Los hábitos de vida, muy relacionados con las enfermedades cardiovasculares

El 14 de marzo se celebra el día europeo de prevención de estas dolencias
 
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dieta-sanaMás vale prevenir. Ésa es la clave cuando hablamos de enfermedades cardiovasculares. Y es que un buen número de estas dolencias se podrían evitar con el cambio de determinados hábitos. Con motivo del Día Europeo de Prevención del Riesgo Cardiovascular, que se celebra hoy, la Fundación Española del Corazón (FEC) recuerda que las enfermedades cardiovasculares (ECV) son la primera causa de muerte en los países desarrollados, por encima del cáncer y las enfermedades del sistema respiratorio. Sólo en España se cobraron 118.313 muertes en 2011, lo que representa el 30,5% de los fallecimientos producidos.

Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), las enfermedades cerebrovasculares (ictus) causaron un total de 28.855 muertes en 2011, cifra que representa un 24,38% de los fallecimientos por causas cardiovasculares. En segundo lugar, se encuentran otras enfermedades cardiovasculares que han supuesto la muerte de 20.466 personas, mientras que el infarto agudo de miocardio ha causado 18.101 muertes.

Una rutina de hábitos cardiosaludables
Hay que tener en cuenta, por ejemplo, que el 90% de los infartos –tal vez el accidente cardiovascular más conocido- se asocia a factores de riesgo clásicos fácilmente modificables y prevenibles, como son la hipertensión, el colesterol elevado, el tabaquismo, la diabetes y la obesidad. Según el Dr. Enrique Galve, presidente de la sección de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardíaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), “los factores de riesgo más preocupantes son la diabetes y la obesidad, factores estrechamente relacionados con la mala nutrición” y añade que “nuestra sociedad ha pasado de un modelo de alimentación basado en los productos naturales a la comida rápida y los productos precocinados”.

El tabaco, mal aliado
Y junto a estos problemas de salud, el tabaco, uno de los factores de riesgo cardiovascular que más preocupan a los médicos. “Aunque se ha producido una situación de contención, especialmente en el caso de los hombres, sigue siendo un factor a tener en cuenta. Durante los últimos 30 años, la mujer ha incrementado el consumo de tabaco, en parte porque ésta se ha incorporado mucho más tarde al hábito de fumar. Este hecho provocará a la larga un incremento de enfermedades coronarias en el caso del género femenino” explica el Dr. Galve. La mujer, especialmente durante su etapa fértil, está más protegida que el hombre ante eventos cardíacos gracias a su sistema hormonal pero, en la actualidad, esta protección se ve disminuida a causa del tabaquismo y los hábitos poco saludables.
Y si al tabaco le sumamos el sedentarismo, nos encontramos con un cóctel complicado. La inactividad física es otro de los factores que, junto a la mala alimentación, puede conducir a la alteración de las cifras de la presión arterial, el colesterol, los lípidos en sangre, la obesidad y la diabetes. El Dr. Galve afirma que “a pesar de que las campañas para promover la actividad física entre la población han sido muy bien recibidas por el público en general, son precisamente las personas que más necesitan la actividad deportiva, las que llevan una vida más sedentaria”.

Un error si tenemos en cuenta las cifras, para reflexionar: ocho de cada diez infartos se podrían evitar dejando de fumar, practicando ejercicio físico regular y manteniendo una dieta sana. Estos hábitos saludables reducen la hipertensión arterial, el nivel de lípidos (colesterol y triglicéridos) y previenen la diabetes o en su defecto mejoran su control si el individuo ya la padece.

Varios factores de riesgo
Además, hay que tener en cuenta que la mayoría de las veces, el riesgo cardiovascular de una persona no se debe a un solo factor, sino a varios. Se puede afirmar que el riesgo cardiovascular no es el resultado de una suma de factores, sino que éstos multiplican el riesgo de manera exponencial. De hecho, cada vez son más los casos de pacientes que presentan el perfil clínico llamado “síndrome metabólico”, que es la existencia en un mismo individuo de varios factores de riesgo junto a la obesidad abdominal.
Además de los factores de riesgo cardiovascular ya conocidos, el estilo de vida actual está muy relacionado con la aparición de nuevos factores como la apnea del sueño, el estrés o el consumo de drogas.

Cuatro claves para combatir el riesgo cardiovascular
La FEC recomienda:
1. Seguir una dieta sana y cardiosaludable para prevenir el sobrepeso, la obesidad y, en particular, la obesidad abdominal. Para combatir la obesidad en general, hay que mantener el índice de masa corporal (IMC), por debajo de 24,9.
2. Practicar ejercicio físico de intensidad moderada regularmente. Una buena opción es pasear a buen ritmo entre 30 y 60 minutos diarios, al menos cinco días por semana.
3. No fumar.
4. Acudir al médico cada cierto tiempo para conocer los factores de riesgo de cada uno. Así, con la medida de la presión arterial y un análisis de sangre se puede saber si la presión arterial, los lípidos y la glucosa (azúcar) en sangre se encuentran dentro de los parámetros de la normalidad.

Nuevos factores de riesgo cardiovascular

Cada año mueren 17,1 millones de personas en el mundo a causa de las enfermedades cardiovasculares y según la Organización Mundial de la Salud, el 80% de las muertes prematuras podrían haberse evitado siguiendo un estilo de vida saludable y reduciendo factores de riesgo clásicos como hipertensión, tabaquismo, colesterol elevado, diabetes y obesidad. Según alerta la Fundación Española del Corazón (FEC), a estos factores se suma la aparición de otros agentes que amenazan, también, a nuestro corazón, como son la apnea del sueño, el estrés, la contaminación o el consumo de drogas.

