Brócoli, freno natural al cáncer

Una sustancia química que contienen ciertas verduras crucíferas, como el brócoli, podría ayudar a evitar y combatir distintos cánceres, al favorecer la actuación en el organismo de uno de los genes supresores de tumores más potentes del cuerpo, según han descubierto investigadores de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos

El Horizonte, EFE/ Monterrey

Uno de los avances más recientes contra el cáncer, no proviene de las probetas, instrumentos y complejas formulaciones de los laboratorios de bioingeniería, sino que nos llega de la naturaleza. Se trata del brócoli, una variedad de la col, con hojas de color verde oscuro, más recortadas y que no se apiñan.

Esta verdura contiene una sustancia química que puede ayudar a suprimir el desarrollo de los tumores, según ha descubierto un equipo de Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, en EEUU.

Los expertos de esta universidad han relacionado un compuesto denominado I3C ,que se encuentra  en el brócoli, las coles de Bruselas y otras verduras crucíferas, con la actividad de uno de los genes supresores de tumores más potentes del cuerpo.

Uno de los avances más recientes contra el cáncer, no proviene de las probetas, instrumentos y complejas formulaciones de los laboratorios de bioingeniería, sino que nos llega de la naturaleza. Se trata del brócoli, una variedad de la col, con hojas de color verde oscuro, más recortadas y que no se apiñan.

Esta verdura contiene una sustancia química que puede ayudar a suprimir el desarrollo de los tumores, según ha descubierto un equipo de Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, en EEUU.

Los expertos de esta universidad han relacionado un compuesto denominado I3C ,que se encuentra  en el brócoli, las coles de Bruselas y otras verduras crucíferas, con la actividad de uno de los genes supresores de tumores más potentes del cuerpo.PUBLICIDAD

El estudio dice que el indol-3-carbinol o I3C está involucrado en una compleja reacción química en cadena que ayudar a liberar de interferencias a un gen supresor tumoral para que pueda hacer su trabajo.

Este trabajo también destaca la “guerra química” que se desarrolla dentro del cuerpo a medida que lucha para prevenir el desarrollo de tumores, incluso cuando los propios tejidos enfermos luchan para crecer y diseminarse en el organismo.

La investigación salió del laboratorio del investigador Pier Paolo Pandolfi del Centro Médico Beth Israel Deaconess,  BIDMC, en Boston, Massachusetts (EEUU) y del Instituto de Investigación del Cáncer (CRI), quien está explorando las propiedades anticancerígenas de las crucíferas, una familia de verduras, que además del brócoli, incluye a las coles o repollitos de Bruselas, el repollo, la coliflor y la col rizada.

Las crucíferas contienen unas sustancias químicas llamadas glucosinolatos, responsables del aroma penetrante y el sabor amargo de estas verduras, que durante la preparación de las comidas y, al masticarlas y digerirlas, se descomponen en otros compuestos como los isotiocianatos, tiocianatos e indoles, según el Instituto Nacional del Cáncer, de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de EEUU.

El indol-3-carbinol (un indol) y el sulforafano (un isotiocianato) son estudiados frecuentemente por sus efectos anticancerosos, y en estudios con animales de laboratorio se ha descubierto que los indoles y los isotiocianatos inhiben la formación de cáncer en varios órganos, entre ellos: la vejiga, las mamas, el colon, el hígado, los pulmones y el estómago, según el NIH.

Los estudios de estas sustancias en seres humanos han arrojado resultados más moderados, encontrando algunas evidencias de que las personas que mantienen un alto consumo de plantas crucíferas podrían presentar un riesgo más bajo de padecer cánceres de próstata, colorrectales (en mujeres), de pulmón y de mama, de acuerdo a esta misma fuente.

GUERRA QUÍMICA EN EL INTERIOR  DEL CUERPO.

Pandolfi, profesor de medicina dirigió un equipo en la Facultad de Medicina de Harvard, que exploró la función de un gen supresor del cáncer llamado PTEN, y considerado como “uno de los supresores de tumores más importantes de la genética del cáncer”.

El gen PTEN es el blanco habitual de los cánceres, que buscan eliminarlo, mutarlo o inactivarlo de distintas maneras.

En sus investigaciones, en las que experimentaron con células humanas y ratones criados para desarrollar cáncer, descubrieron que una enzima (un tipo de proteína) llamada WWP1 y conocida por promover el crecimiento de esta enfermedad, desempeña un papel importante al interferir el funcionamiento del gen PTEN.

También descubrieron que un compuesto natural que se encuentra en las verduras crucíferas, el indol-3-carbinol, o I3C, neutraliza a dicha enzima, restaurando los poderes de supresión de tumores del gen PTEN, en ratones de laboratorio diseñados genéticamente para desarrollar cáncer de próstata, según indican desde la universidad de Harvard.

Este trabajo, respaldado por el NIH, abre la puerta al desarrollo de medicamentos contra el cáncer basados en la supresión de la enzima WWP1 y la consiguiente liberación del gen PTEN para hacer su trabajo, según los autores de esta investigación.

El compuesto protector de PTEN, I3C, ya era conocido por la ciencia y se pensaba que tenía propiedades anticancerígenas, aunque su mecanismo preciso era hasta ahora un misterio.

A pesar de estos resultados prometedores, el profesor Pandolfi no alienta a las personas a “darse un atracón de brócoli”, ya que las dosis utilizadas en los experimentos con ratones de laboratorio, serían el equivalente a que un ser humano comiera más de 6 libras (2,72 kilos) de brócoli al día.

