La obesidad se convertirá en la principal causa de cáncer en las mujeres

La obesidad superará al tabaquismo como la principal causa prevenible de cáncer en las mujeres en el Reino Unido, según un nuevo estudio.

CNN

Cancer Research UK estimó que 23.000 mujeres británicas sufrirán de cánceres relacionados con la obesidad para el año 2035, solo 2.000 menos que el número de casos causados ​​por fumar.

Para el año 2043 la obesidad se convertirá en la causa más común de cáncer en las mujeres si las tendencias actuales continúan, pudo determinar la organización benéfica.

Actualmente, fumar está relacionado con el 12,4% de los cánceres en las mujeres del Reino Unido, en comparación con el 7,5% que es causado por la obesidad, según el British Journal of Cancer.

La brecha entre las dos causas en los hombres es más amplia debido a que más hombres británicos fuman: el 17,7% de los cánceres entre los hombres son causados ​​por el tabaquismo en comparación con el 5,2% por la obesidad. Según el informe, es probable que un cambio similar en la causa principal de cáncer en hombres ocurra mucho más tarde.

La organización caritativa analizó los datos de incidencia de cáncer entre 1979 y 2014 para hacer las proyecciones y utilizó los resultados como un llamado adicional para campañas nacionales y legislación para reducir la prevalencia de obesidad siguiendo el plan utilizado para las campañas sobre el consumo de nicotina.

«La obesidad es una gran amenaza para la salud pública en este momento, y solo empeorará si no se hace nada», dijo Linda Bauld, experta en prevención de Cancer Research UK.

«La disminución del tabaquismo es motivo de celebración. Muestra cómo décadas de esfuerzo para crear conciencia sobre los riesgos para la salud más acciones políticas fuertes —incluidas los impuestos, la eliminación del mercadeo del tabaco y la prohibición de fumar en lugares públicos cerrados— han dado sus frutos», añadió.

Un desayuno incompleto o la ausencia del mismo, responsable de futuros sobrepeso infantil y fracaso escolar

Los niños y adolescentes que acuden al colegio sin desayunar o sin realizar un desayuno completo, a la larga, engrosan las cifras de sobrepeso y obesidad infantil, según el Instituto Médico Europeo de la Obesidad, IMEO, y el Estudio Aladino  que cita la ausencia de desayuno, junto al sedentarismo, como las principales causas de los kilos de más, por ello es bueno inculcarles lo necesarios que son los desayunos sanos.

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“Y no hay que olvidar que los niños y adolescentes con sobrepeso y obesidad presentan más problemas óseos y musculares; tienen mayor riesgo de desarrollar diabetes, hígado graso y asma; entran en la pubertad antes que sus compañeros y, en general, muestran una autoestima más baja”, apostilla Rubén Bravo, experto en nutrición y portavoz del IMEO. “Muchos niños omiten el desayuno por las prisas de los padres para ir a trabajar, porque a esta hora temprana tienen más sueño que hambre o porque están hartos de comer el mismo plato cada día”, anota Bravo.

“Por otra parte, a la hora del descanso, el hambre hará que el menor sea más susceptible de comer los “bollos” (pasteles industriales) y las golosinas que suelen estar presentes en las máquinas expendedoras y que provocan estímulos fuertes por las subidas de azúcar, pudiendo inducir una cierta dependencia ”, añade. Un niño de 3 años, por ejemplo, necesita unas 1.300 calorías diarias, y si tiene 12 años, cerca de 2.200. Podemos calcular la cantidad de calorías recomendada, partiendo de una base de 1.000 calorías y añadiendo 100 por cada año de edad en el proceso de crecimiento”, explica.

Lo aconsejable es que el desayuno represente un 30 por ciento del aporte energético total ya que, según el especialista, “nuestro cuerpo demanda gran cantidad de energía entre las 6 y las 18 horas del día. Para asegurar a los niños unas óptimas condiciones y que puedan empezar con fuerza la jornada, necesitamos concentrar una tercera parte de la ingestión de comida entre el desayuno y la media mañana”.

Lo ideal: comer sentado y sin prisas
El desayuno nunca se debe omitir o realizar con prisas o de pie y, entre semana, conviene dedicarle como mínimo unos 15-20 minutos. Los fines de semana, el doble, ya que está demostrado que los niños que toman un desayuno saludable sacan mejores notas, tienen una actitud más positiva y una mejor condición física”, afirma Bravo.En realidad, “el tiempo mínimo que hay que dedicar a esta primera toma del día debería oscilar entre los 20 y 30 minutos, y ¡hablamos de desayunar y no de engullir!” enfatiza.

“Invirtiendo menos tiempo estamos inculcando a nuestros hijos la ansiedad hacia la comida, y no el disfrute; estamos perdiendo un momento clave de corta reunión familiar, donde los padres pueden prestar interés real por los quehaceres diarios de sus niños”, señala. Para Bravo “una opción muy recomendada para evitar las prisas por la mañanas sería que los menores se acostaran antes por la noche, y otra forma de remediarlas es dejar todo preparado el día anterior, invirtiendo menos en la elaboración y más en la ingesta y conversación”.

