Variedad y densidad de nutrientes, la tendencia que debe seguirse

Los azúcares añadidos y las grasas saturadas, así como la dieta mediterránea como ejemplo saludable, protagonizan la nueva edición de las guías dietéticas americanas. Estas pautas marcarán la senda de los próximos cinco años.

Correo Farmacéutico, por Ana Callejo Mora

piramide nutricionalCentrarse en comer de forma variada y dando prioridad a los alimentos de alta densidad en nutrientes es una de las propuestas de la octava edición de las guías dietéticas americanas (2015-2020 Dietary Guidelines for Americans), presentadas el pasado mes de diciembre por los departamentos de Salud y Agricultura de Estados Unidos, y publicadas en la edición electrónica del JAMA a principios de enero.
Para Marta Garaulet, catedrática de Fisiología de la Universidad de Murcia y profesora visitante de la Universidad de Harvard (Estados Unidos), lo más interesante de estas guías es que «destacan la importancia de la variedad. A pesar de la gran disponibilidad de alimentos, tendemos a repetir los que consumimos. La monotonía es lo que dificulta que obtengamos los nutrientes necesarios. Otra idea resaltada en esta edición es la densidad de nutrientes; un concepto relativamente nuevo. Lo importante es que los alimentos sean de alta densidad en nutrientes y con baja cantidad de calorías; es decir, que tengan muchos nutrientes por caloría (verduras y frutas), ya que ahora se consume menos energía que hace 30 años. Al día deberían ingerirse un plato y medio de verduras y tres piezas completas de fruta».

Además, la experta en Nutrición, comenta que «estas pautas subrayan que la nutrición debe venir del alimento, no de los aditivos, como los suplementos nutricionales. Hay mucha gente que cree que hay que tomar batidos o cápsulas, pero es una idea errónea».

Asimismo, las guías recomiendan cumplir patrones alimentarios saludables -ofreciendo el ejemplo de la dieta mediterránea- y ponen límites al consumo de azúcar (menos del 10 por ciento de calorías diarias deben proceder de azúcares añadidos) y de grasas saturadas (menos de un 10 por ciento de calorías diarias que procedan de estas grasas). Rubén Bravo, portavoz del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), «critica que intentan reducir el consumo de azúcar pero, por otro lado, no establecen normas hacia la industria alimentaria para que disminuyan los niveles de azúcar en sus productos. Es el caso de la bollería industrial, donde también se encuentran grasas saturadas». Sobre este tipo de grasas, Bravo recuerda que también se hallan en las carnes procesadas, además de en algunas galletas y cereales, e incluso en el pan.

REVALORIZAR LAS LEGUMBRES
Según la catedrática, «en España deberían seguirse las recomendaciones de dieta mediterránea que incluyen estas guías, donde la fuente principal de proteínas son las legumbres. Este alimento tendría que consumirse tres veces a la semana, ya sea cocinado, en puré o en ensalada». Tanto ella como Bravo afirman que en Estados Unidos no están acostumbrados a estos platos de cuchara.

Algo que no se hace en España y debería, en palabras de Garaulet, es «tomar la mitad de alimentos ricos en carbohidratos en su forma integral. No vas a comer una paella de arroz integral, pero los cambios se pueden hacer en la pasta, arroz y pan del día a día». En cuanto a los lácteos, la experta señala que, aunque los americanos insistan en aconsejar el consumo de lácteos libres o bajos en grasa, «en nuestro país no llegamos a las cantidades de calcio necesarias, por eso no es tan importante recurrir a desnatados. Los niños deberían tomar dos raciones de leche entera al día y los adultos, tres de semi«.

