Las grasas saturadas no aumentan el riesgo cardiovascular, según estudio

  • El consumo de grasas ‘trans’ se asocia con un aumento del 34% de la mortalidad por cualquier causa, según datos de un estudio realizado por investigadores de la Universidad McMaster, en Canadá.
  • También suponen un riesgo importante cardiovascular, como éste de «sufrir un accidente coronario o elevar los niveles de colesterol», recalca Estefanía Ramo, nutricionista del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO).

Investigadores canadienses han descubierto que las grasas saturadas no se asocian a un mayor riesgo de muerte, enfermedad cardiaca, ictus o diabetes tipo 2, según los resultados de un estudio que, sin embargo, corrobora como las grasas ‘trans’ si pueden asociarse a un mayor riesgo cardiovascular.

El trabajo, cuyos resultados publica la revista ‘British Medical Journal’, confirma así los estudios previos que apuntaban que las grasas ‘trans’ pueden aumentar el riesgo de enfermedad cardiovascular, pero en cambio sugiere una revisión de las recomendaciones nutricionales para las grasas saturadas.

«Durante años se ha recomendado a todo el mundo que limiten el consumo de grasas. Las grasas ‘trans’ no tienen beneficios para la salud y suponen un riesgo importante para la enfermedad cardiovascular, pero en el caso de las grasas saturadas queda menos claro«, ha explicado Russell de Souza, profesor de Epidemiología Clínica y Bioestadística en la Facultad de Medicina Michael G. DeGroote.

Actualmente, se aconseja que estas grasas no superen el 10% de las calorías ingeridas a diario con la dieta, mientras que el de grasas ‘trans’ no sea de más del 1%, con el objetivo de reducir el riesgo de enfermedad coronaria y accidentes cerebrovasculares.

Las grasas saturadas provienen principalmente de productos de origen animal, como la mantequilla, la leche de vaca, la carne, el salmón y las yemas de huevo, y algunos productos vegetales como aceites de chocolate y palma. Por su parte, las grasas ‘trans’ se producen principalmente de forma industrial, a partir de aceites vegetales (un proceso conocido como hidrogenación) para su uso en margarina, bollería y productos envasados.

Para tratar de aclarar el riesgo cardiovascular asociado a ambas, De Souza y su equipo analizaron los resultados de diferentes estudios observacionales que analizaban su consumo con diferentes indicadores de salud entre la población adulta.

No es malo, pero tampoco reduce el riesgo

De este modo, no encontraron ninguna relación clara entre una mayor ingesta de grasas saturadas y un aumento de mortalidad por cualquier causa y una mayor incidencia de enfermedad coronaria, enfermedad cardiovascular, ictus isquémico y diabetes tipo 2. En cambio, no quedó claro si podía asociarse a una mayor mortalidad por enfermedad coronaria, así como tampoco encontraron que una dieta rica en grasas saturadas se asociara a un menor riesgo cardiovascular.

Asimismo, el consumo de grasas ‘trans’ sí se asoció con un aumento del 34% de la mortalidad por cualquier causa, un riesgo un 28% mayor de mortalidad por enfermedad coronaria y un aumento del 21% en el riesgo de enfermedad coronaria. No se observó una asociación clara con el ictus, mientras que el único factor que no pudo confirmarse fue su asociación con la diabetes tipo 2, por falta de estudios consistentes.

Los investigadores señalan que los resultados se basan en estudios observacionales, por lo que no ofrece conclusiones definitivas sobre una posible relación causa-efecto. No obstante, han precisado, «confirma las conclusiones de cinco revisiones sistemáticas previas sobre los efectos de las grasas saturadas y ‘trans’ en las enfermedades del corazón».

Fuentes: Europa Press, Noticias Castilla la Mancha Tv

Contra la obesidad, bailar en el trabajo

Un exasesor de Obama en ejercicio y nutrición aconseja parar en el trabajo cinco minutos varias veces al día para mover los músculos

El Correo, por Fermín Apezteguia
trabajadores-obesidad--647x350El control de la dieta no basta para intentar evitar la larga lista de enfermedades ligadas a la obesidad. Ni siquiera acudir al gimnasio con regularidad le asegura a uno un final de la vida libre de infartos, anginas de pecho, ictus, diabetes y dificultades de movilidad. En una rutina diaria como la actual, con empleos fundamentalmente sedentarios que obligan al trabajador a permanecer siete, ocho y más horas pegado a su silla frente al ordenador, hay que moverse «al menos, cada hora y media o dos horas» durante cinco o diez minutos. «Lo ideal sería parar y aprovechar ese tiempo para bailar, que es un ejercicio fantástico que ayuda a mantener el tono muscular», afirma el especialista Benjamín Caballero, ex asesor de la Administración de Obama en materia de ejercicio y nutrición y director del Centro Mundial para la Obesidad Infantil, de Baltimore (EE UU).

