Las luces y sombras de los edulcorantes como la estevia o el eritritol

El Consumidor Global, por Javier Roibás

Una taza de café con un sobre de estevia / EFE

El azúcar engancha y los españoles consumen demasiado, sobre todo en la infancia y en la adolescencia. “Llega a ser más adictivo que la cocaína”, asegura Inmaculada Luengo, dietista y nutricionista del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO). Hasta hace unos años, en los hogares sólo se contemplaban dos opciones dulces cuando a un invitado se le ofrecía un café: azúcar o sacarina. Sin embargo, las alternativas de origen natural y químico para endulzar los alimentos se han multiplicado y eso provoca cierta frustración en algunos consumidores debido a la dificultad para atinar con el más recomendable.

“Parece que todo se quiere catalogar como un alimento bueno o malo. Eso hace que los consumidores tengan una mala relación con la alimentación. Todo depende del contexto”, asegura en ese sentido Luengo. Por su parte, Miguel Ángel Lurueña, doctor en Ciencia y Tecnología de los Alimentos y divulgador científico, señala que se tiende a pensar que lo natural es lo más seguro y saludable, “aunque en realidad lo que importa es su composición y la estructura química”.

Problemas gastrointestinales

Dentro de los edulcorantes naturales se encuentran los denominados polialcoholes o polioles, cuyas principales ventajas son tener muy pocas calorías y no provocar caries. De hecho, los polioles son muy empleados para los chicles y caramelos sin azúcar, aunque el representante más conocido de este tipo puede que sea el eritritol, muy de moda y presente en un sinfín de recetas fit que elaboran diferentes influencers en las redes sociales.

“Tienen un inconveniente, ya que si se consumen en dosis muy altas pueden causar problemas gastrointestinales como diarreas”, asegura Lurueña. En ese sentido, Luengo destaca que, aunque no se puede generalizar porque cada persona es un mundo, aquellas que tengan el colon irritable o que padezcan problemas de estómago “tienen más tendencia a que algunos edulcorantes les sienten mal”.

Diabetes y procesos de adelgazamiento

Otro de los grandes motivos del auge de los edulcorantes como la estevia es que son considerados como un aliado para bajar de peso. A pesar de que algunos no tienen calorías y otros tienen una cantidad muy pequeña, Lurueña señala que las evidencias científicas apuntan que la simple sustitución de los azúcares por edulcorantes “no sirve para bajar de peso”. Si bien todavía no se sabe muy bien por qué ocurre eso, el experto apunta que hay diferentes hipótesis. “Los edulcorantes podrían hacer que nuestra apetencia por los alimentos dulces siga estando ahí o, incluso, se potencie. Otra teoría es que puedan modificar la microbiota –también llamada flora– intestinal”, explica. A pesar de ello, el experto señala que la mejor solución para alguien que desee adelgazar no es que se pase a las galletas sin azúcar, sino que las cambie por manzanas, que, aunque también tengan azúcares, se metabolizan de una forma más lenta.

Por su parte, la dietista de IMEO señala que los edulcorantes sí que van bien a las personas que buscan bajar de peso, aunque señala que el hecho de estar tan acostumbrados a consumir azúcar desde pequeños provoca ciertas resistencias en ese proceso. “Cuando la gente intenta corregir esa situación es complicado porque el cuerpo ya pide azúcar. Nuestro cerebro se vuelve adicto”, insiste.  

Los trucos de los productos sin azúcar

Según un estudio realizado por la empresa de alimentación saludable Natruly, el “91% de los consumidores es consciente” de que cuando un producto se comercializa como 0 % azúcares, “a veces contiene edulcorantes”.  Sobre este aspecto, Lurueña señala que uno de los trucos que utiliza la industria alimentaria para no añadir azúcares es utilizar ingredientes dulces en productos que, de por sí, no llevarían esos ingredientes. “En lugar de azúcar blanco, añaden miel pasta de dátiles, por ejemplo. La están utilizando para endulzar, no como un ingrediente más del alimento y eso es un engaño”, asevera.

En la misma línea, Luengo señala que otra treta es camuflar los azúcares y ponerles otros nombres para que pasen desapercibidos en el etiquetado. “El consumidor, por lo general, maneja conceptos básicos como qué son los hidratos, las grasas… pero hay una variedad muy grande de azúcares y al cambiarles el nombre puede que la gente crea que no los lleva”. Para ello, esta experta recomienda fijarse en el apartado nutricional de los envases y ver, dentro de los hidratos de carbono, cuántos son azúcares simples. “Ahí la etiqueta no falla”, destaca.

¿Azúcar en el fuet?

Por otro lado, existen alimentos en los que cualquier consumidor no espera encontrar azúcar y, sin embargo, sí que lo incluyen. Un ejemplo de ellos es el fuet. “Los azúcares cumplen diferentes funciones tecnológicas, no solo se utilizan para endulzar. En un fuet ayudan a que se desarrollen las bacterias que intervienen en la fermentación durante el proceso de elaboración. Y, por ejemplo, en un pan, intervienen en el horneado y hacen que la superficie esté más tostada”, explica Lurueña. “Esto no debería preocuparnos demasiado. Los azúcares están donde todos pensamos que están, es decir, en cosas como los bollos de chocolate, los refrescos… En un fuet u otro alimento como una salsa de tomate la cantidad es mínima”.

