El IMEO avisa de que la falta de sueño favorece el desarrollo de la obesidad

COPE/ Europa Press

La falta de descanso nocturno de calidad es un factor ambiental modificable que contribuye al desarrollo de obesidad, tanto en la edad temprana como adulta, según han avisado expertos del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), quienes han recordado que en España una de cada cuatro personas padece trastornos del sueño y una de cada dos tiene exceso de peso.

De forma global se pueden distinguir dos etapas del sueño que se alternan durante la fase de descanso y conllevan un funcionamiento cerebral distinto, pero fundamental para el organismo. Así, durante la fase REM, que es cuando se sueña, se observan movimientos oculares rápidos, mientras el resto del cuerpo se mantiene «paralizado» y se produce una regulación del sistema nervioso, concretamente de la hormona de crecimiento y del aprendizaje.

Es este momento en el que se reorganizan nuestros contenidos mentales, se integran los nuevos recuerdos en la memoria y se desecha la información irrelevante. «Los recién nacidos, dedican un 50 por ciento de su sueño a esta fase, mientras que en los adultos su duración es apenas un 20 por ciento», ha explicado la nutricionista especializada en tratamiento de obesidad del IMEO, Sonia Peinado.

Durante la fase no-REM se regula el metabolismo de la glucosa, por lo que todo cambio que afecte al tiempo y la calidad del sueño puede dar lugar a alteraciones en el desarrollo, el crecimiento y la actividad metabólica del paciente.

«Cuando dormimos menos horas de las debidas, nuestro organismo procura compensar el desequilibrio energético aumentando la producción de ghrelina, popularmente conocida como la hormona del hambre, y disminuyendo la concentración de leptina, que nos indica cuando estamos saciados. Esto significa que cuanto menos dormimos, más ganas de comer tendremos», han dicho los expertos del IMEO con motivo de la celebración, este viernes, del Día Mundial del Sueño.

APNEA DEL SUEÑO Y OBESIDAD, DOS PATOLOGÍAS QUE SE RETROALIMENTAN

Por otra parte, han recordado que tener exceso de grasa en la zona cervical supone un factor de riesgo para desarrollar apnea, uno de los trastornos del sueño más frecuentes que se expresa en aparición repetida de episodios obstructivos faríngeos mientras dormimos y que pueden producir colapso en las vías respiratorias en distinto grado.

La falta crónica de oxígeno contribuye al enlentecimiento del metabolismo y, esto a la larga, se traduce en mayor facilidad para ganar peso. «Además, si no descansamos adecuadamente, se verán afectadas las funciones cognitivas y tendremos alteraciones del estado de ánimo, pérdida de la concentración, dolores de cabeza al levantarse o irritabilidad. La falta de oxígeno se asocia a hipertensión diastólica y puede desencadenar hipertrofia del lado derecho del corazón o, en los casos más graves, un infarto», han dicho los expertos.

Por todo ello, la dietista del IMEO Cecilia Lorca ha avisado de que es «sumamente importante» identificar la obesidad relacionada con apneas con el fin de proporcionar un tratamiento adecuado a estos pacientes y evitar que las dos patologías se retroalimenten.

De esta forma, prosigue, también se evitarán deterioros neurocognitivos derivados de los despertares frecuentes que dan lugar a un mayor número de accidentes, disminución de la atención, mecanismos de alerta y creatividad y pueden afectar considerablemente la calidad de vida del paciente.

En concreto, a nivel físico, son más propensos a desarrollar apnea del sueño las personas con cuello corto y ancho o las que tienen retrognatia, es decir, una mandíbula inferior más pequeña que la superior y hacia atrás y los que tienen sobrepeso u obesidad. Otros determinantes que pueden influir en la aparición de esta patología respiratoria son el consumo de alcohol, tabaco y sustancias relajantes, como ansiolíticos, antidepresivos o hipnóticos.

Los 12 aditivos más perjudiciales de alimentos que comemos todos los días

Las familias consumen diversos alimentos empacados y procesados durante el día. Son convenientemente portables y permanecen frescos por mucho tiempo (gracias a los conservadores)

glutamato
Los aditivos que ponen en los alimentos procesados para hacer que se vean y sepan mejor, incluyen grandes cantidades de sal, grasas, azúcar, por decir algunos que se puedan pronunciar. Estos aditivos, sin embargo, tienen un precio que incluye efectos secundarios, alergias, cinturas agrandadas, disminución en la absorción de los minerales y vitaminas, cáncer, esclerosis múltiple y más.

