¿Cuánto tiempo diario debo hacer ejercicio en casa o en la calle? Esto dicen los expertos

Mucha gente ha comenzado a hacer deporte en casa por miedo a los gimnasios: hablamos con un experto sobre cómo es mejor ejercitarnos.

La Sexta, por Guillermo Rodríguez Pérez

Pesas y zapatillas deporte | Pixabay

La pandemia de COVID ha cambiado muchas de nuestras rutinas, entre ellas, la deportiva. El confinamiento y las medidas restrictivas han hecho que hacer ejercicio en casa sea un nuevo hábito pero, ¿estamos haciéndolo bien? ¿Cuánto tiempo tenemos que dedicarle? ¿Es necesario tener material como pesas o máquinas?

“Hay canales de YouTube, como el de Patry Jordan, que seguirlos es como recibir una clase de una profesional”, argumenta Rubén Bravo, experto en nutrición y portavoz del Instituto Médico Europeo de Obesidad (IMEO). “Lo pones en la televisión, por ejemplo, y te va dando indicaciones de cómo calentar y cómo hacer el ejercicio”, cuenta a lasexta.com

El portavoz del IMEO recomienda que, para hacer ejercicio en casa, lo mejor es trabajar el cuerpo por zonas, de lunes a viernes, haciendo 30 o 40 minutos, y así estarías cubriendo una parte de la actividad física. “Si quieres tonificar puedes utilizar gomas de pilates, o puedes hacer un ejercicio más intenso”, añade.

Ejercicio sin gimnasio ni material

Hacer actividad física no tiene por qué implicar hacer un deporte en concreto o ir al gimnasio. “Hay muchas formas de hacer ejercicio sin material: como flexiones al suelo o triceps y pecho con una mesa. También se pueden utilizar botellas de agua o escaleras para subir y bajar, hacer gemelos, zancadas…”, relata Bravo.

A este respecto, propone la calistenia, que consiste en “hacer deporte con el propio peso corporal, y se pueden hacer muchos ejercicios trabajando muchas zonas del cuerpo diferentes”, cuenta Bravo. “Puedes llegar a niveles de gimnasio haciendo unos 8.000 o 10.000 pasos diarios y una sesión diaria de 25 minutos desde casa, trabajando cada día una zona”, asegura.

Los cuatro pilares

Bravo comparte los cuatro pilares de los que habla con sus pacientes: “Una buena alimentación, complementos nutricionales naturales ajustados personalmente, actividad física y pensamiento positivo con la ayuda de psicólogos. Con esto conseguimos resultados más rápidos, más estables y a largo plazo”, asegura el nutricionista.

Bravo asegura que las pautas psicológicas, siempre «con la ayuda de psicólogos”, guían a los pacientes a “ser más optimistas y a estar agradecidos”. “Con el COVID, esto ha sido muy importante y ha funcionado muy bien”, zanja.

Recomendaciones de la OMS

¿Cuánto ejercicio debemos hacer al día? Aunque depende de las características de cada persona, la propia OMS ha establecido unas pautas generales de ejercicio según la edad:

  • Menores de un año: necesitan moverse varias veces al día mediante juegos interactivos en el suelo. No se recomienda pasar tiempo frente a una pantalla.
  • Menores de tres años: deben realizar un mínimo de 180 minutos al día de actividad física; y de tres a cinco años, una actividad física moderada o intensa durante una hora al día.
  • De cinco a 17 años: deben realizar al menos 60 minutos diarios de actividad física de moderada a intensa, como mínimo tres días a la semana, incluyendo actividades que fortalezcan los músculos y refuercen los huesos. Es importante limitar el tiempo dedicado a actividades sedentarias, particularmente el tiempo de ocio que pasan frente a una pantalla.
  • Mayores de 18 años: deben realizar, como mínimo, un total de 150 minutos de actividad física moderada durante la semana, o 75 minutos de actividad física intensa, incluyendo actividades de fortalecimiento muscular dos o más días por semana.
  • Mayores con poca movilidad: deben realizar actividades físicas variadas y con diversos componentes, que hagan hincapié en el equilibrio funcional y en un entrenamiento de la fuerza muscular moderado o de mayor intensidad, tres o más días a la semana, para mejorar la capacidad funcional y prevenir las caídas.

LaSexta/ Noticias/ Sociedad

IMEO registra cambios en los hábitos saludables durante el confinamiento

  • A falta de vida social y actividades al aire libre, el ocio digital se dispara entre la población en las seis semanas de confinamiento estricto, pone de manifiesto una encuesta realizada por el IMEO. 
  • Comer por aburrimiento, el picoteo poco saludable y el ejercicio físico insuficiente son otros de los factores que auguran un esperado aumento de peso, según se desprende del sondeo.  

Con el fin de registrar cambios en los hábitos saludables de la población adulta en España durante las seis semanas de confinamiento estricto[1], el Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) ha realizado un sondeo a modo de termómetro digital. Basado en una muestra de 221 entrevistas anónimas, fue llevado a cabo a través de mensajería instantánea y redes sociales en el territorio nacional durante el mes de abril.

