¿Por qué parece imposible adelgazar después de los 50?

Mantenerse en un peso adecuado no siempre es fácil y entrada la menopausia para las mujeres esto supone, en ocasiones, un reto difícil de salvar

Herealdo

Entre los 45 y los 50 años es habitual que las mujeres comiencen a sufrir los cambios que vienen de la mano de la menopausia. Sofocos, dolores musculares, falta de apetito sexual y aumento de peso son los más comunes, pero uno de los que más se sufre es este último, ya que es una transformación física involuntaria que poco tiene que ver con comer más o menos.

En esta etapa es frecuente ganar kilos por causas múltiples y variadas. Según la OCU, la disminución en la producción de hormonas estrógenas y del gasto energético en reposo, el aumento del tejido graso (perdiendo parte del magro) y los cambios en los centros cerebrales que regulan el apetito son algunos de los factores que pueden darse durante el cese de la menstruación y, aunque muchas mujeres desearía que fuesen parte de las mentiras más extendidas sobre la regla,  son una realidad a la que hay que enfrentarse. La combinación de todos estos factores produce un cambio en el metabolismo que provoca una menor eficiencia en la quema de la grasa procedente de los alimentos y así ésta se acumula con más facilidad.

Está claro que de la menopausia no se puede huir, pero sí se puede pedir el asesoramiento del ginecólogo y llevar a cabo rutinas y ejercicios, como el yoga, que pueden aliviar sus efectos y devolver la confianza a aquellas mujeres que la pierden durante esta etapa natural.

Tres consejos para hacer frente a la ganancia de peso

  • Es fundamenta no obsesionarse con los kilos que se puedan ganar. Es natural que ocurra, por eso, llevarlo con naturalidad es esencial para no generar estrés y que este empuje a comer por ansiedad.
  • Hay que aumentar el consumo de productos vegetales y mantener los de origen animal y bajar los altos en grasas. La dieta mediterránea estructurada siempre en cinco comidas será la mejor aliada. Además, hay ‘snacks’ a los que volverse adicta sin peligro y de los que se puede abusar en caso de ansiedad o entre horas.
  • Hay que mantenerse activa y practicar ejercicio, ya que mejorará el tono muscular y conseguirá aumentar el gasto energético. También repercutirá directamente en el estado de animo y ayudará a verse más saludable frente al espejo.

La bollería, culpable de la obesidad infantil en aumento en España

Y los malos hábitos, como no desayunar

En pocas décadas nuestro país ha pasado de la escasez a la sobrealimentación. Un nuevo estudio vuelve a poner de manifiesto los problemas de la bollería industrial

El Confidencial

imagen-sin-tituloLos ‘desayunos saludables’ en los colegios han cambiado a mejor la rutina de millones de niños españoles y ya no es habitual que consuman bollos en horario escolar. La medida es importante, dado que la obesidad es una auténtica epidemia de los países desarrollados. En el nuestro la prevalencia es preocupante: un 26,2% de los niños entre seis y nueve años tiene sobrepeso y el 18,3% son obesos, si usamos los estándares de crecimiento de la OMS. Sin embargo, no es la franja más problemática. A partir de 7 años, el problema aumenta considerablemente.

Uno de los motivos puede ser el poco tiempo que los adultos tienen para encargarse de comprar y cocinar, con padre y madre trabajando a jornada completa en muchos casos. Las familias uniparentales o de padres separados, cada vez más frecuentes, complican también el presupuesto para comida, y ayudan a caer en círculos viciosos. Superados y con miedo a no satisfacer las necesidades de los hijos, los padres tienen problemas para negarles un capricho dulce o un premio en forma de aperitivo aceitoso en el rato en que sí disfrutan de su compañía.

Desayunar bollos

El Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, a través de la Estrategia Naos (Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad), coordinada por la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aecosan), ha presentado el estudio Aladino para vigilar el «crecimiento, alimentación, actividad física, desarrollo infantil y obesidad» en 2015, y la industria de la bollería sale muy mal parada.

Para recabar los datos han contado con la colaboración de administraciones públicas de educación y sanidad de las comunidades autónomas, colegios, directores y profesores, asociaciones de padres y familias, y han usado datos de 10.899 niños en total. Han comprobado que, tras muchos años de tendencia creciente (más prevalencia de la obesidad cada vez), la situación empieza a invertirse en el rango de los seis a los nueve años de edad, como se ha observado en otros países.

