Alimentos que ayudan a conciliar el sueño

El Siglo de Durango
«Los frutos secos contienen triptófano -precursor de la melatonina y serotonina- que facilita el sueño», explica Patricia Escribano, nutricionista de Blua de Sanitas. Y aunque sabemos que son un tanto calóricos -«para mentener el peso, es aconsejable que la cantidad no supere por la noche los 15-20 gramos»-, puedes añadirlos discretamente a tu cena para que hagan su efecto. Sin ir más lejos, los expertos de la firma Kaiku recomiendan las nueces como alimento «relajante» para antes de ir a la cama y el director médico de Grupo NC Salud, Carlos Fernández, las almendras.

«Los carbohidratos son una fuente rápida de energía que si no se usa, se transforma en grasa. De ahí que se aconseje tomarlos mejor durante la comida. Sin embargo, no debemos prescindir de ellos y menos cuando lo que queremos es mantener nuestro peso», contaba la doctora Paula Rosso, médico y nutricionista del Centro Médico Estético Lajo Plaza. Y lo mismo podríamos decir de ellos si lo que queremos es conciliar el sueño, puesto que, según desvela la experta de Sanitas, «favorecen la disponibilidad del triptófano para formar serotonina». Si no quieres abusar de ellos, sigue esta regla: no deberían ocupar más de un cuarto de un plato de unos 22 centímetros.

Además de ser ricas en antioxidantes y una excelente fuente de vitaminas, minerales y ácido fólico, se ha descubierto que las cerezas ayudan de forma considerable a regular los ciclos de sueño y vigilia gracias a su contenido en melatonina. Aunque su época es de abril a junio, no hace falta esperar a que sea temporada de cerezas: un jugo natural hace exactamente el mismo efecto.

LA LECHE Y SUS DERIVADOS

Aunque puede resultar indigesta para las personas intolerantes a la lactosa, lo cierto es que la leche (de origen animal) y sus derivados también contienen triptófano, esta mágica sustancia bautizada como el «aminoácido de la felicidad». «No solo ayuda a conciliar el sueño, sino que influye en la calidad del mismo y hace que nos despertemos mejor», desvelan los expertos de Kaiku. Hasta el famoso doctor Eduard Estivill los recomienda: «una ensalada de verduras, algo de pasta y un derivado lácteo es una cena ideal» para favorecer el sueño. Aquello del vaso de leche calentita antes de ir a dormir no es un mito.

EL KÉFIR

Este yogur probiótico de origen búlgaro -una alternativa a los lácteos de origen animal- es rico en calcio, magnesio, vitaminas del grupo B y triptófano. Y sí, también es bueno para conciliar el sueño y controlar el estrés. Además, tiene «propiedades sobre el sistema inmunitario que ayuda a mejorar la flora y prevenir desequilibrios intestinales», afirma el equipo del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO). Puedes tomarlo con frutas, cereales, frutos secos e incluso utilizarlo para hacer bizcochos y magdalenas.

EL PESCADO

A pesar de que «las proteínas reducen la síntesis de serotonina aumentando la secreción de adrenalina y favoreciendo el estado de alerta», según cuenta Patricia Escribano, lo cierto es que el pescado suele ser más fácilmente digerible que la carne y, por ello, es preferible para la cena. ¿La mejor opción? El pescado blanco, ya que contiene menos grasa que el azul. Laura Parada de Slow Life House recomienda, como cena relajante, una lubina a la plancha en cama de espinacas con crema de queso bajo en grasas y almendras. Las gambas y el atún también están categorizados como alimentos «relajantes» según los expertos de Kaiku.

Alimentación y ejercicio, qué comer y en qué momento

Terminaron las vacaciones, y con éstas, los excesos en la comida y la falta de ejercicio. Mucha gente retoma el ejercicio y vuelve a adoptar una dieta más saludable. Expertos en nutrición dan algunos consejos para este regreso post vacacional y para conjugar una buena alimentación con una actividad física, qué comer y en qué momento del día.

De manera frecuente, durante las vacaciones, se deja de un lado el ejercicio físico y se dan algunos excesos en el comer. Pero las buenas intenciones vuelven al finalizar este periodo post vacacional buscando regresar a un estilo de vida saludable, tanto a nivel nutricional como al hábito de una actividad física regular.

Los llamados alimentos “funcionales” son aquellos que ayudan a paliar los desequilibrios y desajustes nutricionales. Entre ellos se encuentran los alimentos ricos en prebióticos y/o probióticos. Esos alimentos mejoran la salud intestinal. Entre los alimentos ricos en prebióticos están los cereales integrales, las legumbres y ciertas verduras como las alcachofas y los espárragos.

Con respecto a los probióticos se pueden encontrar en leches fermentadas como el yogur o en el kéfir, también llamados búlgaros o bacilos. Otro tipo de alimentos recomendados son los alimentos ricos en ácidos grasos insaturados, así también los ricos en vitaminas, en particular la vitamina C y la B por sus características antioxidantes.

Alimentación y deporte

Existe mucho debate sobre cuál es la mejor hora para hacer deporte y qué tipo de comida debe tomarse para acompañar dicho entrenamiento. Si bien, la mejor hora para hacer ejercicios aeróbicos es por la mañana, también se puede entrenar en la noche, siempre y cuando no sea demasiado tarde, para dar tiempo al cuerpo a regularse.

Con respecto a la alimentación, la regla es tomar algo ligero, un jugo, una fruta o un yogur antes de hacer ejercicio para aportar cierta energía pero no recargar demasiado el sistema digestivo y después de haber realizado el entrenamiento, ingerir una comida normal.

Entrevistado: Rubén Bravo, experto en nutrición del Instituto Médico Europeo de la Obesidad.

Fuente: RFI, autor: Ivonne Sánchez

Las mejores comidas para deshacerte de la grasa de tu estómago

Tener un vientre tonificado no consiste solo en matarse en el gimnasio, la alimentación es primordial. Te contamos qué debes tomar para perder esos michelines que te sobran

El Confidencial

¿Quemar grasa abdominal a través de la comida? Parece una paradoja, pero según la nutricionista Emma Haak existen algunos alimentos que permiten que tal fenómeno suceda. Normalmente nunca te molestas en contar las calorías de lo que comes, hasta que te pones a dieta. De pronto todo cuenta: te obsesionas tanto con la idea de qué puedes o no consumir, a qué horas y qué cantidad de raciones debes servirte y analizas constantemente si tu dieta está o no funcionando. Al final te pasas el día pensando en comer. Y tienes hambre.
Ciertos productos pueden ayudar a controlar esos kilos de más acelerando el metabolismo. El secreto está en el así llamado efecto termogénico, es decir, el coste calórico para nuestro cuerpo de procesar los diferentes nutrientes de nuestra dieta. Cuanto más difícil de digerir es el alimento, más calorías quemaremos a la hora de asimilarlo.

Este efecto de los alimentos depende directamente del tipo de comida y de las cantidades ingeridas. Según Haak, añadiendo algunos alimentos específicos a una dieta equilibrada se puede crear todo un programa para tener el vientre plano. Entre ellos se incluyen las posibilidades que a continuación te mostramos.

Lentejas

Si no las quieres, las dejas, dirían nuestras abuelas. Quizá cuando leas lo bien que vienen para perder peso, las querrás siempre. Los estudios han demostrado que las legumbres reducen el riesgo de enfermedades isquémicas y cáncer colorrectal, controlan la hipertensión arterial y favorecen la pérdida de peso. Se puede escribir más grande, pero no más claro: las legumbres adelgazan, porque su contenido en grasas está en torno al 3%. 100 gramos de lentejas cocidas, por ejemplo, aportan la irrisoria cantidad de 150 calorías.

Están cargadas de fibra soluble. Aunque todas las legumbres son buenas fuentes, estas, junto con los guisantes, están en el podium, ayudando a la digestión. Por cada diez gramos adicionales de este tipo de fibra que comieron en el estudio, perdieron un 3.7% de grasa visceral (la que envuelve a los órganos) en cinco años. Además, los que no realizaron deporte moderado en sus rutinas, mantuvieron el doble de grasa abdominal que los que sí lo hacían.

