Obesidad: un problema de hambre y ansiedad
Para muchas personas con exceso de peso la cuestión no es qué comer, sino cuándo parar de comer, recalcan los expertos del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), ofreciendo algunas pautas para controlar el apetito y la ansiedad
- En el mundo 1 400 millones de personas tienen sobrepeso, de los cuales 500 millones son obesos, y unos 870 millones afectados por la desnutrición y el hambre[1].
- En Europa Occidental la cifra media del nivel de obesidad es de 18,5%. El 24,1% de los adultos españoles sufren problemas de obesidad[2].
- En España el 53,7 % de los adultos y el 27,8% de los niños (de 2 a 17 años) tiene sobrepeso u obesidad, según la última Encuesta Nacional de Salud[3].
De cara al Día Europeo de la Obesidad que la UE celebra el próximo sábado 17 de mayo[4], el Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) inicia una campaña informativa y de carácter social en señal de apoyo a los que hoy se enfrentan a las consecuencias de esta enfermedad metabólica crónica que durante las últimas décadas ha alcanzado niveles de pandemia. Sólo en España, uno de cada dos adultos y uno de cada tres menores presentan problemas de exceso de peso.
«Estamos muy por encima de la media europea en términos de obesidad y eso tiene su explicación», señala Rubén Bravo, portavoz del IMEO y experto en nutrición. Nuestro modo de vida, del que tanto presumimos en España, contempla mucha vida social, reuniones gastronómicas, picoteos y horarios de comer innecesariamente tardíos. La disminución de la actividad física en las últimas décadas y las altas dosis de estrés por la incertidumbre económica, son otros factores que inciden en el aumento de la obesidad.
Organismos internacionales, como la OMS, llaman la atención sobre un hecho innegable: los habitantes de los países con altos ingresos que muestran sobrepeso hoy, lo han desarrollado durante los últimos 15 años. La fácil proliferación de la denominada comida rápida, con demostrado efecto negativo para la salud endocrino-metabólica, no es el único indicador de que algo falla en nuestra primordial relación con la comida. La cuestión no es sólo qué comer, sino cuándo parar de comer. Hoy en día consumimos mucho más calorías que necesitamos, unas 3437 calorías de media por habitante[5]. Sin embargo, la mayoría de los hombres y las mujeres no necesitan más unas 2500 y 2000 calorías al día, respectivamente. Por esta razón y con el motivo del Día Europeo de la Obesidad, el equipo de expertos de IMEO ofrece una serie de pautas que nos ayudarán a controlar la sensación de hambre y ansiedad y, también, bonos ayuda en determinados tratamientos para las personas con escasos recursos y una obesidad severa.
Pautas para controlar la sensación de hambre
Es muy importante saber distinguir entre el hambre que surge a raíz de una necesidad fisiológica y la ansiedad, que podemos describir como un ‘hambre psicológico’, nutrido muchas veces por el estrés, la tendencia depresiva, la glotonería o el simple aburrimiento. Por esta razón, lo mejor es asegurarnos de no tener hambre, realizando entre 5 y 7 ingestas diarias. Las personas que por motivos de trabajo se ven obligados a desayunar o cenar respectivamente muy temprano o tarde deberían aumentar las ingestas habituales con una post cena –que puede consistir en un yogurt antes de ir a la cama– y un segundo tentempié a media mañana. No perdamos de vista que el hambre producido por realizar pocas ingestas al día es el aliado perfecto para la ansiedad y los atracones psicobioquímicos.
Combinar los tres macronutrientes en cada comida principal, incluyendo siempre proteínas, carbohidratos y grasas saludables, es otra forma de asegurarnos que a lo largo del día no tengamos hambre. Así mismo, se recomienda evitar los dulces y los hidratos de carbono simples o refinados que no sean integrales o con alto contenido en fibra. En este sentido, es esencial planificar nuestra alimentación y así evitar tener que improvisar cuando sentimos hambre. Siempre es mejor llevarnos la fiambrera, la pieza de fruta, el bocadito o el yogurt al trabajo que sacar productos de la máquina (chocolatinas, dulces, bollería industrial) por ser una opción fácil.