El enfoque práctico más probable sería desarrollar una píldora basada en el I3C, que parece ser bien tolerado por los humanos, y del cual hay algunas versiones en el mercado basadas en las propiedades anticancerígenas que mostraron estudios preliminares, según Pandolfi.

Aunque todavía queda trabajo por delante para investigar las dosis apropiadas y los efectos no deseados de los suplementos de I3C, de acuerdo a este investigador.

EL BRÓCOLI EN LA ALIMENTACIÓN.

“El brócoli o brécol es considerado como un “superalimento” por su alta densidad nutricional y bajo aporte calórico, aunque no tiene una gran aceptación, al igual que la mayoría de las coles, por su sabor, olor al cocinarlo y textura”, explica a Efe, Rubén Bravo, dietista experto en nutrición y gastronomía, del Instituto Médico Europeo de la Obesidad, IMEO (www.imeoobesidad.com).

El nutricionista explica que esta verdura crucífera tiene una gran cantidad de vitaminas, minerales, aminoácidos y fitonutrientes específicos, destacando la vitamina A, del grupo B y C, e igualmente es rico en selenio, calcio, potasio, carotenos, aminoácidos y fibra.

Según Bravo hay una evidencia científica notoria que permite afirmar que su consumo “ayuda a reducir la probabilidad de padecer cáncer de colon por su alto contenido en selenio”, aunque también podría ser una alternativa terapéutica cuando se sufre este cáncer, pues se ha demostrado la eficacia de algunos de sus compuestos en la eliminación de células cancerosas.

Asimismo incluir el brócoli de manera regular en nuestra alimentación “puede ayudarnos en los planes adelgazantes por su alto contenido en fibra y proteínas, ya que aporta mucha saciedad y regula los niveles de azúcar en la sangre”.

“El brócoli, además, tiene una importante acción antioxidante, siendo un aliado frente al envejecimiento prematuro, y ayuda a prevenir  enfermedades cardiovasculares como la hipertensión y la hipercolesterolemia”, destaca Bravo.

Por Omar R. Goncebat.

EFE/REPORTAJES

El menú en época de coronavirus

Punto medio, por Arturo Pérez

Durante la pandemia, la gente va menos a comprar por miedo al contagio y llena el carro de la compra con grandes cantidades de alimentos más duraderos y procesados industrialmente, pero no todos son igual de saludables. Una nutricionista explica cuáles conviene elegir y consumir.

Durante la pandemia muchas personas se han lanzado a los supermercados para llenar sus despensa  y así reducir la cantidad de salidas a la calle.

La inmensa mayoría optó por llenar su cesta de la compra con alimentos no perecederos y productos procesados y ultraprocesados por su prolongada vida útil. ¿Pero son saludables estos alimentos?.

Las compras del miedo y la ansiedad que se dispararon ante la emergencia del COVID-19, podrían tener resultados muy diferentes a los buscados, ya que las comidas procesadas y ultraprocesadas a las que estamos recurriendo no son la solución, señaló la divulgadora especializada en nutrición Soledad Barruti, (https://twitter.com/solebarruti) en ‘The New York Times’.

Estos alimentos, que tienen altas cantidades de azúcar, sal, aceites agregados, harinas refinadas, aditivos y nutrientes artificiales, son responsables de obesidad y de enfermedades  que aumentan la mortalidad ante el coronavirus, y al mismo tiempo, la falta de alimentos frescos debilita la inmunidad dejándonos más expuestos, advirtió Barruti.

Para Estefanía Ramo López, nutricionista y experta en tecnología de los alimentos, los alimentos procesados de los que en muchos casos estamos abusando durante la pandemia, “podemos clasificarlos en saludables y no saludables”.

“En sí, un alimento procesado es aquel al que se le ha realizado cualquier tipo de elaboración en la industria alimentaria, a diferencia de los que no presentan ningún tipo de procesado como son los productos frescos, las carnes, pescados o huevos”, explicó a Efe esta nutricionista del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (www.imeoobesidad.com).

Indicó que los procesados saludables incluyen en su mayoría alimentos que han sido sometidos a un mínimo procesado y aportan a la dieta una serie de nutrientes de calidad.

Por el contrario, “los procesados no saludables, también llamados ultraprocesados no saludables, incluirían a aquellos alimentos que han sido sometidos a varios tratamientos de procesado  y necesitan un gran aporte de aditivos para su conservación y que tenga un aspecto final apetecible”, señaló Ramo.

“Estos procesados no saludables aportan muy pocos o ningún nutriente de calidad, aportando principalmente ácidos grasos saturados, ácidos grasos ‘trans’, azúcares añadidos y altas concentraciones de sal”, explicó esta especialista.

Enfatizó que “en muchos casos, si se toman con frecuencia, pueden perjudicar nuestra salud”.

Ramo describe algunos alimentos procesados saludables que destacan en la cesta de la compra de esta pandemia:.

PRODUCTOS LÁCTEOS

Destacó la leche, los quesos, yogures y el kéfir, y recomendó aquellas variedades que no tienen azúcares añadidos y sus versiones semidesnatadas o enteras, por su capacidad de saciarnos y facilitar la absorción de nutrientes como el calcio o la vitamina D.

“Hay que intentar evitar los sucedáneos como el queso para fundir tipo “tranchetes”, o el queso rallado envasado, porque llevan harinas o almidones en su composición, entre otros ingredientes”, señaló.

HARINAS DE CEREALES

“Entre estos alimentos se incluyen el trigo, el centeno y la espelta,  destacando el pan y la pasta”, explicó Ramo.

