Sobrepeso y obesidad, un problema que afecta al 40% de las personas con diabetes tipo 1

Un estudio muestra que la diabetes triplica el riesgo de tener periodontitis y de que esta enfermedad de las encías sea más grave

Hasta un 40% de los pacientes con diabetes tipo 1 en España presentan sobrepeso u obesidad. Son datos del estudio SED1, realizado por la Sociedad Española de Diabetes (SED) a través de la recogida de datos 647 personas con DM1 (62 pacientes pediátricos y 585 adultos), que se ha presentado en el XXX Congreso de la SED.

La diabetes tipo 1 supone aproximadamente 1 de cada 10 casos de diabetes en España. Se estima una prevalencia en la población general del 0,2 por ciento (unas 90.000 personas). Se trata, además, de un tipo de diabetes con necesidades de tratamiento específicas y complejas. Sin embargo, son escasos los datos epidemiológicos y de manejo real de esta enfermedad en nuestro país, limitándose a algunas iniciativas locales o autonómicas y que se circunscriben a población adulta o pediátrica.

La diabetes mellitus tipo 1 es una enfermedad autoinmune que ataca selectivamente a las células beta productoras de insulina en los islotes al infiltrar células inmunes. Como resultado, el organismo ya no puede producir insulina y desarrolla hiperglucemia y, si no se trata, termina causando la muerte. A pesar de los avances en la tecnología de dispositivos médicos y los análogos de insulina, así como en la generación de células productoras de insulina in vitro, todavía no existe una terapia sólida para sustituir y proteger las células beta que se pierden en la DM1.

El estudio ha determinado que la edad media en el momento del diagnóstico de DM1 es de 4,9 años en la población pediátrica y de 19,3 años en adultos. Un 48,7 por ciento de la población de la investigación presenta comorbilidades, principalmente dislipidemia (25,8%), retinopatía (19,3%) y nefropatía (5,9%).

Todavía no existe una terapia sólida para sustituir y proteger las células beta que se pierden en la DM1

Respecto al tratamiento con insulina, revela que un 75 por ciento de la población global estaba en un régimen de tratamiento insulínico basal-bolo y un 20 por ciento con bomba de insulina. El 67 por ciento de la población evaluada usó dosis correctoras de insulina y un 51% emplearon una ratio insulina/carbohidratos (ICR).

En cuanto al tratamiento futuro, España va a la vanguardia en la investigación en nuevas terapias para curar la DM1. La prevención, la protección de las células productoras de insulina para enlentecer la progresión de la enfermedad después de un diagnóstico temprano y la terapia celular sustitutiva en etapas más avanzadas son algunos dlíneas futuras.

Tarde o temprano, la cura para la diabetes tipo 1 llegará

«Probablemente, un futuro tratamiento de la DM1 consistirá en una terapia combinada de tres aproximaciones: aplicación de nanovacunas, células madre y el abordaje farmacológico», señala Benoit Gauthier, del Centro Andaluz de Biología Molecular & Medicina Regenerativa gestionado por la Fundación Progreso y salud de la Consejería de Salud (Junta de Andalucía), quien no duda en afirmar que, «tarde o temprano, la cura para la DM1 llegará. Nosotros tenemos ese sueño, que es compartido por asociaciones de pacientes y familiares, y es con ellos con los que tenemos el compromiso de trabajar sin descanso para lograrlo».

Diabetes y salud bucodental

Por otra parte, sufrir diabetes triplica el riesgo de tener periodontitis y de que esta enfermedad de las encías sea más grave, según Eduardo Montero, de la Facultad de Odontología de la Universidad Complutense (Madrid).

«La periodontitis, a su vez, hace que el control de la glucemia sea más difícil en personas con diabetes, aumentando también el riesgo de sufrir las habituales complicaciones asociadas a la diabetes (retinopatía, nefropatía, alteraciones neurológicas, enfermedades cardiovasculares…)», señala.

Por otra parte, ha recordado que el tratamiento periodontal permite mejorar los niveles de HbA1c en alrededor de un 0,4 por ciento en pacientes con dificultades para presentar un adecuado control de la glucemia, lo que supone «una disminución similar a la procurada por algunos tratamientos antidiabéticos de referencia», concluye.

Qué contiene una tableta de chocolate saludable

CuidatePlus, por Ana Callejo Mora

Resulta complicado resistirse a la sensación placentera que reporta comer chocolate. Si vamos a tomarlo, al menos que sea lo más saludable posible, ¿no? Sonia Peinado y Mireia Elías, nutricionistas del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), explican pormenorizadamente las características de la tableta más recomendable desde el punto de vista de la salud.

Podemos considerar el chocolate como una “venta de impulso” porque la mayoría de sus consumidores no hacen la lista de la compra pensando en incluirlo, sino que se dejan llevar por la cantidad de productos expuestos. Es importante tomarse el tiempo necesario para poder leer el etiquetado nutricional de los alimentos que nos interesan.

