iStockphoto)

La leche y los huevos son una fuente importante de niacina o vitamina B3, así que un buen desayuno para recargar las pilas puede ser un tazón de leche con cereales y unos huevos revueltos. Y es que empezar el día con energía influye enormemente en tu estado de ánimo a la hora de enfrentarte al resto de la jornada. Para comer o cenar, algo tan fácil de incluir en tu menú unas anchoas de lata o un paté, ya que pueden aportarte la niacina que necesitas. En cuanto a las especias, ¿has probado la paprika? Te recomendamos que la añadas a tu próxima receta.

Vitamina B6 y B12

Salmón
Salmón (Tom Haga / Seafood for Norwey)

Cuando el cuerpo está bajo tensión, gasta con mayor rapidez estas vitaminas por lo que requiere un mayor aporte. Son necesarias para el sistema nervioso y para que el organismo pueda utilizar la energía de los hidratos de carbono. La buena noticia es que la Vitamina B6 es fácil de encontrar en numerosos alimentos y, además, deliciosos. Son ricos en vitamina B6 el salmón, la sardina, muchos tipos de marisco, las nueces, las legumbres, el pollo o vegetales como el aguacate, el maíz o el plátano.

Al igual que la Vitamina B6, la vitamina B12 también es un must en nuestra dieta para bajar los niveles de ansiedad. Esta procede sobre todo de fuentes animales. ¿Dónde la encontramos? En la carne de ternera, de aves, el marisco, en los lácteos y en los huevos. También en determinados cereales, pero en cantidades mucho más residuales.

Carbohidratos bien elegidos

Pasta al pesto con pistachos
Pasta al pesto con pistachos (SOM_GASTRO)

Tomar entre cinco y seis raciones de hidratos de carbono complejos (como cereales integrales –pasta o arroz–, patata, legumbres, etc.) a lo largo del día tiene especial importancia para sobrellevar mejor los nervios. Este tipo de nutriente garantiza el suministro de glucosa al cerebro, evitando los bajones de ánimo que te pueden llevar a comer compulsivamente.

Fibra

Esto quiere decir que debemos tomar granos integrales, especialmente arroz integral y avena. También tenemos el almidón resistente, que se encuentra en tubérculos como la patata, el boniato o el plátano verde. Si los cocinamos y los dejamos reposar 24 horas en nevera (se pueden recalentar), cambia a nivel de formato molecular su presentación y ese almidón, que es retrógrado, se trasforma en fibra ideal para reducir los niveles de ansiedad.

Las 5 dietas que no debemos seguir este 2016

HOLA.com

peores-dietasAlgunas prometen perder mucho peso en poco tiempo, otras son demasiado restrictivas e incompatibles con la vida social y no faltan las que incluso confieren poderes milagrosos a determinados alimentos. En definitiva, son desequilibradas y comprometen nuestra salud. El equipo de expertos del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) analiza el ‘top 5’ de las peores dietas por las que bajo ningún concepto debemos dejarnos seducir por mucho que busquemos desprendernos de los odiosos kilos de más. Ya sabes: huye de las modas y recuerda que por encima de todo está tu salud.

1. Las monodietas a base de sirope de savia, limón, manzana o piña. Son planes que basan la alimentación en un sólo alimento por un tiempo determinado. Según los expertos de IMEO son extremadamente restrictivas en calorías, muy desequilibradas y con asegurado efecto rebote. Por ejemplo, la dieta del limón, utilizada a menudo para bajar una talla de pantalón en una semana, puede desencadenar enfermedades como diabetes, hipertensión y anemia al obligar a nuestro organismo a consumir en exceso un ácido tan potente. Así, es especialmente contraindicada en personas con problemas de reflujo, acidez de estómago, ácido úrico elevado o estreñimiento.

Por otro lado, encontramos las dietas de la manzana y la piña, que se han popularizado tras los excesos navideños. Es cierto que estos alimentos tienen propiedades diuréticas y depurativas, pero «son frutas que no contienen proteinas; por lo que, a la hora de perder peso, se elimina masa muscular y cuando terminemos la dieta volveremos a recuperar el peso con gran facilidad», apunta Estefanía Ramo, nutricionista del IMEO.

