Espinacas: ¿cómo ayudan a mejorar la salud del corazón, cerebro y sistema inmune?

Pese a sus beneficios, este alimento no debe ser consumido en exceso.

Semana

Las espinacas son consideradas un ‘súper alimento’, ya que están llenas de vitaminas y minerales. Además, tienen pocas calorías y son una gran fuente de proteína, pues una taza de espinaca tiene 0,86 gramos de proteína.

Asimismo, por cada 100 gramos aporta 542 microgramos de vitamina A, 30 mg de vitamina C, 2 mg de vitamina E, 140 microgramos de ácido fólico.

Además, según la nutricionista de IMEO Estefanía Ramo, los adultos en condiciones normales deben consumir entre 180-200 microgramos al día de ácido fólico, y de acuerdo con la Fundación Española del Corazón se considera que esta verdura es “una buena fuente de ácido fólico en nuestra dieta”.

“Es un alimento lleno de nutrientes con la ventaja de que aporta muy pocas calorías. Su valor nutritivo se debe a su contenido en vitaminas y minerales”, dijo la experta el portal Cuídate Plus.

No obstante, este alimento como otros no debe ser consumido en exceso y la portavoz del Colegio de Dietistas-Nutricionistas de Cataluña (Codinucat), Laura Girona, aseguró que “no existe evidencia científica para recomendar especialmente el consumo de espinacas. Ningún alimento por sí solo nos ayuda a prevenir patologías”.

Asimismo, el medio de salud Tododisca señaló que esta verdura, al tener efectos antinflamatorios, tiene un beneficio para el cerebro pues las personas que consumen espinaca gozan de una buena salud cerebral.

De igual forma, es un gran alimento para el corazón, pues aportan nitratos naturales que ayudan con la apertura de los vasos sanguíneos lo cual es beneficiosos para el trabajo del corazón.

Sin embargo, la nutricionista dietista especializada en gastronomía del IMEO Andrea Marqués resaltó en Cuídate Plus que este alimento tiene una buena fuente de Vitamina K, por consiguiente, “los pacientes que consuman anticoagulantes orales, como el sintrom, no deben abusar de su consumo, ya que podría alterarse el proceso de coagulación si hay cambios muy bruscos en los niveles de vitamina K”.

Esta también protege el sistema inmune por la Vitamina C, pues mejora la absorción del hierro presente en los alimentos de origen vegetal y contribuye al buen funcionamiento del sistema inmunológico para proteger al cuerpo contra las enfermedades, según los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés).

Por su parte, Marqués recomendó que para aprovechar su propiedades nutricionales “es preferible recurrir al vapor, microondas, rehogado o salteado frente a cocciones con más agua, como hervir, cocer o guisar”.

Además, agregó que “por su contenido en vitamina C, comerlas crudas (por ejemplo, en ensalada) sería la mejor manera de preservar esta vitamina. También los folatos se mantienen mejor en crudo […] Si las cocemos, minerales como el calcio, el hierro o el magnesio se absorberán mejor. Sin embargo, perderemos gran parte de las vitaminas. Cuando las cocemos en agua abundante podemos aprovechar el agua de la cocción como base para un caldo de verduras”.

No obstante, es importante señalar que la composición exacta de una alimentación variada, equilibrada y saludable estará determinada por las características de cada persona (edad, sexo, hábitos de vida y grado de actividad física), el contexto cultural, los alimentos disponibles en el lugar y los hábitos alimentarios, pero tenga en cuenta consultar a un experto para que lo guíe.

Origen de la espinaca

La espinaca es originaria de Persia, actualmente Irán. Inicialmente, se introdujo en China y, posteriormente, alrededor del año 1000 D.C, con la expansión del pueblo musulmán, se expandió por la región europea estableciendo cultivos de explotación durante el siglo XVIII, según el Manual de Espinaca de la Cámara de Comercio de Bogotá.

Además, la producción de espinaca en Colombia se realiza principalmente en los departamentos de Antioquía, Cundinamarca, y Norte de Santander, siendo Cundinamarca el departamento con mayor producción.

¡ALIMENTOS! PARA ELEVAR TUS DEFENSAS CONTRA LA GRIPE

EFE / El Aviso

Cuando caen las temperaturas a partir del otoño y especialmente en invierno, hay que elevar  las defensas orgánicas para afrontar en las mejores condiciones posibles los embates de las enfermedades respiratorias, a las que ahora se suma COVID-19.