No todas las tabletas son iguales. El chocolate blanco está elaborado con manteca de cacao, leche y azúcar (entre otros edulcorantes y productos semielaborados) y no contiene cacao. El chocolate con leche suele contener menos del 40 por ciento de cacao (se consigue reduciendo la pasta de cacao y aumentando el contenido en leche, que puede ser en polvo, azucarada o condensada), reduciendo de esta manera la concentración de los polifenoles (concretamente los flavonoides), que son aquellos que están relacionados con la reducción del riesgo cardiovascular.

Por último, encontramos el chocolate negro, con un alto porcentaje de crema o pasta de cacao (cuanto mayor es esta menos azúcar contendrá) y manteca de cacao. De acuerdo al Real Decreto actual, para que un producto pueda ser considerado chocolate deberá tener “como mínimo, un 35 por ciento de materia seca total de cacao, un 14 por ciento de cacao seco desgrasado y un 18 por ciento de manteca de cacao” y para ser considerado como “negro” deberá de contener un mínimo de 50 por ciento de pasta de cacao.

Considerando entonces la composición de los distintos chocolates cuyo efecto beneficioso está asociado al porcentaje de pasta o crema de cacao, “sin duda, la opción más saludable sería el consumo del chocolate negro, entendiendo su composición anteriormente mencionada. Sin embargo, y a pesar de los efectos beneficiosos asociados, su toma debe ser prudente en poblaciones con riesgo o padecimiento de sobrepeso u obesidad, ya que sigue siendo un alimento muy energético y los compuestos fenólicos también se pueden encontrar en alimentos como frutas y verduras, cuya recomendación de ingesta es diaria. Hay que dejar la elección de un buen chocolate para momentos puntuales o de consumo moderado”, dicen las nutricionistas del IMEO.

Beneficios del cacao para la salud

Elías cita, a continuación, los beneficios que tiene el cacao para la salud:

  1. Mejora nuestra salud cardiovascular, gracias a los polifenoles que contiene. Estos tienen propiedades antioxidantes y antiinflamatorias que reducen la tensión arterial y el colesterol ‘malo’ o LDL. La grasa que contiene está constituida, fundamentalmente, por un ácido graso denominado esteárico, el cual no provoca una subida del colesterol malo.
  2. Como consecuencia de mejorar la circulación y aumentar el flujo sanguíneo, el cacao ayuda a las funciones cognitivas, mejorando nuestra atención y memoria.
  3. Posee un alto contenido en fibra, la cual nos aporta beneficios para la salud intestinal además de ser saciante.
  4. El cacao no provoca subidas de glucosa en sangre ni su consecuente resistencia a la insulina y diabetes o alteraciones metabólicas.
  5. Es rico en vitaminas del grupo B y minerales como el magnesio, manganeso, potasio, fósforo,  cobre y zinc.
  6. Además, el cacao aporta triptófano. Este es un aminoácido precursor de la serotonina, una hormona relacionada con la felicidad. También mejora el ánimo y combate la depresión.
  7. Provoca un aumento que en la elasticidad, hidratación, densidad y circulación de nuestra piel.

A pesar de todo lo anterior, no podemos obviar que puede resultar algo adictivo por su contenido en teobromina y cafeína.

¿Qué debe contener una tableta chocolate saludable?

Han aparecido en el mercado tantos tipos de tabletas de chocolate que el consumidor puede sentirse perdido ante el volumen de opciones. Según Elías, para que le chocolate sea saludable debe contener:

  • Alto porcentaje de cacao. Cuanto más elevado sea, menor cantidad de azúcar. Mirar que ponga mínimo 75 por ciento de cacao, pero cuanto más, mejor. Esto se ve fácil en la parte delantera de la etiqueta.
  • Bajo contenido en azúcar. Si el chocolate tiene un elevado porcentaje de cacao, va a ser bajo en azúcar casi seguro. Aun así, lo podemos ver en la parte trasera de la etiqueta, en concreto en el valor o información nutricional, donde el apartado de “hidratos de carbono de los cuales son azúcares” no debería ser mayor a 20-25g por cada 100g.
  • No obstante, casi todos los chocolates van a llevar azúcar. Si lo que buscamos es un aporte muy bajo o nulo de este, podemos comprar cacao puro en polvo desgrasado “sin azúcar añadido” o chocolate del 99 por ciento de cacao.
  • Cuando el chocolate viene etiquetado como “sin azúcar añadido”, la mayoría de las veces va a llevar edulcorante para endulzar. El problema está en que el más utilizado es el maltitol, apareciendo incluso a veces como primer ingrediente de la lista lo que implica que es el de mayor cantidad en la tableta. El maltitol no es recomendable para personas con patologías intestinales como colon irritable.Además, si lo tomamos de forma continuada puede provocarnos hinchazón abdominal, diarrea y otros síntomas gastrointestinales.
  • El hecho de que contenga frutos secos tostados, como almendras o avellanas, no implica que sea ni más ni menos saludable, sino simplemente que su aporte de nutrientes será distinto. También puede llevar pepitas de cacao tostadas con el mismo efecto.
  • Algunos vienen con naranja, chile, fresa… lo cual les da un toque especial. La cantidad que aportan de estos ingredientes es muy pequeña, por lo que a nivel nutricional no suponen demasiada diferencia. Lo más importante seguirá siendo que lleven un alto porcentaje de cacao. Solo así serían adecuados.
  • Cuando viene con caramelo, debemos ser conscientes que es un aporte de azúcar extra y, por tanto, de kilocalorías vacías.
  • Fijarse que el cacao sea puro, ya que si ha sido sometido a algún tratamiento químico como la alcalinización puede perder parte de sus flavonoides y sus respectivos beneficios.

