La ortorexia o cuando la obsesión por la comida sana se convierte en problema

· Quienes padecen este nuevo trastorno tienen obcecación por la «comida saludable»
· Buscan incansables alimentos naturales y ecológicos y rechazan los elaborados
· Llegan a «aislarse socialmente» y, a veces, necesitan, «apoyo psicológico»
· Dicho trastorno afecta al 28% de la población occidental, según la OMS

25.03.11 | 06:27 h.  ESPERANZA BUITRAGO PRIETO

Comer sano puede ser un problema si hacemos de ello una obsesión. A trastornos alimenticios conocidos por todos, como la bulimia o la anorexia, se suma ahora la ortorexia, la obcecación por tomar «comida especialmente saludable», explica la nutricionista Carmen Gómez Candela. Quienes padecen este trastorno, rechazan alimentos elaborados y buscan incansablemente los ecológicos y naturales. La ortorexia, para la que aún no hay un diagnóstico, llega a «condicionar la vida» de quienes la padecen y puede ser muy difícil de tratar, ya que quienes la padecen creen que su dieta es la mejor opción.

Los fiambres, transgénicos, alimentos ricos en grasa o azúcares…están fuera de la dieta de una persona que padece ortorexia. La obsesión por la comida «saludable» afecta a un 28% de la población de los países occidentales, según datos de la organización Mundial de la Salud (OMS) Para el doctor, Ruben Bravo, naturópata del Instituto Médico de la Obesidad (IMEO), su prevalencia «podría ir en aumento» ya que la sociedad «tiende a los extremos».

La ortorexia afecta tanto a hombres como a mujeres, normalmente de elevado nivel cultural y de mediana edad. Aunque aún no hay un diagnóstico claro para este cuadro médico, explica la doctora Carmen Gómez Candela, jefa del servicio de nutrición del hospital madrileño de La Paz, debemos alertarnos cuando alguien hace de la fijación por los alimentos saludables su «forma de vida». Estas personas solo compran en huertas, analizan la procedencia de los alimentos, buscan productos ecológicos… etc.

Al contrario de otros trastornos alimentarios, quien padecen ortorexia no pretenden adelgazar. Aunque, a veces, pacientes con anorexia presentan síntomas de este otro cuadro, señala la nutricionista Gómez Candela, y otras la falta de nutrientes lleva a perder de peso.

La ortorexia llega a condicionar la vida de quienes la padecen. Son personas que se «aíslan socialmente», señala Bravo. Una simple comida familiar les supone un problema y muchos prefieren no comer en restaurantes.

Su tratamiento puede ser tan complicado como el de la anorexia porque quienes padecen ortorexia están convencidos de que su dieta es la mejor opción y que son los demás quienes lo hacen mal. Para acabar con dicha obsesión, Bravo apuesta por una terapia multidisciplinar. Gómez Candela apunta que lo principal es que los enfermos estén «bien nutridos» y que sean «educados nutricionalmente». En ocasiones es necesario apoyo psicológico. EBP

Trastornos de la reproducción vinculados con la obesidad

Los trastornos que afectan al eje reproductor se vinculan con obesidad tanto en los varones como en las mujeres. El hipogonadismo masculino se vincula con un aumento del tejido adiposo, que muchas veces se distribuye según un patrón más típicamente femenino. En los varones con más del 160% del peso ideal, las concentraciones de testosterona plasmática y globulina ligadora de hormonas sexuales (sex hormone-binding globulin, SHBG) suelen ser bajas, mientras que los niveles de estrógenos procedentes de la conversión de los andrógenos suprarrenales en el tejido adiposo aumentan; en estos casos puede observarse ginecomastia. No obstante, la mayoría de los pacientes conserva la masculinización, la libido, la potencia y la espermatogénesis. En los varones con obesidad mórbida, con un peso superior a 200% sobre el ideal, puede disminuir la testosterona libre.