Y algunos alimentos pueden ayudar de manera natural a reforzarla, de acuerdo a algunos nutricionistas.

“Desde el punto de vista de la nutrición, nutrir consiste en proporcionar calorías, lípidos, proteínas y otros nutrientes al organismo para mantener un adecuado funcionamiento y estado de salud”, destaca Estefanía Ramo, nutricionista y tecnóloga de Alimentos del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO).

A continuación, Ramo y Rubén Bravo, dietista experto en nutrición y gastronomía del Instituto (www.imeoobesidad.com) describen que “algunos alimentos accesibles a toda la población contienen numerosos nutrientes capaces de influir positivamente en el sistema inmune”, explicando cómo nos benefician y podemos incorporarlos a nuestra alimentación habitual.

SALMÓN, LA PROTECCIÓN QUE LLEGA DEL MAR.

“Este pescado contiene ácidos grasos omega 3, que ayudan a reforzar el sistema inmunitario y también vitaminas del grupo B (B2, B3, B6, B9, B12), que cumplen funciones reguladoras de la respuesta inmunitaria de nuestro organismo frente a posibles ataques externos de virus y bacterias”, explican Ramo y Bravo.

Apuntan que la vitamina A tiene un papel importante en la regulación del sistema inmunitario, tanto el innato o inespecífico (las defensas orgánicas con las que nacemos) como el adquirido o secundario, es decir la inmunidad que se desarrolla al exponernos a diversas sustancias denominadas antígenos, que provocan una respuesta defensiva del organismo.

“El salmón también contiene hierro, un mineral cuyo déficit en el organismo afecta a la correcta función de las defensas orgánicas, principalmente deprimiendo determinados aspectos y funciones celulares, como la secreción de unas proteínas inmunitarias llamadas citoquinas”, añaden.

Ramo y Bravo recomiendan tomar el salmón “en las cenas, a la plancha, al horno, a la parrilla acompañado de verdura (de hoja verde, como las espinacas) o en forma de ‘tartar’ con aguacate”.

ALMENDRAS, DULCES ALIADAS DE LA INMUNIDAD.

“Las almendras son ricas en minerales como el cobre, que puede contribuir en la respuesta antimicrobiana de los macrófagos; y el selenio, esencial para una respuesta correcta, tanto del sistema inmunitario innato como del adquirido”, de acuerdo a Ramo y Bravo.

Los expertos del IMEO recomiendan incorporarlas a la dieta “como ingrediente en las ensaladas o como alternativa a las comidas de media mañana o la merienda, siendo la mejor forma de consumirlas crudas o ligeramente tostadas”.

KÉFIR, BARRERA LÁCTEA CONTRA LOS GÉRMENES.

Esta leche fermentada rica en bacterias y levaduras probióticas, así denominadas porque contienen microorganismos vivos que aportan beneficios para el organismo, es rica en vitaminas D y A, que favorecen la actividad inmunitaria mediante diversos mecanismos.

Ramo y Bravo destacan en particular una cepa probiótica que es específica del kéfir y se llama ‘Lactobacillus Kefiri’, la cual ayuda al organismo a defenderse contra bacterias dañinas como la ‘salmonella’ y la ‘E. Coli’.

“Esta cepa bacteriana, junto con otras, ayuda a modular el sistema inmunitario e inhibe el crecimiento de bacterias dañinas”, destacan.

ESPINACAS, FUERZA ‘VERDE’ CONTRA LA INFECCIÓN.

Las espinacas son hortalizas de hoja verde, ricas en cobre, hierro y zinc. Son grandes aliadas de nuestro sistema inmunitario, según los nutricionistas del IMEO, quienes aconsejan comerlas como guarnición en comidas y cenas acompañando a alguna carne magra o pescado azul, en crudo o como complemento de ensaladas, para aprovechar al máximo su potencial nutritivo.

Ricardo Segura // EFE Reportajes

Los motivos por los que tener sobrepeso potencia este virus

Los virus de la gripe se contagian más entre personas obesas y, además, son más agresivos. A la inversa, estar delgado es un escudo protector frente a posibles infecciones. La clave está en el sistema inmunológico

Alimente El Confidencial, por Ángeles Gómez

Los virus de la gripe y el coronavirus Covid-19 hacen su agosto estos días. Los primeros llevan varias semanas entre nosotros y parece que no tardarán mucho en retirarse (el último dato oficial de casos de gripe es 97 por 100.000 habitantes, la cifra más baja de las últimas semanas) y, a la inversa, el Covid-19 sigue extendiéndose y ya suma más de 150 afectados en España, recoge la web del Ministerio de Sanidad.