Estas edades son críticas, y se presta especial atención a ellas porque, como puso de manifiesto la iniciativa COSI («WHO European Childhood Obesity Surveillance Iniciative»), a la que España se adhirió desde el principio, en esta etapa los posibles cambios debidos a la pubertad son mínimos, de forma que los datos son más útiles para buscar patrones generales y valorar cómo intervenir para prevenir la obesidad y educar en los mejores hábitos de vida para su futuro.

Se han tenido en cuenta peso y medidas, respuestas a cuestionarios en colegios y casas y se ha hecho un análisis estadístico, teniendo en cuenta también datos de los niños nada más nacer y de su primer año de vida. Las medidas a favor de la lactancia materna, con formación en hospitales, talleres públicos y sobre todo el consejo directo de matronas y pediatras, han hecho que sean ya un 76% de familias del estudio las que indican que el niño recibió este tipo de alimentación, la más recomendada en los primeros meses de vida.

solo-de-vez-en-cuando-istockAunque la mejora de este año en la prevalencia de obesidad infantil es una buena noticia, hay que seguir trabajando sobre todo en estas claves, que estadísticamente están relacionadas con mayor peligro:

  • Malos hábitos de alimentación.
  • Falta de ejercicio físico.
  • No desayunar a diario. El 15,5% de los niños consultados respondieron que habían tomado solo agua, leche o zumo. Además, aún son una pequeña minoría los que toman fruta o zumo natural a primera hora: un 8,4%. Un 6,4% tomaron otros alimentos, como huevos o jamón, mientras que un 12,3% comieron bollería.
  • Tener televisión, ordenador o videojuegos en su habitación.
  • Usar estos dispositivos más de dos horas diarias.
  • Dormir poco.
  • Bajo nivel de ingresos familiares.
  • Bajo nivel educativo de padres y madres.

En un estudio de octubre de este mismo año, la OMS concluyó que los refrescos azucarados son la primera causa de obesidad infantil. Entre las recomendaciones de la organización internacional estaba aumentar los impuestos a estos productos. El estudio Aladino viene a negar la importancia de ese factor en nuestro país: según estos nuevos datos los niños no consumen refrescos azucarados a diario.

Muchos padres solo dan a sus hijos refrescos en cumpleaños y fechas especiales, pero les ofrecen bollería para merendar de forma habitual o galletas para desayunar cada mañana.

El 53% de los niños encuestados dijo que no los tomaban nunca; el 31% lo hacía una vez a la semana o menos; el 12,1% entre uno y tres días; y solo un minúsculo 0,8% lo hacía cada día. En cambio, las galletas, pasteles, donuts o bollos son consumidos a diario por un 7,8% de los niños y hasta un 39% lo hace entre una y tres veces por semana.

Estas cifras convierten a la bollería en lo segundo que los niños toman más frecuentemente, solo después de frutas frescas, verduras o lácteos. El pescado, recomendado en mucha mayor medida por los nutricionistas, lo consumen menos. Los niños que toman pescado a diario son solo un 5%.

También es significativo el número de niños que nunca han tomado bollería. Son realmente muy pocos, solo el 8,7%, aunque es aún menor (4,7%) el de los que nunca han probado pizzas, patatas fritas o hamburguesas. ¿Y los refrescos azucarados? Más de la mitad de los niños del estudio no los han tomado nunca, un 53%.

Los antibióticos, nuevos sospechosos de epidemia de la obesidad

Una nueva teoría señala que detrás de la epidemia de obesidad en el mundo están los antibióticos. Los expertos explican qué pasa cuando el apetito se mezcla con la penicilina.
Semana.com
obesidad y antibioticosEn el juicio por identificar el culpable del aumento de peso de la población han pasado muchos sospechosos a la silla de acusados: el azúcar, la grasa, el sedentarismo, e incluso se ha señalado a la industria alimenticia por hacer comidas muy apetitosas. El más reciente en la lista, sin embargo, parece el más inocente, pero todo indica que no lo es. Se trata de los antibióticos, medicamentos ampliamente usados hoy para tratar infecciones.

Quien los acusa es Martin Blaser, director del programa del Microbioma Humano de la Universidad de Nueva York, que ha estudiado durante décadas la relación entre estas drogas y la obesidad en animales. La idea de que los antibióticos engordan no es nueva. De hecho, en las fincas se utilizan rutinariamente para aumentar la talla y el peso del ganado y los pollos. En su laboratorio, Blaser comprobó hace unos años que a los ratones les pasa lo mismo con un experimento que consistió en ofrecerles una dieta alta en calorías. Aquellos que fueron expuestos a dicha droga aumentaron el doble de peso a pesar de haber ingerido el mismo tipo de comida que los demás.

