Qué alimentos sientan peor por la noche

CuidatePlus, por María Sánchez-Monge

El refrán dice: “el melón, por la mañana oro, por la tarde plata y por la noche mata”. Esta fruta se encuentra en muchas de las listas que, con mayor o menor rigor, enumeran los alimentos que pueden sentar peor por la noche y, por ello, conviene no comer en la cena. Dos dietistas-nutricionistas nos ayudan a desentrañar qué hay de cierto y qué de mito en las recomendaciones populares sobre alimentos prohibidos cuando se pone el sol.

Melón

El melón y otras frutas

La mala fama del melón por la noche no se sostiene de ningún modo. Es una de esas frases que se repiten hasta la saciedad, pero no por ello adquieren veracidad. “De comer fruta por la noche se dice de todo, ya no solo que siente mal, sino que puedes engordar, algo que que es absolutamente mentira”, señala Beatriz Robles, tecnóloga de alimentos, dietista-nutricionista y autora del libro Come seguro comiendo de todo (Planeta, 2020).

Andrea Marqués, dietista-nutricionista del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), comenta que, aunque “es cierto que hay alimentos que se digieren peor por la noche, lo que no es verdad es que, porque comas plátano o huevo, te vaya a sentar mal la cena”.

Alimentos grasos

Un aspecto que conviene matizar es que no es lo mismo prohibir un alimento que aconsejar que se limite su consumo o se espere un tiempo prudencial antes de acostarse. La mayoría de las recomendaciones de las nutricionistas van en ese sentido. “Con algunos alimentos conviene esperar antes de irse a la cama, pero por una cuestión muy lógica y puramente funcional: si comemos alimentos muy grasos, la grasa retrasa el vaciado gástrico, es decir, los alimentos van a estar más tiempo en nuestro estómago”, expone Robles. “Si nos vamos a la cama inmediatamente o al poco rato, probablemente vamos a tener una digestión más pesada y es posible que nos despertemos o nos desvelemos”. Esta recomendación va dirigida, especialmente, a quienes tienen ardor de estómagohernia de hiato u otros problemas digestivos.

Cítricos

Los cítricos y la acidez

Los cítricos, como las naranjas o las mandarinas, pueden formar parte del menú nocturno y cuentan con el beneplácito de las expertas. No obstante, reconocen que pueden crear alguna molestia, fácilmente solventable y que no afecta a todo el mundo por igual. “Lo que pasa con los cítricos, como ocurre con otros alimentos -como el café- es que a veces hacen que el esfínter que une el esófago con el estómago no cierre bien”, relata Robles. Por eso, parte del contenido del estómago puede ascender y surge el ardor, “que lo percibimos en la boca del estómago pero en realidad es la mucosa del esófago lo que se resiente”, puntualiza. “Pero no se produce porque los cítricos sean ácidos, que lo son, pero el jugo gástrico lo es mucho más”, sino por la relajación que inducen en el citado esfínter. La solución para no tener que prescindir de unos alimentos tan sanos en la cena: evitar tumbarse justo después de cenar, aunque sea para ver la tele.

Chocolate, café y té

Es sabido que conviene evitar los estimulantes antes de irse a dormir y que afectan más a unas personas que a otras. “Cuando se habla de estimulantes se suele citar el té y el café, pero también lo es el chocolate por la teobromina que contiene”, recuerda Marqués. Asimismo, son poco aconsejables para personas con reflujo gastroesofágico o gastritis. “Es mejor que estos pacientes tomen por la noche infusiones digestivas en vez de té o café”, aconseja. El alcohol tampoco es un buen aliado del descanso nocturno y la digestión.

Legumbres y gases

Las legumbres son otro grupo de alimentos muy sanos que ocasionan ciertas molestias: especialmente, gases. “El problema de las legumbres es que pueden dar flatulencia”, expone Marqués, quien considera que, para muchas personas “quizá no son la cena ideal para dormir bien”.

No obstante, tal y como resalta Robles, muchas veces “el problema puede ser más el chorizo de la fabada que las alubias con las que está hecha”. También hay que considerar que algunas personas no están acostumbradas a tomar legumbres.

Verduras y hortalizas

Si una persona no está habituada a comer vegetales crudos, al principio tiene más gases porque está introduciendo fibra en grandes cantidades y tanto su aparato digestivo como las bacterias de su microbiota intestinal tienen que adaptarse. Con las legumbres pasa exactamente lo mismo.

Marqués apunta que, en personas con tendencia a tener muchos gases “limitar las crucíferas, como la coliflor, el brócoli o las coles puede ser una buena idea; mejor tomarlas a mediodía”.

Alimentos picantes

Los alimentos picantes pueden generar los mismos problemas que los cítricos. Nuevamente, las nutricionistas aconsejan restringir su uso en la cena, pero solamente a las personas con problemas digestivos. No hay motivo para desaconsejarlos a quienes los toleran bien. 

Embutidos

Embutidos

Las enumeraciones de productos ‘prohibidos’ por la noche también suelen incluir los embutidos. El problema de este tipo de alimentos no es que sienten mal, sino que no son especialmente saludables.  “El embutido es una carne procesada. Hay que evitar su consumo a cualquier hora”, indica Robles. “En nuestro país es muy típico que alguien diga: hoy no preparo nada de cena; pico un poco de embutido, un poco de pan y ya está”. Se trata de alimentos grasos, con la consiguiente repercusión en la digestión. Por lo tanto, “se plantea el mismo problema si los comemos a las tres y nos tumbamos a dormir la siesta: pueden retrasar el vaciamiento gástrico, además de constituir productos que no es conveniente incorporar en una dieta saludable de forma habitual”.

La experta propone recurrir a otras opciones de cenas rápidas: “Es muy fácil hacer algo sano en pocos minutos: por ejemplo, con verduras congeladas o cocidas, o bien con legumbres en conserva que están simplemente cocidas, con las que podemos hacer una ensalada o una crema tipo hummus”.

Más mitos que realidades

Parece claro que hay más leyenda que verdad en las historias sobre alimentos que sientan mal por la noche. “A veces queremos contar cosas muy originales o hacer dietas restrictivas cuando, al final, la base es siempre la misma: opta por alimentos saludables y preocúpate menos de si los estás comiendo a las a las 7 de la mañana, a las 8 de la tarde o las 10 de la noche”.
Cuestión diferente es la existencia de intolerancias, alergias alimentarias, enfermedades digestivas o, simplemente, alimentos que sientan peor a unas personas que a otras. “Es importante valorar cada caso de forma individual”, apunta Marqués. “No se puede considerar de la misma forma la alimentación de una persona con gastritis que la de otra con digestiones pesadas”.
De hecho, las digestiones pesadas suelen deberse a comidas copiosas. “Es recomendable que la cena sea ligera: una verdura cocida y una proteína ligera”. Otro consejo general es no acostarse inmediatamente después de cenar. “Siempre indicamos que lo ideal es esperar dos horas, pero es muy difícil cumplirlo. Con una puede bastar”, señala la nutricionista del IMEO.

Adelgazar mejora la calidad del sueño

Estudios demuestran que el sueño y la obesidad están muy relacionadas

El Observador

Perder peso, sobre todo reducir el abdomen, mejora en un 20% la calidad del sueño y reduce la incidencia de la apnea, reveló un estudio reciente realizado en Estados Unidos, por lo que el endocrinólogo argentino Alejandro García señaló que corregir el sobrepeso y respetar ciertos horarios a la hora de dormir son medidas fundamentales para conseguir un buen descanso.

