Las proteínas, mejor en la primera comida, y el resto del día, a raya

Un nuevo estudio vuelve a subrayar los beneficios de estos nutrientes. Sin embargo, las dietas están saturadas de ellas y, pese a su potencial efecto saciante, no constituyen la panacea contra la obesidad.

Correo Farmacéutico, por Elena Alonso

proteinas en el desayunoEl desayuno es una de las piezas más importantes en la alimentación de personas de todas las edades, especialmente entre los niños en edad escolar.

Una investigación presentada en la conferencia sobre Biología Experimental de la Sociedad Americana de Nutrición celebrada el pasado lunes en Estados Unidos defiende que los desayunos altos en proteínas serían muy recomendables, ya que controlarían el apetito y optimizarían el nivel de glucosa.

El equipo investigador comprobó la capacidad saciante de 6 desayunos diferentes que compartían unos niveles similares de calorías, grasas y fibra, pero variaban en la cantidad de proteínas.

Los participantes tuvieron que indicar su nivel de hambre antes del desayuno y cada 30 minutos durante las siguientes 4 horas. Pasado este tiempo, a los sujetos se les sirvió un plato de pasta que debían terminar hasta que se sintieran llenos. Los resultados posteriores mostraron que el grupo de personas que había desayunado más proteínas mejoraron sus niveles de apetito a lo largo de la mañana, además de consumir menos calorías en la comida.

Las conclusiones de este estudio, que todavía no se ha publicado formalmente en una revista científica, no son completamente nuevos. De hecho, algo similar reivindicaba Barry Sears y su popular dieta de la zona.

Clotilde Vázquez, jefa del Departamento de Endocrinología y Nutrición de la Fundación Jiménez Díaz, de Madrid, advierte de que este estudio sólo muestra un aspecto: «La obesidad es muy compleja. No porque haya tenido éxito en un momento determinado y con unas determinadas personas quiere decir que siempre vaya a funcionar así».

Rubén Bravo, del Instituto Médico Europeo de la Obesidad, aconseja no consumir aisladamente las proteínas, sino siempre acompañadas de grasa e hidratos de carbono para asegurar su efecto saciente.

En caso contrario sería más fácil que esa ingesta, siempre en cantidades importantes, produzca efectos negativos en órganos como los riñones o el hígado.

Un desayuno ideal, respetando las costumbres gastronómicas españolas (sin huevos ni salchichas), incorporaría lácteos, una pieza de fruta, cereales y un alimento proteico (pavo, jamón york, queso fresco…), propone la dietista Estefanía Sal. El orden de los alimentos sería indiferente.

La presente investigación sí que suma material a la controversia que existe sobre la idoneidad de las proteínas. Hace unas semanas CF se hacía eco de un estudio publicado en Cell Metabolism según el cuál el exceso de proteínas de origen animal estaría vinculado al cáncer.

Pilar Martín Vaquero, endocrina en el D-Médical, considera que «no se necesitan tantas proteínas en la vida adulta porque ya no crecemos, salvo a lo ancho. Al ingerirlas, casi siempre estamos consumiendo un montón de grasas sin saberlo». A continuación pone el siguiente ejemplo: «80 gr. de jamón york tienen 16 gr. de proteína y 18 gr. de grasas malas (226 kcal.). Resulta curioso ver a la gente que cena jamón york y luego no come pan porque dice que engorda (60 gr. de éste equivaldrían a 30 gr. de hidratos, 4,5 gr. de proteínas y 0 grasas, es decir, 138 kcal.)».

Las proteínas de origen vegetal (soja, alubias…) son mejores: «No contienen tanta grasa. Pero como tienen aminoácidos limitantes hace falta que sean combinadas con productos como la patata o el pan», comenta Vázquez.

Lo ideal es que se ingieran entre 0,8 y 1,1 gr. de proteína por kg. de peso corporal. A lo largo del día los porcentajes calóricos deberían distribuirse del siguiente modo: 45-55 por ciento hidratos de carbono; 20-35 por ciento, lípidos y, finalmente, 10-35 por ciento, proteínas.

En los últimos 50 años las estadísticas han registrado un aumento de dos puntos en la ingesta de proteínas y de 8 en el caso de los lípidos, mientras que los hidratos de carbono han bajado 11 puntos.

Los expertos coinciden en afirmar que a la dieta actual le sobran proteínas: «En el momento en que los productos cárnicos bajaron de precio se empezaron a consumir más», explica Vázquez. «El segundo plato, muy abundante, ha ido paulatinamente sustituyendo al plato único». Paradójicamente, aquellas personas que se ven obligadas a consumir un plato único en una tartera «estarían más cerca de unos hábitos alimenticios más saludables, siempre y cuando contenga hidratos y proteínas».

La obesidad amenaza la vida sexual de los españoles

El incremento del sobrepeso en la población amenaza la vida sexual de los españoles porque este factor reduce la producción de testosterona, afecta a la libido y multiplica los casos de disfunción eréctil, según un análisis del Instituto de Medicina Sexual.

Noticias La Información, por Almudena Domenech

obesidad y sexoEl incremento del sobrepeso en la población amenaza la vida sexual de los españoles porque este factor reduce la producción de testosterona, afecta a la libido y multiplica los casos de disfunción eréctil, según un análisis del Instituto de Medicina Sexual.

La última Encuesta Nacional de Salud revela que el 17 % de adultos sufre obesidad, es decir, tiene un Índice de Masa Corporal (IMC) igual o superior a 30 kg/m2, lo que representa casi un 10 % más que hace 25 años. Si se tiene en cuenta también el sobrepeso el porcentaje de afectados alcanza el 53,7 %.

Se estima que el 79 % de los hombres que presentan disfunción eréctil tienen un IMC de 25 kg/m2 o mayor. Un IMC en el intervalo de 25-30 kg/m2 se asocia a 1,5 veces más riesgo de disfunción sexual, y en el rango de más de 30 kg/m2, a 3 veces mayor riesgo.