Pautas americanas ‘recien salidas del horno’

Principales recomendaciones Y limitaciones de la octava edición de las guías dietéticas americanas:

1. Seguir un patrón alimentario saludable, como el mediterráneo, a lo largo de la vida y apoyar el seguimiento de ese patrón para todas las personas. Un patrón saludable incluye:
•Verduras variadas de todos los subgrupos -las de color verde oscuro, rojo y naranja y las ricas en fécula-, legumbres (alubias y guisantes) y otras.
•Frutas, especialmente en piezas enteras.
•Cereales, al menos la mitad de los cuales deben ser integrales.
•Productos lácteos libres o bajos en grasa, entre los que se hallan la leche, el yogur, el queso y las bebidas de soja fortificadas.
•Una variedad de alimentos proteicos, entre los que están
el marisco, carnes magras, aves, huevos, legumbres, frutos secos, semillas y productos de soja.
•Aceites.
2. Centrarse en la variedad, densidad de los nutrientes y cantidad.
3. Limitar las calorías procedentes de los azúcares añadidos, las grasas saturadas y reducir la ingesta de socio. En concreto:
•Consumir menos del 10 por ciento de calorías al día que procedan de azúcares añadidos.
•Consumir menos del 10 por ciento de calorías al día de grasas saturadas.
•Consumir menos de 2.300 miligramos al día de sodio.
4. Elegir alimentos y bebidas más saludables.
5. En caso de consumir alcohol, se debería hacer con moderación (hasta una unidad de bebida al día para las mujeres y hasta dos unidades para los hombres) y sólo para los adultos con edad permitida para ello.
Fuente: 2015-2020 Dietary Guidelines for Americans.JAMA. 2016.

Claves para entender la definición de carnes procesadas como cancerígenas

¿Cuánto se debe consumir? ¿Cómo debe cocinarse? ¿Qué tipo de cáncer pueden generar?

El Observador

carnes procesadas y rojasEl anuncio de la principal agencia de salud de las Naciones Unidas, la Organización Mundial de la Salud (OMS), generó temores, polémicas y contrataques. ¿Pero qué fundamentos científicos explican la decisión de definir que cierto tipo de consumo de carnes procesadas puede provocar cáncer? ¿Cuánto es mucho a la hora de afectar la salud? ¿Qué tipo de cáncer se genera?

Estas y otras preguntas son algunas de las que se generan luego del anuncio del lunes 26 de octubre, cuando la OMS señaló públicamente que las carnes procesadas son carcinógenas, colocándolas al mismo nivel que el tabaco, entre otros productos que pueden producir cáncer. En la misma declaración, el organismo aclaró que la carne roja es, también, «probablemente» carcinógena.

La polémica se disparó inmediatamente, porque de hecho la industria cárnica (que mueve unos 95.000 millones de dólares y de la que dependen numerosas economías del mundo) se venía preparando para lo que ya se veía como una «crónica de una muerte anunciada». El contraataque no se hizo esperar.

Estos son los puntos básicos para entender la decisión de la OMS y la propia discusión que se abre a partir de ahora sobre las consecuencias sobre la salud humana.

¿Qué tipos de carnes se incluyen en la advertencia de la OMS?

La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer acepta una definición amplia tanto de lo que es carnes procesadas como carnes rojas.

Entre las primeras se incluyen todas las carnes que hayan sido saladas, curadas, fermentadas, ahumadas o que hayan pasado por procesos para mejorar su sabor o extender su preservación. Esto incluye salchichas de diverso tipo, corned beef, frankfurters, carne salada, carne envasada, preparaciones como salsas en base a carne, embutidos de pollo y pavo. Y, por supuesto, panceta.

La carne roja engloba «todo tipo de carne muscular de mamífero», lo que incluye carne de vaca, ternera, cerdo, cordero u oveja, caballo y hasta cabra.

¿Qué tipo de cáncer han señalado los científicos de la OMS que puede tener relación con el consumo de estas carnes?

La «etiqueta» de carcinógenos para estos productos se les ha dado en base a estudios sobre cáncer colorrectal. También han encontrado relación entre el consumo de carnes procesadas y el cáncer de estómago.

En el caso de las carnes rojas, la asociación se ha hecho con cáncer de tipo colorrectal, pancreático y de próstata.

¿Por qué la OMS considera que estos productos son perjudiciales para la salud?

