¡Hora de ponerse en forma!: dispositivos compatibles con iPhone para cambiar de hábitos y también hacer ejercicio

Applesfera, por Jesús Quesada

Hay épocas a lo largo del año en las que cometemos excesos con la comida: Navidad (reuniones familiares y de amigos con turrones, mazapanes y otros dulces), Semana Santa (y sus torrijas) o durante el verano (los helados también tienen su peligro). Estos excesos se traducen en un aumento de peso. Según datos del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), los españoles engordamos entre 3 y 5 kilos durante las navidades.

Si se tiene un modo de vida activo y se hace deporte con regularidad, puede que no se gane peso durante las fechas señaladas. Pero mucha gente que no tiene el hábito intenta ponerle solución después, esperando transformar su cuerpo en pocas semanas. No hay fórmulas mágicas más allá de tener cuidado con lo que se come y practicando deporte, aunque existen dispositivos que pueden ayudarnos con la misión.

Empezando por lo básico: básculas

Basculas

No son imprescindibles y tampoco tenemos que tomarlas como máxima referencia, pero una báscula de baño puede ser un aliado para ayudarnos a conseguir el peso deseado. ¿Que por qué hay que tomar el peso con pinzas? Porque hay muchos factores que influyen y un aumento puntual no significa necesariamente que se haya engordado, sino que podría tratarse, por ejemplo, de retención de líquidos. Y dos personas con el mismo peso pueden verse muy diferentes porque el músculo pesa más que la grasa, así que alguien de 80 kilos puede tener barriguilla y otro marcar abdominales.

En el mercado hay distintos tipos de básculas: analógicas (las de toda la vida), electrónicas y de bioimpedancia. Estas últimas son las más completas por todos los datos que proporcionan y están en el punto de mira de muchos fabricantes, sobre todo de los que ofrecen básculas conectadas al smartphone. De hecho, cada vez es «más complicado» encontrar una báscula que no mida el peso, la masa muscular, el porcentaje de grasa corporal y el agua.

¿Cuál debes elegir? Sin duda, las de bioimpedancia son las más útiles si se saben interpretar sus datos, pero hay que tener mucho cuidado porque las mediciones pueden no ser fiables y llevarnos a cometer errores. Te mostramos algunos de los modelos más vendidos:

Withings Body+

Withings Body

La propuesta de la marca especializada en dispositivos de salud (99,95 euros) es bastante completa porque realiza un seguimiento completo de la composición corporal. El usuario puede obtener resultados en kg, libras o stone de su peso, porcentaje de agua y grasa corporal, masa muscular y ósea. Es posible registrar hasta ocho usuarios y la báscula puede identificarlos automáticamente. Puede enviar los datos a más de 100 apps y servicios de salud como Salud de Apple, Google Fit, Fitbit, Strava o MyFitnessPal, entre otras.

Withings Body Cardio

Withings Body Cardio

Otro modelo de Withings todavía más completo es el Body Cardio (149,90 euros). Esta báscula inteligente es una de las primeras en ofrecer medición de la frecuencia cardíaca, por lo que es posible obtener una visión general sobre la salud cardiovascular mediante el cálculo de la edad vascular. No deja de lado otra información como el porcentaje de agua y grasa corporal, masa musculas y ósea. También puede registrar hasta ocho usuarios.

eufy Scale P1

Eufy

Si se opta por básculas más económicas que también hagan mediciones completas, la eufy Scale P1 (44,99 euros) destaca por su gran pantalla LED y capacidad de aguantar hasta 180 kg de peso. Es capaz de realizar 14 mediciones: peso, grasa corporal, IMC, masa ósea, etc. Se integra con apps y servicios de terceros como los de Apple y Google. Cuenta con dos sensores ultrasensibles en forma de G para mediciones más precisas.

Xiaomi Mi Body Composition Scale 2

Xiaomi Mi Body Scale 2

Difícil es que no aparezca Xiaomi en un listado. La firma asiática tiene su propia báscula (19,84 euros) para llevar un control del peso y más mediciones. Cuenta con 13 indicadores: composición corporal, volumen muscular, etc., para poder hacernos una idea de nuestro estado. Su diseño es minimalista y la carga máxima soportada es de 150 kg. Se sincroniza con el smartphone a través de su propia app.

Tanita

¿No te acaban de convencer, prefieres algo más convencional y fiable? Las básculas de Tanita tienen buena reputación y no hay que gastar mucho para estar bastante seguro de que el peso que muestran es el correcto. Un modelo bastante popular es el BC-730 (41,30 euros), capaz de realizar un seguimiento de los cambios en la composición de nuestro peso y cuerpo a lo largo del tiempo. Tiene análisis por bioimpedancia para medir la composición corporal gracias a sus cuatro electrodos. Podremos saber el porcentaje de grasa corporal, la grasa visceral y la masa muscular, entre otros.

Registrando entrenamientos y el día a día: smartwatches y pulseras de actividad

Actividad

¿Te suena lo de que hay que caminar 10.000 pasos diarios para estar en forma? Pues procede de un anuncio publicitario del primer podómetro comercial japonés, llamado Manpo-kei, que significa eso, medidor de 10.000 pasos. Es un «mito». Y lo entrecomillo porque caminar es una buena actividad que casi todo el mundo puede hacer por tiempo prolongado y que no tiene tantos riesgos de lesión como correr u otras actividades.