Factores de riesgo cardiovascular clásicos

Según el último chequeo que ha elaborado la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) sobre la Sanidad en 31 países durante 2010, el porcentaje de adultos obesos en España es del 14,9% pero la cifra se vuelve más preocupante en cuanto a la obesidad infantil, ya que alrededor de un 16,7% de los jóvenes españoles de entre 11 y 15 años presenta síntomas evidentes de sobrepeso u obesidad.

“Es imprescindible concienciar a la sociedad de que para mantenernos sanos hay que llevar un estilo de vida saludable, tener una dieta equilibrada y practicar ejercicio”, comenta la Dra. Pilar Mazón, presidenta de la Sección de Hipertensión Arterial de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), “en España las tasas de obesidad son alarmantes, sobre todo en cuanto a obesidad infantil”, añade la doctora.

Otro factor de riesgo cardiovascular totalmente evitable es el tabaquismo, la incidencia de la patología coronaria en los fumadores es tres veces mayor que en el resto de la población. La posibilidad de padecer una enfermedad de corazón es proporcional a la cantidad de cigarrillos fumados al día y al número de años en los que se mantiene este hábito nocivo. Los jóvenes que comienzan pronto con este hábito, multiplican las posibilidades de desarrollar algún tipo de enfermedad respiratoria, tumor o complicación cardiovascular.

Como medidas preventivas para controlar nuestra salud cardiovascular, los profesionales recomiendan no fumar, seguir una dieta equilibrada, realizar ejercicio físico de forma regular, controlar el colesterol, la glucosa y la tensión arterial al menos una vez al año, a partir de los 40 años, en el caso de las personas sanas y con mayor periodicidad en el caso de quienes padezcan alguna patología.

Nuevos factores de riesgo cardiovascular

Además de los factores de riesgo cardiovascular clásicos anteriormente comentados, el estilo de vida actual está haciendo que ciertas circunstancias empiecen a destacar, también, como factores de riesgo cardiovascular, como por ejemplo la apnea del sueño, el estrés, la contaminación o el consumo de drogas.

Apnea de sueño

La apnea del sueño es una enfermedad que se puede padecer en cualquier edad y sexo, pero es más común en hombres. Un 4% de hombres y un 2% mujeres de mediana edad padecen apnea acompañada de somnolencia durante el día. La apnea obstructiva, la más común, se produce cuando el aire no fluye por la nariz o la boca del paciente, mientras continúan los esfuerzos para respirar. La persona que la padece generalmente comienza a roncar muy fuerte poco después de quedarse dormida. A menudo, el ronquido se vuelve más fuerte y luego es interrumpido por un largo período de silencio durante el cual no hay respiración. Esto va seguido por un fuerte resoplido y jadeo, a medida que la persona trata de respirar. Las personas que padecen esta enfermedad a menudo no son conscientes de los episodios durante la noche y son sus familias quienes detectan el problema.

Está demostrado que un 50% de pacientes que sufren apnea del sueño padecen hipertensión arterial y tienen más riesgo de sufrir un infarto de miocardio o un ictus. Esto se debe a diferentes factores, entre los cuales el más trascendente es la hipoxia (falta de oxígeno) intermitente, y sus consecuencias: aumento de la frecuencia cardíaca y la presión arterial (por hiperactividad simpática), daño en las paredes arteriales (disfunción endotelial, estrés oxidativo e inflamación) y resistencia a la insulina. También se ha reconocido la presencia de fenómenos que favorecen la formación de trombos por activación plaquetaria, aumento del fibrinógeno, aumento del hematocrito y de la viscosidad de la sangre.

Estrés

La relación entre el estrés emocional y los eventos coronarios mayores ha sido establecida hace ya mucho tiempo, pero la verificación de esta presunción se ve obstaculizada porque no existe un test científico para cuantificar el grado de estrés emocional. Por ejemplo, se ha demostrado que existe el doble de riesgo de sufrir un infarto agudo de miocardio durante las dos horas siguientes a un episodio significativo de alteración emocional.

Algunos estudios apuntan a un mayor riesgo de episodio cardiovascular en las personas con perfil psicológico tipo A, es decir, competitivas, muy autoexigentes, apegadas al trabajo y obsesionadas con el éxito.

Contaminación

Según estudios publicados recientemente, las personas que habitan en lugares próximos a una autopista o una carretera altamente transitada, sufren un deterioro de las arterias el doble de rápido de las que viven en zonas menos contaminadas. En concreto, el grosor de sus arterias carótidas aumenta 5,5 micrómetros más por año. Además, la contaminación tiene efectos nocivos inmediatos sobre el funcionamiento de nuestras arterias, reduciendo instantáneamente su capacidad vasodilatadora. Si la exposición se mantiene, la polución podría provocar, a largo plazo, el engrosamiento y acumulación de grasas en las arterias y desembocar en una arteriosclerosis.

Se calcula que en España se producen ya cerca de 16.000 muertes ligadas a la contaminación. Se estima que si una ciudad de las dimensiones de Madrid o Barcelona redujera el nivel de contaminación al recomendado a nivel internacional, se disminuiría en 1.800 el número anual de ingresos hospitalarios por enfermedad cardiovascular y respiratoria y en 3.500 el número de muertes.

Consumo de drogas

La cocaína, es también un factor de riesgo que, aunque es minoritario si hablamos de la población en general, es muy dañino entre las personas que la consumen, ya que recientes estudios han demostrado que cuadriplica el riesgo de infarto de miocardio en los menores de 55 años que la consumen. Al inhalarse por vía nasal, la cocaína se absorbe y pasa a la sangre de forma inmediata, lo que multiplica por 24 las posibilidades de sufrir un infarto durante la primera hora tras el consumo de esta droga.