Los índices de obesidad infantil requieren respuesta rápida a nivel gubernamental, pero también soluciones desde la familia, subrayan desde IMEO con el motivo del Día Europeo de la Obesidad recalcando sobre la importancia del menú infantil saludable
- En España uno de cada diez niños tiene obesidad y dos sobrepeso[1].
- Un 32% de la población infantil no come una pieza de fruta al día, un 41% no tiene en su plato verdura diariamente y un 36,5% casi no realiza actividad física, según datos de la Fundación Thao.
- El 60% de los niños con sobrepeso lo serán de mayores. La obesidad infantil es asociada con factores de riesgo cardiovascular, diabetes tipo 2, desordenes mentales y baja autoestima, recuerdan de la OMS.
«La obesidad infantil, que antes era considerada algo propio de los países desarrollados, cobra cada vez más fuerza en los países de ingresos bajos y medianos, debido al sedentarismo y la mala alimentación que acompañan los procesos de globalización», apunta Rubén Bravo, experto en nutrición y portavoz del IMEO. Un hecho que corroboran los últimos datos de la OMS[3] que sitúan el 73% de los niños con exceso de peso y menores de cinco años en Asia y África.
La situación actual requiere respuestas rápidas a nivel gubernamental, como gravámenes a las bebidas azucaradas y medidas para frenar la publicidad y comercialización de alimentos malsanos, pero también hace falta buscar soluciones desde el núcleo familiar. «La clave para reducir los niveles de obesidad infantil es predicando con buen ejemplo y hacer bien las cosas en casa, para asentar las bases de una saludable relación con la comida con la que debemos lidiar a lo largo de nuestra vida», apunta Bravo.
Por otra parte, desde el IMEO advierten que las ofertas hoteleras destinadas a niños con sobrepeso u obesidad, lanzadas por algunas cadenas de cara al período estival y llamadas con el eufemismo «retiro saludable» no son una buena opción. «Estamos de acuerdo que los niños deben jugar, aprender a divertirse sin el ordenador, hacer deporte y tener una dieta saludable, pero no aislados de su habitual entorno y bajo vigilancia, porque a la larga esto no funciona», señala el experto. Se trata de un lucrativo concepto de marketing, similar al de los campos para adelgazar para adultos, con el agravante añadido sobre la autoestima del menor el hecho que lo envían a pasar sus vacaciones en un centro de niños obesos. Lo mejor en estos casos es acudir a un especialista en nutrición infantil, seguir una dieta personalizada, invertir en un deporte de agrado para el menor y fomentar la cultura nutricional en el ceno de la familia.
5 consejos prácticos para combatir la obesidad infantil desde casa
Tener un desayuno equilibrado y saludable. Un desayuno equilibrado que prioriza alimentos de absorción lenta y asegura flujo de energía suficiente para un rendimiento escolar correcto durante toda la mañana, a diferencia de un desayuno rico en azúcares y grasas y escaso de nutrientes que proporcionaría energía rápida de golpe, pero poco duradera, seguida por un bajón en el estado de ánimo, explica Andrea Marqués, nutricionista del IMEO.
Controlar las cantidades de azúcar ingeridas. Según la OMS, el azúcar no debe aportar más del 10% de las calorías diarias tanto en niños como en adultos y «para proporcionar beneficios adicionales para la salud» debe quedar por debajo de los 5%. Por tanto, un niño con una dieta de 1.750 calorías, no debería sobrepasar los 37 gramos de azúcar al día (unas 9 cucharitas de café), siendo lo ideal que esta cantidad se redujera a la mitad (a 18,5 gramos). En este sentido, el problema no es el azúcar añadido, sino el oculto que figura en el etiquetado con los «sobrenombres»: jarabe de maíz de alta fructosa, concentrado de zumo de fruta, sacarosa, glucosa, dextrosa, jugo de caña, malta, melazas, lactosa, miel, etil maltol y maltodextrina.
