Un estudio cifra lo que los españoles engordaron en la pandemia: 5,7 kilos de media

Por EFE y Runners World

España es el país europeo donde más personas dicen haber ganado peso…pero en kilos ganados estamos por debajo de la media mundial. Aún así, el 21% declaran haber perdido peso entre marzo y noviembre.

un hombre se lamenta al ver que ha ganado kilos al pesarse en una básculaPIDJOEGETTY IMAGES


Desde el inicio de la pandemia los españoles han engordado de media 5,7 kilos, y somos el país europeo donde más ciudadanos dicen haber ganado peso desde el pasado marzo (38%), seguido de Italia (35%). Son datos de un estudio de la empresa Ipsos sobre el impacto de la pandemia en la alimentación y la salud, donde se especifica que a nivel mundial la media se sitúa en 6,1 kilos ganados desde la llegada de la covid-19.

Por tanto, en España, aunque superamos la media mundial en cuanto a ciudadanos que reconocen haber engordado desde marzo, el incremento medio de peso es menor que la media. No obstante, estamos por encima de la media global y entre los primeros países europeos donde más gente ha perdido peso, ya que un 21% de los españoles así lo afirma.

Bajar de peso es junto a dejar de fumar y hacer más ejercicio los factores que los españoles creen que pueden minimizar los síntomas del coronavirus en caso de contagiarse. Abaratar los precios de los productos saludables, habilitar más espacios verdes para hacer deporte, medidas gubernamentales y de la industria de la alimentación ayudarían a perder peso, han sostenido también los ciudadanos.

infografía sobre un estudio que refleja el peso que los españoles han ganado durante la pandemia de covid 19

IPSOS

¿Qué es lo mejor para perder peso?

Para cada cuatro de cada diez españoles lo mejor es hacer dieta y reducir la cantidad de alimentos ingeridos; para un 31% tomar menos bebidas azucaradas es determinante y para dos de cada diez beber menos alcohol también ayuda bastante a bajar peso. Los españoles comparten la importancia de la reducción del azúcar en la dieta (65 %), pero en segundo lugar sitúan la eliminación de comida procesada (46 %), siendo los ciudadanos a nivel mundial que más importancia le dan a este factor.

En el estudio, un 24% de los españoles reconoce que ha aumentado su actividad física pero un 27% dice que se mueve menos que antes de la llegada del virus. Respecto al consumo de alcohol durante esta pandemia, el 10% de los españoles reconoce haber aumentado la ingesta mientras un 7% admite que ha bebido menos alcohol en los últimos meses. En cuanto al tabaquismo, un 4% admite que ha dejado este hábito, lo que nos sitúa entre los 6 primeros países que más ciudadanos han empezado a fumar.

¿Cuántos españoles intentan perder peso?

Según el estudio, el 32% de los españoles no tienen especial intención de ganar o perder peso, en sintonía con el 31% de la media mundial (o al menos la media de lo que declaran los ciudadanos de esos 30 países). En cambio, la mayoría tiene intención de perder peso. En concreto, el 50% de los encuestados, por encima de la media universal del 45%, y solo un 6% (8% de media mundial) declaran su intención contraria de ganar kilos. El resto, no contesta.

Entre los que declararon su intención de perder peso, el 17% señalaron que su principal motivación era rebajar el riesgo de sufrir una enfermedad severa si contraían la Covid-19. El 63% creían que el virus era un factor importante para animarse a bajar kilos, pero no el principal mientras el 21% no lo nombraban entre los motivos para aliviar un poco a la báscula.

Para este estudio se entrevistó a 22.008 adultos en 30 países del 23 de octubre al 6 de noviembre de 2020.

El ránking: los países que más peso ganaron en pandemia

(Media declarada por persona)

  1. México – 8,5 kilos
  2. Arabia Saudí – 8 kilos
  3. Argentina – 7,9 kilos
  4. Perú – 7,7 kilos
  5. Chile – 7,5 kilos
  6. Sudáfrica – 7,5 kilos
  7. Polonia – 7,2 kilos
  8. Hungría – 6,9 kilos
  9. India – 6,6 kilos
  10. Estados Unidos – 6,6 kilos
  11. Brasil – 6,5 kilos
  12. Suecia – 6,5 kilos
  13. Australia – 6,3 kilos
  14. Bélgica – 6,3 kilos
  15. Rusia – 6,1 kilos
  16. Turquía – 6,1 kilos
  17. Canadá – 6 kilos
  18. Alemania – 5,9 kilos
  19. España – 5,7 kilos
  20. Italia – 5,6 kilos
  21. Países Bajos – 5,6 kilos
  22. China – 5,4 kilos
  23. Gran Bretaña – 5,4 kilos
  24. Israel – 5 kilos
  25. Francia – 4,9 kilos
  26. Malasia – 4,8 kilos
  27. Singapur – 4,8 kilos
  28. Corea del Sur – 4,3 kilos
  29. Japón – 3,7 kilos
  30. Hong Kong – 3,4 kilos

El sobrepeso y la obesidad reducen en un 3,3% el PIB de los países de la OCDE

El porcentaje de obesos, que era del 15,4% en 1996, subió al 19,1% en 2006 y al 23,2% en 2016, fecha del último dato disponible

ABC / EFE

La epidemia de sobrepeso y obesidad en el mundo, además de reducir la esperanza de vida y limitar el desarrollo social de las personas, tiene un impacto económico negativo, evaluado en una pérdida del 3,3% del producto interior bruto (PIB) en los países de la OCDE.

En un informe publicado este jueves sobre este fenómeno, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) constata el agravamiento del problema, que ya afecta a casi un 60% de las personas en sus países miembros.

El porcentaje de obesos, que era del 15,4% en 1996, subió al 19,1% en 2006 y al 23,2% en 2016, fecha del último dato disponible.

Las cifras son superiores a esa media en una veintena de los 52 países que cubre el estudio -además de los de la propia OCDE están todos los de la UE y varios en desarrollo-, en particular en Estados Unidos (36,2 %), Arabia Saudí (35,4 %) y Turquía (32,1 %), pero también en México (28,9 %), Argentina (28,3 %) o Chile (28 %).

Las posibilidades de encontrar un empleo son un % inferiores para una persona con sobrepeso y cuando están ocupados son menos productivos y están más de baja.

También está en cola de los 52 países del estudio México por el impacto en su economía del sobrepeso, que le resta un 5,3% del PIB, seguido de cerca por Brasil (5%). También por encima de la media hay países como Estados Unidos (4,4%), Colombia (4,3%) o Chile (3,8%).

En España, aunque se queda por debajo de la media, ese impacto económico sigue siendo del 2,9%, mucho mayor que el de los países modelos que son Japón (1,6%) y Luxemburgo (1,9%).

La OCDE estima que las enfermedades vinculadas al sobrepeso y la obesidad absorben el 8,4% del presupuesto sanitario de media entre sus miembros, con porcentajes que llegan al 14% en Estados Unidos y al 11 % en Canadá y Alemania. En el otro extremo, en Francia se limita al 5% y al 6% en Japón. España se sitúa con un 9,7% por encima de la media.