Llevar un recuento de todos los pasos que hemos dado a lo largo del día y una estimación de las kcal consumidas es útil (aunque no 100% preciso) y puede animarnos a marcarnos retos y seguir caminando más y más cada día. Una pulsera de actividad o smartwatch es muy útil para esta tarea porque también cuentan con sensores de ritmo cardíaco, aparte de que pueden usarse para registrar otros entrenamientos.

Dispositivos de este tipo los hay a montones y de una amplia variedad de marcas y fabricantes. Si tienes un iPhone, el más recomendado es el Apple Watch. El reloj «inteligente» de Apple no solo es uno de los más maduros del sector en cuanto a sistema operativo, apps y funciones, sino que también es bastante preciso en la medición del ritmo cardíacoThe Quantified Scientist es un científico que aprovecha su canal de YouTube para hacer análisis de wearables, sobre todo de sus funciones relacionadas con la salud y principalmente de la medición del ritmo cardíaco y sueño. Los Apple Watch son casi tan precisos como una banda de pecho Polar H10, un referente.

Apple Watch SE: la mejor relación calidad-precio

Awse

Aunque Apple tiene en su catálogo tres relojes «inteligentes», los Apple Watch SE y Series 7 son los más recomendados. El Apple Watch SE destaca por su relación calidad-precio; es como un Series 5, pero sin ECG ni la función AOD (pantalla siempre encendida) para abaratarlo. No obstante, mantiene su buen sensor de ritmo cardíaco y altímetro siempre activo.

Tiene una pantalla OLED del mismo tamaño que el Series 6, la app Sueño para el seguimiento del descanso, notificaciones en la muñeca que pueden contestarse por texto, GPS para registrar rutas y una amplia variedad de entrenamientos (nadar, yoga, baile, correr y muchos más). Parte de los 299 euros.

La opción económica: Xiaomi Mi Band 6

Xiaomi Mi Band 6

Uno de los wearables más populares por su precio y prestaciones, la Xiaomi Mi Band 6 (29,99 euros). Este modelo cuenta con una gran pantalla AMOLED de 1,56 pulgadas a color con una buena cantidad de esferas personalizables, 30 modos deportivos con detección automática de seis deportes, monitorización de la frecuencia cardíaca, seguimiento SpO2 y batería de larga duración de hasta 14 días.

Una nueva revisión de este modelo incorpora la tecnología NFC para poder realizar pagos móviles, aunque de momento la compatibilidad está muy limitada 8solo funciona con Curve).

La propuesta equilibrada: Fitbit Charge 5

Fitbit

¿No quieres invertir en un Apple Watch pero la Xiaomi Mi Band 6 te parece demasiado «básica»? La Fitbit Charge 5 (130,57 euros) es una de las nuevas pulseras de actividad de la firma propiedad de Google que está enfocada en la salud y mejorar los hábitos de los usuarios. Cuenta con una pantalla AMOLED a color de 1,04 pulgadas reforzada con Gorilla Glass 3 y la función de siempre encendida. Es muy ligera, con un peso aproximado de 15 gramos.

Con una autonomía de hasta siete días por carga y sumergible hasta 50 metros de profundidad, tiene app para realizar electrocardiogramas (ECG), sensor de temperatura cutánea en la muñeca, SpO2 y monitorización de la salud femenina. Dispone de GPS integrado, monitorización continua de la frecuencia cardíaca, 20 modos de ejercicio y recordatorios de entrenamiento. Es capaz de medir el sueño, recibir notificaciones y pagos móviles.

Hacer ejercicio de forma diferente

El gimnasio y el deporte al aire libre son algunas de las opciones clásicas, y en mitad de una pandemia mundial también está hacer ejercicio en casa, una alternativa que está ganando muchos adeptos gracias a aplicaciones para dispositivos móviles, entrenadores en vídeo y material como las bandas de resistencia. Además, la tecnología ha ayudado a mejorar actividades cotidianas para hacerlas más eficientes o más cómodas.

Cuerda de saltar Tangram Smart Jump Rookie

Tangram

Saltar a la cuerda no es solo un juego de niños en el patio del colegio: ayuda a perder peso, es un buen ejercicio cardiovascular, mejora la coordinación, involucra múltiples músculos y previene lesiones. La comba Tangram Smart Jump Rookie (44,95 euros) es «inteligente»: se conecta al dispositivos móvil iOS o Android y registra las sesiones de salto. Cuenta las vueltas, el tiempo de la sesión, la racha y una estimación de las calorías perdidas.

Activbody ACTIV 5

Activ 5

Este pequeño dispositivo de entrenamiento guía a los usuarios durante los ejercicios isométricos de bajo impacto. Puedes ejercitarte sentado, de pie y en posturas avanzadas para trabajar la fuerza y la forma física de todo el cuerpo. Los ejercicios se ajustan a nuestra condición física, se realiza un seguimiento de nuestro progreso y nos hace comentarios para animarnos mientras entrenamos.

El ACTIV 5 (149 euros) cuenta con un total de unos 100 ejercicios y entrenamientos. Se integra con la app Salud y el Apple Watch como entrenamiento de fuerza funcional, el tiempo dedicado al ejercicio y la energía quemada. Es capaz de medir más de 90 kg de fuerza muscular y se alimenta mediante una pila AAA.