Los científicos señalan que algo negativo sucede durante el proceso de salado, curado y otros tratamientos que se le hacen a la carne, lo que genera químicos carcinogénicos tales como el NOC (compuesto N-nitroso) o el hidrocarburo aromático policíclico (PAH).

En las carnes rojas la forma de cocción también puede derivar en elementos carcinógenos sospechosos, como las aminas heterocíclicas (HAA) y las PAH. El reporte de la OMS, publicado en la Lancet Oncology, señala que la cocción de las carnes rojas a altas temperaturas «por medio de frituras, grill o parrilla, generalmente produce la mayor cantidad de estos químicos».

¿Qué diferencia hay entre la categoría que la OMS le da a las carnes procesadas y a las carnes rojas en términos de salud?

El grupo de investigadores ubicó a las carnes procesadas en el grupo de mayor riesgo, porque consideran que hay evidencia sólida para respaldar la relación con el cáncer. Es la misma designación que se le dio a agentes que causan tipos de cáncer serios, tales como la polución del aire o diferentes tipos de radiación.

La carne roja en cambio fue ubicada en la segunda categoría de riesgo, como carcinógeno «probable», lo que significa que hay evidencia limitada de que puede provocar cáncer en humanos, aunque si existe amplia evidencia derivada de experiencia con animales.

¿Cuál es la recomendación de la OMS sobre la cantidad de carnes procesadas y carnes rojas que se debería consumir?

El director de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer de la OMS (IARC por su sigla en inglés), Christopher Wild, explicó que el grupo recomienda «limitar» la ingesta de carne. Al mismo tiempo señaló que no hay duda sobre su «valor nutricional».

Expertos en nutrición de la Asociación Americana de Cáncer consultados por el Washington Post recomiendan reducir el consumo de carne roja y limitar al mínimo la ingesta de carnes procesadas.

A diferencia de otros productos considerados riesgosos para la salud, como el alcohol (los científicos han dicho que se recomienda no consumir más de una copa por día), en el caso de la carne no hay recomendaciones específicas de cantidades a consumir. Esto es así porque depende mucho de la biología de cada persona e incluso de sus hábitos alimenticios y de vida.

Lo más parecido a una recomendación al respecto es la que ha realizado el Fondo Internacional para la Investigación del Cáncer, que sugiere que las personas que coman carne roja no deberían sobrepasar los 500 gramos por semana, además de evitar o «casi» evitar por completo las carnes procesadas.

El reporte de la OMS que se conoció esta semana señala que si una persona come 50 gramos de carnes procesadas por día (lo que equivale a unas pocas fetas de panceta), o un total de 350 gramos por semana, su riesgo de desarrollar cáncer colorrectal se incrementa en un 18%.

¿Cuál es el cometido de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer de la OMS?

Esta agencia tiene la tarea de evaluar potenciales carcinógenos para los humanos, para lo cual investiga casi todo, desde ciertos químicos pasando por herbicidas, tabaco e incluso el wifi.

Basándose en la «mejor evidencia científica disponible», la agencia luego clasifica estos elementos o conductas y las califica como definitivas, probable o posibles causantes de cáncer.

La «mejor evidencia científica disponible» es el conjunto de estudios científicos realizados no por esta agencia sino por universidades, instituciones públicas y privadas de todo el mundo, que cuenten con el aval del método científico.

¿Cuánto influye el método de preparación y cocción de estas carnes en su potencial carcinogénico?

La agencia señala que si bien las carnes rojas contienen muchas proteínas y nutrientes fundamentales, incluyendo vitamina B y hierro, el método que se utilice para prepararlas puede ser problemático.

Por ejemplo, las carnes procesadas contienen químicos que se pueden convertir en el estómago en carcinogénicos, en especial en compuestos N-nitoros y en hidrocarbonos aromáticos policíclicos. Según el Instituto de investigación del cáncer del Reino Unido, los compuestos N-nitroso dañan las células que recubren el intestino, lo que hace que para «sanarse» deban replicarse. Así se pude desencadenar un cáncer.