Por otra parte, los niños necesitan dormir entre diez y doce horas al día. Si los niños y adolescentes no realizan cenas pesadas el día anterior, se levantarán con más ganas de comer. Otra forma de despertar el apetito infantil a horas tempranas es comenzar con líquidos (zumos, leche) y luego pasar a la comida sólida (bocaditos, cereales, piezas de fruta entera)”, sugiere el especialista.

Para Bravo, un desayuno ha de ser equilibrado, personalizado en cuanto al peso y la actividad física que ejerce el niño a diario, y completo, incluyendo los tres macronutrientes: proteínas, hidratos de carbono y grasas. “Lo único que debería cambiar por la edad, sería la cantidad del desayuno, pero no su composición”, matiza.

“Un desayuno perfecto debería incluir las proteínas en forma de fiambre bajo en grasa o un lácteo desnatado; una opción de cereales integrales, que proporcionarán una fuente de energía estable y duradera o cereales integrales sin azúcar añadido; y una opción grasa alta en Omega 3, como frutos secos o aceite de oliva. Añadir una pieza de fruta sería sobresaliente”, destaca. “La tostada integral con tomate triturado, aceite de oliva y jamón york, o pavo o jamón serrano, supera con creces nutricionalmente al bollo (pastel o bizcocho) de chocolate”, señala Bravo.

Desayuno ideal Niños de 3 a 12 años. 
Un lácteo entero que puede consistir en un vaso de leche, acompañado o no de una cucharada de postre de cacao en polvo, o un yogur alto en proteínas.
Una opción de cereales integrales, que puede consistir en una tostada de pan integral con un poco de miel o un puñado de cereales integrales infantiles, que podremos mezclar con la leche.
Una pieza o zumo de fruta. La mejor opción es un zumo de naranja natural, aunque también se puede optar por un zumo envasado sin azúcares añadidos, pero con pulpa. La miel y las naranjas potencian el funcionamiento óptimo del sistema inmunitario infantil, según Bravo

Niños de 12 a 18 años
Durante la adolescencia se produce el “estirón”, lo que obliga a cuidar el aporte diario de calcio y proteínas que ayudará a formar los músculos y el esqueleto óseo, al igual que la ingestión de grasas saludables para favorecer la evolución óptima del sistema hormonal, por lo que de acuerdo al IMEO en el desayuno es preciso:
Tomar un lácteo en forma de vaso de leche, yogur o queso fresco, en función de la actividad física diaria y de la constitución del adolescente; se puede acompañar de una cucharada de cacao en polvo o miel.
Acostumbrar al menor a beber zumo natural preparado en casa, pues es una forma más sencilla de ingerir varias piezas de fruta en una sola comida.
Asegurar el aporte de hidratos de carbono tomando dos tostadas integrales, acompañadas de aceite de oliva, tomate triturado o en rodajas, y jamón serrano o fiambres de pavo.

La ‘dieta del aburrimiento’: el método para adelgazar seguro

Según algunos estudios, cuando la comida es más monótona, comemos menos; es decir, perdemos peso. Así, un régimen poco variado puede ayudarnos a liquidar kilos

Alimente El Confidencial, por Ana Durá

Adam Richman, presentador durante cuatro temporadas del programa televisivo ‘Crónicas carnívoras‘, en el que se enfrentaba a retos en los que debía meterse entre pecho y espalda cantidades ingentes de comida, tenía un truco para conseguir alzarse victorioso. En concreto, el showman sabía que si quería estimular su apetito tenía que ir dando bocados a sabores variados, siempre que el desafío propuesto le ofreciera esta posibilidad.

El truco de los retos culinarios

Para ello, el presentador apostaba por alternar los sabores. En cambio, si los seguidores del programa estuvieron atentos, advertirían que los mayores fracasos los padecía ante platos aburridos donde primaban uno o muy pocos ingredientes. Mientras que los retos consistentes en platos variados parecían llevarse mejor con su apetito y solían saldarse con éxito.

Dicho esto, parecía que Richman estaba muy al tanto de las conclusiones de un estudio publicado en 2013 en la revista científica ‘Appetite’ donde se afirmaba que cuando la comida es más monótona, comemos menos. Los autores de la investigación se centraron en un grupo de mujeres con edades comprendidas entre los 20 y los 50 años en el que se apreció que este tipo de comida poco variada contribuía a la pérdida de peso, pues el apetito disminuye. Por lo tanto, adelgazaban sin padecer mucho por esta renuncia a la comida.

Lo cierto es que el descubrimiento del que se valía Richman para lograr sus hipercalóricas gestas le funcionaba bastante bien. El estudio en cuestión fue realizado de forma conjunta por un grupo de investigadores de la Universidades de Buffalo, Tennessee y Vermont (EEUU), y según los autores del hallazgo, esta dieta es ideal para aquellas personas que quieren deshacerse de unos pocos kilos, pues paulatinamente iremos reduciendo las raciones y, por lo tanto, adelgazando a la larga.