2. Dieta de las 500 calorías. Es otra de las dietas milagro que abundan en la red y que consiste en hacer un par de días de ayuno a la semana con una ingesta máxima de 500 calorías. Desde IMEO recalcan que ninguna dieta debería ser inferior a las 800 calorías; ya que una ingesta tan inferior podría tener grandes consecuencias para la salud: deficiencias nutricionales que pueden derivar en anemia, osteoporosis…; falta de vitalidad, fatiga muscular, desórdenes alimenticios, ansiedad, etcétera.

3. Dieta de los sobres proteinados. Este tipo de dieta, de procedencia fracesa, utiliza sobres y preparados proteicos como sustitución de comidas. Lleva al organismo a una situación de cetosis, provocada por el uso de la grasa corporal como fuente de energía al reducir radicalmente los niveles de glúcidos. El veredicto de los expertos: no es una dieta equilibrada y el hecho de reemplazar los alimentos cotidianos por preparados proteicos la hace insostenible en el tiempo.

4. Dieta de los ‘smoothies’ multivitamínicos. A base de frutas, verduras, hortalizas… Son auténticos cócteles de vitaminas y minerales, pero reducidos en proteinas y grasas; por lo que alimentarse únicamente a base de zumos es no aportar al cuerpo los nutrientes necesarios de una comida. Además, al ingerir la fruta y verdura trituradas omitimos la masticación y la insalivación, una parte del proceso digestivo que influye en el efecto de saciedad. Los expertos recomiendan que este tipo de dieta no exceda nunca las 48 horas y no con el objetivo de adelgazar; sino como una forma de ‘limpiar’ el cuerpo.

5. Dieta del ‘cero carbohidratos’. Esta dieta, que ha cobrado especial fuerza en EEUU, de la mano de ‘celebrities’ como Gwyneth Paltrow o Miley Cyrus, limita la ingesta de hidratos de carbono (cereales, legumbres, vegetales y fruta) -nuestra principal fuente de energía-. Como consecuencia, «provoca que el organismo no disponga de glucosa suficiente en la sangre y agote las reservas del hígado y el músculo», explique la nutricionista Andrea Marqués. Seguir esta dieta puede provocar a corto plazo mareo y dolor de cabeza, extreñimiento severo por la carencia de fibra… A largo plazo las consecuencias pueden ser aún más pejudiciales: desde pérdidas de calcio a nivel renal por el exceso de proteina, a pérdida de masa muscular, pasando por arritmias cardiacas.

Consejos para evitar la obesidad

Los nutricionistas y diferentes organizaciones insisten en la necesidad de controlar el sobrepeso y la obesidad para evitar las enfermedades cuyo porcentaje aumenta considerablemente por cada kilogramo de más. Las principales consecuencias, según la Organización Mundial de la Salud, son la diabetes, trastornos del aparato locomotor como la osteoartritis, una mayor incidencia de enfermedades cardiovasculares e, incluso, algunos cánceres como el de mama, colon, esófago, riñón o endometrio, principalmente.

Salamanca 24horas, por Javier Vicente

04_obesidadLa llaman la epidemia del siglo XXI. Es una enfermedad no dolorosa que puede traer otras mucho más peligrosas. Es un multiplicador de problemas. Por ello, todos los nutricionistas y diferentes organizaciones como la Organización Mundial de la Salud o el Instituto Médico Europeo de la Obesidad realizan una serie de consideraciones a tener en cuenta para evitar este problema cada vez más común.

A las ya conocidas medidas como la de comer equilibradamente y hacer ejercicio habitualmente, la OMS también pide a las diferentes administraciones que se involucren para promover los hábitos de vida más saludables haciéndolos más accesibles y baratos, y a la industria alimentaria que colabore reduciendo la grasa, azúcar y sal de los alimentos elaborados. Pero lejos de esto, ¿qué puedo hacer yo para evitar la obesidad?

Evita el exceso de cantidad y las comilonas. Cuanto más comas, más elástico se hará el estómago por lo que la sensación de saciedad llegará más tarde y cada vez se necesitarán mayores cantidades de comida.

Muchas veces, poca cantidad. Es preferible comer muchas veces a lo largo del día, de cinco a siete, que hacer solo tres comidas. Se evitará llegar con mucha hambre a las comidas.

No es lo mismo hambre que ansiedad. Hay que aprender a diferenciar el hambre fisiológico del psicológico. Puede aparecer hambre por estrés, depresión o aburrimiento, entre otros.