Pimientos

Los jóvenes con sobrepeso que los incluyeron en su dieta tuvieron un 17% menos de grasa abdominal que los que no lo comieron, según un estudio publicado en ‘Journal of The Academy of Nutrition and Dietetics’. Cualquiera de los tres tipos, rojos, amarillos o verdes deben estar en tu lista de la compra.

Son ricos en licopeno, un pigmento vegetal natural del grupo de los carotenoides, con propiedades antioxidantes, que según demuestran varios estudios científicos recientes protege a las células del estrés oxidativo y previene el cáncer de próstata. Las personas con anemia pueden beneficiarse considerablemente del consumo de pimientos rojos, según un trabajo que publicaba The American Journal of Clinical Nutrition. Gracias a su alto contenido en vitamina C, esta verdura favorece la absorción del hierro de los alimentos en el tubo digestivo.
Los pimientos rojos contienen vitamina B6 y magnesio. Y esta combinación reduce la ansiedad y el insomnio. Además, la vitamina B6 es un diurético natural, por lo que incluir este alimento en la dieta contribuye a evitar la hipertensión. A esto se suma que una dieta rica en luteolina reduce la inflamación relacionada con la edad en el cerebro y los déficits de memoria vinculados al envejecimiento, tal y como aparecía publicado en ‘Journal of Nutrition’.

Arroz integral

Las personas que participaron en el estudio y que ingirieron este alimento tenían un 10% menos de tejido adiposo visceral que aquellos cuyas dietas incluían muy pocos granos enteros. Busca porductos que digan 100% de trigo integral o 100% de grano entero en el envase, nada de multrigrano o solo integral, ya que a menudo contienen harinas refinadas.

Es el más equilibrado. Se cultiva en China desde hace unos siete mil años y es el segundo cereal más consumido en el mundo después del trigo. Es una fantástica fuente de energía: aporta hidratos de carbono complejos, que proporcionan glucosa de manera muy rápida y sostenida en el tiempo, manteniendo así constantes los niveles de azúcar en sangre. Esto, que puede parecer una tontería, es una cualidad básica de este cereal, fundamental para los diabéticos.

Durante muchos años ha sido un tema polémico, ya que se ha considerado que los hidratos de carbono en general, y los cereales en concreto, provocaban desequilibrios en el nivel de azúcar. Y tenían razón, ya que los estudios se hacían con hidratos simples, como el azúcar blanco, y con cereales refinados, como el arroz blanco, de escaso valor nutricional. Los últimos estudios, sin embargo, han llegado a la conclusión de que los hidratos de carbono complejos, y en especial el arroz integral, producen el efecto beneficioso que explicábamos.

Es beneficioso para el sistema nervioso: según la medicina asiática, el arroz integral tiene efectos calmantes. Traducida en términos de medicina occidental, esta propiedad puede estar relacionada con las vitaminas del grupo B y los minerales que contiene. También fortalece el páncreas y el bazo, expulsa toxinas y puede usarse en casos de diarrea y náuseas y para combatir los efectos de la diabetes.

Col rizada

Los investigadores rastrearon las dietas y la grasa abdominal de más de 100 mujeres premenopáusicas durante un año. Los científicos encontraron que por cada cien mg de calcio que las mujeres comían por día, perdieron 3 cm de la grasa saturada que las que no recibieron tanto calcio.
No está claro porqué este nutriente es el que marca la diferencia, pero expertos proponen dos ideas. En primer lugar, existen estudios que demuestran que el calcio ayuda a su cuerpo a utilizar el estrógeno de manera más eficaz, y este está vinculado a menos grasa en el abdomen. En segundo, las dietas altas en calcio pueden disminuir la producción de cortisol, la hormona del estrés y que se relaciona con este tipo de lípidos.

Cuando se trata de nutrientes saludables, este vegetal tiene pocos competidores. Está cargada de ácido alfalipoico, un antioxidante que ayuda a tu cuerpo a convertir la glucosa en energía y mantiene los niveles de azúcar en sangre bajo control. Recientes investigaciones han relacionado a estos ácidos con la disminución de la diabetes, accidentes cerebrovasculares, glaucoma y otras enfermedades.

Salmón

Uno de los alimentos de origen animal en que todo el mundo está de acuerdo en que es sano, es el pescado graso. Pescados azules como el salmón, la trucha, la sardina o el arenque. En concreto el salmón, aporta gran cantidad de proteína de elevado valor biológico, alrededor del 18%, vitaminas, sobretodo del grupo B, A y D, y minerales como el tan importante y a veces escaso en nuestra dieta, yodo. Así pues, tomar salmón tendrá efecto, no solo sobre nuestra salud cardiovascular, también sobre la salud ocular, el mantenimiento de nuestros huesos y el funcionamiento de la tiroides, entre otros.

Sus ácidos poliinsaturados hacen que la grasa no se quede en tu vientre. Varios investigadores pidieron a dos grupos de personas que comiesen un extra de 750 calorías al día. Unos debían ingerir las saturadas y otras las del tipo de este pescado y aunque ambos equipos ganaron peso, el primero ganó más en abdomen y el segundo masa muscular. Los científicos aseguran que las grasas saturadas activan los genes que indican al cerebro que las almacene en la zona del estómago mientras que los otros hacen que realmente se reduzcan las reservas de lípidos.

Alimentación y actividad física funcional para retomar el ritmo postvacacional

Los expertos del IMEO destacan la importancia de realizar un desayuno y cena adecuados, sobre todo cuando éstos comparten franja horaria con el entreno y la práctica de actividad física 

Recuperar la buena alimentación y el hábito de ejercicio físico son los  habituales propósitos de septiembre. Para que las buenas intenciones no quedan desplazadas por la carga laboral y familiar que soportamos, siendo finalmente olvidadas, los expertos del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) ofrecen algunos consejos prácticos a modo de coaching nutricional y deportivo que nos ayudarán a no renunciar al estilo de vida saludable.

«Momentos como la vuelta al trabajo o al entrenamiento, después del parón veraniego, son idóneos para repasar conceptos de alimentación funcional, condicionada a la práctica deportiva y también para sacar provecho de algunas tendencias en fitness de la mano de profesionales experimentados», argumenta Rubén Bravo, portavoz del Instituto. 

Alimentación funcional

Los alimentos funcionales surgen como respuesta al estilo de vida actual para intentar paliar los desequilibrios y desajustes nutricionales que se están produciendo en consecuencia de un ritmo de vida frenético, con falta de tiempo para cocinar y la proliferación de productos alimenticios de poca calidad nutricional.

«En este sentido, el consumo de alimentos enriquecidos o fortificados dentro de una alimentación saludable supone un beneficio para nuestra salud y bienestar mediante la mejora de una o varias funciones del organismo, y en algunos casos hasta pueden actuar como preventivos de enfermedades reduciendo los factores de riesgo», señala Carmen Escalada, nutricionista clínica del IMEO. A continuación ofrecemos algunos ejemplos.

Alimentos enriquecidos con prebióticos y/o probióticos. Tras los excesos veraniegos nuestra salud intestinal puede estar algo resentida, de modo que su consumo favorece las digestiones y mejoraría el tránsito intestinal. Se recomienda incluir los productos con prebióticos (cereales integrales, legumbres o ciertas verduras como las alcachofas y los espárragos) en la comida principal, como desayuno, almuerzo y cena. A cambio, los probióticos (leches fermentadas como el yogur o el kéfir) se pueden tomar en el desayuno, de postre o para merendar.

Alimentos ricos en ácidos grasos insaturados. Ayudan a reducir los niveles de colesterol y triglicéridos, y por tanto, el riesgo cardiovascular. Algunos productos los contienen de forma natural o son enriquecidos, entre ellos el pescado azul y los frutos secos naturales o tostados.

Alimentos enriquecidos en vitaminas. En esta fecha son útiles debido al efecto antioxidante de determinadas vitaminas como la C y algunas del grupo B. Además de los productos enriquecidos, aparecen de forma natural en frutas, verduras y hortalizas que pueden ser  complemento perfecto de una comida o cena.