Los autores del estudio dan algunos elementos de esperanza con políticas adecuadas: si se redujera en un 20% el contenido calórico de los alimentos energéticos, eso tendría beneficios significativos para las personas y para la economía.

De acuerdo con un modelo elaborado para 42 países de todo el mundo, se podrían evitar 1,1 millones de enfermedades crónicas anuales, sobre todo del corazón. Así se ahorrarían 13.200 millones de dólares de gastos médicos y el PIB subiría en un 0,5%.

¿Políticas contra la obesidad?

Impuestos, incentivos y etiquetado de productos ultraprocesados: un camino a seguir para luchar contra el sobrepeso en América Latina

El País, por Jorge Galindo

Un hombre vende aperitivos y comida envasada en Ciudad de México. CUARTOSCURO

La prosperidad es el objetivo lógico de cualquier sociedad, pero también trae sus propios riesgos. Uno de ellos es la obesidad. La población con sobrepeso se ha incrementado prácticamente al mismo tiempo que disminuía la desnutrición. Por eso, porque la obesidad es prima hermana de la abundancia, América Latina en pleno -pero, sobre todo, sus países más ricos- es hoy más obesa que nunca.

¿Políticas contra la obesidad?

Las tasas de obesidad de las grandes naciones latinoamericanas todavía no han alcanzado los peligrosos índices de sus vecinos del norte. Pero hacia allá se encaminan. La bella paradoja es que por una vez el retraso en la prosperidad ofrece una ventaja para los que llegan tarde: la oportunidad de aprender de los errores de los que cayeron primero en el problema de los ricos.

¿Políticas contra la obesidad?

Lo primero que hay que tener en cuenta es que no toda abundancia tiene el mismo efecto. Ciertos alimentos contribuyen más al que es el principal mecanismo para producir obesidad: los productos ultra-procesados (aquellos que son profundamente transformados desde su forma original, con sustanciales añadidos de otros ingredientes, normalmente grasa, azúcar y sal) han sido identificados por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) como determinantes en la extensión de la obesidad en el continente.

¿Políticas contra la obesidad?

Bebidas azucaradas, galletas, panes industriales… existe evidencia sólida de que todos ellos fomentan el consumo excesivo de calorías. Igualmente, cada vez tenemos más datos de que la cantidad de ejercicio que necesitaríamos hacer para compensar dicho consumo sin reducirlo es más bien inalcanzable. Por todo ello, a la hora de buscar políticas para frenar el crecimiento de la obesidad parece una buena idea empezar por preguntarnos cómo podemos embridar a los ultraprocesados.

¿Basta con más información?

Quizás lo que necesita la ciudadanía es más información. Y, si la obtiene, tal vez comience a tomar decisiones más acordes con su bienestar a largo plazo. Más específicamente, si obligamos a las empresas a informar de manera clara, comprensible y accesible del contenido de sus alimentos

Esta es la lógica que ha llevado a todo un movimiento (o, más bien, a una serie de iniciativas) para demandar un etiquetado más claro y visible en los supermercados. Según la mayoría de estas propuestas, la información a mostrar quedaría en el frente del envase para que se pudiera observar de un vistazo. Incluiría precisamente la cantidad de calorías; azúcares añadidos; sodio y grasas, particularmente las saturadas. Y lo que es más importante: no se trata de representar estas cantidades de manera exacta tanto como de que cualquier persona entienda si está adquiriendo un producto que entraña algún riesgo para su salud. Aquí existen varias alternativas: desde la conocida como técnica del semáforo (verde para niveles razonables de calorías, grasa, azúcares o sodio; amarillo y rojo para los progresivamente elevados) hasta, sencillamente, indicar «alto» o «bajo» en cada uno de los componentes. Tal ha sido, por ejemplo, la propuesta defendida en Colombia (derrotada en el Legislativo).

No quedarse sencillamente en las cantidades es una buena idea: cabe esperar que la mayoría de personas no tenga una noción clara de qué es una cantidad saludable de cualquiera de esos elementos en una persona promedio. Los datos de una encuesta pública realizada en México confirman la impresión con creces.

¿Políticas contra la obesidad?

Ahora bien, esa misma encuesta arroja unos datos que invitan a pensar que añadir información en el mercado es condición necesaria, pero no suficiente, para reducir significativamente la obesidad. Resulta que una abrumadora mayoría de los mexicanos decía conocer la etiqueta, pero una porción casi igual de importante afirmaba no leerla ni tomar decisiones de compra por ella. Y aunque varios citaban la falta de claridad o visibilidad como una de las causas para esta falta de efecto, la verdad es que eran menos de un 10% quienes solo se referían a este tipo de problemas, frente a un tercio que admitían falta de interés o tiempo sin referirse a las cuestiones operativas.

¿Políticas contra la obesidad?

Estos datos no descartan, ni mucho menos, la conveniencia de un mejor etiquetado. La información siempre será una herramienta poderosa para aquellos consumidores que disponen del tiempo y los códigos para interpretarla, así como los recursos para actuar en consecuencia. El sistema semáforo por ejemplo, demostró en varios estudios que ayudaba a identificar adecuadamente los productos más saludables. Pero una cosa es hacernos saber lo que debemos hacer y otra distinta es que lo hagamos. Recomendaciones ampliamente difundidas como la campaña del Servicio Nacional de Salud británico que recomendaba el consumo mínimo de cinco piezas de fruta o verdura al día fueron conocidas incluso fuera de las fronteras del Reino Unido. Sin embargo, la evidencia de su capacidad para poner más vegetales en las cestas de la compra es desigual y poco concluyente. Se acotan así las esperanzas, señalando que no puede ser la única política en el menú contra la obesidad.

Poner difícil lo malo

Hablábamos de tiempo, códigos y recursos para hacer uso de la información. Pero habría que añadir otra dimensión más: la voluntad. Que las personas seamos agentes más o menos racionales no quiere decir que no estemos sometidos a tentaciones, sesgos, convenientes olvidos. Trampas, incluso. A veces autoimpuestas y en otras ocasiones, provenientes del contexto.

Ese contexto muchas veces toma la forma de una especie de pantano alimenticio(en inglés los llaman food swamps): grandes áreas en las que la comida accesible por defecto para sus residentes es en su mayoría ultraprocesada. Al menos para los EE UU, estas densidades de lo nocivo predicen [tasas de obesidad más altas]. Normalmente, además, se presentan en entornos de menor poder adquisitivo. Ahora bien: lo fácil es identificarlos. Lo complicado, hacerlos desaparecer.

Drenar completamente estos pantanos de comida nociva se antoja descomunal, difícilmente canalizable para Estados completos. Aquí es conveniente pensar más bien en escala urbana. Por ejemplo: la ciudad de Nueva York decidió hacer más accesible la comida sana, con políticas que hacían hincapié en los vecindarios con menor nivel medio de ingresos. Los efectos existen, pero son más bien modestos: una década apenas añadió un punto porcentual más de personas que consumían alguna fruta o verdura. Ahora bien, hay que tener en cuenta que en un 1% de Nueva York caben decenas de miles de personas. En cualquier caso, más profundos y duraderos parecen los programas centrados en convertir la comida sana en una opción por defecto dentro lugares donde la intervención pública de gran escala sí es posible: principalmente, en los colegios.