Plankpad PRO

Plankpad Pro

Si te has interesado por hacer ejercicio en casa y has buscado qué ejercicios puedes hacer, te habrás encontrado con la plancha. Este ejercicio estático trabaja los abdominales pero también ayuda a entrenar varias zonas del cuerpo. No se necesita nada para poder realizarlo, pero puede resultar un poco aburrido, así que con el Plankpad PRO (129 euros) lo podemos hacer más entretenido.

Este dispositivo de fitness funciona con una app para smartphones en la que se ejecutan juegos con los que poner a prueba nuestro equilibrio y fuerza. Con el entrenador de cuerpo completo se consiguen entrenar muchas partes: brazos, hombros, espalda, abdominales, glúteos y piernas de forma simultánea y de manera eficiente. Puede soportar un peso máximo de 180 kg.

Rutinas, consejos y recetas

Muchos tienen cierto miedo o reparo en empezar a ponerse en forma y cuidarse porque no saben por dónde empezar. Es el típico miedo de los novatos en el gimnasio, que por temor a hacer el ridículo acaban por no ir. Esto también se puede trasladar fuera, que por no saber cómo ejercitarse en casa se termina por no hacer nada.

Nuestros compañeros de Vitónica proporcionan consejos, rutinas de entrenamiento y recetas/menús para poder llevar una vida saludable y activa. Ahora que ha acabado la Navidad y muchos se plantean su alimentación, comentan los errores que no hay que cometer en las comidas si se quiere adelgazar.

Una dieta respetuosa con la Madre Tierra

De cara al día Internacional de la Madre Tierra que se celebra el día 22 de abril, los expertos en nutrición del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) destacan la necesidad de cuidarnos más, pero pensando en nuestro entorno.

A fecha de hoy en España se consumen más de 100 kg de carne por persona al año, equivalentes a unos 275 gramos diarios, cuando la recomendación general limita esta cantidad a 300 gramos a semanales. Para evolucionar hacia unos niveles saludables y sostenibles, nuestro país habría que reducir un 84% la ingesta actual de carne y fomentar en un 80% la alimentación de origen vegetal. Es la proporción ideal, beneficiosa para el hombre y la Tierra.

“Debemos ser conscientes que nuestra dieta afecta no sólo nuestra salud, pero también la salud del Planeta”, recalca Rubén Bravo, experto en nutrición y portavoz del Instituto. Hace falta transformar el sistema alimentario actual para revertir la curva de los impactos negativos sobre el medio ambiente, y este cambio empieza desde la forma en la que confeccionamos nuestro propio plato.

Otro reto inminente en esta línea sería la reducción de los altos niveles de obesidad en la población. Se estima que cada persona obesa es responsable de la emisión de casi una tonelada más de CO2 por año que una delgada, lo que provoca unas mil millones extra de toneladas de emisiones de dióxido de carbono[1].

Por todo ello, los expertos en nutrición del IMEO aconsejan escoger y combinar las fuentes de proteína vegetal y animal, teniendo en cuenta su biodisponibilidad y valor nutricional, para lograr esta proporción ideal sin riesgo de carencias.

Fuentes de proteína vegetal

Según la ONU, en 2030 la población mundial alcanzará los 8.6 billones de personas, lo que dispararía la demanda de alimentos, suponiendo un reto para el sector a la hora de ofrecer alternativas a la proteína de origen animal que aseguren la sostenibilidad de la cadena alimentaria. En este sentido, las legumbres son vitales para la salud alimentaria mundial, ya que su producción es sostenible, barata y respetuosa con el medio ambiente.

“Para reducir el consumo de fuentes animales y realizar una alimentación 80% vegetal, es necesario elegir bien las proteínas vegetales y saber combinarlas para no tener déficit de aminoácidos, ni de vitaminas mayormente provenientes de fuentes animales, como son algunas vitaminas del grupo B o minerales como el hierro”, sostiene la nutricionista Andrea Marqués. Tradicionalmente, las fuentes animales han sido las más elegidas por ser completas en cuanto a composición de aminoácidos esenciales (proteínas de alto valor biológico), fáciles de asimilar. Hoy en día sabemos que las proteínas de origen vegetal, también pueden cubrir estos requerimientos de aminoácidos, si se consumen de forma adecuada, ayudando así a reducir el consumo de proteínas animales y el impacto negativo de su producción sobre el planeta.

“En primer lugar, debemos procurar que el aminoácido limitante —aquel que falta en una fuente proteica de origen vegetal, o que está presente, pero en escasa cantidad— quede cubierto. Esto no sería un problema, si la ingesta de vitaminas y minerales es adecuada y si se lleva una alimentación variada con frutas, vegetales e hidratos de carbono complejos, además de las proteínas”, apunta Marqués.

Para completar las proteínas de fuentes vegetales, la nutricionista aconseja combinar legumbres (lentejas o judías) con arroz, alimentos farináceos(por ejemplo, rebozar una hamburguesa de lentejas con harina de trigo integral) o añadiéndoles verduras y frutos secos(garbanzos con espinacas y piñones o ensalada de lentejas con anacardos). A su vez, el arroz o la pastase puedencombinarcon frutos secos y verduras(arroz con verduras y anacardos o macarrones con tomate natural y piñones).

De este modo conseguiremos proteínas de origen vegetal completas y requerimientos de vitaminas y minerales adecuados. Además, reduciremos el consumo de fuentes de origen animal (vacuno, cerdo, pollo, ovino), contribuyendo a reducir las emisiones de carbono en nuestro planeta.