A pesar de que hay “mucho miedo” con el azúcar y los edulcorantes por parte de los consumidores, este divulgador científico recalca que “hay que tener claro que son sustancias seguras pero que, consumidas en grandes cantidades, sobre todo el azúcar, pueden ser malas para la salud”. Por su parte, Luengo destaca que el objetivo final debe ser acostumbrarse al sabor real que tienen los alimentos y no tener que endulzarlos de ninguna manera.

Estevia, el edulcorante que arrasa en internet

Informe del Consejo Internacional

Las búsquedas en línea han crecido más de un 200% en dos años y es una presencia habitual en las redes ligada al mundo del fitness, diabetes y obesidad. Está en boca de todos

Alimente de El Confidencial, por Ángeles Gómez

El azúcar (concretamente, la sacarosa) se ha erigido en el enemigo número uno de la salud humana y los mensajes que exhortan a reducir al mínimo (mejor a 0) su consumo son cada vez más frecuentes. Los consumidores, sensibles como somos a las informaciones relacionadas con la salud y la nutrición, estamos abandonando el azúcar blanco para pasarnos al azúcar moreno, panela y otros edulcorantes, entre los que la estevia es uno de los más demandados, pero no está exenta de críticas.

Lo que es incuestionable es que existe un gran interés en torno a la estevia, como revela el rastro que deja en internet y las redes sociales. El informe ‘Análisis de conversación y tendencias de 2019’, elaborado por el Consejo Internacional de Estevia, ha detectado un aumento del 254% de las conversaciones online en inglés relacionadas con estevia y del 200% en español. Estados Unidos es el impulsor del tráfico en inglés y España para las relaciones en lengua española.
En números absolutos, las menciones en lengua inglesa entre 2017-2018 fueron 258.669 (frente a los 101.697 del periodo 2013-2015) y en los países de lengua española pasaron de 38.965 a 77.535.

Para el análisis, el Consejo trabajó con las empresas de estudios profesionales y de consumo. Algunas de las tendencias detectadas son un aumento de la visión positiva en torno a la estevia (un incremento más fuerte en los usuarios de lengua española) y las conversaciones negativas se referían mayormente al sabor, sobre todo en relación con el café.
En las redes sociales, la estevia también es el edulcorante favorito, y se prodiga en Instagram y Tumblr, que han ‘robado’a Twitter el 37% de las conversaciones.

El informe reconoce que la mayoría de las consultas que se hacen sobre la estevia están relacionadas con diabetes, obesidad, fitness y salud.

¿Qué dice la ciencia?

Su indicación para dietas de pérdida de peso parece clara. Rubén Bravo, del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), dice a Alimente que “en nuestro departamento de nutrición consideramos que es la mejor alternativa como edulcorante, porque se trata de un producto natural y no aporta calorías extras al alimento que estamos condimentando”. Existen otras opciones, como la sacarina, que no aportan kilocalorías, pero “son productos químicos sobre los que algunos estudios apuntan que un consumo excesivo podrían aumentar las probabilidades de desarrollar algunos tipos de cáncer”.

Otros endulzantes naturales, como el sirope de ágave o la fructosa sí añaden calorías extras al alimento. Por tanto, Bravo reitera que “como edulcorante, la estevia es el mejor por ser natural y porque no aporta calorías extras”.

Para personas diabéticas, “la estevia se considera un edulcorante apto y puede remplazar el azúcar”, señala Julio Sagredo, de la Fundación redGDPS. Sin embargo, “mantiene el deseo de alimentos dulces, con lo cual siempre es más recomendable acostumbrarse al mínimo sabor dulce o aprovechar alimentos, como la fruta, que son dulces de forma natural”.

Estas opiniones están refrendadas por la ciencia. Una investigación publicada en ‘Appetite’ da la razón a los dos expertos. Por una parte, este trabajo confirmó que cuando se reducían las calorías de la dieta utilizando estevia en lugar de sacarosa, las personas tenían la misma sensación de saciedad y no compensaban el déficit calórico comiendo más. Además, los niveles de glucosa e insulina postprandiales (después de una comida) eran inferiores al utilizar estevia.

La cara menos dulce la muestra una reciente investigación publicada en la revista ‘Nutrients’, que ha detectado que la estevia en dosis bajas altera la microbiota, y la disbiosis (que es como se conoce ese cambio que ocurre en la composición de la población bacteriana intestinal) se asocia a diferentes enfermedades, incluida la obesidad. Pero, en contra de lo que se podría esperar, no hubo aumento ni de peso ni de la obesidad.

¿Y qué pasa con el cáncer? El riesgo de que los edulcorantes puedan favorecer la aparición de determinados tipos de tumores planea en muchas conversaciones (cada vez menos, es cierto). Una revisión sobre 372 estudios recogidos en las bases de literatura científica no ha encontrado una conexión clara entre el cáncer y el consumo habitual de edulcorantes no nutritivos (de cero calorías), incluida la estevia, y defiende que es necesario hacer más investigaciones que aclaren esa relación.