No vale ir al gimnasio al final de la jornada, ni aunque se haga de manera regular. Lo que verdaderamente cuenta para la salud de esta iniciativa, que «ha comenzado a probarse con éxito» en algunas empresas americanas siguiendo el ejemplo de Japón -donde el ejercicio en el trabajo está perfectamente organizado y sincronizado-, es romper con el sedentarismo y evitar sus nefastas consecuencias para la salud. Permanecer clavado frente a la pantalla un día tras otro durante largas horas favorece a corto plazo la aparición de varices, hemorroides y piernas cansadas. Con el paso de los años, la lista de achaques se completa con un mayor riesgo cardiovascular y una pérdida de tonicidad muscular que adelanta o acelera el envejecimiento.

«El primer día les dará vergüenza. El segundo les resultará divertido y al tercero las tres o cuatro sesiones de cinco minutos de baile, no hace falta más, entrarán a formar parte de la rutina diaria», dijo el especialista, que participó ayer en un curso en la Facultad de Medicina de la Universidad del País Vasco, impartido entre otras instituciones por la Academia de Nutrición y Ciencias de la Alimentación. Caballero habló a los estudiantes de Medicina de la necesidad de hacer ejercicio a lo largo de la vida y de las formas de adaptarlo a las circunstancias de cada edad.

Obligaciones familiares

La vida laboral está considerada como una de las etapas en que más problemas se tienen para hacer ejercicio, fundamentalmente por falta de tiempo, pero es también cuando más necesario resulta mantenerse activo. El 80% de los trabajadores no practica ejercicio físico alguno, ni siquiera la mínima media hora de caminata diaria «exigible». La jornada laboral, cada día más amplia a causa de la crisis y el teletrabajo, y la atención de las obligaciones familiares no dejan tiempo, a menudo, para cuidarse ni siquiera lo necesario.

Las empresas, según Benjamín Caballero, están comenzando a darse cuenta de que permitir a sus trabajadores danzar varias veces al día contribuye a mejorar las cuenta de resultados. Esa ruptura les permite reponer energías, llegar al final del día con un mejor estado de ánimo y reducir el número y tiempo de bajas por enfermedad. «Hay compañías que tienen sus propios gimnasios, pero no es necesario. Lo único que hace falta es una persona motivada en cada centro de trabajo para movilizar al resto. Se pone la radio, un poco de salsa, lo que sea, y vuelta al trabajo», sin complejos.

El problema del sedentarismo, detalló Caballero, comienza amenudo en la educación secundaria, cuando el deporte comienza a hacerse competitivo. Entonces, como en la vejez, basta con caminar. «Lo importante es mantenerse activo».

Vero: «Los dos ictus que sufrí me han hecho reaccionar contra la obesidad»

Esta paciente del IMEO celebra el Día de la Obesidad con 28 kilos menos

Verónica despuésEsta joven madrileña de 31 años celebra el Día Mundial de la Obesidad con 28 kilos menos. Hace seis meses comenzó un tratamiento de Banda Gástrica en el Instituto Médico Europeo de la Obesidad.
Su peso de partida fue de 104Kg, tenía un riesgo cardiovascular medio-alto y un Índice de Tasa Metabólica lento (en su caso correspondiente a 1, en una escala de 1 a 15, donde el metabolismo se considera lento de 1 a 5, normal de 5 a 9, e hiperactivo de 9 a 15). Actualmente la paciente pesa unos 76Kg, hace tres meses que salió del riesgo cardiovascular y ahora su Tasa Metabólica está normalizada en 7.

