¿Por qué el ejercicio físico es bueno para el cerebro?

ABC blog / Pilar Quijada
cerebro-corredorQue el ejercicio físico es bueno también para el cerebro no es nuevo (ver el ejercicio es el mejor antidepresivo). Actividades como caminar a paso ligero, hacer bicicleta estática, bailar, nadar, subir escaleras o incluso fregar los suelos son ejemplos de ejercicios de resistencia que se sabe que además de mantener en forma el corazón, los pulmones, el sistema circulatorio y mejorar la aptitud física general también son beneficiosos para una buena salud del cerebro.

Está comprobado que estas actividades físicas retrasan o previenen muchas de las enfermedades asociadas con la edad, como la diabetes y la enfermedad cardiaca y también mejoran la capacidad cognitiva, sobre todo en personas mayores y en aquellas con patologías como depresión, epilepsia, ictus, alzhéimer o párkinson. Además se sabe que el ejercicio favorece la formación de neuronas nuevas en el hipocampo. Lo que no estaba claro hasta ahora era cómo mover los músculos repercute de forma tan positiva sobre el cerebro.

Un trabajo publicado la pasada semana en la revista Cell Metabolism parece haber hallado la solución. Liderada por Bruce Spielgelman, la investigación ha encontrado una proteína llamada irisina, recientemente descubierta, que se produce en el músculo durante el ejercicio de resistencia, y que parece tener un también un papel importante en los efectos beneficiosos sobre el cerebro.

La irisina se relacionaba hasta ahora con el metabolismo energético y en concreto con la transformación de la grasa blanca en parda, un proceso que consume calorías, lo que convierte a esta proteína en una clara candidata para el desarrollo de fármacos para adelgazar. Pero el equipo de Spielgelman ha visto que también aumenta en el cerebro de ratones cuando  practican ejercicio y concretamente en el hipocampo, una estructura fundamental en los procesos de aprendizaje y memoria.

Además al aumentar artificialmente los niveles de irisina en la sangre de los roedores lograron activar genes implicados en el aprendizaje y la memoria. Un hallazgo que puede ser útil para diseñar fármacos que utilicen esta molécula inducida por el ejercicio y que actúen como protectores frente a las enfermedades neurodegenerativas y para mejorar el declive cognitivo asociado al envejecimiento.

Puzle completado

En este puzzle ejercicio/salud cerebral había ya algunas piezas colocadas. Una de ellas era el Factor Neurotrófico Derivado del Cerebro (BDNF), con probados efectos neuroprotectores, que se produce en varias regiones del cerebro cuando se hace ejercicio, y en especial en el hipocampo, como demostró una investigación de la Universidad de California. Además, se ha visto que las personas que tienen una mutación en el gen del BDNF, que resulta en una menor producción de este factor, tienen menor tamaño en algunas estructuras del cerebro, problemas de memoria y mayor tendencia a la ansiedad y la depresión.

Este Factor Neurotrófico Derivado del Cerebro es importante para la supervivencia de las neuronas, así como para la formación de dendritas y sinapsis. Además es fundamental en la plasticidad sináptica (capacidad de modificar la comunicación entre neuronas en respuesta a las demandas del entorno), la función del hipocampo y el aprendizaje.

Según el trabajo de Spiegelman, la irisina sería el eslabón perdido en esa cadena entre el ejercicio y los beneficios para el cerebro mediados por el BDNF. Pero a el gen de la irisina está regulado por otra proteína (PGC1 alfa) que aumenta con el ejercicio. Inicialmente se descubrió en el músculo esquelético, donde es el principal mediador de los efectos beneficiosos del ejercicio. Pero después se ha visto que en el cerebro no es menos importante y que su ausencia se asocia con la neurodegeneración. En definitiva, esta proteína, PGC1 alfa, aumentaría los niveles de iridina en respuesta al ejercicio de resistencia, que a su vez actuaría sobre el Factor Neurotrófico Derivado del Cerebro (BDNF), responsable último de los beneficios sobre el cerebro.

“Nuestros resultados indican que la irisina controla una vía neuroprotectora muy importante en el cerebro”, señala Spielgelman. El siguiente paso en su investigación, asegura, se dirige a conseguir una forma estable de la proteína irisina que pueda administrarse en modelos de ratón para comprobar si puede potenciar la capacidad natural del cerebro para luchar contra la neurodegeneración.
ejercicio-cerebro
El ejercicio de resistencia estimula la expresión del gen de la irisina (Fndc5) a través del complejo de transcripción PGC1-alfa/Err-alfa. El aumento de la expresión del gen Fndc5 estimula a su vez al gen del BDNF, un regulador maestro de la supervivencia celular, diferenciación y plasticidad en el cerebro. Así se logra una mejora en la función cognitiva, el aprendizaje y la memoria, que son los beneficios que el ejercicio produce sobre el cerebro.