Desafortunadamente, en los humanos se ha visto ese mismo efecto. Uno de los estudios pioneros en el tema reveló que a los niños a los que se les suministraba antibióticos ganaban más peso, 6,5 libras, mientras que el grupo control apenas aumentaba 1,9 libras.

Blaser, quien en abril publicará el libro Missing Microbes, cree que esto sucede porque los antibióticos interfieren con el microbioma de las personas, es decir con las millones de bacterias que habitan en el cuerpo y que a cambio de comida ayudan a procesar enzimas y a producir hormonas en el organismo. El experto está investigando una en particular, la Helicobacter pylori, bacteria que incrementa el riesgo de úlcera y cáncer de estómago. A pesar de su prontuario, Blaser ha encontrado que H. pylori tiene un papel importante para regular la ghrelina, hormona involucrada en la sensación de apetito, tanto así que el estómago se comporta distinto luego de un tratamiento con antibiótico para erradicar esa bacteria.

Antes de comer, los niveles de ghrelina deben subir para anunciarle al cerebro que la persona tiene hambre, y bajar después de comer para que reciba la señal de satisfacción. Pero todo parece indicar que en personas sin H. pylori no se produce ese control. En un trabajo con 92 personas, aquellos que fueron tratados con antibióticos para eliminar esta bacteria aumentaron de peso porque los niveles de ghrelina se mantuvieron altos luego de comer, cuando debían haber bajado, lo que hizo que tuvieran hambre por mucho más tiempo y por consiguiente que comieran más. “Esto quiere decir que el microbio está regulando no solo la ghrelina sino también el apetito”, dijo Blaser a Scientific American. En su lucha por demostrar esta teoría, Blaser no está solo. Otros investigadores han encontrado que si se altera el balance microbiano del estómago con antibióticos aumenta el riesgo de que los pacientes suban de peso.

Estos hallazgos suponen un dilema pues si no se administran antibióticos para este tipo de bichos se pondría en peligro la vida de la persona. Además, “los pacientes que tienen la flora intestinal dañada por los antibióticos la recuperan en el tiempo”, dice Barry Marshall, biólogo de la Universidad de Western, Australia. Pero lo contrario también podría llevar a comer de más y, a largo plazo, a la obesidad, una condición que genera otros riesgos de enfermedad. Pero lo que preocupa a Blaser no son estos tratamientos sino su abuso. Hoy cualquiera se los autorreceta como si se tratara de una aspirina.

El proyecto del Microbioma Humano podría probar la validez de esta teoría. Y de ser así, Blaser piensa que se podrían identificar cuáles microbios protegen al ser humano de la diabetes y de la obesidad e impedir que los antibióticos los aniquilen. La otra opción es desarrollar drogas que podrían llamarse anti-antibióticos, cuya función sería repoblar el estómago con los bichos indispensables para regular el apetito. Mientras tanto, habrá que convivir con el sospechoso.

Descubierta la molécula responsable de los beneficios del ejercicio

descubierta_molecula_responsableAunque está claro que el ejercicio mejora la salud y la longevidad, los cambios que se producen en el cuerpo para facilitar dichos beneficios no estaban tan claros. 

Imfarmacias.es
Un equipo de investigadores norteamericanos ha descubierto una molécula que se genera durante el ejercicio y que contribuye a los efectos beneficiosos del ejercicio sobre el metabolismo, según publica la revista Cell Metabolism. Así, estudios iniciales del laboratorio de Spiegelman, que colaboró en dicha investigación, han demostrado que la proteína denominada PGC-1alfa regula genes metabólicos en el músculo y contribuye a la respuesta de éste al hacer ejercicio. En el estudio identificaron el ácido beta aminoisobutírico (BAIBA) como uno de esos metabolitos y encontraron que aumenta la expresión de los genes que están involucrados con la quema de calorías en las células de grasa. También redujo el aumento de peso y ayudó a equilibrar los niveles de azúcar en sangre en ratones. Los hallazgos sugieren que BAIBA puede contribuir a la protección frente a las enfermedades metabólicas inducida por el ejercicio.