En este sentido, el flexitarianismoha ganado mucho terreno con el concepto de alimentación saludable y sostenible. No implica una alimentación completamente vegana, pero sí reduce el consumo de proteína animal en favor de la proteína vegetal. Dentro de este modelo de alimentación las proteínas de origen animal se consumen con una menor frecuencia, 3-4 veces a la semana, priorizando en el resto de tomas fuentes proteicas vegetales.

Respecto al veganismo, es importante recordar que en su pauta más estricta sí puede ser necesaria la suplementación con hierro y vitamina B12. “Además, habría que evitar los ultraprocesados veganos, porque la mayoría no son saludables nutricionalmente” concluye Marqués. 

Fuentes de proteína animal

Una alimentación saludable y sostenible debe estar compuesta principalmente por alimentos de origen vegetal (legumbres, cereales, semillas y vegetales crudos y cocinados) y alimentos proteicos, los cuáles pueden ser de origen vegetal (legumbres, frutos secos) o animal (carne, pescado, lácteos). “No obstante, convendría moderar el consumo de las carnes de tipo ovino, porcino y vacuno por su mayor riesgo cancerígeno, debido a su contenido en grasas saturadas, colesterol, sal y nitritos”, subraya Estefanía Ramo, nutricionista del IMEO, experta en la tecnología de los alimentos.

La OMS recomienda consumir carnes rojas máximo una vez a la semana y carne blanca, entre 3 y 4 veces a la semana. Las mejores opciones de carnes rojas desde un punto de vista nutricional serían las provenientes de ternera magra, caballo o buey. Tienen menor contenido en grasa, proteínas de alto valor biológico, vitaminas del grupo B que ayudan a convertir los carbohidratos ingeridos en glucosa y para obtener energía, además de minerales indispensables como el hierro, necesario para transportar el oxígeno de los pulmones a distintas partes del cuerpo. También estarían recomendadas en este sentido para su consumo carnes blancas, como las de pollo y pavo.

Comparativa de las diferentes carnes de granja presentes en el mercado

  • Carne de pavo

Posee un bajo contenido en grasa, una media de 2 g por cada 100 g. De igual manera que el pollo, casi toda su grasa es visible y puede retirarse, consiguiendo así que el valor calórico de la pieza sea aún menor. Contiene un 21,9 % de proteínas de calidad. Su valor calórico es bajo, tan sólo 161 kcal por cada 150 g de ración.

  • Carne de pollo

El contenido en grasa es mayoritariamente monoinsaturada, es decir saludable, constituida principalmente por ácido graso oleico y un 20 % proteínas de alto valor biológico. Tiene apenas unas 8 g de lípidos o grasas por cada 100 g de alimento. El valor calórico del pollo no es muy elevado, asciende a 234 kcal por cada 200 g de ración. 

  • Carne de cerdo                                                                                                                             

Proporciona proteínas de alto valor biológico. Las partes más magras tienen de 4 – 8 g de grasa por cada 100 g de alimento, mientras que las de mayor contenido graso llegan casi a los 30 g por cada 100 g de alimento. La carne de cerdo se puede considerar una buena fuente de minerales, gracias al hierro hemo y el zinc en su composición, ambos de una biodisponibilidad buena. También aporta otros minerales como magnesio, fósforo, potasio y selenio. En cuanto a las vitaminas, destaca por su contenido en tiamina, muy importante para el crecimiento, el desarrollo y el funcionamiento de las células.

A la hora de elegir el tipo de carne de cerdo, se recomienda optar por piezas más magras, dejando las partes grasas a un consumo más esporádico o retirar la grasa visible a la hora de comer.

  • Carne de vacuno

Destaca su contenido en proteínas de alto valor biológico. Las partes más magras tienen alrededor de 6 g de grasa Por cada 100 gramos de alimento, mientras que las de más contenido graso superan los 20 g por cada 100 gramosde alimento. Aporta minerales de alta biodisponibilidad, como el hierro hemo (mejor absorbido por el cuerpo) y el zinc, que ayuda a protegernos contra el daño oxidativo, pero también destaca por su contenido en magnesio y fósforo. Es una carne rica en vitaminas del grupo B, tales como la B1, B3, B6 y B12y en vitamina A, en forma de retinol, importante para el crecimiento, la reproducción y la inmunidad. También posee pequeñas cantidades de otras vitaminas como la E, el ácido pantoténico y la biotina.

A la hora de elegir la carne de vacuno, se recomienda optar por las piezas más magras, dejando las carnes grasas a un consumo más esporádico, especialmente en aquellos casos en que las personas tengan alguna enfermedad como dislipemias o enfermedades cardiovasculares.

  • Carne de cordero

Suele ser una carne rica en grasas, aunque la proporción puede variar en función de la edad del ejemplar. Normalmente, 100 g de carne de cordero contiene aproximadamente 51.7 g de agua, 32,7 g de grasa y 15,6 g de proteína. La mitad de las grasas son saturadas y el resto, monoinsaturadas (ácido oleico) con una pequeña proporción de ácidos grasos trans, ya que el cordero es un animal rumiante. Su carne destaca por minerales de alta biodisponibilidad, como el hierro y el zinc, y vitaminas, como B6 y B12, tiamina, niacina o riboflavina. Ésta última ayuda en la producción de glóbulos rojos y en la liberación de energía de las proteínas.