Aunque el miedo es libre, y cada cual tiene el suyo, hay razones objetivas para que algunos se preocupen más de la cuenta. En ambos casos, sobrepasar la barrera de los 60 años, tener enfermedades pulmonares o la inmunidad deteriorada son factores de riesgo. A estos, se suma una nueva evidencia referente a la gripe: la obesidad ‘atrae’ a los virus y, además, los hace más agresivos. Dicho claramente: las personas obesas son más propensas a tener gripe y más complicaciones. Por si esto fuera poco, los virus parece que se ‘nutren’ de la obesidad y mutan hacia cepas más virulentas.

La peligrosa relación entre influenza (gripe) y obesidad capta la atención de los científicos desde hace varios años. Concretamente, «desde el año 2009, cuando se produjo una pandemia de gripe de tipo A, subtipo H1N1, se han publicado varios estudios que correlacionan la obesidad con más propensión a enfermedades más graves causadas por el virus de la gripe», indica la investigadora Marta López de Diego, del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC). “Esto se refleja en que los pacientes con obesidad tienen mayor riesgo de ser hospitalizados, de requerir cuidados intensivos e incluso de morir cuando se infectan por el virus de la gripe”.

Más contagio entre obesos

Ahora, acaban de conocerse nuevas evidencias en este sentido que contribuyen a explicar por qué el virus de la gripe cambia mucho de un año a otro y, además, afecta a un mayor número de personas, en consonancia con la epidemia mundial de obesidad que sufre el mundo. La combinación de estos factores supone un problema de salud pública.

“Las personas obesas no tienen buenas respuestas antivirales y esto favorece que el virus entre en su organismo, se replique más rápidamente y mute de la forma que le sea más beneficiosa”, dice Stacey Schultz-Cherry, del Hospital Infantil St. Jude y colaboradora de la OMS para Estudios sobre la Ecología de la Influenza.

Las declaraciones de Schultz-Cherry se basan en los resultados de la investigación que ha dirigido y que se ha publicado esta semana en la revista de la Sociedad Americana de Microbiología, ‘mBio’, en la que se ha imitado en ratones lo que ocurre durante una epidemia de gripe. ¿Qué sucede si un virus se transmite entre personas delgadas? ¿Y entre obesas?

En este nuevo trabajo, los científicos encontraron que a medida que el virus pasaba de ratón obeso a ratón obeso, experimentaba cambios y las variantes eran más virulentas que las cepas que iban de roedor delgado a roedor delgado. Y hay un agravante añadido: “La respuesta de emergencia para detener la replicación y propagación está disminuida en ratones obesos y esa menor respuesta puede favorecer la aparición de gripes más virulentas”, apunta la directora del estudio, que sugiere que la obesidad puede estar detrás de la variabilidad viral de cada temporada y que obliga a actualizar continuamente las vacunas.

Por si esto fuera poco, López de Diego añade que “las vacunas frente al virus de la gripe, que sirven para prevenir las infecciones, parecen ser menos eficaces en las personas obesas, lo que las hace más susceptibles de infectarse con él”.

Delgadez y salud

Los problemas de inmunidad asociados a la obesidad tampoco son desconocidos. “Parece contradictorio que la obesidad cause susceptibilidad a la infección. La obesidad, entendida como incremento de energía almacenada, puede ser una forma de estar preparado frente a una infección”, refiere Salvador Iborra, del Departamento de Inmunología de la Universidad Complutense de Madrid y miembro de la Sociedad Española de Inmunología (SEI). Sin embargo, “las evidencias sugieren lo contrario: la enfermedad se asocia a más infecciones en ambos sexos, y en mujeres, a infecciones urinarias y sepsis”.

El inmunólogo añade que “la obesidad altera la fisiología respiratoria, los pliegues de la piel y la circulación sanguínea, y todo ello puede llevar a infecciones de todo tipo: respiratorias, de la piel, periodontitis, etc”.

Si la obesidad predispone a multitud de enfermedades, ¿la delgadez es un pasaporte a la salud? La científica del CNB lo tiene claro: «Las personas delgadas suelen tener un sistema inmune más potente, lo cual facilita combatir las infecciones, incluyendo el virus de la gripe».