«Si quieres que alguien empiece a hacer algo, pónselo más fácil» es una paráfrasis del psicólogo Daniel Kahneman que resume bastante bien el espíritu de este tipo de intervenciones. Pero de esa aserción a la otra, necesaria cara de la moneda media un segundo de reflexión: si quieres que alguien deje de hacer algo, pónselo difícil. O menos fácil.

Excluyendo la prohibición completa, es aquí donde entra en juego la que quizás sea la medida con mayor potencial, y también más cargada de polémica. Los impuestos sobre alimentos nocivos, en particular bebidas con azúcar añadida, están en la mira de muchos países latinoamericanos. Y en el cuerpo legislativo de más de uno. Chile, México y Perú cuentan con el suyo. También las islas caribeñas de Dominica y Barbados. En Colombia la propuesta ha sido tumbada varias veces. Pero el asunto es que funciona.

Funciona si el objetivo es reducir el consumo de bebidas azucaradas, en cualquier caso. En México las estimaciones apuntan a una caída relevante en la compra de estos productos. Pero es demasiado pronto para saber si está teniendo algún efecto duradero en el problema último: la obesidad. No sabemos si las calorías que se dejan de consumir por esta vía se están reemplazando con otras, por ejemplo. Ni tenemos apenas experiencia con sistemas impositivos más completos, que tasen directamente el elemento (grasa, azúcar). El intento más completo lo llevó a cabo Dinamarca hace casi una década. Un impuesto sobre la carne, los productos lácteos y las grasas para cocinar (aceites incluidos) cuyos efectos muchos (pero no todos) consideran hoy un fracaso. Entre otras cosas, y sirva de esto como lección de la imprevisibilidad del comportamiento humano, porque una cantidad significativa de daneses (país pequeño, profundamente integrado con sus vecinos con los que mantiene fronteras casi invisibles en el marco de la Unión Europea) se iba a comprar esos mismos alimentos a, por ejemplo, Alemania.

Las herramientas políticas a nuestra disposición para luchar contra la obesidad, en suma, existen y funcionan, pero también que tienen efectos limitados, a veces inciertos, y que no salen gratis: con cada una de ellas estamos restringiendo un poco la capacidad de decisión inmediata de las personas. Pero si asumimos todos esos riesgos, si decidimos atarnos las manos hoy para mejorar nuestra situación mañana como ya lo hicimos con el tabaco, la cuestión no será cuántos años de vida estamos dispuestos a pagar por cada grado adicional de libertad. Así lo plantean algunos a la derecha del espectro ideológico, ignorando que la propia decisión de poner coto a nuestras decisiones y a las acciones de quienes se benefician de ellas también es un ejercicio pleno de esta misma libertad. La autonomía no empieza ni termina en un supermercado.

La mayoría de los restaurantes fomenta la obesidad

El 90% de los menús que sirven establecimientos de seis países rebasan con creces la cantidad de calorías recomendadas por la OMS para una comida saludable, según advierten dos estudios internacionales liderados por científicos de Estados Unidos y el Reino Unido.

Cadena Ser, por Javier Gregori

Dos equipos internacionales de científicos ha analizado los menús que sirven en restaurantes de seis países (entre ellos, Estados Unidos, China o el Reino Unido) y éste ha sido el resultado: en más del 90% de los casos la comida servida contenía más de 600 calorías, el límite máximo recomendado por la OMS, la Organización Mundial de la Salud.

A tenor de estos datos, esta investigación advierte que comer fuera de casa aumenta el riesgo de padecer obesidad, un problema que se ha multiplicado por tres en el mundo en las últimas cuatro décadas según la OMS.

Menús no saludables

En concreto, en un estudio que publica el “British Medical Journal”, investigadores de la Universidad de Liverpool analizaron las comidas que se sirven en 27 grandes cadenas de restaurantes del Reino Unido y han detectado que el 89% de los platos superan, con creces, el límite saludable de calorías.

Mientras tanto, otro equipo internacional midió también las calorías de los menús más frecuentes en 116 restaurantes de Estados Unidos, Brasil, China, Finlandia, Ghana e India, y encontraron también que el 94% de los platos superaban el límite. Y eso que en este cálculo no se incluía el postre y ni la bebida.

Recomendaciones

Para poder frenar la epidemia de obesidad que ahora afecta a la población mundial, este grupo de expertos recomiendan a los restaurantes que ofrezcan porciones más pequeñas, reduciendo también, de forma proporcional, el precio del menú para hacerlo más atractivo a sus potenciales clientes.

Además, por otro lado, piden también a los gobiernos que obliguen a etiquetar toda la comida que se sirve ahora fuera de casa.

«Comer fuera ahora es muy común en todo el mundo, pero es importante tener en cuenta que es fácil comer en exceso”, ha advertido la directora de esta investigación, Susan B. Roberts, de la Universidad de Tufts (EEUU).

Y atención, porque en el 3% de los menús analizados en este centenar largo de restaurantes escogidos al azar acumulaban más de 2.000 calorías.

 

Los países donde hay demasiados gordos y demasiados flacos (y cuáles son los de América Latina)

Fuente: BBC, por 

La obesidad se presenta a menudo como un problema occidental y la desnutrición como algo típico de países más pobres.

Pero la realidad es mucho más compleja. Nueve de cada 10 países están atrapados en una epidemia de salud conocida como la «doble carga»: esto significa que las personas con sobrepeso y las desnutridas viven lado a lado.

La disponibilidad sin precedentes de alimentos poco saludables, los empleos de oficina y la expansión de los medios de transporte y el uso de la televisión son algunas de las causas.

A menudo esta doble carga ocurre no solo dentro de una misma comunidad, sino también dentro de una misma familia.

Incluso puede sucederle a una misma persona. A veces se puede tener sobrepeso pero carecer de nutrientes vitales.

También existe el fenómeno «grasa delgada», cuando las personas parecen tener un peso saludable pero en realidad tienen grandes cantidades de grasa oculta.

Tasas de sobrepeso y obesidad en niños de 5 a 19 años

Niños obesos

En realidad todos los países del mundo están luchando contra problemas de nutrición de algún tipo.

El número de personas que sufren de privación crónica de alimentos alcanzó los 815 millones en 2016. Esto es un aumento del 5% en dos años.

Gran parte del aumento se produjo en África, donde el 20% de las personas están desnutridas.

Mientras tanto, las tasas de obesidad se han triplicado en los últimos 40 años.A nivel mundial, más de 600 millones de adultos son obesos, mientras que 1.900 millones tienen sobrepeso.

La tasa de personas obesas en países en desarrollo está alcanzando al mundo desarrollado.

Las tasas más altas de obesidad infantil se pueden encontrar en Micronesia, Oriente Medio y el Caribe. Y desde 2000, el número de niños obesos en África se ha duplicado.

En muchos países los niños tienen una dieta que no satisface sus necesidades.

En Sudáfrica, casi uno de cada tres niños tiene sobrepeso o es obeso, mientras que otro tercio tiene bajo peso.

