Olvídate de estos alimentos: pueden causar cáncer

El American Institute of Cancer Research (AICR) ha hecho advertencias sobre la mala alimentación y el cáncer, recomendándoles a todos reducir o evitar el consumo de ciertas comidas y bebidas que en la actualidad están invadiendo el mercado. 

Informe21
nugget-500x339Es muy preocupante que muchas personas intenten justificar sus malos hábitos de vida con la popular frase “todo causa cáncer”.

Esta es cada vez es más común entre las personas por el hecho de que se viene advirtiendo de que muchas cosas que forman parte del estilo de vida moderno puede aumentar el riesgo de padecer esta enfermedad.

Lo cierto es que hay investigaciones científicas que sustentan muchas de esas advertencias y, aunque aún faltan más evidencias, se ha podido determinar que hay algunos alimentos comunes en la dieta que pueden aumentar el riesgo de sufrir alguno de los tipos de cánceres, ya que sus compuestos tienen un efecto negativo en el organismo.

Organismos genéticamente modificados (GMO)

Los transgénicos están invadiendo el mercado y las dietas, a pesar de que se ha comprobado que tanto los GMO como los productos químicos que se utilizan para su cultivo son causas potenciales de tumores en el organismo.

El interés de la industria alimentaria y las grandes compañías del mundo son los que han llevado estos alimentos a la mesa del consumidor, disfrazándolos de frescura y, sobre todo, mejor precio.

Entre los alimentos transgénicos más comunes se destacan:

Alimentos a base de maíz

Soja y sus derivados

Canola convencional (Colza)

Tomates

Carnes procesadas

Los cárnicos procesados como, por ejemplo, las mortadelas, tocino o salchichas, entre otros, contienen conservantes químicos que los mantienen frescos y atractivos para el consumidor, pero que también pueden provocar cáncer.

El nitrito y el nitrato de sodio hallados en este tipo de alimentos son los responsables del mayor riesgo de cáncer de colon y otros tipos de cánceres.

Por esta razón, a la hora de comprar este tipo de productos, lo mejor es asegurarse de que sea carne curada sin nitratos y, en lo posible, de una fuente animal alimentada con pasto.

Harina blanca refinada

Este ingrediente está presente en la mayoría de alimentos procesados, pero también está presente en muchas otras comidas que son comunes en la dieta y por esto, la preocupación ha aumentado, ya que las personas están excediendo su consumo de hidratos de carbono.

Un estudio publicado en la revista Cancer Epidemiology reveló que el consumo excesivo de hidratos de carbono puede aumentar hasta un 220% el riesgo de cáncer de mama en las mujeres.

Además, por ser alimentos de alto índice glucémico, incrementan los niveles de azúcar en la sangre y, por ende, alimenta las células cancerosas.

Azúcares refinados

Su dulce sabor lo ha convertido en un alimento muy adictivo que es casi imposible eliminar por completo de la dieta.

Este producto tan común está asociado con el crecimiento de las células cancerígenas, ya que las ayudan a metabolizar y proliferar en el organismo, reduciendo los efectos de los medicamentos para combatir la enfermedad.

Los azúcares refinados están presentes en alimentos como:

Jarabe de maíz de alta fructosa

Galletas
, tortas, pasteles

Refrescos, jugos

Salsas

Cereales

Alimentos salados

Las comidas saladas o conservadas con sal están relacionadas con el mayor riesgo de cáncer de estómago y de la nasofaringe.

Los expertos en salud se preocupan mucho por el consumo de este ingrediente ya que, además de estar presente en muchas mesas y cocinas, también forma parte de muchas comidas que se incluyen de forma habitual en la dieta, lo que se traduce en un exceso.

Lo peor es que, además de aumentar el riesgo de cáncer, la sal también está relacionada con el mayor riesgo de problemas cardiovasculares.

La recomendación es reducir al máximo el consumo de sal y verificar la cantidad que contienen los productos elaborados y conservados que se adquieren en el mercado.

Aceites hidrogenados

Por lo general este tipo de productos son utilizados en la conservación de alimentos procesados y con el fin de mantenerlos estables.

El problema es que ya está demostrado que este tipo de grasas alteran la estructura y la flexibilidad de las membranas celulares en todo el cuerpo, lo que conduce a enfermedades crónicas como el cáncer.

En la actualidad muchos fabricantes están sustituyendo poco a poco estos aceites por otros más seguros, como el aceite de palma.