¿Podemos acostumbrar al paladar a la amargura del chocolate negro?

“Anteriormente hemos comentado los ingredientes principales que contienen los distintos tipos de chocolates, por lo que cambiar radicalmente de un tipo a otro puede causar rechazo en la población si están acostumbrados a consumir aquellos que contienen mayores cantidades de azúcar. El cambio, por tanto, debería de ser gradual para acostumbrar nuestro paladar a un producto con una cantidad mayor de cacao y menor de azúcar”, señala Peinado.

Normalmente, “esta composición con menor cantidad de leche es la que nos lleva a considerar este tipo de chocolate como amargo y, sin embargo, no siempre es verdad, ya que gran parte del sabor final del producto vendrá determinado por la calidad del grano escogido, así como por su tratamiento”.

Sobre las tabletas de chocolate con frutas, frutos secos o para cocinar

De manera general, “las tabletas de chocolate con trozos de fruta aumentan las kilocalorías destinadas al azúcar por la presencia de las frutas (sumándose a la que ya adiciona el fabricante junto al cacao, grasa láctea, manteca, etc.), por lo que no serían una opción muy saludable”, indica Peinado.

Cuando se incluyen frutos secos en una tableta de chocolate hay que considerar que aumentaremos la carga energética del chocolate, ya de por sí energético. No obstante, es una opción mucho más saludable porque el contenido de grasas saturadas será inferior, así como el valor medio de los hidratos de carbono y azúcares, cuya opción también se puede mejorar al escoger marcas cuyos productos lleven en el etiquetado “sin azúcares añadidos”.

¿Y para cocinar postres?

Actualmente, encontramos en todas los establecimientos de alimentación productos elaborados con grandes concentraciones de materia grasa y azúcar que tienen una elevada palatabilidad (son muy gratos al paladar) y, por ello, llaman la atención del consumidor.

“Una mejor opción sería realizar repostería casera cuidando los ingredientes y sus cantidades, priorizando el uso de chocolates amargos o negros con alto porcentaje de cacao y bajo contenido de azúcares a los que podemos añadir elementos que contengan fibra dietética, con alto poder saciante. Un perfecto ejemplo de ello serían las tortitas de copos de avena integral con chocolate amargo sin azúcares añadidos que se puede decorar con trocitos de fruta”, recomienda Peinado.

Cantidad diaria o semanal máxima de ese chocolate saludable

“De acuerdo con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para adultos y niños, que dice que el consumo total de azúcares no debe exceder el 10 por ciento de la ingesta total y sugiriendo que esta sea inferior al 5 por ciento, la ingesta de chocolate debería de ser moderada y ocasional, no excediendo los 30 gramos semanales, los cuales corresponderían a una onza o cuatro cuadraditos pequeños de una tableta. Esta cantidad puede ser superior (una onza al día) si tomamos chocolate con un porcentaje de cacao no inferior al 90 por ciento”, concluye Peinado.

Torrijas: ‘la barrita energética’ más deliciosa

El Mundo, por Gema García Marcos

Leche, pan duro, huevos, azúcar, canela, miel y a la sartén con aceite muy caliente. Ésta es la fórmula magistral de las torrijas, un dulce ideado originariamente por los pasteleros para proporcionar un chute bestial de energía que compensara los ayunos propios de la Semana Santa. Cada rebanada de este humilde pero delicioso manjar es una bomba hipercalórica que puede aportar entre 500 y 1.000 Kcal por ración (dependiendo de los ingredientes que utilicemos y del tamaño), las mismas que una comida completa, según estiman fuentes del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO).

Sin embargo, lejos de dramatizar, los expertos consultados por ZEN nos invitan a disfrutar plenamente del momento y dejarnos de sentimientos de culpa. «Una torrija en Semana Santa, la tarta en el cumpleaños, los polvorones en Navidad, los pescaítos en la playa… Son licencias puntuales que nos tomamos en una época muy concreta del año y de las que no tenemos por qué privarnos», dice Guillermo V. Rodríguez, vicedecano del Colegio de Nutricionistas de Madrid.

BUENOS INGREDIENTES

Partiendo de esa base tan reconfortante, Rodríguez nos da dos pistas para que el tema no se nos vaya de las manos. La primera: «Es fundamental evitar tomar estos dulces cuando son procesados. Deben ser naturales y hay que utilizar buenos ingredientes en su elaboración, independientemente de que tengan azúcar o grasa».