Su historia de obesidad es relativamente reciente y se remonta a los últimos tres años en los que había ganado más de 35Kg extras.
«En aquel momento hacía largas jornada laborales y turnos de noche, de modo que prácticamente me alimentaba a base de bocadillos», recuerda Verónica, especificando que es un tipo de comida muy tentadora, rápida de preparar y fácil de llevar y conservar, tanto en ambientes de calor, como fríos. La obesidad no tardó en pasarle factura. Se unió a otros problemas de salud, como la fibromialgia y el hipotiroidismo, habiendo días en que prácticamente no se podía levantar de la cama.
Verónica antesLos dos ictus que sufrió en las Navidades pasadas colmaron el vaso. Era cuando los médicos se lo dijeron sin rodeos: si quería conservar la vida, debía perder peso lo antes posible. «Aposté por el IMEO porque tenían la fama de abordar la obesidad desde un punto de vista científico, antes de proponer una solución, buscan la causa, lo que te ha llevado a la obesidad», dice Vero. Me hicieron una serie de pruebas a nivel físico y hormonal y después de evaluar mi estado general, optamos por la Banda Gástrica, una técnica con demostrada eficacia en el tratamiento de obesidad a largo plazo.
Durante los últimos seis meses he experimentado un cambio brutal, no sólo físico. El sobrepeso me había vuelto negativa, era imposible de tratar. Lo veía todo negro, no conseguía salir de la depresión, a menudo me encerraba en casa y todo era motivo de enfado.
Ahora, he vuelto a ser como antes de engordar, he recuperado la seguridad en mi misma, la sonrisa que no baja de mi cara y estoy más abierta al mundo. Ya no tengo problemas de fibromialgia y físicamente me definiría más bien como activa.

La dieta mediterránea anula el riesgo genético de sufrir un ictus

ABC, por N. Ramírez de Castro

Una investigación española con 7.000 pacientes confirma el efecto de la dieta tradicional por encima de la nutrición baja en grasa

dieta-mediterranea, Sociedad Española de NutriciónCuanto más se estudia la dieta mediterránea, más bondades se encuentra en su ingesta diaria. La última, su capacidad para neutralizar el riesgo genético de sufrir un ictus (infarto o hemorragia cerebral). Un equipo de investigadores españoles del CIBER de Nutrición y Obesidad, en colaboración con la Universidad de Tufts, en Estados Unidos, han demostrado la capacidad preventiva de nuestra forma de alimentación tradicional, incluso por encima de una dieta baja en grasa. La combinación mágica de aceite de oliva, pescado, legumbres y frutos secos «compensó totalmente la mala influencia genética», explica José Ordovás, director de la investigación y profesor de Nutrición de la Universidad de Tufts.

Las personas con dos copias de una variante genética relacionada también con la diabetes tipo 2 (el gen TCF7L2) multiplican por tres el riesgo de tener un accidente cerebrovascular. Pero al final del estudio se vio que los que seguían la dieta mediterránea tenían el mismo peligro que los que no tenían ese riesgo genético.

Reducir el consumo de grasa no basta

El estudio, que se publica en la revista médica «Diabetes Care», supone un importante avance para la nutrigenómica, la ciencia que estudia la relación entre la genética y la alimentación y su impacto en la salud. La investigación se basa en el estudio de 7.000 voluntarios españoles. Todos ellos forman parte de un estudio más amplio llamado Predimed para el estudio de la dieta mediterránea. Los participantes fueron divididos en dos grupos, unos seguían las pautas de la dieta mediterránea y otros se limitaban a seguir una dieta baja en grasa. Los resultados fueron muy diferentes en el grupo que no siguió la dieta mediterránea. Los factores de riesgo cardiovasculares (colestrol total, triglicéridos, lipoproteínas de baja densidad…) fueron mayores en las personas que seguían la dieta baja en grasa. Y las personas con riesgo genético tenían casi tres veces más probabilidades de padecer un derrame cerebral que las personas sin la variante del gen.

Efectos positivos en todas las personas

¿Por qué no basta con reducir el consumo de grasa para mantener en forma el corazón? Ordovás lo explica: «Las dietas bajas en grasa, van bien para unos, no ofrecen beneficios para otros y pueden ser contraproducente para algunos. Sin embargo la dieta mediterránea parece ser que va bien para unos y mejor para otros. Esto es lo que demuestra este estudio sobre la genética del TCF7L2». A su juicio, los beneficios se extraen sobre todo del aceite de oliva y de los frutos secos por su un alto poder anti-inflamatorio y antioxidante.