«Parece ser que obesidad y calidad del sueño están muy relacionadas, ya que dormir mal disminuye la acción de la leptina, hormona reguladora de la saciedad, y aumenta la concentración de la grelina -hormona del hambre-, responsable del aumento de la ingesta».

En ese sentido, el estudio de la Universidad de Berkeley (California, Estados Unidos) detectó que tras una mala noche aumenta la necesidad de comer durante el día, y especialmente las ganas de ingerir «comida basura».

«Hay gran cantidad de información que describe las alteraciones del sueño asociadas a obesidad, tales como apneas, insomnio o el síndrome de las piernas inquietas, y a su vez muchas de esas patologías tienen una correlación directa con eventos cardiovasculares graves o accidentes cerebrovasculares», detalló García.

Puntualmente, el estudio demuestra que la privación de sueño lleva a elegir alimentos más calóricos, lo que sumado a la alteración hormonal antes mencionada lleva a desarrollar obesidad o tener dificultad para bajar de peso.

«Es indispensable por lo tanto cambiar hábitos de vida que ayuden a darle sustentabilidad al esfuerzo que significa perder peso, como la actividad física y el correcto descanso del individuo».

Pero si bien los estudios demuestran que en una persona con sobrepeso u obesidad perder kilos y masa grasa es importante, también lo es tener una conducta ordenada en cuanto a los horarios para ir a dormir.

«Las recomendaciones dependen de cada alteración en particular, pero a aquellas personas que les cuesta conciliar el sueño se les recomienda por lo general no ingerir bebidas estimulantes después de las 18 (como café, té, mate, bebidas colas o cacao), dormir en un lugar tranquilo o darse un baño caliente antes de acostarse», detalló.

El especialista advirtió por último que si se presentan síntomas como ronquidos excesivos, cefaleas, poca libido o apetito sexual o boca seca al levantarse se debe consultar a un especialista. «El médico de cabecera o un experto en trastornos del sueño pueden ser de gran ayuda, ya que son problemas cuyo tratamiento mejora notablemente la calidad de vida de quienes los padecen», afirmó.

Suplementos en la dieta, ¿sí o no?

Pueden ayudarnos a mejorar el rendimiento, proteger nuestros huesos o controlar el peso, pero, ¡ojo! siempre hay que consultar a un médico especialista

En forma HOLA, por Julia Girón

¿Debería tomar suplementos deportivos si hago deporte? Seguro que tú también te has planteado esta pregunta en algún momento; sobre todo si vas al gimnasio cada día, practicas running o deportes como el crossfit, donde el consumo de suplementos nutricionales está más extendido -según la última Encuesta sobre los Hábitos Deportivos en España, se estima que unos 360.000 deportistas toman algún tipo de suplemento deportivo-. Pero, ¿realmente son necesarios o una dieta equilibrada es suficiente para conseguir aumentar nuestra masa muscular, mejorar el rendimiento o recuperarnos tras el ejercicio? Una experta resuelve nuestras dudas.

La dieta no siempre es suficiente

Todo va a depender de nuestras necesidades, del deporte que practiquemos, del estilo de vida que llevemos… Por eso, aunque la mayoría de veces, una alimentación equilibrada es suficente para aportar todos los nutrientes que nuestro cuerpo necesita; puede ser que ese aporte suplementario se requiera en algún momento puntual, como puede ser una competición o, fuera del ámbito deportivo, para mejorar algún aspecto de nuestra salud.

La doctora María Amaro, de la Clínica Feel Good, nos explica: «Existen pruebas científicas y médicas que demuestran que algunos suplementos dietéticos benefician la salud en general y ayudan a controlar algunos trastornos. Algunos ejemplos son el calcio y la vitamina D, muy importantes para mantener los huesos fuertes y reducir la pérdida osea; algo que no sólo es vital en el deporte, sino en la vida. Otros, como el ácido fólico, disminuye el riesgo de ciertos defectos congénitos tomándolos antes y durante el embarazo; y los ácidos grasos omega 3 de los aceites de pescado podrían ayudar a algunas personas con enfermedad cardíaca». Eso sí, puntualiza la experta, ya sea para resolver un problema de salud, para controlar el peso o para realizar deporte, los suplementos nunca deben autosuministrarse y es preciso consultar a un médico especialista.

Los mejores suplementos para deportistas

A veces se asocia el consumo de suplementos en el deporte con el consumo de proteínas para aumentar la masa muscular; pero, en función de la disciplina deportiva, se pueden necesitar suplementos diferentes. Por ejemplo, explica la Dra. Amaro, «alguien que se dedique a practicar culturismo o deportes de lucha querrá aumentar su masa muscular y mejorar la fuerza; por lo que la creatina será la más indicada. Por otra parte, una persona que practique running o deportes con gran consumo cardiovascular (un jugador de fútbol o uno de baloncesto) necesita aumentar su resistencia y cuidar de sus articulaciones; por lo que la cafeína y la glucosamina puede ayudar en ese sentido. En cualquier caso, al igual que ocurre con la dieta, la ingesta de suplementos debe ser un traje a medida y habría que diferenciar qué necesidades se tienen, el rango de edad… Los aportes suplementarios son diferentes».

Según la experta, estos son los suplementos más indicados para deportistas y sus beneficios:

– La creatina. Mejora la fuerza, la masa muscular y está indicada para mejorar también el rendimiento de ejercicios de muy alta intensidad, como el crossfit. La creatina la podemos encontrar en carnes y pescados. En caso de tomar suplemento en batidos, pastillas o barras energéticas no debe sobrepasarse los 5 gramos al día y por ciclos. después de hacer ejercicio, si se toma acompañado de pasta mucho mejor.

– La cafeína. Para aumentar el rendimiento en un ejercicio de resistencia, la cafeína es un buen aliado. Tanto el café como el té verde contienen una alta cantidad. En cápsulas, lo normal sería tomar de 3 a 6 mg por kilos. El café, con 3 tazas diarias sería suficiente y se recomienda tomarlo antes de la competición.

– Los aminoácidos. Recuperan el músculo, potencian la formación de proteínas y dan un equilibro a la glucosa. Normalmente los encontramos en las proteínas del suero de la leche, huevos, carne y pescados. Los suplementos de aminoácidos pueden presentarse líquidos, en geles o cápsulas; cuyo consumo puede realizarse antes, durante o después de la actividad física. También en dosis diarias, pero no más de 20 gramos al día.

– La glucosamina. Sirve para el mantenimiento y fortalecimiento de las articulaciones. Sirve para minimizar el desgaste producido por la actividad y el riesgo de lesiones. Tiene cierta acción antiinflamatoria. Lo podemos encontrar en los crustáceos, hongos y en las menudencias cartilaginosas como los callos, orejas o el morro. En suplementos se encuentra en cápsulas y en polvos y la dosis recomendada diaria no debesuperar los 1500 miligramos.