Los hombres con exceso de peso suelen sufrir «una reducción en la producción de testosterona, lo que afecta a la libido y a la calidad de la erección, además de que suelen llevar asociados otros trastornos que también contribuyen a la disfunción eréctil», advierte a Efe Mariano Rosselló, director del Instituto de Medicina Sexual de Madrid y del Centro de Urología de Palma de Mallorca.

Se calcula que más de 2 millones de españoles sufren disfunción eréctil, aunque la prevalencia aumenta con la edad. Así, entre los 18 y los 40 años afecta al 17 % de los hombres; entre los 40 y los 70 años, al 47 %, y a partir de los 70 años, al 72 %.

Se considera impotencia sexual «cuando en la mitad de las tentativas no se consigue una erección suficiente para iniciar, mantener y terminar una relación sexual con penetración, satisfactoria para los dos miembros de la pareja», indica el doctor.

Para el diagnóstico de estos problemas, se requiere de «un estudio multidisciplinario que abarca una minuciosa historia clínica para detectar factores de riesgo físicos y psicológicos con la participación de un especialista en medicina sexual o andrología que determinará el tratamiento adecuado para cada paciente», añade.

Una de las pruebas necesarias son los test vasculares con los que se mide la rigidez. Los factores que más influyen son la hipertensión, alteraciones de los lípidos plasmáticos, diabetes, obesidad y el aumento de la masa grasa, sobre todo abdominal.

«Por eso, para prevenir la aparición y tratar este trastorno es clave llevar una dieta sana, practicar ejercicio y mantener un peso saludable», asegura a Efe por su parte la doctora Josefina Olivares, endocrinóloga de la Unidad de Nutrición Salud-10, especializada en Metabolismo y Nutrición para la salud.

Esta situación constituye una oportunidad para tratar el sobrepeso, ya que la presencia de la disfunción eréctil en sujetos obesos podría ayudar a los profesionales sanitarios a convencerlos de iniciar un «círculo virtuoso» en que la corrección de la disfunción sexual será la recompensa para un mejor comportamiento de estilo de vida.

De hecho, una de las primeras medidas que recomiendan los expertos para disfrutar de la vida sexual es perder peso. Una investigación de la Universidad de Duke (en Estados Unidos) mostró que el 68 % de las mujeres con sobrepeso no se sentía atractiva sexualmente. Un año después de emprender una dieta, sólo un 26 % seguía pensando así.

Al principio, el 63 % no quería que las vieran desnudas, pero sólo un 34 % opinó igual un año después. Al comenzar el estudio, un 21 % de las mujeres dijo que no disfrutaba de las relaciones sexuales y sólo 11 % respondió así después de un año.

«Los pacientes con exceso de peso nos aseguran que cuando consiguen librarse de algunos kilos se sienten 10 a 20 años más jóvenes en su vida sexual», destaca Rosselló.

El sobrepeso afecta a la autoestima y al deseo sexual pero lo hace de manera diferente en hombres y mujeres, según el doctor. «Los varones son más propensos a sufrir de impotencia sexual y las mujeres a padecer falta de deseo», explica.

Algunos estudios han mostrado que el 68 % de las mujeres obesas sufren insatisfacción sexual, porcentaje que se reduce al 46 % en las féminas de peso normal. (Agencia EFE)

Contra la obesidad, bailar en el trabajo

Un exasesor de Obama en ejercicio y nutrición aconseja parar en el trabajo cinco minutos varias veces al día para mover los músculos

El Correo, por Fermín Apezteguia
trabajadores-obesidad--647x350El control de la dieta no basta para intentar evitar la larga lista de enfermedades ligadas a la obesidad. Ni siquiera acudir al gimnasio con regularidad le asegura a uno un final de la vida libre de infartos, anginas de pecho, ictus, diabetes y dificultades de movilidad. En una rutina diaria como la actual, con empleos fundamentalmente sedentarios que obligan al trabajador a permanecer siete, ocho y más horas pegado a su silla frente al ordenador, hay que moverse «al menos, cada hora y media o dos horas» durante cinco o diez minutos. «Lo ideal sería parar y aprovechar ese tiempo para bailar, que es un ejercicio fantástico que ayuda a mantener el tono muscular», afirma el especialista Benjamín Caballero, ex asesor de la Administración de Obama en materia de ejercicio y nutrición y director del Centro Mundial para la Obesidad Infantil, de Baltimore (EE UU).

No vale ir al gimnasio al final de la jornada, ni aunque se haga de manera regular. Lo que verdaderamente cuenta para la salud de esta iniciativa, que «ha comenzado a probarse con éxito» en algunas empresas americanas siguiendo el ejemplo de Japón -donde el ejercicio en el trabajo está perfectamente organizado y sincronizado-, es romper con el sedentarismo y evitar sus nefastas consecuencias para la salud. Permanecer clavado frente a la pantalla un día tras otro durante largas horas favorece a corto plazo la aparición de varices, hemorroides y piernas cansadas. Con el paso de los años, la lista de achaques se completa con un mayor riesgo cardiovascular y una pérdida de tonicidad muscular que adelanta o acelera el envejecimiento.

«El primer día les dará vergüenza. El segundo les resultará divertido y al tercero las tres o cuatro sesiones de cinco minutos de baile, no hace falta más, entrarán a formar parte de la rutina diaria», dijo el especialista, que participó ayer en un curso en la Facultad de Medicina de la Universidad del País Vasco, impartido entre otras instituciones por la Academia de Nutrición y Ciencias de la Alimentación. Caballero habló a los estudiantes de Medicina de la necesidad de hacer ejercicio a lo largo de la vida y de las formas de adaptarlo a las circunstancias de cada edad.

Obligaciones familiares

La vida laboral está considerada como una de las etapas en que más problemas se tienen para hacer ejercicio, fundamentalmente por falta de tiempo, pero es también cuando más necesario resulta mantenerse activo. El 80% de los trabajadores no practica ejercicio físico alguno, ni siquiera la mínima media hora de caminata diaria «exigible». La jornada laboral, cada día más amplia a causa de la crisis y el teletrabajo, y la atención de las obligaciones familiares no dejan tiempo, a menudo, para cuidarse ni siquiera lo necesario.