“La manipulación de BAIBA o las enzimas que generan BAIBA puede tener un potencial terapéutico. La quema de grasa es probable que influya en múltiples aspectos de la salud metabólica relacionados con la diabetes, enfermedades cardiacas y otras condiciones”, apuntó Robert Gerszten, de la División de Cardiología y Cardiovascular del Centro de Investigación en el Hospital General de Massachusetts y la Escuela de Medicina de Harvard, en Estados Unidos. Los análisis realizados en estudios sobre el ejercicio en humanos y participantes en el Estudio del Corazón de Framingham revelaron que los niveles de BAIBA aumentan durante el ejercicio y se asocian inversamente con factores de riesgo metabólicos. En concreto, se correlacionaron inversamente con los niveles de azúcar en sangre en ayunas, insulina, triglicéridos y colesterol total.

La menopausia, asociada al incremento de la grasa corporal

Múltiples estudios demuestran que la MENOPAUSIA se asocia a un incremento del 17% de la masa grasa

El Instituto Médico Europeo de la Obesidad leva desde el 2006 tratando a mujeres que según se van acercando a la menopausia comienzan a coger kilos, perdiendo el control sobre su peso.

¿Qué es la menopausia?

El comienzo de la menopausia marca irremediablemente el final del periodo fértil de la mujer y en consecuencia la función de sus ovarios.

A lo largo de varios años, tendrán lugar cambios profundos en el plano físico y emocional:

Alteraciones del sueño.
Aumento de peso (entre 5Kg a 20Kg).
Sofocos.
Disminución de la masa muscular.
Palpitaciones.
Cuadros de ansiedad y depresión.
Redistribución de las grasas corporales.
Retención de líquidos.
Aumento de la grasa corporal.
Posible debilidad o caída de pelo.

Programas Menopausia de PERDIDA DE PESO

Programa MenopausiaLight -11Kg

Duración: 8 Semanas

Estudio de Evaluación inicial, control y final compuesto de:

3 Estudio Antropométrico y distribución de contornos.
2 Analizador Hormonal y Emocional EIS.
8 Analizador Corporal y Metabólico TANITA Advance.
1 Scanner Corporal iDEXA de localización y análisis de la grasa corporal, agua y masa muscular.
1 Scanner Corporal iDEXA Densitómetro. Análisis de la densidad ósea Osteopenia/Osteoporosis.
1 Estudio Intolerancias Alimenticias por Biorresonancia MedTronik.

Tecnología Reducción y Reafirmación:

8 Sesiones de VelaSmooth (Reafirmación y tonificación).
8 Sesiones de Presoterapia (Masaje linfático mecánico / Retención de líquidos).
6 Sesiones de LipoContour MD (Reducción de grasas localizadas).
8 Consultas de Nutrición.
PlanSport Training adaptado a su capacidad cardiorespiratoria.

Programa MenopausiaAdvance -26Kg

Duración: 36 Semanas

Estudio de Evaluación inicial, control y final compuesto de:

7 Estudio Antropométrico y distribución de contornos.
7 Analizador Hormonal y Emocional EIS.
36 Analizador Corporal y Metabólico TANITA Advance.
1 Scanner Corporal iDEXA de localización y análisis de la grasa corporal, agua y masa muscular.
1 Scanner Corporal iDEXA Densitómetro. Análisis de la densidad ósea Osteopenia/Osteoporosis.
1 Estudio Intolerancias Alimenticias por Biorresonancia MedTronik.
Tecnología Reducción y Reafirmación:

20 Sesiones de VelaSmooth (Reafirmación y tonificación).
20 Sesiones de Presoterapia (Masaje linfático mecánico / Retención de líquidos).
10 Sesiones de LipoContour MD (Reducción de grasas localizadas).
36 Consultas de Nutrición.
PlanSport Training adaptado a su capacidad cardiorespiratoria.

Causas del Aumento de Peso en la Menopausia

Disminución de los Estrógenos y la Progesterona, facilitando la acumulación de grasas.
Disminución de la Leptina, su principal función es distribuir el gasto metabólico, potenciando el gasto calórico y controlando la sensación de hambre.
Disminución de la Hormona de Crecimiento, provocando un descenso en la masa muscular, responsable del 70% del gasto energético.

Perder grasa y no masa muscular

Los hombres comienzan a coger kilos a partir de los 35 años, a un ritmo aproximado de 0,5Kg por año, principalmente en forma de grasa visceral, aún manteniendo sus hábitos comunes.

En cambio, la mujer está protegida de éste deterioro hasta que comienza con su periodo de perimenopausia normalmente entre los 45 y 50 años…

Para más información:
Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO)
Tle. 917 45 17 96
E-mail: consultas@imeoobesidad.com
Horario de Atención al cliente 24h llamando al telefono 902104050
http://www.imeoobesidad.com