No obstante, a pesar de esto, los hidrogenados siguen siendo los más utilizados en la fabricación de procesados.

Fuente: Mejor con salud

AJV

La obesidad amenaza el desarrollo de miles de niños españoles

El exceso de peso provoca dolencias a un 30% de los pequeños y acorta su expectativa vital. Con apenas 4 años, sufren hipertensión, colesterol alto, apnea del sueño y diabetes

El Periódico de Aragón, por Ángeles Gallardó
diabetes I en niñosLos médicos denominan ambiente obesogénico al cúmulo de circunstancias, consustancial al actual momento histórico, que explican por qué la generación de españoles que ronda la adolescencia, y los niños y bebés que han nacido después, están amenazados por una acumulación de peso y grasa corporal que cuestiona su salud futura. Un 14% de la población española menor de 17 años sufre una obesidad avanzada que les provoca trastornos cardiovasculares graves. A otro 20% le ha sido diagnosticado sobrepeso, el proceso metabólico que altera la asimilación de los hidratos de carbono e induce al cuerpo a almacenar grasa y convertirse en obeso.

Ambos fenómenos se han estabilizado en España en unos niveles que superan a los del resto de Europa. Las cifras de afectados no descienden, aunque sí se intensifica el grado de obesidad con que los niños son conducidos al hospital por su pediatra, a la vez que baja la edad en que se inician en el trastorno metabólico. Se ha diagnosticado a niños de 2 años. «Nos llegan a esa edad, ya obesos, y a los 4 años entran en el momento crítico que determinará su futuro; un año después ya sufren obesidad severa», explica Diego Yeste, responsable de endocrinología pediátrica en el Hospital del Vall d’Hebron. «Tengo pacientes que, con apenas 5 años y poco más de un metro de altura, pesan 65 kilos: es muchísimo», asegura Marta Ramon, endocrino en el Hospital de San Juan de Dios.

MECÁNICA Y COMIDA La perspectiva de que esta tendencia se detenga no se percibe. La tecnología ayuda a ganar peso y la industria de la alimentación dispone de aparatos publicitarios imbatibles, contra los que el mensaje dietético choca y fracasa. «Ascensores y escaleras mecánicas por todas partes, comida barata e hipercalórica, bebidas azucaradas que sustituyen al agua, tabletas electrónicas como objeto de juego y un sedentarismo infantil alarmante», enumera Yeste, intentando explicar el origen del problema. «La publicidad engañosa tiene una influencia determinante –añade Marta Ramón–. Anuncian galletas superazucaradas como si fueran dietéticas; venden cruasanes integrales que se confunden con comida saludable, y bebidas energéticas que son bombas de azúcar».

A esto añaden la dificultad de los niños gorditos por emprender algún deporte, dado que, por razones obvias son propensos al esguince y las lesiones. Y suman la predisposición a almacenar grasa que provoca la propia alteración metabólica. «Comiendo un 10% menos de calorías que otro niño, engordan igual», dice Ramón. No auguran mejoras. «El 90% de los niños que lleguen a la adolescencia siendo obesos, lo serán el resto de su vida y su supervivencia será entre cinco y 10 años inferior a lo previsto para su generación en un país occidental», advierte la doctora Ramón. Las consecuencias patológicas de todo esto no son una amenaza sino un hecho. El páncreas de la mayoría de niños obesos muestra signos de agotamiento y cada vez produce menos insulina, la hormona imprescindible para metabolizar la glucosa de los alimentos y evitar que el azúcar se acumule en la sangre. Muchos, ya son diabéticos antes de cumplir 10 años. La carga grasa les causa hipertensión arterial, exceso de colesterol en la sangre, retinopatía, apnea obstructiva del sueño y un bajo aprecio por sí mismos. Para cada uno de esos síntomas, toman medicación.

La influencia genética apenas explica esta expansión de la obesidad, excepto en los colectivos de niños de origen latinoamericano, nacidos o no en España, cuya tendencia a engordar y acumular grasa es un dato conocido en las consultas médicas. «Los niños de origen latino tienen unos genes que los hacen propensos a engordar rápidamente y sufrir una obesidad complicada, con un alto riesgo de diabetes –asegura la doctora Ramón–. Al llegar a España, adoptan el estilo de vida sedentario que predomina aquí, y ganan peso rápidamente». Algo parecido ocurre a los niños procedentes de China, Pakistán e India, añade.

