Aspectos clave sobre menopausia y aumento de peso

El buen vivir/ El periodista Digital, por Juan Luis Recio

El aumento de la depresión durante los últimos dos años, en época COVID, ha influido para el aumento del peso en las mujeres de cierta edad. Y los riesgos de salud asociados pueden reducir tanto la calidad, como la esperanza de vida de la mujer. La buena noticia es que hay cada vez más concienciación de la importancia de abordar esta etapa, empezando por perder los kilos de más. La verdad es que el aumento de los niveles de ansiedad en los dos últimos años dificulta el mantenimiento de un peso saludable, y se ceba en las mujeres con menopausia por los desajustes hormonales.

Ante ello, con motivo del Día Mundial de la Menopausia, el Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) compartió un dato significante y positivo: durante los últimos dos años se han disparado un 38 por ciento las cirugías endoscópicas de reducción de estómago en mujeres con este perfil. Cabe recordar que el aumento de peso asociado a la menopausia puede “abrir la puerta” a otras patologías, como enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, hígado graso, deterioro cognitivo, depresión, ansiedad, demencia, osteoporosis y algunos tipos de cáncer, especialmente de mama o de colon. Por tanto, recalcan los expertos, alcanzar un peso saludable y mantenerlo en el tiempo será decisivo para la salud global de la mujer en esta etapa y de ello dependerá su calidad y esperanza de vida.

“En esta edad las mujeres asumen que ya no se trata de un tema meramente estético, sino de algo complejo que puede afectar su salud global y esperanza de vida, y buscan una solución”, recalca Rubén Bravo, experto en nutrición y portavoz del Instituto, recordando que una de cada tres mujeres fallecen por enfermedades cardiovasculares[1], una de cada dos desarrolla hipertensión en la menopausia[2] y siete de cada diez sufre de depresión durante la transición[3].

Las representantes del sexo femenino suelen quejarse de que durante la menopausia empiezan a coger kilos de más con facilidad, prácticamente comiendo lo mismo y con la misma actividad diaria. “Esto tiene su explicación, ya que la pérdida progresiva de la capacidad de los ovarios para producir hormonas afecta directamente al incremento de la grasa corporal abdominal y la pérdida de masa muscular”, señala la doctora Laura Crespo, médico especialista en aparato digestivo y endoscopia bariátrica del IMEO. Al descender los niveles de estrógenos, que ayudan a metabolizar la grasa, se produce una disminución de la eficacia metabólica y el aumento de la grasa visceral. El descenso en los niveles de testosterona, favorecen la pérdida de masa muscular, a lo que tenemos que añadir una tendencia a retener líquidos. “El metabolismo basal se ralentiza y a partir de cierta edad necesita menos energía para funcionar, de modo que ingiriendo cantidades similares a las de antes, se puede engordar de forma progresiva si no se toman medidas activas”, avisa la experta.

Con la menopausia, sobre todo en el periodo inicial, se observa un aumento de la resistencia a la leptina que provoca un incremento de la tendencia a comer de más, con preferencia por alimentos adictivos como los ricos en grasas, azúcares simples, harinas refinadas, ultrapalatables y altamente calóricos. Por todo ello no extraña la aparición de síntomas depresivos, cambios de humor e irritabilidad, problemas de sueño y un consumo emocional de comida que contribuyen a la tendencia de ganar peso.

Con la disminución en la producción de hormonas a partir de cierta edad, y el impacto en la autoestima, las mujeres se vuelven más propensas a la hora de padecer problemas psicológicos y cognitivos, en concreto depresión, ansiedad, irritabilidad, nerviosismo, tristeza, inquietud, dificultad para concentrarse o memorizar, y pérdida de la libido o afecciones en el sueño.

“La menopausia tiene una comorbilidad con estados depresivos y ansiosos por dos razones principalmente”, explica la psicóloga del IMEO María González. En primer lugar, porque se produce una alteración hormonal, lo cual afecta directamente al estado de ánimo. La mujer se puede sentir más irritable, sufrir alteraciones del sueño y en algunas ocasiones puede notar una pérdida de control sobre su propio cuerpo a nivel psicológico, junto a una sensación de confusión y de no entender.

En segundo lugar, esta depresión generalizada se explica con una creencia socio-psicológica, muy arraigada en el pasado que percibía la menopausia como el fin de la etapa fértil. “Durante muchas generaciones la mujer se ha valorado por su capacidad de procrear y con el cese del ciclo menstrual pasaba a un estatus social menos productivo en todos los sentidos y se relegaba a la posición de cuidadora”, relata la psicóloga. Si a esto se suma un cambio corporal y una subida de peso, aumenta la probabilidad para que la mujer se sienta deprimida, pierda la sensación de atractivo y seguridad en sí misma. Esto la afectaría en todos los aspectos, tanto en cómo le responde su cuerpo, a cómo se ve en su imagen física o su posición social.

“Con el aumento de la calidad de vida y la incorporación de la mujer en la vida laboral, así como de su libertad a la hora de elegir su estatus social y sentimental, esta visión está cambiando y las mujeres pueden seguir aportando y disfrutando de su cuerpo y mundo afectivo sexual durante mucho más tiempo”, recalca González.

No obstante, hoy en día la presión sociocultural hacia la imagen de la mujer es muy fuerte: el éxito profesional y la felicidad van de la mano con un cuerpo delgado que debe lucir más joven de lo que es. Desencajar con este ideal puede causar frustración y enfatizar estas sintomatologías depresivas y ansiosas. En este sentido, “es sumamente importante trabajar para alcanzar un peso saludable y recuperar esa confianza de la mujer en sí misma y en su cuerpo, pero ya no para complacer a los demás, sino por amor propio y bienestar emocional”, concluye la experta.