Las empresas, según Benjamín Caballero, están comenzando a darse cuenta de que permitir a sus trabajadores danzar varias veces al día contribuye a mejorar las cuenta de resultados. Esa ruptura les permite reponer energías, llegar al final del día con un mejor estado de ánimo y reducir el número y tiempo de bajas por enfermedad. «Hay compañías que tienen sus propios gimnasios, pero no es necesario. Lo único que hace falta es una persona motivada en cada centro de trabajo para movilizar al resto. Se pone la radio, un poco de salsa, lo que sea, y vuelta al trabajo», sin complejos.

El problema del sedentarismo, detalló Caballero, comienza amenudo en la educación secundaria, cuando el deporte comienza a hacerse competitivo. Entonces, como en la vejez, basta con caminar. «Lo importante es mantenerse activo».

EE.UU. y la pizza: radiografía de una historia de amor

BBC

En un día cualquiera más de 40 millones de estadounidenses consumen pizza. Este pan plano horneado, normalmente redondo, aderezado con salsa, queso y otros condimentos es considerado como la comida más popular del mundo, y definitivamente una de las preferidas en Estados Unidos.

pizzaTanta es la afición al plato que el Departamento de Agricultura de EE.UU. publicó esta semana un informe sobre el consumo de pizza. No por nada es considerado por especialistas del estudio como un «contribuyente de nutrientes de importancia pública».

Pero, ¿el hecho que sea tan popular, lo hace importante?

El estudio sólo ofrece datos que son independientes de los juicios de valor sobre el consumo de este alimento, muchas veces calificado como «basura». Y deja las reflexiones para el consumidor… y los especialistas.

No se puede ignorar

Para el presidente de la Asociación de Dietistas de España, Giuseppe Russolillo -quien no participó en la investigación- lo primero que hay que dejar claro es la definición de este plato. Mientras que en gran parte de Italia se trata de un producto artesanal, en EE.UU. está relacionado a la llamada comida rápida.

De acuerdo con el reporte, el 13% de la población en EE.UU. -de 2 años en adelante- consume pizza cualquier día. Una tendencia que aumenta a un 22% cuando la muestra se concentra en niños y adolescentes entre los 6 y los 19 años.

Y si hablamos de adultos, son los hombres quienes consumen más pizza que las mujeres.

Estos hábitos también varían entre grupos étnicos. Los blancos no-hispanos (un 16% de ellos) son quienes más comen este alimento introducido en territorio estadounidense a principios del siglo XX.

Mientras que cerca del 14% de los negros no-hispanos y los hispanos -respectivamente- consumen al menos un trozo en un día cualquiera.

«Esto nos indica la forma de alimentación en Estados Unidos, que podría ser una de las causas por las que lo sitúan entre los países con mayor índice de obesidad», le explica a BBC Mundo Rubén Bravo, supervisor del Departamento de Nutrición del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), en España.

Russolillo, que coincide con Bravo, agrega que esta es la razón por la cual la pizza no debería consumirse más de dos o tres veces al mes. «No debe formar parte de la dieta habitual, mucho menos en los niños, pues es aquí donde hay que promocionar el consumo saludable y variado de integrales, vegetales y frutas».

Fuente de energía

Los especialistas que realizaron el informe determinaron que la pizza contribuye al 6% de la ingesta total de energía en niños y el 4% para adultos.

En el día que se consume, la pizza es fuente de aproximadamente el 27% de la energía total entre todos los consumidores.

La ingesta media de energía de la pizza es de 538 kilocalorías para los niños y 744 kilocalorías para los adultos.

«El problema no es la pizza, sino el abuso de la pizza, es un alimento muy calórico», comenta Rubén Bravo, quien tampoco estuvo involucrado en el informe.

«Pero lo mismo ocurriría con un bocadillo (o sándwich). Estamos tomando harinas refinadas con grasas que no son beneficiosas para la salud».

¿Tiene nutrientes?

pizza_464x261_reutersLa pizza es un gran contribuyente de nutrientes en la dieta estadounidense, pues ofrece altos porcentajes de la ingesta total diaria de proteína, grasas, grasas saturadas, fibra, calcio y licopeno.

De acuerdo con el informe, este alimento representa un tercio de la ingesta total de calcio en un día y más de la mitad de licopeno, un micronutriente que -según varios estudios- es beneficioso para la salud.

Además, el plato es fuente de sodio, tanto en niños como adultos.

Pero para el especialista Bravo, el problema está en que si bien se pueden hacer pizzas sanas en casa, lo más probable es que sean industriales, con un alto contenido de hidratos de carbono y grasas saturadas.

«Tiene harinas refinadas, no integrales, y sabemos que el abuso de ellas contribuyen a la obesidad, aumentan el colesterol y con el tiempo tienen tendencia a elevar los niveles de azúcar en la sangre».

No obstante, Bravo concede que, como cereal, aporta nutrientes y micronutrientes que también son válidos.

«Si hablamos de una pizza casera, entonces podría estar incluida en la dieta una vez a la semana», explica Russolillo, quien deja claro que tampoco se trata de promocionar este producto, cuando hay otros alimentos más importantes como las hortalizas.

Estrella de la noche

El problema no es el qué, sino el cómo.

La pizza, si se hace de forma casera, eliminando muchos de los ingredientes industrializados con altos contenidos de grasas, sales y preservativos, puede ser una buena fuente de nutrición. Aunque el mayor problema está en la hora en que se ingiere.

Para el 44% de los niños, este consumo ocurre a la hora del almuerzo, y el 42% en la cena. Pero los adultos la prefieren en la noche, con un 59%.

Sólo el 28% de las personas mayores de 20 años elige este plato en el almuerzo.