La dieta del aburrimiento

En base a estos estudios, en los últimos años se ha puesto de moda una nueva dieta. En inglés se la conoce como ‘mono-luncher‘ y en España se ha popularizado como la ‘dieta del aburrimiento’ o la monodieta. Algún famoso ya se ha puesto en manos de esta dieta, como Matt Damon, que para encarnar a un soldado adicto a la heroína en la película ‘En honor a la verdad’ (1996) tuvo que perder 18 kilos. Para ello se alimentó única y exclusivamente de pechuga de pollo.

La sensación de que ante nosotros se abre una gran variedad de productos a elegir nos incita a comer más

Desde luego la de Damon fue una apuesta extrema comparable a la de una youtuber que aseguró haber perdido 18 kilos comiendo 30 plátanos al día durante varias semanas… Esta discutible hazaña sirvió para rebautizar la dieta con el nombre de Banana Island. Desde luego esta youtuber, según la mayoría de expertos nutricionistas, tomó el camino más corto para aborrecer los plátanos.

Cabe destacar que la adopción de las monodietas están desaconsejadas por el Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO). En concreto, este organismo asegura que “carecen de sustento científico» y resultan insostenibles. Además, conllevan un importante efecto rebote.

Lo mismo, pero presentado de diferente manera

A veces es cuestión de engañar a nuestra percepción pues un mismo alimento, presentado de formas diversas, puede abrirnos el apetito. Esta conclusión es el resultado de Brian Wansink, de la Universidad de Illinois, y Barbara E. Kahn, de la Universidad de Pensilvania, ambas en EEUU, quienes demostraron que hacernos creer que estamos ante un rico surtido de comida puede animarnos a comer más, aunque en realidad no haya tal variedad.

Para demostrarlo se ofreció a los participantes del estudio una gama de golosinas de chocolate que se colocaron en recipientes con una mezcla de siete o diez colores diferentes. Aunque el sabor de todos ellos era idéntico, en el transcurso de una hora se consumió un 43% más del recipiente de chocolates de diez colores.

Algo semejante ocurrió en otro estudio firmado por otros investigadores en los que a un grupo de voluntarios se les ofreció un surtido de 300 chicles de seis clases diferentes, pero clasificados en varios platos en función de su sabor. Por su parte, a otro grupo se le brindó el mismo surtido pero en un ‘totum revolutum’. Esta última opción resultó la más exitosa puesto que se consumió un 69% más que los chicles clasificados y ordenados por sabores. Por lo tanto, parece evidente que la sensación de que ante nosotros se abre una gran variedad de productos a elegir nos incita a comer más.

De grandes banquetes a galán

Quizás el expresentador de ‘Crónicas carnívoras’ siguió alguna de estas pautas en cuanto a dietas poco variadas para lograr perder 30 kilos en apenas 10 meses en 2014. De hecho, el actor aseguró en el ‘Daily Mail’ que a base de comer poco y optando por lo sano logró reducir su sobrepeso: “Veía mi vientre y era poco halagüeño, era deprimente. Además, tenía la cara pastosa”. Según varias informaciones, Richman siguió una dieta baja en carbohidratos, además de eliminar la harina blanca y los almidones. Por supuesto, también el ejercicio jugó un papel fundamental, así que apostó por entrenamiento de fuerza y ejercicios de cardio. A esto se agrega que volvió a practicar su deporte favorito: el fútbol.

No obstante, debió de ser, sin duda alguna, una mala dieta con su inevitable efecto rebote pues el actor ha vuelto a las andadas, aunque ya no presenta este programa pues ahora es Casey Webb quien combate como puede con las descomunales cantidades de comida.

Alerta por el azúcar escondido de los yogures para niños

Alerta por el azúcar escondido de los yogures para niños

La Vanguardia, por Cristina Saez

Los yogures dirigidos a los niños contienen el doble de azúcar que los yogures naturales y son una fuente oculta de azúcares libres en la dieta infantil, alerta un estudio que publica la revista BMJ Open. Investigadores británicos de las universidades de Leeds y de Surrey han analizado 921 yogures y otros productos lácticos, como natillas o flanes, de los principales supermercados del Reino Unido y han visto que los yogures dirigidos a los más pequeños, así como los fermentados etiquetados como orgánicos o ecológicos son los que más destacan por su elevado contenido de azúcar.

“Aunque el yogur puede ser menos motivo de preocupación que los refrescos o los zumos de frutas, las principales fuentes de azúcares libre en la dieta de niños y adultos, lo que es preocupante es que este lácteo fermentado, que se percibe como un alimento saludable, puede ser una fuente oculta de azúcares añadidos a la dieta”, dicen los autores.