Desde hace mucho tiempo la obesidad se vincula con alteraciones menstruales en las mujeres, ante todo en aquéllas que presentan depósitos de grasa predominantes en la mitad superior del cuerpo. Los datos más habituales consisten en aumento de la producción de andrógenos, disminución de  a SHBG e incremento de la conversión periférica de andrógenos en estrógenos. La mayoría de las mujeres obesas con oligomenorrea padece un síndrome de ovario poliquístico (poly-cystic ovarian syndrome, PCOS), con anovulación e hiperandrogenismo ovárico; 40% de las mujeres con PCOS son obesas. La mayoría de las mujeres no obesas con PCOS muestra resistencia a la insulina, lo que indica que dicha resistencia, la hiperinsulinemia, o la combinación de ambas, son la causa o contribuyen a la fisiopatología ovárica del PCOS, tanto en las mujeres obesas como en las delgadas. En las obesas con PCOS, el adelgazamiento o el tratamiento con fármacos que sensibilizan a la insulina suele restablecer la menstruación normal. El aumento de la conversión de androstendiona en estrógenos, que es más importante en las mujeres con obesidad de la mitad inferior del cuerpo, podría contribuir a la mayor incidencia de cáncer uterino de las mujeres posmenopáusicas obesas.

Fuente: Artículos de Medicina

La dieta antiinflamatoria

Un menú sano y sencillo: carnes blancas, pescado azul, verdura y cereales

La modificación de la dieta diaria contribuye a disminuir los procesos inflamatorios de cualquier clase y también ayuda a reducir el consumo de medicamentos antiinflamatorios, recuerdan los especialistas del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO).

«La dieta antiinflamatoria se basa, por un lado, en la eliminación de alimentos proinflamatorios como carnes rojas, leche de vaca, harinas refinadas, azúcares sencillos y grasas trans», explica el Dr. José Francisco Tinao del IMEO. Estos últimos habitualmente se encuentran en snacks y aperitivos salados, productos precocinados, galletas, margarinas y bollería industrial. Por otro lado, este tipo de dieta requiere más consumo de alimentos ricos en ácidos omega 3, que no se producen internamente en el organismo y se encuentran especialmente en el pescado azul y en las nueces. Su función es mejorar el rendimiento del organismo y reducir la inflamación. En este tipo de menú prevalecen las verduras y cereales complejos, las semillas sin tostar y las carnes blancas. El modo de cocinar es muy sencillo: a la plancha, al vapor y al horno.

Las fibras solubles, que se encuentran en las manzanas, las nueces y la avena, reducen los procesos inflamatorios que provocan las enfermedades asociadas con la obesidad y fortalecen el sistema inmunitario. Este tipo de fibras, además de captar agua, son capaces de disminuir y hacer más lenta la absorción de grasas y azucares de los alimentos, por lo que contribuyen a regular los niveles de colesterol y de glucosa en sangre.

El plan de tratamiento, implementado por el Instituto Médico Europeo de la Obesidad, proporciona mejoras evidentes a los pacientes. El objetivo de este proceso terapéutico es evitar la cirugía y prescindir de los medicamentos que puedan tener efectos secundarios.

El apoyo y la estimulación del sistema inmune son básicos para la pronta recuperación. Es recomendable suplementar el tratamiento con aminoácidos como glutamina, prolina, lisina u omega 3, sin descuidar los probioticos. El uso de dosis farmacológicas requiere que esta acción terapéutica se realice bajo un control médico. Antioxidantes como la cúrcuma, recibidas en cantidades adecuadas, no tardan en mostrar su efecto aliviante incluso en situaciones graves.

Las enfermedades intestinales no son un proceso banal. Las medidas que se tomen deben ser balanceados con las farmacológicas habituales y personalizados en cada caso.

Las técnicas mente-cuerpo ayudan al paciente para gestionar el estrés

El principal culpable de estas enfermedades, según los profesionales, es el estrés. Esto explica por qué entre los afectados a menudo se encuentran directivos o gente que generalmente trabaja bajo presión, entre 30 y 50 años de edad. Las situaciones repetitivas de estrés inciden sobre los que padecen estas enfermedades inflamatorias intestinales de forma negativa. “Por esta razón, las técnicas mente-cuerpo deben incorporarse al tratamiento”, subrayó el Dr. Tinao del IMEO. “Hay que dar instrumentos a los pacientes para que sean capaces de gestionar su estrés, así como lograr que fases de descanso o el sueño sean reparadores”, añadió.

Hay numerosas publicaciones sobre estas relaciones y la medicina occidental en general está concienciada cada vez más de ello. Programas como visualización,  relajación  o la realización de técnicas de coherencia cardiaca son instrumentos útiles para abordar el problema, sin tener que recurrir al uso obligatorio de tranquilizantes.

Imágenes de evolución de un paciente con inflamación intestinal

El tratamiento ayuda al paciente a pasar de una situación de proceso inflamatorio (señalado con color rojo, rosa y amarillo) a los valores de funcionalidad correcta (verde, gris y azul).

¿Qué es el By-pass gástrico?