Otras ventajas de los delgados sobre los obesos es que en ellos, dice la investigadora, «las vacunas de la gripe, que sirven para prevenir las infecciones, inducen una respuesta inmune protectora más potente, lo que los hace menos susceptibles de infectarse con el virus de la gripe».

Está claro: adelgazar es una buena (y eficaz) estrategia individual para ponerle las cosas difíciles a los virus.

10 alimentos que te ahorrarán un resfriado

La prevención empieza en la cesta de la compra: si la llenas con los alimentos adecuados, tu organismo saldrá fortalecido y a punto para el frío.

Cuerpo mente, por Martina Ferrer


La energía del otoño es la adecuada para tonificar la energía defensiva del organismo, activar la inmunidad, desintoxicar el intestino grueso y repoblar su microbiota, purificar los pulmones y realizar ejercicios de respiración.

Según lo que comamos el sistema inmunitario tendrá más capacidad para prevenir los resfriados. Necesitamos alimentos tibios y calientes, y toca disminuir la cantidad de crudos. También necesitamos alimentos que hidraten las mucosas y que refuercen el sistema defensivo, como por ejemplo las setas.

Debemos evitar los productos que sobrecarguen el sistema digestivo y la función hepática. Azúcares, procesados con aditivos, sal en exceso y de mala calidad, alcohol y estimulantes no favorecen la prevención ni el tratamiento de los catarros.

Tanto en otoño, como en primavera, es un buen momento para hacer una depuración o ayuno, para dar descanso al sistema digestivo, favorecer la eliminación de los excesos veraniegos y recuperar la vitalidad.
10 alimentos para prevenir los resfriados

Además de los alimentos que enumeramos más abajo, en otoño-invierno consume a diario alimentos probióticos como chucrut, kéfir, kombucha, miso o tamari. La combinación de oligoelementos como el cobre y el zinc es ideal para la prevención de resfriados.

1. Pera, hidratan las mucosas

Encontramos peras todo el año y son ideales para hidratar las mucosas.

Según la medicina tradicional china (MTC), las peras tienen afinidad con los pulmones y los intestinos, los lubrifican.

Toma una pera día sí, día no.

2. Coliflor, eficaz y versátil

Es una de las verduras que más ayuda a la prevención de resfriados, y muy rica en minerales y agua.

Además, es ligeramente dulce y se puede cocinar de muchas maneras.

Disfrútala 2 veces cada semana.

3. Setas variadas, a diario en otoño

Son la alegría gastronómica del otoño, y si las introducimos en nuestra alimentación estos meses, tonificaremos el sistema inmunitario y nos fortaleceremos.

Durante la temporada de setas, consume las diferentes variedades

4. Cebolla, ayuda para los antibióticos

Destaca por sus propiedades antibióticas. No es un sustituto, pero si la introduces en tu día a día, haces menos probable la necesidad de estos medicamentos.

Además lubrifica y tonifica el sistema respiratorio y los pulmones.

Toma hasta 2 cebollas al día.

5. Jengibre, prevención y tratamiento de los resfriados

De sabor ligeramente picante, nos ayuda a mejorar la digestión y calienta el organismo porque moviliza la energía.

Es adecuado tanto para la prevención de resfriados como para su tratamiento.

Consúmelo a diario, tanto en infusión como en aliños para la ensalada.

6. Kuzu, descubre su poder

Esta raíz seca de origen oriental es un milagro de la naturaleza.

Es uno de los mejores alimentos que podemos incluir en la dieta para cuidar nuestros intestinos y tonificar nuestro sistema inmunitario.

Incorpora 1 cucharadita al día.

7. Mandarinas, repleta de vitamina C

Son frutas ricas en vitamina C, una vitamina conocida por su acción positiva en el sistema inmunitario.

Toma 2 mandarinas 4 veces a la semana.

Además de comernos su pulpa, podemos hacer infusiones con la piel y una ramita de canela.

8. Ajo, saca el frío de tu organismo

Uno de los alimentos con más actividad antibiótica, antimicótica y antivírica.

Según la MTC, moviliza la energía, calienta y saca el frío del organismo.

Para aprovechar mejor sus propiedades, debemos consumirlo crudo y machacado. Consume de ½ a 2 al día.

9. Tomillo para combatir las infecciones

Esta planta tonifica el sistema inmunitario y previene las infecciones por virus. Es un poderoso antibacteriano, reduce la fiebre, calma la tos y favorece la expulsión del exceso de moco.

Se puede tomar también en infusión, una al día.