Abajo está la lista de los 12 aditivos más perjudiciales que hay. No tienen ningún orden en particular.

1. Endulzantes artificiales: Los endulzantes artificiales son una combinación de químicos que existen para hacer más dulces los alimentos sin las calorías del azúcar. La mayoría de los endulzantes artificiales tienen efectos secundarios y el desglose químico en el cuerpo puede ser tóxico. Adicionalmente, en combinación con otros aditivos como los colorantes artificiales, estos endulzantes tienen un efecto más potente en las células del sistema nervioso y la función de los neurotransmisores. Los endulzantes artificiales están ligados a más de 90 efectos secundarios.

2. Azúcar refinada: La gente en Estados Unidos consume de 150 a 175 libras de azúcar por año. En otras palabras la gente está consumiendo media taza de azúcar al día y la mayoría ni siquiera se da cuenta. Debido a su naturaleza adictiva y al hecho de que se puede encontrar virtualmente todos los alimentos procesados, (excepto los que dicen) “libre de azúcar”, nosotros “subsistimos” en azúcar. El gran consumo de azúcar y su correspondiente efecto en la elevación del nivel de insulina causan sobrepeso, hinchazón, fatiga, artritis, migrañas, bajo funcionamiento inmunológico, obesidad, caries, y enfermedades cardiovasculares. También interrumpe la absorción de los nutrientes, provoca osteoporosis, depresión, síntomas premenstruales y estrés.

3. Glutamato monosódico (MSG): MSG es una excitotoxina usada para extraer el sabor en los alimentos. Las excitotoxinas son toxinas que se unen a ciertos receptores (Ej., ciertos receptores glutamatos). De acuerdo con Dr. Russell Blaylock, un autor y neurocirujano, las excitotoxinas pueden causar que las neuronas más sensibles mueran. Algunas personas experimentan otros efectos secundarios como jaquecas, piel irritada, somnolencia, y problemas respiratorios, digestivos, circulatorios y coronarios.

4. Colorantes artificiales: Los colorantes artificiales son químicos sintéticos que no ocurren en la naturaleza. Muchos son derivados del alquitrán de hulla y pueden contener hasta 10 partes por millón de arsénico y aun así ser reconocidos como seguros por la FDA. Los colorantes artificiales pueden causar reacciones alérgicas e hiperactividad y déficit de atención en los niños, también pueden contribuir a desórdenes de la vista y de aprendizaje o causar daño nervioso.

5. BHA y BHT: BHA y BHT bloquean el proceso de “arranciamento” del aceite. Estos aditivos afectan el sueño y el apetito y están asociados con daño renal y hepático, pérdida del cabello, problemas de comportamiento, cáncer, anormalidades fetales y retardo en el crecimiento.

6. Nitrato y Nitrito de Sodio: El Nitrato y Nitrito de Sodio son conservadores que se añades a productos alimenticios procesados. Estos componentes se transforman en agentes causantes de cáncer en el estómago llamados nitrosaminos. Notables efectos secundarios incluyen jaquecas, nauseas, vomito y mareos.

7. Cafeína: La Cafeína es un estimulante adictivo que se encuentra en gaseosas, chicle, pastillas dietéticas y analgésicos; el café, el té y la cocoa la contienen de manera natural. La Cafeína causa excreción del calcio de los huesos, que lleva a la osteoporosis e incrementa la infertilidad.

8. Olestra (Olean): La Olestra es un sustituto de grasa libre de calorías usado como ingrediente en snacks y botanas. Inhibe la absorción de algunas vitaminas y otros nutrientes. También puede causar diarrea y goteo anal.

9. Aceite Vegetal Brominado (BVO): El Aceite Vegetal Brominado es utilizado para mantener en suspensión los aceites saborizados en las gaseosas. Se almacena como grasa en el cuerpo y con el tiempo se puede acumular. Este aditivo interfiere en la función reproductiva y defectos de nacimiento. Ha sido vetado en 100 países.

10. Aceite Vegetal Parcialmente Hidrogenado: El aceite vegetal parcialmente hidrogenado es fabricado al hacer reaccionar aceite vegetal con hidrógeno. Cuando esto ocurre, el nivel de aceites poliinsaturados (grasa buena) se reduce y se forman grasas trans. Están asociados con enfermedades cardíacas, cáncer de mama y colon, arterioesclerosis y colesterol elevado.