– La glutamina. Es una ayuda para recuperar después del ejercicio. Sobre todo es indicado en atletas de maratón y largo recorrido. Su consumo en cantidades elevadas evita que las proteínas se degraden, mejorando el sistema inmunitario. La encontramos en las carnes, productos lácteos, verdura de hoja verde (no cocer) y los frutos secos. Una dosis de recuperación de cápsulas, batidos o barras energéticas sería de 8 gramos inmediatamente después de terminar el ejercicio. Si lo que pretendemos es evitar la degradación de las proteínas y mejorar nuestro sistema inmunitario, 20 gramos es una buena dosis.

– El ácido Omega 3. Para el ejercicio físico es esencial para aumentar la fuerza y el rendimiento aeróbico, además de poseer un efecto antiinflamatorio previniendo problemas de articulaciones y ligamentos. Su ayuda al sistema inmune contribuye a mejorar el rendimiento y reducir la fatiga. Colabora en una mejora del aporte de oxígeno a los músculos por su efecto reductor de la viscosidad sanguínea. Lo podemos encontrar en el salmón, atún, aceite o frutos secos entre otros. Como suplemento, en forma de cápsulas para tomar entre una y tres diarias el equivalente a 3.000 mg de aceite de pescado.

– Hierro. En el caso de la mujer deportista, existen algunos complementos que son más necesarios, como son los multivitamínicos para obtener un plus en el aporte de vitaminas cuando se siguen programas intensivos de ejercicio y, especialmente, el hierro. Un entrenamiento continuado y extenso puede reducir el suministro del ciclo menstrual y debilitar el sistema inmunológico; incluso causar anemias.

Las bebidas energéticas, en el punto de mira

¿Y qué hay de las bebidas energéticas? La experta alerta de los efectos negativos en la salud que tienen algunas de estas bebidas, a las que califica como un ‘cóctel explosivo nada recomendable’. «Muchas de ellas combinan la cafeína con la taurina. La cafeína es un estimulante del sistema nervioso central y cardíaco, y la taurina facilita la liberación de catecolaminas como la adrenalina o la dopamina y estimula la vasodilatación. Se ha demostrado que con una ingesta normal o moderada las consecuencia pueden ser contraproducentes al colocar el ritmo cardíaco a más de 200 pulsaciones. No existen dosis a partir de las cuales pueda afirmarse que son perjudiciales; ya que los efectos son casi inmediatos desde la primera lata que se consume.

Menú para ser padres

El Mundo de Córdoba / EFE
Dieta de fertilidad IMEO¿Sabía que el estilo de vida y la alimentación de la pareja juegan un papel decisivo en la fertilidad de sus miembros? Un equipo de psicólogos, naturópatas y nutricionistas clínicos ofrece una serie consejos claves para aumentar las posibilidades de convertirse en papá y mamá.
Realizar unos cambios oportunos en la alimentación aumenta las probabilidades de concebir hijos en hombres y mujeres, según los expertos del Instituto Médico Europeo de la Obesidad, IMEO que han elaborado un compendio de pautas actualizadas y enfocadas en aumentar la fertilidad de las parejas.
«En el momento que empecemos a plantearnos un embarazo, además de reducir los niveles de estrés, hay que realizar algunos cambios en la dieta, teniendo en cuenta que sus efectos positivos en la fertilidad empezarán a dar sus frutos a partir del tercer mes», señala Rubén Bravo, naturópata experto en nutrición del IMEO (www.imeoobesidad.com).
Según este instituto, existen suficientes evidencias científicas para asociar la calidad del semen y los óvulos con la exposición continuada a químicos en periodos de medio y largo plazo. En la gran mayoría de los alimentos de consumo cotidiano encontramos pequeñas dosis de productos químicos que, unidos y durante un consumo prolongado, podrían estar perjudicando la fertilidad y la capacidad de engendrar hijos, añaden los expertos de este instituto. La nutricionista dietista Andrea Marqués del IMEO recomienda «tener cuidado con las frutas y verduras expuestas a herbicidas y pesticidas, utilizados para controlar los cultivos».
Cuando queramos evitarlos la primera opción consiste en «elegir productos obtenidos de la agricultura ecológica, con la que nos aseguramos la calidad y la ausencia de sustancias químicas nocivas, aunque quizás la variedad y la vida media del producto sean menores y su precio más alto», señala Marqués a Efe.
«Nuestra segunda opción es realizar siempre un lavado de frutas y verduras con abundante agua corriente frotándolas con un cepillo de cerdas blandas o con las propias manos», prosigue. Para Marqués, esta es la mejor manera de limpiarlas, «ya que los jabones y las lejías, si las frutas y verduras son porosas, penetrarán y se mezclaran con los pesticidas y herbicidas dificultando su eliminación».

MEJOR LAVAR LOS VEGETALES QUE PELARLOS
Advierte que muchas personas «prefieren pelar las piezas de fruta y verdura, pero olvidan que de esta manera se perderán el 80 por ciento de sus nutrientes, normalmente concentrados en la piel». La nutricionista también recomienda a las parejas que están tratando de concebir o se encuentran en tratamiento de fertilidad «tener cuidado con las carnes de animales que han sido tratados con hormonas, como pollos de crecimiento intensivo o ganado vacuno».
«La mejor opción es consumir carnes de vacuno y de ave de ganadería ecológica en las que no se utilizan ni productos químicos, ni organismo modificados genéticamente (OMG)», señala Marqués. Las conservas de lata o alimentos envasados en plástico que pueden contener más trazas de Bisfenol A son otros de los productos que deberían vigilar las mujeres y hombres que deseen tener hijos, de acuerdo a la nutricionista del IMEO.
«El Bisfenol A es una sustancia química capaz de alterar el equilibrio hormonal y afectar al sistema reproductivo, tanto en hombres como en mujeres», según Marqués, por lo que durante el embarazo o un tratamiento de fertilidad es recomendable evitar el consumo de alimentos enlatados y envasados en plásticos.
«Si los consumimos de forma habitual, es recomendable sustituirlos por aquellos que estén envasados en vidrio, así como utilizar siempre que sea posible botellas de cristal, no calentar plásticos en el microondas, ni recurrir a utensilios de plásticos para cocinar», destaca.
Marqués también aconseja a los aspirantes a papás, evitar las acrilamidas que se filtran en nuestra dieta a través de la fritura de los hidratos de carbono. «Estas sustancias químicas pueden formarse en distintos alimentos cocinados por encima de los 100 grados centígrados, y son más habituales en los hidratos de carbono, como las patatas fritas, aunque también pueden estar en la corteza del pan, los cereales del desayuno y los granos de café tostados», especifica.