A la hora de elegir este tipo de carne, se recomienda optar por ejemplares jóvenes, ya que su grasa se encuentra más localizada y se puede retirar fácilmente. Debido a su elevado contenido en grasas saturadas y colesterol, se aconseja un consumo moderado en dietas hipocalóricas o si existe enfermedad cardiovascular.

“En todas estas carnes el cocinado inadecuado a temperaturas muy elevadas durante mucho tiempo puede producir la destrucción de algunos aminoácidos y vitaminas (especialmente del grupo B), lo que disminuiría su digestibilidad y valor nutritivo”, añade Ramo.

La actividad física y el entorno

El incremento de la obesidad en la población es otro factor que tiene impacto medioambiental negativo. Se estima que una persona obesa necesita casi un 20 por ciento más de calorías para cumplir con sus necesidades energéticas, además consume una mayor cantidad de comida y utiliza mucho más el vehículo privado que por ende es contaminante. Por todo ello, mantenernos en forma y controlar nuestro peso corporal es bueno no sólo para nuestra salud, sino también para el planeta.

“Sabemos que las personas que realizan actividad física de forma habitual o tienen un estilo de vida activo, viven entre 8 y 10 años más que el resto de personas más sedentarias”, apunta Rubén Bravo, experto en nutrición y portavoz del IMEO. Su calidad de vida es mayor y hacen frente de una manera más eficaz a problemas como la diabetes, el riesgo cardiovascular, problemas emocionales, como la depresión o la ansiedad, o a patologías neurodegenerativas y de deterioro cognitivo, como Alzheimer y Parkinson. Además, está demostrado que las personas físicamente activas tienen mejores defensas naturales y un sistema óseo, articular y muscular más fuerte.    

El estilo de vida activo debe ser adecuado para cada persona y que no sea excesivamente intenso. Practicar algún deporte al aire libre permite tomar consciencia del exterior que nos rodea, independientemente, si se trata de senderismo, turismo rural, mountain bike o running. Ejercitarnos en un entorno agradable dentro de la naturaleza sincroniza de forma más eficaz con los beneficios que se obtienen a través de un estilo de vida activo. “Lo vamos a notar por la respiración, en niveles de cantidad y calidad el oxígeno que vamos a tener en la naturaleza es mucho más alto del que podamos respirar realizando actividad física en un entorno cerrado, como una casa o gimnasio, o, incluso, en un entorno abierto, pero más alto en contaminantes, como son las grandes ciudades”, argumenta Bravo. Además, tenemos que tener en cuenta que llevamos centenares de miles de años viviendo en un entorno natral y es solamente en los últimos centenares de años que estamos rodeados de un entorno más urbano. Por tanto, “rodearnos de naturaleza hará que nuestro cuerpo conecte mejor con la tierra, los paisajes, la vegetación y se muestre más receptivo a los estímulos sensoriales externos, facilitando su impacto positivo no solo sobre nuestra salud, sino también sobre nuestras emociones y nos hará sentir parte del Planeta Tierra”, añade.


[1] Según un trabajo publicado en 2009 en el International Journal of Epidemiology por la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres.

La obesidad infantil, otra consecuencia de la pandemia en España que sitúa al país a la cabeza de Europa

SEGÚN LOS EXPERTOS, EL 18,1 % DE LOS NIÑOS QUE VIVEN EN HOGARES CON INGRESOS BAJOS CONSUMEN A DIARIO DULCES Y TIENEN MAYOR ÍNDICE DE SOBREPESO

El Cierre digital, por Ana Moreno

La asociación Save the Children ha publicado un alarmante informe sobre el aumento de obesidad infantil en España, situándose a la cabeza de Europa. Según señalan los datos, el exceso de peso en menores de 18 años ha aumentado alrededor del 28,1 %, una cifra que se agrava por el aumento de precios en verduras y frutas, según señalan los expertos.

Algunos de los hábitos que han incrementado el 28% la obesidad infantil son el cierre de aulas y comedores sociales, la paralización de actividades extraescolares y el aumento del uso de pantallas y videojuegos, son algunas de las causas que han tenido lugar durante la pandemia.

En España, los datos más elevados de obesidad infantil están relacionados con los hogares con rentas más bajas, el 32,5% de los niños de 4 a 6 años y en mayores rentas se sitúa al 19%, según señalan los últimos datos del informe ‘Adiós a la dieta mediterránea’: nutrición y hábitos saludables de la infancia en España de la asociación, Save the Children.

De acuerdo con el escrito “los países mediterráneos han pasado de tener una de las dietas más sanas del mundo a otra donde los dulces, la comida rápida y las bebidas azucaradas han sustituido a la fruta, la verdura, el aceite de oliva y el pescado”.

De tal forma que en España la obesidad infantil se sitúa en un 28,1%, una cifra que no ha aumentado en gran medida, ya que mucho antes de la pandemia se situaba en el 27,2% en España. A pesar de ello, algunos expertos relacionan la situación actual como es la crisis económica que se ha acentuado en nuestro país. “El aumento de precios en verduras y frutas puede estar entre el agravamiento de esta situación”, según indica el informe.

Los resultados han sido extraídos de una encuesta que la organización llevó a cabo en septiembre de 2021, donde cuestionó a más de 2.000 padres y madres con el fin de entender el impacto que ha tenido la crisis del Covid-19 en la nutrición y niños. Además, la encuesta fue comparada con la Encuesta Nacional de Salud de España (ENSE) que se realizó en 2017.