En Brasil, el 36% de las niñas tienen sobrepeso o son obesas, mientras que el 16% pesa demasiado poco.

Tasa de peso insuficiente en niños de 5 a 19 años

Más dinero para gastar

Los cambios en el estilo de vida son en parte responsables de esta doble carga de obesidad y desnutrición.

Muchos países de ingresos medios y bajos, como India y Brasil, tienen una nueva clase media con más dinero.

Esto significa que muchas personas rechazan sus alimentos tradicionales y ahora ingieren una gran cantidad de productos occidentales altos en azúcares, grasas y carne.

En algunos países esto también ha ocurrido a medida que las personas se mudan del campo a la ciudad, donde hay mucha más variedad de alimentos.

Por ejemplo, un estudio de niños pequeños en China reveló que las tasas de obesidad en el campo eran del 10%, mientras que la tasa de desnutrición era del 21%. En las ciudades, el 17% de los niños eran obesos, mientras que el 14% estaban desnutridos.

Aunque las dietas de muchas personas pueden ser más altas en calorías, tiene muy pocas vitaminas y minerales.

El profesor Ranjan Yajnik, un especialista en diabetes en Pune, India, afirma que este cambio de dieta tiene un efecto importante en los niños.

«Normalmente la diabetes está considerada como una enfermedad que tienen las personas mayores y más obesas», dice. «Pero en India lo estamos viendo en personas más jóvenes y con un índice de masa corporal más bajo«.

Según el profesor Yajnik, los indios cada vez consumen menos alimentos ricos en nutrientes y obtienen más calorías de la comida basura. «Muchas personas que parecen delgadas en realidad tienen grandes cantidades de grasa oculta».

La grasa oculta o visceral se acumula alrededor de los órganos internos, incluyendo el hígado. Los niveles altos de grasa visceral pueden aumentar el riesgo de diabetes tipo 2 y enfermedades cardíacas, incluso si el portador no parece tener sobrepeso.

Combatiendo el hambre

Los niños son particularmente vulnerables a las dietas poco saludables, ya que necesitan vitaminas y minerales para crecer y desarrollarse con normalidad.

En algunas familias puede haber niños desnutridos y padres obesos, porque a pesar de tener la misma dieta los niños necesitan muchas más vitaminas.

Los niños desnutridos también tienen más probabilidades de tener sobrepeso cuando crezcan, ya que su metabolismo se ralentiza y su cuerpo se aferra a las reservas de grasa.

Esto significa que los países deben tener cuidado de que las políticas dirigidas a combatir el hambre no aumenten accidentalmente el problema de la sobrealimentación.

En Chile se introdujo un programa nacional en 1920 para proporcionar raciones de alimentos a mujeres embarazadas y menores de seis años.

Aunque esto mejoró el problema del hambre, a largo plazo se cree que contribuyó al rápido aumento de las tasas de obesidad infantil.

Opciones

La solución a esta doble carga es complicada.

No se trata solo de tener acceso a alimentos saludables. Y además, no hay dos personas o culturas que vean la nutrición de la misma manera.

Nuestra elección de alimentos está influenciada por muchos factores. Por ejemplo el coste, la disponibilidad local, un bien conocimiento de lo que es una alimentación saludable y la dieta de las personas que nos rodean.

Y las necesidades nutricionales de cada persona son diferentes. Esto depende en parte de su metabolismo y su estado de salud.

Pero esta doble carga de obesidad y desnutrición puede ser muy peligrosa.

Los niños que crecen desnutridos suelen sacar peor resultados en la escuela y tener peores trabajos más adelante.

Y la obesidad infantil lleva a una peor salud en la edad adulta, y aumenta el riesgo de enfermedades como el cáncer.

Progreso poco a poco

En los países en vías de desarrollo, es probable que los problemas como la diabetes y las enfermedades cardíacas se disparen a medida que aumentan las tasas de obesidad.

¿Qué se puede hacer? América del Sur, donde muchos países sufren esta doble carga, está liderando el camino.

Brasil fue el primer país en adherirse a la Década de Acción sobre Nutrición de la ONU.

Entre los compromisos están reducir el consumo de bebidas azucaradas en un 30% y aumentar el de frutas y verduras en un 18% para detener el aumento de la obesidad.

Su objetivo es lograrlo con políticas tales como microcréditos para los agricultores, reducir los impuestos sobre ciertos alimentos frescos y educar a los niños sobre la importancia de la nutrición.

México fue el primer país en implementar un ‘impuesto al azúcar’ del 10% a las bebidas endulzadas artificialmente en 2014.

Se prevé que este impuesto reducirá las tasas de obesidad en un 12,5% en 12 años.

Pero se necesita mucho más para detener esta crisis mundial de nutrición.

línea

Esta pieza de análisis fue encargada por la BBC a expertos que trabajan para una organización externa.

La Dra. Sophie Hawkesworth trabaja en el equipo de salud de la población en la organización benéfica de investigación biomédica Wellcome y la Dra. Lindsay Keir está en el Departamento de Ciencias Clínicas y Fisiológicas de Wellcome.

 

 

 

ESTADÍSTICAS DE OBESIDAD 2014

Como cada año, con el motivo del Día Mundial de la Obesidad que se celebra el 12 de noviembre, el Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) hace un repaso y resumen de las estadísticas más relevantes de obesidad difundidas en el transcurso del año pasado por los organismos más reconocidos a nivel mundial en términos de salud: la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la

estadisticas obesidad IMEOOrganización de Naciones Unidas sobre la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Centro Nacional para Estadísticas de Salud de EEUU (NCHS), el Centro de Información de Atención Social de Gran Bretaña (HSCIC), el Instituto Nacional de Estadísticas de España (INE) y el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

A continuación, ponemos a la disposición de los Medios este breve recopilatorio que muestra la evolución de la obesidad en España y en otros países del mundo, donde el preocupante aumento dispara el alarma social.

Estadísticas comparativas: obesidad en España y el mundo

  • De cada 100 adultos en España de 18 y más años, el 17 padecen obesidad y 37 presentan sobrepeso. La obesidad ha aumentado del 7,4% al 17,0% en los últimos 25 años. De cada 10 niños y adolescentes de dos a 17 años, dos tienen sobrepeso y uno obesidad. El 41,3% de la población se declara sedentaria, algo menos de la mitad de las mujeres (46,6%) y más de un tercio de los hombres (35,9%). Encuesta Nacional de Salud 2011-12 del INE del marzo del 2013
  • Países de nuestro entorno más cercano, como Italia (10%), Austria (12,4%), Francia (12,9%) o Alemania (14,17%) tienen índices de obesidad adulta más bajos que España (16,6%), mientras que países como Grecia (17,3%), Australia (21,3%) o Estados Unidos (28,5%) tienen porcentajes de obesidad adulta superiores. Los índices de obesidad más bajos están registradas en Corea (2,1%) y Suiza (8,1%). Datos OCDE, mayo 2014

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  • En los países desarrollados los hombres son más propensos que las mujeres a reportar niveles de obesidad según las tasas auto reportadas de una treintena de países miembros de la OCDE, siendo excepción Austria, Bélgica, Chile, Eslovaquia y Francia. En los países con ingresos bajos y medios, son ellas las más perjudicadas[1]Tasas de obesidad auto reportada (2012 o último) de la OCDE[2]. Para consultar toda la información disponible, haga clic aquí