Realizar 1 hora de actividad física a diario y beber abundante cantidad de agua. Pasear el perro, ayudar con la compra, jugar al parque, montar al bici son hábitos que ayudan para combatir al sedentarismo, pero no suficientes para estar en buena forma física. Hace falta realizar actividad física deportiva, al menos una hora a diario unas cuatro veces a la semana. Sería contraproducente obligar al niño a practicar un deporte que no le gusta y, mucho menos, apuntarle a una escuela de competición que requiere mayor grado de implicación y esfuerzo. Bastaría con enseñarle que puede entrenar por diversión jugando al fútbol, baloncesto o voleibol, deportes de equipo que contribuyen a la socialización y son beneficiosos para el autoestima. El ejercicio físico requiere de buenos niveles de hidratación y abundantes cantidades de agua, así como dormir entre 9 y 10 horas al día para la reparación celular.
Reducir el tiempo que los niños pasan delante la pantalla. Algunos estudios señalan que los niños pasan una media de dos horas y media sentados delante del televisor, el ordenador o jugando con los dispositivos inteligentes como tabletas o smartphones. Sabiendo que viendo la televisión se quema aproximadamente una caloría por minuto –casi lo mismo que durmiendo–, conviene estar físicamente activo al menos una hora al día. Actividades como correr, nadar, hacer caminatas en familia o montar en bici mantendrían alejados los más pequeños de los malos hábitos y los kilos de más.
Inculcar desde la infancia una cultura nutricional. «Enseñar a un niño porque un alimento le conviene más que otro y en qué momento del día, no tiene precio, porque le dará claves para gestionar su estado físico y emocional también en el futuro», apostilla Bravo. Comer las cantidades justas en casa y fuera, ni más, ni menos. Nunca emplear alimentos como premio o castigo, porque podrían asociar los dulces como alimentos buenos y las frutas o verduras como alimentos malos. Son algunas reglas que ayudan para una relación saludable con la comida. La mayoría de los niños en edad escolar necesitan entre 1.600 y 2.200 calorías al día para crecer, aunque esta cantidad puede variar en función de la edad y la actividad física realizada.
Lo que debe incluir el menú de un niño cada día
Con el fin de ayudar a los padres en la tarea el IMEO ha configurado, basándose en la pirámide nutricional y los requerimientos propios de la edad de crecimiento, un patrón de menú que determina las raciones de fruta, verdura, proteína, lácteos y pan que los niños han de tomar a diario. En general, se recomienda que el 55% de la energía provenga de los carbohidratos, el 25% de las grasas y el 25% de las proteínas. «No hay que olvidar los aportes necesarios de fibra, vitaminas del grupo C, D y B, o minerales como calcio, hierro, zinc, fósforo y magnesio, relacionados con el crecimiento y el sistema nervioso», añade A. Marqués y enumera algunas claves para configurar un menú infantil equilibrado y saludable.
5 COMIDAS AL DÍA
Distribuidas en 3 principales (desayuno, comida y cena) y 2 secundarias (media mañana y merienda).
5 RACIONES DIARIAS DE FRUTAS Y VERDURAS
Incluyendo hortalizas. Preferiblemente de agricultura ecológica de proximidad y de emporada.
4 RACIONES DIARIAS DE CARBOHIDRATOS
Cereales, pan, pasta, arroz, legumbres o patatas, tomadas en todas las comidas excepto en la cena.
3 RACIONES DIARIAS DE PROTEÍNAS Y LACTEOS
Pescado, huevos, carnes y lácteos, ricos en calcio y vitamina D que participan en la formación de estructuras óseas durante el crecimiento.
2 RACIONES DIARIAS DE GRASAS SALUDABLES
Frutos secos y aceite de oliva.
1 RACIÓN SEMANAL
Limitar de una a dos raciones semanales el consumo de bollería, dulces, refrescos y chips, por su poder adictivo y elevadas dosis de azúcar.
[1] La prevalencia de obesidad infantil se mantiene relativamente estable en España donde un 27,8% de los niños entre dos y 17 años padecen obesidad o sobrepeso, según la Encuesta nacional de salud 2011-2012 del INE.
[2] El Día Europeo de Obesidad se celebra el tercer sábado de mayo desde 2010 cuando fue instaurado oficialmente en la sede del Parlamento Europeo de Estrasburgo.
[3] Datos de la Comisión para acabar con la obesidad infantil y de la OMS.
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