¿Está la obesidad matando a más gente de lo creído?

NCYT Amazings

Una de cada cinco personas muere como consecuencia última de la obesidad, al menos en Estados Unidos. A tan contundente y preocupante conclusión ha llegado un equipo de científicos de la Escuela Mailman de Salud Pública de la Universidad de Columbia en la ciudad de Nueva York. Si esto es cierto, la obesidad es mucho más letal de lo que antes se había pensado.

En las décadas recientes, la obesidad ha sido la responsable del 18 por ciento, casi una quinta parte, de los fallecimientos de estadounidenses de entre 40 y 85 años de edad, según los autores del nuevo estudio. Este hallazgo contradice la estimación, muy aceptada por la comunidad científica, de que el porcentaje es solo de un 5 por ciento.

“La obesidad tiene consecuencias muchísimo peores para la salud de lo que algunos informes recientes nos habían hecho creer”, es la sombría valoración que hace, sobre el hallazgo, Ryan Masters, de la Escuela Mailman de Salud Pública.

Mientras que ha habido algunas señales de que la obesidad está comenzando a decrecer en algunos grupos de gente joven, los ritmos de crecimiento en la incidencia de la obesidad continúan acercándose a los picos históricos en naciones como Estados Unidos.

Para la mayor parte de los niños y adultos que ya son obesos, esa condición probablemente persistirá durante buena parte de su vida, provocándoles problemas serios de salud tarde o temprano.
muertes debido a la obesidad
En los estadounidenses de más edad, la cifra creciente de muertes provocadas por la obesidad es ya evidente. El doctor Masters y sus colegas han documentado su efecto ascendente en la mortalidad de hombres blancos que fallecieron con edades de entre 65 y 70 años desde 1986 hasta 2006. La obesidad de grado uno (índice de masa corporal desde 30 hasta menos de 35) aportó cerca del 3,5 por ciento de muertes para los que nacieron entre 1915 y 1919. Para los que nacieron 10 años después, el aporte fue de cerca del 5 por ciento de las muertes. Para los nacidos otros 10 años después, la aportación de la obesidad de grado uno fue de más del 7 por ciento de los fallecimientos.

Cuando la epidemia de obesidad se desencadenó en la década de 1980, lo hizo en todos los grupos de edades, pero las personas ancianas solo estuvieron expuestas en los últimos años de su vida a las condiciones responsables de la epidemia, mientras que la gente más joven de entonces es ahora la que más tiempo lleva expuesta a tales condiciones. Y la situación para los niños pequeños de hoy en día no es muy halagüeña en las sociedades con más problemas de sobrepeso. Un niño de 5 años criándose ahora en alguna de esas sociedades, está viviendo en un ambiente en donde la obesidad es mucho más cotidiana de lo que lo fue en la misma sociedad para un niño de 5 años una o dos generaciones atrás.

En el entorno del niño actual del ejemplo hay ahora más compañeros de su edad obesos que en el entorno del niño de una o dos generaciones atrás, tal como razona Bruce Link, profesor de epidemiología y ciencias sociomédicas en la Escuela Mailman de Salud Pública. Además, hoy en día los envases de raciones individuales de comida rica en grasa y azúcar son más grandes que una o dos generaciones atrás, lo mismo que sucede con las tallas de las prendas de vestir.

Link teme que veremos lo peor de esta epidemia de obesidad cuando la generación de quienes hoy son niños pequeños alcance la madurez.
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230 kilos que dieron paso a dos maratones

El alemán Thomas Stephan pesaba 230 kilos en 2011 y ahora buscará completar su segundo maratón. Stephan ya completó la carrera de Frankfurt en 2012. Un año antes consiguió completar la mitad de la maratón de Londres

Eurosport / Yahoo

Thomas Stephan ante sy despues EurosportEn la maratón de Frankfurt estarán algunos de los mejores atletas de esta disciplina: Lilesa, Sefir, Kipruto o Kirwa. Ellos son las estrellas pero la felicidad de cruzar la meta es igual para todos. Puede que incluso mayor para Thomas Stephan. Este alemán de 44 años buscará completar su segundo maratón, algo que hace dos años nadie hubiera imaginado.