Entre sus variedades destacan sus versiones ‘100% integral’ o de grano completo, por su aporte en fibra, vitaminas (sobre todo del grupo B) y minerales, que “proporcionan al organismo beneficios como mejorar  el tránsito intestinal, disminuir la absorción del colesterol ‘malo’ y su capacidad de saciar el apetito”, indicó.

ACEITE DE OLIVA

Ramo recomendó variedad ‘virgen extra’ para su consumo en crudo en ensaladas y tostadas y, la variedad ‘virgen’ para consumirla en caliente al cocinar los alimentos.

“El consumo moderado de este aceite ayuda a prevenir las enfermedades cardiovasculares, mantener el sistema inmunológico, regular el tránsito intestinal, proteger el cerebro del deterioro cognitivo, destacando su aporte en ácidos grasos saludables, como el omega 3, polifenoles y vitamina E, con efecto antioxidante, antiinflamatorio y antimicrobiano”, apuntó. 

Por otra parte, aconsejó “tomar más esporádicamente otros tipos de aceite como lino o coco y descartar siempre que se pueda las versiones refinadas de aceite”.

CONSERVAS VEGETALES

Ramo aconsejó las versiones enteras o troceadas al natural o cocidas de frutas, verduras y legumbres envasadas.

“De esta forma, seguirán aportando gran parte de sus propiedades y evitaremos las formas escarchadas, almíbares o ya guisadas en forma de plato preparado”, indicó.

LEGUMBRES

Para Ramo son “el alimento estrella considerado saludable que más variedades de procesado puede presentar”.

Esta nutricionista recomendó sus versiones cocidas al natural, desecadas y congeladas, así como las harinas de legumbre, cada vez más presentes en los hogares en forma de “pasta de legumbre”, todas las cuales “aportan fibra soluble, vitaminas y minerales con beneficios sobre el tránsito intestinal y la regulación de los niveles de colesterol”, aseguró.

CARNES Y PESCADOS

La especialista destacó sus versiones envasadas y congeladas, y recordó que los pescados también pueden encontrarse en salazón, como el bacalao, y también ‘curados’ como la ‘mojama’ de atún.

Ramo aconsejó “descartar las carnes picadas envasadas, ya que presentan en su mezcla numerosos aditivos para su conservación y los surimis de pescado por el mismo motivo, además de féculas y almidones”.

FRUTOS SECOS Y SEMILLAS 

“Las versiones de estos alimentos que vienen pelados, troceados y crudos o ligeramente tostados, aportan todas sus propiedades beneficiosas derivadas de su contenido de ácidos grasos, vitaminas y minerales”, señaló Ramo, quien desaconseja “sus versiones fritas y azucaradas”.

Texto y foto: EFE

Método Evolution: perder kilos a costa de la grasa

Promete una pérdida de cinco kilos al mes, cuatro de ellos puramente de grasa. Te contamos en qué consiste.

ELLE, por Amor Saez

  • El Método Evolution se centra en que todos los kilos que se pierdan sean a costa de la grasa acumulada.
  • Se basa en cuatro pilares: nutrición, actividad física, coaching y complementos alimenticios personalizados.

Promete una pérdida de cinco kilos al mes, cuatro de ellos puramente de grasa. Pero su fundador aclara que es mucho más que una dieta, se trata de adoptar un estilo de vida saludable y hay planes para todo tipo de personas y objetivos. “Diseñamos un plan personalizado para corregir hábitos y mantenerlos de por vida. No buscamos solo una pérdida de peso, a nosotros acude gente que también necesita ganarlo”, asegura Rubén Bravo, dietista y creador del Método Evolution (Madrid, tel. 669 749 204). El método es tanto presencial como on line y tiene seguidores en Emiratos Árabes, México, EE UU y España.

¿En qué consiste?

El método se basa en cuatro pilares: nutrición, actividad física, coaching y complementos alimenticios personalizados. Primero se elabora una completa historia clínica del paciente que incluye datos sobre su altura, edad, peso, hábitos, objetivos y problemas de salud que pueda tener o haya tenido. “El estreñimiento, el colesterol, la retención de líquidos, el dolor de cabeza, el insomnio, la falta de energía, los pensamientos negativos y depresivos son síntomas que a largo plazo pueden derivar en enfermedad”, advierte Bravo. El objetivo es diseñar un plan personalizado para corregir malos hábitos y mantenerlos de por vida. Y si éste implica un deseo de adelgazar “buscamos la pérdida de grasa no la de peso, la mejora del Índice Metabólico a base de ‘forzar’ al cuerpo a tirar de ésta como fuente de energía.”

Nutrición Metabólica

Apuesta por reducir el consumo de harinas refinadas, cereales enteros y alimentos procesados. En definitiva alimentos con un alto IG (índice glucémico). Y aboga por aumentar la ingesta de vegetales y frutas de bajo y medio IG, así como legumbres. “Se pueden consumir todos los vegetales excepto tubérculos como la patata y la zanahoria, y todas las frutas salvo el melón, el mango, la piña, el plátano y la chirimoya”, detalla Bravo. Y se ajusta la cantidad de proteínas para mantener o mejorar la masa muscular. Por ejemplo, una persona no deportista de unos 60 Kg de peso consumiría 60 gramos de proteína al día, mientras que una persona que pese igualmente 60 kg pero sea deportista puede consumir hasta 110 gramos diarios. Se permiten las carnes blancas (ave), el pescado, los huevos y los cortes magros de la ternera y el cerdo (lomo). Como grasas, solo las saludables: aceite de oliva, pescado azul, frutos secos y aguacate. Y toda la alimentación se adapta a nuestros biorritmos. “Hay dos etapas en el día: una que va desde las 6 de la mañana hasta las 18h que es la franja horaria de la actividad y el trabajo. Y otra que va desde las 18h hasta las 6 de la mañana, que es de reparación celular y del sistema inmunológico y descanso. Así el desayuno y el tentempié de media mañana incorporan hidratos de carbono integrales y fruta, la comida una gran cantidad de verduras y una cantidad moderada de proteínas, la merienda solo proteínas, y la cena una gran cantidad de proteínas y moderada de verduras”, detalla el fundador del Método Evolution.