En cuanto al deporte, quienes retoman el entrenamiento pueden aprovecharse de los alimentos funcionales para mejorar su rendimiento, reducir la sensación de fatiga, mejorar la recuperación y evitar o reducir problemas gastrointestinales. Resultan muy útiles:

Barritas y batidos energéticos. Ayudan a incrementar la densidad energética de la dieta. Generalmente tienen un elevado contenido en proteínas y/o hidratos de carbono, por tanto hay que consumirlas en su justa medida.

Bebidas isotónicas. Pueden ser útiles en personas cuya práctica deportiva sea de larga duración para reponer agua, sales minerales e hidratos de carbono.

Alimentos enriquecidos. Se les ha aumentado la cantidad de diferentes nutrientes como el calcio o compuestos antioxidantes (vitaminas C y E) y pueden emplearse si hay deficiencia. El caso de los antioxidantes es especialmente importante ya que el deporte aumenta la producción de radicales libres cuya acción es importante neutralizar.

Probióticos. Sirven para equilibrar la flora intestinal y potenciar el sistema inmunitario. Son recomendados tanto a deportistas de alto rendimiento, sometidos a potente desgaste físico, como a personas que tras el periodo vacacional retoman los entrenamientos.

El desayuno y la cena en función de la hora del entreno

Existe mucha polémica en cuanto a la mejor hora de entrenar, por la mañana o a la tarde, y qué tipo de comida la debe acompañar. En ambos casos, la nutricionista del IMEO Estefanía Ramo aconseja evitar hacer deporte alrededor de las dos horas y media antes de irse a la cama. «Si se realiza una carrera por la noche, nuestro reloj interno cree que es de día y nos acelera, con lo cual, el mejor momento es por la mañana y desayunar una hora y media antes, porque la digestión tarda alrededor de unas dos horas y media en realizarse», apunta.

Si se entrena por la mañana

Si se quiere hacer la carrera muy temprano, se puede tomar un desayuno muy ligero y de ninguna manera omitirlo, esperarse media hora y luego salir a correr. Una vez terminada, habría que complementarlo con un segundo desayuno que nos ayudará a recuperarnos, compuesto por cereales, fruta, leche y grasa saludable.

Ramo recomienda siempre que sea posible seguir pautas personalizadas, pero a modo general ofrece varios ejemplos de plato único para desayunos ligeros y desayunos complementarios, para tomarlos después de hacer el ejercicio.

Si se entrena por la noche

Evitar realizar ejercicio alrededor de las 2 horas y media antes de irse a la cama. Si se realiza el entrenamiento de noche, después del trabajo, es muy importante no saltarse la cena, ya que nos ayudará a tener una buena recuperación. «Eso sí, debe ser una cena ligera que nos aporte todos los nutrientes y energía necesaria», subraya Ramo. La proporción idea, en este sentido, sería aquella donde la verdura (cruda o cocida) ocupa 1/3 parte del plato; los carbohidratos, ¼ parte, en forma de arroz hervido o patata cocida; las proteínas, 1/3 parte en forma de pechuga de pollo o salmón a la plancha o huevo duro como opción; grasas saludables obtenidas de una cucharadita de aceite de oliva virgen extra y en caso de que ha habido mucho desgaste en el entrenamiento, podemos añadir 2-3 nueces; sin olvidar beber agua durante el entreno y las horas posteriores.

Los aliños de las ensaladas pueden ser con una cucharadita pequeña de aceite de oliva virgen extra, vinagre a discreción o limón.

Se puede terminar a modo de postre con un yogur desnatado 0%.

Alimentos amigos a la hora de moldear el cuerpo

«A la hora de dar prioridad a un tipo de alimentación u otro, es importante preguntarnos qué objetivo nos planteamos a  conseguir: perder peso quemando grasa, aumentar la masa muscular o definir la que ya se tiene», señala Andrea Marqués, nutricionista del Instituto Médico Europeo de la Obesidad, y ofrece algunos ejemplos para marcar la diferencia.

Si se busca una pérdida de peso o quemar grasa

Si queremos bajar peso optimizando la pérdida de grasa y evitando perder masa muscular debemos cuidar el consumo de hidratos de carbono. Los hidratos de carbono son alimentos energéticos, que mientras los consumimos, el cuerpo los utiliza como fuente de energía, lo que dificulta que se consuma nuestra grasa corporal. Sin embargo, no todos los hidratos de carbono son iguales, debemos evitar sobre todo los refinados (bollería, galletas, pan blanco etc.) y consumir los que tienen menor índice glucémico, preferiblemente durante la primera mitad del día (pan integral, pasta integral, verduras, frutas).

Si se busca aumentar la masa muscular

Para aumentar la masa muscular en hombres es importante cubrir las necesidades diarias de proteína (1g por kilo de peso) que permitan formar fibras musculares. El huevo es una buena opción, ya que su proteína es de digestión rápida, pero contiene niveles más bajos que otras fuentes animales, por lo que podemos tomar una sola yema y dos claras. Otras opciones serían ternera magra, pollo y pescados como el atún. No debemos olvidar la legumbre y los frutos secos, ya que son fuentes de proteína vegetal que complementan muy bien a las fuentes animales.

Por otro lado, también es recomendable la ingesta de hidratos de carbono, ya que nuestro cuerpo los necesitará para disponer de energía durante el entrenamiento. Podemos tomarlos en formas integrales antes de entrenar, ayudando así a que su liberación sea constante y progresiva.

Si se busca definir los músculos

Para definir el músculo, a parte de la cantidad de proteína, es fundamental la calidad de la misma. Deben ser proteínas de alto valor biológico que contenga el mayor número de aminoácidos esenciales. El huevo es el alimento que posee la proteína de mayor valor biológico. La quínoa contiene el doble de proteínas que otros cereales y todos los aminoácidos esenciales. Una buena opción serían los lácteos desnatados que podemos combinar con frutos secos naturales para conseguir un buen tándem proteína-grasa saludable. Su principal ventaja es que podemos tomarlos como complemento de la cena, en el desayuno ó en los medios tiempos.

 

Fitness tendencia: mínimas sesiones, máximo rendimiento

Con la vuelta a la rutina laboral y el fin del ciclo vacacional mucha gente se ve con un tiempo libre muy reducido que no les permite acudir a un gimnasio o practicar actividad física de forma regular. Algunas de las últimas tendencias en fitness, en este sentido, están pensadas para aquellas personas que no desean renunciar  a un entrenamiento funcional y buscan lograr máximo rendimiento en mínimo tiempo. Con la ayuda de Jorge Martín Brañas, entrenador personal y preparador físico del IMEO, repasamos los pros y contras de estos métodos de moda.

Electroestimulación muscular para personas con movilidad reducida u obesidad

Normalmente se entrena en sesiones de 14 minutos con traje de neopreno puesto que a su vez realiza pequeñas descargas eléctricas sobe el cuerpo para activar los músculos. «En un principio se utilizaba en alto rendimiento para trabajos específicos de aumento de tono muscular o para procesos de rehabilitación tras una lesión, pero de cara al público general, no es lo más recomendable», sostiene Jorge Martín. La electroestimulación se puede utilizar como complemento de un entrenamiento global y nunca debemos basar nuestro entreno sólo a estas sesiones, subraya. En principio nuestro cuerpo reacciona a los estímulos que producen los trajes, pero a medio plazo se acostumbra a ellos y los resultados empiezan a bajar, lo que explica el abandono a este tipo de entrenamiento. Además, este método es contraindicado en personas con hernias o protusiones discales y está  totalmente prohibido para aquellos que tengan un marcapasos cardíaco.

No obstante, este tipo de entrenamiento es muy útil en fases de rehabilitación, para personas con problemas de movilidad articular y obesidad donde se busca actividad física de bajo impacto, siendo imprescindible que la sesión sea guiada y controlada por un profesional de la actividad física.