En 2011, Stephan pesaba 230 kilos. Al no aguantar más esa situación, comenzó primero a comer sano y luego a realizar ejercicio. Ese año, se planteó completar la mitad de la maratón de Frankfurt. En la ciudad alemana, Stephan llegó hasta los 25 y allí frenó. En ese momento, tal y como cuenta en una entrevista a la web oficial de la carrera, lloró “desconsoladamente”.

El siguiente paso era completar la maratón completa. Cuando llegó la carrera de 2012, Stephan la completó en 4 horas y 43 minutos. “Ese fue el acontecimiento más importante en mi vida” dijo el alemán para explicar lo que sintió al acabar. Ahora, con 80 kilos de peso y en plena forma, buscará completar su segunda maratón.

La exposición a productos químicos tóxicos en los años 50 puede ser causa de obesidad

Un estudio sugiere que los efectos de la contaminación por productos tóxicos se transmite durante varias generaciones por un proceso epigenético

La Vanguardia
por Joaquim Elcacho/ BMC Medicine

La exposición a productos químicos tóxicos en individuos de una generación puede alterar la salud en sus descendientes varias generaciones más tarde, según sugiere un estudio realizado por investigadores de la Universidad Estatal de Washington (Estados Unidos) que publica esta semana la revista BMC Medicine.

La investigación liderada por el doctor Michael Skinner, profesor de la Universidad Estatal de Washington y fundador del Centro para la Biología de la Reproducción de esta misma universidad, ha sido realizada con animales de laboratorio (ratas) pero hace pensar que contaminación transgeracional podría producirse también en humanos.

“La exposición a productos tóxicos como el DDT que afectó a su bisabuela cuando estaba embarazada puede provocar un importante incremento en la susceptibilidad a la obesidad de usted, y usted puede pasar este factor de riesgo a sus nietos sin que ellos hayan estado expuestos directamente al DDT”, indica el profesor Michael Skinner.

El experimento dirigido por Skinner fue realizado con ratas en gestación expuestas al insecticida DDT, un producto que todavía se utiliza de forma legal en algunos países del mundo para combatir los mosquitos que propagan la malaria. Ni las ratas expuestas al insecticida ni sus crías presentaron alteraciones de peso. En cambio, más de la mitad de los descendientes de tercera generación presentaron problemas de obesidad.

Los responsables de esta investigación consideran que el insecticida puede afectar a a forma en que los genes se activan y desactivan en los descendientes de un animal expuesto, a pesar de que sus secuencias de ADN se mantienen sin cambios.

Este tipo de alteraciones se conoce como herencia epigenética transgeneracional, es decir una modificación de la expresión de los genes no provocada directamente por una alteración en el ADN. En los últimos años, el laboratorio Skinner ha documentado efectos epigenéticos de una gran cantidad de sustancias tóxicas ambientales, incluyendo plásticos, pesticidas, fungicidas, dioxinas, hidrocarburos y el plastificante bisfenol A.

Skinner considera en este sentido que la frecuencia de los efectos del DDT sobre la obesidad son mucho mayores que otros tóxicos revisado en su laboratorio.

El líder de la investigación presentada ahora recuerda que hace 51 años se publicó el libro Primavera Silenciosa, de Rachel Carson, que documentaba por primera vez los efectos del DDT sobre el medio ambiente. El uso de este insecticida está prohibido desde 1972 en Estados Unidos pero, «la tercera generación de las personas expuestas al DDT en la década de 1950 es ahora mayor de edad y tiene un aumento espectacular de las enfermedades como la obesidad», insinúa Skinner al tiempo que la Agencia norteamericana para el Desarrollo Internacional y la Organización Mundial de la Salud están apoyando el uso de DDT para controlar la malaria en los países en desarrollo.

“Los posibles efectos transgeneracionales de DDT deberían tenerse en cuenta en el análisis de riesgos y beneficios de su uso», indica Skinner.

5 razones para comer fruta en ayunas

La fruta, considerado como uno de los alimentos básicos en toda dieta, es principalmente fructosa, que puede ser transformada con facilidad en glucosa, en la mayoría de las veces es 90-95% agua y permite tanto nutrir, como depurar el organismo, una de las razones para comerlas en ayunas

En forma 180 / Por J. Manuel Reyes

comer fruta en ayunasLa fruta, considerado como uno  de los alimentos básicos en toda dieta, es principalmente fructosa, que puede ser transformada con facilidad en glucosa, en la mayoría de las veces es 90-95% agua y permite tanto nutrir, como depurar el organismo, una de las razones para comerlas en ayunas.

De hecho, de acuerdo con especialistas en nutrición, como los del European Food Information Council, para que realmente nuestro organismo pueda aprovechar sus nutrientes, su consumo debe ser previo a cualquiera de las comidas principales, como en ayunas, debido a que permite una mejor asimilación.