REDUCIR LA CAFEÍNA
Respecto a la cafeína, Marqués indica que no hay una evidencia científica suficiente en relación a sus efectos secundarios para la fertilidad, «aunque si se ha visto que en hombres puede afectar a la movilidad del esperma y en mujeres reduce la actividad de las trompas de Falopio».
Por ello, según la experta «es recomendable reducirla o eliminarla, si la pareja tiene problemas de fertilidad, y no abusar de ella durante el embarazo, ya que en exceso puede relacionarse con partos prematuros y pequeñas alteraciones morfológicas en el bebé». «Bien es cierto que estos datos coinciden con consumos de café muy elevados durante el embarazo (entre 6-8 tazas al día)», señala Marqués, quien también aconseja que, durante la gestación, «el consumo no debe ser superior a 150-200 mg/día de cafeína, lo que puede equivaler a una taza o taza y media de café al día, 2 tazas de té ó una taza de café y un refresco con cafeína».
Por otra parte también advierte que «en mujeres con síndrome del ovario poliquístico es esencial evitar los picos de insulina en sangre, y por tanto, se recomienda controlar el consumo de harinas refinadas». Principal ingrediente de productos de consumo habitual, como el pan blanco, la bollería industrial o las galletas de desayuno, las harinas refinadas «producen aumentos de la insulina en el organismo porque han perdido su fibra y además se les suelen adicionar azúcares», de acuerdo a la nutricionista.
Para evitar los picos insulínicos, Marqués, recomienda consumir aquellos productos elaborados a base de harinas integrales (pan, pasta, cereales de desayuno) para «conseguir un mayor aporte de vitaminas y minerales y de fibra, cuya presencia hará que la absorción del azúcar en sangre sea más lenta y progresiva».
Con respecto al alcohol, la experta indica a Efe que , «cuando una pareja decide concebir, el consumo de alcohol debería reducirse a no más de una copa de vino o una cerveza al día, eliminando el consumo de destilados, y deberá eliminarse por completo en el mismo momento que exista la posibilidad de que la mujer esté embarazada».
«Esto se debe a que, por un lado, el consumo de alcohol reduce la fertilidad y, por otro, el feto metaboliza el alcohol de manera mucho más lenta, por lo que le podría ocasionar diversos problemas como hiperactividad o alcoholismo fetal», explica Marqués a Efe.

COMIDAS PARA MEJORAR LA FERTILIDAD
Para aumentar las posibilidades de concebir Andrea Marqués recomienda:.
— Aumentar el consumo de frutas y verduras ricas en antioxidantes, como la zanahoria, el arándano, el tomate, el brócoli o la coliflor.
— Elevar el consumo de ácidos grasos omega 3 a través de las nueces o el pescado azul.
— Incluir en el menú proteínas animales por su aporte de hierro, tomando pollo ecológico, carne roja (una vez a la semana) y mariscos como almejas, mejillones y berberechos.
— Asegurar un correcto aporte de calcio a través del consumo diario de leche semidesnatada, yogures y queso tiernos y frescos.
— Mantener unos niveles adecuados de ácido fólico – existente en verduras de hoja verde, cereales integrales y legumbres- antes y durante el embarazo.
— Incluir en nuestra dieta alimentos con poder afrodisiaco, como plátano, frutos del bosque, chocolate negro, así como vainilla, canela u hojas de damiana en las infusiones.
— Potenciar la fertilidad masculina con aportes de zinc (pescado, marisco, huevos y lácteos), la vitamina C (cítricos, frutas, tomate y kiwi) y selenio (cereales integrales y frutos secos).

La «dieta» de la fertilidad

Disminuir los niveles de estrés y realizar cambios oportunos en la alimentación aumenta las probabilidades de concebir hijos en hombres y mujeres, señalan los expertos del Instituto Médico Europeo de la Obesidad 

Hay evidencias científicas para asociar la calidad del semen con exposición continuada a quimicosSe estima que más del 15% de la población en España es infértil y que en los últimos años han aumentado las causas de esterilidad masculina[1]. Entre los factores ambientales y sociales que afectan la capacidad reproductiva de ambos sexos se encuentran el estrés, el sobrepeso, la escasa actividad física, el consumo de alimentos con presencia de químicos, el tabaquismo y el alcohol, la contaminación ambiental y la tardía edad para ser padres[2]. Por esta razón los especialistas del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) –entre ellos psicólogos, naturópatas y nutricionistas clínicos expertos en fitoterapia y gastronomía– han elaborado un compendio de pautas actualizadas con las últimas evidencias científicas y ejemplo de menú enfocadas en aumentar la fertilidad de aquellas parejas que tengan dificultades de concepción.

Muchos casos de infertilidad se relacionan con alteraciones genéticas u hormonales, además de algunos trastornos ovulatorios que se dan en la mujer. Sin embargo, numerosos estudios han demostrado que aspectos relacionados con el estilo de vida y la alimentación en la pareja también juegan un papel decisivo. De hecho, «en el momento que empecemos a plantearnos un embarazo hay que reducir los niveles de estrés y realizar algunos cambios en la dieta, teniendo en cuenta que sus efectos positivos en la fertilidad empezarán a dar sus frutos a partir del tercer mes», señala Rubén Bravo, Naturópata experto en nutrición y portavoz del IMEO.

Alimentos que a largo plazo perjudican la fertilidad

Evitar alimentos expuestas a  pesticidas y herbicidasHoy en día existen suficientes evidencias científicas para asociar la calidad del semen y los óvulos con la exposición continuada a químicos en periodos de medio y largo plazo. En la gran mayoría de los alimentos de consumo cotidiano encontramos pequeñas dosis de productos químicos en forma de edulcorantes, conservantes, abonos químicos en la tierra, pesticidas en los cultivos, hormonas en algunas carnes, herbicidas en los vegetales, antibióticos en la ganadería, metales pesados en cultivo y en los mares… que por separado no tienen ningún efectos nocivos sobre la salud, pero que unidos y durante un consumo prolongado, podrían estar perjudicando diferentes aspectos de nuestro organismo como la fertilidad y la capacidad de engendrar hijos.

En este sentido, la nutricionista Andrea Marqués del IMEO recomienda «tener especial cuidado con las frutas y verduras expuestas a herbicidas y pesticidas[3]; carnes de animales que han sido tratados con hormonas como pollos de crecimiento intensivo o ganado vacuno; conservas de lata o alimentos envasados en plástico que pueden contener más trazas de Bisfenol A que actúa como disruptor endocrino e interfiere en el ciclo hormonal natural». Deberíamos evitar también las acrilamidas que se filtran en nuestra dieta a través de la fritura de los hidratos de carbono. Esta sustancia neurotóxica en grandes dosis puede afectar al sistema endocrino, generar irritabilidad y trastornos neuroendocrinos que a su vez pueden influir en la capacidad reproductiva.

Estimulantes como cafeína y teína son desaconsejadas por sus posibles efectos adversos sobre el aparato reproductor femenino. Estas sustancias actúan como vasoconstrictores que ralentizan la llegada de la sangre al útero y pueden dificultar la implantación del óvulo.

En mujeres con síndrome del ovario poliquístico es esencial evitar los picos de insulina en sangre que puedan alterar el equilibrio hormonal y la ovulación, por tanto se recomienda controlar el consumo de harinas refinadas.

Por otro lado estar muy por encima o muy por debajo del peso considerado normal también puede resultar un factor de infertilidad a tener en cuenta, al igual que el consumo frecuente de bebidas alcohólicas y el tabaquismo nos afectan directamente nuestro factor de fertilidad, de modo que es altamente recomendada su abstención durante el período de concepción en hombres y mujeres, durante el embarazo y posteriormente en la lactancia.

Cómo influye el estrés en nuestra fertilidad y cómo combatirlo

Reducir los niveles de estrés aumenta la probabilidad de concebir«El estrés que experimentamos, además de disminuir la libido (falta de deseo sexual), induce una reacción en el cerebro que afecta a la dinámica del sistema reproductor», explica María González Fernández, psicóloga del IMEO. Lo hace con la finalidad de evitar cualquier gasto de energía que pueda ser necesario para responder a la situación potencialmente peligrosa o de sobredemanda.