Sesiones virtuales que permiten elegir el momento, el lugar y la duración

El impacto de Internet y las redes sociales en nuestra vida diaria es tal que inevitablemente afecta la actividad física que realiza la sociedad actual. Hoy en día podemos encontrar casi todo en los canales especializados o Youtube, en la mayoría de los casos sin coste, abarcando modalidades como aerobox, zumba, pilates, yoga, tabata, etc.

La efectividad depende del nivel de conocimientos que tenga la persona que recurre a este tipo de sesiones virtuales. «Si se tiene un nivel medio-alto de conocimiento, tanto de la técnica en la ejecución de los ejercicios, como de la capacidad del propio cuerpo, esta puede ser una gran herramienta para poder hacer unos buenos entrenamientos a medio y largo plazo», apunta el entrenador del IMEO. Pero si se tiene un nivel bajo o de principiante, este tipo de ayuda puede ser anti producente, ya que puede causar cansancio, abandono e incluso acabar en lesión. Lo mejor en estos casos es pedir ayuda a un profesional de la actividad física en el principio y cuando se tenga suficiente conocimiento y fluidez en el entrenamiento, recurrir a estos videos.

Pesas livianas y minibandas elásticas para mantenerse en forma

Son los transportables indispensables que se han puesto de moda entre los adeptos al fitness que permiten quemar calorías y tonificar los músculos con tan sólo media hora de entrenamiento al día. Son un implemento muy cómodo, fácil de llevar para los que se desplazan a menudo por trabajo, casi no pesan y no ocupan sitio en el hogar.

Las bandas elásticas cuentan con distinta complejidad y resistencia diferenciada por el color, de manera que fácilmente se adaptan al nivel de cada persona. Se pueden utilizar durante el entrenamiento para realizar circuitos de 4 a 10 minutos de duración.

«A su vez, el entreno con pesas livianas ayudaría a aumentar la masa muscular, siempre que se siga la rutina marcada y ayudan a contrarrestar la disminución del rendimiento físico en la menopausia», añade Jorge Martín.

City trining donde todo esfuerzo suma

La filosofía de este concepto es no limitarnos a realizar actividad física únicamente en los centros deportivos, sino aprovechar nuestro día a día para quemar un extra de calorías haciendo esfuerzo de sacar movimientos con actividades tan sencillas, como caminar, subir escaleras, ir en bici, etc.

Podemos bajar del bus dos o tres paradas antes y llegar a casa caminando a buen ritmo, evitar el ascensor y las escaleras mecánicas, hacer la compra diaria sin coger el coche, etc. Todo ello va a incorporar a nuestra vida un plus de actividad física sin tener que utilizar las instalaciones de un gimnasio.

Fitness coach para los fines de semana

Normalmente se opta por una sesión al aire libre durante el fin de semana para compensar la falta de ejercicio físico en los días laborables. No siempre es un servicio de pago y muchas veces se realiza en grupo y el papel de coach lo desempeña la persona más entrenada o con mayor experiencia.

«Lo ideal es realizar como mínimo 3 días a la semana de ejercicio, evitando días seguidos, pero a falta de tiempo todo esfuerzo es mejor que nada», reamrca el preparador físico del IMEO.

Levantarse un sábado o domingo temprano, tomar algo de fruta y salir para hacer un entrenamiento de carrera puede ser una buenísima idea. Cada día los parques de las grandes ciudades se convierten en lugares deportivos al aire libre donde mucha gente hace todo tipo de actividad física, como running, gimnasia, pilates, yoga o tai chi y para sumarse a la tendencia sólo hay que echarle un poco de voluntad.

De los creadores del detox llega el ‘clean eating’

La alimentación limpia promete ayudar a controlar el peso, pero más que una dieta es una filosofía. ¿En qué consiste?

El País, por Ángeles Gómez
– Sus seguidores invitan a cocinar como se hacía antaño (cocer, guisar y asar). Y a comer alimentos ecológicos, que, en general, no han demostrado ser mejores para la salud. Con alguna excepción: las naranjas bio tienen un 10% más de vitamina C; la leche entera, un 50% más de ácidos grasos y un 74% menos de yodo que la industrial; y la carne de ternera y pollo se conserva más tiempo.

Una de las precursoras de la filosofía de comer limpio es la nutricionista canadiense Tosca Reno, autora de varios libros de salud y fitness, que en el año 2007 publicó The eat-clean diet. Otro de sus promotores más visibles es Alejandro Junger, un médico estadounidense de origen uruguayo cuya obra Clean (Harper One) permaneció los seis primeros meses de 2011 en la lista de los 15 más vendidos de The New York Times. A lo largo de estos años, el clean eating ha sido un tema recurrente en los medios de comunicación de todo el mundo.

Solo alimentos ecológicos y sin procesar. Las líneas maestras del método (que cuenta hasta con su propia revista, cleaneatingmag.com) se basan en el consumo de alimentos poco o nada procesados; evitar azúcares añadidos y utilizar sustitutos naturales para endulzar; consumir grasas saludables; beber agua; cocinar con técnicas tradicionales poco agresivas (cocción, guisos, plancha)… Dicho de otra forma: es un regreso al pasado de la alimentación.

“Surge de la creciente preocupación por la salud y la forma de alimentarnos hoy en día, que está provocando un aumento de enfermedades crónicas”, comenta la farmacéutica y nutricionista Elián Sánchez. Un primer paso para unirse al movimiento es, afirma, “ser más conscientes de lo que comemos, mirar mejor el etiquetado de los alimentos (hay mucha publicidad engañosa), aumentar el consumo de frutas y verduras y practicar deporte diariamente”.

La receta es aparentemente simple pero supone hacer importantes cambios en el estilo de vida de la sociedad actual, empezando por prescindir de alimentos tan habituales en nuestras despensas como los carbohidratos refinados (pan blanco, pastas, cereales del desayuno) y sustituirlos por productos integrales y granos enteros que, entre otros efectos, ayudan a prevenir la diabetes, el hígado graso y la obesidad.

Con todo, Rubén Bravo, nutricionista en IMEO, asegura que “la tendencia es positiva”, y que cada vez son más las personas que acuden a la consulta “muy bien informadas, no tanto del concepto de clean eating, pero sí de los beneficios de comer lo más natural posible”. Gracias a ese conocimiento, el consumidor está forzando a la industria alimentaria a introducir cambios en la composición de sus productos. Cabe recordar la beligerancia contra el aceite de palma o los aditivos químicos, un mensaje que reciben los supermercados y “deciden retirar alimentos con ingredientes no saludables”, explica Bravo, “y esto es un motivo de felicidad para los nutricionistas que llevamos años luchando por una alimentación sana”.

Para Sánchez, la principal ventaja del clean eating es que “no es una dieta, no vamos a estar sometidos a contar calorías ni a pesar alimentos. Es una filosofía en la que la preocupación es mantener una dieta equilibrada, con sentido común a la hora de elegir los alimentos. Y todo ello conduce a incorporar más nutrientes y productos más naturales, lo que a la larga se traduce en beneficios para la salud”. Además contribuye a mantener el peso gracias al alto contenido en fibra, que regula el tránsito intestinal y los niveles de azúcar en sangre e incrementa la sensación de saciedad (con agua cuadriplica su volumen en el estómago, por lo que es un excelente regulador del apetito).

Se le acusa de inducir trastornos de la alimentación. La duda es si se puede mantener en el tiempo una alimentación limpia. Para los nutricionista consultados, la respuesta es afirmativa dado que promueve un estado de bienestar y mayor energía. Hasta aquí, la balanza se inclina claramente a favor del clean eating. Pero tampoco faltan las voces críticas, como la del bioquímico de la Universidad de Cambridge Giles Yeo, que en el documental Alimentación limpia: la sucia verdad, emitido hace unos meses en la cadena de televisión BBC, analiza la deriva que está experimentando esta filosofía y los peligros que puede acarrear llevándola a sus extremos.