Estevia, el edulcorante que arrasa en internet

Informe del Consejo Internacional: Las búsquedas en línea han crecido más de un 200% en dos años y es una presencia habitual en las redes ligada al mundo del fitness, diabetes y obesidad. Está en boca de todos

Alimente El Confidencial, por Ángeles Gómez

El azúcar (concretamente, la sacarosa) se ha erigido en el enemigo número uno de la salud humana y los mensajes que exhortan a reducir al mínimo (mejor a 0) su consumo son cada vez más frecuentes. Los consumidores, sensibles como somos a las informaciones relacionadas con la salud y la nutrición, estamos abandonando el azúcar blanco para pasarnos al azúcar moreno, panela y otros edulcorantes, entre los que la estevia es uno de los más demandados, pero no está exenta de críticas.

Lo que es incuestionable es que existe un gran interés en torno a la estevia, como revela el rastro que deja en internet y las redes sociales. El informe Análisis de conversación y tendencias de 2019, elaborado por el Consejo Internacional de Estevia, ha detectado un aumento del 254% de las conversaciones ‘online’ en inglés relacionadas con estevia y del 200% en español. Estados Unidos es el impulsor del tráfico en inglés y España para las relaciones en lengua española.

Las conversaciones negativas sobre estevia se refieren al sabor, sobre todo en el café

En números absolutos, las menciones en lengua inglesa entre 2017-2018 fueron 258.669 (frente a los 101.697 del periodo 2013-2015) y en los países de lengua española pasaron de 38.965 a 77.535.

Para el análisis, el Consejo trabajó con las empresas de estudios profesionales y de consumo. Algunas de las tendencias detectadas son un aumento de la visión positiva en torno a la estevia (un incremento más fuerte en los usuarios de lengua española) y las conversaciones negativas se referían mayormente al sabor, sobre todo en relación con el café.

Foto: unsplash/@pajevictoria.
Foto: unsplash/@pajevictoria.

En las redes sociales, la estevia también es el edulcorante favorito, y se prodiga en Instagram y Tumblr, que han ‘robado’a Twitter el 37% de las conversaciones.

El informe reconoce que la mayoría de las consultas que se hacen sobre la estevia están relacionadas con diabetes, obesidad, fittness y salud.

¿Qué dice la ciencia?

Su indicación para dietas de pérdida de peso parece clara. Rubén Bravo, del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), dice a Alimente que “en nuestro departamento de nutrición consideramos que es la mejor alternativa como edulcorante, porque se trata de un producto natural y no aporta calorías extras al alimento que estamos condimentando”. Existen otras opciones, como la sacarina, que no aportan kilocalorías, pero “son productos químicos sobre los que algunos estudios apuntan que un consumo excesivo podrían aumentar las probabilidades de desarrollar algunos tipos de cáncer”.

Otros endulzantes naturales, como el sirope de ágave o la fructosa sí añaden calorías extras al alimento. Por tanto, Bravo reitera que “como edulcorante, la estevia es el mejor por ser natural y porque no aporta calorías extras”.

Para personas diabéticas, “la estevia se considera un edulcorante apto y puede remplazar el azúcar”, señala Julio Sagredo, de la Fundación redGDPS. Sin embargo, “mantiene el deseo de alimentos dulces, con lo cual siempre es más recomendable acostumbrarse al mínimo sabor dulce o aprovechar alimentos, como la fruta, que son dulces de forma natural”.

Estas opiniones están refrendadas por la ciencia. Una investigación publicada en ‘Appetite’ da la razón a los dos expertos. Por una parte, este trabajo confirmó que cuando se reducían las calorías de la dieta utilizando estevia en lugar de sacarosa, las personas tenían la misma sensación de saciedad y no compensaban el déficit calórico comiendo más. Además, los niveles de glucosa e insulina postprandiales (después de una comida) eran inferiores al utilizar estevia.

La cara menos dulce la muestra una reciente investigación publicada en la revista ‘Nutrients’, que ha detectado que la estevia en dosis bajas altera la microbiota, y la disbiosis (que es como se conoce ese cambio que ocurre en la composición de la población bacteriana intestinal) se asocia a diferentes enfermedades, incluida la obesidad. Pero, en contra de lo que se podría esperar, no hubo aumento ni de peso ni de la obesidad.

¿Y qué pasa con el cáncer? El riesgo de que los edulcorantes puedan favorecer la aparición de determinados tipos de tumores planea en muchas conversaciones (cada vez menos, es cierto). Una revisión sobre 372 estudios recogidos en las bases de literatura científica no ha encontrado una conexión clara entre el cáncer y el consumo habitual de edulcorantes no nutritivos (de cero calorías), incluida la estevia, y defiende que es necesario hacer más investigaciones que aclaren esa relación.

Éstos son los sustitutos más saludables del azúcar

Marca CuidatePlus, por Joanna Guillén Valera

El azúcar es uno de los principales causantes de la obesidad y del sobrepeso en todo el mundo y del desarrollo de enfermedades cardiovasculares vinculadas a su uso, como la diabetes.

Según la OMS, el consumo de azúcar no debería superar el 10 por ciento de la ingesta calórica total “por sus efectos nocivos derivados de un consumo abusivo”, señala Carmen Escalada, nutricionista clínica del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO).