Perder peso en la menopausia es tarea difícil y contrarreloj. “Cada mujer es “un mundo” y a la hora de elegir el tratamiento más adecuado, es recomendable realizar un estudio en profundidad de su perfil psicológico, emocional y hormonal, así como análisis de su composición corporal y eficacia metabólica”, aconseja el portavoz del Instituto Rubén Bravo. Cuando se necesitan perder entre 15 y 35 kilos, se puede plantear una cirugía endoscópica como el Método Apollo Reforzado, adaptado específicamente para este tipo de perfil de paciente.

Esta cirugía con certificado de la FDA, es una técnica que se realiza por la boca, sin cicatrices externas, que permite reducir la capacidad del estómago hasta un 70% de forma segura. Sus ventajas frente a otras cirugías son muchas: recuperación total en 48 horas, mínimo riesgo quirúrgico y un 84% de éxito en la pérdida total del exceso de peso y en su posterior mantenimiento en los siguientes cuatro años. Parte de este éxito, se debe al seguimiento multidisciplinar de dos años con el objetivo inicial de perder la totalidad de su exceso de peso, y posterior para lograr toda una reeducación en hábitos y aprendizaje en cuanto a la nutrición, la actividad física, la psicología y la medicina preventiva de la mujer en periodo de menopausia.

El diagnóstico inicial se basa en dos pruebas que ayudan a determinar el perfil de la paciente. En primer lugar, se realiza un estudio de eficacia metabólica y composición corporal, obteniendo los porcentajes de grasa, músculos y líquidos. Esto permite detectar si hay tendencia a la obesidad, riesgo cardiovascular, retención de líquidos, metabolismo lento o ineficaz y la distribución de la grasa localizada.

La segunda prueba que se realiza en IMEO a mujeres con menopausia que necesitan perder peso es un estudio de neurotransmisores y de hormonas como el cortisol, la serotonina y la dopamina, la acetilcolina o la leptina. Esto indica el perfil emocional de la paciente, qué tendencia y capacidad tiene para controlar la ansiedad, el estrés, la sensación de felicidad, su equilibrio emocional o el aprendizaje, así como si existe tendencia a la diabetes tipo dos, qué tipo de conductividad eléctrica hay en el tiroides, para descartar la tendencia a hipotiroidismo o el grado de adicción hacia alimentos ricos en grasas, harinas y azúcares.

[1] Según datos de la Federación Mundial del Corazón (WHF por sus siglas en inglés).

[2] Según datos de la Asociación de Cardiología Clínica de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).

[3] Según una reciente investigación, publicada en la revista Menopause de la Sociedad Norteamericana

¿Está engordando? La culpa puede ser de su casa

Existen factores domésticos que contribuyen al aumento de peso, como la potencia de la calefacción o el lugar donde coloca las manzanas

El País, por Miguel Ángel Bargueño
casa obesidadNuestra casa, el lugar donde más tiempo pasamos, el confortable refugio antiproblemas en el que nos sentimos seguros, puede influir negativamente en nuestra dieta. No porque incumplamos alguna exótica regla feng shui, sino por pequeños errores domésticos, a simple vista insignificantes, que pueden estar haciendo, sin que nos demos cuenta, que ganemos peso. Si, como aseguran desde el Instituto Nacional de Estadística (INE), el 17% de los adultos en España padecen obesidad y el 37%, sobrepeso, merece la pena detenerse a averiguar si el sofá, la nevera o el termostato nos están jugando una mala pasada.

Posee demasiadas pantallas

Uno o dos ordenadores de sobremesa, televisores, tabletas, smartphones, consolas… Estar a la última en tecnología implica pasar mucho tiempo sentado. Y el sedentarismo es enemigo acérrimo de la salud. Por ejemplo, los videojuegos hacen que los jóvenes coman más, según un estudio conjunto de la Universidad de Copenhague (Dinamarca) y la Universidad Laval (Canadá). “La vida moderna choca con el ritmo de actividad física moderada para el que estamos programados”, comenta Rubén Bravo, experto en nutrición y gastronomía, y portavoz del Instituto Medico Europeo de la Obesidad (Madrid). “Añadiendo actividad física al metabolismo basal (el consumo calórico de la persona en reposo), el cuerpo utiliza sus reservas de energía y, en consecuencia, pierde peso”, añade Bravo. Ya sabe: si su ídolo es Bill Gates, combine sus sesiones tecnológicas con ejercicio físico.

Su sofá cumple la función de una cama

No hay nada como un sofá cómodo, de acuerdo, pero tampoco lo convierta en un nido del que haya que llamar al 112 para rescatarlo. Según investigadores de la Universidad de Massachussetts (EE UU), pasar mucho tiempo en el sofá da hambre. De modo que encariñándonos demasiado con él lo único que estaremos consiguiendo es entrar en un peligroso círculo vicioso. La solución apunta de nuevo a la importancia de la actividad física: levántese y ande. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), al menos un 60% de la población mundial no realiza la actividad física necesaria para obtener beneficios para la salud.