Dieta Metabólica para perder grasa 

WESTEND61GETTY IMAGES

Actividad física

Un entrenador personal diseña un programa adaptado a tus necesidades, desde entrenamiento para realizar en el salón de tu casa hasta sesiones de Crossfit al aire libre. “Un plan progresivo de 30 minutos diarios”, describe Bravo.

Pensamiento positivo

Dos psicólogos se encargan de cambiar tus malos hábitos, tus pensamientos y emociones negativas, de detectar tus frustraciones y darte herramientas para cambiar. Además, existe un grupo de motivación de whastapp en el que psicólogos y nutricionistas resuelven tus dudas y compartes tus inquietudes con otras 80 personas. Esto se completa con talleres por videoconferencia de crecimiento personal.

Complementos alimenticios

“La alimentación y el deporte no llegan a solucionar determinados problemas, como la ansiedad, el hambre, los problemas digestivos, la artrosis, el insomnio, la retención de líquidos, la depresión o la tristeza, los déficits de calcio y vitamina D, el bruxismo… En estos casos es necesario prescribir un complemento”, apunta Bravo. Hay más de 50 complementos diferentes, pero en su mayoría contienen plantas naturales como la garcinia cambogia, la griffonia, la maca peruana, el gingko biloba, el aloe vera y el Omega 3.

Precio

El coste el método es de entre 80 € y 150 € con complementos alimenticios.

Lo mejor

Se pierde una media de cinco kilos al mes, cuatro de ellos a costa de la grasa. «Una talla de pantalón», apunta Bravo. El método tiene un 90% de niveles de éxito y su fundador asegura haber ayudado ya a alrededor de 300 personas.

Lo peor

Es difícil ponerle fin. “En cuestión de dos meses se ha perdido el peso, luego hay que consolidar hábitos y empezar con el plan Fit por lo que el plan se puede prolongar hasta 6 meses. La gente se engancha a los vídeos, los cursos y los talleres o quedan para hacer deporte”, asegura Bravo. Además las tres primeras semanas suele ser bastante duro. “Simplemente saber que estas a dieta te somete a un cuadro de hambre y ansiedad, pero se supera a partir de la tercera semana porque la pérdida de peso semanal motiva mucho.

La dieta Sirtfood promete perder mucho peso rápidamente

CuidatePlus, por Ana Callejo

“La dieta Sirtfood es el último régimen estrella en saltar a la palestra debido a los resultados obtenidos por la cantante Adele al seguirlo. Este modelo de alimentación se basa fundamentalmente en el aprovechamiento de las sirtuinas, unas enzimas cuya activación se ha podido relacionar tanto con la bajada de peso y la mejora del sistema inmunitario como con la reducción del estrés oxidativo o, lo que es lo mismo, el envejecimiento”, expone Carmen Escalada, nutricionista clínica del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO).

Para conseguirlo, afirma la experta, esta dieta insta a basar la alimentación en aquellos productos ricos en sirtuinas o que las activen y entre los que encontramos: manzanas, arándanos, alcaparras, cebollas, col rizada, rúcula, tofu, trigo sarraceno, café, té verde, chocolate negronueces, perejil, cúrcuma y aceite de oliva virgen.

En concreto, la dieta Sirtfood consta de tres fases diferenciadas. La primera de ellas dura tres días en los que no se pueden superar las 1.000 kilocalorías diarias. Solamente se pueden consumir tres batidos y un plato sólido principal que deberán ser ricos en los alimentos antes mencionados.

La segunda etapa es la más larga, ya que, según los creadores de esta dieta, ha de extenderse hasta que se alcance el peso deseado. En esta, se aumentan las calorías diarias hasta las 1.500, manteniendo los batidos y añadiendo una comida sólida más. Siempre, eso sí, cumpliendo con la premisa de que tanto unos como otros se basen en alimentos ricos en sirtuinas.

Por último, la tercera fase es la de mantenimiento por lo que las calorías diarias permitidas ascienden hasta las 1.800 y se permite la ingesta puntual de ciertos alimentos prohibidos hasta este punto.

¿Es otro ejemplo más de ‘dieta milagro’?

Escalada explica que la Sirtfood se puede considerar una dieta milagro por varios motivos. En primer lugar, porque promete una bajada de peso muy pronunciada y excesivamente rápida.

Además, no se ajusta a las necesidades concretas que pueda tener cada persona y, al reducir tanto la ingesta calórica diaria, existe un elevado riesgo de padecer déficit energético y de nutrientes como las vitaminas o los minerales.

Asimismo, como el resto de las dietas milagro, y debido a lo ya mencionado, la adherencia es muy baja por lo que no contribuye al establecimiento de unos correctos hábitos nutricionales que duren de por vida. Esto se asocia a importantes fluctuaciones en el peso a lo largo del tiempo o, dicho de otra manera, al temido ‘efecto rebote’.