Algunos de los síndromes cardiovasculares citados –hipertensión e hipercolesterol– se podrían revertir modificando el estilo de vida, coinciden ambos especialistas. De no ocurrir así, en esta generación de niños y adolescentes abundarán los cardiópatas, alertan.

Una mala alimentación genera más enfermedades que el sedentarismo, el alcoholismo y el tabaquismo juntos

Si bien el ejercicio regular es clave para evitar enfermedades graves, como la diabetes, patologías del corazón o la demencia, las dietas hipercalóricas son las máximas responsables de la pandemia de obesidad

ABC

exceso-azucar-salud--478x270Es el exceso de azúcar y de carbohidratos en nuestra dieta, y no falta de actividad física, lo que está detrás del aumento de la obesidad. Es hora de terminar con el mito de que el sedentarismo está detrás de la obesidad. Una mala dieta es la única responsable. De esta forma tan controvertida comienza un editorial en el «British Journal of Sports Medicine» que asegura que si bien el ejercicio regular es clave para evitar enfermedades graves, como la diabetes, patologías del corazón o la demencia, nuestras dietas hipercalóricas son las máximas responsables de la pandemia de obesidad.

En los últimos 30 años, en los que la obesidad se ha disparado, ha habido pocos cambios en los niveles de actividad física en la población occidental. Esto, aseguran, señala ineludiblemente a la cantidad de calorías consumidas. Sin embargo, la epidemia de obesidad representa sólo la «punta de un iceberg» mucho más grande sobre las consecuencias adversas para la salud de una mala alimentación. Por ejemplo, de acuerdo con el informe sobre la carga mundial de enfermedades publicado en «The Lancet», la mala alimentación genera ahora más enfermedades que la inactividad física, el alcohol y el tabaquismo juntos. Sin embargo, este es un hecho que pasa desapercibido a los científicos, médicos, periodistas y políticos. En lugar de ello, se ha desatado un mensaje inútil por mantener un «peso saludable» basado en contar las calorías de los alimentos y todavía hoy día muchas personas creen erróneamente que la obesidad se debe enteramente a la falta de ejercicio.

Industria tabaquera

Para los autores de este artículo, A. Malhotr, del Frimley Park Hospital(Gran Bretaña), T. Noakes, de la Universidad de Ciudad del Cabo (Sudáfrica), y S. Phinney, de Universidad de California-Davis (EE.UU.), esta falsa percepción tiene sus raíces en las campañas de la industria alimentaria que utiliza tácticas muy similares a las de las grandes tabacaleras. Así, al igual que hizo la industria del tabaco cuando se publicaron los primeros vínculos entre el tabaco y el cáncer de pulmón, la maquinaria de la industria ha fabricado mensajes de «negación, duda, confusión».

De dónde provienen las calorías es crucial, señalan; así, las calorías del azúcar promueven el almacenamiento de grasas y el hambre, mientras que las de la grasa inducen plenitud o ‘saciedad’.

Según los autores, un gran análisis publicado en «PLoS ONE» reveló que por cada exceso de 150 calorías de azúcar (por ejemplo una lata de refresco de cola), se producía un aumento de casi 11 veces en la prevalencia de diabetes tipo 2, en comparación con las mismas 150 calorías obtenidas de la grasa o proteína. Y esto es independiente del nivel de actividad física y del peso de la persona.

Y otro trabajo publicado en «Nutrition» concluyó que la restricción de carbohidratos en la dieta es la intervención más eficaz para reducir todas las características del síndrome metabólico y debe ser el primer enfoque en el manejo de la diabetes, con beneficios incluso sin no hay pérdida de peso,

¿Y los carbohidratos? Las razones que se esgrimen señalan que el cuerpo tiene una capacidad limitada para almacenar carbohidratos y que son esenciales para el ejercicio más intenso. Sin embargo, estudios recientes sugieren justo lo contrario. Un trabajo publicado en «British Journal of Sports Medicine» establece que la adaptación crónica a una dieta alta en grasas y baja en carbohidratos induce altas tasas de oxidación de grasas durante el ejercicio, suficiente para la mayoría de los deportistas en la mayoría de las disciplinas deportivas.

Mejorar entorno alimentario

Por todo ello, argumentan, los mensajes saludables difundidos sobre la industria de la alimentación deben cambiar. Más que decisiones de educación a la población, si mejora el ‘entorno alimentario’, las personas tomarán decisiones individuales más saludables que «tendrán un impacto mucho mayor en la salud de la población que el asesoramiento o la educación. La opción sana debe convertirse en la opción más fácil», dicen.