«Por los últimos estudios relacionados con el biorritmo del cuerpo, y con el ciclo circadiano del día y noche, sabemos que por la noche el consumo abundante de hidratos de carbono, con grasas saturadas tiene más tendencia a que se acumulen en forma de grasa corporal», señala Bravo.

Esto quiere decir, según el experto, que estos nutrientes a largo plazo pueden estar contribuyendo con la obesidad.

«También hace que la digestión sea pesada, y haya una carencia de sueño, producida por una cena demasiado fuerte», agrega.

Así que no es lo mismo comer esa pizza al mediodía que por la noche.

Pero, ¿cómo hacer de la pizza un aliado para la nutrición?

«Lo primero es no comerla en la noche», responde Bravo. Lo segundo sería utilizar ingredientes bajos en grasas.

Por su parte Russolillo considera que el mensaje debe ser consumir pizza «con prudencia y moderación».

Guerra a la comida rápida: el plan de la OMS para prevenir la obesidad

Mil millones de adultos tienen sobrepeso, y más de 300 millones son obesos. Cada año mueren, como mínimo, 2,6 millones de personas a causa de la obesidad o sobrepeso

E. Ortega/ ABC

obesidad mundialControlar la obesidad es posible. Así lo establece un informe que acaba de hacer público la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el que se subraya que para evitar la cifra de 1.500 millones de obesos prevista para 2015 es necesario hacer un cambio de políticas relacionadas con la alimentación y la agricultura de los gobiernos. Los autores del documento creen que sólo se podría frenar, e incluso revertir, la creciente epidemia de obesidad adoptando medidas para combatir el consumo de comida rápida. Eso es lo que asegura un estudio publicado en el «Bulletin of the World Health Organization», realizado por un equipo de investigadores de EE.UU. e Irlanda, el primero en examinar los efectos de la desregulación de la economía, incluidos los sectores de la agricultura y alimentación, y el consiguiente aumento de las transacciones de comida rápida, en la obesidad a lo largo del tiempo. El estudio sugiere que si los gobiernos toman medidas, pueden prevenir el sobrepeso y la obesidad, dos situaciones que tienen graves consecuencias para la salud a largo plazo, como diabetes, enfermedades cardíacas y cerebrovasculares e incluso el cáncer.

Los investigadores en esta ocasión, en lugar de examinar la cantidad de puntos de venta de comida rápida o el consumo de fast food reconocido por los consumidores, adoptaron un enfoque innovador: calcularon el número de compras de comida rápida por habitante entre 1999 y 2008 en 25 de países de ingresos altos y los compararon con las cifras de índice de masa corporal (IMC) en los mismos países durante el mismo periodo de tiempo. (Se considera que una persona con un IMC de 25 o más tiene sobrepeso y con un IMC de 30 o más obesa).
Los resultados mostraron que mientras que el número medio de compras anuales de comida rápida por habitante aumentó de 26,61 a 32,76, el IMC promedio se incrementó de 25,8 a 26,4. Por tanto, cada aumento de 1 unidad en el número medio de compras de comida rápida por habitante se asoció con un incremento del 0,0329 en el IMC durante el periodo de estudio.

«A menos que los gobiernos tomen medidas para regular sus economías, la mano invisible del mercado continuará promoviendo la obesidad en todo el mundo, con consecuencias desastrosas para el futuro de la salud pública y la productividad económica», señala el coordinador del trabajo, Roberto De Vogli, de la Universidad de California-Davis, EE.UU.

El estudio se centra en los países de altos ingresos, pero los resultados también serían de utilidad para los países en desarrollo, ya que «casi todos han experimentado un proceso de desregulación de los mercados y globalización, sobre todo en las últimas tres décadas», dice De Vogli.

Las cifras del IMC también indican hasta qué punto los problemas de sobrepeso y obesidad se han generalizado y que, por término medio, las personas que viven en los 25 países tienen sobrepeso y lo han tenido en los últimos 15 años.

Los datos muestran que la compra comida rápida por habitante aumentó en los 25 países. Canadá tiene el dudoso honor de encabezar esta lista (16,6 compras por habitante), Australia (14,7), Irlanda (12,3) y Nueva Zelanda (10,1), mientras que Italia (1,5), Holanda (1,8), Grecia (1,9) y Bélgica (2,1) son los países en los que el incremento ha sido más bajo. (España se encuentra en una tasa de consumo de fast-food por ahbitante del 3,9).

Utilizando los datos de la Organización para la Alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas, los autores han visto que la ingesta de grasas animales disminuyó levemente de 212kcal por persona y día en 1999 a 206kcal en 2008, y que el consumo de calorías aumentó levemente en seis de esos años con 3.432 calorías por habitante y día en 2002, en comparación con 3.437 en 2008. Sin embargo, señalan, la mayoría de los hombres y las mujeres no necesita más de 2.500 y 2.000 calorías al día, respectivamente.

«El estudio muestra la importancia de las políticas públicas para hacer frente a la epidemia de la obesidad», reconoce Francesco Branca, Director del Departamento de Nutrición para la salud y el desarrollo en la OMS. «Se necesitan políticas dirigidas a la alimentación y la nutrición desde varios sectores como la agricultura, la industria, la salud, el bienestar social y la educación», afirma Branca, quien advierte que «los países donde la dieta está cambiando de una rica en cereales a una alta en grasa, azúcar y alimentos procesados deben tomar medidas para que el suministro de alimentos esté en consonancia con las necesidades de salud de la población».

Medidas a seguir

El informe sugiere asimismo algunas medidas que los gobiernos podrían adoptar para revertir la epidemia de obesidad al impedir la difusión de los productos alimentarios ultraprocesados. Dichas medidas incluirían:

-Incentivos económicos para los productores que venden alimentos saludables y alimentos frescos en lugar de alimentos ultraprocesados, así como ayudas para cultivar frutas y hortalizas.

-Desincentivar económicamente a las industrias que venden comida rápida, alimentos ultraprocesados y refrescos e imponer un impuesto a los alimentos ultraprocesados.