Combinar los nutrientes. Las dietas faltas de alguno de los llamados macronutrientes no son buenas. Hay que conseguir una dieta equilibrada que incluya hidratos de carbono, proteínas y grasas saludables.

Grasas saludables no son grasas saturadas. Hay que evitar, en la medida de lo posible, todo tipo de dulces e hidratos de carbono que no sean integrales.

Haz una planificación. Si sigues una dieta escrita, será más fácil evitar comer a deshoras algo que no debes.

Llévate comida de casa. Una pieza de fruta, un yogurt, una barra de cereales… Así evitarás las tentaciones de comprar a media mañana ese dulce.

La cafeína no es buena. Las sustancias psicoactivas no ayudan para adelgazar como se tiene pensado en algunas dietas. Estas sustancias, como también el té o las bebidas energéticas, provocan estrés, lo que aumenta la ansiedad y el hambre psicológico.

Chocolate, en su justa medida. No todas las sustancias malas son realmente malas. El chocolate puro puede ser consumido en muy poca cantidad, dos o tres onzas por día, por la misma razón que hay que evitar la cafeína. Produce bienestar y evita el estrés.

La relación entre dormir y comer existe. Cuanto menos se duerme, más horas de hambre hay al día y más hambre tienes. Numerosos estudios indican que hay que dormir de siete a ocho horas al día. Esto evitará ansiedad y quitará hambre.

Agua para el deporte. Para la sed, agua. La moda actual de tomar bebidas isotónicas después de practicar deporte no es buena desde el punto de vista de la obesidad. Las bebidas azucaradas suponen un importante aporte de calorías.

Nada de sedentarismo. Correr, nadar, bicicleta o incluso andar, pero algo. Los expertos cifran en mínimo 20 minutos diarios de deporte como forma imprescindible de rebajar las altas cifras de obesidad que existen. Unos 150 minutos a la semana es suficiente.

Dieta de los Días Alternos o adelgazar sin sufrir (demasiado)

La Sierra con estilo, por Noelia Jiménez
La Dieta de los Días Alternos favorece las comidas sociales en el fin de semanaOs podría hablar de casi todas las dietas habidas y por haber. He probado la dieta de los 13 días, la cura del sirope de savia, la dieta Dukan (solo un poco: no puedo vivir sin verduras), la disociada, las hipocalóricas de toda la vida, las hiperproteicas… Y, como dice mi amiga Bea, la única que me ha funcionado es la de “cerrar la boquita”. O, como le leí a Isabel San Sebastián hace años, la dieta CLM, o sea, Comer La Mitad. Pero ahora llega hasta mis oídos una nueva dieta de moda que tiene buena pinta: no es restrictiva, está avalada por el Instituto Médico Europeo de la Obesidad y es compatible con la vida social. Se llama Dieta de los Días Alternos y su papá es Rubén Bravo, especialista en Nutrición, Gastronomía y Vinos por la Universidad Camilo José Cela.

Según Bravo, “solo uno de cada cinco individuos llega a perder más del 10% de su peso inicial y mantiene esa pérdida al menos un año, pero no por nacer obeso hay que vivir obeso”. Para solucionarlo, Rubén Bravo ha hecho un pequeño cóctel de todas las dietas que ha probado con resultados (porque no siempre estuvo delgado), lo ha aliñado con las últimas investigaciones en nutrición y deporte y el resultado es una dieta que ofrece una pérdida de peso de entre 16 y 23 kilos en cuatro meses y cambia los hábitos nutricionales, por lo que enseña a comer de forma saludable a largo plazo.

La Dieta de los Días Alternos trabaja sobre tres pilares fundamentales: la nutrición, las emociones y la salud. Es un ‘almanaque’ de alimentación saludable que nos ayuda a encontrar aquel balance físico y mental denominado por Bravo “el punto zen de la alimentación”.

A lo largo de las tres fases que componen la dieta se combinan tres tipos de días diferentes de forma alterna, creando un motor de tres tiempos que obligue a nuestro organismo a llegar al peso saludable, sin que en ningún momento active sus mecanismos de defensa y supervivencia. Es por ello que nunca se realizan dos días depurativos seguidos, y siempre irán alternos y sincronizados con los días de régimen y los días sociales del fin de semana. Por explicarlo de forma sencilla, “cuando nuestro cuerpo comience a sospechar, le sorprenderemos con un día de comida completa y equilibrada”, resume el experto.