Para conseguir los efectos positivos de la comida tradicional, no es necesario seguirla a rajatabla, sino mantener el estilo mediterráneo. «Comer en el contexto de la tradición, esa es la mejor receta», señala el director del estudio.

Más del 40% de la población adulta padece hipertensión arterial en España

Más de un 14% lo ignora

Europa Press
Casi 14 millones de personas en España padece hipertensión arterial, lo que representa algo más del 40% de la población general adulta, y se calcula que un 14% de los pacientes hipertensos ignora que lo es a día de hoy, por lo que su presión arterial está fuera de control y desconocen que esto puede derivar en importantes problemas para la salud.

Con estos datos, dados a conocer por la Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA), se pretende remover conciencias con motivo del Día Mundial de la Salud que se celebra el 7 de abril, y que este año tiene por tema central la hipertensión arterial, conocida como la ‘epidemia silenciosa del siglo XXI’.

Se habla de hipertensión arterial (HTA) cuando se detectan cifras de presión arterial por encima de un valor que, por consenso, se ha fijado en 140 mmHg para la sistólica y en 90 mmHg para la diastólica.

La HTA, además de otros factores de riesgo vascular, es responsable de más de un tercio de los fallecimientos de causa cardiaca y cerebrovascular y es el principal factor de riesgo para padecer un ictus. Por eso, la organización alude a la necesidad de que el paciente se involucre en el autocuidado de su salud y éste pasa por un mejor control de su presión arterial.

En opinión de su presidenta, la doctora Nieves Martell, «el principal problema de la hipertensión es la dificultad que existe para obtener un adecuado control de la misma y, por consiguiente, de las cifras de presión arterial».

En este sentido, la automedida de la presión arterial (AMPA) ha demostrado ser una herramienta eficaz en el diagnóstico de la hipertensión arterial hasta el punto que podría llegar a evitar entre un 20% y un 30% de las decisiones clínicas inadecuadas. Asimismo, también permite diagnosticar entre un 15% y un 20% de los pacientes que están mal controlados en la consulta, pero bien controlados fuera de la misma.

La medida de la presión arterial es un método bien aceptado por los pacientes y de gran utilidad en la práctica clínica cotidiana en la detección, diagnóstico y control evolutivo de la hipertensión arterial. No obstante, pese a su aparente sencillez, prosigue la doctora Martell, «los valores de lectura no son siempre fiables, ya que el paciente, en el momento de la lectura, está expuesto a múltiples situaciones externas e internas que pueden alterar los resultados».

Para enseñar al paciente a medirse correctamente la presión arterial han realizado la infografía ‘La automedida de la presión arterial’, a disposición de pacientes y familiares en la página web del Club del Hipertenso. Cuestiones aparentemente poco relevantes,  como la temperatura ambiente, el estado físico o emocional, la hora del día o el lugar, pueden alterar la lectura final.

Finalmente, con motivo de este día, pone el acento en la prevención de las enfermedades cardiovasculares mediante la promoción de hábitos de vida adecuados, ya que alimentación juega  un papel esencial en la prevención del riesgo cardiovascular y según afirman los especialistas, en el 15% de los casos de hipertensión bastaría con que el paciente introdujera pequeños cambios en su estilo de vida para mantener los objetivos de salud.

«La falta de tiempo y las dietas severas son algunos de los motivos por los que los pacientes hipertensos abandonan el tratamiento, de modo que el mensaje que queremos transmitir es que mejorar la salud cardiovascular no exige hacer grandes sacrificios en nuestra dieta», comenta la presidenta de la SEH-LELHA.

Los hábitos de vida, muy relacionados con las enfermedades cardiovasculares

El 14 de marzo se celebra el día europeo de prevención de estas dolencias
 
Hola.com

dieta-sanaMás vale prevenir. Ésa es la clave cuando hablamos de enfermedades cardiovasculares. Y es que un buen número de estas dolencias se podrían evitar con el cambio de determinados hábitos. Con motivo del Día Europeo de Prevención del Riesgo Cardiovascular, que se celebra hoy, la Fundación Española del Corazón (FEC) recuerda que las enfermedades cardiovasculares (ECV) son la primera causa de muerte en los países desarrollados, por encima del cáncer y las enfermedades del sistema respiratorio. Sólo en España se cobraron 118.313 muertes en 2011, lo que representa el 30,5% de los fallecimientos producidos.

Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), las enfermedades cerebrovasculares (ictus) causaron un total de 28.855 muertes en 2011, cifra que representa un 24,38% de los fallecimientos por causas cardiovasculares. En segundo lugar, se encuentran otras enfermedades cardiovasculares que han supuesto la muerte de 20.466 personas, mientras que el infarto agudo de miocardio ha causado 18.101 muertes.

Una rutina de hábitos cardiosaludables
Hay que tener en cuenta, por ejemplo, que el 90% de los infartos –tal vez el accidente cardiovascular más conocido- se asocia a factores de riesgo clásicos fácilmente modificables y prevenibles, como son la hipertensión, el colesterol elevado, el tabaquismo, la diabetes y la obesidad. Según el Dr. Enrique Galve, presidente de la sección de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardíaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), “los factores de riesgo más preocupantes son la diabetes y la obesidad, factores estrechamente relacionados con la mala nutrición” y añade que “nuestra sociedad ha pasado de un modelo de alimentación basado en los productos naturales a la comida rápida y los productos precocinados”.

El tabaco, mal aliado
Y junto a estos problemas de salud, el tabaco, uno de los factores de riesgo cardiovascular que más preocupan a los médicos. “Aunque se ha producido una situación de contención, especialmente en el caso de los hombres, sigue siendo un factor a tener en cuenta. Durante los últimos 30 años, la mujer ha incrementado el consumo de tabaco, en parte porque ésta se ha incorporado mucho más tarde al hábito de fumar. Este hecho provocará a la larga un incremento de enfermedades coronarias en el caso del género femenino” explica el Dr. Galve. La mujer, especialmente durante su etapa fértil, está más protegida que el hombre ante eventos cardíacos gracias a su sistema hormonal pero, en la actualidad, esta protección se ve disminuida a causa del tabaquismo y los hábitos poco saludables.
Y si al tabaco le sumamos el sedentarismo, nos encontramos con un cóctel complicado. La inactividad física es otro de los factores que, junto a la mala alimentación, puede conducir a la alteración de las cifras de la presión arterial, el colesterol, los lípidos en sangre, la obesidad y la diabetes. El Dr. Galve afirma que “a pesar de que las campañas para promover la actividad física entre la población han sido muy bien recibidas por el público en general, son precisamente las personas que más necesitan la actividad deportiva, las que llevan una vida más sedentaria”.

Un error si tenemos en cuenta las cifras, para reflexionar: ocho de cada diez infartos se podrían evitar dejando de fumar, practicando ejercicio físico regular y manteniendo una dieta sana. Estos hábitos saludables reducen la hipertensión arterial, el nivel de lípidos (colesterol y triglicéridos) y previenen la diabetes o en su defecto mejoran su control si el individuo ya la padece.

Varios factores de riesgo
Además, hay que tener en cuenta que la mayoría de las veces, el riesgo cardiovascular de una persona no se debe a un solo factor, sino a varios. Se puede afirmar que el riesgo cardiovascular no es el resultado de una suma de factores, sino que éstos multiplican el riesgo de manera exponencial. De hecho, cada vez son más los casos de pacientes que presentan el perfil clínico llamado “síndrome metabólico”, que es la existencia en un mismo individuo de varios factores de riesgo junto a la obesidad abdominal.
Además de los factores de riesgo cardiovascular ya conocidos, el estilo de vida actual está muy relacionado con la aparición de nuevos factores como la apnea del sueño, el estrés o el consumo de drogas.

Cuatro claves para combatir el riesgo cardiovascular
La FEC recomienda:
1. Seguir una dieta sana y cardiosaludable para prevenir el sobrepeso, la obesidad y, en particular, la obesidad abdominal. Para combatir la obesidad en general, hay que mantener el índice de masa corporal (IMC), por debajo de 24,9.
2. Practicar ejercicio físico de intensidad moderada regularmente. Una buena opción es pasear a buen ritmo entre 30 y 60 minutos diarios, al menos cinco días por semana.
3. No fumar.
4. Acudir al médico cada cierto tiempo para conocer los factores de riesgo de cada uno. Así, con la medida de la presión arterial y un análisis de sangre se puede saber si la presión arterial, los lípidos y la glucosa (azúcar) en sangre se encuentran dentro de los parámetros de la normalidad.