Los hombres son más propensos a la obesidad, según datos de la OCDE 2012

  • Gran Bretaña es el país con más obesos en Europa según la Academia Real de Medicina. El 67% de los hombres y el 58% de las mujeres tiene sobrepeso u obesidad en el país. Según las estadísticas de Health and Social Care Information Centre, publicadas en febrero 2014, Gran Bretaña mostró un aumento gradual del número de personas con obesidad durante las últimas dos décadas. Para este período ascendieron los casos registrados de obesidad, del 13,2% en 1993 al 24,4% en 2012 para los hombres y del 16,4% al 25,1% para las mujeres. El número de personas con sobrepeso y también obesidad aumentó del 57,6% al 66,6% en hombres y del 48,6% al 57,2% en mujeres entre 1993 y el 2012. En este período también aumentó la proporción de adultos con una circunferencia de cintura elevada, del 23% al 39% (del 20% al 34% entre los hombres y de 26% a 45% entre las mujeres).
    Durante el período 2002/03 al 2012/13 y casi todos los años, el número de mujeres ingresadas al hospital con diagnóstico de obesidad doblaba éste de los hombres, (véase gráfico). En 2012/13 había 8.007 admisiones femeninas y 2.950 admisiones masculinas, y esta diferencia entre ambos sexos ha sido coherente desde el año 2006/07 donde había 2.807 admisiones de mujeres con obesidad y 1.047 admisiones de hombres obesos.

Casos diagnosticados de obesidad en Gran Bretaña entre 2002/03 y 2012/13, por sexo

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Durante 2012-2013 las admisiones con diagnóstico primario de obesidad en Gran Bretaña cayeron en cada grupo de edad, excepto para aquellos menores de 16 años (556 en 2012-13 de 495 en 2011-12, un aumento del 12,3 por ciento) y los mayores de 64 años y más (594 012-13 de 562 en 2011-12, un incremento de 5,7 por ciento).

Este mapa de Gran Bretaña muestra el número de recetas dispensadas por el tratamiento de obesidad por cada 100.000 habitantes en los centros de atención primaria. Según los datos, es en el sur donde hay menor número de elementos prescritos.

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  • Latinoamérica, Oriente Medio y África del Norte ya presentan niveles de obesidad similares a los que tenemos en Europa: sobre un 58% de la población. En China, entre 1980 y 2008 se dobló el número de personas con sobrepeso y obesidad. The Overseas Development Institute (ODI)

obesidad en Europa

  • España destina el 7% del gasto sanitario anual al tratamiento del sobrepeso y la obesidad, alrededor de000 millones de euros al año. La sanidad británica destina para el mismo fin unos 7.130 millones de euros anuales. Datos de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) del 2012, que pueden ser tomadas como referencia, ya que el presupuesto anual desde entonces a penas varía.

Estadísticas de obesidad de Estados Unidos y México

  • La obesidad en Estados Unidos está detrás del 18 por ciento de las muertes de la población adulta de entre 40 y 85 años. Estudio de la Fundación Robert Wood Johnson, 2013
  • Al menos una de cada cinco personas es obesa en Estados Unidos. Los estados del sur y el oeste medio tienen una más alta tasa de obesidad ya que va desde el 30 al 35% de la población. Las subidas más significativas de la obesidad se dieron en Alaska, Delaware, Idaho, New Jersey, Tennessee y Wyoming. Estudios de Trus for American’s Health y el CDC estadounidenses, 2014
  • En EE UU cerca de 78 millones de personas padecen de obesidad: 50 millones de blancos; 14,4 millones de hispanos; 12,2 millones de afroamericanos y 1,2 millones de asiáticos. Centers for Disease Control and Prevention (CDC)
  • The prevalence of obesity in women aged 65–74 was higher than in women aged 75 and over in all racial and ethnic groups except non-Hispanic black women, where approximately one in two were obese among both age groupsEn la última década, el número de niños obesos entre los dos y los cinco años ha descendido un 43% en Estados Unidos y ha pasado del 14% en el curso 2003- 2004 a un 8% en el 2011-2012. Según los datos actuales, el 18% de los niños entre seis y 11 años son obesos; el 20,5% de los de entre 12 y 19 años también padecen la enfermedad, y la incidencia entre las mujeres de más de 60 años ha crecido en este lapso de tiempo del 31% al 35,4%. CDC
  • En 2050 se espera que el número de adultos estadounidenses mayores de 65 años fuese más del doble, aumentando de 40,2 millones a 88,5 millones. Tanto el envejecimiento, como la obesidad —actualmente uno de cada 3 estadounidenses mayores de 65 años la tienen—contribuirán a un mayor uso de los servicios de salud y también al gasto. NCHS Data Brief, Number 106, September 2012 Número 106, septiembre 2012
  • Casi el 70% de adultos padecen sobrepeso en México, una proporción mayor que en cualquier otro país de la OCDE. Alrededor del 32% de los adultos son obesos, la segunda tasa más alta de la OCDE, por detrás de Estados Unidos (36.5%). Obesity Update 2014 MEXICO, OECD

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‘Negro pronóstico’ para las próximas décadas a nivel mundial

  • 100 millones de personas en el mundo sufren obesidad o sobrepeso, según la investigación más completa que se ha realizado hasta la fecha que ha utilizado datos de 188 naciones durante 33 años: entre 1980 y 2013. Se concluyó que, si en 1980 había 857 millones de personas con este tipo de problemas, en 2013 la cifra ya sumaba 2.100 millones de personas. El número de niños o adolescentes obesos o con sobrepeso a nivel global aumentó un 50%. Más del 50% de los 671 millones de obesos del mundo viven en sólo 10 países: Estados Unidos, China, India, Rusia, Brasil, México, Egipto, Alemania, Pakistán e Indonesia. Instituto de Mediciones Sanitarias (IHME, en inglés) de la Universidad de Washington
  • El sobrepeso y la obesidad son el sexto factor principal de riesgo de defunción en el mundo. Cada año fallecen unos 3,4 millones de personas adultas como consecuencia del sobrepeso o la obesidad. Además, el 44% de la carga de diabetes, el 23% de la carga de cardiopatías isquémicas y entre el 7% y el 41% de la carga de algunos cánceres son atribuibles al sobrepeso y la obesidad. OMS, mayo 2014
  • La OMS prevé que 7 millones de personas perderán la vida a causa de enfermedades no transmisibles en 2030, debido a factores de riesgo comportamentales y físicos como el sedentarismo, el sobrepeso y la obesidad. Estadísticas Sanitarias Mundiales 2012 de la OMS
  • Las personas severamente obesas mueren 8 a 10 años antes que las de peso normal, al igual que los fumadores. Cada 15 kg extras aumentan el riesgo de muerte temprana aproximadamente 30%. OCDE
  • Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en el mundo. En 2008 murieron por esta causa 17,3 millones de personas, lo cual representa un 30% de todas las muertes registradas. Se calcula que en 2030 morirán cerca de 23,3 millones de personas por ECV. La mayoría de estas defunciones se puede prevenir actuando sobre los factores de riesgo, entre ellos las dietas malsanas, la obesidad, la inactividad física y el aumento de los lípidos. Informe de la OMS del marzo del 2013
  • Más de una tercera parte de las personas mayores de 65 años en EEUU eran obesos en 2007-2010. Se estima que en 2050 el número de estadounidenses mayores de 65 años sería más del doble, aumentando de 40,2 millones a 88,5 millones. Encuesta NHANES de NCHS
  • Una de cada dos personas tiene sobrepeso u obesidad en más de la mitad de los países de la OCDE. Sare projected to increase further and in some countries two out of three people will be obesee prevé que esta tendencia siga en aumento y en algunos países dos de cada tres personas tendrían obesidad within ten years.dentro de diez años. «Obesity: update 2012» de la OCDE1
  • En 2012, más de 44 millones de niños menores de cinco años de edad tenían sobrepeso (6,7%). Diez millones de esos niños vivían en la Región de África de la OMS, donde los niveles de obesidad infantil han aumentado rápidamente. En los países en desarrollo con economías emergentes (clasificados por el Banco Mundial en países de ingresos bajos y medianos) el incremento porcentual del sobrepeso y la obesidad en los niños ha sido un 30% superior al de los países desarrollados. Estadísticas Sanitarias de la OMS, mayo 2014