El by-pass gástrico es una técnica que consiste en reducir la capacidad del estómago. De forma esquemática y resumida podríamos decir que a partir de un estómago normal se confecciona un estómago mucho más pequeño al que llamamos reservorio. Una vez creado este reservorio lo unimos al resto del intestino para permitir el paso de los alimentos.

¿CÓMO SE REALIZA?

El by-pass gástrico se puede realizar mediante abordaje laparoscópico, es decir, utilizando una microcámara que colocamos en el interior del organismo a través de pequeños orificios (vídeocirugía), evitando de esta manera realizar grandes incisiones.

¿CÓMO FUNCIONA?

El procedimiento consiste en dividir el estómago en dos partes, separándolas a través de grapas. El efecto neto de la operación es una técnica en la cual se deja un pequeño estómago de 15 a 30 ml. de capacidad, que se conecta directamente al intestino delgado y la comida pasa directamente a él disminuyendo así la absorción calórica. El objetivo que se consigue es que la cantidad de comida que se ingiere deba ser reducida al tener una bolsita mucho más pequeña.

¿PARA QUÉ PACIENTES ESTÁ INDICADO?

Se trata de una técnica especialmente recomendada para pacientes que padecen obesidad mórbida y malos hábitos alimentarios como picoteadores o golosos. Los resultados acostumbran a ser muy buenos, sin embargo es importante mantener controles médicos periódicos sobre los niveles de vitaminas y minerales.

PREOPERATORIO

Además de señalar los antecedentes médicos completos, el especialista puede necesitar realizar un examen físico completo para asegurarse que se encuentra en buen estado de salud antes de practicar la cirugía. Se le pedirá que ayune durante ocho horas antes de procedimiento. Si está embarazada o sospecha estarlo, debe notificarlo a su médico. También deberá avisar si es sensible o alérgico a algún fármaco, látex, yodo, cinta o agentes anestésicos.

DURACIÓN INTERVENCIÓN
Depende de cada individuo y la técnica utilizada. Entre 3 y 6 horas.

ANESTESIA
Se aplica anestesia general.

INCISIONES
Sin grandes incisiones.

HOSPITALIZACIÓN
Si la técnica se realiza por vía laparoscópica, normalmente el paciente puede ser dado de alta a partir del tercer día.

POSTOPERATORIO
El paciente recupera su actividad habitual y laboral en pocas semanas y puede comer una alimentación completamente normal.

CUIDADOS
El paciente recibe atención médica y dietética personalizada tras la intervención y durante el primer mes es controlado. En el Instituto Médico Europeo de la Obesidad recomendamos que al paciente que modificamos una ingesta de los alimentos, nos visite regularmente, incluso al cabo de los años. Durante las primeras semanas experimentará nuevas sensaciones porque deberá seguir una dieta líquida y de batidos.

RESULTADOS
Es el tratamiento más efectivo para llegar a perder más de 40 kilos de forma rápida. Muestra una baja de peso consistente del 65-70% del sobrepeso en 5 años de seguimiento. Los resultados más significativos se observan durante el primer año post cirugía.

EFECTOS SECUNDARIOS
Como en cualquier procedimiento quirúrgico, pueden surgir complicaciones. Algunas posibles son infecciones, coágulos de sangre, neumonía, úlcera hemorrágica o cálculos biliares.

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Nuevos factores de riesgo cardiovascular

Cada año mueren 17,1 millones de personas en el mundo a causa de las enfermedades cardiovasculares y según la Organización Mundial de la Salud, el 80% de las muertes prematuras podrían haberse evitado siguiendo un estilo de vida saludable y reduciendo factores de riesgo clásicos como hipertensión, tabaquismo, colesterol elevado, diabetes y obesidad. Según alerta la Fundación Española del Corazón (FEC), a estos factores se suma la aparición de otros agentes que amenazan, también, a nuestro corazón, como son la apnea del sueño, el estrés, la contaminación o el consumo de drogas.

Factores de riesgo cardiovascular clásicos

Según el último chequeo que ha elaborado la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) sobre la Sanidad en 31 países durante 2010, el porcentaje de adultos obesos en España es del 14,9% pero la cifra se vuelve más preocupante en cuanto a la obesidad infantil, ya que alrededor de un 16,7% de los jóvenes españoles de entre 11 y 15 años presenta síntomas evidentes de sobrepeso u obesidad.