Buscar alternativas presuntamente más ‘healthy’ no compensa. Los trucos para aligerarlas les restan más encanto que calorías. «Las torrijas son lo que son, igual que las croquetas de la abuela. Intentar disfrazarlas no lleva a ningún lado», añade este nutriocionista.

La segunda: «Terminada la Semana Santa, hay que volver a la autopista de las buenas costumbres en la mesa lo antes posible, no sea que nos entretengamos en la autovía y terminemos perdidos en un camino de cabras. Tomar torrijas en Pascua está genial pero, por mucho que nos gusten, no podemos incorporarlas como un postre habitual en nuestra dieta durante el resto del año», asevera.

MÁS MOVIMIENTO

Ya que tenemos las pilas bien cargadas de energía (la que nos han insuflado las torrijas), ¿qué podemos hacer con ese extra de combustible que le hemos echado al cuerpo? «Prohibido tirarse en el sofá como una boa!», exclama la entrenadora Noe Todea. Su estrategia: movernos todo lo que podamos y un poco más en nuestra vida cotidiana. «Una caminata ligera diaria sería una opción perfecta y, para los que se vean con ganas, una más intensa en pendientes (se necesita menos tiempo y es más efectivo)», aconseja. Subir escaleras también cotiza al alza, «tres series de cinco minutos nos valdría, por ejemplo».

MAR O MONTAÑA

Pensando en los afortunados que han podido escapar de la ciudad durante estos días, los entrenadores de VivaGym proponen sacar el máximo provecho a las características de los escenarios de nuestras escapadas, utilizándolos como gimnasios de excepción. «En la playa, podemos aprovechar la arena para entrenar descalzos y, de esta manera, fortalecer los pies y los tobillos».

Empezaremos con ‘walking lunges’: «Se trata de dar zancadas amplias flexionando las piernas hasta tocar con la rodilla en el suelo (cuidando siempre mucho la técnica). De esta forma, trabajaremos el tren inferior, poniendo el foco de forma muy especial en el glúteo. Empezaremos con series de entre 10 y 12 repeticiones para ir aumentando de forma progresiva hasta llegar a 20″, indican en VivaGym.

A continuación, seguiremos con un ejercicio mágico para el abdomen, las planchas. «Apoyaremos las manos en el suelo y tocaremos con ellas nuestros hombros de forma alterna. Es un ejercicio apto para casi todos los públicos con el que fortaleceremos los abdominales. Para empezar, bastará aguantar en la posición base de 30 a 45 segundos». Combinando «cuatro repeticiones de 20 zancadas con una plancha de 45 segundos» tendríamos una sesión de 10 minutos que podríamos complementar con «otros 10 ó 15 minutos caminando o subiendo escaleras».

En la montaña, para exprimir a tope los beneficios que aporta la actividad física en altura, nos sugieren un entrenamiento interválico de alta intensidad (hiit): «El primer paso será buscar un banco o piedra para realizar 20 subidas, alternando las piernas de apoyo. A mayor altura, más duro será el ejercicio y más lo notarán nuestras piernas y glúteos. Lo combinaremos con 15 flexiones y 15 fondos de tríceps», aconsejan.

El equipo técnico de VivaGym aclara que «si realizamos tres series de estos tres ejercicios seguidos y añadimos una caminata de otros 20 ó 30 minutos, conseguiremos un trabajo completo del tren superior e inferior en apenas 45 minutos de entrenamiento».

Moraleja: no dejemos que la obsesión por la delgadez nos amargue el dulzor de las torrijas.

Un estudio culpa a las madres que trabajan de la mayor obesidad en los niños

20 minutos La Gulateca, por Iker Morán

La publicidad sin control, el poder de la industria alimentaria, la lamentable oferta gastronómica en colegios, hospitales o máquinas de vending, la falta de formación nutricional… Son algunas de las causas evidentes del aumento de la obesidad infantil que en países como el Reino Unido está alcanzando niveles muy preocupantes.

Algo que se resume de forma muy sencilla en un dato: es el país europeo donde más alimentos ultraprocesados se consumen y en el que, por tanto, menos producto fresco se compra y menos se cocina.

No hace falta un máster para deducir que esa tendencia va estupendamente a las empresas que venden ese tipo de alimentos. De hecho, desde hace años han tenido un papel muy activo a la hora de promocionarlos en campañas que incluso van dirigidas a los más pequeños. Pero ahora un surrealista estudio de la University College de Londres ha encontrado al auténtico responsable: la culpa es de las madres que trabajan.

No, ni es un chiste, ni parte de la estrategia publicitaria de algún partido político en campaña, ni uno de esos titulares sacados de contexto para forzar la polémica. Es la conclusión a la que han llegado tras analizar los datos y costumbres alimentarias de 20.000 familias británicas, comparando los datos de los hogares en los que la madre trabaja y en los que está en casa.