En concreto, detalla, “nos aporta calorías vacías, favoreciendo la subida de peso y grasa corporal; aumenta el riesgo de padecer diabetes y/o enfermedades cardiovasculares y hepáticas, afecta negativamente a la memoria y está relacionada con la aparición de diversos tipos de cáncer”, describe.

Restringir su consumo y eliminarlo de la dieta por completo sería la solución perfecta para prevenir todos estos problemas, pero no es tan fácil. “Nos gusta el sabor dulce del azúcar porque nos da sensación de placer”, señala Escalada.

Su consumo “estimula la producción de dopamina lo que hace que sintamos placer y es este placer el que hace que cada vez necesitemos comer más puesto que nuestro cerebro se vuelve menos sensible a esta hormona”.  Asimismo, Amil López Viéitez, farmacéutica y experta en Nutrición, recuerda que “el azúcar activa el centro cerebral de recompensa y es muy adictivo, incluso más que algunas drogas”.

Teniendo en cuenta todo lo anterior, lo primero que hay que hacer es “reeducar el paladar a los sabores dulces presentes en la naturaleza”, indica Escalada. Lo ideal, apunta Amil, es “ir  reduciendo la cantidad de azúcar que una persona necesita para endulzar el té, el yogur o los postres, pues el apetito se va educando, del mismo modo que una persona hipertensa se puede adaptar a comer sin sal”.

Como sugiere Escalada, algunas ideas serían:  “Ir sustituyendo latas de refrescos azucarados por agua o infusiones, cambiar el azúcar del café por especias como la vainilla o la canela o endulzar las recetas con frutas”.

Las alternativas más saludables

Si esto no fuera posible, las alternativas al azúcar más evidentes son los edulcorantes artificiales o la miel. A pesar de que estos poseen algunas ventajas con respecto al azúcar, desde su punto de vista, “no son la mejor opción puesto que mantienen el umbral del dulzor extraordinariamente alto, haciendo que no podamos disfrutar del verdadero sabor dulce de los alimentos”, destaca Escalada.

Así, la nutricionista aconseja siempre el uso de fruta fresca. “La manera más sencilla de endulzar los platos de manera saludable es usando fruta fresca madura o deshidratada (manzanas, plátanos, higos, peras…)  o verduras dulces como la calabaza, la zanahoria o la remolacha”.

Se pueden emplear “para hacer la masa de los bizcochos, salsas o siropes, tanto sola como mezclada con leche o bebida vegetal, y en ensaladas o guisos”.  Otra opción para endulzar serían los frutos secos (almendras, avellanas, pistachos, nueces o castañas) o ciertas especias como la canela o la vainilla.

Las otras alternativas del ‘súper’

Estas alternativas son, para las expertas, las mejores, pero no siempre las más prácticas ya que las personas no siempre tienen tiempo para guisar o hacer sus propios siropes y recurren al supermercado en busca de lo más saludable.

Aquí, la miel y los edulcorantes artificiales son los más conocidos, pero hay otros como la panela, el aceite de ágave o la estevia con propiedades menos conocidas y que son buenas opciones.

La miel

Según Marqués, la miel es, en general, “un buen sustitutivo del azúcar blanco”. Está constituida fundamentalmente por fructosa, azúcar natural de la fruta, y además es rica en minerales y vitaminas del grupo B.

Aún así, “no debemos olvidar que se trata de un azúcar sencillo y por tanto, conviene limitar su consumo y en cualquier caso, destinarlo a momentos del día en los que el cuerpo requiere más energía”. Por ejemplo, la experta aconseja tomarla por la mañana o antes de realizar ejercicio físico, añadida a una tostada de pan integral o acompañando a un lácteo con frutos secos.

Por otro lado, no todas las mieles son iguales, las más naturales o ecológicas “se extraen directamente de los panales y se almacenan sin sufrir ninguna manipulación”. Por el contrario, otras mieles más comerciales “pueden llevar otro tipo de azúcares sencillos añadidos y/o aromas artificiales”.

Para su elección “debemos tratar de que sean mieles extraídas directamente del panal y también podemos escogerlas en función de nuestras preferencias de gusto, algunas tienen toques más florales o arbóreos más intensos”.

En general podemos tomar miel como sustitutivo del azúcar blanco “pero con moderación y en pequeñas cantidades”. Eso sí, “deben evitarla los pacientes diabéticos ya que al ser un azúcar simple su absorción es muy rápida y los personas en tratamiento de pérdida de peso”.

Sirope de Ágave

El sirope de ágave proviene de las pencas del ágave, planta similar al aloe vera. Como describe Marqués contiene fundamentalmente fructosa y glucosa y es rico en fructooligosacáridos, “beneficiosos para nuestra salud intestinal”.

La combinación de fructosa y glucosa “hace que tenga un menor índice glucémico que el azúcar blanco, por lo que su absorción es más lenta, lo que beneficia su proceso metabólico”, explica. Además, “tiene mayor poder endulzante, por lo que podemos emplear menos cantidad que de azúcar común”.

Sin embargo, su principal contra es que su proceso de elaboración es lento y complejo. Por eso, Marquéz aconseja fijarnos en que no sean procesados, “porque entonces su composición cambiará a exclusivamente fructosa y perderá los fructooligosacáridos y por tanto, su valor añadido”.