El 18% de los niños con hogares con menos ingresos consumen dulces a diario

Los expertos señalan que la alimentación y la actividad física del niño son los principales determinantes de la obesidad infantil, ya que el exceso de tiempo que pasa un niño frente a la pantalla y el número de horas de sueño son algunos de los factores que modifican esta enfermedad. Aún así, el nivel socioeconómico que tenga la familia, influirá de manera considerable en la salud nutricional del niño y sus hábitos saludables, según señala el estudio.

A las familias con mayor pobreza les resulta dificultoso sufragar actividades extraescolares o de ocio a un niño con el fin de evitar el sedentarismo o tratar problemas alimentarios o patologías bucodentales. El 18,1 % de los niños que viven en hogares con ingresos bajos consumen a diario dulces, en comparación al 10% de los niños menores de 18 años que viven en familias acomodadas. Estas familias (71% de hogares con altos ingresos) se pueden permitir que sus hijos practiquen actividades físicas y deportivas.

España lidera en el ranking de los países con mayor número de obesidad infantil

El estudio revela que nuestro país lidera junto a Chipre e Italia, el ranking europeo de obesidad infantil. Las cifras indican que uno de cada ocho niños que tiene entre 7 y 8 años sufre obesidad en Europa. Mientras en España la media se sitúa entre 1 de cada 5 niños, es decir, más del 18%.

Además, la crisis de la pandemia ha acentuado estos datos, si en 2017 el 56% de niños consumían a diario fruta, en la actualidad la media se reduce hasta un 40%.
Según el director general de Save the Children: ”Uno de los pocos datos positivos en el consumo de dulces es su reducción de casi un 70% y el de las bebidas calóricas. Sin embargo, es posible que este efecto sea coyuntural y debido a las restricciones de movilidad y el cierre de comercios y espacio de ocio donde adquirir este tipo de productos”.

Consejos para evitar la obesidad infantil

Según el Instituto Médico de la obesidad (MEO), las siguientes claves son algunas de las soluciones para mediar esta enfermedad

Desayuno sano y equilibrado. Alimentos que sean de absorción lenta y que aporten una cantidad de energía suficiente para todo el día, en lugar de alimentos ricos en azúcares. 

Limitación de las cantidades de azúcar ingeridas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que la cantidad de calorías diarias recomendadas debe superar el 10% ni menor que el 5%. IMEO aconseja que los padres observen la etiqueta de los productos azucarados como son los zumos de frutas o bebidas con alto contenido calórico. 

Practicar una hora de ejercicio diario y beber abundante agua. Los niños deben realizar alguna actividad física al menos cuatro veces a la semana. Esto le ayudará a rendir mejor en sus estudios y prevenir algunas enfermedades. 

Menos horas delante de la pantalla. Algunos estudios han confirmado que los niños pasan al menos dos horas y media al día viendo la televisión o jugando a videojuegos. Para mantenerse activos, es recomendable que al menos pasee durante media hora al día o dediquen tiempo a correr o montar en bici, por ejemplo. 

¡Cuidado! con el ‘falso ayuno’ y los excesos

En concreto, el ayuno debe asegurar un aporte calórico mínimo razonable, que debería ser de entre 1.000 y 1.100 kilocalorías (Kcal) diarias

Receta casera con bacalao. Foto de IMEO.

Omar R. Goncebat – EFE | El ayuno eclesiástico que cumplen los católicos en Semana Santa y que implica abstenerse de comer carne, consumir únicamente líquidos o hacer una comida al día, permitiendo lacticinios (lácteos), huevos y productos de grasa animal, puede ser beneficioso para el cuerpo si se efectúa adecuadamente, según el Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO).

Algunos de los beneficios del ayuno consisten en propiciar el proceso de eliminación de toxinas y la depuración orgánica y en ayudar al sistema linfático, el intestino, el hígado y los riñones a realizar mejor sus funciones, según los expertos del Instituto (https://imeoobesidad.com).

Sin embargo, «el ayuno en su versión estricta (a base de líquidos) o moderada (realizando una sola comida al día, siendo el resto dieta líquida) no se puede tomar a la ligera y requiere de ciertos conocimientos nutricionales», explica el dietista y experto en nutrición Rubén Bravo, portavoz del Instituto.

En concreto, debe asegurar un aporte calórico mínimo razonable, que debería ser de entre 1.000 y 1.100 kilocalorías (Kcal) diarias, a base de proteínas, grasas saludables, fructosa, vitaminas y minerales, evitando prolongar el ayuno durante más de 48 horas, según Bravo.
En este sentido, ayunar «es desaconsejado para las personas con salud más frágil, embarazadas, lactantes, menores de edad y mayores de 65 años, por el riesgo de provocar deshidratación, desórdenes metabólicos o síntomas de debilidad», advierte.

Por otro lado, los especialistas del IMEO observan que en la práctica existe un tipo de ‘ayuno falso’ que normalmente consiste en no comer carne a lo largo del día, pero en cambio ingerir una abundante cantidad de otros manjares, como platos con bacalao o potaje de garbanzos, así como buñuelos y torrijas (también llamada torreja o tostada francesa), entre otras recetas.