11. Pesticidas: Cada año se añaden más de 2 billones de libras de pesticidas a nuestra fuente alimenticia. Esto es 10 libras por persona por año. Muchos pesticidas utilizados en el mundo son cancerígenos. La acumulación de pesticidas en el organismo reduce nuestra habilidad para resistir organismos infecciosos, daña la fertilidad y contribuye a pérdidas de embarazos y defectos de nacimiento. Además de que reduce el contenido vitamínico de los productos.

12. Organismos Genéticamente Modificados (GMOs): GMOs son plantas o animales a los que se les modificó el ADN. En USA, la mayoría del maíz, frijol de soya, algodón y cultivos de canola están genéticamente modificados y una o más de estas se encuentran en casi todos los alimentos procesados. No ha sido comprobado que los GMOs sean seguros y algunos estudios muestran que disminuyen la inmunidad a las enfermedades en plantas y humanos, pueden causar resistencia a los antibióticos y pueden tener un impacto negativo en las funciones genéticas. Las plantas que han sido genéticamente modificadas para resistir enfermedades, pesticidas e insecticidas pueden disminuir la necesidad de usar estos fuertes químicos en un principio, pero a la larga pueden construir una resistencia y por ello requerir mayores cantidades de químicos que al principio. Es muy pronto para concluir los efectos; no se cuenta con evidencia a largo plazo todavía.

Fuentes: Mamanatural.com.mx / Informe21

El 71% de las mujeres españolas señalan como principal causa del sobrepeso el factor emocional

Una técnica de adiestramiento del sistema cardiorespiratorio implementada por el Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) ayuda a combatir la ansiedad que en muchos casos es la principal causa de obesidad

  • El 53% de las personas que se ponen a dieta muestran síntomas de ansiedad, según un estudio elaborado por Nutrición Center.
  • El perfil asociado con mayores niveles de estrés es el de las mujeres, los separados, los estudiantes  y los desempleados, según la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés.
  • Según una encuesta realizada por el IMEO, el 71% de las mujeres españolas señalan como principal causa del sobrepeso el factor emocional, opinión que comparten el 49% de los hombres.

Un reciente estudio de opinión realizado por el Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) pone en evidencia la importancia del factor emocional como detonante para generar el sobrepeso en personas adultas. El descubrimiento, aunque sólo confirmara algo que ya intuíamos, ha dado lugar a una búsqueda de soluciones científicas que podrían ser aplicadas en la práctica. Fruto de estos esfuerzos es el Sistema de Entrenamiento de Biocoherencia Cardíaca, un eficaz método de control del estrés que el IMEO, en colaboración con el Instituto de Biomedicina, ha traído de EEUU con el fin de combatir la ansiedad, que en muchos casos, es la principal causa de la obesidad.

BioFeedbackLa técnica consiste en adiestrar nuestro sistema cardiorespiratorio, para de forma inversa, crear una reacción positiva sobre nuestro cerebro emocional, desbloqueando el cerebro racional y propiciar una claridad mental superior junto a la estabilidad emocional, permitiéndonos enfrentarnos a situaciones de estrés y adversidad con una firmeza superior. El método compagina tres disciplinas: diagnóstico de los neurotransmisores que regulan el estrés, la ansiedad y el apetito; fórmula de bionutrición para regular el biorritmo y una serie de sesiones de adiestramiento tutorizadas con diferentes niveles de ejercicios que se pueden practicar desde casa o el trabajo a diario hasta conseguir un control óptimo sobre nuestras emociones.

Hasta el momento, la coherencia cardíaca se utilizaba en el ámbito militar y empresarial con el fin de mejorar el rendimiento físico de soldados americanos y para adiestrar la inteligencia emocional de altos cargos directivos para poder actuar en situaciones críticas evitando una reacción temporal de bloqueo. Es ahora cuando el método cobra fuerza en el tratamiento de personas con problemas de obesidad relacionada con el estrés y la ansiedad, pero también será de gran ayuda para deportistas, ejecutivos, opositores, amas de casa o personas con una autoexigencia superior.