Su despensa es caótica

Cualquier persona que se plantee alimentarse de forma saludable debe ser organizada, empezando por confeccionar una lista de la compra que destierre improvisaciones y alimentos de consumo esporádico. También en la cocina se impone un orden prusiano. ¿No ha podido evitar traer a casa un par de bolsas de patatas fritas? Puede que el remordimiento le lleve a no abrirlas en un primer momento, pero las deja a la vista, haciéndole ojitos a media tarde cuando el hambre aprieta. “Lo más visible en nuestra cocina deben ser las frutas y verduras”, indica el doctor Adelardo Caballero, director y coordinador del Instituto de Obesidad (IoB). Además, siempre queda muy bien antes las visitas que en su nevera luzca una acelga gigante o demás delicias verdes.

Esconde las manzanas en la nevera

En el polo opuesto, tal vez tenga la costumbre de guardar la fruta en el frigorífico, para que dure más. Y así es: se conserva más tiempo. Pero a la vez estará condenando estas fuentes de salud al ostracismo, ya que con frecuencia se quedan ahí hasta que, cuando se acuerda de ellas, se han estropeado. El experto en nutrición Rubén Bravo explica cómo organizar bien el frigorífico: “Lo que engorda al final; y en primer tramo, esos alimentos saludables que tenemos que consumir todos los días”. Sin embargo, aquellos alimentos que nos dé más pereza consumir y cuya conservación en la nevera no sea imprescindible (por ejemplo, fresas y moras, que sí se han de colocar en la parte más fría del refrigerador), pueden colocarse en bonitos fruteros fácilmente a la vista, a temperatura ambiente en un lugar fresco y seco, según Wenceslado Canet, ingeniero agrónomo y profesor de investigación del Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos y Nutrición, del CSIC. «Cómeme», le dirá cada día la manzana en otros tiempos olvidada y gris.

Su ambiente nocturno es demasiado cómodo

“Esta noche, sofá, peli y mantita”, una frase habitual en Twitter para anunciar una tranquila velada casera, pero errónea desde el punto de vista nutricional. La ciencia comprende que llegue a casa tarde y cansado, pero una atmósfera demasiado acogedora en el salón (luz tenue, sofá mullido, manta, cojines por doquier) no es lo más recomendable después de cenar. “Hay una serie de relojes biológicos que hacen que la energía a lo largo del día se aproveche de distinta manera. El metabolismo es un poco más lento a esas horas”, advierte el doctor Caballero, que aporta el remedio: “Para suavizar esa carga calórica, y evitar además posibles reflujos, sería conveniente activarse un poco, dar un paseo, bajar la basura… No pedimos que se haga un ejercicio violento, pero sí algo más que recoger la mesa”.

Arrincona la bici estática

Por criterios estéticos, o simplemente porque cree que le deja en evidencia delante de las visitas, puede que haya decidido guardar esa bicicleta estática que con tanta ilusión se compró en el reducto más escondido de la casa, en el sótano o la buhardilla, oculta detrás de un armario o recluida bajo siete llaves tras una puerta. Así que cuando quiere usarla… “Uno evita al final realizar el esfuerzo porque llega a casa cansado y lo último que le apetece es ponerse a desenterrar la bici”, explica Rubén Bravo del IMEO. Póngaselo fácil, no reniegue de los aparatos de ejercicio en casa u opte por alternativas más modernas. “Ahora existen consolas que tienen planes de entrenamiento, con sensores que nos indican que lo hacemos bien o mal”, añade, abogando en este caso por el lado positivo de la tecnología.

Tiene la casa demasiado caldeada

Convertir su hogar en una sauna, aparte de ser innecesario para combatir el frío, le hace un flaco favor a su dieta. Cuanto más alta sea la temperatura, menos energía gasta el organismo. Lo expone el especialista en nutrición Rubén Bravo: “El cuerpo tiene un sistema que se llama homeoestasis, y su labor es mantener nuestro calor corporal en 36,5 o 37 grados. Para ello, utiliza dos mecanismos diferentes: cuando hace mucho calor segrega agua, de ahí la sudoración, que aumenta en verano; y cuando hace más frío, utiliza la grasa almacenada como fuente de energía”. Temple el termostato, porque, además, el calor amodorra, le arroja de nuevo al sofá y fomenta el sedentarismo.

Utiliza platos muy grandes

Mientras muchos cocineros profesionales demuestran su pericia asociando platos grandes y raciones pequeñas, los demás solemos caer en la tentación de aunar platos grandes y raciones grandes. Por desgracia, el ser humano tiende a terminarse lo que tiene en el plato, así que las vajillas king size nos hacen comer más. En su estudio Los peligros de los grandes platos: cintura, desperdicio y billetera, el profesor Brian Wansink, de la Universidad Cornell (EE UU) advierte de que la moda de los platos grandes “puede tener consecuencias imprevistas para el aumento de peso de los consumidores”. “Debemos tender a platos más fisiológicos”, sostiene el doctor Caballero, que nos recuerda el truco de que comer lo mismo, pero en dosis menores, ayuda a perder peso. “Estamos acostumbrados a la dosis visual, y eso confunde mucho; deberíamos tender a comer un poquito menos. Si fuéramos capaces en los próximos tres meses de comer menos, adelgazaríamos”. Un plato de dimensiones moderadas le ayudará.

Lleva la cacerola a la mesa

Otro error típico que condiciona la cantidad de alimento que se ingiere es servir la comida en la mesa en vez de emplatar en la cocina. Con la cacerola presidiendo el mantel estará haciendo un llamamiento a repetir, mientras que del otro modo si quiere servirse otra ración tendrá que molestarse en levantarse, ir a la cocina, quizá calentar la comida y volver de nuevo a la mesa, todo eso mientras el resto de comensales le cuelga de por vida el sambenito de tragón. Así que a lo mejor no repite. “Esa presión social silenciosa ayuda mucho”, confirma Rubén Bravo.