«En el contexto de los excesos gastronómicos que por tradición acompañan la Semana Santa, existe el riesgo de consumir casi el doble de calorías en una sola semana, lo que puede contribuir a un aumento de peso de entre 1 y 2 kilos», según explican.

En este caso «el problema no es solo la elevada ingestión calórica, sino también que una gran parte de ese exceso de calorías ingeridas procede de azúcares, harinas refinadas, mantequillas y alcohol, por lo que el peso que habremos ganado habrá sido en forma de grasa prácticamente en su totalidad», argumenta Bravo.

EL «FALSO» AYUNO.
Carmen Escalada, nutricionista clínica del IMEO señala que un ‘falso ayuno’ se parece más a una ‘fiesta gastronómica’ que a un ayuno estricto o moderado, los cuales podrían ser saludables sin influir en el aumento del peso corporal.

Este tipo de práctica se centra en recetas de la cocina tradicional muy elaboradas, que incluyen primero y segundo platos y postre, las cuales implican un elevado aporte calórico, aunque la carne “brille por su ausencia” en esos platos, según Escalada.

Pero “el hecho de no introducir carne en nuestro menú no significa obligatoriamente que estemos tomando una comida más ligera; además a veces el ayuno se malinterpreta como una manera de ‘hacer dieta’ tras unos días de excesos gastronómicos y celebraciones”, según Escalada.

Según Escalada, un ejemplo de comida típica de lo que sería un «falso ayuno» de Semana Santa, podría estar compuesta por…
…Potaje de garbanzos con cebolla, ajo, huevo, espinacas, pimiento y pan, que aporta una 550 Kcal.
…Bacalao con tomate salsa de tomate casera (en su versión ‘light’ o ligera) que nos aporta unas 257 Kcal, un plato al que le sumaríamos otras 300 Kcal adicionales, si le añadimos 100 gramos de patatas (papas) fritas como guarnición.
…Una ración de buñuelos (2-3 unidades pequeñas) que aportan unas 300 Kcal, aunque su aporte calórico puede aumentar considerablemente, ya que suelen servirse con sirope de chocolate o con nata (crema).

“En una sola comida de estas características podemos ingerir unas 1.400 Kcal equivalente a la ingesta calórica diaria recomendada para una importante parte de la población”, señala Escalada.

“Es fácil entender que este tipo de`abstinencia´ (básicamente de carne) no nos ayudará a compensar los excesos gastronómicos en que podamos incurrir otros días de Semana Santa, sino que será un exceso en sí misma”, según la nutricionista del IMEO.

CLAVES PARA NO EXCEDERSE EN LAS COMIDAS.
Para disfrutar de la gastronomía manteniendo la moderación, el equipo de nutricionistas del Instituto recomienda…
… Hacer cinco comidas al día (Comer con más frecuencia, pero menos cantidades nos ayuda a elegir mejor lo que comemos, así como evitar caer en los atracones de comida, la pesadez estomacal y una ingestión calórica excesiva).
… Optar por recetas caseras (Así sabremos lo que estamos comiendo y también podremos reducir las calorías, sustituyendo los alimentos poco saludables por otros mejores en términos nutricionales).
…Planificar los menús (Saber de antemano qué vamos a comer cada día nos ayuda a calcular las raciones y evitar que sobre comida. También es recomendable evitar servirnos la comida en platos muy grandes o hacer sobremesas sin retirar la comida).
…Reducir el consumo de alcohol y refrescos (Cada gramo de alcohol aporta 7 Kcal. Lo ideal es reducir su consumo, optando por bebidas de baja graduación como el vino tinto y evitando las ‘copas digestivas’ después de la comida. El agua es la mejor opción, ya que los refrescos contienen mucho azúcar y aditivos, además de gases que dificultan la digestión).

El estrés, la angustia y la crisis también son causas de sobrepeso

Para reducir el nivel de angustia, los expertos recomiendan plantearse objetivos o propósitos de vida realistas y cultivar una sensación de manejo de nuestro propio tiempo.

EFE / Prensa Libre

La angustia existencial, un malestar que surge al sentirse vacío, sin energía, motivación ni rumbo, por situaciones que están fuera de nuestro control, como la pandemia, el deterioro ambiental y económico o la guerra, puede llevarnos a utilizar la comida como refugio y estímulo, fomentando un aumento del peso corporal.

A veces “nos quitamos un peso de encima” al liberarnos de un problema o una preocupación, pero en otras ocasiones nuestro ánimo está tan decaído que parece que el alma nos pesara. La angustia existencial es una alteración anímica cuyo peso se nota en el alma, pero también en el cuerpo, según los expertos.

“Una persona adulta promedio tiene hoy muchas más probabilidades de desarrollar obesidad que cinco décadas atrás”, según el nutricionista Rubén Bravo, del Instituto Médico Europeo de la Obesidad. Los estados aflictivos y la falta de sentido o motivación vital refuerzan esa tendencia al sobrepeso.

El estrés, la angustia y la crisis fomentan el sobre peso
Una mujer come para calmar su ansiedad. Foto Prensa Libre: IMEO.

La psicóloga María González sugiere reflexionar sobre nuestros propósitos en la vida, establecer objetivos a corto plazo que nos generen satisfacción, y diseñar un plan de acción realista para progresar y alcanzarlos, centrándonos en lo que depende de nosotros y no en los factores sociales fuera de nuestro control.