Tal cual. Según publica The Sunday Times, las conclusiones no recogen -ni siquiera para disimular un poco- la posibilidad de que sea el padre el que deje de trabajar para quedarse en casa. Una idea por lo visto inconcebible y tan loca que no hay margen para que la responsabilidad de la mala alimentación de los hijos sea compartida o incluso totalmente de los padres trabajadores.

El estudio asegura que en las casas en las que la madre trabaja fuera las posibilidades de que el pequeño padezca obesidad son un 25% superiores. Por ejemplo, en el caso de un desayuno casero en condiciones -habría que ver lo que se entiende por tal cosa- los hijos de hogares con madres trabajadores lo disfrutan un 29% menos.

El consumo excesivo de azúcar presente en alimentos ultraprocesados, refrescos y comida rápida ha demostrado ser uno de los principales focos de esa epidemia de obesidad que afecta a los más pequeños. Y, evidentemente, si en casa hay menos tiempo para cocinar, la exposición a este tipo de productos es mayor.

Aunque los resultados son dignos de un estudio del Capitán Obvio, las explicaciones de los investigadores para aclarar sus resultados son sencillamente un insulto al sentido común. Al menos al del siglo XXI.

Analizar la alimentación de los más pequeños fuera del contexto socioeconómico y laboral y adaptado a la realidad de 2019 para, de propina, culpar solo a la madre puede ser de todo menos científico. Por muchas cifras y porcentajes que se le ponga al asunto.

Barbara Palvin, la polémica ‘curvy’ de Victoria’s Secret que pesa 55 kilos

Barbara Palvin ha sido fichada por Victoria’s Secret en un intento de incorporar un angel ‘plus size’ a la marca. Una polémica catalogación a una modelo de 55 kilos y de 1,75 m de altura que ha hecho arder las redes.

Mujer hoy, por Alba Llano

La firma de lencería de Victoria’s Secret necesita renovar a sus ángeles con nuevas modelos capaces de sustituir a Alessandra Ambrossio que colgó ya sus alas en 2017 y Ariadna Lima (en 2018). ¿El nuevo fichaje? La modelo húngara Barbara Palvin de 25 años, ha sido seleccionada por la firma para ser en exclusiva el nuevo ángel ‘plus-size’. Una noticia que la modelo ha anunciado emocionada a través de su cuenta de Instagram: «¡Gracias por creer en mi!» comenta la joven modelo en un vídeo. Pero lo cierto es que la noticia ha hecho arder las redes.

Algo que entenderás después de saber que sus medidas son 87-58-89 (alejadas del canon obsoleto de 86-61-86 que ha mantenido la firma durante años) y 1,75 metros de altura además de 55 kilos de peso. Unas medidas que en conjunto podrían representar a cualquier modelo común y que poco tienen que ver con una modelo ‘curvy’ como la firma ha catalogado a la joven.

Algo que ha indignado a muchos e incluso a rostros conocidos como la humorista Omayra Cazorla: «Si ella es modelo ‘curvy’ ¿entonces qué soy yo? ¿rotondy?» ha dicho en Instagram refiriéndose a que nadie ve que las medidas de esta modelo tengan algo que ver con las medidas de una modelo de talla grande.

Pero lo cierto, es que durante sus años de modelo Palvin ha tenido que afrontar todo tipo de críticas por sus medidas y peso ligeramente por encima de ese canon estricto que se exige a las modelos. De hecho, uno de sus posados más polémicos ocurrió cuando apareció en la revista ‘Sport Illustrated’ en 2016, un posado tras el que las redes se llenaron de críticas y mensajes en los que catalogaban a la modelo de estar gorda y a los que ella misma respondió: «He recibido algunos comentarios bastante dañinos que hablan de que estoy gorda. Bueno, la verdad es que no estoy tan flacucha como cuando tenía 18, pero no me considero gorda».

¿Incorporarán finalmente a una modelo de talla grande real a sus filas de ‘Vistoria’s Secret’? Lo que sí sabemos a ciencia cierta es que aún queda mucho que hacer con los clásicos y obsoletos cánones de belleza y que el debate en las redes no ha hecho más que empezar…

El tamaño del plato no influye en la cantidad real que comemos

Un estudio reciente desmonta algunos mitos sobre la alimentación que creíamos ciertos

La Vanguardia, por Estefanía Grijota

Quizás cuando oigamos aquello de “cómetelo todo, que es un plato muy pequeño”, o “sírvete en un plato pequeño y comerás menos”, debamos comenzar a no hacer caso. Nuestras ganas de comer, el peso, y nuestro índice de masa corporal (IMC), serán los responsables de cómo influirá en nuestra saciedad y en nuestro cuerpo la cantidad que comamos, sea cual sea el tamaño del plato en el que nos sirvamos. De hecho, en los últimos años el tamaño de los platos para comer ha registrado un incremento del 23%, lo que a priori sugeriría que comemos raciones más grandes que las que ingerían nuestros abuelos.