Es uno de los mejores alimentos debido a que requiere de poca energía para su digestión, pero los beneficios que brinda son mayores, por lo que muchos recomiendan comer las frutas en ayunas, entre otras razones porque:

1. Más digerible. Se deben comer con el estómago vacío preferentemente. Ya que la fruta se digiere en el intestino delgado, y si el estómago está lleno, comienza a fermentar antes de ser digerida, lo que causa gases e inflamación.

2. La glucosa es uno de los principales combustibles para el cerebro. Según científicos de la Universidad de Ottawa, Canadá, cerca de dos terceras partes del total de la glucosa que recibe el cuerpo se destinan a las diversas funciones cerebrales y su compleja red neuronal. Comer fruta, luego de un ayuno de más de 7 horas tras dormir, es una de las maneras más eficaces de brindarle los niveles de glucosa que requiere el cerebro.

3. Funciones cognitivas. Un estudio publicado en el British Journal of Nutrition revela que ciertas partes del cerebro experimentan bajadas de glucosa a corto plazo, lo que podrían afectar a diversas funciones cognitivas como la atención, la memoria y el aprendizaje. Por lo que éstas pueden evitarse al comenzar el día con una buena porción de fruta, además de ingerir alguna más durante el día.

4. Mejoran la digestión. La fibra de la fruta es la pectina, soluble en agua, y la mayor parte se encuentra en la cáscara, por eso, se recomienda que las frutas no sean peladas, como en el caso de la manzana. Consumir una porción una hora antes de desayunar permitirá una mejor digestión durante el resto del día. Además, el potasio que contienen muchas de ellas mejora el funcionamiento intestinal, según investigadores del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO).

5. Optimiza el metabolismo. El consumo de fruta en ayunas, por sus aportes de en vitaminas y minerales, permite optimizar el metabolismo e incluso puede acelerar la quema de grasas, según un estudio de la Universidad de Pittsburgh, Estados Unidos, ya que mantiene y regula niveles de insulina.

Estas son algunas razones para comer frutas en ayunas, no obstante, diversos especialistas, como los de la Escuela de Medicina de Harvard, recomiendan que su consumo sea básicamente la pulpa, ya que brinda mejores beneficios y nutrientes.

La nutrición reclama atención en los restaurantes

El Pais / Efe / Pilar Salas

Alrededor del 80 % de los españoles trabajadores come fuera de casa y lo hace mal. Expertos en nutrición y reputados cocineros se han unido en un congreso para intentar que la gastronomía vaya unida a una correcta alimentación, con más protagonismo del mundo vegetal y menos grasas.

En las cartas de los restaurantes «faltan vegetales en los entrantes y como guarnición, se sobrepasan las proporciones adecuadas de grasa y se ofrecen más proteínas animales de las necesarias», según ha criticado hoy Ana Luzón, directora médica del I Congreso Internacional de Gastronomía y Nutrición, que se celebra en Madrid.

Y no sólo en los de menú del día. La experta en nutrición ha dado un tirón de orejas a los grandes chefs, algunos ponentes en el congreso: «Los menús degustación no tienen por qué no mantener las proporciones de los nutrientes. No se trata de poner a prueba la capacidad de resistencia del comensal: se pueden alternar dos o tres menús por temporada en vez de uno que incluya todas sus creaciones».

Joan Roca, del considerado mejor restaurante del mundo, El Celler de Can Roca, ha reconocido que la alta cocina es «hedonista» y se busca «hacer feliz» al comensal viviendo «una experiencia», si bien ha apuntado que «cada vez hay más conciencia en que sea lo más sano y digerible posible».

Por ello en los menús degustación «aumenta la proporción del mundo vegetal, se aligeran salsas y se ajustan al máximo los procesos de cocción», de forma que se pueda disfrutar «de muchas cosas distintas en pequeñas proporciones, dando mucha importancia al sabor y permitiendo una buena digestión».

Martín Berasategui, con seis estrellas Michelin y coautor del libro «Cerebro saludable», ha subrayado que «todos los cocineros piensan en la salud» y, al igual que Roca, ha reclamado la necesidad de educar en alimentación y nutrición en las escuelas, punto que ha sido reclamado por muchos de sus colegas y los expertos en nutrición participantes.

La cocinera con más estrellas Michelin, Carme Ruscalleda, que junto a su hijo Raúl Balam y un experto elabora menús antienvejecimiento en Moments (Barcelona), ha defendido que la cocina «es sana cuando el producto está lo menos manipulado posible» y se basa en el mercado y el terruño, así como en el cuidado «de los devorados».