En el programa, la bloguera y gurú de la comida vegana Ella Woodward, califica de moda esta corriente y sostiene que ha perdido la idea original de natural y no procesado (un argumento que se sostiene con el ejemplo de la argentina Rocio Engstfeld, autora del libro Eatclean (Planeta), que cuenta con el considerable número de 290.000 seguidores en Instagram y en el que publica fotos de comidas que, a simple vista, no parecen ajustarse a los requisitos del clean eating. El sensacionalista The Sun ha publicado otro reportaje en el que acusa a la corriente de inducir a la anorexia, además de ser una bomba de relojería para la salud ósea. Y los críticos también alertan de que está llevando a muchos consumidores a prescindir de alimentos con gluten o lactosa aunque no tengan ningún problema que impida su consumo, o incluso a evitar alimentos suplementados con vitaminas o minerales que a veces resultan útiles.

Sánchez, que también es especialista en trastornos de la conducta alimentaria, admite que esta filosofía (como cualquiera llevada al extremo) puede provocar obsesión y que están aumentando los casos de ortorexia (preocupación exagerada por comer sano) y vigorexia (obsesión por un cuerpo musculado). Por eso, aconseja “hacer un 80% de alimentación limpia y el resto normal”, y esto incluye “poder ir un día a un restaurante sin obsesionarse de si es ecológico o natural”. Para otros expertos, los beneficios de la comida natural en términos de salud y bienestar prevalecen sobre los aspectos negativos. Esta convicción lleva a la farmacéutica a afirmar que “es la alimentación que deberíamos seguir”.

Menú tipo

Elián Sánchez propone, como menú tipo, desayunar pan integral de centeno, de espelta o de trigo integral, con medio aguacate machacado y unas semillas de sésamo, un huevo ecológico a la plancha y un kiwi. A media mañana, una pieza de fruta y un puñado de anacardos (crudos y sin sal). Para comer: quinoa salteada con verduras y ensalada verde; una rebanadita de pan de centeno o trigo integral y una fruta o un yogur natural.

De merienda, yogur griego con frambuesas y almendra picada o palitos de zanahoria con humus. Y para cenar, proteína (ecológica) con algo de verdura o ensalada. Por ejemplo, pescado blanco salvaje o azul pequeño (sardinas, arenques) con calabacín a la plancha. O huevos con espárragos trigueros.

Alimentación y cáncer: comemos demasiada carne

El Mundo
Comer es un acto instintivo
, pero cada vez hay más evidencias de que no lo estamos haciendo bien. Ocurre, además, que los mensajes sobre lo que resulta bueno o malo para el organismo se multiplican y uno ya no sabe de qué alimentarse ni a qué fuentes acudir. Conforme más se lee, existe una mayor confusión. Un ejemplo: en 2015, la Organización Mundial de la Salud (OMS) causó una gran alerta mundial al anunciar que la carne procesada puede causar cáncer. Visto el revuelo, el organismo internacional tuvo que explicar que no había que dejar de tomarla, aunque sí reducir su ingesta en la medida de lo posible.

Una de las eminencias en este asunto, el oncólogo y profesor Henri Joyeux, sostiene que debemos retirar o aminorar lo antes posible en nuestra dieta «los alimentos grasos, sobre todo las carnes y los productos de charcutería, acompañados de las salsas». Desaconseja la carne, especialmente la roja, más de dos veces a la semana. Así lo manifiesta en el bestseller internacional Come bien hoy, vive mejor mañana (Ed. Planeta), que se publica en España el próximo 5 de septiembre.

Bautizada como «la Biblia de la alimentación saludable», esta obra que enseña a comer de forma nutritiva para alejarnos de las enfermedades ha vendido medio millón de ejemplares en Francia, país de origen del reputado doctor. La tesis es que el consumo de ciertos alimentos está relacionado con el cáncer, la diabetes, la obesidad y otras dolencias, y que debemos desterrar del menú ciertos ingredientes para gozar de una buena salud: «Incluso personas sanas se plantean preguntas sobre sus hábitos alimentarios. Se están abriendo paso grandes cambios. La alimentación se va a convertir en la primera medicina«.

Productos ecológicos

¿Con qué bebida acompaño las comidas? ¿Son tan recomendables los productos ecológicos? ¿Cómo conservo los alimentos y los preparo para aprovechar sus propiedades? Son algunas de las respuestas que ofrece este libro. A saber: «Una breve cocción al vapor, que no supere los 95 grados, además de conservar vitaminas y fitohormonas, convierte en bio los alimentos, pues deja en el agua metales pesados, pesticidas y otras sustancias tóxicas». Si vas a comer carne, el oncólogo apuesta por la procedente de seres alados, en lugar de cuadrúpedos. Además, aconseja masticar bien para prevenir el alzhéimer -un mínimo de 25 veces-. «El primer signo de su aparición es la pérdida del sentido del gusto, por lo que es importante estimular siempre las papilas gustativas». Respecto a la polémica con los productos lácteos, el doctor sentencia: «Que sean de oveja o de cabra, y no de vaca, y preferiblemente sólo dos o tres veces al día». Sí ensalza en cambio la miel y todos los productos procedentes de la abeja.

Para Joyeux, los medicamentos son muy eficaces para alcanzar los objetivos que persiguen, sin embargo, también provocan efectos adversos que no tienen estos comportamientos de prevención: las pequeñas decisiones en el día a día de nuestros hábitos fáciles de comprender y muy eficaces para mantenernos saludables. Pero no están presentes en el discurso de cadenas de televisión, ni siquiera las públicas, «porque no aportan nada desde el punto de vista del lucro», sentencia el autor.

Empezar el día con una manzana

El médico digestivo describe las dietas que funcionan y las que deberíamos evitar porque ponen en riesgo la salud con el fin de de perder peso. Aconseja que la proporción de productos vegetales respecto a cárnicos debe ser de 80/20, una manzanilla antes de dormir y una manzana como costumbre para empezar el día. Tres tazas de tisanas al día (tomillo, romero o té verde) son fuente de buena salud. De la mala, en cambio, el pan blanco y el calcio en exceso: «Aumenta el riesgo de sufrir párkinson». Y no restringe del todo el alcohol, aunque nada de atiborrarse el sábado o el domingo. Se trata de ir consumiendo una botella de vino de 75 ml a lo largo de la semana, al estilo francés: «Facilita la digestión, ya que permite que la musculatura lisa de la parte superior del tubo digestivo se contraiga, que el píloro se abra y que el duodeno y el intestino delgado alto se contraigan. Y evita las infecciones del aparato urinario, la nefritis y la cistitis».

A la hora de cocinar, el médico apuesta por las barbacoas verticales: «Cuando el fuego se coloca horizontalmente bajo el alimento se producen alimentos cancerígenos como los benzopirenos». Para evitar la enfermedad, el oncólogo apuesta por ingerir 500 gramos de fruta y verdura al día: «Se reduce en un 50% la probabilidad de padecer cáncer de colon y del tubo digestivo». Su favorita es la granada, que actúa contra el colesterol. Y destaca los beneficios del ajo y del romero, inhibidores del proceso de formación de los tumores.

Respecto a una dieta sin gluten -cada vez hay más personas no celíacas que se suman al movimiento gluten free como estilo de vida-, el autor afirma que la alergia o intolerancia es causa de porosidad intestinal, es decir, intestino permeable. «Se produce una absorción intestinal deficiente, que desemboca en diarrea, fatiga, dolores de abdomen, pérdida de peso, anemia…». Chocolate, cerveza, alcohol a base de cereales como el vodka, productos de charcutería, sopas precocinadas, aderezos para ensaladas… Joyeux advierte de que un artículo incluya en su etiqueta la fórmula ‘sin trigo’ no supone necesariamente que no lleve gluten, «por lo que debemos tener cuidado y no caer en las trampas del sector alimentario».

Las mentiras de la industria

También declara la guerra a los alimentos funcionales con eslóganes nutricionales a menudo exagerados o, incluso, falsos: «Es el caso de los yogures que aseguran reducir el colesterol gracias a la adición de fitoesteroles, o de las margarinas o mantequillas modificadas. No son más que paparruchas«.