El término Biocoherencia Cardíaca describe un estado de alta eficiencia psicológica, donde nuestros sistemas neurovegetativo, hormonal, inmunitario y cardiovascular están interrelacionados entre sí para trabajar de forma coordinada y equilibrada. El cerebro humano, como un verdadero maestro de orquesta, controla la parte fisiológica, pero también la emocional, afinando los diferentes sistemas para luchar y conseguir una armonía completa entre ritmo cardiaco, respiración, glándulas hormonales, sistema nervioso, etc. El problema se plantea cuando por causas internas o externas, sentimos “emociones dañinas”, como son la ansiedad, el estrés, depresión, exceso de hambre o insomnio. En estas circunstancias el cerebro emocional influencia de forma negativa sobre nuestro cuerpo, creando reacciones que perjudican nuestra salud a medio plazo, produciendo un desorden en el ritmo cardiorespiratorio y en el sistema nervioso que conducirán al bloqueo del cerebro racional, perdiendo por lo tanto la Biocoherencia Cardíaca.

«El concepto generalizado de estrés y ansiedad que teníamos ha evolucionado con el tiempo», señala Rubén Bravo, portavoz del IMEO y técnico en Biocoherencia Cardíaca por el Instituto de California Hearthmath, especializado en Neurocardiología. Ahora, gracias a los avances de la biomedicina y la tecnología aplicada a la salud podemos evaluar mejor los efectos negativos que sufre nuestro cuerpo como consecuencia del desgaste emocional. Una persona sometida a estrés no tarda en percibir en un período de tiempo corto los síntomas que se manifiestan a nivel fisiológico y afectivo: ansiedad hacia la comida, irritabilidad, dolores de cabeza, hinchazón abdominal, problemas de sueño, falta de vitalidad o disminución del deseo sexual. A medio plazo, los efectos se presentan a nivel cognitivo y conductual, traduciéndose en problemas de memoria, déficit de atención, trastornos alimenticios, aumento de peso y obesidad, disfunción eréctil en los hombres y una mayor exposición a enfermedades. A largo plazo, el estrés y la ansiedad pueden acarrear serios problemas de salud, como el cáncer, Alzheimer, demencia senil, mal de Crohn, fibromialgia, depresión, problemas del sistema inmune o accidente cerebrovascular.

Young woman seen through heart shaped graphic.Por todo ello, el Instituto Médico Europeo de la Obesidad ha instaurado en su centro de Madrid esta puntera tecnología en tres grados –básico, medio y avanzado– que corresponden a un nivel de dominio en la gestión de las propias reacciones, emociones, impulsos o pasiones. Cualquier persona puede someterse a un control de evaluación para obtener su certificado. Este singular título cobra cada vez más importancia en los procesos de selección para puestos directivos y ejecutivos en las principales empresas y multinacionales de nuestro país.

Hombres versus Mujeres: ¿Por qué ganamos peso?        

Business PresentationEn un estudio de opinión, el Instituto Médico Europeo de la Obesidad recoge la opinión de 82 personas sobre los ‘culpables’ habituales del sobrepeso en nuestro día a día. Los encuestados, residentes en España y escogidos al azar, son 45 mujeres y 37 hombres que han sido invitados a identificar y enumerar por orden y importancia las posibles causas de los kilos de más: el estado emocional, la falta de planificación a la hora de comer y la tendencia genética.

El 71 por ciento de las mujeres y un 49 por ciento de los hombres han señalado en su respuesta el factor emocional como principal desencadenante del sobrepeso. La ansiedad, el estrés o el descontento con la propia imagen corporal son, a veces, los detonantes que nos impulsan a comer más de la cuenta o de forma compulsiva. Es un patrón conocido entre los expertos como ‘sobrepeso emocional’.

La falta de planificación a la hora de comer ocupa segundo lugar en las respuestas de los hombres donde el 35 por ciento le dan una mayor importancia. Las mujeres lo sitúan en tercer lugar, ya que tan sólo un 9 por ciento de ellas considera que la ausencia de hábitos saludables a la hora de comer –horarios fijos, menú variado, alimentos nutritivos y de calidad y un racionamiento adecuado– a la larga nos puede pasar factura en términos de ‘sobrepeso ocasional’. «Es un patrón que reincide más en hombres que en mujeres, porque suele ser la madre la que se encarga de hacer la comida para toda la familia, de modo que si se diera el caso de sobrepeso, sería un problema de falta de educación nutricional», señala Bravo. Si una persona no planifica con tiempo las comidas que corresponderían a una alimentación equilibrada y saludable, se vería obligado a improvisar, preparando lo que haya en la nevera, comiendo cuando y de lo que más le gusta o apostando por comida rápida, rica en grasa y azúcares que nos proporcionaría demasiada energía de golpe».