Entre las cuestiones planteadas destacan las relacionadas con la familia, el teletrabajo, los desplazamientos y el ejercicio físico, la alimentación y el peso corporal, la calidad del sueño, el ocio y las limitaciones consideradas de mayor dificultad. “La falta de vida social y la imposibilidad de realizar actividades al aire libre ha disparado el entretenimiento digital entre la población, fomentando hábitos sedentarios que pueden resultar adictivos y muy difíciles de corregir una vez levantado el estado de alarma”, señala el portavoz del IMEO Rubén Bravo. Esto, junto a otros factores, como el consumo de alimentos muy procesados, el hambre emocional o la insuficiente práctica de ejercicio físico, afecta los hábitos saludables de forma directa y no tardará en pasar factura en kilos de más.   

En el perfil de muestra resalta la alta participación del sexo femenino (73% frente al 27% masculina) y la edad, donde el 74% de los encuestados tiene entre 30 y 60 años, el 16% menos de 30 y un 10%, más de 60. La gran mayoría vive el confinamiento en un contextofamiliar (79,2%), seguidos por los que están aislados solos (15,4%) o en la compañía de su mascota (5,4%).

Una amplia mayoría (57,5%) afirma que actualmente no trabaja o no puede desempeñar sus funciones mediante teletrabajo, el 29% realiza jornada completa y un 13,6%, media jornada.

Respecto a los desplazamientos, la inmensa mayoría (80,1%) reconoce que acude al supermercado dos veces a la semana, un 18,6% recibe la compra en su casa y una escasa minoría (1,3%) sale a comprar a diario.

Sobre la práctica de ejercicio físico, más de la mitad de los encuestados (54,3%) mantiene la rutina deportiva desde casa 3 veces o más a la semana, frente a un 34,4% que no sigue ninguna rutina durante el aislamiento, y un 11,3% que camina sólo cuando sale a pasear el perro o va a comprar.

“El ejercicio físico es nuestro mejor aliado para cuidar la línea y una forma saludable para bajar los niveles de estrés y ansiedad a los que ahora estamos más expuestos que de costumbre”, recalca Rubén Bravo. La ausencia o escasez de ejercicio no sólo hace que quememos hasta 600 calorías menos, sino también puede jugar en nuestra contra disparando los niveles de cortisol, hormona relacionada con el estrés y la obesidad. Si, además, consumimos alimentos muy procesados o ricos en grasas y azúcares, tendremos “el cóctel perfecto” para sentirnos mal física y anímicamente, añade.   

En este sentido, no es de extrañar que un 33% de los encuestados teme que durante la cuarentena pueda aumentar bastante de peso, un 40,3% estima que pueda experimentar un leve aumento y un 26,7% descarta cambio físico.

Con relación a la dieta, casi la mitad (49,8%) reconoce que ahora come más por ansiedad o aburrimiento, haciendo hincapié sobre el picoteo salado a base de pan, snacks y quesos (62,4%), el consumo de dulces (25,3%) o las bebidas graduadas y los refrescos (12,2%). No obstante, el 40,7% de los encuestados afirma que durante el confinamiento sigue su dieta habitual sin variaciones y un 9,5% indica que come menos debido a la falta de apetito.       

La calidad del sueño es otra pieza clave dentro de los hábitos saludables que resalta el estudio, donde el 42,5% no experimenta cambio a la hora de dormir y afirma que se acuesta y levanta a la misma hora que antes, frente al 29,9% que sí reconoce que duerme menos y mal a causa de las preocupaciones. El 27,6% afirma que durante estos días se acuesta y levanta más tarde de lo habitual.

En cuanto al tiempo libre, el estudio pone de manifiesto el ocio digital e interactivo (mensajería instantánea, redes sociales, películas online) como principal ocupación entre los entrevistados (64,3%). La siguen las actividades en familia, como juegos de mesa o manualidades (22,2%) y la lectura (13,6%).      

El factor que peor lleva la gran mayoría (61,8%) es la falta de vida social, incluidas las salidas con familia y amigos, seguida por la frustración de no poder pasear al aire libre, ir a la playa o al gimnasio (33,3%) y la dificultad de hacerse cargo de los niños las 24 horas (5%).

Alimentos a tomar en cuenta para consumir con más frecuencia durante la cuarentena

El Imparcial
Es importante saber qué podemos consumir con mayor frecuencia para esta cuarentena y que sea parte de nuestra lista cada vez que vayamos al supermercado porque se consideran alimentos esenciales.

En estos momentos es donde la ansiedad incrementa mucho más, por eso lo primero que debemos hacer es organizar una lista para llenar la despensa con productos que se conserven mucho más, los no perecederos. 

Lo otro según Cuídate Plus es fijarnos de las fechas de vencimiento para evitar que se nos dañe antes de tiempo. También hay que abastecernos de otros alimentos que aunque no se conserven por largos períodos son importante consumirlos. 