En cuanto a la obesidad, uno de los grandes males del siglo XXI, echarle toda la culpa a la genética o a un factor infeccioso es científicamente falso según el profesor, pero continúa siendo el argumento que esgrimen algunas escuelas de medicina que cierran los ojos a los hábitos alimentarios. «A menos que lo que ocurra en realidad sea que reciben financiación de grupos de presión muy poderosos».

Nutrición en los colegios, más fruta y menos bollería

Con el inicio del nuevo curso escolar, los responsables de algunos institutos españoles han decidido vaciar sus máquinas expendedoras de bollería industrial y alimentos grasos y sustituirlos por otros más saludables como la fruta fresca, el pan integral o los frutos secos no fritos. ¿Ha llegado esta corriente saludable en los centros escolares para quedarse?

EFE Salud

Es, por ejemplo, el caso de la Comunidad Valenciana, donde el gobierno regional está elaborando un decreto ley según el cual en los institutos solo podrá haber máquinas expendedoras que ofrezcan alimentos saludables como leche desnatada y semidesnatada, yogures bajos en grasas y sin azúcar añadido, pan integral y fruta fresca, entre otros.

Y solo se podrán vender otros productos si la porción no supera las 200 kilocalorías y de este total, las grasas no exceden el 35 %, explican a Efe fuentes del ejecutivo autonómico.

En 2011, se aprobó la Ley de seguridad alimentaria y nutrición que prohibía la venta en colegios de infantil y primaria de alimentos y bebidas con alto contenido en ácidos grasos saturados y trans, sal y azúcares.

Aunque el origen de esta iniciativa se remonta a 2005, cuando el Ministerio de Sanidad y Consumo, encabezado por Elena Salgado, impulsó la Estrategia para la Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad (NAOS) con el objetivo de mejorar los hábitos alimentarios, en especial, durante la etapa infantil.

Máquinas expendedoras saludables: Radiografía por CC.AA

Siguiendo esta corriente saludable, en la mayoría de las comunidades, los institutos españoles han retirado las máquinas expendedoras o éstas ofrecen alimentos que cumplen con los requisitos establecidos por su consejería correspondiente.

Así, la consejería de Educación y Universidades del Gobierno de Canarias trabaja junto con la Dirección General de Salud Pública en la elaboración de un inventario de aquellos centros educativos que disponen de máquinas expendedoras para comprobar que se está cumpliendo la normativa.

Diferente es el caso del País Vasco, La Rioja, Cataluña, Andalucía, Castilla-La Mancha o la Comunidad Foral de Navarra donde es la dirección del propio centro la que decide el tipo de máquina, así como los productos ofertados.

Y aunque en las Islas Baleares la existencia de una máquina de vending en el instituto es una decisión conjunta del centro y su consejo escolar, la dirección de Salud Pública de la Consejería de Salud Balear ya ha elaborado un borrador de decreto para prohibir la venta de aquellos productos que considera perjudiciales.

En el caso de Castilla y León, pese a que todavía no se han tomado medidas sobre las máquinas expendedoras, desde la Consejería de Educación aseguran que cumplen “escrupulosamente” con la Ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición para los comedores escolares.

Destaca el caso de Cantabria donde su Consejería solo tiene registrada la contratación de una máquina expendedora de alimentos, a la que se exigirán los requisitos de la normativa vigente cuando renueve la concesión.

La Consejería de Educación de la Junta de Galicia no dispone de un inventario de las máquinas expendedoras que hay en sus institutos pero inciden en que “son pocas”.

Y mientras que Asturias no cuenta con ninguna de estas máquinas en sus centros de secundaria, en Extremadura, se han retirado la mayoría gracias a diversos programas de concienciación.

Desde la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid inciden en la escasa existencia de este tipo de máquinas en los institutos, -que están instaladas dentro de las cafeterías-, y sobre las que esta administración no lleva ningún tipo de control.

Por su parte, la Región de Murcia prohibió en 2010 la venta de bollería y bebidas azucaradas en todos los centros educativos no universitarios, ya sea en máquinas expendedoras, cantinas o cafeterías.

En este contexto, el presidente del Colegio Oficial de Dietistas- Nutricionistas de las Islas Baleares, Manuel Moñino, cree que la obesidad infantil es un reto que “todavía queda por superar” y aboga por crear entornos donde se facilite el consumo de alimentos saludables.

“Sería incoherente que en la máquina hubiera un perfil nutricional de los alimentos impecable y que luego no se sirva fruta en el comedor escolar”, añade.

Así, Moñino cree que si bien estos alimentos no deben excluirse de la dieta, apunta que se deben tomar de manera ocasional. “Si tomamos doce refrescos al año no va a pasar nada”, sostiene.

Según los últimos datos del Ministerio de Sanidad, el 41,3 % de los niños españoles sufre exceso de peso (correspondientes a 2015).

Alcohol, tabaco y obesidad: ¿cómo hemos llegado hasta aquí?

España se aleja del TOP 10 mundial de los sistemas sanitarios y cae al puesto 23

Nuestro país es el sexto peor país de un total de 188 en lo que respecta al abuso de alcohol

La Razón, por Jorge Alcalde

Algo ha pasado en España desde el 17 de mayo hasta el 13 de septiembre de 2017. En primavera, la revista «The Lancet» publicaba los resultados del último Informe del Instituto de Evaluación y Métrica Sanitaria de la Universidad de Washington en el que se analiza la calidad asistencial y el acceso a los recursos sanitarios de más de 190 países de todo el planeta. Nuestro país ocupaba el puesto número 8 de una lista encabezada, sorprendentemente, por Andorra.

Según los datos del trabajo, el sistema de salud español ha mejorado significativamente en los últimos 25 años, sumando 15,7 puntos desde 1990 lo que le permite alcanzar una puntuación de 90 en una escala de 100. La evaluación muestra que España obtiene la puntuación máxima en el abordaje del sarampión, el tétanos y la difteria (todas ellas enfermedades prevenibles mediante vacunación), 99 puntos en la atención de los problemas asociados a la maternidad y las infecciones del tracto respiratorio superior. A cambio, las puntuaciones más bajas que obtiene se refieren al tratamiento del linfoma de Hodgkin (64 puntos) o la leucemia (66 puntos). Este estudio analiza el grado de desarrollo en la atención a 32 enfermedades de incidencia global.

Pero hace unos días, otro estudio sociosanitario nos ha arrojado un pequeño jarro de agua fría. En este caso se trata de un trabajo sufragado por la Fundación Bill y Melinda Gates y publicado también en The Lancet en el que se mide el acercamiento a los Objetivos del Milenio de las Naciones Unidas basado en la mejora de los indicadores de Carga Global de Enfermedades. En otras palabras, se establece si cada uno de los 188 países estudiados se está acercando o alejando de los objetivos de eliminar alguna de las enfermedades globales propuestas como erradicables para este siglo. En este caso, España se encuentra en la posición 23. El país que encabeza la lista es Singapur.

¿Qué ha ocurrido entre uno y otro informe?

En primer lugar, que los trabajos no miden lo mismo. No resulta justo titular, como algunos medios hicieron, que España «cae» del top 10 de los mejores sistemas sanitarios del mundo a la luz de estos datos. El informe de Washington analiza la calidad del sistema sanitario en función de los ratios de mortalidad. Es decir, establece de manera directa cómo se las apaña un país para combatir esas enfermedades.

El informe de los Gates es algo más complejo. Establece ratios de mejora y proyección desde informes anteriores, puntúa mejor a los países que más han mejorado en términos relativos e incluye en la lista condiciones que no son sólo enfermedades como el tabaquismo o el consumo de alcohol.

Y es aquí, precisamente, donde los españoles pinchamos más. Entre los 37 indicadores que se analizan, España suspende claramente en alcoholismo y tabaquismo. Tampoco sale bien parado en obesidad infantil. Los datos de obesidad infantil nos arrojan una nota de 36 sobre 100, un claro suspenso. El consumo de alcohol nos coloca en un 10 sobre 100 y el tabaquismo en un 25 sobre 100. El cuarto suspenso es verdaderamente estremecedor: un 46 sobre 100 en abuso a menores.