Y concluyen: «es hora de terminar con los daños causados por la maquinaria de la industria de ‘comida basura’. No se puede correr más rápido que una mala dieta».

 

 

 

La obesidad causó 500.000 nuevos casos de cáncer en 2012

Los expertos calculan que una cuarta parte de estos casos podría haberse evitado al estar relacionados con el progresivo incremento en el índice de masa corporal 

ABC
obesidad y cancerPrevenir la obesidad puede ser una vía para prevenir el cáncer. En 2012, el sobrepeso, y la obesidad, parecen ser los responsables de 500.000 nuevos casos de cáncer en todo el mundo. Y, según un informe publicado en «The Lancet Oncology», el impacto del exceso de peso es mucho mayor en los países más desarrollados: casi dos tercios (64%) de los tipos de cáncer relacionados con la obesidad se producen en América del Norte y Europa.

A tenor de estos datos, los investigadores, dirigidos por Melina Arnold, de la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC), estiman que una cuarta parte de todos los cánceres relacionados con la obesidad en 2012 (118.000 casos) son atribuibles al aumento en el índice de masa corporal (IMC) que se ha producido en la población desde 1982. Es decir, aseguran, eran «evitables».

A partir de la información obtenida de una serie de bases de datos, incluyendo Globocan, sobre la incidencia de cáncer y mortalidad en 184 países, Arnold y sus colegas crearon un modelo para estimar la cantidad de cánceres asociados con el exceso de peso en los países y regiones de todo el mundo en 2012, y qué proporción podría ser atribuida al aumento del IMC desde 1982.

Pero en mujeres

Los resultados revelan que los cánceres relacionados con la obesidad es un problema muchos más grave para las mujeres que para los varones, en gran parte debido al cáncer de endometrio y de mama después de la menopausia. Así, en los varones, el exceso de peso fue responsable de 136.000 nuevos casos de cáncer en 2012, mientras que en las mujeres lo fue de 345.000 (1,9% y 5,4% respectivamente).

De los 345.000 cánceres en mujeres, casi 25.000 fueron de mama, endometrio y colon, mientras que en los hombres el cáncer de colon y el de riñón representaron más de dos tercios de todos los tumores asociados con la obesidad (cerca de 90.000 casos).

Y las cifras son peores cuanto más desarrollado es el país; así por ejemplo, en aquellas regiones con mayor índice de desarrollo humano (IDH) países, alrededor del 8% de los cánceres en las mujeres y el 3% en los hombres estaba asociado con el exceso de peso, en comparación con el 1,5% de los cánceres en las mujeres y del 0,3% en los hombres en los países con un IDH más bajo.

La peor parte se la lleva América del Norte: solo en esa región hubo 111.000 cánceres, casi una cuarta parte (23%), de todos los nuevos cánceres relacionados con la obesidad a nivel mundial. Mientras que África subsahariana fue la que menos contribuyó: 7.300 cánceres o 1,5%. Dentro de Europa, los países donde más casos se produjeron son los del este de Europa (66.000 cánceres).

Cada vez más obesos

La prevalencia mundial de obesidad en adultos se ha duplicado desde 1980. «Si esta tendencia continúa –señala Arnold-, aumentará la carga futura de cáncer, sobre todo en América del Sur y en el norte de África, donde se está observando los mayores incrementos en la tasa de obesidad en los últimos 30 años». En España se calcula 22,9% de la población adulta es obesa, según el índice de masa corporal (IMC), porcentaje que aumenta al 36% si se utiliza el perímetro de la cintura para definirla.

La epidemia del siglo XXI

 

El sobrepeso aumenta el riesgo de padecer depresión

Los especialistas destacan la importancia de una buena alimentación para prevenir estados depresivos y proponen a la dieta mediterránea como la alternativa más recomendable
El Dia
la dieta meditarránea favorece la saludEl riesgo de padecer depresión es un 55% mayor en las personas obesas, mientras que el riesgo de obesidad aumenta en un 58% entre quienes tienen depresión, según datos que aporta la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO). Esta entidad señala que muchos de los episodios depresivos que sufren personas con obesidad se deben a que su exceso de peso les deprime.
Por su parte, las personas deprimidas sufren ansiedad, que a menudo se traduce en una necesidad imperiosa de comer. De hecho, algunas pueden ingerir más de 5.000 calorías en un atracón, subraya. La SEEDO explica que estas personas “buscan sentirse saciadas, por lo que comen muchos hidratos de carbono. En algunos casos, se produce una auténtica adicción a la comida con el fin de calmar la ansiedad, lo que puede derivar en obesidad”.