“Es imprescindible concienciar a la sociedad de que para mantenernos sanos hay que llevar un estilo de vida saludable, tener una dieta equilibrada y practicar ejercicio”, comenta la Dra. Pilar Mazón, presidenta de la Sección de Hipertensión Arterial de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), “en España las tasas de obesidad son alarmantes, sobre todo en cuanto a obesidad infantil”, añade la doctora.

Otro factor de riesgo cardiovascular totalmente evitable es el tabaquismo, la incidencia de la patología coronaria en los fumadores es tres veces mayor que en el resto de la población. La posibilidad de padecer una enfermedad de corazón es proporcional a la cantidad de cigarrillos fumados al día y al número de años en los que se mantiene este hábito nocivo. Los jóvenes que comienzan pronto con este hábito, multiplican las posibilidades de desarrollar algún tipo de enfermedad respiratoria, tumor o complicación cardiovascular.

Como medidas preventivas para controlar nuestra salud cardiovascular, los profesionales recomiendan no fumar, seguir una dieta equilibrada, realizar ejercicio físico de forma regular, controlar el colesterol, la glucosa y la tensión arterial al menos una vez al año, a partir de los 40 años, en el caso de las personas sanas y con mayor periodicidad en el caso de quienes padezcan alguna patología.

Nuevos factores de riesgo cardiovascular

Además de los factores de riesgo cardiovascular clásicos anteriormente comentados, el estilo de vida actual está haciendo que ciertas circunstancias empiecen a destacar, también, como factores de riesgo cardiovascular, como por ejemplo la apnea del sueño, el estrés, la contaminación o el consumo de drogas.

Apnea de sueño

La apnea del sueño es una enfermedad que se puede padecer en cualquier edad y sexo, pero es más común en hombres. Un 4% de hombres y un 2% mujeres de mediana edad padecen apnea acompañada de somnolencia durante el día. La apnea obstructiva, la más común, se produce cuando el aire no fluye por la nariz o la boca del paciente, mientras continúan los esfuerzos para respirar. La persona que la padece generalmente comienza a roncar muy fuerte poco después de quedarse dormida. A menudo, el ronquido se vuelve más fuerte y luego es interrumpido por un largo período de silencio durante el cual no hay respiración. Esto va seguido por un fuerte resoplido y jadeo, a medida que la persona trata de respirar. Las personas que padecen esta enfermedad a menudo no son conscientes de los episodios durante la noche y son sus familias quienes detectan el problema.

Está demostrado que un 50% de pacientes que sufren apnea del sueño padecen hipertensión arterial y tienen más riesgo de sufrir un infarto de miocardio o un ictus. Esto se debe a diferentes factores, entre los cuales el más trascendente es la hipoxia (falta de oxígeno) intermitente, y sus consecuencias: aumento de la frecuencia cardíaca y la presión arterial (por hiperactividad simpática), daño en las paredes arteriales (disfunción endotelial, estrés oxidativo e inflamación) y resistencia a la insulina. También se ha reconocido la presencia de fenómenos que favorecen la formación de trombos por activación plaquetaria, aumento del fibrinógeno, aumento del hematocrito y de la viscosidad de la sangre.

Estrés

La relación entre el estrés emocional y los eventos coronarios mayores ha sido establecida hace ya mucho tiempo, pero la verificación de esta presunción se ve obstaculizada porque no existe un test científico para cuantificar el grado de estrés emocional. Por ejemplo, se ha demostrado que existe el doble de riesgo de sufrir un infarto agudo de miocardio durante las dos horas siguientes a un episodio significativo de alteración emocional.

Algunos estudios apuntan a un mayor riesgo de episodio cardiovascular en las personas con perfil psicológico tipo A, es decir, competitivas, muy autoexigentes, apegadas al trabajo y obsesionadas con el éxito.

Contaminación

Según estudios publicados recientemente, las personas que habitan en lugares próximos a una autopista o una carretera altamente transitada, sufren un deterioro de las arterias el doble de rápido de las que viven en zonas menos contaminadas. En concreto, el grosor de sus arterias carótidas aumenta 5,5 micrómetros más por año. Además, la contaminación tiene efectos nocivos inmediatos sobre el funcionamiento de nuestras arterias, reduciendo instantáneamente su capacidad vasodilatadora. Si la exposición se mantiene, la polución podría provocar, a largo plazo, el engrosamiento y acumulación de grasas en las arterias y desembocar en una arteriosclerosis.