La tensión severa y continuada puede disminuir en el varón los niveles de testosterona, dificultar la erección y ocasionar eyaculación precoz, y repercute negativamente en la dinámica reproductora femenina. Se estima que una mujer que experimenta altos niveles de estrés y ansiedad puede ovular hasta un 20% de lo habitual, disminuyendo así la posibilidad de que sus óvulos sean fecundados.

La forma más habitual para eliminar el estrés es a través de la práctica de ejercicio físico (yoga, Pilates, estiramientos, baile o entrenamiento cardiovascular moderado). De esta manera se reduce la actividad nerviosa simpática, circula menos adrenalina en la sangre y a largo plazo desciende la presión arterial y la frecuencia cardíaca.

En los casos más graves de estrés, se puede recurrir a un abordaje psicológico del estrés. Existen varias terapias individuales[4] y en pareja que pueden ser de utilidad a aquellas personas sometidas a altos niveles de estrés y con dificultades para concebir hijos, donde además de un abordaje psicológico para manejar el estrés, se evalúan posibles conflictos o causantes de la tensión y se cuidan los distintos ámbitos de la pareja (sexual, ocio, reparto de roles, etc.). «Generalmente, en estas situaciones se tiende a focalizar toda la atención y energía emocional en el hecho de concebir, sobreponiendo este objetivo a cualquier otro. Así pues, al no tener un control sobre ello se pone en riesgo la estabilidad de la pareja y el grado de satisfacción», señala González. Cuando logramos reducir los niveles de estrés, se restablece el equilibrio en la segregación de hormonas que intervienen en la reproducción y el funcionamiento de nuestro sistema nervioso autónomo, facilitando así la capacidad de concepción.

Dieta de fertilidad IMEOPautas nutricionales para mejorar la fertilidad

Llevar una dieta saludable es imprescindible a la hora de concebir. En este sentido, la experta en nutrición y gastronomía del IMEO, Andrea Marqués recomienda:

  • Aumentar el consumo de frutas y verduras ricas en antioxidantes que degradan radicales libres que puedan dañar nuestros óvulos o espermatozoides. Algunas como la zanahoria, el arándano, el tomate o las coles (brócoli o coliflor) son especialmente ricas en estas sustancias.
  • Aumentar el consumo de ácidos grasos omega 3 a través de las nueces o el pescado azul. Estos ácidos grasos en el hombre ayudan a la maduración de los espermatozoides y en la mujer estimulan la ovulación.
  • Incluir proteínas animales en el menú por su aporte de hierro, ya que su deficiencia es un síntoma de infertilidad. Entre las opciones son pollo ecológico para evitar alteración en los niveles hormonales; carne roja una vez a la semana; y mariscos de concha como almejas, mejillones y berberechos.
  • Asegurar un correcto aporte de calcio a través del consumo diario de lácteos. Leche semidesnatada, yogures y queso tiernos y frescos ayudan a estimular el sistema reproductor.
  • Mantener unos niveles adecuados de ácido fólico antes y durante el embarazo. En los hombres el déficit de ácido fólico afecta al número y a la movilidad de los espermatozoides. En la mujer es imprescindible para el desarrollo del bebé. Además como suplemento, existe en verduras de hoja verde, cereales integrales y legumbres. El consumo de huevos, ricos en colina, ayuda para su correcta absorción.
  • Incluir en nuestra dieta alimentos con poder afrodisiaco, como plátano, frutos del bosque, chocolate negro, vainilla, canela u hojas de damiana en la infusión, podría aumentar el deseo sexual y también la libido.
  • Potenciar la fertilidad masculina con aportes adecuados de zinc, vitamina C y selenio. El zinc, que juega un papel esencial en la movilidad del espermatozoide para su llegada al óvulo, abunda en pescado, marisco, huevos y lácteos. La vitamina C, presente en cítricos, frutas y verduras como el tomate o el kiwi, contribuye a eliminar restos de metales pesados que alteran la calidad del semen. El selenio, presente en cereales integrales y frutos secos, contribuye a la producción de testosterona y mejora la cantidad y la calidad del esperma. 

Herbología y complementos alimenticios para él y ella

  • En los hombres el extracto de la raíz de la Maca Andina aumenta los niveles de testosterona, la cantidad de esperma útil y la movilidad de los espermatozoides.
  • La L-Carnitina es un aminoácido que incide directamente en los procesos de formación, regeneración y maduración del esperma.
  • «En la mujer, además de ácido fólico, en las etapas de concepción y embarazo recomendamos tomar diariamente inositol, a través de la ingesta diaria de semillas de lino, que mejora sustancialmente la maduración de los ovocitos», añade Rubén Bravo, Naturópata y experto universitario en nutrición.
  • En ambos sexos, con el fin de controlar los niveles de estrés, se aconseja tomar extracto de semillas de Griffonia. Esta planta africana tiene un alto contenido natural en aminoácido que incide directamente en reducir tanto los estados de ansiedad, como los de depresión, mejorado la calidad del sueño y por lo tanto la reparación celular nocturna.

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[1]Antes un 70% de las causas de infertilidad eran femeninas, un 20% masculinas y un 10% mixtas, hoy se considera que un 40% de las causas son masculinas, un 50% femeninas y un 10% mixtas, según la Unidad de Reproducción Asistida del grupo sanitario Vithas que cuenta con 12 hospitales y 13 centros especializados en España.

[2] La edad media para ser madre en España es de 32,2 años, pero el 33% de los nacimientos son de mujeres de más de 35 años, INE 2014.

[3] Según la organización EWG las frutas y verduras más contaminadas con pesticidas son manzanas, melocotones, nectarinas, fresas, uvas, apio, espinacas, pimientos rojos dulces, pepino, tomates cherry, guisantes importadas y patatas.

[4] Entre las más efectivas terapias para controlar y reducir el estrés son la Relajación muscular de Jacobson, la Relajación Diafragmática, la Meditación y el Biofeedback.

Consejos para evitar la obesidad

Los nutricionistas y diferentes organizaciones insisten en la necesidad de controlar el sobrepeso y la obesidad para evitar las enfermedades cuyo porcentaje aumenta considerablemente por cada kilogramo de más. Las principales consecuencias, según la Organización Mundial de la Salud, son la diabetes, trastornos del aparato locomotor como la osteoartritis, una mayor incidencia de enfermedades cardiovasculares e, incluso, algunos cánceres como el de mama, colon, esófago, riñón o endometrio, principalmente.

Salamanca 24horas, por Javier Vicente

04_obesidadLa llaman la epidemia del siglo XXI. Es una enfermedad no dolorosa que puede traer otras mucho más peligrosas. Es un multiplicador de problemas. Por ello, todos los nutricionistas y diferentes organizaciones como la Organización Mundial de la Salud o el Instituto Médico Europeo de la Obesidad realizan una serie de consideraciones a tener en cuenta para evitar este problema cada vez más común.

A las ya conocidas medidas como la de comer equilibradamente y hacer ejercicio habitualmente, la OMS también pide a las diferentes administraciones que se involucren para promover los hábitos de vida más saludables haciéndolos más accesibles y baratos, y a la industria alimentaria que colabore reduciendo la grasa, azúcar y sal de los alimentos elaborados. Pero lejos de esto, ¿qué puedo hacer yo para evitar la obesidad?

Evita el exceso de cantidad y las comilonas. Cuanto más comas, más elástico se hará el estómago por lo que la sensación de saciedad llegará más tarde y cada vez se necesitarán mayores cantidades de comida.