Beneficios de la Dieta de los Días Alternos La tercera fase Contoller de la Dieta de los Días Alternos nos enseña como mantener el peso perdido

  • Se ajusta al ciclo biológico del cuerpo, potenciando la sensación de vitalidad en las horas diurnas, y el proceso de reparación y descanso en el periodo de tarde-noche.
  • Favorece la regularización de serotonina y dopamina, neurotransmisores involucrados en el equilibrio emocional.
  • Potencia la pérdida de grasa manteniendo o mejorando los niveles de masa muscular y fortaleza física.
  • Ayuda a mejorar los peligrosos factores del síndrome metabólico, entre ellos la hipercolesterolemia, la hipertensión o la diabetes tipo 2.
  • Permite a la semana varias comidas sociales. Son muy arraigadas en nuestra cultura, imprescindibles para relajarse, comunicarse y disfrutar del tiempo libre. Por esta razón la dieta de los días alternos contempla el consumo esporádico de una copa de bebida espirituosa (brandy, whisky, ron, ginebra, vodka o licores), siempre y cuando es moderado y puntual. Las personas que no toman bebidas espirituosas, podrán sustituirlas por una ración pequeña de tarta de bizcocho y chocolate, o similar.

La-Dieta-de-los-Días-AlternLAS FASES DE LA DIETA

Primera FASE FAST

Duración: 3 semanas

Pérdida de peso estimada: entre 4,5Kg y 6Kg

Objetivo: prevenir la retención de líquidos, mejorar la función del hígado, detoxfiicación multiorgánica.

Segunda FASE EVOLUTION

Duración: 9 semanas

Pérdida de peso estimada: entre 9Kg y 13,5Kg

Objetivo: reducir los niveles de colesterol, fortalecer el sistema inmune y prevenir el riesgo cardiovascular.

Tercera FASE CONTROLLER

Duración: 4 semanas

Pérdida de peso estimada: entre 3Kg y 4Kg

Objetivo: favorecer el equilibrio emocional, aumentar la vitalidad y la fortaleza física, favorecer el sueño profundo, combatir el envejecimiento prematuro, equilibrar los niveles de azúcar y prevenir la diabetes tipo 2.

La dieta de los días alternos tiene una expresión numérica de sobrenombre, 2.3.2, y es porque divide la semana en tres bloques: 2 días de régimen, 3 días de depuración y 2 días de alimentación normal. Cada una de las tres fases utiliza determinados ‘alimentos estrella’, debido a sus extraordinarias propiedades y múltiples beneficios que tienen para la salud, que el usuario incorporará de forma habitual a sus menús diarios.

Días depurativos (lunes, miércoles y viernes): son días calóricamente muy restrictivos, donde se utilizan alimentos susceptibles de ayudar al sistema linfático, intestino, hígado y riñón a realizar mejor sus funciones, favoreciendo la detoxificación y la depuración. Nunca se deben hacer dos días seguidos.

Días de régimen (martes y jueves): días orientados en un plan equilibrado, saciante y apetitoso, a marcar un estilo de alimentación saludable, tanto en la elección de los platos como en la forma de cocinarlos y distribuirlos a lo largo del día.

Días sociales (sábado y domingo): pensados para los fines de semana, donde los alimentos y opciones a escoger nos permitirán comer fuera de casa o degustar esos alimentos más calóricos que en la mayoría de las dietas suelen prohibir.

Entre los superalimentos destinados a mejorar el bienestar general se encuentran el kefir (mejora nuestras defensas y facilita la digestión), el chocolate negro (disminuye la ansiedad), el vino tinto (con efecto cardioprotector) y la miel de Manuka (por su capacidad antibacteriana y antibiótica).

Como regla general, se recomienda sustituir el café natural o expreso por descafeinado. Además de equilibrar los niveles de azúcar en sangre, mejora el tránsito intestinal, ayuda a estabilizar la sensación de vitalidad y equilibrio emocional, disminuye la probabilidad de padecer diabetes y favorece la utilización de la grasa almacenada como fuente de energía.