Estefanía Ramo, diplomada en Nutrición y Dietética y Licenciada en Tecnología de los Alimentos del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), compartió algunos consejos: 

Cereales: harina, arroz, pasta, pan precocinado congelado o elaborado casero, cereales de desayuno enriquecidos en hierro y copos de avena, ambos sin azúcar añadido.

 Legumbres: garbanzos, lentejas, judías pintas y judías blanca y todos los granos. 

 Verduras y hortalizas: Espinacas, acelgas, judías verdes, zanahorias, calabaza, menestra de verduras, patatas y tomate entero o triturado al natural; cebolla y cabezas de ajo crudos; purés de verduras envasados bajos en sal.

Frutas y frutos secos: Papillas de fruta y zumos sin azúcar añadido esterilizados; por supuesto las frutas naturales, frutos secos naturales o ligeramente tostados, como nueces, almendras, avellanas o pistachos.

 Proteínas animales, pescados y mariscos, salmón para congelar en casa y aumentar su vida útil.

 Lácteos: leche en polvo, leche UHT, yogures esterilizados y quesos curados.

Grasas, aceites y vinagres: aceite de oliva virgen extra, vinagres.

Cafés, tés y especias: café, tés, infusiones, sal, azúcar moreno, especias, hierbas, condimentos, levadura.

Otro tipo de productos totalmente prescindibles serían la bollería industrial (por su alto aporte en grasa saturada, trans, azúcares y sal)

Los huevos son considerados alimentos perecederos, pero “bien refrigerados en la nevera tienen una fecha de consumo de aproximadamente 3 semanas”. 

De acuerdo al potal Baptisthealth al abastecerse, hay que concentrarse en las cosas que la familia disfruta comiendo. La planificación es útil para que sepa lo que tiene y lo que hará. 

Aconsejan utilizar cualquier alimento fresco que se tenga antes de recurrir a sus reservas de alimentos congelados y estables. La clave es no dejar que nada se desperdicie. 

El encierro pasa factura en la báscula

La falta de actividad física y el consumo de productos poco saludables auguran un aumento de peso

El País, por Jessica Mouzo

El confinamiento dejará huella en la báscula y en la salud de los ciudadanos. Entre dos y cinco kilos de más y un incremento de los índices de sobrepeso y obesidad, según los expertos consultados, será la factura física que pagarán los ciudadanos por estas semanas de encierro. El estrés emocional y los problemas económicos derivados de la gestión de la pandemia abocan al consumo de productos poco saludables, como muestra el incremento en la compra de harina (un 196%) o de alcohol (un 57%). La falta de actividad física corona unos hábitos de vida que ponen en riesgo la salud.

La pandemia se ha convertido en un cóctel perfecto de factores de riesgo, en niños y adultos. La ausencia de ejercicio físico, las horas delante de las pantallas, el consumo de alimentos procesados para matar el estrés, el miedo o el aburrimiento. Todo ello configura el caldo de cultivo perfecto para disparar la báscula y elevar, más si cabe, las cifras de exceso de peso. “Lo esperable es que aumente entre tres y cinco kilos. La lucha contra la obesidad es un castillo de naipes. En pocos días puedes perder lo que habías conseguido en meses”, apunta Albert Goday, jefe de sección del servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital del Mar de Barcelona. El 17% de los adultos y el 10% de los niños padecen obesidad en España.

A falta de datos o estudios concluyentes sobre el impacto que tendrá el confinamiento en el peso, los expertos hacen sus estimaciones, aunque con prudencia. Según la Sociedad Española de la Obesidad (Seedo), los niños y adolescentes pueden aumentar de peso un 5%. “Es bastante previsible que haya un aumento de peso. En un mes de confinamiento, con que aumentes en 200 kilocalorías el consumo, que no es nada, ya es un kilo más”, advierte Francisco Tinahones, presidente de la Seedo. Esas 200 kilocalorías adicionales se consiguen, por ejemplo, comiéndose diariamente varias galletas, explican desde la Seedo.La compra de harina ha crecido un 196% y la de alcohol, un 57%

Eduardo Iglesias, coordinador del grupo de investigación Intervenciones Traslacionales para la Salud de la Universidad de Oviedo, es uno de los investigadores que ha empezado a medir el impacto del confinamiento en los hábitos alimentarios. “Queremos saber la percepción subjetiva del cambio, si hacen más o menos ejercicio, si duermen más, si comen más de esto o de lo otro, y, sobre todo, por qué”, explica. Con datos de 3.000 personas, los resultados preliminares arrojan cambios en los hábitos de la gente en esta etapa. “Se ven consumos mayores o menores de determinados alimentos. Uno de los motores que genera estos cambios es lo relativo a la actividad física y hemos visto que se polariza: hay más gente que no hace nada y más gente que hace deporte”, señala. El estrés y el aburrimiento también son motores de cambio, explica el investigador. “Aunque no necesariamente significa comer más. Pueden estar nerviosos y comer menos”, matiza.

Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, la compra de chocolate ha aumentado hasta un 60% en la tercera semana de confinamiento. Los snacks y frutos secos, por su parte, han subido también hasta un 61%; y la cerveza y otras bebidas espirituosas, en torno al 42%. “Cuando estás en situación de estrés, depresión y aburrimiento se producen ingestas compensatorias para subir los niveles de serotonina. Esto genera pulsiones alimentarias hacia productos que provocan satisfacción, como la grasa y el azúcar. Se produce una sensación de alivio y hace de ansiolítico, como el consumo moderado de alcohol, que genera una secreción de endorfinas que tiene el mismo efecto”, explica Javier Aranceta, presidente del comité científico de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria.

Los expertos auguran un incremento de la prevalencia del sobrepeso y la obesidad. “El organismo siempre ahorra energía. Lo que podemos retroceder estas semanas en peso tardaremos bastantes meses en volver a bajarlo”, explica Goday. El endocrinólogo es el principal investigador de una revisión científica que concluye que ocho de cada 10 hombres y el 55% de las mujeres tendrán sobrepeso u obesidad en 2030.

El confinamiento ha desperezado las capacidades culinarias de los ciudadanos, pero no siempre hacia comidas saludables. De hecho, la compra de pescado fresco ha bajado y la de azúcar y cacaos ha subido un 60% y un 30%, respectivamente. “Para ocupar el tiempo, estamos cocinando más. Quizás comemos más sano, pero también descuidamos las cantidades”, apunta Rocío Basanta, psicóloga del Grupo Gallego de Tratamiento de la Obesidad Grave. Dejar de vestirse, apostilla la experta, tampoco ayuda a tomar conciencia del peso individual. “Muchas personas descuidan la ropa y están todo el día en chándal y pijama. No cuidas tanto tu aspecto, que es cuando te das cuenta de si subes de peso o no”, señala. La psicóloga aconseja vestirse y ponerse como reto no subir de peso, también usar recipientes para comer que permiten ver cuánto se está ingiriendo. “Un error que cometimos fue acumular comida en casa por miedo al desabastecimiento. Esas son compras insensatas y poco sanas. Hay que comprar con prudencia”, advierte.

El parón económico que causa el confinamiento también es un factor de riesgo. Por el impacto de una eventual crisis monetaria de muchas familias. Y los augurios económicos no son buenos. “Hay una relación directa. La obesidad se asocia al nivel socioeconómico y es más alta en las clases desfavorecidas. Además, los alimentos más saludables son más caros”, zanja Tinahones.

Los profesionales temen, especialmente, que se descompensen las personas que ya están diagnosticadas de obesidad o sobrepeso. De entrada, ya son un colectivo de riesgo para muchas enfermedades sobrevenidas, también para la infección por coronavirus. Y el hecho de que los hospitales hayan suspendido consultas presenciales de otras especialidades para contener la pandemia puede poner en peligro la adherencia de estos pacientes al tratamiento. “Un factor que se asocia a que el curso clínico vaya bien es la frecuencia de la visita médica: la respuesta es mejor cuantas más visitas. Si podemos contactar menos con los pacientes, el peso va a subir, aunque intentemos reconvertirnos a la telemedicina. La visita directa siempre tiene capacidad de adherencia”, apunta Goday. Coincide Aranceta: “Esta falta de recordatorio y evaluación puede hacer que estos pacientes se despisten. Más de la mitad de los que tienen obesidad y sobrepeso van a aumentar la masa corporal, y los que estaban en tratamiento perderán adherencia”.

Hacer ejercicios en casa, sentadillas o flexiones, y ser disciplinados con la comida son algunas de las propuestas de los expertos. Y, sobre todo, insiste Basanta, “ponerle remedio y no dejarse ir” cuando pase el confinamiento.

ESTUDIOS EN MARCHA AHORA DESVIRTUADOS

El confinamiento también ha provocado que se desvirtúen las intervenciones iniciadas en el marco de estudios científicos. “Esos estudios los seguimos haciendo, pero ya se ve una diferencia importantísima desde el mes antes del confinamiento. Una persona con una dieta hipocalórica y mediterránea, que estaba perdiendo entre tres y cuatro kilos, ahora ya nos damos con un canto en los dientes si no suben de peso”, admite Tinahones. El estudio Predimed, sobre el estilo de vida y la dieta mediterránea, sigue a 6.000 personas. A propósito de la dificultad de seguir a los participantes debido a la suspensión de las consultas presenciales en los hospitales por el coronavirus, esta investigación también se ha resentido. “Nuestra gran preocupación es que perdamos lo que hemos conseguido en estos tres o cuatro años. Intentamos ver si podíamos seguir con las visitas presenciales y, cuando vimos que no, miramos de hacerlo a través de un soporte telemático”, explica Goday. En cualquier caso, insiste Tinahones: “Los pacientes en estudios que están con medicación e intervención dietéticas, intentamos que sigan adelante”.