No obstante, ha reconocido que no se plantea «el nivel de calorías de un menú gastronómico», ya que comerlo es una experiencia que se sale de lo habitual y cuyo objetivo es el máximo disfrute.

De esta opinión es Paco Roncero (La Terraza del Casino, Madrid), quien ha recordado que pasó de pesar 118 kilos a 78 «sin hacer dieta», sólo cuidando la alimentación y haciendo ejercicio.

«Nunca pensamos en el valor nutricional de un plato o del menú degustación, porque hay 365 días para alimentarse y a nuestros restaurantes se viene a disfrutar, aunque cada vez cocinamos con menos grasas y de forma más saludable», ha dicho el cocinero madrileño.

Elena Arzak ha referido que los menús «deben estar equilibrados», pues, aunque «uno no va a hacer dieta» a un restaurante como el que lidera junto a su padre Juan Mari, «los hábitos han cambiado y se usan menos grasas y más vegetales». Además, cada vez son más los chefs que trabajan con expertos en nutrición.

Por su parte, Rodrigo de la Calle, impulsor de la revolución verde y la gastrobotánica, una línea de cocina en la que el mundo vegetal es el protagonista y que ahora desarrolla en el Hotel Villamagna de Madrid, ha sido crítico con «un país de asadores y freidoras» y ha asegurado a Efe que «hay poco donde comer barato y sano hoy en día».

Andoni Luis Aduriz, con dos estrellas Michelin en Mugaritz, ha presentado varias de sus creaciones, que demuestran que hortalizas y vegetales no tienen por qué quedar relegados a un segundo plano en el plato y que, con el debido tratamiento y una atractiva presentación, convencen al comensal más exigente.

Por su parte, Sergi Arola ha dicho que «todo no se puede solucionar desde la cocina» y ha achacado los altos índices de sobrepeso de la población española -un 45 % de los niños lo padece- a «hábitos extremadamente sedentarios».

«El 99,9 % de chefs son sensibles y montan menús equilibrados; hemos sido los primeros en eliminar mitos que había en el oficio, como cocinar con mantequilla clarificada», ha mantenido.

«La tendencia actual es hacer una cocina más saludable, desde la alta gama a la baja, porque la gente se cuida mucho y está muy informada», ha sostenido el cocinero Mario Sandoval, al frente de Coque en Humanes (Madrid) y con una estrella Michelin.

Con el mismo reconocimiento en Casa José (Aranjuez, Madrid), Fernando del Cerro ha reclamado que en las escuelas de hostelería se enseñe nutrición para «saber los porcentajes de nutrientes que debe tener un plato».

Disminuye el número de obesos en EE UU, pero continúa la epidemia

Cerca de 78 millones de adultos la padece. Los expertos solicitan «un cambio en la mentalidad de la sociedad»

El País, por Carolina García

luchar contra la obesidadEl número de obesos ha disminuido en Estados Unidos en los dos últimos años, después de décadas aumentando de forma continuada, según concluye el último informe del Departamento de Estadística de Salud (NCHS, en sus siglas en inglés), que está considerado como el estudio más riguroso y válido del país porque evalúa a los participantes, registrando peso y altura, y no son los sujetos los que proporcionan los datos.

Los resultados están muy lejos del objetivo planteado por las autoridades sanitarias de que para el año 2020 no afecte a más del 30% de la población. Esto significa que EE UU continua sufriendo una epidemia que padecen cerca de 78 millones de sus ciudadanos (50 millones de blancos, 14,4 millones de hispanos, 12,2 millones de afroamericanos y 1,2 de millones asiáticos) y que está relacionada con enfermedades como la diabetes tipo II; las patologías cardiovasculares; problemas de hígado; trastornos degenerativos, e incluso algunos tipos de cáncer.

«Aunque se ve un soplo de esperanza en los resultados que muestran una bajada en el índice de adultos que padecen obesidad en el país, el descenso todavía no es lo suficientemente significativo, es una evidencia cuantificable, pero no pronostica un cambio», explicó Cynthia Ogden, epidemióloga del Centro de Prevención y Control de Enfermedades (CDC, en sus siglas en inglés)  en un comunicado.

En 2012, el 34,9% de la población era obesa, en 2010, el 35,7%. El índice de obesidad aumentó de forma dramática en los noventa, después de mantenerse relativamente estable en las décadas anteriores, cuando apenas un 15% de la población padecía obesidad.