Se sabe que una ingesta elevada de este endulzante en la infancia está asociada a un riesgo elevado de padecer caries. También sobrepeso y obesidad, que son uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI, según la Organización Mundial de la Salud. Solo en 2016, más de 41 millones de menores de cinco años tenían sobrepeso o eran obesos. Sufrir de obesidad en la infancia predispone a tener esta enfermedad en la edad adulta que, a su vez, se asocia a otras dolencias como la diabetes y las patologías cardiovasculares.

En el estudio, los investigadores clasificaron en distintas categorías los yogures que se pueden encontrar en el supermercado, como natural, griego, de sabores, bebible, con bífidus, con frutas, orgánico o postres lácteos. También miraron preparados a base de soja o de queso fresco del tipo petit-suisse. Vieron que las cantidades de azúcar que contenían variaban enormemente tanto dentro de una misma categoría como entre categorías.

A excepción del yogur natural y el griego, la cantidad media de azúcar contenido en los productos de todas las categorías estaba por encima del límite que establece que un alimento es bajo en azúcar. De hecho, menos del 1% de los productos analizados se consideraron bajos en azúcar y ninguno de ellos pertenecía a la categoría infantil.

¿Por qué parece imposible adelgazar después de los 50?

Mantenerse en un peso adecuado no siempre es fácil y entrada la menopausia para las mujeres esto supone, en ocasiones, un reto difícil de salvar

Herealdo

Entre los 45 y los 50 años es habitual que las mujeres comiencen a sufrir los cambios que vienen de la mano de la menopausia. Sofocos, dolores musculares, falta de apetito sexual y aumento de peso son los más comunes, pero uno de los que más se sufre es este último, ya que es una transformación física involuntaria que poco tiene que ver con comer más o menos.

En esta etapa es frecuente ganar kilos por causas múltiples y variadas. Según la OCU, la disminución en la producción de hormonas estrógenas y del gasto energético en reposo, el aumento del tejido graso (perdiendo parte del magro) y los cambios en los centros cerebrales que regulan el apetito son algunos de los factores que pueden darse durante el cese de la menstruación y, aunque muchas mujeres desearía que fuesen parte de las mentiras más extendidas sobre la regla,  son una realidad a la que hay que enfrentarse. La combinación de todos estos factores produce un cambio en el metabolismo que provoca una menor eficiencia en la quema de la grasa procedente de los alimentos y así ésta se acumula con más facilidad.

Está claro que de la menopausia no se puede huir, pero sí se puede pedir el asesoramiento del ginecólogo y llevar a cabo rutinas y ejercicios, como el yoga, que pueden aliviar sus efectos y devolver la confianza a aquellas mujeres que la pierden durante esta etapa natural.

Tres consejos para hacer frente a la ganancia de peso

  • Es fundamenta no obsesionarse con los kilos que se puedan ganar. Es natural que ocurra, por eso, llevarlo con naturalidad es esencial para no generar estrés y que este empuje a comer por ansiedad.
  • Hay que aumentar el consumo de productos vegetales y mantener los de origen animal y bajar los altos en grasas. La dieta mediterránea estructurada siempre en cinco comidas será la mejor aliada. Además, hay ‘snacks’ a los que volverse adicta sin peligro y de los que se puede abusar en caso de ansiedad o entre horas.
  • Hay que mantenerse activa y practicar ejercicio, ya que mejorará el tono muscular y conseguirá aumentar el gasto energético. También repercutirá directamente en el estado de animo y ayudará a verse más saludable frente al espejo.

El machismo que encierran los estándares del aire acondicionado: se establecieron sólo teniendo en cuenta a los hombres

La temperatura del aire acondicionado ha generado polémica sobre los estándares machistas que rigen en nuestro día a día y que son imperceptibles. Según un estudio, las mujeres tienen más frío que los hombres con una diferencia de tres grados centígrados. Los cálculos para establecer la franja de temperaturas se hicieron en los años 60 usando como modelos a los hombres.

La Sexta

Vuelve la guerra del aire acondicionado en la oficina. Esta vez ha sido Cynthia Nixon, actriz de ‘Sexo en Nueva York’ y candidata a gobernadora de este mismo estado, quien se ha quejado porque su oponente, Andrew Cuomo, quería celebrar un debate en una sala demasiado fría.
«Las mujeres pasan más frío que los hombres y pasan más calor», explica Rubén Bravo, experto en nutrición y portavoz de IMEO, que además añade que «los hombres tienen más masa muscular, que es un gran quemador de calorías y gran generador de calor».
El estándar de los 24 a 27 grados fue establecido en los años 60 y toma como referencia el metabolismo de un hombre de edad media, de unos 40 años y 70 kilos de peso. Una fórmula que deja fuera y con frío, las mujeres. «Los estándares están muy anticuados; es muy recomendable, y en algunos casos ya se está haciendo. que se empiecen a actualizar», asegura Bravo.
Además, una temperatura no adecuada puede reducir hasta en un 38% la productividad. En España, el Instituto Nacional sobre Seguridad e Higiene en el trabajo indica que la temperatura debe mantenerse entre los 17 y 27 grados, evitando cambios bruscos o corrientes de aire.
«La normativa no establece rangos distintos para mujeres o varones», asegura el secretario confederal de salud laboral de CCOO, Pedro J. Linares. Además, añade que «lo hace en función de la temperatura ambiente».
Para los investigadores la solución pasa por crear más compartimentos en las oficinas y flexibilizar las condiciones térmicas.