Pautas psicológicas y nutricionales para sobrellevar el confinamiento

Periodista Digital por Juan Luis Recio

La complicada convivencia de confinamiento que millones de personas afrontan en el intento de frenar la propagación del coronavirus ha hecho que su casa se convierta en oficina, guardería, colegio, comedor, gimnasio y lugar de actividades lúdicas, refugio y campo de batalla para conflictos generacionales o sentimentales. En esta situación de alarma social e incertidumbre económica, los expertos del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) han querido brindar su apoyo a las personas que viven aislados en sus hogares la crisis desatada por el coronavirus con unas pautas psicológicas, nutricionales y de actividad física para que les sean de ayuda a la hora de sobrellevar el confinamiento, que mucho le agradecemos y que hoy aquí compartimos con usted.

Para empezar nos dan unos consejos psicológicos para mantener el equilibrio emocional, ya que la situación de confinamiento prolongado por coronavirus que estamos viviendo tiene un impacto psicológico importante, en primer lugar, debido a la manifestación del concepto de muerte repentina y enfermedad como algo natural. Encontrar sentido a nuestro sufrimiento en los momentos de mayor dificultad nos ayudará a protegernos de la desesperanza y la depresión. Por esta razón, la psicóloga del IMEOMaría González aconseja encontrar un propósito durante esta cuarenta, hacer una reflexión sobre las decisiones que hemos tomado o las que nos gustaría tomar a partir de ahora para hacernos más conscientes y responsables de nuestra vida y nuestro mundo emocional.

En algunas personas puede salir a la luz sintomatología depresiva, como ansiedad o sentimiento de soledad, encubiertas hasta ahora por hacer el día a día. En otras, que sufrían patologías previas, depresión, fobias o trastornos de conducta alimentaria (anorexia, bulimia y trastorno por atracón), puede aumentar el malestar. En estos casos, el consejo de la experta es “poner en práctica lo trabajado anteriormente en terapia, llevar a cabo una autoobservación e iniciarse en el autoconocimiento y trabajo personal, si hasta el momento no ha habido necesidad de acudir a psicólogo”. 

Debemos tener claro que nuestra mente está preparada para superar situaciones mucho más complejas gracias a la enorme capacidad de adaptación que tenemos. Por esta razón, nuestra atención debe estar enfocada en la aportación positiva social que nuestro esfuerzo va a generar, centrándonos en los tres mecanismos principales del ser humano: el hacer, el sentir y el pensar.

Otro buen consejo es el de establecer horarios de rutina diaria. No es el momento de abarcar todas las actividades con las que nos bombardean las redes sociales o de iniciar actividades que nunca han suscitado interés o que no corresponden a nuestra condición física, porque nos puede generar frustración. Desde el IMEO recomiendan trabajar en tres pilares básicos para mantener un equilibrio físico y emocional:

  1. En primer lugar, establecer una rutina de actividades diarias, marcando horarios para gestiones laborales o académicos online, dejando espacio para la lectura, las manualidades, el ocio y el descanso. Los padres deben asumir que no son profesores, monitores y vigilantes de sus hijos y limitarse con guiarles y supervisarles durante la cuarentena, que también es nueva para ellos y requiere un tiempo de adaptación.  
  2. En segundo, cuidar la alimentación, fijando horarios para las cinco comidas principales, y hacer partícipes todos los miembros de la familia en las tareas relacionadas. Las personas que viven solas deben huir de hábitos como comer de bandeja o delante de la tele en el sofá, ya que a la larga les puede generar sensación de dejadez y apatía.
  3. En tercer lugar, hay que hacer rutina la práctica de actividad física. Necesitamos movernos, aunque sea a pequeña escala y en un espacio reducido, para evitar la rigidez y las malas posturas que pueden generar lesiones a la larga. No es momento para planteamientos muy ambiciosos o exigirse más de lo que la condición física está acostumbrada. Las personas deportistas pueden buscar alternativa de sus ejercicios habituales y adaptarlas a la situación. Los que nos suelen hacer gimnasia, es un buen momento para empezar, pero con rutinas fáciles y asequibles, con media hora al día sería suficiente. Disciplinas como yoga, taichí o pilates pueden aportar muchos beneficios psicológicos al enfocarse también en la respiración y la meditación, ayudando a disminuir la ansiedad. “Si no tenemos un mínimo de desgaste físico al día, nos costara más conciliar un sueño reparador, por lo que el ejercicio es fundamental no sólo para el descanso de calidad, sino también para generar endorfinas que equilibren nuestro estado anímico”, recalca la psicóloga del IMEO.

Un asunto muy relevante es cómo gestionar las emociones, que debe hacerse desde la comprensión. Es importante afrontar emociones como el miedo, la incertidumbre, la tristeza o la ansiedad desde el cariño y la comprensión, evitando juzgar. Es un buen momento para escuchar las emociones, porque hasta las más incómodas nos pueden proporcionar información de mucha utilidad para trabajar la gestión emocional. Compartir estos momentos con personas en las que confiamos, ya sea por videollamada o chat, puede ser muy útil, así como escribir sobre ello o utilizar la respiración consciente para calmar la ansiedad y la angustia.