En EE UU se considera obesidad, categorizada desde hace poco como enfermedad por la Asociación Nacional de Médicos, a toda persona que tenga un índice de masa corporal (basado en la relación entre el peso y la altura, y no distingue entre masa muscular y masa grasa) de 30 o superior.

«Los números siguen en términos de epidemia y necesitamos seguir adoptando nuevas medidas que aceleren su solución», añadió Scott Kahan, profesor de nutrición en la Universidad de George Washington de la capital federal, a AP.

Estas últimas estadísticas no incluyen cifras de niños y adolescentes aunque un último estudio del Centro Prevención y Control de Enfermedades (CDC, en sus siglas en inglés) concluye que entre los años 2003 y 2010 el número de menores, entre los 2 y los 17 años, que padecen esta enfermedad disminuyó tras varios años de subida.

La obesidad sigue aumentando en las mujeres. En 2010, el 35,8% de ellas la padecía, y en 2012 el dato ha subido a un 36,1%. Mientras que entre los hombres, disminuyó un 2% en el mismo periodo de tiempo. Los más propensos a padecerla son las personas en los 40 y los 59 años.

“El objetivo de la especie humana ha sido durante siglos alimentarse y ya lo hemos cumplido. Desafortunadamente estamos comiendo más de lo que necesitamos. El cerebro y el cuerpo están preparados para recibir más calorías de las que necesitamos y esto es muy difícil de cambiar, ya que estamos hablando de mecanismos metabólicos muy importantes”, ha dicho Matt Pertesen, miembro de la Sociedad Nacional de Diabéticos, al diario médico HealthDay.

La epidemia de la obesidad también afecta a la economía de EE UU, que pierde unos 270 millones de dólares al año en costes de atención médica y disminución de la productividad asociada a esta enfermedad y al sobrepeso, según un informe elaborado en 2011 por la Sociedad Nacional de Medicina.

“Todo esto nos lleva a que tenemos que seguir trabajando para conseguir erradicar la epidemia”, ha añadido Pertesen. Entre las medidas que se aplican en la actualidad están las dietas nutricionales, la cirugía bariátrica y el ejercicio. Aunque no pueden luchar contra los alimentos hipercalóricos que siguen siendo muy baratos en el país y que también demandan un cambio “en la mentalidad y forma de vida de la sociedad estadounidense”, indican los expertos.

Los retos de hoy ante el cáncer de mama: más prevención e investigación y menos recortes

  • Este sábado, día 19 de octubre, es el Día Mundial contra el Cáncer de Mama.
  • En España la incidencia de esta enfermedad se estima entre 20.000 y 25.000 casos al año; el 85% de las pacientes diagnosticadas en fase precoz se curan.
  • A nivel mundial, desde los 90, cuando se generalizaron las campañas de detección precoz, la mortalidad por esta enfermedad no deja de bajar.

Mirentxu Mariño / 20 minutos
Dia Mundial Cáncer de mamaLa supervivencia al cáncer de mama en España aumenta cada año un 1,4%. Son buenas noticias, pero no son las únicas. En las últimas décadas, las campañas de detección, el diagnóstico temprano, los nuevos tratamientos sistémicos y el «enfoque global» a la hora de afrontar médicamente un tumor han logrado que hoy en nuestro país el 85% de las pacientes diagnosticadas en fase precoz se curen.

Son datos a tener en cuenta en el Día Mundial contra el Cáncer de Mama, que se celebra este sábado, 19 de octubre. Y todos los días del año, también. La Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) apunta que a principios de los años 80 las mujeres diagnosticadas tenían un 70% de posibilidades de no recaer a los cinco años, mientras que en la actualidad el porcentaje ha subido al 90%.

Las mujeres, además, están más concienciadas. Hoy es algo «excepcional» detectar un cáncer de mama en fase avanzada, explica a 20minutos Jesús García Mata, portavoz de SEOM y Jefe del Servicio de Oncología Médica Complejo Hospitalario de Ourense, a partir de los 45-50 años se realicen las mamografías periódicas, ya que en cuanto las mujeres notan algo, acuden inmediatamente al médico, «y eso es muy bueno». Entre el 95% y el 98% de los cánceres de mama se detectan en fase inicial, añade.

No hay un registro nacional

La incidencia del cáncer de mama en España se cifra entre 20.000 y 25.000 casos nuevos anuales. Son estimaciones que, según la asociación o el organismo consultados, varían. «Uno de los problemas que tenemos es que, en el mejor de los casos, la información viene partida en 17», explica García, «no hay un registro nacional de tumores», algo que ayudaría mucho a combatir la enfermedad.