Quizás cuando oigamos aquello de “cómetelo todo, que es un plato muy pequeño”, o “sírvete en un plato pequeño y comerás menos”, debamos comenzar a no hacer caso. Nuestras ganas de comer, el peso, y nuestro índice de masa corporal (IMC), serán los responsables de cómo influirá en nuestra saciedad y en nuestro cuerpo la cantidad que comamos, sea cual sea el tamaño del plato en el que nos sirvamos. De hecho, en los últimos años el tamaño de los platos para comer ha registrado un incremento del 23%, lo que a priori sugeriría que comemos raciones más grandes que las que ingerían nuestros abuelos.

Son diversas las investigaciones que han analizado esta cuestión de si se come más o menos en función del tamaño del plato. Pero ahora, el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid (COP) ha ido un poco más allá y acaba de publicar un estudio, en la revista especializada Clínica y Saluden el que por primera vez se revisa el impacto del tamaño del plato teniendo en cuenta el sexo y el IMC de los comensales.

Una investigación descubre que algunas personas terminan por comer más si lo hacen en plato pequeño

Y uno de los resultados, para sorpresa de los expertos, fue que servir los alimentos en platos pequeños puede influir negativamente en algunas personas, que incrementan la ración a consumir cuando los son platos pequeños. En concreto, y tras analizar los datos según el IMC de los sujetos estudiados, los investigadores encontraron que fueron los individuos con un peso adecuado, y en especial las mujeres, los que comieron más en plato pequeño. Y, en cambio, entre las personas con obesidad o sobrepeso, el tamaño del plato no parecía influir en la cantidad de comida ingerida.

Además, según el experimento realizado, no hay correlación entre el tamaño de los platos utilizados y el nivel de saciedad, que los investigadores midieron con una escala EVA, que cuantifica la percepción subjetiva de una sensación mediante una línea horizontal en cuyos extremos figuran los límites de dicha sensación.

Carmen Escalada, experta en nutrición clínica y miembro del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), asegura que comer en un plato más pequeño no va a hacernos adelgazar de manera automática, puesto que dependerá también de las veces que lo llenemos y sobre todo de con qué alimentos lo llenemos. Y es que “el hábito popular que nos han inculcado nuestros abuelos de no levantarnos de la mesa hasta no haber terminado toda la comida servida en el plato ha influido de manera considerable en los hábitos alimenticios”, comenta Escalada.

Todo depende de la forma de comer de cada cual

El estudio publicado por el Colegio Oficial de Psicólogos llega a la conclusión de que el uso de platos pequeños podría tener un efecto perverso, ya que puede contribuir a que las personas se sirvan una segunda ración, lo que terminará por representar una ingesta mayor que si se usara un plato más grande.

No obstante, Carmen Escalada explica que las personas con más ansiedad, hambre emocional o que coman demasiado rápido puede que no sean capaces de distinguir cuando están llenas, por lo que en este caso puede ser beneficioso que coman en un plato de menor tamaño. “Como mínimo, a mitad de su ingesta deberán parar de comer para rellenarse el plato, y en muchas ocasiones, esto es suficiente para notar la saciedad”, detalla Escalada.

Igualmente, y según explica esta nutricionista, comer en un plato pequeño no tiene que resultar siempre negativo en personas con normopeso, al igual que tampoco va ayudar a adelgazar a una persona con sobrepeso. Para adecuar las raciones, más que elegir la vajilla, “se tienen que dar otras condiciones, como que el plato esté constituido por alimentos de calidad, que comamos despacio y que respetemos nuestra señal de saciedad”, agrega.

Una estrategia para controlar la ingesta

A la pregunta de qué es más importante si la cantidad o lo que se consume, Escalada responde que ambas cosas tienen la misma relevancia. “Si consumimos un alimento muy sano, pero en demasiada cantidad, estamos aumentando nuestra ingesta calórica, por lo que no bajaremos de peso, sino que engordaremos. También puede suceder que no consumamos otros muchos alimentos, y con ello, no cubriremos nuestras necesidades en algún nutriente”, asegura.

En ese caso, una estrategia posible para controlar la cantidad de todo lo que ingerimos puede ser la de servirnos la comida siempre en un plato más pequeño. “Puede ayudarnos a ser más conscientes de lo que comemos, aunque se deben tener en cuenta siempre otros factores como que venga acompañado de comer despacio y en ambientes no muy estresantes”, puntualiza.

Hay que comer variado, despacio, y en ambientes no muy estresantes

Zumos de frutas: ¿engordan o adelgazan?

Los zumos naturales y caseros de limón, tomate, grosella, pomelo, naranja y manzana son los que menos calorías tienen pero los expertos coinciden en que es mejor consumir la fruta entera y combinada con verdura y los zumos sólo de forma ocasional

Telva, por Clara Sánchez de Ron

En los últimos años, parece que se ha demonizado el consumir zumos de frutas y más aún envasados donde numerosos nutricionistas han alertado del exceso de azúcar en cada uno de ellos y por cómo nos hacen engordar. Sin embargo, ¿el zumo de frutas en realidad engorda o adelgaza? ¿Tienen las mismas calorías un zumo envasado, un zumo natural o un néctar? ¿Cuáles son los zumos de frutas que nos ayudan a adelgazar o a engordar? Los expertos nos dan sus claves. Descubre todo lo que tienes que saber.