Y es bueno aprender a pensar que estás haciendo lo mejor que puedes.En situaciones límite de cambios importantes, nuestra mente se acelera, poniéndose en escenarios futuros catastróficos o idílicos, para evadir la realidad. No obstante, tenemos que mantener los pensamientos en el presente sin hacer planes más allá de una semana y evitar planteamientos sin respuesta o generalizaciones extremas (empleando palabras como siempre, nunca, todo, nada), ya que están sujetos a distorsiones cognitivas y pueden agudizar la sensación de ansiedad y depresión. “Revisar el diálogo interno con amabilidad y sin críticas, decirse a uno mismo “lo estás haciendo lo mejor que puedes y es suficiente”, aconseja la psicóloga María González, porque lo que sí funciona en estos casos es perdonarse, animarse y ocuparse en actividades del presente. Asimismo, conviene evitar la sobreinformación con noticias preocupantes, sobre todo a última hora del día, porque nos puede privar del sueño, generando ansiedad, conclusiones erróneas y distorsionadas.

Veamos seguidamente sus consejos para no aumentar de peso durante el confinamiento.Quedarnos en casa por un mes o más puede traer consecuencias muy serias para nuestra salud y peso, si descuidamos la alimentación y no realizamos suficiente actividad física. Nos movemos menos y tenemos menor gasto energético y esto suele ir ligado a aburrimiento, ansiedad e incertidumbre que compensamos comiendo, en muchas ocasiones, mucho y mal. Además, el estrés que nos puede generar esta situación puede llevarnos a comer de manera compulsiva y a sufrir atracones que, además de la natural subida de peso que pueden conllevar, traen consigo otros problemas como las indigestiones, la distensión abdominal o los vómitos.

“En el peor de los casos, si se ingieren alimentos muy calóricos de forma repetitiva, como bollería, fritos, chips o dulces, se puede ganar hasta 1 kilo a la semana y unos 5 al mes, que desemboca en otros riesgos relacionados, como hipertensión o elevaciones de los niveles de azúcar, colesterol y triglicéridos”, advierte Carmen Escalada, nutricionista clínica del IMEO. Aunque si se ajustan las cantidades a las recomendadas y al apetito, que ahora va a ser menor, y se controla la ansiedad por otras vías que no sea la comida, manteniendo una actividad física de 45 minutos a una hora al día, combinando ejercicios aeróbicos y de tonificación para no perder masa muscular, no tiene por qué experimentarse un aumento de peso durante el confinamiento”, recalca la experta.

Por ello, veremos mañana las pautas nutricionales para comer de forma saludable en casa que nos recomiendan desde IMEO, así como algunos consejos para entrenar en el salón de tu casa.

La mejor dieta para el confinamiento

El Centro News, por Ana Marín / Omar R. Goncebat EFE Reportajes

El impacto psicológico del aislamiento, la reducción de la actividad física y las limitaciones para acceder a los alimentos pueden causar desequilibrios nutricionales.

Expertos ofrecen pautas para alimentarse de forma equilibrada, completa y saludable durante el confinamiento.

DESTACADOS.

+++ Es recomendable fijar horarios para las cinco comidas principales, y hacer partícipes a todos los miembros de la familia en las tareas de la alimentación. Es positivo también el consumo de suplementos ricos en vitaminas A, B, C y E, siempre “como complemento de una alimentación equilibrada, tan necesaria en estos momentos”.

+++ Quienes viven solos deben evitar comer en una bandeja o delante de la televisión en el sofá, ya que esto les puede generar dejadez y apatía, según expertos del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO).

+++ Se recomienda priorizar los productos de larga vida útil, nutritivos y saludables: conservas de pescados y mariscos, verduras y hortalizas congeladas o en conserva, legumbres, cereales, pan, pasta y arroz integrales, frutas en su jugo, frutos secos naturales o tostados, leche y chocolate alto en cacao.

La situación de confinamiento que millones de personas afrontan en el intento de frenar la propagación del coronavirus ha transformado sus casas en lugares de acentuada convivencia, que funcionan como residencia, oficina, guardería, colegio, comedor, gimnasio, espacio de actividades lúdicas, refugio y, a menudo, como escenario de conflictos generacionales o sentimentales.

Los expertos del Instituto Médico Europeo de la Obesidad, IMEO (www.imeoobesidad.com) ofrecen una serie de pautas nutricionales para poder sobrellevar el confinamiento, y seguir alimentándose de forma saludable, sin sufrir carencias nutricionales, ni alteraciones severas del peso corporal.

FIJAR HORARIOS DIARIOS PARA LAS COMIDAS.

Desde el IMEO recomiendan cuidar la alimentación, fijando horarios para las cinco comidas principales y hacer partícipes a todos los miembros de la familia en las tareas relacionadas con la alimentación.

“Las personas que viven solas deben huir de hábitos como comer en una bandeja o delante de la televisión en el sofá, ya que a la larga ese comportamiento les puede generar sensación de dejadez y apatía”, apuntan.

Al hacer la compra, los nutricionistas recomiendan dejar de lado los productos hipercalóricos y de mala calidad que suelen tomarse para “picotear”, porque el exceso de azúcar, sal y grasa saturada puede contribuir a la subida de peso y a provocar más ansiedad. FOTO IMEO

EJERCICIO Y AUTOCONTROL PARA CUIDAR EL PESO.