Esta organización pone de relieve la importancia de la nutrición en la prevención primaria de la depresión y defiende la dieta mediterránea como el patrón alimentario más recomendable. “La dieta mediterránea podría tener un papel preponderante en la prevención de la depresión”, sostiene Miguel Angel Martínez-González, miembro de la SEEDO. La dieta mediterránea se caracteriza por la abundancia de alimentos de origen vegetal como el pan, la pasta, el arroz, las verduras, las hortalizas, las legumbres, las frutas y los frutos secos. Además, se emplea el aceite de oliva como fuente principal de grasa; se da un consumo moderado de pescado, mariscos, aves de corral, productos lácteos y huevos; comprende, asimismo, la ingesta de pequeñas cantidades de carnes rojas y un aporte diario de vino, consumido generalmente durante las comidas, indica la Fundación Dieta Mediterránea.

Según indica la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión es un trastorno mental frecuente que afecta a más de 350 millones de personas en el mundo. “Es la principal causa mundial de discapacidad y contribuye, de forma muy importante, a la carga mundial de morbilidad”, añade. La OMS recalca que la depresión es distinta a las variaciones habituales del estado de ánimo y a las respuestas emocionales breves ante los problemas de la vida cotidiana. “Puede convertirse en un problema de salud serio, causar gran sufrimiento y alterar las actividades laborales, escolares y familiares. En el peor de los casos, puede llevar al suicidio”, destaca este organismo. Asimismo, la OMS precisa que la depresión es el resultado de interacciones complejas entre factores sociales, psicológicos y biológicos. A su vez, esta patología “puede generar más estrés y disfunción, empeorar la situación vital de la persona afectada y, por consiguiente, la propia depresión”, puntualiza.
Por su parte, el doctor Martínez-González recuerda que la depresión “puede conducir a hábitos dietéticos más pobres” lo que puede acabar derivando en un exceso de peso. “En este sentido, varios estudios indican que la incidencia de la obesidad es mayor en las clases más desfavorecidas porque comen menos carne y pescado, ingieren más cantidad de grasas poco saludables y realizan menos deporte”, refleja la SEEDO. De ahí la importancia de mejorar la educación en lo que a hábitos alimentarios se refiere pues, según indica esta entidad, “la prevención es el mejor tratamiento”.
No en vano, la psicoterapia cognitivo-conductual indicada para las personas obesas que sufren depresión se centra en enseñar pautas alimenticias, además de en mejorar la autoestima, ayudar a desarrollar habilidades sociales, favorecer la motivación para bajar de peso y dotarles de pautas para hacer ejercicio.

La obesidad provoca 13 veces más muertes que los accidentes de tráfico

Con el motivo del Día Mundial contra la obesidad, que el mundo celebra  hoy 12 de noviembre, el IMEO inicia una semana de concienciación con estudios gratuitos y bonos de ayuda en tratamientos para personas con obesidad y escasos recursos

la obesidad mataLas últimas estadísticas de obesidad son desalentadoras. Se estima que el gasto en salud de una persona obesa incurre un 25%[1] más que una persona normal. Por tanto, reducir la incidencia de la obesidad es un reto apremiante para las Administraciones y el sistema sanitario. En EEUU, un país con cerca de 78 millones de afectados[2], la obesidad ya ha sido catalogada como enfermedad, termino en el que coincide el IMEO y que debería seguir tanto España, como el resto de países europeos. En nuestro país, de cada 100 adultos 17 padecen obesidad y 37 presentan sobrepeso[3].

En la actualidad, las armas biológicas son las que más miedo y preocupación desencadenan en las noticias. Sin embargo, la sociedad no se muestra tan sensible con el tema de la obesidad que, más allá de una deformación estética, representa una enfermedad con graves consecuencias biológicas y que cada año cobra la vida de 2,8 millones de personas en todo el mundo[4]. Es el equivalente al total de fallecimientos provocados por catástrofes naturales y accidentes de tráfico durante los últimos dos años. Sólo en España se estima que la obesidad provoca trece veces más muertes que los accidentes viales. A nivel mundial en un sólo año este mal causa 1,7 veces más defunciones que el SIDA[5] por el mismo tiempo. La OMS prevé que 7 millones de personas perderán la vida a causa de enfermedades no transmisibles en 2030[6], debido a factores de riesgo comportamentales y físicos como son el sedentarismo, el sobrepeso y la obesidad. Las previsiones para la próxima década no son nada favorables: se estima que dos de cada tres personas serán obesas[7].