La pandemia de covid-19, el cambio climático, el deterioro de la situación económica, el encarecimiento de la energía y ahora una guerra de consecuencias imprevisibles. Cuando aún no nos hemos recuperado de un golpe psicológico y emocional, nos llega otro. Tenemos muchas razones para sentirnos afligidos….

…Y existe un tipo de aflicción, denominado angustia existencial, que puede repercutir negativamente en un nuestro peso corporal, haciendo que engordemos, cuando intentamos mitigarla por medio de la comida, advierten desde Instituto Médico Europeo de la Obesidad, IMEO.

Los psicólogos han detectado últimamente un tipo de angustia existencial muy frecuente en los pacientes y relacionada con la pandemia del covid19 y las consiguientes restricciones, confinamientos y cuarentenas que han vivido, según explica a EFE la psicóloga María González, de este Instituto.

LA PANDEMIA Y LOS KILOS DE MÁS

Las personas afectadas por esta alteración anímica “a menudo se sienten impotentes por no poder cumplir sus propósitos o sueños, como independizarse, establecer una relación de pareja, conseguir ciertas metas laborales o viajar”, señala.

Explica que se trata en general de una especie de desmotivación vital, debida a la frustración por no haber cumplido sus principales objetivos y alcanzar los resultados que supuestamente habrían traído, como la felicidad y la satisfacción, “por lo cual algunas personas a menudo vuelcan su angustia en la comida”.

El estrés, la angustia y la crisis fomentan el sobre peso
A veces “nos quitamos un peso de encima” al liberarnos de un problema o una preocupación, pero en otras ocasiones nuestro ánimo está tan decaído que parece que el alma nos pesara. Foto Prensa Libre: IMEO.

“En los casos más graves esta frustración puede manifestarse a nivel físico, en forma de ojeras y piel apagada, caída del cabello, fatiga y desgana, pero también a través de un aumento del peso corporal”, advierte González.

Esta psicóloga explica que esta angustia existencial puede conducir al sobrepeso o la obesidad, cuando la persona utiliza la comida como un refugio e intenta regular su ansiedad ingiriendo alimentos para obtener placer a corto plazo.

Además, “tener obesidad también hace que dirijamos su atención hacia su exceso de kilos, distrayéndose de la necesidad de tomar otras decisiones importantes en su vida y que tienen que ver con sus anhelos verdaderos”, advierte esta psicóloga.

Este tipo de angustia se debe a que la persona comete un error de perspectiva al confundir sus deseos con sus necesidades. Entonces, al no conseguir lo que se ha propuesto en el momento actual, deja de disfrutar de la vida en general, según esta psicóloga.

González recomienda planificar acciones y tomar decisiones que nos pueden ayudar a hacer realidad un deseo, pero sin confundirlo con una necesidad.

Es necesario que aclararemos nuestra mente, asumiendo, por ejemplo, que quizá deseemos tener una pareja, pero no la necesitamos para ser felices ahora mismo, en este preciso instante, según puntualiza.

Para reducir el nivel de angustia, González, recomienda plantearse objetivos o propósitos de vida realistas y cultivar una sensación de manejo de nuestro propio tiempo, más allá de factores como la edad, la situación económica, el estado físico o la de salud, ya que “jamás nos beneficiará sentir que estamos delimitados o parados por alguna circunstancia”.

RECUPERAR LA MOTIVACIÓN

Cuando tenemos esto claro podemos valorar las acciones concretas que nos pueden acercar a nuestros objetivos, prosigue. “Si ahora mismo no podemos realizar el viaje de nuestros sueños, podemos trazar un ‘plan B’ consistente por ejemplo en una escapada a un lugar que esté a nuestro alcance para poder experimentar la satisfacción que se siente al hacer ese ensayo de un gran viaje y la emoción de planificarlo”, sugiere.

La angustia existencial puede surgir cuando a raíz de una situación crítica, la persona siente que su vida se ha paralizado, porque muchos de los estímulos que le generaban una emoción positiva, ilusión o satisfacción se ven cortados radicalmente, pudiendo planificar solo a muy corto, señala González.

Explica que “los problemas sociales y circunstancias como la pandemia, la guerra y las crisis económicas, pueden generar en algunas personas una profunda falta de esperanza, acabando con su visión optimista del futuro, que pasa a ser percibido como algo peligroso del que se puede esperar cualquier cosa”.

En esos casos “el simple hecho de no saber lo que nos espera, termina paralizando e inhabilitando nuestro presente”, señala. Es la angustia existencial que describió el filósofo Jean Paul Sartre como “un miedo al futuro, pero no de las cosas, sino de la posibilidad y responsabilidad de decidir sobre ellas”, según esta psicóloga.

El estrés, la angustia y la crisis fomentan el sobre peso
Una mujer angustiada por la pandemia. Foto Prensa Libre: IMEO.

Añade que la angustia existencial está muy relacionada con la incertidumbre ante el futuro y la falta de control (el cual nunca será absoluto) que tiene una persona sobre su propia vida, lo cual es inherente a la condición y a la experiencia humana, añade.

Por eso “encontrarle un sentido a nuestra existencia y dirigir la atención y el control a lo que si depende de nosotros, a nuestra actitud y decisiones, ayuda a lidiar con esa angustia”, enfatiza.

“Reflexionar sobre nuestro propósito en la vida y analizar si estamos actuando en coherencia con dicho propósito”, puede ayudarnos a reencontrar el rumbo y la motivación perdidos, según esta experta.