Se calcula que en España se producen ya cerca de 16.000 muertes ligadas a la contaminación. Se estima que si una ciudad de las dimensiones de Madrid o Barcelona redujera el nivel de contaminación al recomendado a nivel internacional, se disminuiría en 1.800 el número anual de ingresos hospitalarios por enfermedad cardiovascular y respiratoria y en 3.500 el número de muertes.

Consumo de drogas

La cocaína, es también un factor de riesgo que, aunque es minoritario si hablamos de la población en general, es muy dañino entre las personas que la consumen, ya que recientes estudios han demostrado que cuadriplica el riesgo de infarto de miocardio en los menores de 55 años que la consumen. Al inhalarse por vía nasal, la cocaína se absorbe y pasa a la sangre de forma inmediata, lo que multiplica por 24 las posibilidades de sufrir un infarto durante la primera hora tras el consumo de esta droga.

Relación entre la menopausia y el sobrepeso en las mujeres

En esta entrevista el Dr. José Francisco Tinao, especialista en Medicina Biológica y Antienvejecimiento del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) contesta a las preguntas más frecuentes que se hacen las mujeres en la edad de la menopausia.

¿Por qué las mujeres son más propensas a engordad en la menopausia? ¿Cuál es la relación entre la edad y el peso a nivel biológico?

Durante la premenopausia y menopausia se producen cambios hormonales notables. Pero no son los únicos responsables del incremento de peso en las mujeres en este periodo de sus vidas: la falta de ejercicio y mantener unos hábitos dietéticos que en este nuevo momento no son adecuados también contribuyen. Las mujeres deben aprender a alimentarse de forma distinta. Su metabolismos cambia y sus necesidades son otras. La educación nutricional es clave. La naturaleza no obliga a incrementar el peso al envejecer. Son nuestros malos hábitos. Muy al contrario hoy desde la investigación en la lucha contra el envejecimiento sabemos que dietas ajustadas en calorías pero equilibradas en nutrientes son armas frente al envejecimiento y sus complicaciones.

¿Qué partes del cuerpo femenino afecta este proceso?

En menopausia se modifica la estructura corporal. Se pierde masa magra: masa muscular y tejido óseo. Este último llega a ser de un 0,7% por año. Hay cambios en la distribución de la masa grasa; se hace más “androide”. Ya no sólo se acumula en lugares tradicionales como piernas, caderas, glúteos, sino que las mujeres notan que su perímetro abdominal crece. Hay grasa abdominal. Hay que recordar que esta distribución representa un riesgo cardiovascular. Hay que recordar que el tejido graso se comporta como un órgano endocrino.

¿Cómo se puede prevenir a subir de peso en la menopausia? En el caso de que experimentamos un aumento importante de peso ¿qué tipos de tratamientos son los más eficaces para adelgazar?

Prevenir es un instrumento fundamental en medicina. No siempre se hace. Mantenerse en actividad y realizar ejercicio físico reglado y reducir la ingesta calórica con equilibrio nutricional son obligatorios. En muchas situaciones será necesaria una suplementación. Ponerse “a dieta” uno mismo puede generar problemas. Hay que solicitar la ayuda profesional. Siempre recomiendo un estudio previo, sencillo que nos marca un diagnostico de situación para plantear un tratamiento adecuado y con resultados permanentes. Muchas personas hacen dietas “yo-yo”. Cada vez que han realizado una dieta…ganaron peso. Bajar de peso es una oportunidad  para lograr una mejora de salud global. En ello debe estar incluido aprender a comer de acuerdo a la edad y situación individual.

Hay personas con índices de masa corporal preocupantes que conllevan complicaciones: riesgo cardiovascular, diabetes mellitas, artrosis. Hoy desde la medicina y la nutrición existen armas terapéuticas suficientes para ofrecer tratamientos individualizados. Particularmente estoy en contra de aplicar protocolos hechos. Cambios nutricionales, apoyo psicológico, ejercicios físicos, regulación hormonal. En ciertos casos la cirugía bariatrica es el procedimiento. Pero también hay recursos dentro de la medicina natural bien hecha. Cada vez conocemos más de los mecanismos de la fisopatología del sobrepeso y de la obesidad. Cada persona tiene sus circunstancias y hay que considerarlas si se quiere tener éxito y que este permanezca.

Riesgo de obesidad en el embarazo

Los antojos pueden provocar obesidad en el embarazo. La dieta  sana y equilibrada es de gran importancia en las mujeres embarazadas, razón por la cual,  los antojos,  deben ser sustituidos por las necesidades nutricionales que el médico señale.