Los zumos de frutas están siempre en el punto de mira a la hora de incluirlos o excluirlos de tu dieta. Sin embargo, ¿cuáles sí y cuáles no nos ayudan a adelgazar o engordar? ¿Cuáles debemos incluir en nuestra dieta sana y equilibrada?

Hace poco te contábamos si cenar fruta adelgazaba o engordaba. Pues bien, ahora son los zumos los que están en el punto de mira. Y en ese sentido, la Federación Española de Nutrición (FEN) ha presentado un estudio «Zumo de frutas: lo que de verdad dice la ciencia» acerca de la importancia de saber qué nos llevamos a la boca cuando hablamos de zumos de frutas. Y sobre todo, qué zumos tienen más calorías y cómo hay que leer las etiquetas para saber cuánto azúcar contienen lo que se traduce en calorías vacías y kilos de más.

LOS ZUMOS NOS HACEN ¿ENGORDAR O ADELGAZAR?

El doctor Gregorio Varela Moreiras, catedrático de Nutrición y Bromatología de la Universidad CEU San Pablo nos asegura que «es un error señalar a un único alimento como causante o no del sobrepeso ya que influyen múltiples factores partiendo de la base de que no hay ningún producto milagroso que haga adelgazar y que la única forma de conseguirlo es llevando a cabo una dieta sana y equilibrada».

En este sentido, «no existen zumos más o menos saludables, sino que su composición nutricional depende de la fruta de la que son extraídos y sus correspondientes propiedades. Dado su origen vegetal, el zumo es un alimento rico en vitaminas, minerales y compuestos bioactivos como los fitoquímicos» , apunta Moreiras.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que la OMS «recomienda el consumo de 25 gramos de azúcar diarios como máximo en adultos «y un vaso de zumo de naranja envasado de unos 250 ml tiene 23 gramos de azúcar y sólo 0,75 gramos de fibra, por tanto no será un opción saludable y nos lleva al sobrepeso y puede hacernos engordar» nos cuenta Rubén Bravo, nutricionista del Instituto Médico de la Obesidad.

En ese sentido, Bravo aconseja siempre consumir siempre la pieza entera de fruta y verdura para cumplir con los objetivos diarios de cinco piezas de verdura y fruta cada día en el contexto de una dieta equilibrada.

Desde Instituto Médico de la Obesidad, en ningún caso, aseguran que el zumo envasado suele llevar mucho más azúcar que el zumo natural hecho en casa y además pierde la pulpa en muchos casos, «donde encontramos el 80 por ciento de las vitaminas por lo que si la quitas, no nos te aportará ningún beneficio sino calorías vacías y todos los zumos deben tomarse de forma ocasional».

Pero por ejemplo, la doctora Marcela González-Gross, catedrática de Fisiología del Ejercicio y Nutrición Deportiva de la Universidad Politécnica de Madrid, nos asegura que el 90 por ciento de la población española tiene una ingesta deficitaria de folatos y entre el 30 y el 50 por ciento no toma la cantidad de vitamina C precisa (cantidad que se puede conseguir con un vaso de 200 mililitros de zumo, y «hay estudios que demuestran que personas después de tomar durante cuatro semanas zumo de fruta (aumentando su cantidad semana a semana), han mejorado el perfil lipídico de todas ellas, así como sus niveles de vitamina C y de ácido fólico». Por lo que tampoco habría que demonizarlos.

LOS ZUMOS QUE MÁS ADELGAZAN O QUE MÁS ENGORDAN

Los zumos por encima de todo son fuentes de vitaminas y nutrientes para nuestro organismo. Los zumos de naranja, pomelo, limón, piña y tomate son fuente de vitamina C; los de naranja, piña y tomate, de potasio, y el zumo de naranja, además, de folato. Este último destaca especialmente por su contenido en compuestos bioactivos, que influyen en el grado de biodisponibilidad del zumo, como los carotenoides (principalmente luteínas y criptoxantinas), polifenoles (especialmente flavononas como la hesperidina y narirutina) y pectina (fibra) con propiedades detox y antienvejecimiento.

Eso sí, a la hora de adelgazar, el doctor Varela Moreiras lo tiene claro, «los zumos de limón, tomate, grosella, pomelo, naranja y manzana son los que menos calorías contienen». entre los zumos que más calorías llevan y pueden hacerte engordar, el experto asegura que «el de cereza, la uva, el mango, la granada, el higo y el plátano son los más hipercalóricos».

EL ZUMO NO NOS SACIA Y ES MEJOR TOMAR LA FRUTA ENTERA

Sí que es cierto que la fruta entera genera mayor sensación de saciedad que el zumo, debido a su mayor contenido en fibra y el tiempo que tardas en ingerirla según los expertos. «Y lo ideal como decimos es consumirla entera y combinarla con otras verduras para llegar a las cinco unidades dejando los zumos para un consumo ocasional y no diario» según el experto en nutrición Rubén Bravo del Instituto Europeo de la Obesidad.