Remodelación corporal: dieta, suplementación, plan sport y tratamientos médico estéticos

Debemos entender que no es lo mismo perder peso que adelgazar: perder peso es simplemente reducir kilos; adelgazar nos obliga a que estos kilos perdidos sean en su gran mayoría de grasa, recalcan los expertos del IMEO

BellezaMédica, Monográfico abril-mayo 2014

Rubén Bravo del IMEOOtro de los pilares básicos de la remodelación corporal es la dieta, combinada con la suplementación en algunos casos. Rubén Bravo es portavoz del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) y colaborador docente del Practicum Grado de Nutrición y Dietética de la Universidad de Navarra, la Universidad San Pablo CEU y la Universidad Autónoma de Madrid.

Respecto a las dietas más adecuadas, lo primero que nos deja claro es que “debemos entender es que no es lo mismo perder peso que adelgazar. Perder peso es simplemente reducir kilos; adelgazar nos obliga a que estos kilos perdidos sean en su gran mayoría de grasa. En nuestros más de diez años de experiencia hemos comprobado que, aplicando la nutrición, sumada a una actividad física específica y un tratamiento fisioestético determinado podemos hacer que el paciente pierda grasa de forma segura y mantenida en el tiempo, hasta que llegue a un porcentaje de grasa saludable, marcando pautas que incidan en el cambio de hábitos y por lo tanto en el mantenimiento de dicha composición corporal”.

“A fecha de hoy, destaca el experto, conocemos más de 150 dietas para adelgazar que cuentan con nombre propio. Por esta razón, desde el Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) hemos reunido en un ranking las dietas más y menos indicadas para quienes se proponen perder peso.

Porque antes de apostar por una dieta que se ha puesto de moda o que nos recomienda alguien, debemos recordar que una dieta saludable nunca nos exigirá máximo sacrificio para conseguir óptimos resultados a corto plazo. Siempre buscará una pérdida de peso moderada, fácil de mantener en el tiempo para así evitar un inminente efecto rebote. Una dieta saludable suele incluir casi todos los grupos de alimentos y restringe las cantidades de forma razonable. También es importante saber, de entrada, para quién está indicada o qué problemas viene a tratar (mujeres en menopausia, vegetarianos, personas con hipertensión o retención de líquidos)”.
A la cabeza del Ranking del IMEO de las mejores dietas para perder peso se encuentran la Dieta del Vino y el Jamón, la dieta DASH, la Dieta Bioproteinada y la Dieta Disociada.

“Prácticamente no tienen contraindicaciones ni efecto yo-yo. Además, a la larga contribuyen tanto a una mejora en la salud como en la reeducación de hábitos” añade Rubén Bravo.

Pérdida de peso por fases

“Un plan de adelgazamiento serio y profesional debe contemplar las pautas a seguir en el mantenimiento de la composición corporal saludable alcanzada, algo tan importante como conseguir llegar al porcentaje de grasa saludable” explica el experto.

“En IMEO, una vez llegamos a completar la fase de adelgazamiento, comenzamos con la fase de mantenimiento, incluyendo cada semana platos o alimentos más calóricos, que el paciente echaba de menos en su plan nutricional anterior, y que de alguna manera le facilitan seguir con sus nuevos hábitos adquiridos. Esto supone realizar mediciones antropométricas semanales con cada nueva modificación, hasta comprobar que el paciente no sigue perdiendo más peso y su composición corporal se estabiliza. Algo que nos funciona muy bien y que los pacientes aceptan con mucho agrado es realizar una pauta nutricional más restrictiva de lunes a viernes y concentrar los alimentos más calóricos en el fin de semana”.

La personalización: clave en la pérdida de peso

remodelación corporal IMEORubén Bravo explica que “cada paciente tiene sus peculiaridades, tanto en hábitos y gustos como en comportamiento bioquímico y metabólico hacia el abanico terapeútico de opciones nutricionales, de actividad física y de fisioestética de las que disponemos, por lo que es imprescindible evitar el comportamiento mecánico y programado y personalizar de verdad los tratamientos.

Para ello, es imperativo basarnos en pruebas diagnósticas iniciales, periódicas y finales como la impedancia TANITA Medical Multifrecuencial, los ElectroIntersticial Scann hormonales y emocionales y el Scanner iDexa. Estas pruebas orientarán nuestra primera propuesta de tratamiento y nos indicarán en las evaluaciones semanales que la pérdida de peso es de adipocito graso y que los perfiles de ansiedad (serotonina– dopamina) se están corrigiendo.