Este tipo de datos «son preciosos para plantearse algunas cosas», argumenta. Aun así, dice, los profesionales se «organizan mejor» que hace unos años, hay un «manejo más multidisciplinar» de la enfermedad. La mayoría de los casos de cáncer de mama se diagnostican en edades comprendidas entre los 35 y los 80 años, con un máximo entre los 45 y los 65; los médicos recomiendan que a partir de los 45-50 años se realicen las mamografías periódicas.

El concepto de la prevención, asociada antes de forma inevitable a la palabra muerte, ha cambiado por completo. «Algunos autores», explica el doctor, opinan que hay un «sobrediagnóstico» de tumores, de ahí que la incidencia del cáncer de mama no deje de subir en todo el mundo, pero él no comparte esta tesis: «Mientras tengas un 15% de pacientes que no se curan», hay que seguir peleando.

Los efectos de la crisis

El cáncer de mama es la novena causa de muerte en mujeres en el mundo, según la OMS: se diagnostican al año 1,38 millones de casos y hay 508.482 muertes, según datos de 2011. En Europa, el de mama es el cáncer más común entre mujeres, aunque en 2015 podría pasarle el de pulmón, según datos del estudio European cancer mortality predictions for the year 2013, publicado en febrero en Annals of Oncology.

En España, 6.314 mujeres y 85 hombres murieron en 2011 por tumores de mama, según el INE. El estudio citado pronostica para 2013 un total 88.886 muertes en Europa por cáncer de mama —un 15% del total de muertes por cáncer— y 6.616 en España, pero certifica que desde los años 90 —cuando se generalizaron las campañas de detección precoz— la tasa de mortalidad asociada al cáncer de mama no deja de bajar.

Los retos que plantea hoy el cáncer de mama a la sociedad y al colectivo médico actuales pasan, recuerda García, por avanzar en «el conocimiento de las células tumorales» y en la eficacia de los tratamientos, pero también por conseguir que, una vez curadas, las mujeres que han sufrido esta enfermedad vuelvan a llevar una vida normal, vuelvan a ser «personas normales». «Hay miles de mujeres curadas que tienen secuelas no físicas. Yo lo llamo el bendito problema, pero hay mucho que hacer en esto, hay que lograr que vuelvan a ser mujeres», dice el doctor.

Otro reto es, sin duda, combatir los efectos de la crisis. La Federación Española de Cáncer de Mama (FECMA) ha difundido un manifiesto en el que muestra su preocupación por los recortes y porque «las dificultades presupuestarias» puedan «repercutir en retrasos en el acceso a la innovación a los pacientes oncológicos». Según un estudio de la Asociación Española Contra el Cáncer, los recortes multiplican por tres el gasto oncológico de las familias con menos recursos.

En varias comunidades autónomas, como Aragón o Baleares, se han registrado quejas de asociaciones y partidos por los recortes en prevención. En la Comunidad de Madrid, 30.000 mujeres se han quedado sin sus mamografías preventivas en los últimos siete meses por una suspensión del Programa de Detección Precoz de Cáncer de Mama, derivado de un problema en la prórroga del contrato con las clínicas privadas a las que se paga para que presten este servicio.

Reducir el riesgo

Una de cada 8 mujeres presentará un cáncer de mama a lo largo de su vida en nuestro país, según la AECC, que explica que «cada mujer puede reducir su riesgo de forma individual con pequeños cambios en su estilo de vida», como prevenir la obesidad con una dieta adecuada y realizar ejercicio diario. Existe, no obstante, el componente heredirario, aunque la Asociación mantiene que poseer un riesgo mayor «no implica la certeza de que se vaya a padecer la enfermedad, sólo indica cierta predisposición».

El cáncer de mama hereditario representa el 5-10% del total de esta patología, según explicaba Teresa Ramón y Cajal, responsable del Servicio de Oncología Médica del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, en la I Jornada Multidisciplinar de la Mama. Allí se ha revelado que un 30% de mujeres de alto riesgo en nuestro país se han sometido a una doble mastectomía como consecuencia del denominado efecto Angelina Jolie.

¿Por qué las mujeres sufren en mayor grado que los hombres de estrés?

Radio Aragón
¿Sabían que el 71 por ciento de las mujeres con obesidad padecen problemas emocionales y que su exceso de kilos podría estar relacionado con la ansiedad?