Para datos estadísticos de períodos anteriores, consultar apartado Estadísticas del Blog Corporativo del IMEO:

2013 https://stopalaobesidad.com/2013/11/11/12-de-noviembre-dia-mundial-de-la-obesidad/
2012  https://stopalaobesidad.com/2012/11/08/estaditicas-de-obesidad-2012/
2011 https://stopalaobesidad.com/2011/12/07/resumen-de-estadisticas-de-obesidad-2011/
2010 https://stopalaobesidad.com/2010/11/15/la-obesidad-en-espana-y-en-el-mundo/
https://stopalaobesidad.com/2010/11/18/la-obesidad-afecta-cada-ano-400-mil-ninos-mas-en-la-ue/
2009 https://stopalaobesidad.com/2012/10/27/estadisticas-obesidad-2009/

 

[1] Estudio global publicado en la revista The Lancet.

[2] Organización de cooperación internacional con 34 estados miembros. Fundada en 1960 con el objetivo de maximizar su crecimiento económico, intercambiando información y políticas de desarrollo. Agrupa los países que proporcionan el 70% del mercado mundial y representan el 80% del PNB mundial.

 

 

2.100 millones de personas en el mundo sufren obesidad o sobrepeso

El estudio, que fue realizado por la Universidad de Washington durante los últimos 33 años, señala que las cifras han aumentado a nivel global.

La tercera.com, por A. T. D. y Agencias

obesidad en el mundoUnas 2.100 millones de personas alrededor del mundo tienen problemas de sobrepeso o son obesas. Así lo indica el Instituto de Mediciones Sanitarias (IHME, en inglés) de la Universidad de Washington en la revista médica The Lancet.

La investigación es la más completa hasta la fecha de uno de los problemas de salud pública más apremiante de nuestra época, donde se usaron datos de 188 naciones durante 33 años: entre 1980 y 2013.

De acuerdo a este análisis, la obesidad ya no es un problema exclusivo de los países ricos -como lo era hasta el momento-, pues actualmente, el 62% de las personas obesas en el mundo viven en países en desarrollo.

«La obesidad es un problema que afecta a todo el mundo, independientemente de la edad o los ingresos o del país», señala Christopher Murray, director del IHME.

EN CIFRAS
El reporte señala que si en 1980 había 857 millones de personas con este tipo de problemas, en 2013 ya suman 2.100 millones de personas.

Además, durante los 33 años del estudio, el porcentaje de personas con un índice de masa corporal (IMC) superior al 25 -el umbral del sobrepeso- ha pasado a nivel mundial del 28,8% al 36,9% en el caso de los hombres y del 29,8% al 38% en el de las mujeres.

Más del 50% de los 671 millones de obesos del mundo viven en sólo 10 países, que son: Estados Unidos, China, India, Rusia, Brasil, México, Egipto, Alemania, Pakistán e Indonesia.

Otra noticia desalentadora es que el número de niños o adolescentes obesos o con sobrepeso a nivel global, cifra que aumentó un 50%.

«Este aumento es muy preocupante… En la medida en que la obesidad infantil puede tener graves consecuencias para la salud, sobre todo en las enfermedades cardiovasculares, diabetes y numerosos cánceres», dice Marie Ng, la investigadora que coordina el estudio.

El director del IHME, Christopher Murray, señala que en 30 años «ningún país ha logrado reducir las cifras de obesidad» y que se espera que sigan incrementándose «de forma constante, a medida que aumentan los ingresos en países de renta baja o media».

Además, este instituto que se encarga de elaborar y evaluar mediciones de los problemas de salud más importantes del mundo, apunta que, si la obesidad y el sobrepeso no se controlan, podrían provocar un fuerte descenso de la esperanza de vida.

«Tenemos que recordar que la obesidad no es realmente un tema estético. Es un factor importante de riesgo de mortalidad», puntualiza el profesor de salud global Ali Mokdad, otro de los investigadores.

IMC
El IMC es la relación entre el tamaño y el peso, un índice superior a 30 está considerado como una señal de obesidad en el adulto. En el caso de que el índice se sitúe entre el 25 y el 30, se considera sobrepeso.

Cómo podemos ahorrar en la comida, sin perder la silueta

La obesidad gana terreno a nivel mundial y la crisis económica que sufren algunos países no ayuda.
Amas de casa y expertos en nutrición coinciden en que comer sano y barato es posible, y explican cómo economizar de forma responsable al comprar y cocinar.

Eugenio Frater, EFE/Reportajes

  • «El sobrepeso u obesidad en una persona no significa que esté bien alimentada, ya que las deficiencias de algunos minerales y vitaminas en combinación con la grasa abdominal, favorecen los males de corazón, el «hígado graso» y el desarrollo de células anormales», explica Rubén Bravo, del Instituto Médico Europeo de la Obesidad, IMEO.
  • Según el informe ‘Generación XXL’ de la consultora IPSOS, en varios países la crisis ha empujado a los consumidores a buscar productos más baratos y menos nutritivos, como galletas o pizza en detrimento de la ingesta de carne, vegetales frescos o fruta.
  • «La plancha genera un gasto energético reducido comparado con el horno o el microondas, por lo que es aconsejable no abusar de estas dos últimas formas de cocinar, o utilizarlas preparando platos para varios días como los guisos u horneados», aconseja el experto del IMEO, en entrevista con Efe.

comrar sano low cost IMEOAhorrar en la compra de los alimentos es buena idea ante la «cuesta arriba de enero», lapso en que nuestros bolsillos y cuentas corrientes están desinfladas, debido a los gastos de las fiestas navideñas y las vacaciones de final de año.

En muchos hogares, sobre todo en aquellos con familias numerosas e ingresos ajustados, ahorrar en la cesta de la compra se ha convertido en una necesidad a lo largo de todo el año.