Con pequeñas modificaciones semanales y con las pruebas apropiadas podremos definir con precisión ‘el tratamiento perfecto’ para cada paciente, reduciendo su grasa mientras mantenemos o mejoramos su masa muscular”.

Suplementación

Rubén Bravo apunta que “la suplementación ortomolecular, los nutracéticos y la fitoterapia cada vez tienen más relevancia en los tratamientos de adelgazamiento y en enfoques antiaging y medicina preventiva. Para ello, es importante que los profesionales que la vayan a prescribir mejoren con formación complementaria sus conocimientos en estas áreas y eviten las modas o los productos ‘milagrosos’. Debemos ceñirnos a aquellos que demuestran su efectividad con rigor y evidencia científica, para evitar efectos indeseados y también ineficacia, que generará descontento en los pacientes, pues normalmente estos suplementos no son precisamente baratos”.

El experto afirma que “la suplementación bien manejada será una gran aliada no sólo para potenciar la pérdida de grasa, sino también para moderar la sensación de hambre y ansiedad, o aportar mejorías en patologías añadidas encuadradas dentro del Síndrome Metabólico o dentro del grupo de las enfermedades crónicas”.

Tratamiento multidisciplinar en IMEO: dieta+ejercicio+aparatología médico-estética

 

Para una remodelación corporal eficaz y duradera, IMEO combina la dieta de pérdida de peso con algunos tratamientos médico-estéticos y ejercicio físico, para eliminar la grasa localizada de las zonas en las que solo la dieta no basta.

  • PlanSport diseñado para mejorar la masa muscular en las regiones donde el paciente acumula grasa localizada, para potenciar la demanda energética en esa región y favorecer la transformación de grasa en el ATP o unidad energética, sustituyendo con el tiempo la grasa por musculo.
  • Tratamiento Médico Estético localizado como la mesoterapia.
  • Apoyo en la última generación de aparatología fisioestética, como cavitación, radiofrecuencia, infrarrojos, vacumterapia, presoterapia…
  • Y en casos muy pronunciados donde la combinación de las técnicas anteriores no terminan de solucionar la asimetría, acudiremos a la liposucción o la lipoescultura.

Las mujeres con menopausia pueden engordar entre 5 y 10 kilos

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En tres de cada cuatro mujeres el tamaño de la cintura aumenta durante la vida adultaLas mujeres con menopausia pueden engordar entre 5 y 10 kilos durante esta etapa por no llevar una alimentación adecuada y unos hábitos de vida saludables.
Coincidiendo con el Día Mundial de la Menopausia, que se celebrará este sábado, el Intituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) recordó que esta etapa es “crucial” para la mujer en el plano biológico porque es donde aumenta el riesgo de sufrir alteraciones físicas, mentales y emocionales, que pueden desencadenar en un aumento de peso significativo de hasta dos tallas de ropa.
Según explicaron los expertos, con la llegada de la perimenopausia, entre los 45 y los 50 años, el cuerpo femenino entra en “declieve” produciendo menos cantidad de estrógeno y progesterona, hormonas que inciden de forma directa en la acumulación de grasa y en la pérdida de masa muscular, algo que se irá acentuando con la edad.
Concretamente, el portavoz del IMEO, Rubén Bravo, dijo que la mujer sufre un desorden endocrino durante la menopausia que favorece la pérdida de masa muscular, así como el aumento de los adipócitos grasos en número y tamaño, junto a la ralentización de la tasa metabólica y la disminución del metabolismo basal, es decir, el cuerpo de la mujer durante esta nueva etapa pierde eficacia para utilizar la grasa almacenada como fuente de energía.
Asimismo, aseguró que estos desórdenes trascienden al perfil emocional de la mujer provocando, en muchos casos, ansiedad y depresión que pueden derivar en trastornos relacionados con la alimentación.
Para evitar este aumento de peso, los expertos recomendaron realizar ejercicio físico de manera habitual, al tiempo que destacaron la necesidad de incrementar la dosis de consumo de calcio.
También aconsejaron moderar el consumo de frutas, priorizar el consumo de verduras (espinacas, brócoli, calabaza, coliflor o berenjenas), así como aumentar el consumo de grasas saludables, como el aceite de oliva, y disminuir el consumo de grasas menos recomendadas, como embutidos, bollería y fritos, entre otras recomendaciones.