-Un control más estricto de la publicidad de comida rápida y refrescos, especialmente la dirigida a los niños.

-Regulaciones comerciales que disuadan de la importación y el consumo de comida rápida, alimentos ultraprocesados y refrescos.

-Sistemas de etiquetado más eficaces, sobre todo para los alimentos ultraprocesados, que incluiría la comida rápida y los refrescos.

Los 194 Estados miembros de la OMS acordaron el Plan de acción mundial para la prevención y el control de las enfermedades no transmisibles en la Asamblea Mundial de la Salud en mayo de 2013. Uno de los nueve objetivos voluntarios del plan es «frenar el aumento de la diabetes y la obesidad». Además, propone medidas que los países pueden adoptar para combatir la obesidad, como aumentar el consumo de frutas y verdura, o gestionar subsidios e impuestos alimentarios para promover una dieta saludable.

Las cifras de la pandemia

– Mil millones de adultos tienen sobrepeso. Si no se actúa, esta cifra superará los 1500 millones en 2015.
– En el mundo hay más de 42 millones de menores de cinco años con sobrepeso.
– A nivel mundial, el sobrepeso y la obesidad causan más muertes que la insuficiencia de ingresos.
– La obesidad suele ser el resultado de un desequilibrio entre las calorías ingeridas y las calorías gastadas.
– Una dieta saludable puede contribuir a prevenir la obesidad.

Confirmado: refrescos de cola contienen cancerígenos

El colorante caramelo que se usa para dar a la Coca-Cola y otros refrescos populares su matiz marrón dorado contiene sobredosis de 4-metilimidazol, un elemente químico con un efecto cancerígeno demostrado en humanos, confirma ‘Consumer Reports’.


RT Actualidad

pepsi, flicrEl nuevo estudio de la revista de la Unión de los Consumidores de EE.UU. publicado recientemente es uno más en una serie de investigaciones realizadas a lo largo de los últimos años que denuncian la presencia de este elemento químico en las bebidas más populares y sus efectos dañinos en la salud humana. La Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer de la Organización Mundial de Salud califica la sustancia de cancerígena, basándose en experimentos con animales.

Los médicos piden una regulación más estricta al respecto y acentúan que los niveles de 4-metilimidazol dependen de las técnicas usadas para fabricar el colorante, en otras palabras, dependen del suministrador de cada productor de refrescos. Aún más: puede ser diferente en lotes de la misma marca. Según ‘Consumer Reports’, una Pepsi adquirida en diciembre en el estado de Nueva York contenía cuatro veces más 4-metilimidazol que una Pepsi comprada el mismo mes en California.

Los especialistas insisten en que es posible minimizar la presencia de la sustancia cancerígena en las bebidas y hacen hincapié en que, a fin de cuentas, el uso del colorante es puramente cosmético y no da ningún sabor. Cabe recordar que recientemente el estado de California obligó a todos los alimentos y refrescos cuyo consumo pueda exponer al organismo a más de 29 microgramos de 4-metilimidazol diarios a advertirlo en sus etiquetas. Para hacerse una idea, una medida de 340 mililitros del refresco Malta Goya, por ejemplo, contiene más de 300 microgramos de la peligrosa sustancia, muy por encima de Coca-Cola o Pepsi-Cola.

En respuesta al estudio, la Asociación de los Productores de refrescos de EE.UU. informó a través de un comunicado: «En contra de las conclusiones de ‘Consumer Reports’, la Agencia de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. ha señalado que no hay razón en absoluto para preocupaciones acerca de la salud, una posición respaldada por las agencias reguladoras de todo el mundo».

 

Top 10 de IMEO de las dietas menos indicadas para perder peso para el 2014

Top 10 de IMEO de las peores dietas para 2014Se caracterizan por ser extremadamente agresivas. Prometen perder mucho peso en poco tiempo, hasta 15 kilos al mes o, incluso, un kilo por día. Muchas de ellas utilizan  productos o remedios milagro (lombriz, bacteria, parche de lengua), o se basan en el consumo excesivo de un producto (sirope de savia, agua marina, limón, manzana).  Además de múltiples efectos secundarios que deterioran la salud, estas dietas arrastran un importante efecto rebote y son totalmente desaconsejadas para adelgazar.

Para elaborar este ranking de las dietas menos indicadas para perder peso, el equipo de IMEO, formado por más de 30 expertos en el cuidado de la salud, nutrición y dietética, entre médicos, nutricionistas,psicólogos y cirujanos, se ha basado, en buena parte, en las experiencias ajenas vividas de cerca, donde parece que ‘todo vale’ para desprenderse de los kilos de más en tiempo récord. Por esta razón hemos calificado como la peor dieta de todos los tiempos, si es que se le puede considerar como tal, la dieta de la solitaria que consiste en tragarse una cápsula con huevos de lombriz solitaria con el único propósito de perder peso. Este método es extremadamente peligroso y podría causar una gran cantidad de efectos secundarios indeseables como la desnutrición o incluso la muerte.

1. Dieta de la solitaria

Si se le considera una dieta, podemos decir que es extremadamente extrema. Ha sido llevada a cabo por algunas mujeres y consiste en tragarse una lombriz de solitaria con el único propósito de perder peso. Lo más peligroso de la solitaria radica en que puede absorber suficiente comida como para provocar desnutrición en la persona parasitada. Ingerir lombrices solitarias es extremadamente peligroso y podría causar una gran cantidad de efectos secundarios indeseables, incluyendo la muerte.

2. Dieta de E.coli

Esta dieta (si es que se le puede considerar dieta) consiste en introducir al organismo una bacteria que en la mayoría de los pacientes provoca síntomas leves a nivel gastrointestinal en forma de diarreas, produciendo en algunos casos deshidratación. Existen muchas cepas de E. coli, sin embargo, hay una variedad peligrosa, la E. coli O157:H7, que produce una poderosa toxina (Shiga) que puede originar graves enfermedades, como el Síndrome Urémico Hemolítico, que puede desencadenar un fallo renal.