Sin embargo, no hay que economizar a costa de mermar la salud y fomentar el sobrepeso, advierten los expertos del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), destacando un reciente estudio.

Según el informe ‘Generación XXL’ elaborado por IPSOS, la tercera compañía global de investigación de mercados, «la crisis económica global es uno de los principales factores del auge de casos de obesidad a nivel mundial en los últimos años».

Según IPSOS, en varios países la crisis ha empujado a los consumidores a buscar productos más baratos y, en consecuencia, menos nutritivos.

Un ejemplo es el Reino Unido, donde las ventas de carne de cordero, vegetales frescos y fruta han bajado de forma considerable, mientras que productos envasados como galletas o pizza han crecido en los últimos 5 años.

En Gran Bretaña, el mismo informe indica que «el 23 por ciento de la población es obesa, y el 61 por ciento tiene sobrepeso». También afirman que las ventas de productos orgánicos cayeron un 15 por ciento de 2011 a 2012, y el 23 por ciento de los consumidores se dio de baja en del gimnasio.

A nivel global, el 17 por ciento de los encuestados señaló que una de las principales barreras a la hora de llevar a cabo un estilo de vida más saludable, es que «resulta caro», y el 79 por ciento apunta que «vivir mejor» es hoy en día más difícil que nunca.

En América, Brasil es uno de los países con el porcentaje más alto de personas que luchan por mejorar sus condiciones y hábitos vitales, mientras que la obesidad comienza a ser alarmante en Estados Unidos, donde el 34 por ciento de la población es obesa y el 75 por ciento sufre algún tipo de sobrepeso, según recoge el estudio.

ESTAR GORDO NO EQUIVALE A ESTAR NUTRIDO

Rubén Bravo de IMEO«Es inevitable que en una situación de crisis económica nos mostremos más susceptibles al precio y apostemos por el formato «pack familiar», «segunda unidad a mitad del precio» o los cupones con descuento promocionales, olvidando que el precio no es lo único que importa cuando se trata de comer bien», indica Rubén Bravo, portavoz del IMEO.

Según Bravo, en los países europeos más afectados por la crisis, «el creciente número de desempleados impulsa a muchas familias a recortar del presupuesto destinado a la comida, basando su dieta en productos baratos y básicos».

«En muchos casos se trata de pizzas, zumos envasados y refrescos con altos niveles de azúcar; bollería industrial y precocinados de poco precio, pero escasa calidad e índices calóricos muy elevados, lo que puede repercutir en un incremento de los casos de obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares», señala este experto.

Además, la presencia de sobrepeso y obesidad en una persona no significa que esté más saludable. Según este profesional, la deficiencia de hierro, calcio, zinc y vitaminas, en combinación con una grasa predominante visceral, es decir en la zona del abdomen, favorece los males de corazón, el hígado graso y el desarrollo de células anormales.

No obstante, «sabemos que, aún con escasos recursos, se puede hacer la cesta de compra de manera responsable y esto es beneficioso tanto para el bolsillo, como para la salud», explica el portavoz del IMEO.

Consultado por Efe sobre cómo evitar el gasto debido a que algunas comidas o bebidas se estropeen y haya que tirarlas, Bravo responde que, para no desperdiciar ningún alimento, «recomendamos realizar la compra semanalmente con un plan de menús determinados, comprando solo los alimentos y las cantidades justas».

Por otro lado, según el experto de IMEO es conveniente «aprovechar las ofertas estilo «2 x 3″ en productos susceptibles de ser congelados o no perecederos con fecha de caducidad amplia».

¿Cómo se asegura el consumidor de que está comprando un producto barato pero de una calidad aceptable para su salud?

Según Bravo, en muchos países «las asociaciones de consumidores desarrollan mensualmente una revista online y en papel, realizando comparativos de diferentes productos y grandes superficies donde analizan las mejores opciones calidad/precio de una gran gama de alimentos preparados o industrializados».

«Darse de alta o subscribirse a estas publicaciones nos aportará un punto de vista objetivo y profesional sobre las mejores opciones para nuestro carrito de la compra», sugiere.

Para comer sano a bajo precio, al elaborar y cocinar los platos «podemos reducir el coste y rebajar el riesgo de sobrepeso, utilizando una cucharada sopera de aceite en las comidas, en vez de rociar directamente desde la botella y evitar en lo posible las freidoras, que demandan gran cantidad de aceite y eso dispara el gasto mensual en aceite y coste», añade.

Respecto del ahorro derivado de la forma de preparar los platos, Bravo señala que la plancha genera un gasto energético reducido, si lo comparamos con el horno o el microondas, cuyo coste en electricidad es muy alto, por lo que es aconsejable no abusar de estas dos últimas formas de cocinar y, en caso de utilizarlas, realizar la preparación para varios días como es el caso de los guisos u horneados.

DECÁLOGO PARA COMER SANO A BAJO PRECIO

la cesta de compra de IMEOCon la colaboración de un grupo de amas de casa pertenecientes a un foro de ayuda para personas con problemas de obesidad, www.bandeados.es, el IMEO ha elaborado un decálogo de consejos para beneficiar el bolsillo, la salud y la silueta:

1.- Debemos comprar sin hambre. Cuando el apetito manda, solemos decantarnos por comida rápida de preparar, como pizzas, bollos, bebidas azucaradas o alimentos precocinados de poco precio pero escasa calidad.

2.- Ir a la compra sin prisa. Es primordial para poder procesar mejor la información del etiquetado y elegir el producto más indicado.

3.- Planificar la compra para los menús de la semana y evitar tirar las sobras. Si la familia se compone de una o dos personas, podemos usar las monodosis y comprar «packs» de tres o cuatro lonchas de embutido o postres unitarios.
Las tostadas integrales duran más que una barra de pan y permiten controlar las cantidades.

4.- Comprar la verdura y la fruta a última hora de la tarde. En algunos mercados o supermercados suelen hacer muy buenas ofertas a estas horas para no tirar el sobrante.

5.- Adquirir los yogures de medio litro en lugar de en raciones individuales. Este envase sale más económico.

6.- Comprar los productos no perecederos –leche, aceite, latas de pescado, botes de verdura, galletas…– en gran cantidad, cuando hay buenas ofertas.

7.- Los frescos, mejor por unidad. Si necesitamos dos manzanas o dos filetes, ¿por qué llevarnos un kilo o más? Adquirir un producto fresco tiene sentido solo si se consume al poco tiempo.

8.- Las legumbres engordan menos que los hidratos y cuestan más o menos lo mismo. La regla de oro que debemos utilizar, si no se quiere engordar, es más lentejas y menos arroz.

9.- El pescado es caro, pero necesario. Es fuente de Omega 3 y previene de enfermedades del corazón. Hay que consumir pescado. Si no se quiere gastar en jurel, salmón, arenque, bacalao o mariscos, se puede optar por la panga o el atún enlatado.

10.- Cuidado con el envase antes de pesar el producto. En algunos establecimientos nos pesan el producto con papeles gruesos de estraza, que pesan unos 20 o 30 gramos. Según lo que uno compra, le puedan cobrar el papel o el envase de plástico a precio de embutido, carne o pescado.