10. Nabo, hidratante y prebiótico

Su riqueza en agua lo hace un alimento ideal para hidratar.

Además, su aporte de fibra actúa como prebiótico para la flora intestinal.

Consúmelo a diario en cremas, rallado…

Esto le hace la comida rápida a tu cuerpo

Un estudio descubre que el sistema inmune se vuelve mucho más agresivo, respondiendo ante la comida rápida como si de una infección se tratara.
Muy Interesante, por Sarah Romero
El sistema inmune reacciona de manera similar a una dieta alta en grasas y alta en calorías que ante infección bacteriana. Esta es la sorprendente conclusión de una investigación dirigida por la Universidad de Bonn (Alemania) y que recoge la revista Cell. Se trata de un asunto particularmente inquietante, pues la comida poco saludable parece hacer que las defensas del cuerpo sean más agresivas a largo plazo, incluso mucho después de cambiar a una dieta saludable.

Estos cambios a largo plazo pueden estar involucrados en el desarrollo de arteriosclerosis y diabetes, enfermedades relacionadas con el consumo de la dieta occidental.

Pruebas con dieta occidental

Los científicos realizaron un experimento con ratones. Durante un mes les administraron la llamada «dieta occidental»: alta en grasas, alta en azúcar y baja en fibra, para equiparar como si un ser humano se alimentara de comida rápida durante todo un mes. Tras este periodo, los animales desarrollaron una fuerte respuesta inflamatoria en todo el cuerpo, casi como después de la infección con bacterias peligrosas.

«La dieta poco saludable llevó a un aumento inesperado en el número de ciertas células inmunes en la sangre de los ratones, especialmente granulocitos y monocitos. Esto fue un indicativo de la participación de los progenitores de células inmunes en la médula ósea», comenta Anette Christ, coautora del trabajo.

Para comprender mejor estos hallazgos inesperados, se aislaron progenitores de médula ósea para tipos de células inmunes principales de ratones alimentados con una dieta occidental o dieta de control saludable y se realizó un análisis sistemático de su función y estado de activación.

«Los estudios genómicos mostraron que la dieta occidental había activado una gran cantidad de genes en las células progenitoras. Los genes afectados incluían a los responsables de la proliferación y la maduración», explica Joachim Schultze, coautor del estudio.

Y es que la comida rápida hace que el sistema inmune reclute rápidamente un ejército enorme y poderoso alertado por la presencia de algo que entiende como virus. Cuando los investigadores ofrecieron a los roedores su dieta típica de cereales durante otras cuatro semanas, la inflamación aguda desapareció. Lo que no desapareció fue la reprogramación genética de las células inmunes y sus precursores: incluso después de estas cuatro semanas, muchos de los genes que se habían encendido durante la fase de comida rápida seguían activos.

Las células inmunes cuentan con un «sensor de comida rápida»

«Recientemente se descubrió que el sistema inmune innato tiene una forma de memoria», aclara Eicke Latz, Director del Instituto de Inmunidad Innata de la Universidad de Bonn. Así, tras una infección, las defensas del cuerpo permanecen en estado de alerta, para que podamos responder más rápidamente a un nuevo ataque.

Los expertos lo llaman «entrenamiento inmune innato». En los ratones, este proceso no fue desencadenado por una bacteria, sino por una dieta no saludable. Y estos efectos, son a largo plazo.

La activación por una dieta basada en comida rápida cambia la forma en que se empaqueta la información genética. El material genético se almacena en el ADN y cada célula contiene varias cadenas de ADN, que en conjunto tienen aproximadamente dos metros de largo. Sin embargo, suelen estár envueltas alrededor de ciertas proteínas en el núcleo y, por lo tanto, muchos genes en el ADN no se pueden leer, ya que simplemente son demasiado inaccesibles.

Una alimentación poco saludable hace que algunas de estas piezas de ADN normalmente escondidas se relajen, de forma similar a un lazo que cuelga de una bola de lana. Esta área del material genético puede leerse mucho más fácilmente. «El sistema inmune en consecuencia reacciona incluso a pequeños estímulos con respuestas inflamatorias más fuertes», comentan los autores.

Dramáticas consecuencias para la salud

«Estos hallazgos tienen una relevancia social importante. Los fundamentos de una dieta saludable deben convertirse en una parte mucho más prominente de la educación de lo que son en la actualidad. Solo de esta manera podemos inmunizar a los niños en una etapa temprana contra las tentaciones de la industria alimentaria», concluye Latz.