Quedarnos en casa durante un mes o más puede traer consecuencias para nuestra salud y peso, si descuidamos la alimentación y no realizamos suficiente actividad física, señalan.

Durante el confinamiento, “nos movemos menos y tenemos menor gasto energético y esto suele ir ligado a aburrimiento, ansiedad e incertidumbre, que compensamos, en muchas ocasiones, comiendo mucho y mal”, según este centro.

Añaden que el estrés que nos genera esta situación “puede llevarnos a deglutir de manera compulsiva y a sufrir atracones que, además de la natural subida de peso, pueden conllevar indigestiones e incluso podrían provocar una distensión abdominal o vómitos”.

“Si se ingieren alimentos muy calóricos de forma repetitiva, como bollería, fritos, chips o dulces, se puede ganar hasta 1 kilo a la semana y unos 5 kilos al mes”, advierte Carmen Escalada, nutricionista clínica del Instituto.

Pero, según esta experta, no hay razones para engordar durante el confinamiento, si se ajustan las cantidades ingeridas y se adecuan al apetito, “que ahora será menor”, y se controla la ansiedad por otras vías que no sea la comida.

Además de mantener una actividad física de 45/60 minutos al día, combinando ejercicios aeróbicos y de tonificación para no perder masa muscular.

“Preparar las raciones ajustadas y servirlas en sus platos en lugar de colocar la olla o la fuente al centro de la mesa (lo cual invita a repetir), y comer despacio, masticando y saboreando cada bocado, ayudan a evitar los excesos gastronómicos”, apunta.

PLANIFICAR LA COMPRA PARA EVITAR PICOTEO.

Al hacer la compra, la nutricionista Escalada recomienda dejar de lado los productos hipercalóricos y de mala calidad que suelen tomarse para “picotear” (postres lácteos azucarados, patatas fritas, helados, bollería), porque el exceso de azúcar, sal y grasa saturada puede contribuir a la subida de peso y a provocar más ansiedad.

“Hay que dar prioridad a los productos de larga vida útil, nutritivos y saludables: conservas de pescados y mariscos, verduras y hortalizas congeladas o en conserva, legumbres, cereales integrales en todas sus versiones (pan, pasta, arroz, cereales), frutas conservadas en su jugo, frutos secos naturales o tostados, leche y chocolate con alto porcentaje de cacao”, señala.

ORGANIZAR NUESTROS MENÚS COTIDIANOS.

Los expertos del Instituto aconsejan basar los menús en alimentos que producen saciedad y no aportan muchas calorías, ya que al estar confinados tenemos un menor gasto energético.

“Es fundamental incluir verduras en comidas y cenas, preferiblemente alimentos sólidos y crujientes en vez de líquidos. Los hidratos de carbono podemos reservarlos para el desayuno y tomar la pieza de fruta a media mañana”, señalan.

Quedarnos en casa durante un mes o más puede traer consecuencias para nuestra salud y peso, si descuidamos la alimentación y no realizamos suficiente actividad física, FOTO IMEO

COCINAR LOS PLATOS DE MANERA SALUDABLE.

Familiarizarse con técnicas de cocción saludables, como el wok, el papillote, el escaldado, al vacío y tomarse el tiempo para preparar recetas nutritivas, es una buena forma de cuidarnos e involucrando en la tarea a toda la familia, según el Instituto.

Algunas de las recetas sugeridas por la nutricionista Andrea Marqués para elaborarlas junto con los niños, para que participen lúdicamente en la alimentación familiar son: pan casero, palomitas de maíz, frutas desecadas o chips de batata al horno, helado de fruta y yogur, galletas de harina integral o figuritas de chocolate negro.

MANTENERSE HIDRATADO CON AGUA E INFUSIONES.

Nos ayudará para mantener unos niveles óptimos de hidratación, reduciendo el consumo de bebidas azucaradas, edulcoradas, gaseosas o alcohólicas que nos aportarán calorías vacías y sustancias poco beneficiosas para nuestro organismo.

REEMPLAZAR LOS DULCES POR PRODUCTOS NATURALES.

“Si nos apetece tomar algo dulce, podemos recurrir a alimentos naturales con un toque de dulzor como las frutas, el chocolate negro, verduras como la zanahoria o la calabaza, especias como la canela”, indican desde el IMEO.

Al hacer la compra, los nutricionistas recomiendan dejar de lado los productos hipercalóricos y de mala calidad que suelen tomarse para “picotear”, porque el exceso de azúcar, sal y grasa saturada puede contribuir a la subida de peso y a provocar más ansiedad. FOTO IMEO

Para hacer algún tentempié podría prepararse una brocheta de frutas con chocolate negro derretido y, para dar un sabor diferente, proponemos un pollo guisado con melocotón”, según el Instituto.

COMER VEGETALES Y PROTEÍNAS DE CALIDAD A DIARIO.