La dieta diaria de la mujer embarazada debe de contener: alimentos proteicos vegetales y animales, frutas y verduras que son las encargadas de proporcionar vitaminas y minerales, lácteos, ricos en calcio, carbohidratos, aportados a través de cereales, pasta y legumbres y grasas saludables, necesarias para el crecimiento del feto. Es totalmenta falsa la creencia que futura mamá debe comer por dos. 

La mujer embarazada por cada kilo de peso requiere de 30 calorías diarias, es decir,  si pesa 60 kilos por 30 calorías requiere una dieta de 1.800 calorías diarias que aumentará  a medida que vaya creciendo el bebé.

Hay que tener en cuenta la posibilidad de que la mujer embarazada padezca trastornos en la digestión y coma poco porque se sienta saciada, ya que el útero se desplaza hacia arriba y comprime el estómago. Lo que con seguridad  provocará este trastorno, es  estreñimiento; por ello no es recomendable dejar de comer, todo lo contrario, hay que seguir una dieta balanceada, sin saltarse ninguna comida.

Si, por el contrario, se siente mucha hambres, es recomendable realizar cinco o seis comidas diarias, pero nunca pasarse de las calorías recomendadas, para no coger kilos de más.

 Fuente: www.nutricion.pro

La Comida al extremo

La ortorexia  afecta al 28% de la población de los paises occidentales según la OMS 

Dani Font, ADN, 1 de marzo 2011

La búsqueda de la salud perfecta a través de la alimentación puede llevar a algunas personas hacia la enfermedad.La ortorexia es un trastorno obsesivo que supone un control exhaustivo y cada vez más estricto de los componentes de los alimentos, reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y que afecta al 28% de la población occidental.Este tipo de trastorno de la conducta se diferencia de otras alteraciones alimentarias más conocidas, como la anorexia o la bulimia, en que el problema gira en torno a la calidad y no a la cantidad de comida.

En general, «no es una patología muy profundizada  aunque la incidencia que apunta la OMS, es muy elevada. Su prevalencia podría ir en aumento en los próximos años, ya que la sociedad actual tiende a los extremos y las personas o se cuidan en exceso o no se cuidan nada», apunta Rubén Bravo, nutricionista y naturópata del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO).

Sobre todo a mujeres

La enfermedad puede sufrirse en distintos estadios y en principio cualquier persona puede padecerla.

Sin embargo, hay grupos que son más proclives a tenerla. «En mayor medida afecta a mujeres y a adolescentes, aunque también tiene su impacto en deportistas y especialmente en el grupo de fisioculturistas» explica Bravo. «Además, algunos vegetarianos, los más radicales corren el riesgo de caer en la enfermedad», indica el experto. En la preocupación por consumir solo comida sana, «algunos vegetarianos suprimen la carne, la grasa y algunos grupos de alimentos que luego no reemplazan correctamente por otros que puedan aportarle los mismos complementos nutricionales, lo que puede tener consecuencias graves para su salud», explica el especialista del Instituto Médico Europeo de la Obesidad.

Predisposición

Es un tipo de patología que comienza en «muchas personas que ya tienen una tendencia obsesiva a las que la sobreinformación junto a escándalos como el de las vacas locas pueden hacerles ver la alimentación como un peligro» comenta Rosario Muñoz Sánchez, psicóloga clínica especialista en trastornos de la conducta alimentaria.

De forma similar lo analiza Bravo. «La ortorexia comienza cuando te crea una ansiedad y aumenta hasta convertirse en una obsesión compulsiva que te ocupa cada vez más horas» y quienes la padecen «se consideran por encima del resto», cuenta.

La ortorexia parece no afectar a los sectores marginales, sino más bien al contrario, ya que éste tipo de comida es mucho más cara que la normal y más difícil de conseguir. De hecho, comenta Muñoz, «es en los países desarrollados, donde las personas tienen mayores posibilidades de preocuparse por los ingredientes de los alimentos que compran en los supermercados».

Trastornos en jóvenes

El 5% de los jóvenes en España entre 12 y 18 años de edad sufren algún tipo de trastorno alimentario según los datos de la Asociación contra la Anorexia y la Bulimia. Además, el 11%, en la misma franja de edad, se encuentra en riesgo de padecer alguno de los trastornos.

Las consecuencias de sufrir este trastorno alimenticio son tanto físicas como psicológicas. «Los enfermos pueden padecer estrés o depresión, pero al mismo tiempo hipertiroidismo por la carencia de un oligoelemento como el yodo, así como anemias o osteoporosis», advierte Bravo.