Muchas veces, poca cantidad. Es preferible comer muchas veces a lo largo del día, de cinco a siete, que hacer solo tres comidas. Se evitará llegar con mucha hambre a las comidas.

No es lo mismo hambre que ansiedad. Hay que aprender a diferenciar el hambre fisiológico del psicológico. Puede aparecer hambre por estrés, depresión o aburrimiento, entre otros.

Combinar los nutrientes. Las dietas faltas de alguno de los llamados macronutrientes no son buenas. Hay que conseguir una dieta equilibrada que incluya hidratos de carbono, proteínas y grasas saludables.

Grasas saludables no son grasas saturadas. Hay que evitar, en la medida de lo posible, todo tipo de dulces e hidratos de carbono que no sean integrales.

Haz una planificación. Si sigues una dieta escrita, será más fácil evitar comer a deshoras algo que no debes.

Llévate comida de casa. Una pieza de fruta, un yogurt, una barra de cereales… Así evitarás las tentaciones de comprar a media mañana ese dulce.

La cafeína no es buena. Las sustancias psicoactivas no ayudan para adelgazar como se tiene pensado en algunas dietas. Estas sustancias, como también el té o las bebidas energéticas, provocan estrés, lo que aumenta la ansiedad y el hambre psicológico.

Chocolate, en su justa medida. No todas las sustancias malas son realmente malas. El chocolate puro puede ser consumido en muy poca cantidad, dos o tres onzas por día, por la misma razón que hay que evitar la cafeína. Produce bienestar y evita el estrés.

La relación entre dormir y comer existe. Cuanto menos se duerme, más horas de hambre hay al día y más hambre tienes. Numerosos estudios indican que hay que dormir de siete a ocho horas al día. Esto evitará ansiedad y quitará hambre.

Agua para el deporte. Para la sed, agua. La moda actual de tomar bebidas isotónicas después de practicar deporte no es buena desde el punto de vista de la obesidad. Las bebidas azucaradas suponen un importante aporte de calorías.

Nada de sedentarismo. Correr, nadar, bicicleta o incluso andar, pero algo. Los expertos cifran en mínimo 20 minutos diarios de deporte como forma imprescindible de rebajar las altas cifras de obesidad que existen. Unos 150 minutos a la semana es suficiente.

Las bebidas energéticas contienen hasta 20 cucharadas de azúcar por lata

Un nuevo estudio ha establecido, además, que son hipercalóricas y peligrosas para la salud
ABC
bebidas energeticasCada vez son más queridas entre la población de regiones como Gran Bretaña o Estados Unidos. Pero… ¿realmente son buenas para la salud las bebidas energéticas ? Un nuevo estudio realizado por la organización inglesa «Acción contra el azúcar» cree que no pues, según han podido averiguar, cada uno de estos refrescos puede llegar a contener hasta 20 cucharaditas de azúcar por lata, el triple de lo que se recomienda tomar al día si se pretende estar sano.

Las conclusiones de este estudio –de las que se ha hecho eco el diario en línea «Daily Mail»- explican que, además de los ingentes niveles de cafeína con los que cuentan, estas bebidas se están convirtiendo en el «tabaco» de muchos ciudadanos debido a sus grandes dosis de azúcar. Al parecer, y en palabras de la asociación, su consumo se ha generalizado entre colectivos como los estudiantes, los cuales buscan mantenerse despiertos durante horas con estas bebidas al no conocer sus peligros.

La investigación, concretamente, ha analizado 197 bebidas de las más famosas que se pueden hallar en el mercado y ha encontrado niveles de hasta 15,6 gramos de esta sustancia en cada 100 ml de algunas marcas. Esto implica que, aquellas compañías que vendan latas de 500 ml, estarían ofreciendo a sus clientes nada menos que 85 gramos de azúcar (el equivalente a entre 18 y 20 cucharaditas).

Graham MacGregor, profesor de medicina cardiovascular de la Universidad Queen Mary y uno de los mayores detractores de tomar azúcar en grandes cantidades, ha señalado que esta cantidad es tres veces superior a la máxima que se aconseja ingerir al día para estar sano. «Los niños son blancos de la publicidad de estas bebidas, piensan que van a mejorar su rendimiento en la escuela, mejorar en los deportes… y solo toman una peligrosa cantidad de azúcar», destaca.

Por otro lado, la investigación ha puesto de manifiesto también lo calóricas que son estas bebidas, las cuales pueden llegar a albergar más de 325 calorías por lata. Esta cantidad es extrema si se considera que, a día de hoy, la dieta de un adulto debe (aproximadamente) contar con entre 1.750 y 2.250 calorías por jornada para ser saludable.

Tomar o no café, ¿la vitamina peligrosa de la mañana?

El café es uno de los alimentos más consumidos del mundo, en todas sus modalidades y con diferentes mezclas. Amado por unos, odiado por otros, siempre está en el punto de mira del debate sobre si suprimirlo o no de nuestro día a día. Los expertos apuntan a que el problema es la cafeína.

QUÉ.es, por Elsa Jiménes
cafe-672xXx80Hay pequeños detalles que pueden llegar a hacer nuestra rutina más llevadera, sobre todo a los más madrugadores. Una acción tan simple como tomar un café por la mañana, en casa, leyendo el periódico, en la cafetería con los compañeros de trabajo o en frente del ordenador puede llegar a ser una rutina placentera e instaurada en nuestro día a día hasta tal punto que lo consideráramos como el respirar. Algo necesario.

Hablamos del café, o mejor dicho, de la cafeína.  Es una bebida que se puede tomar de diferentes maneras, solo, cortado con leche, y de la que existen diferentes tipos y sabores por todo el mundo. Todo un abanico de posibilidades que hacen del café una de las bebidas más consumidas y atractivas en el mundo. Sus orígenes se remontan a Etiopía y la península arábiga, y en la actualidad ha conquistado a gran parte de los habitantes del planeta Tierra. Nadie duda de que el café sea un estimulante  que ha conquistado todas las tazas mañaneras y de sobremesa de muchas personas. Pero realmente, ¿es necesario?

Se estima que sus semillas se cultivan en unos ochenta países del mundo, cuya producción permite llenar 2.250 tazas de café a diario, aproximadamente. Se han realizado diversos estudios sobre sus efectos beneficiosos y perjudiciales para la salud, para las dietas y para el metabolismo en general. Muchos señalan todo lo bueno que tienen, pero otros lo demonizan hasta el punto de recomendar suprimirlo de nuestra rutina. Una tarea realmente complicada que no todos están dispuestos a sufrir.

Está compuesto principalmente de agua y cafeína, una droga psicoactiva que acelera rápidamente el sistema nervioso y nos mantiene alerta. «Peligro en potencia instaurado en nuestros hábitos«. Con esta frase demoledora define el especialista en nutrición del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), Rubén Bravo, al café. Pertenece al grupo de los expertos que no aprueban el consumo de café, aunque recalca que una taza de vez en cuando, «siempre a primera hora de la mañana», no es mala.

Por otro lado, la dietista Beatriz Gómez Murillo apunta a que «depende de la persona, de si tiene problemas de retención de líquidos, hipertensión o toma tranquilizantes» el que el café pueda afectar más o menos, por lo que no ve nada malo en tomarse «una o dos tazas al día por la mañana o a mediodía».