Su colchón y almohada no son cómodos

Una almohada con la que no termina de congeniar, un colchón inadecuado o, sencillamente, una cama poco amigable pueden restarle horas de sueño. Y no dormir lo suficiente está relacionado con malos hábitos alimenticios. Un estudio de la Clínica Mayo demostró que los insomnes terminan ingiriendo una media de 549 calorías más cada día, pudiendo llegar a engordar 0,45 kilos en una semana. Otro estudio, de la Universidad de Pennsylvania (EE UU), reveló que una sola noche de mal sueño puede derivar en un aumento de antojos de alimentos grasos al día siguiente. La falta de descanso trastorna las hormonas: reduce la leptina, que aporta sensación de saciedad, incrementa la ghrelina, que da ganas de comer, y eleva el índice de masa corporal, según investigadores de las universidades de Palo Alto y Winconsin (EE UU). El Sleep Test escanea los puntos donde el cuerpo presiona el colchón para recomendar el mejor soporte. Y en cuanto a las almohadas, aquí tiene una guía para su elección perfecta.

Un nuevo estudio arroja esperanza a los afectados de obesidad severa

La cirugía laparoscópica sumada al seguimiento multidisciplincar en un alto porcentaje de los casos ayuda a lograr un peso saludable disminuyendo la incidencia de riesgo cardiovascular, hipertensión y diabetes tipo dos

La epidemia de obesidad sigue en aumento, según las últimas estadísticasCon el motivo del Día Mundial contra la Obesidad que se celebra este miércoles, 12 de Noviembre, el Instituto Médico Europeo de la Obesidad hace públicos los resultados de un esperanzador estudio para los afectados en mayor grado por la enfermedad. En señal de su apoyo, el Instituto organiza la tradicional semana dedicada a la obesidad. Durante su transcurso, del 10 al 14 de noviembre, el IMEO ofrecerá en su centro en Madrid 50 estudios gratuitos que consisten en un análisis metabólico personalizado y un estudio emocional y hormonal completo. Para evitar saturación o largas colas en las consultas, el centro pide a los interesados reservar cita en el teléfono 91 737 70 70.

La iniciativa de celebrar semana dedicada a la obesidad surge hace cinco años a raíz del preocupante aumento del número de personas que padecen esta patología y que cada año engrosan las estadísticas creando alarma social. Se estima que hoy en día en el mundo hay 1429 millones de personas con sobrepeso y 671 millones obesos que suman el 29 por ciento de la población actual; más de la mitad de ellos viven en tan sólo 10 países, entre ellos Estados Unidos, China, Brasil y México. En nuestro país los índices están muy por encima de la media europea y de cada 100 adultos 17 padecen obesidad y 37 presentan sobrepeso. El gasto destinado por la sanidad española a esta tendencia en aumento ronda los 7 por ciento, unos 5.000 millones de euros anuales del presupuesto total, difícil de sostener a largo plazo y también insuficiente para solventar el problema.

La Organización Mundial de la Salud prevé que 7 millones de personas perderán la vida a causa de enfermedades no transmisibles en 2030, debido a factores de riesgo comportamentales y físicos como el sedentarismo, el sobrepeso y la obesidad. Las previsiones para la próxima década no son nada favorables: se estima que dos de cada tres personas serán obesas[1].

Resultados del estudio médico con pacientes operados de Manga Gástrica

la cirugía de la obesidad reduce la incidencia de la diabetes tipo 2De cara al Día Mundial de la Obesidad, el IMEO presenta los resultados de un estudio esperanzador llevado a cabo durante los dos últimos años con 150 personas con obesidad importante que se han sometido a una operación de reducción de estómago con manga gástrica. Los datos fueron concluyentes: en el 92% de los casos fue lograda la pérdida total del sobrepeso. En el seguimiento de 24 meses que se realizó de forma quincenal se ha podido demostrar que esta técnica laparoscópica de mínima invasión tiene 0% de mortalidad, debido a los avances tecnológicos en la medicina y a las sofisticadas tecnologías que permiten profundizar en el diagnóstico de la obesidad. Además de ofrecer una solución en el tratamiento de obesidad, este tipo de cirugía también contribuye a la disminución del riesgo cardiovascular y en la incidencia de comorbilidades como la hipertensión y la diabetes tipo dos.

El estudio se basa en el seguimiento continuado de 36 hombres y 112 mujeres, entre 25 y 55 años de edad. Todos empezaron el tratamiento con un elevado peso inicial: 128 kilos de media para los varones y 103 kilos de media para las mujeres. «Los índices más altos de obesidad entre los representantes del sexo masculino se dieron alrededor de los 30 años de edad, mientras que los casos de obesidad más impactantes entre las representantes del sexo femenino se manifestaban a partir de los 37 años», explica Rubén Bravo, portavoz del IMEO y coordinador del estudio. Esto nos hizo reflexionar sobre el origen de la obesidad en ambos sexos. En la mujer se da una relación más directa con los cambios hormonales, coincidiendo con el período de la transición a la menopausia o con un período posterior al embarazo. Hecho que explica, pero no justifica su grado de obesidad. En los hombres, sin embargo, la causa suele ser la misma de siempre: vida sedentaria y un patrón alimentario no saludable.