¿Guarda parecido con alguna otra dieta?

En principio, menciona Escalada, se puede parecer a las dietas restrictivas hipocalóricas, ya que plantea una importante reducción de las calorías diarias ingeridas.

Por otro lado, también se parece a la dieta de los superalimentos puesto que otorga a algunos ellos propiedades adelgazantes. En este caso, a los ricos en sirtuinas o activadores de estas.

Por último, debido a que la base de la alimentación Sirtfood son los productos vegetales, pero permitiendo el consumo en baja cantidad y frecuencia de ciertos alimentos de origen animal, se puede decir que guarda cierto parecido con la dieta flexitariana.

Manzanas, arándanos y nueces

Alimentos permitidos y prohibidos

Según la nutricionista del IMEO, “el principal punto positivo de esta dieta es que la gran mayoría de los alimentos permitidos son productos sanos, en su mayoría de origen vegetal: manzanas, arándanos, alcaparras, cebollas, col rizada, rúcula, tofu, trigo sarraceno, café, té verde, chocolate negro de al menos el 85% de cacao, nueces, perejil, cúrcuma y aceite de oliva virgen”.

También “permite la ingesta de carnes magras, como el pollo o el pavo; gambas y dos copas de vino tinto al día. Por otro lado, esta dieta no tiene alimentos prohibidos como tal más allá de los ultraprocesados muy calóricos, debido a la drástica restricción calórica que pretende”, añade Escalada.

Riesgos para la salud de la dieta Sirtfood

“El principal riesgo que esta dieta presenta es que propone una drástica reducción del aporte calórico. Esto se relaciona con déficit energético y de diferentes nutrientes que pueden llegar a dar lugar a problemas como la hipoglucemiacaída del cabello, fatiga, lesiones musculares, malestar anímico o pérdida de masa ósea, entre otros”, advierte la nutricionista del IMEO.

Otro riesgo es que el bajo aporte energético y proteico de esta dieta lleva a quien la sigue a perder masa muscular (de ahí la rápida bajada de peso) por lo que el gasto calórico basal se reduce y al volver a comer “normal” es muy difícil mantener el peso logrado.

Además, permitir únicamente una comida sólida al día en la primera fase y dos en la segunda dificulta conciliar la dieta con eventos sociales y familiares, lo que suele ir ligado a baja adherencia al plan, aburrimiento y ansiedad.

Por último, y al igual que todas las dietas muy restrictivas, aumentan el riesgo de padecer trastornos del comportamiento alimentario como la anorexia o la bulimia.

Escalada recuerda que “para que una bajada de peso sea saludable debe oscilar entre el medio kilo y el kilo a la semana o, lo que es lo mismo, los dos y cuatro kilos al mes. Además, el peso perdido debe ser de grasa y no de agua o masa muscular”.

16 de mayo: Día Europeo de la Obesidad

En respuesta del tsunami sanitario y económico desatado por la pandemia, IMEO anuncia una subvención de 250 mil euros en tratamientos de obesidad en apoyo a las familias perjudicadas por el COVID-19

Numerosos estudios relacionan la obesidad con un peor pronóstico ante el Covid-19, debido a las complicaciones originadas por el exceso de tejido adiposo que dificulta la respiración, debilita el sistema inmune, interfiere en la absorción de medicamentos y complica la eliminación del virus.

En España una de cada dos personas tiene exceso de peso corporal: un 17,43 muestra obesidad y el 37,7 por ciento, sobrepeso.[1]

Con el motivo del Día Europeo de la Obesidad[2] que se celebra este sábado 16 de mayo y en respuesta del tsunami desatado por la pandemia del coronavirus en el ámbito de salud y económico, el Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) anuncia una subvención evaluada en 250 mil euros que se aplicará en distintos tratamientos de obesidad, destinada a personas afectadas por la enfermedad y la crisis del Covid-19. 

“Como profesionales de la salud, hemos estudiado la obesidad durante décadas para darle una respuesta y tratamiento adecuado y ahora notamos con cierta preocupación cómo la fusión de estas dos pandemias, del coronavirus y la obesidad, afecta las personas más predispuestas a padecerlas y su núcleo familiar”, señala el portavoz del Instituto Rubén Bravo. Al malestar generado por el exceso de peso que muchos ya tenían antes del confinamiento, se añade la desesperación y la sensación de impotencia por la forma en la que haya evolucionado la situación y que no es precisamente favorable. “Quedarse en casa durante meses con movilidad física muy reducida ha puesto contra la pared muchas personas que han tenido que lidiar con emociones de tristeza o ansiedad, que son las que alteran el funcionamiento de nuestra dopamina, serotonina y cortisol, aumentando como resultado el apetito y terminando en sumar nuevos kilos de más”, añade. 

A fecha de hoy la obesidad no es considerada un factor independiente de riesgo para contraer el coronavirus; no obstante, en muchos países ya han saltado las alarmas sobre el importante número de casos de pacientes con esta condición infectados. En un hospital francés se ha detectado que el 47,5% de los pacientes eran obesos; un informe del Reino Unido apuntaba que un 37,7% de los ingresados tenían un IMC superior al 30; y un estudio retrospectivo estadounidense suma resultados similares, con un 35,8% de pacientes del sexo masculino con obesidad. Otras publicaciones alertan que, a mayor índice de obesidad, más posibilidades hay de complicaciones y de ingreso en la UCI; y si se trata de obesidad extrema o mórbida, la complicación es equiparable que la detectada en personas mayores. “Teniendo en cuenta todo ello y que en España una de cada dos personas tiene exceso de peso, urge tomar medidas a corto plazo y concienciar a la sociedad por qué esta patología implica un mayor riesgo ante el Covid-19”, recalca Bravo.   