El informe no es por lo tanto solo un informe sobre la salud. Es un trabajo que analiza la calidad de las condiciones sociosanitarias globales y, como en todos estos casos, está cargado de sesgos. El alcoholismo, por ejemplo, no lastra a las sociedades en las que el alcohol está prohibido por ley. El abuso a menores lastra a las sociedades en las que los medios de comunicación son más transparentes a la hora de informar sobre estos lamentables sucesos.

Pero así las cosas, el trabajo ahora publicado sí que pone el acento en un problema del que nuestro país no termina de librarse. Hace unos meses, un informe europeo alertaba de que, en el viejo continente, los ciudadanos nos exponemos a un riesgo de padecer cáncer que duplica el de otras comunidades por nuestra tendencia al consumo excesivo de alcohol. El alcohol y el sobrepeso son vectores en los que no se está mejorando sustancialmente y que, por lo tanto, condicionan el resultado global.

Pero ¿qué imagen arroja de nuestro país este último estudio?

Ya hemos dicho que ocupamos el puesto 23 (74 puntos) de 188 países y que la lista la lideran Singapur, Islandia y Suecia, con entre 86 y 87 puntos. Para llegar al puesto 10 deberíamos obtener los 80 puntos que ahora tiene el Reino Unido.

España es especialmente competente en sanidad infantil. Obtenemos 100 puntos en enfermedades del desarrollo, mortalidad neonatal, y 94 en mortalidad antes de los 5 años. Las condiciones de higiene son excelentes. 100 puntos en sistemas de salubridad de las aguas, polución e higiene general. También estamos en 100 puntos en desastres naturales y en muertes violentas.

Perdemos puestos en la batalla contra el sida (51 puntos sobre 100 en la incidencia de la infección) y en la tasa de suicidios (67 puntos) No somos de los mejores en tasa de natalidad (76 puntos) ni en accidentes de tráfico (89)

Pero, en definitiva, lo que parece evidente es que el panorama general de nuestra sanidad sería mucho mejor si aumentara la atención a esos tres factores que lastran nuestros datos: el alcohol, el tabaco y la obesidad (sobre todo la infantil). Las futuras políticas de prevención deberían enfocarse más y mejor en ellos.

Cómo combatir los prejuicios hacia la obesidad

El rechazo social que sufren personas con sobrepeso les hace más difícil superarlo
Por Jane E. Brody, The New York Times News Service / El Observador

Hace poco una amiga mía muy delgada me confesó que «no puede estar cerca de la gente gorda». Su reacción es casi instintiva y provoca que evite contacto social o profesional con gente realmente pasada de peso. Aunque no puede señalar con exactitud la causa de su actitud, dice que ha sido así desde que tiene memoria.
Los sentimientos de rechazo quizá no sean evidentes para quienes los sienten; sin embargo, pueden influir sobremanera en el comportamiento de la gente. Un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad Duke reveló que «el prejuicio implícito contra el sobrepeso» en niños de 9 a 11 años era tan común como «el prejuicio implícito contra la raza» entre adultos.
La autora principal de la investigación, Asheley C. Skinner, dijo que los prejuicios de los que la gente no está consciente podrían predecir sus comportamientos incluso mejor que el prejuicio explícito. Trazó los orígenes de este comportamiento con respecto al peso de niños pequeños y adolescentes dentro de las familias en las que crecieron, así como en la sociedad en general, lo que potencia los ideales culturales de ultradelgadez y la culpa de la gente por su gordura.
«Es muy común entre los padres comentar sobre sus propios problemas de peso y les dicen a los niños que no deberían comer ciertos alimentos o hacen hincapié en cuánto engordaron», dijo Skinner.
Este tipo de prejuicio está bien documentado, al igual que sus efectos dañinos en las personas. Sin embargo, también puede convertirse en discriminación y un comportamiento socialmente indeseable, que afectan de forma negativa a la gente excesivamente obesa. El prejuicio contra el sobrepeso está muy extendido en la sociedad: se presenta en el trabajo, las escuelas, los medios de comunicación, los hospitales e incluso dentro de las relaciones familiares, con los padres y los maestros, según Scott Kahan, director del Centro Nacional para el Peso y el Bienestar en Washington.
«La obesidad ha sido definida como la forma más reciente de prejuicio socialmente aceptable y las personas con obesidad son consideradas como blancos aceptables», publicó Kahan en un blog de 2015. Dijo que el prejuicio contra el peso «sucede incluso en gente que es de mente abierta o sin prejuicios, incluso en especialistas en obesidad», quienes quizá no se den cuenta de que sus prejuicios «predisponen los comportamientos dañinos y el aumento de peso».

Efectos negativos

Ya sea de forma explícita o implícita, el prejuicio contra la obesidad puede ser contraproducente, al limitar la capacidad de la gente con sobrepeso para perder kilos y mantenerse en forma. Estudios realizados por Rebecca M. Puhl y sus colegas del Centro para Políticas Alimentarias y Obesidad de la Universidad de Connecticut descubrieron que la gente con sobrepeso y obesidad que sufre de prejuicios contra su peso y que logra adelgazar es menos propensa a mantenerse en su peso.
La estigmatización se asocia con atracones más frecuentes y otros «patrones alimentarios incorrectos», según reportó Puhl. «En un estudio de más de 2.400 mujeres con sobrepeso y obesas que pertenecían a una organización para apoyar la pérdida de peso», escribió, «el 79% informó que en repetidas ocasiones la manera de lidiar con el estigma por su peso era comiendo más y el 75% se negaba a seguir la dieta».
Además, sufrir el estigma por el peso puede provocar una imagen propia pobre, depresión y estrés, los cuales en algún momento pueden aumentar el riesgo de malos hábitos alimentarios así como dificultades.

Riesgo de engordar

Incluso las personas que piensan que solo están pasadas de peso, independientemente de cuánto pesan, pueden estar «en un riesgo mayor de aumento de peso y mayor ingesta como respuesta a las amenazas sociales», escribió Puhl.
Estar pasado de peso es una de tantas razones por la que los niños son víctimas de acoso escolar, un problema que requiere intervención urgente y la prevención tanto en escuelas como en organizaciones de todo tipo, dijo Puhl.
Mientras que la solución ideal para el prejuicio contra el sobrepeso depende en última instancia de la educación tanto de la gente común como de los profesionales de la salud, hoy en día la gente que lucha con problemas de peso no puede esperar a que toda la sociedad cambie para poder ayudarlos a resolver la responsabilidad personal de su peso.

El estigma que lleva al descuido

Cuando el estigma se internaliza disminuye considerablemente las oportunidades de la persona de perder peso a largo plazo, según confirmaron Puhl y sus colegas en una encuesta en línea con 2.702 adultos estadounidenses. Un estudio realizado por Robert A. Carels y sus colegas en la Universidad estatal Bowling Green con 46 adultos con sobrepeso y obesidad que se inscribieron en un programa conductista de pérdida de peso encontró que la estigmatización implícita y explícita estaba relacionada con mayor ingesta de calorías, menos ejercicio y gasto de energía, menor pérdida de peso y mucha más probabilidad de abandonar el programa. «Hay gente muy conocida en la sociedad que hace comentarios sobre la apariencia de las personas de modos muy inapropiados», señaló Puhl en una entrevista. «¿Dónde están las otras voces tachando eso como inaceptable? Ese silencio quiere decir que esto es socialmente aceptable».

«No es una dieta, es biohacking»

El éxito laboral y comer no son compatibles, dice este CEO de Silicon Valley

Playgroundmag, por Rosa Molinero

A los CEOs de Silicon Valley se les ha ocurrido algo más viejo que la rueda: ayunar. En la línea del mindfulness, los cereales con LSD para desayunar y los 15 kilómetros a las 4 de la mañana, proponen estar 18, 36 o más horas sin comer porque dicen que activa la mente y el cuerpo. En resumen, que si quieres que tu start-up lo pete, deja de comer. Lanzar ese mensaje al mundo es un peligro en potencia; a continuación, los porqués.