En general, como todos los endulzantes, “deben evitarlo las personas con diabetes o intolerancia a la glucosa y siempre debe consumirse en pequeñas cantidades y con moderación”. Si lo sustituimos por el azúcar común, “media cucharada de café sería suficiente para endulzar un café o una infusión”, aconseja. También puede emplearse en preparaciones como galletas o bizcochos caseros.

Stevia

Otra alternativa a la sacarosa (azúcar) y fructosa son los edulcorantes no nutritivos, tales como la sacarina, el aspartamo, la sucralosa y el ciclamato (entre otros) a los que se añade la estevia.

La estevia (SteviaRebaudiana Bertoni), informa Sonia Peinado, experta en Nutrición Pediátrica del IMEO, “es un arbusto perenne que pertenece a la misma familia que los crisantemos y que es originaria de las áreas tropicales y subtropicales de Sudamérica”. Los compuestos responsables de su dulzor (sus hojas secas son 30 veces más dulces que el azúcar de caña) “son los glucósidos que se encuentran en sus hojas”.

Distintos análisis de laboratorio han determinado que la este endulzante es “inocuo para la población en general, embarazadas, niños y diabéticos en las cantidades de IDR”. Además, “es rica en hierro, magnesio y cobalto” y, a diferencia de otros edulcorantes artificiales “no deja regusto metálico tras su consumo”.

Además, añade, “posee propiedades diuréticas y antioxidantes y su consumo habitual se ha relacionado con la mejora de la hipertensión y la diabetes, ya que promueve una disminución del exceso de glucosa en sangre y potencia la secreción de insulina”.

Aunque los estudios tampoco han encontrado efectos adversos derivados de su consumo, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) recomienda una ingesta diaria prudente, “de acuerdo a los datos publicados por los expertos del comité FAO/OMS 2008,  no superior a los 0-4mg/kg de peso/día de esteviol”.

Esto es importante tenerlo en cuenta dado que, según la experta, “algunos productos comerciales juegan con la mezcla de stevia y otros edulcorantes (como maltodextrina, sucralosa o ciclamato) no considerados inocuos”.

Panela

La panela es otro edulcorante que en los últimos años ha cobrado fama. Este producto “se prepara a partir del jarabe de la caña de azúcar”, informa Mireia Elías, nutricionista de IMEO. “Se pone a remojo, se hierve y moldea y se seca, antes de purificarlo para convertirlo en azúcar moreno”, describe. Además, “no se somete a ningún proceso químico ni de refinamiento”.

A diferencia del azúcar (constituido fundamentalmente por sacarosa) “posee glucosa, fructosa, proteínas, minerales (calcio, hierro y fósforo) y vitaminas (A, C, D, E, grupo B)”, por ello, se considera mejor opción que el azúcar. Además, “aporta menos calorías que el azúcar refinado”, asegura la experta.

Entre sus beneficios,  “fortalece el sistema inmune y el sistema óseo, ayuda a regular el ritmo cardíaco y y la transmisión del impulso nervioso y muscular”.

A pesar de estos beneficios, “no es recomendable para personas con sobrepeso u obesidad, diabetes y triglicéridos altos”.

En cuanto a la cantidad recomendada, “un adulto no deberá consumir más de 25 g. (equivalente a seis terrones de 4 gr.) de azúcares libres al día”. Por lo que a pesar de sus beneficios, “no debe ser nunca la base de ninguna dieta”

¿Azúcar o sustitutos? Todo lo que debes saber

¿El mundo está en guerra con este ingrediente, pero ¿son mejores sus alternativas?

La Vanguardia, por Rocío Navarro

img_msanoja_20170125-175009_imagenes_lv_otras_fuentes_istock-470339382-444-klvf-u413685440409w7d-992x558lavanguardia-webLa Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda consumir 12 cucharaditas rasas de azúcar al día. O lo que es igual, “la que fabricantes, cocineros o los propios consumidores añaden a los alimentos o las bebidas que se van a tomar”, aclara el organismo que incluye en este los presentes de forma natural en la miel, los jarabes, y los zumos y concentrados de frutas.

El consumo excesivo de azúcar, o todo lo que supere los 50 gramos diarios, puede tener consecuencias. Entre ellas “aumentar la sensación de ansiedad y hambre, la grasa corporal, la probabilidad de padecer diabetes tipo II o provocar adicción”, señala Rubén Bravo, experto en nutrición y portavoz del Instituto Medico Europeo de la Obesidad (IMEO).

«Una de las consecuencias del consumo excesivo de azúcar es que aumenta la sensación de ansiedad y el hambre”
Rubén Bravo
Experto en nutrición y portavoz del Instituto Medico Europeo de la Obesidad

Pero uno de los grandes problemas para controlar la cantidad de azúcar que ingerimos es que muchos alimentos la incorporan de forma enmascarada. “Actualmente la gran mayoría de los procesados llevan azúcares añadidos sin que el consumidor sea consciente de ello”, añade Bravo.