¿Por qué la obesidad implica un mayor riesgo ante el Covid-19? 

–  Empeora el pronóstico. La obesidad lleva asociada una inflamación crónica originada por el exceso de tejido adiposo, lo que produce una disfunción metabólica que puede conducir a aumento de la concentración plasmática de colesterol y lípidos en la sangre, resistencia a la insulina, diabetes mellitus tipo dos, hipertensión y enfermedad cardiovascular, todos ellos factores de riesgo de Covid-19, agravando los síntomas y la enfermedad en pacientes infectados.

–  Dificulta la respiración. El exceso de grasa comprime el diafragma y reduce la capacidad pulmonar, elevando la probabilidad de necesitar ventilación mecánica invasiva.

–  Debilita el sistema inmune. A nivel celular la obesidad altera la respuesta inmunológica e inflamatoria, pudiendo bloquear las defensas a la hora de combatir el virus. 

– Interfiere en la absorción de medicamentos. En pacientes obesos la proporción de tejido adiposo y masa magra no aumenta proporcionalmente y puede alterar la distribución y la absorción de los fármacos, suponiendo una dificultad añadida para calcular las dosis.

Complica la eliminación del virus. El coronavirus utiliza como puerta de entrada al organismo humano una proteína llamada ACE2, situada en la superficie de las células de las mucosas, pulmones, arterias, corazón, riñón e intestinos, que tiene la función de regular la presión sanguínea. Una vez dentro, es capaz de multiplicarse, creando hasta cien mil copias en cada célula, afectando sus funciones esenciales. La presencia de esta proteína suele ser más elevada en el tejido adiposo y esto aumenta su capacidad de “almacenar” el virus en alta proporción.  

Requisitos y condiciones de las subvenciones

Las ayudas anunciadas por el IMEO están destinadas exclusivamente a personas con grado de obesidad equivalente a un IMC igual o superior a 30 y en su mayor parte serán aplicadas en forma de descuentos importantes en la contratación de intervenciones quirúrgicas de cirugía bariátrica o endoscópica. Así mismo, prevén la asignación de veinte planes de reeducación alimentaria, sin coste para el paciente y de una duración de cuatro semanas que incluyen dos consultas de nutrición y dos enfocadas en los aspectos psicológicos de la enfermedad.

Para la asignación de las subvenciones en tratamientos quirúrgicos se tendrá en cuenta la pertenencia a la Comunidad de Madrid y regiones colindantes, el grado de obesidad, las patologías asociadas y las cargas económicas familiares.

Respecto a los planes de reeducación alimentaria, su ámbito se ampliará a nivel nacional, con la posibilidad de realizar las consultas online y se tendrá en cuenta un menor grado de obesidad (inicial o leve), las patologías asociadas y las cargas económicas familiares derivadas de la crisis del coronavirus.

Estas ayudas se pueden solicitar durante todo el mes de mayo[3] rellenando el formulario de la web o llamando al 91 737 70 70 y se dará prioridad a las solicitudes debidamente cumplimentadas por orden de llegada.


[1] Datos del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social basados en la Encuesta Nacional de Salud de España 2017.

[2] El Día Europeo de Obesidad se celebra el tercer sábado de mayo desde 2010 cuando fue instaurado oficialmente en la sede del Parlamento Europeo de Estrasburgo. 

[3] Finalizando el período de enviar las solicitudes el 31 de mayo del 2020 incluido.

Disgustos que quitan el hambre y por qué sucede

CuidatePlus, por Ana Callejo Mora

Disgustos, preocupaciones y pensamientos negativos en muchas ocasiones quitan el apetito. ¿Por qué? “Esta circunstancia está directamente relacionada con nuestro mecanismo fisiológico de respuesta ante el estrés y las hormonas que intervienen en este. En un primer momento nuestro cuerpo reacciona ante una posible amenaza segregando adrenalina para prepararnos para la acción; esto inhibe la sensación de apetito y moviliza la grasa en el organismo. Por el contrario, si el estrés se mantiene en el tiempo, prima la segregación de cortisol (conocida como la hormona del estrés), lo que aumenta la sensación de apetito”, explica a CuídatePlus María González, psicóloga del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO).

La experta comenta que la sensación aguda de estrés provoca, aparte de la inhibición de apetito, otros síntomas físicos como puede ser la hiperventilación, opresión en el pecho y la contracción del diafragma, lo que nos genera el conocido “nudo en el estómago”.

Cuando esa tristeza o preocupación pasa, y, si no hay ninguna enfermedad de base, el apetito vuelve ‘como por arte de magia’. “Nuestro cuerpo sabe regularse y cuando superamos esa preocupación y se reduce la ansiedad, el apetito suele volver a ser el habitual de forma más o menos rápida”, señala Andrea Marqués, nutricionista del IMEO.

Qué comer y cuántas veces si se te ha ‘cerrado el estómago’

Como pauta general, afirma Marqués, “cuando tenemos poco apetito e incluso notamos un poco ‘cerrado’ el estómago sería recomendable comer más veces (5 o 6 al día) menos cantidad. Nos costará menos hacer tomas pequeñas que ingerir más cantidad en una sola comida”. 