1. El éxito empresarial o la alimentación. Tú decides

El martes se publicaba en The Guardian un artículo que recogía la experiencia con el ayuno intermitente de Phil Libin, fundador de Evernote, y Geoffrey Woo, el CEO de HVMANS, una empresa que diseña nootrópicos (unos suplementos que prometen mejorar el rendimiento de tu cerebro). Allí contaban que fueron el inversor Daniel Gross y el cofundador de LeWeb, Loic Le Meur, los que les sedujeron con las virtudes del ayuno.

Lo practican por períodos que van de los 2 a los 8 días, bebiendo solamente café, agua y té negro. “No es dieta, es biohacking. Me importa la longevidad y el rendimiento cognitivo”, decía Woo, que tras esa entrevista parece haberse hecho con el control de lo que empezó siendo una comunidad llamada WeFast para convertirlo en un grupo privado de Facebook llamado HVMN – (WeFast) Intermittent Fasting and Metabolic Performance Community, al que no le paran de crecer los seguidores (más de 5.800 a día de hoy).

En su post de Facebook, que celebraba este crecimiento de la audiencia, decía: “+1000 nuevos miembros en las últimas 12 horas! Estamos llevando el ayuno a todo el mundo. El ayuno será el nuevo ejercicio. Obviamente en el futuro”. ¿Qué le puede sonar mejor a un país que tiene una epidemia de sobrepeso y obesidad? Y como en todo movimiento, hay que identificar rápido a sus detractores y generar dificultades que saltar o que pueden convertir la minoría en élite, de ahí que dijera que el ayuno no se haría tan popular como la meditación: “Parece demasiado extremo. Nadie ha crecido escuchando que la meditación era súper mala. Todos hemos crecido escuchando que el ayuno era peligroso y súper difícil”.

Tanto Woo como Libin (que ha perdido casi 40 kilos con estos ayunos) hacían mucho hincapié en que no se trataba de hacer dieta para perder peso, sino de volverte el mejor empresario del mundo. Más concentración, más productividad y menos cambios de humor. “Siento una euforia moderada. Tengo mejor humor, mi concentración es mejor y tengo una fuente de energía contínua. En resumen, me siento más sano. Me está ayudando a ser un mejor CEO”. decía Libin. Añadía también que había sido una entrevista “transformativa”: “ayunar es una de las dos o tres mejores cosas que he hecho en la vida”.

Pero la realidad es que esa página de Facebook, a parte de gente que quiere hacer ayunos en comunidad y va posteando sus avances, está llena de mensajes de personas que quieren ayunar porque tienen sobrepeso u obesidad y llevan mucho tiempo intentando perder kilos sin éxito.

2. » No hay suficientes estudios que revelen los efectos que pueden tener a largo plazo»

“Las cetonas son un supercombustible para el cerebro. Muchos de los beneficios subjetivos de ayunar, incluyendo la claridad mental, son gracias al aumento de las cetonas en el sistema”, decía Woo.

Las cetonas son en realidad el proceso que hay bajo esa cubierta del ayuno emprendedor, del hackeo aplicado al cuerpo. Porque otro nombre que reciben estos ayunos son cetodietas, que pretenden conseguir que el cuerpo extraiga energía de la grasa y para ello hay que reducir la ingesta de carbohidratos y aumentar la de grasas y proteína o reducir el consumo de energía en general.

Así, el hígado (y en menor medida el riñón) genera unos compuestos químicos ácidos llamados cuerpos cetónicos. Es un mecanismo de emergencia en las personas sanas cuando el cuerpo no recibe alimento y un síntoma en los enfermos de diabetes mellitus tipo 1 que todavía no se tratan con insulina. En el pasado, este tipo de dieta se consideró como herramienta potencial para combatir la epilepsia y en la actualidad se estudia cómo podría ayudar en tratamientos para pacientes autoinmunes, según explica la nutricionista Jéssica Gutiérrez del Pino, de SaludNutritiva.

Sin embargo, Gutiérrez del Pino agrega lo siguiente: “si estudiamos este patrón dietético en profundidad, vemos que no hay suficientes estudios que revelen los efectos que pueden tener a largo plazo y sus consecuencias, como se señaló en esta revisión de artículos científicos”. Y además, indica que a priori, la restricción de carbohidratos tiene efectos perjudiciales sobre la concentración: «te vuelves más lento porque el cerebro normalmente se alimenta de glucosa, no por cuerpos cetónicos. A la larga, esto puede generar cierta toxicidad que puede dañar al organismo, ya que no está preparado para alimentarse de cuerpos cetónicos».

Pero estos CEOs han querido hacer otra lectura. El mensaje que ha calado fuerte es de que si eres en realidad un guerrero espartano, como se supone que todo emprendedor debe ser, el cuerpo puede ser autónomo, alimentarse de sí mismo para funcionar con una energía ‘limpia’ incluso mejor de lo que lo hace cuando extraemos energía de los alimentos. Incluso alegan, ellos que van montados en el dólar, que al capitalismo no le interesa que dejemos de consumir alimentos.

¿No será que en realidad tenemos que comer tal vez menos, sí, pero sobre todo, mejor? Aunque si haces como Woo, que incitó a algunos de sus empleados a ayunar para monitorear sui generis  y cuantificar el impacto de no comer en la productividad, seguro que te ahorras un dinero en las dietas de la empresa.

3. ¿La coartada perfecta para dejar de comer y adelgazar?

A día de hoy, el título de CEO te da un brillito especial. Eres un referente para la sociedad y si además has tenido éxito con tu proyecto, todo el mundo quiere saber los pormenores de tu vida diaria para cotillear y para copiar, porque ahí tiene que estar parte de tu buena suerte en la vida, ¿no? Si no comer un par de días nos curara la ingenuidad, igual me lo pensaba. Pero ellos se deciden a ayunar siguiendo los consejos que se cuelgan por internet por personas sin capacitación médica, que se automonitorean de las constantes vitales que digan que llevan a cabo con tests de sangre y orina sin certificado real.

Pero ayunar es a todas luces un peligro para muchas personas entre las que se incluyen diabéticos, enfermos del corazón, hipotensos y personas susceptibles de sufrir un trastorno alimentario. Se puede dar lo que se conoce como cetoacidosis, que se da por tres razones: alcoholismo, diabetes y morirse literalmente de hambre. Es una disminución del ph de la sangre que en los peores casos puede ser mortal y en los mejores deja un reguero de síntomas: estreñimiento, peor rendimiento en ejercicios anaeróbicos, rampas, palpitaciones, pérdida de pelo, más colesterol, piedras en la vesícula biliar, indigestión, erupciones cutáneas y daños irreversibles en los riñones.

Por otro lado, ayunar tampoco es lo que se recomienda para personas que por razones médicas necesitan perder peso, ya que lo más necesario es reeducar el control frente a la comida. Y eso pasa por comer.

El mismo The Guardian citaba a un especialista en trastornos alimentarios, Shrein Bahrami, para alertar de estos peligros: “hay riesgos de fallos cardíacos si no se ingieren suplementos de minerales esenciales como el sodio, el magnesio o el potasio. El ayuno prolongado puede incrementar la susceptibilidad de las personas a la infección y empeorar problemas nefríticos”. Asimismo, Bahrami lanzaba la hipótesis de que la excusa del triunfo empresarial parece la coartada perfecta para no comer: “La gente con trastornos alimentarios normalmente siente mucha verguenza y otras emociones negativas sobre comida e imagen corporal, que no está en la línea de las experiencia de gente como Libin y Woo”.

A la nutricionista Gutiérrez del Pino, con la que hablamos anteriormente para desmentir los mitos de los ayunos de 30 días, expresaba así su opinión: “ me preocupan las intenciones que puedan llevar a realizar ésta práctica, ya que pueden tener una clara voluntad de perder peso. Y el hecho de que se atribuya el efecto del patrón dietético a estados de euforia recuerda más a la sensación de cumplir un objetivo, similar a la que experimentan las personas con anorexia, porque el hambre es real y genera ansiedad”. En resumen, afirmaba, “desde mi punto de vista, promover este modelo en el mundo laboral y publicitarlo como un patrón a seguir es claramente una recomendación inconsciente”.