“Los alimentos proteicos de alto valor biológico (carne magra, pescado blanco y azul y huevos) contribuyen a preservar nuestra masa muscular y a no sentirnos debilitados”, según la nutricionista Andrea Marqués.

Advierte que “si se dispara el consumo de productos ultraprocesados a diario, nuestras defensas se verán mermadas, ya que además estaremos dejando de ingerir las vitaminas y minerales que necesitamos”.

El consumo de frutas ayuda a sobrellevar el confinamiento.FOTO IMEO

INCLUIR LOS COMPLEJOS VITAMÍNICOS EN EL MENÚ.

Para reforzar las defensas y proteger al sistema respiratorio, recomiendan el consumo de suplementos ricos en vitaminas A, B, C y E, siempre “como complemento de una alimentación equilibrada, tan necesaria en estos momentos”.

Destacan que “la vitamina A participa directamente en la respuesta inmune y podemos cubrir nuestras necesidades de esta sustancia con una alimentación rica en vegetales (zanahorias, brócoli, verduras de hoja verde) y alimentos de origen animal (ternera, pollo, lácteos enteros o huevos)”.

“Las vitaminas del grupo B están presentes en casi todos los alimentos (carne, pescado, cereales integrales, legumbres, huevos, lácteos), por lo que hay un menor riesgo de deficiencias”, aseguran.

Respecto de la vitamina C, señalan que “es esencial para reforzar las defensas. Se puede tomar en pastillas o con frutas, preferiblemente por la mañana y en ayunas, como naranjas, mandarinas, fresas, kiwi, piña y arándanos, o dentro de platos con pimiento rojo, brócoli y perejil”.

La vitamina E, con gran poder antioxidante, protege nuestro sistema respiratorio y se puede obtener de los frutos secos naturales, como nueces o almendras, del aceite de oliva virgen y de suplementos con germen de trigo, según los expertos del Instituto.

“Por su parte, la vitamina D necesaria para la absorción y depósito de calcio en los huesos, se consigue en un 20% a través de la alimentación y en un 80% a través de la exposición solar, por lo que convendría tomar sol unos 20-30 minutos al día, siendo suficiente con exponer la cara y los brazos”, apunta Estefanía Ramo, experta en nutrición gestacional y pediátrica.

Consejos para hacer ejercicio en el salón de tu casa

La evidencia científica avala la eficacia del ejercicio físico en grupo o monitorizado, acompañado por una música motivadora

El Confidencial
“El confinamiento no puede ser motivo para tomarse un descanso del gym; hay que afrontarlo como un reto para marcar distancias de lo que algunos memes auguran como visible aumento de peso de los supervivientes del Covid-19”, explica Rubén Bravo, experto en dietética y fitness del IMEO.

Los habituados al deporte son conscientes del estímulo que supone el esfuerzo físico para nuestra bioquímica mental, pues hace que nuestro cerebro libere dopamina y serotonina, neurotransmisores vinculados a la sensación de felicidad y al control de la ansiedad.

La evidencia científica avala la eficacia del ejercicio físico en grupo o monitorizado, acompañado por una música motivadora. Sería conveniente ahora que tenemos más tiempo convertirlo en un hábito que realicemos cada día en la misma hora. Esto nos ayudará a relajarnos, evitar la atrofia muscular, la ansiedad y el pensamiento negativo.

Con hijos o solo

Si tenemos hijos, lo ideal sería aprovechar para hacer una actividad física con ellos. Si se entrena solo, sería mejor distribuir la actividad física dos veces al día de media hora: una por la mañana en ayunas, por ejemplo, y otra a la tarde siguiendo pautas profesionales.

Debes distribuir la actividad física dos veces al día de media hora: una por la mañana en ayunas y otra a la tarde siguiendo pautas profesionales

Desde IMEO recomiendan algunos canales aptos para el público general, como el gymvirtual o los tutoriales que han sacado algunas cadenas de gimnasios como DIR a casa con ejercicios de media hora pensados para tonificar y fortalecer glúteos, espalda, tren superior e inferior.

Aunque no tengamos las instalaciones de un gimnasio en casa, tenemos múltiples opciones para entrenar en un espacio muy reducido del tamaño de una celda. Podemos bailar zumba y estirar con sesiones de Pilates o Yoga. Si nos gustan las pesas y no disponemos de mancuernas, se puede improvisar con botellas o garrafas de agua, bolsas de supermercado llenas de paquetes de 1 kg, hacer flexiones al suelo, trabajar los tríceps con una silla o incluso saltar en la comba para completar la sesión de cardio.

Dentro de los complementos alimenticios, “sería recomendable evitar aquellos que nos activen demasiado como, por ejemplo, la maca o los termogénicos, y centrarnos en complementos alimenticios que nos produzcan calma y nos ayudan a controlar la sensación de hambre y la ansiedad”, apunta Bravo, En este sentido, se pueden tomándolos en merienda y cena preparados de plantas como la garcinia o la grifonía, rica en 5HTP y hidroxitritófano, que influyen en los niveles de serotonina y dopamina y nos aportarán sensación de calma y bienestar.