Muchas veces “cuando estamos bajos de ánimo tendemos a comer alimentos ricos en azúcares y/o grasas para compensar esta tristeza o ansiedad. Lo ideal sería comer alimentos que nos apetezcan, ya que nos costará menos comerlos, pero intentar que sean nutritivos”, añade la nutricionista.

Por ejemplo, podemos recurrir a frutas que nos gusten, frutos secos, encurtidos, alguna onza de chocolate negro. En las comidas principales podemos priorizar alimentos frescos y fáciles de comer como ensaladas, huevos, pescados ligeros o cremas calientes o frías. 

De qué depende que el disgusto te quite el hambre o te dé más

¿De qué podría depender que con los disgustos algunas personas dejen de comer y otras coman más de la cuenta? Según Marqués, “en principio, va a depender de cuál sea el estímulo y también de la respuesta del paciente. En un paciente que gestione muy bien sus emociones no se tienen por qué producir ninguno de los dos extremos, puede experimentar cambios ligeros en el apetito, pero todo dentro de unos parámetros normales”. 

Sin embargo, en la consulta de nutrición y de psicología, las expertas del IMEO cuentan que a menudo se encuentran con pacientes que aún no consiguen esta buena gestión emocional. En estos casos, si la emoción es principalmente tristeza, se alterará el funcionamiento de la dopamina-serotonina y del cortisol y a largo plazo nos dará una mayor sensación de apetito/ansiedad; aunque quizás los primeros días tengamos menos hambre. Por el contrario, si la situación nos genera estrés, pero no afecta tanto a nuestro estado ánimo, aumentará la adrenalina sobre el cortisol y tendremos menos apetito hasta que se resuelva la situación que nos provoca ese estrés.

Relajación y ejercicio para incrementar el apetito

En primer lugar, sería recomendable optar por la relajación a través de ejercicios como la respiración diafragmática, que nos ayuda a disminuir la ansiedad y relajar el ‘nudo en el estómago’. Posteriormente, conviene hacer ejercicio moderado, evitar ejercicios de cardio intenso, ya que puede generarnos más sensación de presión en el pecho y ansiedad al subir las pulsaciones. Por eso, es aconsejable practicar danza, Pilates o yoga”, explica González.

IMEO registra cambios en los hábitos saludables durante el confinamiento

  • A falta de vida social y actividades al aire libre, el ocio digital se dispara entre la población en las seis semanas de confinamiento estricto, pone de manifiesto una encuesta realizada por el IMEO. 
  • Comer por aburrimiento, el picoteo poco saludable y el ejercicio físico insuficiente son otros de los factores que auguran un esperado aumento de peso, según se desprende del sondeo.  

Con el fin de registrar cambios en los hábitos saludables de la población adulta en España durante las seis semanas de confinamiento estricto[1], el Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) ha realizado un sondeo a modo de termómetro digital. Basado en una muestra de 221 entrevistas anónimas, fue llevado a cabo a través de mensajería instantánea y redes sociales en el territorio nacional durante el mes de abril.

Entre las cuestiones planteadas destacan las relacionadas con la familia, el teletrabajo, los desplazamientos y el ejercicio físico, la alimentación y el peso corporal, la calidad del sueño, el ocio y las limitaciones consideradas de mayor dificultad. “La falta de vida social y la imposibilidad de realizar actividades al aire libre ha disparado el entretenimiento digital entre la población, fomentando hábitos sedentarios que pueden resultar adictivos y muy difíciles de corregir una vez levantado el estado de alarma”, señala el portavoz del IMEO Rubén Bravo. Esto, junto a otros factores, como el consumo de alimentos muy procesados, el hambre emocional o la insuficiente práctica de ejercicio físico, afecta los hábitos saludables de forma directa y no tardará en pasar factura en kilos de más.   

En el perfil de muestra resalta la alta participación del sexo femenino (73% frente al 27% masculina) y la edad, donde el 74% de los encuestados tiene entre 30 y 60 años, el 16% menos de 30 y un 10%, más de 60. La gran mayoría vive el confinamiento en un contextofamiliar (79,2%), seguidos por los que están aislados solos (15,4%) o en la compañía de su mascota (5,4%).

Una amplia mayoría (57,5%) afirma que actualmente no trabaja o no puede desempeñar sus funciones mediante teletrabajo, el 29% realiza jornada completa y un 13,6%, media jornada.

Respecto a los desplazamientos, la inmensa mayoría (80,1%) reconoce que acude al supermercado dos veces a la semana, un 18,6% recibe la compra en su casa y una escasa minoría (1,3%) sale a comprar a diario.

Sobre la práctica de ejercicio físico, más de la mitad de los encuestados (54,3%) mantiene la rutina deportiva desde casa 3 veces o más a la semana, frente a un 34,4% que no sigue ninguna rutina durante el aislamiento, y un 11,3% que camina sólo cuando sale a pasear el perro o va a comprar.

“El ejercicio físico es nuestro mejor aliado para cuidar la línea y una forma saludable para bajar los niveles de estrés y ansiedad a los que ahora estamos más expuestos que de costumbre”, recalca Rubén Bravo. La ausencia o escasez de ejercicio no sólo hace que quememos hasta 600 calorías menos, sino también puede jugar en nuestra contra disparando los niveles de cortisol, hormona relacionada con el estrés y la obesidad. Si, además, consumimos alimentos muy procesados o ricos en grasas y azúcares, tendremos “el cóctel perfecto” para sentirnos mal física y anímicamente, añade.   