EFECTOS REALES EN EL ORGANISMO

Bravo señala que los problemas que trae el consumo de cafeína son «a largo plazo», ya que genera cansancio, diabetes e incluso obesidad. «Tomarse un café produce un pico muy elevado de insulina, encargada de quemar los niveles de azúcar en sangre. Esto produce que nos sintamos eufóricos, creativos y con mayor retención cognitiva», explica.

Efectivamente, el café mejora varios aspectos de la función cerebral y aumenta la actividad de la memoria, el ánimo, los reflejos e, incluso, la alegría. Nos acelera, nos despierta y hace que nos sintamos mejor. Pero este efecto no suele ser muy duradero, sobre todo en los consumidores habituales.

«Si no lo toman nunca, les recomendamos que no lo hagan, sino una al día como máximo, siempre y cuando la persona no tenga problemas de insomnio o hipertensión», apunta la dietista Alba Esteve.

«Después de esta gran subida de la insulina, se produce un bajón que trae efectos muy adversos para el organismo, como el cansancio y el agotamiento físico y mental, así que vamos a por otro café, y otra vez vuelve a pasar lo mismo», explica Rubén Bravo. Otro de los beneficios a los que muchos estudios apuntan sobre el café es a su capacidad de hacer perder peso. Esto es cierto, efectivamente, pero entonces ¿por qué no se recomienda en muchas dietas?

Bravo señala que con la cafeína como tal «se pierde peso porque se quema el azúcar por el aumento de la insulina», esta es la hormona generada por el páncreas y encargada de trasportar la glucosa de las células de nuestro cuerpo para ser utilizada como energía. «La grasa no se quema y cuando bajan los niveles se produce el agotamiento, la falta de azúcar y las ganas de suplirlo comiendo dulces, chocolates o bollos», termina. El consumo en exceso nos puede hacer más golosos y esto es lo que realmente engorda.

Por otra parte, la nutricionista María del Mar Martínez Molina explica que la cafeína puede provocar problemas para conciliar el sueño, lo que produce que «el metabolismo no descanse y no queme calorías», razón por la que también se puede aumentar de peso considerablemente.

Lo mismo sucede con el . Rubén Bravo lo llama «el hermano pequeño de la cafeína», porque libera más moderadamente la sustancia, pero el efecto a larga plazo es el mismo.

Sin embargo, recalca que casi todos los estudios que se han realizado sobre el café apuntan a «efectos beneficiosos», como por ejemplo la prevención del desarrollo de enfermedades como el cáncer de colon, de mama, el Párkinson o el Alzheimer, pero, por supuesto, siempre que no tenga cafeína.

DESCAFEINADO, LO MEJOR PARA EL CUERPO

Tanto Rubén Bravo, como los demás especialistas consultados, apuntan a que las propiedades del café son infinitamente buenas para el cuerpo. Eso sí, siempre descafeinado. «El café por sí mismo es un alimento maravilloso», dice Bravo.

El café es un alimento que contiene una cantidad muy elevada de antioxidantes naturales que sirven para parar el envejecimiento celular y prevenir la aparición de enfermedades crónico degenerativas. Es capaz de proporcionar la cantidad necesaria en una dieta, siempre y cuando se tome con moderación. Tampoco tiene nada de calorías, por lo que el aporte vendrá del tipo de leche que se tome o de con qué acompañemos la taza.

Esta bebida, también señala Bravo, que es «una importante fuente de fibra», ayudando así a reducir el estreñimiento y contribuyendo a aportar la dosis necesaria que también trae como consecuencia el aumento de la vitalidad.

¿CON LECHE, SOLO, CON SACARINA?

En la variedad está el gusto y cada persona prefiere el café acompañado de una forma u otra, con o sin azúcar. La nutricionista Martínez Molina recomienda acompañarlo con leche para que pueda servir como desayuno. ¿Pero ésta hace que sea más flojo el efecto de la cafeína?

«No está comprobado que deteriore o aumente los peligros de tomarlo», asegura Bravo. «Es un aporte que no contrarresta ni aumenta ni los beneficios, ni la ansiedad que se genera pasadas las horas», añade. Pero cuando se trata de acompañarlo con leche, mejor que sea desnatada.

El sabor amargo del café no suele agradar a la mayoría de paladares, y a los que sí, se les mira raro. Por eso, muchos prefieren edulcorarlo con sacarina, ya que se supone que no engorda como lo hace el azúcar. Rubén Bravo alerta de este peligro y señala que es «tóxica, química y produce cáncer», por lo que recomienda la stevia, un edulcorante sustitutivo 100% natural.

Todos los expertos coinciden en que tomar café con moderación, en pequeñas dosis y sin cafeína puede ser un alimento complementario de los que necesitamos a diario por el mero hecho del placer del sabor, el olor y la rutina.

Los 12 aditivos más perjudiciales de alimentos que comemos todos los días

Las familias consumen diversos alimentos empacados y procesados durante el día. Son convenientemente portables y permanecen frescos por mucho tiempo (gracias a los conservadores)

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Los aditivos que ponen en los alimentos procesados para hacer que se vean y sepan mejor, incluyen grandes cantidades de sal, grasas, azúcar, por decir algunos que se puedan pronunciar. Estos aditivos, sin embargo, tienen un precio que incluye efectos secundarios, alergias, cinturas agrandadas, disminución en la absorción de los minerales y vitaminas, cáncer, esclerosis múltiple y más.

Abajo está la lista de los 12 aditivos más perjudiciales que hay. No tienen ningún orden en particular.

1. Endulzantes artificiales: Los endulzantes artificiales son una combinación de químicos que existen para hacer más dulces los alimentos sin las calorías del azúcar. La mayoría de los endulzantes artificiales tienen efectos secundarios y el desglose químico en el cuerpo puede ser tóxico. Adicionalmente, en combinación con otros aditivos como los colorantes artificiales, estos endulzantes tienen un efecto más potente en las células del sistema nervioso y la función de los neurotransmisores. Los endulzantes artificiales están ligados a más de 90 efectos secundarios.

2. Azúcar refinada: La gente en Estados Unidos consume de 150 a 175 libras de azúcar por año. En otras palabras la gente está consumiendo media taza de azúcar al día y la mayoría ni siquiera se da cuenta. Debido a su naturaleza adictiva y al hecho de que se puede encontrar virtualmente todos los alimentos procesados, (excepto los que dicen) “libre de azúcar”, nosotros “subsistimos” en azúcar. El gran consumo de azúcar y su correspondiente efecto en la elevación del nivel de insulina causan sobrepeso, hinchazón, fatiga, artritis, migrañas, bajo funcionamiento inmunológico, obesidad, caries, y enfermedades cardiovasculares. También interrumpe la absorción de los nutrientes, provoca osteoporosis, depresión, síntomas premenstruales y estrés.

3. Glutamato monosódico (MSG): MSG es una excitotoxina usada para extraer el sabor en los alimentos. Las excitotoxinas son toxinas que se unen a ciertos receptores (Ej., ciertos receptores glutamatos). De acuerdo con Dr. Russell Blaylock, un autor y neurocirujano, las excitotoxinas pueden causar que las neuronas más sensibles mueran. Algunas personas experimentan otros efectos secundarios como jaquecas, piel irritada, somnolencia, y problemas respiratorios, digestivos, circulatorios y coronarios.