Bebidas frutales ideales para acompañar la dieta

DMedicina, por Mar Sevilla Martínez

zumos-frutas-verdurasLas frutas y las verduras son alimentos indispensables dentro de una alimentación sana y equilibrada, como la dieta mediterránea. Aportan nutrientes y la mayoría de las vitaminas que son necesarias para el día a día. Además, estos dos tipos de alimentos no pueden faltar en una dieta para adelgazar.

Las rutinas diarias y el estés hacen que muchas veces no le dediquemos el tiempo necesario a preparar y decidir la alimentación que debemos seguir y optemos por otros formatos más rápidos para consumirlos, como los zumos de frutas y verduras.

Estos alimentos, tal y como señala Susana Monereo, miembro de la junta directiva, de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (Seedo), son extractos líquidos de frutas y hortalizas extraídos por presión que aportan básicamente agua y azúcares con algo de vitaminas siempre que no hayan sido manipulados.

Sin embargo, si el objetivo de una persona es adelgazar, los zumos no son la mejor opción. “Lo ideal sería tomar las frutas enteras. De esta manera, al tener que masticarlas y digerirlas, conseguiremos sentirnos saciados con mucha menos cantidad de alimento y, por tanto, ingeriremos menos calorías”, explica Andrea Marqués, nutricionista dietista del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) y experta en gastronomía.

Por otro lado, la portavoz de Seedo advierte que hay que tener especial cuidado con los zumos envasados, ya que la mayoría proceden de extractos de fruta que han perdido las vitaminas por calentamiento y tiene azúcares y grasas añadidos para tener mejor sabor. No tiene efecto saciante y no limpian las células. “No adelgazan salvo que se hagan dietas líquidas de muy bajo contenido calórico, en cuyo caso siempre deben llevar la supervisión de un experto”, reitera.

Otro motivo que indica Marqués sobre por qué no son la mejor alternativa para perder peso es que, al exprimirlas, vamos a eliminar parte de la fibra presente en ellas, mientras que mantenemos la cantidad de fructosa (presente naturalmente en la fruta, pero que muchas veces también se añade a los zumos en un importante cantidad extra). “Por tanto, sin fibra, la absorción de la fructosa y la liberación posterior de glucosa en sangre serán mucho más rápidas que con la fruta entera, el pico de insulina en sangre mayor y esto nos limitará la pérdida de peso, ya que cuando la insulina está elevada el cuerpo no utiliza la grasa como fuente de energía”, añade.

Beneficios de los zumos

Aunque las expertas coinciden en que es mejor tomar las frutas enteras, indican que siempre es preferible tomar zumos, que no consumir frutas y verduras. Además, los zumos también aportan beneficios para la salud. Monereo indica que favorecen la hidratación, ayudan frente el estreñimiento y, si son recién preparados, aportan vitaminas.

Por otro lado, para sacarles el máximo partido, Marqués recomienda elegir bien los alimentos que vamos a utilizar para elaborarlos y buscar verduras más ricas en fibra y minerales como el ácido fólico (espinacas, acelgas) o frutas con baja carga glucémica (naranja o fresas). “Además, deberemos intentar escoger siempre las que estén de temporada, hacérnoslos nosotros mismos sin añadir más azúcar, no quitar la pulpa y no tomar más de uno al día”, matiza.

Pero, ¿cuándo los tomamos? ¿A media mañana o para merendar? “No hay un momento especial del día para tomarlos. Existe mucha literatura y mucho mito al respecto, científicamente no hay horas del día mejores para tomar un zumo”, afirma Monereo.

Sin embargo, Marqués, indica que sería más recomendable incluirlos siempre a primera hora de la mañana, debido a su carga energética y glucémica. “Nuestro organismo está ajustado a un biorritmo, de tal forma que los alimentos energéticos se utilizan por la mañana como fuente de energía y los alimentos reparadores por la tarde–noche. Este tipo de zumos estaría aconsejado incluirlos en la dieta hipocalórica a primera hora de la mañana, porque si los incluimos al final del día pueden generar almacenamiento de energía, por ese exceso de azúcar, que el organismo en ese tramo del día no consume y por tanto, se puede convertir en grasa”, concluye.

Ejemplos de zumos de fruta y verdura

zumos-variadosEstefanía Ramo, nutricionista experta en fitoterapia del IMEO sugiere tres recetas sencillas de zumos elaborados de frutas y verduras:

Zumo depurativo

Para 200 ml dos puñados de col rizada, unas ramitas de perejil, un kiwi pelado, una lima pelada, dos ramilletes de brócoli, un racimo pequeño de uvas blancas, una rodaja de piña natural.