En este programa de Radio Aragón interviene como invitado especial Rubén Bravo, portavoz del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), que analiza los resultados de un reciente estudio de opinión realizado por el centro.  Según indica la encuesta, los hombres no se libran de la ansiedad y a ellos también les provoca problemas de obesidad, aunque en una menor medida. Un 49 por ciento de los representantes del sexo masculino entrevistados reconocen la importancia del factor emocional en el aumento de sobrepeso.
«Vivimos en una sociedad donde los niveles de estrés son muy altos y existe una tendencia sobre todo en las mujeres de buscar un refugio del malestar emocional en los ansiolíticos o alimentos antidepresivos», señala Bravo.  De esto existe una explicación bioquímica en el cuerpo. El desgaste de algún neurotransmisor, como el serotonina que controla los niveles del estrés, sobre todo a partir de la tarde nos impulsa a buscar determinados alimentos, como l chocolate o el dulce, para aumentar los niveles de esta hormona y así recuperar la sensación de bienestar. Si nos acostumbramos a comer estos alimentos de forma abundante y descontrolada, es muy probable que a la larga nos enocntremos con problemas de sobrepeso u obesidad.
A diferencia de las mujeres, que son mucho más sensibles y alertas de cara a los posibles problemas que puedan surgir en la familia o el entorno laboral, los hombres emocionalmente son más lineales, más estables en los niveles de acetilcolina. Este neurotransmisor, dicho de otra forma, es el que marca la tendencia de «darle vuelta a las cosas» que en los varones no es tan acentuada. Los hombres no perciben las preocupaciones del mismo modo que las mujeres, ni les multiplican a niveles tan altos, por tanto tienen menos incidencia de trastornos alimenticios y obesidad a causa de problema emocional.
El IMEO, junto con el Instituto de Biomedicina, ha traído de Estados Unidos varios sistemas que, en parte, puedan contribuir en la solución del problema de ansiedad y estrés. El Electro intersticial escáner, por ejemplo, permite hacer un estudio de nuestros neurotransmisores emocionales en tiempo real y nos ayuda a visualizar los niveles de estrés, hambre y depresión. El Sistema de Biocoherencia Cardíaca, a cambio, consiste en trabajar sobre el corazón a través de la respiración para influir positivamente sobre la mente y así reducir los niveles de estrés en cuestión de 5 – 10 minutos. Éste último no es un tratamiento psicológico, pero sí es un entrenamiento, una forma de actuar donde estamos monitorizados por un ordenador que nos indica cómo lo estamos haciendo, de modo que a largo plazo podremos conseguir un control óptimo sobre nuestras propias emociones.

El factor emocional, causa principal del sobrepeso en mujeres

Actualidad gastronómica

comida-basuraSegún el dicho popular, somos lo que comemos. Pero si a esta creencia le damos la vuelta tendremos que, según como seamos, así comeremos. Y eso precisamente es lo que muestran los resultados de un estudio realizado por el Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) sobre cerca de un centenar de pacientes y que pone en evidencia la importancia del factor emocional como detonante para generar el sobrepeso en personas adultas.

Los encuestados, residentes en España y escogidos al azar, son 45 mujeres y 37 hombres que han sido invitados a identificar y enumerar por orden y importancia las posibles causas de los kilos de más: el estado emocional, la falta de planificación a la hora de comer y la tendencia genética. El 71 por ciento de las mujeres y un 49 por ciento de los hombres han señalado en su respuesta el factor emocional como principal desencadenante del sobrepeso.

La ansiedad, el estrés o el descontento con la propia imagen corporal son, a veces, los detonantes que nos impulsan a comer más de la cuenta o de forma compulsiva. Es un patrón conocido entre los expertos como sobrepeso emocional. La falta de planificación a la hora de comer ocupa segundo lugar en las respuestas de los hombres donde el 35 por ciento le dan una mayor importancia.

Las mujeres lo sitúan en tercer lugar, ya que tan sólo un 9 por ciento de ellas considera que la ausencia de hábitos saludables a la hora de comer -horarios fijos, menú variado, alimentos nutritivos y de calidad y un racionamiento adecuado- a la larga nos puede pasar factura en términos de ‘sobrepeso ocasional’.

“Si una persona no planifica con tiempo las comidas que corresponderían a una alimentación equilibrada y saludable, se vería obligado a improvisar, preparando lo que haya en la nevera, comiendo cuando y de lo que más le gusta o apostando por comida rápida, rica en grasa y azúcares que nos proporcionaría demasiada energía de golpe”, señala Rubén Bravo, portavoz del IMEO.

Entre las soluciones a este sobrepeso emocional está el Sistema de Entrenamiento de Biocoherencia Cardíaca, un método de control del estrés que el IMEO, en colaboración con el Instituto de Biomedicina, ha traído de EEUU y ha comenzado a aplicar con el fin de combatir la ansiedad, que en muchos casos, es la principal causa de la obesidad.