¡OJO CON LOS NÉCTARES Y ZUMOS CONCENTRADOS Y LOS AZÚCARES ESCONDIDOS Y CALORÍAS VACÍAS!

También conviene diferenciar entre zumo de fruta natural, zumo a partir de concentrado y el néctar. «Por ley, el zumo de fruta no puede llevar azúcares añadidos. Tan solo contiene el azúcar presente de forma natural en la fruta, tal y como está establecido en la legislación vigente de la Unión Europea y tampoco se le puede añadir agua, tan solo el aroma, la pulpa y las células que haya perdido con la extracción . En el caso del zumo de fruta a partir de concentrado, se le añade la cantidad de agua extraída al zumo en el proceso de la concentración» apunta Varela Moreiras. El problema es cuando le añades otros ingredientes, agua, azúcares añadidos…

Es el caso de los néctares, «que sí pueden contener azúcar o miel añadida, aunque en teoría y por ley, la cantidad no puede superar el 20 por ciento del peso total del producto acabado. En ellos, además, los azúcares se pueden sustituir total o parcialmente por edulcorantes, y solamente podrá declararse que no se han añadido azúcares a un néctar de frutas si no se le ha agregado ningún monosacárido, ni disacárido, ni ningún elemento utilizado por sus propiedades edulcorantes» concluye el experto.

El 42% de los transportistas españoles sufre sobrepeso y el 32% obesidad

A pesar de las cifras, este colectivo profesional sostiene tener menos dolencias que el resto de los ciudadanos españoles

Europa Press / La Gaceta

El 42 por ciento de los transportistas españoles sufre sobrepeso y el 32 por ciento obesidad, según se desprende del segundo estudio.

‘Radiografía del transportista: hacia un cambio en los hábitos del sector’, elaborado por Cualtis para Scania.

En esta segunda edición, el informe ha analizado 650.000 exámenes llevados a cabo durante 2018 a trabajadores en edades comprendidas entre los 18 y los 65 años, de los que cerca de 15.000 se dedican al transporte. No obstante, y según el trabajo, en esta ocasión los transportistas parecen haber apostado por el deporte para conseguirlo.

Así, el 42 por ciento asegura practicar ejercicio físico de forma habitual, cifra que dobla el porcentaje del año pasado. Por comunidades autónomas, País Vasco es la región donde los profesionales del transporte hacen más ejercicio (57%), mientras que los transportistas cántabros son los que menos y sólo practican deporte un 32 por ciento.

Respecto a la alimentación, un 96 por ciento admite seguir unos hábitos de alimentación correctos en los que se incluye una alimentación variada y el consumo habitual de frutas y verduras. Además, respecto al descanso, una gran mayoría (89%) disfruta de un buen hábito de sueño y una mayoría abrumadora (97%) no presenta problemas en cuanto a sus hábitos intestinales, y el 88 por ciento afirma disfrutar e una sensación subjetiva de buena salud.

De hecho, este colectivo profesional sostiene tener menos dolencias que el resto de los ciudadanos españoles, ya que solo un 15 por ciento admite tener dolores articulares frente al 32 por ciento de la población general. Al mismo tiempo, el trabajo ha evidenciado de que los transportistas españoles también han mejorado en otros parámetros, dado que bajan ligeramente los índices de sedentarismo y consumo de alcohol y tabaco con respecto al año anterior, aunque estos últimos aún se encuentran “muy por encima” de la media de la población general (39% frente a 23%).

Sin embargo, parece inevitable que las largas jornadas sentados de los profesionales del transporte también pasen factura a su salud, puesto que el 62 por ciento tiene la tensión arterial alta, porcentaje que ha aumentado significativamente respecto al año pasado, cuando representaba el 45 por ciento del total.

Por todo ello, expertos de Scania y de los servicios médicos de Cualtis han aconsejado a los transportistas llevar a cabo hábitos de vida saludable, mantener una alimentación equilibrada, beber unos dos litros de agua al día, hacer ejercicio todos los días durante 30 minutos, no fumar, evitar las bebidas alcohólicas, ir al médico, aprender a controlar tu estrés y ansiedad, dormir 8 horas al día y vigilar la tensión.

“Desde la compañía no solo queremos potenciar los hábitos de vida saludable entre este colectivo sino también concienciar sobre las consecuencias derivadas del sedentarismo. No hay que perder de vista en este sector la importancia de la seguridad vial, dado que existe una ecuación que casi siempre se cumple: a mejor salud, menor número de accidentes. En el transporte por carretera, las condiciones físicas, al igual que sucede con la edad, constituyen un factor determinante en las capacidades motoras, sensoriales y cognitivas necesarias para una conducción segura”, ha zanjado el responsable de marketing y comunicación de Scania Ibérica, Daniel González.