«Es esta replicación «extra» la que puede incrementar la chance de que se desarrollen errores en el ADN de las células, el primer paso en el camino hacia el cáncer».

¿Por qué es tan polémica esta definición de la OMS sobre la carne?

La declaración de la OMS fue realizada por un panel de 22 expertos internacionales que revisaron décadas de investigaciones centradas en la relación entre consumo de carne roja, carnes procesadas y cáncer. El panel revisó 800 experimentos realizados con animales, estudios en base a dieta de los humanos y su salud y también investigaciones a nivel celular.

El problema es que los experimentos para probar que un alimento produce cáncer son extremadamente desafiantes por diversas razones. En primer lugar es necesario controlar la dieta de miles de personas durante muchos años, pero este tipo de experimentos son casi imposibles de hacer y difieren según poblaciones y hábitos.

Por eso los investigadores se basan en estudios epidemiológicos que se basan en muchos casos en la observación de la nutrición. Lo que hacen es monitorear un grupo amplio de personas, observan cuánta carne consume y registran qué problemas de salud tienen a lo largo del tiempo. Pero estos estudios no pueden ser aleatorizados –lo que los haría más rigurosos– porque para eso los investigadores deberían poder decidir que ciertas personas coman ciertas comidas y otras se abstengan de hacerlo, un extremo que éticamente no es viable.

Sin embargo, la OMS ha sido clara en su decisión: «Basándonos en la gran cantidad de información y las consistentes asociaciones entre cáncer colorrectal y consumo de carnes procesadas que aparecen a través de estudios en diferentes poblaciones, es posible decir que la parcialidad y la casualidad no son explicaciones plausibles.»

Fuentes: Washington Post y AFP

Olvídate de estos alimentos: pueden causar cáncer

El American Institute of Cancer Research (AICR) ha hecho advertencias sobre la mala alimentación y el cáncer, recomendándoles a todos reducir o evitar el consumo de ciertas comidas y bebidas que en la actualidad están invadiendo el mercado. 

Informe21
nugget-500x339Es muy preocupante que muchas personas intenten justificar sus malos hábitos de vida con la popular frase “todo causa cáncer”.

Esta es cada vez es más común entre las personas por el hecho de que se viene advirtiendo de que muchas cosas que forman parte del estilo de vida moderno puede aumentar el riesgo de padecer esta enfermedad.

Lo cierto es que hay investigaciones científicas que sustentan muchas de esas advertencias y, aunque aún faltan más evidencias, se ha podido determinar que hay algunos alimentos comunes en la dieta que pueden aumentar el riesgo de sufrir alguno de los tipos de cánceres, ya que sus compuestos tienen un efecto negativo en el organismo.

Organismos genéticamente modificados (GMO)

Los transgénicos están invadiendo el mercado y las dietas, a pesar de que se ha comprobado que tanto los GMO como los productos químicos que se utilizan para su cultivo son causas potenciales de tumores en el organismo.

El interés de la industria alimentaria y las grandes compañías del mundo son los que han llevado estos alimentos a la mesa del consumidor, disfrazándolos de frescura y, sobre todo, mejor precio.

Entre los alimentos transgénicos más comunes se destacan:

Alimentos a base de maíz

Soja y sus derivados

Canola convencional (Colza)

Tomates

Carnes procesadas

Los cárnicos procesados como, por ejemplo, las mortadelas, tocino o salchichas, entre otros, contienen conservantes químicos que los mantienen frescos y atractivos para el consumidor, pero que también pueden provocar cáncer.

El nitrito y el nitrato de sodio hallados en este tipo de alimentos son los responsables del mayor riesgo de cáncer de colon y otros tipos de cánceres.

Por esta razón, a la hora de comprar este tipo de productos, lo mejor es asegurarse de que sea carne curada sin nitratos y, en lo posible, de una fuente animal alimentada con pasto.