Desde antes de que se declarase la guerra al azúcar y se considerara como el enemigo público número uno, han surgido otras opciones que se plantean como alternativas para endulzar los alimentos. Pero ¿son realmente más sanas y mejores que ella? Te explicamos las características tanto del azúcar como de sus sustituto.

img_msanoja_20170125-175010_imagenes_lv_otras_fuentes_istock-535504284-klvf-656x438lavanguardia-webSacarosa

Es el azúcar de mesa común y cada cucharilla tiene 16 kcal. “La gran mayoría se obtiene de la caña de azúcar (75%) o de la remolacha (25%)”, matiza Bravo. La OMS aconseja limitar el consumo de azúcar libre a menos del 10% de la ingesta calórica total y para obtener mayores beneficios, se recomienda reducir su consumo a menos del 5%.

“El azúcar blanca no aporta ningún micronutriente como minerales o vitaminas. Sin embargo, la que está sin refinar, integra vitaminas del grupo B, así como minerales como el potasio, calcio, sodio o magnesio”, comenta el especialista.

«El azúcar blanca no aporta ningún micronutriente como minerales o vitaminas”
Rubén Bravo
Experto en nutrición y portavoz del Instituto Medico Europeo de la Obesidad

Glucosa-fructosa de jarabe

Según expone el organismo que regula la seguridad alimentaria en Europa EFIC, la glucosa-fructosa de jarabe (GFS) es un edulcorante líquido utilizado en la fabricación de alimentos y bebidas. Se compone principalmente glucosa y fructosa y cuenta al igual que la sacarosa con 4 calorías por gramo.

Un GFS con un contenido de fructosa 42% es casi idéntico en dulzura al azúcar de mesa. Por ello y su capacidad para combinar bien con otros ingredientes el GFS se utiliza en la fabricación de alimentos y bebidas. Por ello no es difícil encontrarla entre los ingredientes de productos horneados, cereales, productos de confitería, conservas, mermeladas y distintos productos lácteos o condimentos (por ejemplo, mostaza y ketchup).

img_msanoja_20170125-175009_imagenes_lv_otras_fuentes_istock-184655608-klvf-656x733lavanguardia-webStevia

Los edulcorantes de stevia son naturales y no contienen calorías, lo que permite a disfrutar el sabor dulce sin acarrear consecuencias como el aumento de peso. Por lo que es un excelente sustituto de los azúcares añadidos. No aumentan los niveles de glucosa en la sangre y por lo tanto pueden ser considerados aptos para diabéticos.

En abril de 2010, Panel de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria sobre aditivos (EFSA) evaluó la seguridad de los glicósidos de esteviol (stevia) y dio una opinión positiva de la seguridad. El máximo diario recomendado es de 4 mg por kg de peso corporal.

«Los edulcorantes de stevia no aumentan los niveles de glucosa en la sangre”

Aspartamo

Es el edulcorante más frecuente en bebidas lights o sin azúcar, postres, batidos de chocolate, yogur, chicles y como edulcorante, y endulza sin aportar calorías.Sin embargo, varios estudios de laboratorio han relacionado este elemento con alergias y cáncer, entre otras patologías. Pese a ello, la Asociación Americana Contra el Cáncer realizó una investigación y concluyó que este ingrediente no elevaba el riesgo de leucemia, linfoma o tumor cerebral.

Por su parte, la European Food Safety Authority también ha ratificado que el aspartamo es seguro para la salud, aunque alerta de su consumo en personas fenilcetonuria, un trastorno genético por el que el organismo no puede procesar la fenilalanina, uno de químicos que se derivan de este ingrediente al metabolizarse.

img_msanoja_21170125-175009_imagenes_lv_otras_fuentes_istock-458528093-klvf-656x436lavanguardia-webSorbitol

Tanto su aspecto como la textura son similares al azúcar de mesa, pero con un 30% menos de calorías (2,6kcal/g). El sorbitol es un poliol, un tipo de carbohidrato generalmente fabricado a partir de azúcar, y cuyo uso está prohibido en los refrescos de la UE debido a su efecto laxante. Cuando se ingiere, se absorbe lentamente y solo parcialmente en el intestino para convertirse en fructosa en el hígado.

Se utiliza como una alternativa al azúcar en alimentos bajos en calorías y productos de salud oral, como pasta de dientes y chicles. Según el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido (NHS) tiene menor impacto sobre los niveles de azúcar en la sangre. Aunque, demasiado sorbitol en el intestino puede causar retención de agua, lo que resulta en diarrea, indican desde NHS.

«Demasiado sorbitol en el intestino puede causar retención de agua”

Acesulfamo K

Puede endulzar hasta 200 veces el azúcar. Por esto, se usa en una amplia gama de alimentos bajos en calorías y bebidas lo contienen, incluyendo endulzantes de mesa, productos lácteos, postres congelados y productos horneados. No obstante el sector científico muestra una actitud reservada sobre sus efectos, pues ciertas voces indican que no ha sido estudiado adecuadamente y puede ser cancerígeno, afectar el embarazo y causar tumores.

El antecesor de la EFSA, el Comité Científico de Alimentos concluyó tras revisar estos textos en que lo relacionaban con el cáncer que no había “indicación de posible carcinogenicidad en ellos”. El grupo de expertos también asegura que no es tóxico en los niveles recomendados de consumo (9 mg por kg de peso corporal) y no causa la mutación genética.

img_msanoja_20170125-175010_imagenes_lv_otras_fuentes_istock-520733611-klvf-656x490lavanguardia-webMiel

Aunque cada cucharadita aporta 21 calorías, aporta al organismo vitaminas y minerales. Gracias a sus antioxidantes -entre los que están la crisina, la vitamina C y la catalasa- cuenta con propiedades antiinflamatorias, indica EUFIC.