La reducción del estómago es la solución definitiva de la obesidad mórbida«Muchos pacientes que acaban en nuestras consultas confiesan que están hartos de la dieta del déficit calórico, se quejan que han probado varias y ninguna les ha funcionado», explica Bravo. Esto pasaría, porque no se les enseñó a comer y cuando acudían a especialistas que no podían dedicarles más de 10 minutos por consulta, se les entregaba una hoja con una dieta estándar de 1000, 1200 o 1500 Kcal. No se tiene en cuenta si el paciente come en casa sólo o con otras personas en restaurante, si cena con amigos los fines de semana o viaja a menudo. Tales condicionantes sociales pueden sabotear la buena intención y voluntad de cualquier persona en régimen. Un buen plan nutricional debe adaptarse a las características sociales y personales del individuo. Por supuesto, se restringirán algunos alimentos, pero sin instaurar la sensación de estar a dieta todo el tiempo.

Cuando se trata de una obesidad severa y no de simple sobrepeso, no es suficiente como correctivo hacer dieta y deporte. Hay que profundizar en el diagnóstico, realizar numerosos estudios, estudiar el estado hormonal y emocional del paciente, ver si tiene ansiedad, algún trastorno de la alimentación, herencia genética o problemas con la glándula toroide.

La cirugía se utiliza como último recurso para solucionar un problema de obesidad complejo que acaba perjudicando otras funciones del organismo y amenaza con recortar la expectativa de vida hasta en 15 años. «Cuando se necesita perder entre 50 y 80 por ciento del peso corporal, no queda otra que reducir la capacidad del estómago para así evitar la ingesta de grandes cantidades de alimentos», sostiene Bravo. Está demostrado que al intervenir en una disfunción del fundus gástrico mediante la manga gástrica, se elimina la mayor fuente de producción de grelina, la hormona responsable de la sensación de hambre, y esto permite que el paciente se sacie comiendo el 25% de lo que comía antes.

reducción de estómagoCon este tratamiento se suele perder la mayor parte del sobrepeso durante los primeros seis meses, a un ritmo estable donde la media pérdida de peso es de 7 kilos al mes, disminuyendo la cifra con 1,5Kg en cada siguiente semestre. Una vez logrado el objetivo, se continúa con dieta equilibrada y plan de entrenamiento para mantener el peso y establecer un nuevo modo de vida saludable.

En casi todos los casos estudiados se observó una mejora de la tasa metabólica[2], es decir, la efectividad del organismo para utilizar la grasa como fuente de energía. Los índices iníciales eran realmente bajos, de 1,8 de media en el caso de las mujeres y 2,1 de media en el caso de los hombres, correspondiendo a metabolismo lento e inefectivo. Finalizado el tratamiento, los parámetros mejoraron considerablemente, pasando a 7,1 de media en el caso de las mujeres, y a 7,7 de media en el caso de los hombres, alcanzando unos niveles equilibrados.

El estudio también evaluó el riesgo de enfermedad cardiovascular, hipertensión y diabetes tipo dos, medidos a través del factor de grasa visceral que nos marca un índice de intervalos desde 0 a 40, siendo a partir del factor 11 cuando comienza a dispararse el riesgo para el corazón y los peligros del síndrome metabólico. El factor medio de grasa visceral inicial en los hombres antes de someterse al tratamiento de manga gástrica era de 24,9; en las mujeres, de 12,1. Pasados los dos años de tratamiento este factor de riesgo se estabilizó en cuotas saludables, obteniendo unas medias de 7,6 en hombres y de 3,2 en mujeres.

La obesidad tiene múltiples consecuencias negativas sobre la saludSegún el equipo médico, el éxito de ésta intervención se debe a tres factores fundamentales: seguimiento multidisciplinar, reducción en la ingestas de comida y disminución en la sensación de hambre. «Para conseguir un cambio profundo en los hábitos del paciente con obesidad severa, en el Instituto Médico Europeo de la Obesidad aunamos, además de la gran ayuda de la manga gástrica, los esfuerzos de un amplio equipo de especialistas, entre ellos nutricionistas, endocrinos, psicólogos, fisioterapeutas, preparadores físicos y entrenadores profesionales, esteticistas, médicos internistas, cirujanos bariátricos y plásticos», señala Carmen Arribas, Directora Técnica y Asistencial del IMEO.

Además de favorecer la pérdida de peso, disminuir la diabetes y mejorar la hipertensión, la manga gástrica produce una serie de efectos endocrinos beneficios para la salud. Regula el metabolismo de la glucosa, la secreción de insulina y la función del páncreas. Aumenta la secreción de la hormona de crecimiento y ralentiza el vaciado gástrico. Reduce tanto el apetito, como la sensación de hambre y es un gran avance en la lucha contra la obesidad severa.

Los estudios de seguimiento se han realizado a través de ElectroImpedancia TANITA Medical Multifrecuencial, evaluando en cada paciente metabolismo basal, composición corporal total y segmental, índice de grasa visceral, tasa metabólica, equilibrio del agua y distribución corporal.

[1] Obesity: update 2012 de la OCDE.

[2] Se mide en una escala de 0 a 15, determinando si un metabolismo es lento e inefectivo (de 0 a 5), equilibrado (de 5 a 9), activo o hiperactivo (de 9 a 15).