La incidencia genética en la obesidad es otro de los factores sugeridos en la encuesta que ocupa inmerecidamente el tercer lugar en las respuestas de los entrevistados, siendo de primordial importancia sólo para el 20 por ciento de las mujeres y el 16 por ciento de los hombres. La sensación de hambre, el deseo de picar entre comidas, la dificultad para utilizar la grasa como fuente de energía o la predisposición a recuperar el peso perdido son parte del ‘sobrepeso que heredamos’ en nuestro ADN.

La máquina que detecta el síndrome postvacacional

Rubén Bravo, especialista en nutrición y portavoz en el Instituto Médico Europeo de la Obesidad, cuenta como cada vez, son más las personas que acuden al médico a la vuelta de vacaciones porque su estado de ánimo es distinto al habitual. Tras la realización de diversas pruebas, se les detecta el llamado síndrome postvacacional. Prueba que tan sólo dura unos minutos y concluyente en el diagnóstico.

El Confidencial Digital, video realizado por Natalia Ortiz Iniesta

El Electro Interstitial Escáner (E.I.S.) es un sistema eléctrico médico que nos permite medir la actividad en determinadas zonas del cuerpo humano, de modo que podemos analizar los distintos neurotransmisores que se encargan de transmitir información entre las distintas partes del cuerpo. En función de sus niveles en nuestro organismo, podemos experimentar estados del ánimo muy distintos; desde bienestar y sensación de plenitud o felicidad hasta un estado de malestar o desequilibrio, debido por su notable efecto sobre las funciones mentales, el comportamiento y el humor.
Muchas veces en el Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) utilizamos la prueba del E.I.S. con el fin de detectar los niveles de ansiedad en una persona que explican la tendencia de ganar peso. Es un estudio muy efectivo también en los casos patológicos de Síndrome Postvacacional, ya que nos permite literalmente medir los parámetros de una posible baja del rendimiento intelectual o, en el caso que se da, el grado de un desajuste emocional.
«Es una prueba inocua que dura apenas 10 minutos», señala Rubén Bravo, experto en nutrición y portavoz del IMEO. A través de ciertos electrodos que se colocan en determinadas partes del cuerpo lanzando una carga eléctrica podemos obtener un detallado análisis. De esta manera podemos detectar zonas que están funcionando por debajo de su rendimiento y zonas que están muy por encima. Una vez que hemos introducido los datos de una persona –edad, altura, peso actual, actividad física–, colocamos electrodos en los pies y en las manos, en el pecho (para obtener una cardiograma) y también sobre la cabeza, para así analizar la actividad cerebral.
Es muy importante antes de realizar la prueba que el paciente venga en ayunas, habiendo tomando mucha agua y sin tomar su café o té, ya que la presencia de cafeína o teína puede impedir la correcta toma de datos.
En unos pocos minutos se establecen las mediciones de la actividad cardíaca y cerebral, el pulso y también «la edad del corazón», por así llamarlo.  Una vez realizado el análisis, el EIS nos proporciona por separado todos los datos que ha captado en el aparato digestivo, corazón, cerebro, sistema nervioso, sistema endocrino, sistema respiratorio, riñones, columna vertebral, etc.  El software se encarga de analizar y «traducir» estos datos  en unos parámetros que podamos entender.
En el caso de la paciente en concreto que parece en el video, se observan unos niveles de serotonina algo bajos. Sus niveles de dopamina (la hormona de la felicidad, del bienestar y plenitud) se encuentran muy a la baja y esto nos puede servir de indicador sobre su estado anímico actual en el que predomina la sensación de tristeza. En los cuadros de la imagen también se puede leer que han bajado considerablemente los niveles de acetilcolina, hormona que nos permite rendir mejor en el trabajo e influye sobre la creatividad y en la capacidad de solucionar problemas. Es un cuadro habitual en las personas que acaban de volver de sus vacaciones de verano que mucho tiene que ver con el denominado síndrome postvacacional. Si comparamos los resultados del análisis obtenidos con los datos tomados antes del comienzo del período de descanso, veremos una diferencia importante.  Lo que ha cambiado en la paciente es la percepción de la realidad, que en las personas que sufren en mayor grado el síndrome postvacacional la parte emocional es acentuadamente negativa.