Son muchas las razones que nos alertan que hay una necesidad urgente de cambio en la mentalidad, recalca Rubén Bravo, portavoz del Instituto Médico Europeo de la Obesidad. Cuando una sociedad es mermada por enfermedades como la obesidad, se reduce su potencial y avanzamos ante una sociedad enferma. Es hora de ver la obesidad como una amenaza real. Es un ataque a la salud que prácticamente afecta todos los órganos y sistemas del cuerpo humano. Actúa a modo de caballo de Troya que se cuela en nuestra casa de forma sigilosa e inadvertida. Adormece nuestros instintos de supervivencia con placeres baratos que endulzan al paladar, con un cierto poder adictivo, hasta que un día nos damos cuenta que nos enfrentamos a un problema que nos supera. Cuando los índices de obesidad alcanzan los niveles de pandemia, ya no se trata de casos aislados. «Estamos ante un enemigo público y tenemos el deber de emplear todo el ‘arsenal de armas’ que tenemos al alcance para neutralizarlo: información nutricional, educación alimenticia, tecnología aplicada a la salud y soluciones médicas, como son la cirugía bariátrica y la endoscopía», resume Bravo.
tabla


[1] Obesity: update 2012 de la OCDE.

[3] Encuesta Nacional de Salud 2011-12 del INE del marzo del 2013. Porcentajes de personas adultas de 18 y más años.

[4] Estadísticas Sanitarias Mundiales 2012 de la OMS.

[5] En el 2012 el SIDA causó 1,6 millones de muertes, según informe de la ONU.

[6] Estadísticas Sanitarias Mundiales 2012 de la OMS.

[7] Obesity: update 2012 de la OCDE.

La obesidad puede causar también incontinencia urinaria

  • Según el Observatorio Nacional de la Incontinencia (ONI), las personas con obesidad tienen mayor riesgo de sufrir incontinencia urinaria, ya que los músculos del suelo pélvico se ven obligados a soportar una carga de peso mucho mayor. 
  • Los programas de reeducación alimentaria y ejercicios dimensionados, así como tratamiento de balón bástrico o la cirugía bariátrica pueden ser la clave para solucionar el problema y asegurar una mejor calidad de vida.Woman Reaching for Toilet Paper Roll on the Floor

El sobrepeso como elemento nocivo, particularmente cuando dicho exceso se ha transformado en gran obesidad y después en mórbida, representa un factor de agresión sobre órganos y sistemas de nuestro cuerpo.

Afecciones reumáticas, articulares, digestivas, respiratorias, circulatorias y cardiacas se llevan la palma de la repercusión y su padecimiento se agudiza con el sobrepeso. Y estas frases se repiten en las consultas médicas: “No tiene más remedio que bajar de peso”; “su salud se lo agradecerá”; “está quitando años a su vida”; “es absolutamente preciso que pierda kilos”;  “es muy probable que su tensión arterial se normalice con la desaparición del sobrepeso” ó “probablemente no necesite el fármaco para el colesterol al perder los kilos que le sobran”.

La obesidad también causa incontinencia

El aumento de la grasa abdominal plantea, especialmente en situaciones de obesidad mórbida, un incremento de presión intraabdominal sobre la vejiga. Los músculos del suelo pélvico se ven obligados a soportar mayor carga y es factible la aparición de incontinencia urinaria,  así como también la fecal en muchos casos.

Con el fin de prevenir posibles complicaciones y asegurar la calidad de vida de una persona con problemas de obesidad, el doctor Pedro Tormo, portavoz del Observatorio Nacional de la Incontinencia (ONI), pone el énfasis en los programas de reeducación alimentaria y ejercicios dimensionados,  contemplando también tratamientos más específicos, como la implementación del Balón Gástrico o, incluso,  la cirugía bariátrica. Además, considera que mientras se alcanzan los objetivos ponderales, “la reeducación vesical con ejercicios y el absorbente preciso van a mejorar la calidad de vida del paciente”, apunta el médico.