En este sentido, no es de extrañar que un 33% de los encuestados teme que durante la cuarentena pueda aumentar bastante de peso, un 40,3% estima que pueda experimentar un leve aumento y un 26,7% descarta cambio físico.

Con relación a la dieta, casi la mitad (49,8%) reconoce que ahora come más por ansiedad o aburrimiento, haciendo hincapié sobre el picoteo salado a base de pan, snacks y quesos (62,4%), el consumo de dulces (25,3%) o las bebidas graduadas y los refrescos (12,2%). No obstante, el 40,7% de los encuestados afirma que durante el confinamiento sigue su dieta habitual sin variaciones y un 9,5% indica que come menos debido a la falta de apetito.       

La calidad del sueño es otra pieza clave dentro de los hábitos saludables que resalta el estudio, donde el 42,5% no experimenta cambio a la hora de dormir y afirma que se acuesta y levanta a la misma hora que antes, frente al 29,9% que sí reconoce que duerme menos y mal a causa de las preocupaciones. El 27,6% afirma que durante estos días se acuesta y levanta más tarde de lo habitual.

En cuanto al tiempo libre, el estudio pone de manifiesto el ocio digital e interactivo (mensajería instantánea, redes sociales, películas online) como principal ocupación entre los entrevistados (64,3%). La siguen las actividades en familia, como juegos de mesa o manualidades (22,2%) y la lectura (13,6%).      

El factor que peor lleva la gran mayoría (61,8%) es la falta de vida social, incluidas las salidas con familia y amigos, seguida por la frustración de no poder pasear al aire libre, ir a la playa o al gimnasio (33,3%) y la dificultad de hacerse cargo de los niños las 24 horas (5%).

La obesidad, un factor de riesgo asociado a mal pronóstico en pacientes mayores de 60 años con COVID-19

Un contagiado con sobrepeso tiene más posibilidades de que la enfermedad evolucione peor, advierten los endocrinos del Hospital de Salamanca quienes calculan que ese ‘exceso’ peligroso ronda los 15 o 20 kilos

La Gaceta de Salamanca, por javier Hernández

El sobrepeso ya está identificado como uno de los factores de riesgo más determinantes frente a una infección por COVID. Se habla de obesidad, pero diversos especialistas advierten que no solo deben sentirse amenazados quienes padezcan obesidad mórbida. Bastaría con un sobrepeso de 15 kilos para que un contagio por coronavirus se vuelva mucho más peligroso.

“La obesidad se está demostrando como un factor de riesgo asociado a mal pronóstico en pacientes con infección por COVID-19, sobre todo en los mayores de 60 años”, puntualiza la endocrina del Hospital de Salamanca Maite Mories. Otros estudios realizados en Reino Unido alertan de que si las personas jóvenes –de 18 a 65 años- no suelen tener patologías graves, esos 15 o 20 kilos de más es lo que puede convertirles en pacientes de riesgo.

La especialista recalca que, de por sí, “los pacientes obesos son más vulnerables en general a procesos infecciosos y además, por analogía, con otras infecciones víricas”. Lo que complica la situación durante la pandemia es que la grasa “podría constituir un reservorio para el virus, aunque esto no esté todavía demostrado para COVID-19”. “En el tejido adiposo se encuentra de manera significativa el receptor de una enzima que es una de las puertas de entrada del virus a las células en diferentes órganos como el pulmón, y que hace vulnerable a la grasa corporal, más abundante en obesos, a la infección por el virus”.

La obesidad no tiene solución a corto plazo, por lo que la alternativa para estas personas es sobreprotegerse.

La especialista del Complejo Asistencial aclara que “la obesidad es ya un estado proinflamatorio” y eso conjuga con la evidencia de que “la inflamación es un proceso determinante de daño orgánico (pulmón, corazón, riñón) en los pacientes con COVID-19”. En esta situación el riesgo tromboembólico –se obstruye la arteria pulmonar y el oxígeno no llega a los pulmones- se dispara.

Dado que el sobrepeso va unido a tantos otros problemas de salud, a la hora de plantar cara al coronavirus las opciones de que las cosas vayan mal son mucho mayores. “La obesidad se asocia a otras patologías como la diabetes, la hipertensión o las enfermedades pulmonares crónicas que se han identificado como factores de riesgo de mal pronóstico en la evolución del COVID”.

Reducción de estómago contra la obesidad: “Son más débiles ante cualquier enfermedad”

La doctora Lourdes Hernández Cosido es especialista en Cirugía Bariátrica. Trata diariamente con personas obesas que necesitan operaciones de reducción de estómago. “Está claro que su respuesta inmunitaria es peor. Tienen muchas comorbilidades porque son hipertensos, diabéticos… Son más débiles ante cualquier otra enfermedad y su mortalidad es mucho más alta sin necesidad de que haya una pandemia”, reconoce.

El espectro del sobrepeso es amplio. “Tener 15 kilos de más es mucho en función de cuanto midas. Nosotros decimos que la obesidad es a partir de un índice de masa corporal de 30, mientras que la obesidad mórbida es a partir de 40”.

Tiene claro que el mes y medio de confinamiento ya se está traduciendo en un incremento del peso, aunque solo sea por la falta de movilidad en los hogares. Los nutricionistas calculan que ha sido tiempo suficiente para ganar “entre 3 y 5 kilos” que pueden seguir aumentando. “Nosotros hemos suspendido las cirugías bariátricas porque solo se está operando las patologías urgentes y porque se ha demostrado que una persona recién operada corre más riesgo si se contagia”, explica la doctora Cosido.