Campamentos militares contra la obesidad: sangre, sudor y ‘quemagrasas’

Los campamentos para adelgazar se extienden por la península y se consolidan como un nuevo destino turístico para las personas con sobrepeso.

Libre Mercado, por Elena Berberana

Suena el silbato a las 7:00h de la mañana. Un entrenador militar al estilo del Sargento de Hierro de Clint Eastwood pone en pie a los soldados del campamento. Van a entrenar como nunca lo han hecho en sus vidas con un claro objetivo: quemar los kilos que les sobran. Este verano, la demanda de personas con sobrepeso que deciden pasar unas vacaciones castigo para perder grasa ha aumentado. El número de campamentos con este fin se extiende por toda la península y la Sociedad Española de Endocrinología (SEEN) ya ha advertido de la peligrosidad para la salud de los pacientes que se someten a estos duros métodos.

Estos campamentos aseguran que se puede llegar a perder «hasta 6 kilos en una semana«. Esta tendencia, que empezó en Estados Unidos hace una década, se instaló en nuestro país en 2011. Lo que nadie esperaba es que tuviera tanto éxito y que el negocio del adelgazamiento en un entorno rural iba a subir como la espuma, lo cual es un síntoma del aumento de la obesidad en España que bien refleja el reciente estudio del SEEN. Actualmente, el 53% de españoles está por encima de su peso y supone un gasto sanitario del 7% con cargo al contribuyente.

La desesperación por conseguir el cuerpo deseado al momento lleva a muchos a buscar la ayuda de campamentos de disciplina militar donde no habrá piedad para los kilos de más. Seis horas de ejercicio diario combinado con dietas quemagrasas harán sudar lágrimas de sangre a los campistas. Escalada, senderismo, aerobic, natación y equitación ofrece, por ejemplo, el campamento A Camp, en Valencia. Las rutinas exigen un esfuerzo extremo, aunque el campamento valenciano asegura que tienen nutricionistas, personal sanitario, psicólogos, militares, exmilitares y coachs personales, tal y como indican en su web.

Muchos de estos campamentos para obesos son reacios a abrir sus puertas a los medios de comunicación: «Hemos tenido muy malas experiencias cuando hemos enseñado lo que hacemos en el campamento. Nos han ridiculizado y nuestros clientes se han visto violentados. Lo que hacemos aquí es muy serio. Tenemos profesionales de alto nivel que trabajan para que nuestros clientes salgan con el objetivo cumplido. Aquí hay psicólogos, nutricionistas y profesores de Educación Física que están realizando una gran labor», explica a Libre Mercado Jorge de la Fuente, director de Campamento para Adelgazar, en Pozuelo de Alarcón de Madrid.

«La gente come muy mal»

Parte de ese trabajo es hacer pedagogía nutricional. A los dietistas no les falta el empleo. «Somos más necesarios que nunca, la gente come muy mal, no hay cultura del saber comer», explica Aitor Sánchez, nutricionista e investigador alimentario en la Universidad de Granada y autor del blog Mi dieta cojea.

Precisamente, los campamentos para adelgazar insisten en incorporar expertos que enseñan a cocinar alimentos con grasas saludables a través de talleres. Y no sólo eso, también realizan prácticas de «cómo comprar en el supermercado». La cuestión es que no sólo se necesita preparación mental para acudir a estos campamentos castigos como el que puso en marcha el pueblo de Lanjarón, en Granada, también hay que tener a punto la cartera para pagar la nueva delgadez.

En Campamento para Adelgazar una estancia de una semana de entrenamiento y dieta cuesta 1.350 euros. En el caso de FatiCamp, un día de programa presencial vale 140 euros y así hasta que se logre el peso ideal. Pero la verdadera prueba suele estar en la vuelta a casa. La metodología de estos campamentos suele incorporar cuatro meses de seguimiento psicológico cuando se regresa a la vida normal.

El peligro de entrenar como un militar

A Rubén Bravo, portavoz y experto en nutrición del Instituto Médico Europeo de la Obesidad, le parece «una barbaridad tanto ejercicio de golpe en estos campamentos». Señala que «no se puede pasar del sofá y comer dulces a un entrenamiento de militares que está diseñado para el ejército y no para personas que no hacen deporte jamás y comen mal». Bravo alerta de que es un «cambio muy drástico y que ese ejercicio físico sólo lo pueden hacer los soldados preparados». En este sentido, añade que el problema está en que normalmente cuando se vuelve al hogar «se recuperan los kilos perdidos rápidamente si se ha perdido mucho en poco tiempo», recalca el experto de IMEO.