4. Colorantes artificiales: Los colorantes artificiales son químicos sintéticos que no ocurren en la naturaleza. Muchos son derivados del alquitrán de hulla y pueden contener hasta 10 partes por millón de arsénico y aun así ser reconocidos como seguros por la FDA. Los colorantes artificiales pueden causar reacciones alérgicas e hiperactividad y déficit de atención en los niños, también pueden contribuir a desórdenes de la vista y de aprendizaje o causar daño nervioso.

5. BHA y BHT: BHA y BHT bloquean el proceso de “arranciamento” del aceite. Estos aditivos afectan el sueño y el apetito y están asociados con daño renal y hepático, pérdida del cabello, problemas de comportamiento, cáncer, anormalidades fetales y retardo en el crecimiento.

6. Nitrato y Nitrito de Sodio: El Nitrato y Nitrito de Sodio son conservadores que se añades a productos alimenticios procesados. Estos componentes se transforman en agentes causantes de cáncer en el estómago llamados nitrosaminos. Notables efectos secundarios incluyen jaquecas, nauseas, vomito y mareos.

7. Cafeína: La Cafeína es un estimulante adictivo que se encuentra en gaseosas, chicle, pastillas dietéticas y analgésicos; el café, el té y la cocoa la contienen de manera natural. La Cafeína causa excreción del calcio de los huesos, que lleva a la osteoporosis e incrementa la infertilidad.

8. Olestra (Olean): La Olestra es un sustituto de grasa libre de calorías usado como ingrediente en snacks y botanas. Inhibe la absorción de algunas vitaminas y otros nutrientes. También puede causar diarrea y goteo anal.

9. Aceite Vegetal Brominado (BVO): El Aceite Vegetal Brominado es utilizado para mantener en suspensión los aceites saborizados en las gaseosas. Se almacena como grasa en el cuerpo y con el tiempo se puede acumular. Este aditivo interfiere en la función reproductiva y defectos de nacimiento. Ha sido vetado en 100 países.

10. Aceite Vegetal Parcialmente Hidrogenado: El aceite vegetal parcialmente hidrogenado es fabricado al hacer reaccionar aceite vegetal con hidrógeno. Cuando esto ocurre, el nivel de aceites poliinsaturados (grasa buena) se reduce y se forman grasas trans. Están asociados con enfermedades cardíacas, cáncer de mama y colon, arterioesclerosis y colesterol elevado.

11. Pesticidas: Cada año se añaden más de 2 billones de libras de pesticidas a nuestra fuente alimenticia. Esto es 10 libras por persona por año. Muchos pesticidas utilizados en el mundo son cancerígenos. La acumulación de pesticidas en el organismo reduce nuestra habilidad para resistir organismos infecciosos, daña la fertilidad y contribuye a pérdidas de embarazos y defectos de nacimiento. Además de que reduce el contenido vitamínico de los productos.

12. Organismos Genéticamente Modificados (GMOs): GMOs son plantas o animales a los que se les modificó el ADN. En USA, la mayoría del maíz, frijol de soya, algodón y cultivos de canola están genéticamente modificados y una o más de estas se encuentran en casi todos los alimentos procesados. No ha sido comprobado que los GMOs sean seguros y algunos estudios muestran que disminuyen la inmunidad a las enfermedades en plantas y humanos, pueden causar resistencia a los antibióticos y pueden tener un impacto negativo en las funciones genéticas. Las plantas que han sido genéticamente modificadas para resistir enfermedades, pesticidas e insecticidas pueden disminuir la necesidad de usar estos fuertes químicos en un principio, pero a la larga pueden construir una resistencia y por ello requerir mayores cantidades de químicos que al principio. Es muy pronto para concluir los efectos; no se cuenta con evidencia a largo plazo todavía.

Fuentes: Mamanatural.com.mx / Informe21

¿Cuánto engorda el alcohol?

 Acabamos con la duda que os reconcome todos los fines de semana cuando tomáis una copa

Reista GQ / por David López Palomo

Seguramente algún fin de semana, mientras bebías una copa de terraceo, te has preguntado: «¿Cuánto engorda el ron-cola que me estoy bebiendo?». De hecho, es muy probable que alguno de tus amigos listillos se haya lanzado a sentar cátedra sobre la relación entre el consumo de alcohol y la grasa que acumulamos: «Cené cerveza durante un mes y perdí siete kilos». Cuidado.

Pues bien, para que nadie se lleve a engaño, le hemos pedido a Rubén Bravo (especialista en nutrición del Instituto Médico Europeo de la Obesidad) que nos explique cuál es la bebida que más calorías tiene, cómo afecta a nuestro cuerpo y de qué manera se puede eliminar lo acumulado durante la noche del sábado.

Empecemos pues por lo primero: lo que más engorda son los licores dulces (383 kcal), seguidos del whisky y el ron (244 kcal ambos); el coñac (243 kcal), el aguardiente (222 kcal), el vino blanco (85 kcal), el rosado (74 kcal) y por último el tinto y el cava (65 kcal ambos). Un escalón por debajo estarían la cerveza, el vino seco y la sidra, que son las que menos alcohol tienen y por tanto menos calorías aportan (todos los datos corresponden a consumos de 100 ml). Para que os hagáis una idea el cuerpo necesita entre 2.000 y 2.500 calorías al día (no confundir con Kcal).

Explicado esto, la otra gran pregunta que cabe hacerse es: ¿por qué engorda tanto? Pues bien, el alcohol, por su alto valor calórico,nos hace recibir muchísima energía de golpe. Una energía que, según explica Rubén Bravo, «si no quemamos en las horas próximas a la ingesta se almacena rápidamente en forma de grasa. A esto hay que añadirle que las espirituosas normalmente se mezclan con bebidas carbonatadas que contienen gas y azucar; y además por la noche, que, para más INRI, es cuando nuestro cuerpo necesita menos energía.”.

Por menorizando el tema de los refrescos, una Coca-Cola o una Fanta tienen unas 110 calorías por cada 100 ml. Es decir, mucho más que el vino rosado o el blanco, pero menos que el whisky o el ron. «El problema de muchas de estas bebidas, entre las que se incluyen las light y las zero, es que muchas llevan cafeína, teína o taurina, que obligan a crear insulina; y por lo tanto aceleran en un 32% la velocidad en que el hidrato se convierte en grasa», ratifica el nutricionista del Instituto Médico Europeo de Obesidad (IMEO).

Además, este tipo de grasas son muy perjudiciales para el cuerpo humano. Rubén Bravo las denomina grasa visceral: «Son de alto riesgo para la salud porque generan un continuó bombeo de sustancias tóxicas en el torrente sanguíneo, lo que se traduce en que pueden provocar enfermedades cardiovasculares, diabetes, hipertensión, colesterol e incluso algunos tipos de cáncer».

En última instancia y siempre con precaución, la única forma de eliminarlas es haciendo deporte. Para acabar con este tipo de grasas que rodean a los órganos internos del cuerpo deberíamos llevar una dieta adecuada y hacer ejercicio (subir cuestas, nadar o correr) al menos cuatro días a la semana.

Para acabar, acabemos con una cita resumen de Bravo que sirva para ser recordada a la hora de beber: «Consume alcohol con moderación, despacio, disfrutando e intentando no mezclarlo con bebidas que contengan demasiada azúcar». Palabra de un nutricionista.