City Training: un estilo de vida saludable, ideal para la urbe

“En IMEO hemos ideado el término City Training pensando en las mujeres que no tienen la costumbre de hacer deporte, que no pisan el suelo de los gimnasios y las salas de fitness y que, debido a falta de tiempo o medios, se quedan al margen de todo tipo de actividad física y más que otra cosa, ejercen el sedentarismo”, explica Rubén Bravo, portavoz del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) que, tras muchos años en consulta, ha podido comprobar la existencia de un rechazo general a la práctica deportiva en mujeres con problemas de obesidad. En este sentido, es muy importante que las pacientes comprendan que no es lo mismo hacer deporte –como hacer pesas, nadar, correr o jugar un partido de tenis–, que realizar alguna actividad física que requiera movimiento –como caminar, bailar o subir escaleras–. Cabe recordar que el término «actividad física» se refiere a cualquier movimiento corporal en que forman parte nuestros músculos y que tiene como consecuencia un gasto energético que se añade a nuestro metabolismo basal. 

A largo plazo, el estilo de vida predominantemente sedentario que llevamos difícilmente nos llevará a buen puerto. Según las estimaciones de la OMS, en 2030 unos 7 millones de personas perderán la vida a causa de enfermedades no transmisibles debido al sedentarismo, el sobrepeso y la obesidad, siendo factores de riesgo comportamentales y físicos[1]. La actividad física, junto con un plan de nutrición adecuado, son la mejor forma de combatir el exceso de peso y la obesidad. 

Si dedicamos al menos 30 minutos todos los días a la práctica de alguna actividad física, que sí supone movimiento, pero no un esfuerzo excesivo, los efectos saludables no tardarán en manifestarse. Según un estudio[2], en las personas que ejercen regularmente actividad física mejora considerablemente la función respiratoria, baja el colesterol LDL y se reduce la grasa corporal. Paralelamente se observa una disminución de la ansiedad y aumenta la sensación de bienestar, gracias a la segregación de endorfinas. Todo esto favorece un mayor rendimiento, tanto en la vida profesional de la persona, como en la personal. En cambio, se ha demostrado que la ausencia de actividad física diaria guarda relación con el desarrollo, mantenimiento y agravamiento de enfermedades crónicas como la diabetes mellitus, además acentúa el riesgo de sufrir cardiopatía isquémica, hipertensión arterial o accidentes cerebrovasculares.    

Nos movemos lo justo y lo mínimo, porque nos hemos mentalizado que el tiempo es dinero y todo vale en el esfuerzo de ahorrarlo. El coche y el metro son nuestro método de transporte habitual, de modo que tardamos el tiempo mínimo para llegar de casa al trabajo y viceversa sin sudar ni gota. El ascensor, los asientos y las escaleras mecánicas son otras de las facilidades que nos hacen “ir cómodos” en el trayecto. El ordenador y el teléfono móvil son las principales herramientas de que nos servimos en nuestro trabajo, pero también tiempo de ocio, porque nos permiten hacer un sinfín de tareas con el mínimo movimiento corporal posible. Piernas hinchadas, ojos rojizos, dolor de cabeza y alguna otra molestia debida a las malas posturas frente la pantalla son algunas de las enfermedades tecnológicas que se han instalado de forma natural en lo que es nuestra vida diaria. En este sentido, no nos debe extrañar que el 25% de los españoles mayores de 16 años sufran dolor lumbar o cervical[3]

“De nosotros depende cómo queremos disfrutar de la urbe, a través de la ventanilla del coche o a pleno pulmón, sincronizando nuestro tono cardíaco con el pulso de la gran ciudad con cada paso que damos”, reflexiona Sandra Pino, Preparadora Física del IMEO y Campeona de Bodyfitness de España en el 2009. Poniendo en práctica actividades de rutina como caminar, subir y bajar escaleras, ir en bici, bailar con la pareja o jugar al Wii Fit, podemos decir que estamos practicando City Training, donde y cuando nosotros queremos, además completamente gratis.

Si nos bajamos una parada del metro o el bus antesde llegar a nuestro destino, ya sea del trabajo o la casa,  y caminamos más bien rápido, por media hora habríamos quemado 230 calorías. Si hacemos este mínimo esfuerzo todos o casi todos los días de la semana, habríamos igualado o superado lo que sería el equivalente a dos sesiones de spinning de alta intensidad. Subir y bajar escaleras es un ejercicio aeróbico excelente, porque moviliza las grasas, aumenta el metabolismo y fortalece nuestro sistema cardiovascular. En tan solo media hora nos permite quemar cerca de 300 calorías, sin alterar nuestro ritmo cardíaco. Una vez cogido el ritmo, se podrían utilizar unas muñequeras de 250 gramos o medio kilito cada. Esto nos permitirá quemar más calorías, fortalecer el tríceps y movilizar el brazo.

La música inspira el movimiento y hace las rutinas más divertidas. Está demostrado que los bailes de salón mejoran la relación con la pareja. Porque la música, igual que el olor, puede penetrar en áreas del cerebro que el lenguaje por sí solo no alcanza. 

A  continuación adjuntamos algunos datos orientativos que nos sirven de comparación, ya que las calorías quemadas por una persona dependen de varios factores como su edad, IMC, sexo, condición climática y metabolismo entre otros.