El sacrificio puede convertirse en un auténtico fracaso que mina la moral de aquellos que acuden en busca del milagro dietético. No obstante, el negocio antiobesidad parece que funciona en vista del éxito que tienen según informan en su canal residencias especializadas como Campamento Vida: «A nosotros nos preocupa que haya gente que desee perder peso y no pueda. Esto no es una cuestión de voluntad, nuestra formación sirve para que sepan cómo hacerlo», concluye María Sanchidrián, nutricionista y dietista especializada en campamentos.

Estas son las cuatro hormonas que influyen en el aumento de peso

En ocasiones, siguiendo incluso una dieta sana y equilibrada, nuestro cuerpo engorda de forma inesperada e incontrolable. Y es que hay sustancias que produce nuestro propio organismo

Alimente El Confidencial, por Veronica Mollejo

Siempre que hablamos de engordar, solemos poner el punto de mira sobre la alimentación y los ingredientes que componen la dieta diaria del paciente. Todo el mundo sabe que para mantener la línea hay que evitar los productos procesados, las grasas saturadas o el azúcar refinado. Sin embargo, no es justo que toda la responsabilidad recaiga sobre ellos. Sobre todo, cuando ese aumento de peso llega de forma inesperada siguiendo incluso un estilo de vida sano y equilibrado. En este punto, ¿quién está detrás de esos kilos de más?

Viviendo con el enemigo

Para aquellos que todavía no lo sepan, los desequilibrios hormonales que se producen en nuestro organismo son una de las principales causas del aumento de peso. “Los desequilibrios hormonales están muy ligados al sobrepeso y la obesidad. Unas veces, porque son la causa y otras la consecuencia. Es decir, cuando una persona llega a un sobrepeso considerable, los sistemas hormonales se alteran y ya no es posible perder peso con dieta y ejercicio”, explican desde el Instituto Médico Europeo de Obesidad. Por este motivo, también existen personas que apenas cumplen con su ración diaria de comida y aún así les resulta imposible adelgazar.

Estos desequilibrios hormonales dan como resultado una serie de problemas y enfermedades de suma importancia. Destacan el hipotiroidismo, el síndrome de Cushing, la falta de la hormona del crecimiento o la enfermedad de Addison, producida por la falta de cortisol ante un daño en las glándulas suprarrenales por causas autoinmunes. Bajo esta premisa, ¿qué hormonas provocan todos estos cambios dentro del cuerpo humano? Y lo que es más importante, ¿cómo podemos combatirlas?

Leptina

Descubierta en el año 1994 por un grupo de científicos de Genética Molecular de la Universidad Rockefeller de Nueva York (Estados Unidos), la leptina es una hormona producida por el tejido adiposo que actúa informando al hipotálamo sobre el tamaño de los depósitos de grasa blanca en el organismo. Numerosos profesionales y estudios en la materia sugieren “que la obesidad se produce porque después de cierta cantidad de leptina su sistema de transporte desde el cerebro a la sangre se satura o porque se desarrolla una alteración en sus receptores a nivel del cerebro”, recuerdan desde el Instituto de Análisis Fares Taie.

Una resistencia que provoca un apetito exagerado en la mayoría de obesos, creando así un círculo vicioso del que resulta muy complicado salir. No obstante, en otros casos, la leptina genera el efecto contrario: disminuye el apetito e incrementa el gasto energético. En cualquiera de los dos casos, ¿qué alimentos nos ayudan a reducir su impacto en el organismo?

Una buena manera de controlar los niveles de leptina es consumiendo mucho pescado. El aceite que incluye en su composición ayuda a procesar los alimentos con mayor eficacia, además de potenciar el metabolismo. Otros ingredientes que estimulan el trabajo de esta hormona para perder peso de forma natural son el brócoli, los granos enteros, las almendras, las espinacas o las zanahorias, entre otros.

Estrógenos

Los estrógenos son una hormona producida por los ovarios y las glándulas adrenales, cuya función principal es determinar las características sexuales de la mujer como, por ejemplo, la aparición del ciclo menstrual o el contorno de las caderas. Los niveles de este compuesto alcanzan su punto álgido durante la pubertad, descendiendo desde entonces hasta llegar a la menopausia. Durante todo este proceso, los estrógenos contribuyen a metabolizar las grasas y a repartirlas por todo el cuerpo.

Sin embargo, en la premenopausia, algunas mujeres segregan más hormonas de lo habitual provocando un aumento de grasa tóxica, retención de líquidos o inflamación, entre otros síntomas. Esta dominancia de estrógenos se traduce también en un incremento de peso y la acumulación de grasa en la zona abdominal, las piernas y los glúteos. Para evitar estos cambios, se recomienda el consumo de frutos rojos, brócoli, col de Bruselas, coliflor, rábano, espárragos o cereales integrales con alto contenido en fibra.