3. Dieta del parche de lengua para adelgazar

La malla es cosida en ciertas zonas de la lengua para que la persona disminuya su ansiedad por comer y pierda el gusto por los alimentos. También impide masticar comida sólida casi por completo. Mientras tiene puesto el dispositivo, la persona casi solo puede ingerir líquidos, que no siempre contienen los nutrientes necesarios para una adecuada alimentación.

La publicidad de este producto promete reducir hasta 15 kilogramos en un mes. Su uso representa riesgos desde el punto de vista nutricional, pero además puede causar dolor, mal aliento, atrofia en las papilas gustativas e infecciones que pueden poner en peligro la salud del usuario.

4. Dieta de la sonda

Esta dieta, que se está popularizando en Estados Unidos, promete adelgazar 10 kilos en 10 días sin probar bocado y sin tener sensación de hambre. Causa especial interés entre las novias que quieren adelgazar rápido y sin esfuerzo días antes de la boda. Esta dieta consiste en suministrar al paciente 800 Kcal diarias (el mínimo diario necesario para subsistir) a través de una sonda nasal. El método ha originado una gran controversia porque muchos especialistas en nutrición consideran esta dieta “muy agresiva”. Como cualquier dieta milagro tiene un efecto rebote sobre nuestro organismo.

5. Dieta del ayuno

Existen todo tipo de ayunos, desde un día a varias semanas. El ayuno durante 12-24 horas o más puede ocasionar mareos, fatiga y debilidad muscular. Cuando el organismo reacciona a este ayuno extremo va a quemar la menor cantidad posible de calorías, reduciendo la velocidad del metabolismo.

6. Dieta del delfín

Como cualquier dieta milagro tiene un efecto rebote sobre nuestro organismo. Su principal efecto negativo es la deshidratación, además de hipertensión y cálculos renales. Se caracteriza principalmente por el consumo de agua de mar. La sal va a ir disminuyendo el índice de líquido de nuestro organismo, pudiendo provocar una deshidratación (en forma de diarrea).

7. Dieta Flash/ Express

La dieta Flash o Express es una dieta hipocalórica de aproximadamente 800 Kcal diarias (el mínimo diario necesario para subsistir). Está compuesta de 3 fases: iniciación (en esta fase es donde más pérdida de peso se produce y consiste en combinar batidos y zumos hiperproteicos con el consumo de proteínas vegetales, frutas, verduras y hortalizas y, se prohíben todo tipo de alimentos procesados como carne, leche, pan y huevos), educación (durante esta fase se continua perdiendo peso y se permiten algunos de los alimentos prohibidos en la fase de iniciación) y mantenimiento (en esta fase se pretende equilibrar el metabolismo). Permite perder un buen número de kilos en muy poco tiempo y también tiene un gran efecto rebote. Puede producir dolores de cabeza, fatiga y mareos ocasionales.

8. Dieta del sirope de savia

Se trata de una dieta extrema que consiste en alimentarse durante uno o varios días solamente a base de Sirope de Savia de Arce. Es una dieta para perder mucho peso en muy poco tiempo y desatiende por completo las necesidades de nuestro organismo. Como cualquier dieta rápida y especialmente las dietas extremas, está totalmente contraindicada para adolescentes o persona en edad de crecimiento.

9. Dieta del limón

Es un excelente desintoxicante, y desinflamarte y contiene grandes cantidades de vitamina C con propiedades antioxidantes. Aunque el limón contiene muchos nutrientes no llega a cubrir todas las necesidades de nuestro organismo. Esta dieta, al ser tan rápida, tiene un gran efecto rebote. El exceso a la hora de consumirlo es perjudicial, es un ácido potente que obliga a nuestro organismo a utilizar sus sistemas de compensación (sistemas tampón) consumiendo muchos oligoelementos. El limón está contraindicado en personas con problemas de reflujo, acidez de estómago, ácido úrico elevado o estreñimiento.

10. Dieta de la manzana

La dieta de la manzana resulta aburrida, monótona y crea en el paciente momentos de ansiedad. Aunque las manzanas contienen muchos nutrientes no llegan a cubrir todas las necesidades de nuestro organismo. Durante los 5 días que dura la dieta estamos forzando al organismo y consumiendo reservas de nutrientes, minerales… que creará un efecto rebote y problemas de salud. Las manzanas no contienen proteínas, por lo que a la hora de perder peso sólo eliminaremos masa muscular y cuándo terminemos la dieta volveremos a recuperar el peso con gran facilidad. Aunque las manzanas tienen pocas calorías, tiene aporte calórico por lo que algunas personas que realicen esta dieta no van a perder peso, sino todo lo contrario.

Para ver Top 10 de IMEO de las mejores dietas para 2014, haz clic en este link: https://stopalaobesidad.com/2014/01/30/top-10-de-imeo-de-las-mejores-dietas-para-perder-peso-en-2014/

¿Es posible combatir la obesidad con tácticas antitabaco?

Las nuevas directrices del Foro Nacional de Obesidad, en el Reino Unido, indican que las futuras campañas contra la obesidad deberían ser «más contundentes», similares a las que se han hecho en Estados Unidos para alertar a los fumadores sobre los efectos nocivos del tabaco.

Kate Dailey, BBC

woman_smoking_bbcEn EE.UU. se ha debatido sobre si tratar la obesidad como al tabaquismo, al tiempo que los investigadores siguen buscando la manera más eficaz de mejorar los resultados en la salud.

Como antiguo fumador, Dan Gilmore se dio cuenta del poder que tuvieron los mensajes y las fuertes imágenes de las campañas en el cambio de su comportamiento.

«En algún momento, la gente te decía: ‘¿Podrías salir a la calle a fumar?’ o ‘Tengo alergia al humo’. Comienzas a sentir la presión social», dice Gilmore, presidente emérito del Instituto Hastings, un centro dedicado a la bioética y las políticas públicas.