Los españoles a la cabeza de las personas que más engordan en Navidad

Teinteresa

  • Las comidas típicas españolas tienen más gramos de grasa que la de cualquier otro país del mundo.
  • Australia, Kenia o Sudáfrica tienen bajos gramos de grasas en sus comidas típicas por lo que engordar en esos países es más complicado.

Cena-tipica-Navidad_TINIMA20111223_0447_18Aunque pueda parecer mentira, los españoles somos las personas que más engordamos en Navidad. Así lo demuestra un estudio que ha realizado Yahoo! tomando como referente diversas fuentes. Según estos datos, los platos más populares en España para estas fechas tienen más de 70 gramos de grasa, algo que ayuda a ese engordamiento. Estados Unidos, segundo en este ranking, supera los 60 gramos, pero sin llegar a los niveles de España.

Lejos de estos datos de peligro encontramos a los argentinos, que sus comidas más populares tienen un total de 50 gramos de grasa. Italia, Alemania o Brasil se encuentran en estos mismos números, por lo que se encuentran en una zona de engordamiento moderado.

Lejos de estos datos encontramos a los australianos, ingleses, sudafricanos o los keniatas, que no superan los 30 gramos de los platos más populares estas fechas. Este es el ranking de los países:

Zona peligrosa

España
Estados Unidos
Francia
México

Zona Moderada

Argentina
Cánada
Italia
Alemania
Brasil
Suecia

Zona sin peligros

Reino Unido
Sudáfrica
Japón
Australia
Kenia

¿Cuáles son los platos típicos en cada país?

Aunque los platos típicos que presenta este estudio de Yahoo! pueden variar según la casa y las costumbres. Pero más o menos han acertado. En España, los espárragos blancos son bajos en calorías y en grasas. El asado de cordero, sin embargo, tiene un elevadísimo contenido de grasas (20 gr de grasa por ración)

En Estados Unidos, el pavo es un entrante saludable, mientras que una taza de ponche contiene 11 gramos de grasa por la ración que se tome. Nuestros vecinos franceses optan por las ostras. Las ostras son una elección y tan solo contienen 69 calorías por ración y 0 grasas. ¡El foie-gras contiene la friolera de 24 gramos de grasa por ración!

En el otro lado del charco, en México, su popular ensalada de Navidad contiene tan solo 170 calorías. Los romeritos, sin embargo, contienen más grasas que la mayoría de los entrantes. Bajando un poco, en Argentina, la ensalada Waldorf contiene tan solo 2 gramos de grasa. El vitel tone es un típico plato navideño de ternera con vino que tiene 500 calorías y 20 gramos de grasa por ración.

En el norte de América, Canadá, la salsa de arándanos contiene un bajo contenido en grasa, Sin embargo, el ponche tiene 11 gramos de grasa por ración. De vuelta en Europa, en Italia, el pescado y el marisco son platos que contienen pocas calorías, pero los tortellini rellenos de carne son una bomba clórica. En Alemania, el repollo es el plato estrella. Es un plato bajo en grasas y calorías. En cambio, el ganso asado tiene bastantes calorías.

En Suecia, los arenques son unos entrantes típicos con tan sólo 104 calorías. En cambio, los janssons frestelse, un guiso de patatas, tiene 15 gramos por ración. De vuelta en América, en Brasil, el relleno típico para el pavo es la farofa, compuesta por pasas y harina sin gluten. Una mezcla mejor que el relleno tradicional que contiene 200 calorías por ración.

Reino Unido, uno de los países lejos de comidas copiosas, tiene como plato principal la salsa de arándanos. En Sudáfrica, el arroz amarillo y el pavo son los platos principales, siendo el pavo el que tiene más calorías. El Sushi en Japón, los langostinos en Australia y la cabra asada en Kenia con platos perfectos para no engordar.

La obesidad y desnutrición infantil, una «doble amenaza» en países de ingresos bajos y medios

La OMS alerta de que los programas para combatir la desnutrición han desembocado en menores con sobrepeso

Se estima que el 75 por ciento de los niños con sobrepeso viven en países en desarollo

ABC, Europa Press

obesos-nutricion-oms-La Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de publicar una guía en la que recoge los problemas de obesidad y desnutrición infantil que se están produciendo en los países de ingresos bajos y medianos, y que considera como «una doble amenaza». A juicio de la organización, la lucha de estas naciones por combatir la desnutrición en los niños están desembocando en que aparezcan menores con sobrepeso y obesidad, situaciones ambas que son «amenazas para la salud», además de que representan «una creciente carga de enfermedades».

Los Gobiernos de estos países están «descuidando» estos problemas al centrar sus políticas en esta tarea, explican. Ello ha derivado en que, actualmente, «más del 75 por ciento de los niños con sobrepeso vivan en países en desarrollo» y en que la prevalencia en África «casi se haya duplicado en los últimos 20 años», subrayan. Ante ello, y con el objetivo de «ayudar a los países», la OMS indica en su nuevo documento 24 acciones para mejorar el estado nutricional de las poblaciones. Así, señalan que «hay muchos factores durante el embarazo y la infancia que pueden influir el sobrepeso a un niño y, posteriormente, al adulto».

Entre las medidas aconsejadas destacan las de «mejorar la nutrición de las mujeres embarazadas y lactantes; alentar el inicio temprano de la lactancia materna; promover los alimentos sólidos apropiados para los niños pequeños, y proporcionar suplementos de micronutrientes y alimentos fortificados cuando sea necesario». En este sentido, el director del Departamento de Nutrición para la Salud y el Desarrollo de la OMS, el doctor Francesco Branca, indica que, aunque es «vital» mantener los esfuerzos contra la desnutrición, el mundo «necesita hacer mucho más para prevenir y atender el creciente número de personas que tienen sobrepeso o son obesos y que viven en países de bajos y medianos ingresos».

Solo un tercio lo regulan

Según expone el experto, y tras realizar una encuesta entre las naciones, «sólo un tercio de los países regula la comercialización de alimentos para los niños y sólo unos pocos han tomado medidas para reducir la sal en la comida». Debido a que la política contraria puede «reducir la mortalidad infantil, mejorar el crecimiento y el desarrollo, y optimizar la productividad», reclama esta modificación.

Así, señala a Brasil, Etiopía y Perú como algunas de las naciones que han tenido éxito con esta medida. En cuanto a las cifras que presentan estos problemas, Branca señala que «más de 100 millones de niños menores de cinco años tienen bajo peso, 165 millones sufren retraso del crecimiento y 43 millones tienen sobrepeso o son obesos». Además, se estima que «el 35 por ciento de las muertes de menores de cinco años están asociadas con la desnutrición». Por todo ello, y debido a la fecha límite marcada en 2015 por la Asamblea Mundial de la Salud para alcanzar los «Objetivos de Desarrollo del Milenio», el especialista anima a los países a analizar las medidas aportadas. Entre estas metas se encuentran las de «conseguir un 40 por ciento de reducción en el número de niños menores de 5 años con retraso del crecimiento, un 50 por ciento en el número de mujeres en edad reproductiva con anemia, y un 30 por ciento en el de bebés con bajo peso al nacer», concluye.