Insulina

“Esta hormona es secretada por el páncreas y regula los niveles de glucosa en sangre. Las dietas ricas en hidratos de carbono y azúcares obligan al páncreas a generar más insulina para estabilizar los niveles de glucosa y cuando no lo consigue esta termina acumulándose en forma de grasa”, explican desde Sanitas. Afortunadamente, su impacto sobre el organismo resulta mucho más fácil de controlar que en el resto de casos.

Consumir alimentos saludables y estar físicamente activo pueden ayudar a prevenir el aumento de peso indeseado. ¿Qué pautas debemos seguir? Calcular las calorías de la dieta, seguir religiosamente las cinco comidas diarias o controlar el estrés de la rutina, pues este último activa los niveles de insulina y favorece la secreción de cortisol, aumentando el apetito y la grasa abdominal.

“Es importante que bases tu alimentación en hidratos de carbono de carga glucémica favorable como cereales integrales, verduras y hortalizas de temporada, legumbres y frutas. Estos HC liberan sus azúcares a sangre de forma más lenta que los cereales refinados”, recomiendan desde la plataforma Dieta Coherente. Además de evitar el consumo excesivo de productos excitantes como el té, el café o las bebidas azucaradas.

Ghrelina

Conocida también como la hormona del hambre, este compuesto se sintetiza en el estómago y adopta el papel de orexigénico, una sustancia capaz de despertar el apetito. Lamentablemente, este no es su único efecto. La hormona ghrelina también favorece la acumulación de lípidos en la grasa visceral, aquella que se sitúa en la zona abdominal y está considerada la más nociva, según los resultados de una investigación desarrollada por el Laboratorio de Investigación Metabólica de la Clínica Universidad de Navarra.

Al igual que ocurre con la insulina, resulta fundamental seguir las cinco comidas diarias recomendadas para así neutralizar el efecto de la ghrelina. Además de no dejar pasar más de cuatro horas sin comer, evitar el ayuno, realizar ejercicio físico con regularidad o no recurrir a dietas hipocalóricas estrictas, pues esta reducción del ingreso calórico afecta directamente al aumento de ghrelina y, por tanto, al deseo de seguir comiendo. Dentro de este grupo, las frutas, las verduras, las legumbres y los granos como la avena, el sésamo o la chía son de gran ayuda, al ser ricos en fibras solubles que controlan el apetito y la producción de esta hormona.

Cinco razones por las que tu cuerpo agradece la vuelta al cole

Dormir en exceso, el aire acondicionado o salirnos de la rutina, algunos hábitos poco saludables del verano

ABC

La mayoría ha vuelto de las vacaciones y con la «depresión post vacacional» pero… hay muchas cosas positivas de la vuelta a la rutina. Desde Sanitas señalan que «en verano es común abandonar la rutina del resto del año y caer en descuidos en la alimentación, dormir en exceso y otros hábitos que pueden afectar a nuestra salud, por eso la vuelta al cole trae también el regreso de muchos hábitos saludables».

Desde Sanitas recuerdan algunos de ellos:

• Picar entre horas: La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) indica que el fin de las vacaciones de verano es el momento ideal para «erradicar malos hábitos alimenticios». Y es que en vacaciones solemos picotear pero abusamos de alimentos que contienen grasas saturadas, bollería industrial o alimentos procesados que son malos porque «contribuyen a aumentar el colesterol «malo» en nuestro organismo y favorecen el sobrepeso lo que supone un factor de riesgo cardiovascular», explica Natalia Galán, nutricionista de Blua de Sanitas. Además, recomienda que «es preferible sustituir este picoteo por alimentos más saludables como frutos secos, chips al horno de verdura o encurtidos». De media engordamos de 3 a 5 kg en verano según el Instituto Médico Europeo de Obesidad (IMEO).

• El uso del aire acondicionado. Llegar de la calle a 40 grados y ponernos el aparato a 20 grados o dormir toda la noche con él repercute negativamente en nuestro organismo. Una de las enfermedades que puede aparecer es la lumbalgia, ya que, según José Javier López Marcos, fisioterapeuta y entrenador personal de Blua de Sanitas, «el uso excesivo del aire acondicionado y el contacto directo del aire con el cuerpo puede ser el origen de este tipo de patología. Es importante que la piel y, por tanto, la musculatura no reciba directamente el chorro de aire porque el cuerpo ante la sensación de frío responderá con una brusca contracción muscular».

Además, puede originar cervicalgias, así como patologías de tipo respiratorio que en ciertos grupos poblacionales puede ser también un problema más grave por infecciones derivadas de esos procesos.

• Bebidas y alimentos muy fríos: combatir el calor con bebidas refrescantes o helados es muy habitual en verano, pero, ¿sabías que las comidas frías producen sensibilidad dental y hacen que saborear ciertos productos, como los helados, sea una auténtica tortura? Por otro lado, la nutricionista explica que, «cualquier tipo de alimento que consumamos origina una digestión. Como efecto en nuestro organismo se produce una termogénesis que aumenta la temperatura corporal. Otra cosa diferente es la sensación que tengamos al tomar algún alimento fresco, que puede ser de frescor, pero en realidad no baja la temperatura corporal».