Actividad cotidiana Calorías aprox. quemadas

en ½ hora

Actividad física/ deporte Calorías aprox. quemadas

en ½ hora

Dormir (la actividad más baja posible) 30 Bailes de salón lentos (vals, chachachá, tango)   105
Ver la tele 50 Jugar al Wii Fit en casa (hula-hoop, step dancing o zumba) 100-150
Conducir el coche 60 Bailes populares (country, polka, sardana) 160
Trabajar sentado 60 Aerobics (intensidad baja) o Fitness 180
Andar sin prisas (1.5-3 km/hora) 75 Bailes de salón rápidos (samba, rumba, salsa, batuca) 190
Cocinar 75 Bailar en discoteca (rápido) 225
Hacer tareas domésticas 75-130 Aerobics (intensidad alta) 245
Pescar 114 Nadar 290
Ir en bicicleta 150 Senderismo 270
Paseo rápido (4.8 km/hora) 150-230 Patinar sobre ruedas 315
Hacer jardinería 150-200 Correr 325
Bajar escaleras 210 Spinning alta intensidad 300-400
Andar muy rápido (7.5 km/hora) 200-250 Hacer footing 300-450
Subir escaleras 300-500 Artes marciales 360

 


[1] Según las Estadísticas Sanitarias Mundiales 2012 de la OMS.

[2] Varo J.J.; Martínez J.A.; Martínez-González M.A.; Beneficios de la actividad física y riesgos del sedentarismo.

[3] Según datos de la Encuesta Europea de Salud en España 2009, realizada por el Instituto Nacional de Estadística.

Tipos de actividad física y gasto calorico

Hilario, preparador físico

Consideraciones teóricas

A la hora de determinar por qué engordamos o adelgazamos, hemos de ir forzosamente a ver cuántas calorías ingerimos al día. Estas vienen dadas por la cantidad y calidad de los alimentos. Debemos establecer una relación entre lo que comemos y lo que gastamos para llegar al equilibrio.

Hemos de tener en cuenta que cada persona es diferente porque no gastamos todos las mismas calorías, esto depende de la actividad de cada uno y también de su organismo, muchas veces nos hemos preguntado por qué de dos personas que comen y trabajan de forma similar una engorda y la otra no, esto es debido al metabolismo basal, que consiste en la energía que consume cada persona para realizar sus funciones internas. Lo que nos encontramos habitualmente, es que el gasto calórico de alguien que tiene una actividad física fuerte es mucho mayor que el de una persona que trabaja sentado toda su jornada laboral, aunque realicen las mismas horas de trabajo.

Es importante conocer nuestro gasto calórico para comer conscientemente y sólo lo que necesita nuestro cuerpo, si ingerimos más calorías de las que necesitamos por nuestra constitución y desgaste físico, engordaremos. Si lo que queremos es perder peso, tendremos que disminuir el aporte de kilocalorías de nuestra dieta o aumentar la actividad física.

Factores que influyen en las diferencias entre personas

  • Influencias educacionales
  • Ejercicio físico
  • Fácil disponibilidad de abundante comida
  • Factores psicológicos que acompañan el hábito dietético (disminuir la tensión comiendo)
  • Factores genéticos
  • Sobrealimentación infantil

Hemos dicho que dependiendo de la actividad física que realicemos gastaremos más o menos energía. Existen tablas a través de las que podemos calcular el gasto energético dependiendo de nuestro peso la duración de la actividad que realicemos. Todos estos cálculos son aproximados y dependen de los factores diferenciales entre las personas que hemos citado anteriormente.

En el cálculo del gasto calórico utilizaremos la siguiente fórmula:

Cal aprox. quemadas = Actividad física x (Peso en Kg x 2,2) X Minutos de práctica

A pesar de estas fórmulas, para calcular el gasto calórico, también tenemos que tener en cuenta las condiciones físicas de cada persona, su edad y el sexo. Lo que quiere decir que una persona sin variar de peso, puede variar su gasto calórico dependiendo de las condiciones en que se encuentre. Hay situaciones en las que aún manteniendo el mismo peso, tenemos un metabolismo basal mayor, por ejemplo:

  • Edad: el gasto calórico es inversamente proporcional a la edad, es decir, cuanta más edad se tiene, menos gasto requiere el organismo.
  • Sexo: si hacemos la distinción entre sexos, la mujer tiene un gasto menor que el hombre.
  • Talla: la altura también influye, las personas más altas tienen un gasto más pequeño que las más bajas.
  • Situaciones especiales: en el caso de embarazo y periodo de lactancia en la mujer, situaciones de estrés, enfermedades o fiebre, el metabolismo basal aumenta.
  • Deporte: las personas que hacen deporte, tienen más masa muscular, y en consecuencia, se incrementa su gasto calórico.
  • Temperatura: incluso puede influir la temperatura ambiental, en el caso de ambientes cálidos puede bajar el metabolismo basal hasta un 10 %.

El siguiente cuadro muestra las calorías quemadas en media hora según la actividad física que realicemos. 

Actividad física Calorías quemadas en 30´
Aeróbic 0´0178
Baloncesto 0´0258
Bádminton 0´0125
Bolos 0´0108
Paseo rápido 0´0150
Bicicleta 0´0159
Bailar 0´0130
Conducir 0´0050
Pescar 0´0114
Hacer jardinería 0´0164
Jugar a golf 0´0108
Hockey 0´0249
Montar caballo 0´0255
Patinar sobre hielo 0´0314
Judo 0´0363
Montañerismo 0´0270
Remar 0´0378
Patinar sobre ruedas 0´0315
Correr 0´0325
Sentarse a la mesa de trabajo 0´0050
Esquiar 0´0252
Ir por las escaleras hacia abajo 0´0210
Ir por las escaleras hacia arriba 0´0356
Nadar 0´0250
Tenis 0´0261
Voleibol 0´093
Ver la tele 0´0050
Andar sin prisas (1.5-3 km/h) 0´0075
Andar sin prisas (4.8 km/h) 0´0120
Andar más rápido (6 km/h) 0´0180
Andar muy rápido (7.5 km/h) 0´0240

Supongamos que usted pesa 80 kilos y practica judo durante 45 minutos. ¿Cuántas calorías quemaría?