“Este licuado es rico en vitamina C y ayuda al hígado a desempeñar eficazmente su función depurativa, gracias al perejil y a las coles. Además, la uva y la piña nos ayudarán a la eliminación de líquidos”, explica ramo.

Zumo para sistema inmune

Para 200 ml ¼ de pepino, una zanahoria pequeña, una rama de apio, un puñado de espinacas, un limón pelado, una naranja.

Antibacteriano por su alto contenido en vitamina C y antioxidantes que protegerán nuestro sistema inmune. Además, el apio mejora la digestibilidad y también posee propiedades diuréticas, junto con el pepino.

Zumo alcalino

Para 200 ml, una remolacha, un pimiento rojo pequeño, una manzana roja, dos puñados de col rizada y una zanahoria.

La experta destaca tres propiedades. Por un lado es alcalino, por lo que nos ayudará a reducir la acidez de estómago y el pH ácido. Además, es antiinflamatorio por su elevado contenido en antioxidantes y vitamínico, ya que es rico en vitamina C y carotenos.

Zumos sólo de frutas

Si sólo quiere tomar zumos de frutas, Carmen Escalada, nutricionista clínica del IMEO sugiere tres recetas elaboradas con frutas:

Zumo de manzana verde, kiwi y limón

Para 200 ml, dos manzanas verdes, dos kiwis pelados y un limón.

“Este es un zumo de carga glucémica media. El kiwi es rico en vitamina C, potasio, magnesio y fibra, por lo que es ideal para el estreñimiento. La manzana verde es diurética y depurativa”, señala Escalada.

Zumo de granada, naranja y pomelo

Para 200 ml, dos naranjas, un pomelo y una granada.

En este caso, este zumo tiene un alto nivel de antioxidantes y vitamina C para reforzar el sistema inmune y protegerlo de infecciones, resfriados etc. Además, son frutas de baja carga glucémica, y la naranja es rica en fibra gracias a su pulpa (nunca hay que desecharla) por lo que nos ayudarán a eliminar líquidos y a regular nuestro tránsito intestinal.

Zumo de frutos rojos

Para 200 ml, 8-10 fresas medianas, un puñado de arándanos, un puñado de moras y un puñado de frambuesas.

Los frutos rojos aportan gran cantidad de vitaminas y minerales, ayudan a combatir el estreñimiento y son antioxidantes y antiinflamatorios.

“Lo ideal siempre será tomar estos zumos por la mañana, para asegurarnos de potenciar la absorción de las vitaminas y minerales, preferiblemente los tomaremos en ayunas”, recomienda Escalada. “Además, aunque hemos seleccionado frutas y verduras de baja carga glucémica, en un proceso de pérdida de peso nunca debemos tomarlos más tarde de la comida ya que corremos el riesgo de que el azúcar se almacene en forma de glucógeno y posteriormente de grasa”.

 

 

Dieta a base de grasa de pescado fortalece defensas contra cáncer de mama

Estudios revelaron que si las madres embarazadas consumen alimentos ricos en omega-3 durante el período de gestación, podrían reducir los riesgos hasta en un 40 por ciento de esta enfermedad
Telesur Tv

la grasa de pescado aumenta las defensas contra el cancerLas mujeres embarazadas que consuman durante los meses de gestación una dieta a base de pescados y otros alimentos ricos en omega-3,como atún, salmón o sardina, podrían reducir el riesgo de sufrir cáncer de mama hasta en un 40 por ciento, según varios estudios públicos de investigadores de universidades en China y Estados Unidos.

Una investigación hecha en la Universidad de Zhejiang en China, determinó que al menos una o dos porciones semanales de pescado azul podría reducir esta enfermedad, debido a que estos alimentos incluyen ciertos tipos de ácidos involucrados en el trasporte químico de información al cerebro, y permite regular el movimiento de los vasos sanguíneos y áreas del sistema inmune.

El estudio fue publicado este viernes por el British Medical Journal y señala que los expertos revisaron datos de 26 estudios realizados en Estados Unidos, Europa y Asia, con la participación de 800 mil individuos y 20 mil de ellos con el cáncer de mama. La comparación de varios experimentos, determinó la asociación inversa entre los ácidos grasos del pescado y el riesgo de padecer cáncer de mama.