Las campañas frontales y directas del pasado, dice, efectivamente convencieron a mucha gente que sus acciones molestaban a terceros y planteaban un grave peligro para ellos mismos.

Cuando se trata de la obesidad, dice, «el público no ha sido aterrorizado tan exhaustivamente».

Pero él todavía está tratando de dar con el balance adecuado -el «estigma ligero»- para motivar a la gente sin alienarla.

Ojo con estigmatizar

Los especialistas consideran que la estigmatización es un gran riesgo cuando se trata de campañas contra la obesidad. Las investigaciones muestran que aquellas iniciativas que hacen que la gente se sienta mal consigo misma a veces tienden a ser contraproducentes.

«Las campañas que se centraron principalmente en el peso corporal o en el número de la balanza, o los ya usados y controvertidos enfoques contundentes para llamar la atención, son mensajes que tendían a culpar o estigmatizar a las personas por su peso», dice Rebecca Puhl, directora adjunta del Centro Rudd de Política Alimentaria y Obesidad de la Universidad de Yale.

«Y no resultaron eficaces. La gente reacciona mejor a las campañas que abordan una específica actitud frente a la salud, en las que pueda participar, comprometerse, independientemente del tipo de cuerpo que tenga».

De hecho, una exfumadora y antigua entusiasta de las dietas dice que hay ya un nivel de estigma en torno al peso.

«La gente no se burlaría abiertamente de mí por ser fumadora, pero sí lo hacen porque estoy gorda», dice Lesley Kinzel, editora del sitio web XOJane.co.uk y autora del libro «Two Whole Cakes: How to Stop Dieting and Learn to Love Your Body» («Dos pasteles enteros: Cómo dejar de hacer dieta y aprender a amar tu cuerpo»).

Y, sin embargo, dice, es más difícil de señalar a aquellos que sufren de enfermedades relacionadas con la obesidad que identificar a los fumadores.

«Las personas quieren asociar ciertos comportamientos con la gordura, pero en la vida real la gente gorda exhibe una amplia gama de distintos comportamientos, independientes de sus hábitos de alimentación y actividad física. Si usted es fumador es porque usted fuma cigarrillos».

Los complejos y numerosos factores que rodean la obesidad y el hecho de que la obesidad en sí misma no es un comportamiento sino un estado del ser, hace difícil comparar las dos clases de campaña, dice Scott Kahan, director del Centro Nacional del Peso y Bienestar, en el Reino Unido.

campaña antitabaco_reutersAl mismo tiempo, dice, hay lecciones que pueden aprenderse de las campañas antitabaco.

«A veces la gente cae en la trampa de mirar hacia atrás, a los esfuerzos antitabaco y decir: ‘Lo que hicimos fue avergonzar a la gente hasta el punto de no fumar más e hicimos campañas contundentes sobre no fumar'», dice Kahan.

«Pero eso fue el punto central de lo que hicimos con la epidemia de tabaquismo».

Lo que demostró ser exitoso en EE.UU. fue un enfoque complejo y multifacético, dice Kahan.

«El tabaquismo fue abordado de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba», dice.

Un punto clave fue la educación, la cual se manifestó en campañas de conocimiento público como el informe del surgeon general -la máxima autoridad oficial en materia de salud en EE.UU.- que delineaba los peligros de fumar. También hubo un aumento en las iniciativas educativas en las escuelas y lugares de trabajo.

Por otro lado, afirma Kahan, hubo cambios que crearon «un entorno donde fuese más fácil no empezar a fumar o dejar de fumar», dice.

Esto incluyó mayores impuestos a los cigarrillos, restricciones sobre cómo estos productos pueden ser comercializados y vendidos, y la creación de más áreas libres de humo, como en restaurantes y bares.

De hecho, Kinzel dejó de fumar cuando los gastos y las molestias de fumar empezaron a acumularse. «En cierto momento se hizo demasiado inconveniente», dice ella.

Asunto de salud, no de balanza

Mientras que EE.UU. ha visto grandes caídas en las tasas de tabaquismo, los números de la obesidad no se han reducido de forma significativa y, en muchos casos, siguen aumentando.

Eso tiene a investigadores estadounidenses centrados ya no en cambiar los números en la balanza sino en el fomento de conductas saludables.

«La apariencia exterior de la obesidad es un elemento de distracción y una cortina de humo», dice Kahan. «Si usted toma a alguien que tiene evidente sobrepeso y lo pone a trabajar duro y a hacer lo que tiene que hacer y pierde 10% de su peso corporal, esa persona -con mayor frecuencia que las que no- verá tremendas mejoras en la salud y en sus funciones».

«Al mismo tiempo, esa persona sigue siendo gorda. Y la seguimos señalando con el dedo para que pierda peso, y eso no es realmente necesario».

Si bien el objetivo de las campañas contra el tabaco era que la gente dejara de fumar, las campañas dedicadas a la obesidad buscan un resultado menos tangible.

«El objetivo del tratamiento de la obesidad no es necesariamente tener un peso normal. Es más moverse en una dirección en la que la salud mejore de forma significativa».

Para tal fin, señala Puhl, las campañas deberían centrarse en las conductas para mejorar la salud, no en las dimensiones del cuerpo.

Motivar a la gente a comer mejor y a moverse más tiene efectos beneficiosos para todos, dice, no sólo para la gente obesa.

La obesidad infantil, una epidemia que distingue entre clases sociales

Un estudio confirma que, al menos en EE.UU., los jóvenes con un menor nivel socioeconómico, son más susceptibles a tener sobrepeso o a ser obesos.
ABC
obeso-infantilParece que la obesidad también es una cuestión de clases. Algunos estudios, como el que se acaba de publicar en «PNAS», sugieren que, al menos en EE.UU., país en donde la obesidad constituye un verdadero problema de salud pública, la obesidad, especialmente entre los jóvenes y niños, estaría directamente relacionada con el estatus socieconómico. El estudio ha constatado que mientras que en EE.UU. se ha producido un estancamiento en la epidemia de la obesidad infantil, parecer existir una brecha de clases importante y creciente entre los jóvenes con un nivel socioeconómico inferior y los de un estatus mejor.