Otro de los beneficios de la miel es que cuenta con un índice glucémico (IG) de alrededor de 55, lo que la sitúan entre los alimentos de IG bajo y moderado. Este grupo produce un menor aumento de la glucosa en la sangre. Una dieta baja en IG puede ser beneficiosa para condiciones como la diabetes tipo 2.12,13.

Cada cucharadita de miel aporta 21 calorías

Asimismo, algunos ensayos científicos revelan que la miel aumenta los niveles de la hormona que promueve la sensación de saciedad, aunque como avanza el organismo europeo, aún se necesitan más datos para confirmarlo.

Queda comprobado que existen muchas formas de darle un matiz dulce a lo que comemos, pero ¿cuál es la opción más beneficiosa? El experto apuesta por las alternativas de origen natural. “Entre todos los endulzantes recomendaría el azúcar moreno y la miel por ser los más ricos en micronutrientes. Sin embargo, para quienes estén intentando perder peso, la stevia, que es de origen natural y no aporta calorías”, recomienda Bravo.

«Entre todos los endulzantes recomendaría el azúcar moreno y la miel por ser los más ricos en micronutrientes”
Rubén Bravo
Experto en nutrición y portavoz del Instituto Medico Europeo de la Obesidad

Edulcorantes artificiales: con moderación hasta que se conozcan mejor sus efectos fisiológicos

A pesar de que todavía no se sabe a ciencia cierta (y con evidencia científica) cómo actúan los edulcorantes de origen artificial en el organismo y si acarrean riesgos o no, los expertos consultados por CF aconsejan una ingesta controlada de estas sustancias. Algunas investigaciones apuntan que las bebidas edulcoradas artificialmente podrían traer consigo riesgos antes achacados al propio azúcar, como es la obesidad. Así que, contención hasta nueva orden.

Correo Farmacéutico (número 2-9 de agosto), por Ana Callejo Mora

Para algunas personas un sobre de ázucar va acompañado de una señal de stop. En su lugar suelen elegir entre las variantes que existen en el mercado de edulcorantes artificiales (ver cuadro). Si estos productos son más sanos o no es algo que ha sido, y será, ampliamente debatido. Ahora, un artículo de opinión publicado en la edición electrónica de Trends in Endocrinology&Metabolism y firmado por Susan E. Swithers, profesora de Neurociencias del Comportamiento de la Universidad de Purdue, en Indiana (Estados Unidos), revisa -lo que la autora llama- “el lado oscuro” de los edulcorantes artificiales.

“El consumo de bebidas endulzadas con azúcar ha sido ligado a obesidad, diabetes tipo 2 y síndrome metabólico. Como resultado, la mayoría de estadounidenses ha pasado a consumir edulcorantes artificiales. Sin embargo, algunos estudios en humanos han mostrado que las bebidas con estos edulcorantes también se asocian a estas patologías”, destaca la  profesora de la citada universidad.

Los expertos consultados por CF afirman no tener una opinión completamente conformada al respecto, puesto que es un tema controvertido y sobre el que todavía no existe evidencia científica. Además, “el de los edulcorantes dietéticos es un asunto muy nuevo como para poder hacer una recomendación. Sí podemos decir que debemos tomarlos con moderación hasta que se conozcan mejor sus efectos fisiológicos”, comenta Marta Garaulet, catedrática de Fisiología y Bases Fisiológicas de la Nutrición de la Universidad de Murcia.

“Son necesarios ensayos clínicos prospectivos bien controlados en los que se demuestre con mayor nivel de evidencia que las bebidas con edulcorantes artificiales son nocivas”, añade Dolores Corella, catedrática de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Valencia. Es más, un artículo publicado el pasado julio en Nutrition Reviews por un grupo de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Minnesota, Estados Unidos, “concluye que no existe mayor riesgo para la salud debido al consumo de bebidas edulcoradas con edulcorantes artificiales”, dice Corella.

Otro estudio de este año, publicado en American Journal of Clinical Nutrition por la científica española Carmen Piernas junto con el profesor Barry Popkin, en la Universidad de Carolina del Norte, “ha demostrado que si se sigue una dieta para adelgazar controlada en calorías, aquellos individuos a los que se les permite ingerir bebidas edulcoradas toman menos energía en forma de postre que aquellos que sólo pueden beber agua”, resume Garaulet.

En el caso de los diabéticos y prediabéticos, el uso de edulcorantes bajos o sin calorías “puede facilitarles el control de sus niveles de glucosa y la pérdida de peso”, según plasma Craig Johnston, de la Facultad de Medicina de Baylor (Houston), en un artículo publicado en el último número de US Endocrinology.

ALTERACIÓN CEREBRAL

Volviendo al lado oscuro, “las personas que regularmente consumen edulcorantes artificiales muestran patrones de activación alterados en los centros de placer del cerebro en respuesta al sabor dulce, lo que sugiere que estos productos no satisfacen el deseo de dulces”, explica Swithers. Igualmente, apunta, “estudios en ratones y ratas han demostrado que el consumo de edulcorantes no calóricos disminuye la respuesta fisiológica al sabor dulce, provocando que los animales se atiborren de comida rica en calorías y dulce”. Dicho esto, quizás en el día a día, señala Garaulet, “en la dieta habitual, las bebidas edulcoradas no sean de utilidad, ya que a la larga sí producen una compensación de la ingesta energética”.