Por su parte, un reciente estudio en Estados Unido, presentado en la reunión anual de la American Association for Cancer Research, de Anaheim en California (oeste), coincidió con el estudio anterior, que alimentarse con una dieta rica en ácidos grasos de omega-3 reduce el riesgo, pero advierte que consumir grasas omega-6, que se encuentran generalmente en las dietas occidentales, podrían aumentar el riesgo de los hijos de adquirir cáncer de mama.

El cáncer de mama, es una patología derivada del crecimiento de células malignas en el tejido mamario. Se conocen en la actualidad, dos principales tipos de esta enfermedad, el carcinoma ductal, que comienza en los conductos que llevan la leche desde la mamá hasta el pezón y el carcinoma lobulillar que comienza en partes de las mamas.

La dieta antiinflamatoria

Un menú sano y sencillo: carnes blancas, pescado azul, verdura y cereales

La modificación de la dieta diaria contribuye a disminuir los procesos inflamatorios de cualquier clase y también ayuda a reducir el consumo de medicamentos antiinflamatorios, recuerdan los especialistas del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO).

«La dieta antiinflamatoria se basa, por un lado, en la eliminación de alimentos proinflamatorios como carnes rojas, leche de vaca, harinas refinadas, azúcares sencillos y grasas trans», explica el Dr. José Francisco Tinao del IMEO. Estos últimos habitualmente se encuentran en snacks y aperitivos salados, productos precocinados, galletas, margarinas y bollería industrial. Por otro lado, este tipo de dieta requiere más consumo de alimentos ricos en ácidos omega 3, que no se producen internamente en el organismo y se encuentran especialmente en el pescado azul y en las nueces. Su función es mejorar el rendimiento del organismo y reducir la inflamación. En este tipo de menú prevalecen las verduras y cereales complejos, las semillas sin tostar y las carnes blancas. El modo de cocinar es muy sencillo: a la plancha, al vapor y al horno.

Las fibras solubles, que se encuentran en las manzanas, las nueces y la avena, reducen los procesos inflamatorios que provocan las enfermedades asociadas con la obesidad y fortalecen el sistema inmunitario. Este tipo de fibras, además de captar agua, son capaces de disminuir y hacer más lenta la absorción de grasas y azucares de los alimentos, por lo que contribuyen a regular los niveles de colesterol y de glucosa en sangre.

El plan de tratamiento, implementado por el Instituto Médico Europeo de la Obesidad, proporciona mejoras evidentes a los pacientes. El objetivo de este proceso terapéutico es evitar la cirugía y prescindir de los medicamentos que puedan tener efectos secundarios.

El apoyo y la estimulación del sistema inmune son básicos para la pronta recuperación. Es recomendable suplementar el tratamiento con aminoácidos como glutamina, prolina, lisina u omega 3, sin descuidar los probioticos. El uso de dosis farmacológicas requiere que esta acción terapéutica se realice bajo un control médico. Antioxidantes como la cúrcuma, recibidas en cantidades adecuadas, no tardan en mostrar su efecto aliviante incluso en situaciones graves.

Las enfermedades intestinales no son un proceso banal. Las medidas que se tomen deben ser balanceados con las farmacológicas habituales y personalizados en cada caso.

Las técnicas mente-cuerpo ayudan al paciente para gestionar el estrés

El principal culpable de estas enfermedades, según los profesionales, es el estrés. Esto explica por qué entre los afectados a menudo se encuentran directivos o gente que generalmente trabaja bajo presión, entre 30 y 50 años de edad. Las situaciones repetitivas de estrés inciden sobre los que padecen estas enfermedades inflamatorias intestinales de forma negativa. “Por esta razón, las técnicas mente-cuerpo deben incorporarse al tratamiento”, subrayó el Dr. Tinao del IMEO. “Hay que dar instrumentos a los pacientes para que sean capaces de gestionar su estrés, así como lograr que fases de descanso o el sueño sean reparadores”, añadió.

Hay numerosas publicaciones sobre estas relaciones y la medicina occidental en general está concienciada cada vez más de ello. Programas como visualización,  relajación  o la realización de técnicas de coherencia cardiaca son instrumentos útiles para abordar el problema, sin tener que recurrir al uso obligatorio de tranquilizantes.

Imágenes de evolución de un paciente con inflamación intestinal

El tratamiento ayuda al paciente a pasar de una situación de proceso inflamatorio (señalado con color rojo, rosa y amarillo) a los valores de funcionalidad correcta (verde, gris y azul).