Vovler a la rutina: el cerebro agradece volver a la seguridad de la rutina, de la casa, del trabajo, de las actividades… En definitiva, recuperar la serenidad de lo cotidiano. Por ello, Rocío Asperilla, psicóloga de Blua de Sanitas, indica que «es importante no etiquetar la rutina como algo negativo y recomienda concebirla como sinónimo de la constancia que hace que nos acerquemos a nuestras metas. Tener unos horarios, unas actividades pautadas y un equilibrio en el día a día nos ayuda a tener un mayor bienestar emocional, nos permite aprender, dominar nuevas destrezas y solucionar problemas». Una vida simplificada y ordenada nos ayuda a avanzar y nos da seguridad al saber qué va a suceder después.

• Dejar atrás las chanclas: según el fisioterapeuta de Blua Sanitas, «usar las chanclas en exceso en verano puede producir inestabilidad de tobillo (peligro de esguinces y torceduras); dolor e inflamación por tensión de la fascia plantar (la conocida como fascitis plantar); cambios en el patrón de marcha al dar pasos más cortos que nos obligan a usar otros músculos no preparados para la marcha; y la aparición de los conocidos dedos en garra, para que no se salga la chancla, generando una tensión mayor en los dedos”». Por esta razón se recomienda no abusar de las mismas y si se quiere un calzado abierto que tenga algún tipo de fijación o anclaje al tobillo.

Cómo evitar las calorías de más en los viajes de carretera

CuidatePlus Marca, por Ana Callejo Mora

Cuando se realiza un viaje en carretera, habitualmente se elige entre dos opciones, o bien parar para comer o bien llevar algo de comida preparada. “Cuando paramos a comer es casi imposible encontrar opciones saludables y bajas en calorías, pues principalmente se puede escoger en las gasolineras y cafeterías, menús del día o platos combinados altos en grasas saturadas, harinas refinadas y elevadas calorías”, explica Rubén Bravo, dietista experto en Nutrición y portavoz del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO).

En cuanto a la comida preparada desde casa, “ni mucho menos suele ser un tupper saludable, más bien nos movemos entre bocadillos, sándwich, chocolatinas y bebidas azucaradas”, añade.

¿Estamos haciendo bien si comemos un bocata?

Según este experto en Nutrición, la evidencia científica nos dice que las harinas refinadas producen somnolencia. “En el caso del bocadillo, que además sería una comida más o menos sólida y pesada, estaríamos multiplicando este efecto, pues por un lado bajarían los niveles en sangre y por otro, el sistema digestivo necesita llevar parte de la sangre corporal para poder realizar la digestión de forma correcta, por lo que el conductor notará sueño y falta de fuerza en piernas y brazos. Nada recomendable cuando necesitamos estar atentos frente al volante”.

¿Cómo evitar la tentación de ‘snacks’ y chucherías?

En el coche se suelen llevar snacks y chucherías para entretenerse, tanto para los niños como para los adultos. Sucede lo mismo con las bebidas azucaradas.

Picar algo durante la travesía es prácticamente inevitable, pero perfectamente podemos llevar opciones transportables, ricas y saludables, como pepinillos en vinagre, verdura deshidratada, aceitunas, hummus con palitos de zanahoria, algo de lomo y jamón ibérico magro, barritas de chocolate ligeras y bajas en calorías”, enumera el portavoz del IMEO.

En cuanto a las bebidas, comenta, “por supuesto que la mejor opción es el agua, sobre todo porque el exceso de azúcar en niños está relacionado con el exceso de actividad y solamente hay que imaginarse cómo se sentirá un niño con tanto nivel de actividad metido en un coche”.

¿Las personas que viajan mucho por trabajo llevan peor dieta?

“Por supuesto que sí”, confirma Bravo, “los individuos que viajan mucho por motivos laborales tienen muchas menos opciones para elegir, y la mayoría de ellas o no son nada saludables o no son nada apetitosas. Además, llevan una vida más sedentaria y hay una clara tendencia a realizar mayor número de ‘picoteos’ insanos y compulsivos”.

Recomendaciones para alimentarse en la carretera

Bravo ofrece los siguientes consejos para evitar la ingesta de calorías de más o de alimentos poco recomendados nutricionalmente durante los viajes en carretera:

  1. Planifica tus comidas con respecto al tiempo que estarás de viaje.
  2. Elige comidas ligeras para evitar la somnolencia.
  3. No abuses del café, pues inicialmente da un pico de energía, pero posteriormente tendrá el efecto contrario.
  4. Hidrátate mucho con agua.
  5. Evita hacer paradas para comer, sólo para repostar, estirar las piernas e ir al cuarto de baño. Es preferible comer en origen y en destino que hacerlo durante el trayecto. Más barato, más sano, provoca menos somnolencia y es menos calórico.
  6. Desecha de tu cabeza el pensamiento de en vacaciones se puede comer lo que te apetezca.