Rubén Bravo, director del Departamento de Nutrición del Instituto Médico Europeo de la Obesidad  (IMEO), también da la razón a este razonamiento del artículo de opinión de Trends in Endocrinology&Metabolism. “Vivimos en una sociedad con sobresaturación gustativa alimentaria, que ha educado a nuestras papilas gustativas a que todos los alimentos posean un sabor intenso y predominante, que ha anestesiado el gusto por los matices y el sabor de un alimento natural”.

Bravo prosigue diciendo que “si nos centramos en los sabores dulces y en las bebidas edulcoradas, rápidamente me viene a la cabeza la tendencia de encontrarnos en consulta a pacientes a los que no les gusta el agua y necesitan que todas sus bebidas y comidas del día lleven uno u otro sabor. De aquí, las frecuentes dicciones hacia las bebidas de cola o similares en personas con sobrepeso u obesidad”.

El miembro del IMEO comenta que los estudios que muestran la repercusión que determinados alimentos tienen sobre las hormonas y neurotransmisores “comienza a evidenciar cómo el abuso de los edulcorantes y endulzantes de sabores intensos provocan picos de insulina y dopamina en el consumidor, sumiéndole, durante un breve periodo de tiempo, en una sensación agradable de plenitud y actividad, que se tornará en fatiga y tristeza en cuanto la insulina y dopamina caigan vertiginosamente, obligando al consumidor a buscar una nueva dosis”.

En definitiva, para Garaulet, “hay muchos factores que pueden estar influyendo en la respuesta a las bebidas edulcoradas. En la Universidad de Harvard estamos viendo que la hora a la que se consumen podría cambiar su efecto sobre nuestra fisiología”.

EN 5 IDEAS

1. SUPLANTAR EL AZÚCAR

El consumo de bebidas con azúcar se ha ligado a obesidad, diabetes tipo 2 y síndrome metabólico. Por ello, la mayoría de estadounidenses consume ahora edulcorantes artificiales.

2. ASUNTO AÚN MUY ‘VERDE’

El asunto de los edulcorantes dietéticos es todavía muy nuevo como para poder hacer una recomendación. Son necesarios ensayos clínicos prospectivos con más evidencia.

3. POSIBLE UTILIDAD EN DIETA

Según la Universidad de Carolina del Norte, en una dieta para adelgazar controlada en calorías los individuos que pueden ingerir bebidas edulcoradas toman menos postre.

4. RESPUESTA ALTERADA

Los que suelen tomar edulcorantes artificiales muestran patrones de activación alterados en los centros de placer del cerebro en respuesta al sabor dulce, no satisfaciendo su deseo.

5. SATURACIÓN DEL GUSTO

La sobresaturación gustativa educa a las papilas gustativas a que todos los alimentos posean un sabor intenso, lo que anestesia el gusto por el sabor de un alimento natural.

CÓMO Y CUÁNTO ENDULZAN LA VIDA LOS SUSTITUTOS DEL AZÚCAR

Tipos de edulcorantes artificiales que se utilizan en lugar de los endulzantes con azúcar.

El aspartamo es una combinación de fenilalanina y ácido aspártico, que son dos aminoácidos.
El aspartamo es 220 veces más dulce que el azúcar y pierde su dulzor cuando se expone al calor. Se ha estudiado bien y no ha mostrado ningún efecto secundario serio.

La sucralosa es 600 veces más dulce que el azúcar.  Es termoestable, lo cual significa que no se descompone al cocinarse u hornearse. Se emplea en muchos alimentos y bebidas dietéticas.
La sucralosa también se encuentra en la goma de mascar, postres de leche congelados, jugo de fruta y gelatina. También se utiliza como un edulcorante para agregar a los alimentos en la mesa.

La sacarina es de 200 a 700 veces más dulce que el azúcar.
Se emplea en muchos alimentos y bebidas dietéticas. Puede tener un sabor amargo o saborcillo metálico en algunos líquidos.
No se utiliza para cocinar ni para hornear.

La stevia, un edulcorante no calórico, se obtiene de la planta Stevia rebaudiana, que se cultiva por sus hojas dulces.
Comúnmente se conoce como hierba dulce, hierba de azúcar o simplemente estevia.
El extracto de la stevia rebaudiana está aprobado como un aditivo para alimentos y se considera un suplemento dietético.

El acesulfamo K es un edulcorante artificial.
Es termoestable y puede usarse para cocinar y hornear. También está disponible como edulcorante de mesa.
Está aprobado por la FDA y se usa junto con otros edulcorantes, tales como la sacarina, en bebidas carbonatadas y otros productos bajos en calorías.

El neotamo es un edulcorante artificial usado en muchos alimentos y bebidas dietéticas.

Los ciclamatos son 30 veces más dulces que el azúcar.
Están prohibidos en Estados Unidos debido a que en el año 1970 se demostró que causaban cáncer de vejiga en animales.