Harina blanca refinada

Este ingrediente está presente en la mayoría de alimentos procesados, pero también está presente en muchas otras comidas que son comunes en la dieta y por esto, la preocupación ha aumentado, ya que las personas están excediendo su consumo de hidratos de carbono.

Un estudio publicado en la revista Cancer Epidemiology reveló que el consumo excesivo de hidratos de carbono puede aumentar hasta un 220% el riesgo de cáncer de mama en las mujeres.

Además, por ser alimentos de alto índice glucémico, incrementan los niveles de azúcar en la sangre y, por ende, alimenta las células cancerosas.

Azúcares refinados

Su dulce sabor lo ha convertido en un alimento muy adictivo que es casi imposible eliminar por completo de la dieta.

Este producto tan común está asociado con el crecimiento de las células cancerígenas, ya que las ayudan a metabolizar y proliferar en el organismo, reduciendo los efectos de los medicamentos para combatir la enfermedad.

Los azúcares refinados están presentes en alimentos como:

Jarabe de maíz de alta fructosa

Galletas
, tortas, pasteles

Refrescos, jugos

Salsas

Cereales

Alimentos salados

Las comidas saladas o conservadas con sal están relacionadas con el mayor riesgo de cáncer de estómago y de la nasofaringe.

Los expertos en salud se preocupan mucho por el consumo de este ingrediente ya que, además de estar presente en muchas mesas y cocinas, también forma parte de muchas comidas que se incluyen de forma habitual en la dieta, lo que se traduce en un exceso.

Lo peor es que, además de aumentar el riesgo de cáncer, la sal también está relacionada con el mayor riesgo de problemas cardiovasculares.

La recomendación es reducir al máximo el consumo de sal y verificar la cantidad que contienen los productos elaborados y conservados que se adquieren en el mercado.

Aceites hidrogenados

Por lo general este tipo de productos son utilizados en la conservación de alimentos procesados y con el fin de mantenerlos estables.

El problema es que ya está demostrado que este tipo de grasas alteran la estructura y la flexibilidad de las membranas celulares en todo el cuerpo, lo que conduce a enfermedades crónicas como el cáncer.

En la actualidad muchos fabricantes están sustituyendo poco a poco estos aceites por otros más seguros, como el aceite de palma.

No obstante, a pesar de esto, los hidrogenados siguen siendo los más utilizados en la fabricación de procesados.

Fuente: Mejor con salud

AJV

9 alimentos que deberías evitar

A continuación se detalla el por qué de los los 9 alimentos prohibidos en la dieta.

1. Tomates enlatados

Muchas marcas líderes de alimentos enlatados contienen BPA – un químico tóxico vinculado con anormalidades reproductivas, efectos neurológicos, aumento del riesgo de cáncer de mama y de próstata, diabetes, enfermedades del corazón y otros problemas serios de salud. Según las pruebas del Cosumer Reports sólo un par de porciones de comida enlatada puede exceder los límites seguros de exposición diaria en los niños.

La alta acidez – una característica prominente de los tomates – hace que el BPA se filtre en los alimentos. Para evitar esta sustancia química peligrosa, evite los alimentos enlatados por completo y consuma frutas y vegetales frescos, o en su lugar, compre marcas que utilicen envases de vidrio -especialmente con alimentos ácidos como el tomate.

2. Carnes Procesadas “Embutidos”

alimentnos a evitarLos embutidos se hacen típicamente de carnes de animales que recibieron hormonas de crecimiento, antibióticos y otros medicamentos veterinarios. Estas carnes también contienen típicamente nitrito de sodio y otros aromas y colorantes químicos. Este tipo de carnes procesadas debe evitarse por completo, ya que las carnes procesadas aumentan el riesgo de cáncer, y ninguna cantidad de carne procesada es «segura». Las carnes de animales alimentados con pastura y orgánicas, o salmón capturado en estado salvaje, son opciones más saludables.