Cal aprox. quemadas = Actividad física x (Peso en Kg x 2,2) X Minutos de práctica

 Cal aprox. quemadas = 0,0363 x (85 x 2,2) X 45 = 305.46 cal

RNE: IMEO advierte sobre 8 falsas creencias entorno a la operación bikini

Operación bikini Sí, pero con la cabeza. El Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) ha advertido de que no todo vale con el fin de lucir una figura esbelta en verano. Rubén Bravo, portavoz del centro y especialista en nutrición ha desgranado 8 puntos en los que solemos equivocarnos a la hora de seguir una dieta o machacarnos de ejercicios.

Para escuchar el contenido completo del programa Sobre la mesa de RNE, pulsa PLAY sobre los videos a continuación.

Primera Parte

Segunda Parte

Fuentes: Sobre la mesa de RNE / Nota de prensa de IMEO 

ESTUDIO METABÓLICO GRATUITO (del 22 al 29 de septiembre)

– En España dos de cada tres hombres tienen sobrepeso y una de cada seis personas es obesa. Fuente: Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)

– Más de dos millones españoles padecen obesidad severa, de ellos, menos del 1 por ciento, alrededor de 4.000 personas, se han sometidos a cirugía de la obesidad o bariátrica. Fuente: Sociedad Española de Cirugía de la Obesidad (SECO)

– La obesidad está relacionada con seis de cada diez muertes debidas a enfermedades no contagiosas y, de media, reduce en diez años la vida de quienes la padecen. Fuente: Organización Mundial de la Salud (OMS)

Del 22 al 29 de septiembre el Instituto Médico Europeo de la Obesidad realizará un estudio antropométrico por electroimpedancia TANITA a todos los interesados que acuden a la clínica. Es un análisis que mide el porcentaje de agua, grasa y masa muscular de la persona, su peso, IMC, retención de líquidos, grasa visceral, distribución corporal y metabolismo basal. Los interesados en realizarse este estudio podrán reservar su consulta llamando al 91 745 17 96 hasta el próximo jueves.

«Muchas veces, siguiendo la corriente mediática y el culto al «cuerpo diez», nos olvidamos que la obesidad tan indeseada es una enfermedad metabólica que radica en la salud y no es sólo cuestión de estética», señala Rubén Bravo, jefe del área de nutrición de IMEO. Igual que mantenemos el sano hábito de visitar el médico de forma periódica, deberíamos consultar asiduamente el endocrino, sobre todo cuando se trata de un considerable exceso de peso, recomienda el especialista. Una consulta a tiempo nos dará más margen de actuar y tratar el problema, antes de que el sobrepeso se haya convertido en obesidad.

Por una parte, el análisis antropométrico por electroimpedancia nos permite, en pocos minutos, estimar la distribución de la grasa corporal del paciente y nos da en cifras la cantidad de masa grasa, masa magra y líquido corporal del paciente. En función de estos resultados, recomendamos un u otro tipo de tratamiento. El objetivo básico de todo programa de pérdida de peso es la reducción de la masa grasa, minimizando en lo posible la pérdida de masa magra que no debe exceder el 25% del peso total perdido en una semana. Esto explica porque fracasan las dietas «milagro» que se caracterizan con una rápida pérdida de peso y un inminente efecto rebote.

Por otra parte, el análisis de la distribución de la grasa corporal resulta de vital importancia para el paciente, ya que detecta de forma inequívoca la presencia de obesidad androide, con acúmulo de grasa en el tronco, que se asocia a mayor riesgo vascular y desarrollo de síndrome metabólico y diabetes. La obesidad mórbida afecta cada vez más a personas jóvenes en edad reproductiva, recortando la expectativa de vida entre 10 y 15 años. «En los pacientes con IMC superior a 40, por ejemplo, existe entre 6 y 12 veces más riesgo de mortalidad que se asocia con enfermedades cardiovasculares, hipertensión arterial, diabetes tipo II, cáncer de Colón o artritis», afirma Rubén Bravo, especialista en nutrición de IMEO.

Tratamiento de Balón y Banda Gástricos

Para los casos de obesidad avanzada hoy en día existen tratamientos muy eficaces, como son el Balón y la Banda gástricos. Con el fin de mejorar el resultado final, en IMEO hemos ampliado la duración del tratamiento de Balón Intragástrico hasta 3 años, añadiendo consultas trimestrales con el endocrino en la última fase para asegurarnos que el paciente no recuperará el peso perdido. El Balón Intragástrico que utilizamos en IMEO está diseñado para permanecer en el estómago 12 meses y permite al paciente perder hasta 30 kilos. Se trata de un globo medio inflado, implantado mediante una laparoscopia, sin cirugía, que reduce la sensación de apetito, gracias al volumen que ocupa. Otro beneficio de este sistema de adelgazamiento es que enlentece el vaciado gástrico, manteniendo más estables los niveles de insulina y glucosa en la sangre.

La Banda gástrica está pensada para pacientes con obesidad mórbida que necesitan perder más de 35 kilos de su peso corporal. Se trata de un anillo fabricado en titanio y envuelto en un colchón de silicona, no tóxico. Se coloca mediante laparoscopia en la entrada del estómago con el fin de reducir la cantidad de las ingestas y regular el apetito.