Finalmente, recordar que evitando el exceso de cantidad y las comilonas favorecemos la rigidez gástrica. Es un aspecto sumamente importante, porque a más cantidad de alimentos por comida, más flexible y elástico se hace el estómago, encontrando la sensación de saciedad cada vez más tarde y necesitando cantidades mayores para eliminar la sensación de hambre. Cuando se ingieren alimentos, el estómago se dilata y estimula una serie de mecanismos situados en sus paredes que transmiten información a una zona llamada “centro de la saciedad”, que es una de las encargadas de indicarnos que ya hemos comido bastante. «Si acostumbramos al estómago a recibir las cantidades justas de comida, se volverá más rígido y nos será mucho más fácil controlar el apetito», explica Bravo.
En el caso de las personas con bajos ingresos y una obesidad importante, donde la dieta no es suficiente para solucionar el problema, el IMEO ofrece, dentro del marco de la actual campaña por el Día de la Obesidad, un bono ayuda por el valor de 3.000 euros durante el mes de mayo en el tratamiento de Manga Gástrica, un tratamiento integral con una duración de dos años. Esta técnica laparoscópica de mínima invasión muestra resultados excelentes y en un 72% de los casos se logra la pérdida total de sobrepeso. Reduce tanto el apetito, como la sensación de hambre y es un gran avance en la lucha contra la obesidad severa. Además, regula el metabolismo de la glucosa, la secreción de insulina y la función del páncreas.
Pautas para controlar la sensación de ansiedad
Como pautas generales para rebajar la ansiedad, recomendamos no saltarse las comidas y evitar dietas impersonales, demasiado estrictas o que limiten nuestra vida social, porque a largo plazo fracasan. Eliminar la cafeína presente en el café, en el té o en las bebidas energéticas también es positivo para disminuir el estrés. No obstante, incluir todos los días de 2 a 4 onzas de chocolate con 70% de cacao puro o más potenciará nuestro bienestar emocional. Dormir de 7 a 8 horas al día favorece el biorritmo de vitalidad diurna y descanso nocturno.
«Desde IMEO recomendamos a las personas que intuyen que comen por ansiedad hacerse un control de los niveles de serotonina, acetilcolina y dopamina cerebral, ya que estos neurotransmisores son habitualmente los responsables del estrés y la ansiedad», sugiere Bravo. Es un diagnóstico que nos da la imagen exacta del estado en el que se encuentran estas tres hormonas, de modo que hay que realizarlo antes y después de un régimen o tratamiento concreto. Si se dan niveles bajos, podemos corregirlos en tres fases.
En primer lugar, mejorando nuestros hábitos a nivel nutricional y de actividad física. «Realizar ejercicios con regularidad potencia la necesidad de descanso, aumentando los niveles de melatonina, al igual que la sensación de plenitud, pues nuestra dopamina se ve estimulada tras la actividad física», añade el experto.
Si, a pesar de ello seguimos con ansiedad, podemos pasar a la siguiente fase, recurriendo a la fitoterapia, la suplementación ortomolecular o la naturoparia. En estos casos en IMEO utilizamos un producto conocido como frijol terciopelo (Mucuna Pruriens) que proviene de las semillas de la planta en la que se concentra su molécula activa, la L-Dopa, que favorece el buen funcionamiento del sistema nervioso.
También podemos tomar Griffonia, unas semillas africanas ricas en hidroxitriptófano que son un regulador emocional excelente. Esta planta natural permite reducir los estados de ansiedad y depresivos sin afectar al funcionamiento natural del cerebro. Su principal ventaja es que no crea adicción, algo que sí hacen muchos antidepresivos sintéticos.
Si después de todo, la ansiedad persiste, habría que dar el salto a un tratamiento psicológico-psiquiátrico.
[1]El estado mundial de la agricultura y la alimentación 2013: sistemas alimentarios para una mejor nutrición, de la FAO
[2] Países como Francia (15,6%), Italia (17,2%), Grecia (17,5%), Alemania (21,3%) o Portugal (21,6%) tienen menos índices de obesidad, mientras que otros, como Reino Unido (24,9%) o Irlanda (24,5%), tienen porcentajes de obesidad adulta ligeramente superiores a los de España. El Estado de la Comida y la Agricultura: sistemas de alimentación para una mejor nutrición, informe de la FAO.
[3] Encuesta Nacional de Salud de España de periodicidad quinquenal. Datos correspondientes a 26.502 entrevistas realizadas hasta el junio de 2012.
[4] El Día Europeo de Obesidad se celebra el tercer sábado de cada mes de mayo desde el año 2010 cuando fue instaurado oficialmente en la sede del Parlamento Europeo de Estrasburgo.
[5]Boletín de la Organización mundial de la Salud, febrero 2014.
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