3. Margarina

Hay una gran variedad de componentes insalubres en las margarinas y otros impostores de la mantequilla, incluyendo grasas trans, radicales libres, emulsionantes y conservantes, hexano y otros disolventes tóxicos. La mantequilla de leche cruda, hecha de leche de vacas alimentadas con pastura, es benéfica y rica en ácido linoleico conjugado (CLA por sus siglas en ingles), el cual es conocido por ayudar a combatir el cáncer y la diabetes.

4. Aceites Vegetales

Los aceites vegetales son altamente procesados y cuando se consumen en grandes cantidades, distorsionan el importante índice de grasas omega-6 y omega-3. Los aceites vegetales pueden oxidar el colesterol bueno, convirtiéndolo en colesterol malo. El aceite de coco es su mejor opción para cocinar, ya que no es susceptible al daño por el calentamiento. También es una de las grasas más singulares y benéficas para su cuerpo. El aceite de oliva se daña fácilmente por el calentamiento, mejor viértalo sobre ensaladas sólo si es extra virgen de primera presión en frío.

5. Palomitas en Microondas

Las bolsas de palomitas de maíz de microondas están llenas de PFOA (sustancias perfluoroalquiladas) ya que al ser calentadas los compuestos se filtran en las palomitas de maíz. Estas sustancias químicas son parte de un creciente grupo de químicos, conocidos por perturbar el sistema endocrino y afectar a las hormonas sexuales. La EPA ha nombrado a los PFC’s «probables cancerígenos» y ha establecido que los PFOA «poseen riesgos de desarrollo y reproducción en los seres humanos.»

6. Patatas no orgánicas y otros productos frescos, conocidos por su alta contaminación de plaguicidas

Su mejor opción es comprar únicamente frutas y vegetales orgánicos, ya que los agroquímicos sintéticos no son permitidos bajo las normas orgánicas de la USDA. Dicho esto, no todas las frutas y vegetales cultivados convencionalmente son sometidos a la misma cantidad de carga de plaguicidas. Las frutas y vegetales con mayor carga de plaguicidas, los cuales se deben comprar o cultivar orgánicamente, incluyen las manzanas, los pepinos, las espinacas, col rizada y las patatas.

7. Sal de Mesa

La «sal de mesa» regular y la sal que incluyen los alimentos procesados no es la misma sal que su cuerpo realmente necesita. La sal de mesa contiene químicos como el ferrocianuro, aluminosilicato y yodo agregado, mientras que la sal natural contiene muchos minerales de origen natural, como el silicio, fósforo y vanadio. La sal más pura es la sal del Himalaya, la cual contiene alrededor de 84 minerales que su cuerpo necesita.

8. Proteína aislada de soja y otros productos de soja fermentados

La mayoría de la soya cultivada en los Estados Unidos es de cultivos transgénicos o genéticamente modificados (GM por sus siglas en inglés) para ser «Roundup Ready». El ingrediente activo en el Roundup es glifosato, que altera la función celular y puede inducir a muchas de nuestras enfermedades modernas, incluyendo el autismo. La soya sin fermentar también se ha relacionado con la desnutrición, trastornos digestivos, ruptura del sistema inmune, disfunción tiroidea, deterioro cognitivo, trastornos reproductivos e infertilidad, incluso cáncer y enfermedades del corazón. La única soya con beneficios para la salud es la soya orgánica debidamente fermentada, es la única manera en que sus propiedades benéficas están disponibles para su sistema digestivo.

9. Endulzantes Artificiales

Los endulzantes artificiales como el aspartame pueden estimular el apetito, aumentar los deseos por carbohidratos, y estimular el almacenamiento de grasa y aumento de peso. El metanol formado en el aspartame puede causar estragos con las proteínas sensibles y el ADN en su cuerpo, ya que los seres humanos no tienen el mecanismo de protección que permite que el metanol se convierta en ácido fórmico inofensivo. La prueba toxicológica en animales es un modelo erróneo, ya que los animales si tienen este mecanismo de protección, mientras que los humanos no, por lo que los resultados no se aplican plenamente a las personas.
Fuente: Agritotal