Utilizando los datos de dos amplias Encuestas Nacionales de Salud de EE.UU., el National Health and Nutrition Examination Survey y la Encuesta Nacional de Salud Infantil, los investigadores Carl Frederick, Kaisa Snellman y Robert Putnam, de la Universidad de Harvard, muestran que sí bien es cierto que las tasas de obesidad aumentaron en cifras similares para todos los adolescentes entre 1988 y 2002, sin embargo, desde entonces, los investigadores ha observado que la obesidad ha comenzado a disminuir entre los jóvenes que tienen un mayor nivel socieconómico, pero ha seguido incrementándose entre los jóvenes con menores recursos.

La obesidad infantil es uno de los problemas de salud pública más importantes en EE.UU., pero también en otros países, como España. Los últimos datos sobre obesidad y sobrepeso en menores demuestran que la incidencia de este problema de salud sigue siendo «peligrosamente» elevada en España y nos sitúa a niveles muy próximos a los de Estados Unidos. De hecho, algunos estudios nos sitúan como «líderes europeos» en obesidad infantil, aunque en los últimos años la cifra de menores que tienen problemas con la báscula se han mantenido estable en los últimos cuatro años, según los datos de la Encuesta Nacional de Salud del Ministerio de Sanidad.

Un reciente informe realizado por la Escuela Andaluza de Salud Pública junto con otros organismos públicos, mostraba que el 26% de los niños españoles de entre 8 y 17 años presenta sobrepeso y el 12,6% sufre obesidad. Si se comparan estos resultados con los de otros países, aseguró José Juan Sánchez Cruz, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública y uno de los autores del estudio, «en relación a los demás países europeos, España presenta valores de los más altos o incluso similares a los de Estados Unidos, paradigma de la pandemia mundial de la obesidad, cuya prevalencia de exceso de peso es del 37,1% en los niños de entre 6 y 11 años y del 34% en los niños de entre 12 y 19 años, según los últimos datos publicados en 2012 por el informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD). Esto significa que la siguiente generación podría tener una esperanza de vida menor que la actual, debido a esta obesidad».

La obesidad durante la infancia puede dejar secuelas difíciles de revertir. Según los autores del estudio que se publica en «PNAS», la obesidad en niños y adolescentes aumenta el riesgo de una variedad de situaciones adversas para la salud: diabetes tipo 2, apnea obstructiva del sueño, hipertensión, dislipidemia, síndrome metabólico, problemas cardiovasculares e incluso cáncer y problemas de relaciones sociales.

Por ejemplo, según los datos del estudio de la Escuela Andaluza de Salud Pública, aproximadamente cuatro de cada diez jóvenes españoles están expuestos desde etapas muy tempranas a factores de riesgo cardiovascular que son potencialmente modificables y que tendrán un efecto negativo sobre su salud, tanto a corto como a largo plazo, ya que en muchos casos la persona lleva padeciéndolos desde la infancia».

En la prevención de la obesidad intervienen muchos factores, destaca Snellman: alimentación, estilo de vida, sedentarismo, genética, etc. Y casi todos son modificables. Y si bien es cierto que en los últimos años, especialmente en EE.UU., se han lanzado campañas masivas para prevenir la obesidad infantil y se ha declarado la guerra a los azúcares o a las grasas, a tenor de los datos de este trabajo, los mensajes no parecen llegar a todos los grupos poblacionales.

Los investigadores han analizado factores claves relacionados con la obesidad: la excesiva ingesta de alimentos y la falta de ejercicio físico. Así han visto, por ejemplo, que mientras que durante muchos años la ingesta de alimentos era uniforme en todas las poblaciones, no lo es desde hace unos años: «los niños con un mejor nivel socieconómico comen menos alimentos calóricos». Y lo mismo se puede decir del ejercicio físico.

Los investigadores creen que este hallazgo puede ayudar a explicar la creciente disparidad socioeconómica en la obesidad entre los adolescentes. Los resultados, concluyen, subrayan la necesidad de orientar las intervenciones de salud pública hacia los jóvenes más desfavorecidos que permanecen en riesgo de obesidad, además de examinar cómo la información médica es sesgada en función de la clase social.

El trabajo realizado por este grupo de investigadores no deja de hacer palpable que la obesidad se ha convertido en uno de los problemas de salud pública más preocupantes en todo el mundo y también en nuestro país. Según la OMS, la pandemia del sobrepeso y la obesidad es ya el quinto factor principal de riesgo de defunción en el mundo, responsable de que cada año más de 2,8 millones de personas adultas fallezcan como consecuencia de este trastorno.

Sedentarismo

El aumento en la prevalencia de la obesidad se vincula a hábitos alimenticios poco saludables. Sin embargo, tal y como se recoge en el estudio de «PNAS», los niños de EE.UU., independientemente de su clase social, consumen menos calorías que hace años. Pero, a pesar de estos cambios saludables en el consumo de energía, algunos niños continúan aumentando de peso. «Nuestros hallazgos sugieren que las disparidades de salud provienen de las diferencias tanto en la ingesta de calorías como en la actividad física. Así –señalan los expertos-, aunque la ingesta media de energía ha disminuido en todos los niños, ha caído más entre los niños con un mayor nivel social».

Y, muy importante, «muchos niños tienen un estilo de vida sedentario que hace que sea difícil que consuman las calorías suficientes para quemar lo que consumen». Especialmente, según el trabajo, los jóvenes de las clases más bajas, ya que muchos de ellos no hacen ningún tipo de actividad física a la semana. Claro, que el informe también reconoce que en barrios en donde no hay instalaciones deportivas o zonas verdes es complicado hacer ejercicio. «En los barrios ricos es más sencillo», reconocen.

Los españoles a la cabeza de las personas que más engordan en Navidad

Teinteresa

  • Las comidas típicas españolas tienen más gramos de grasa que la de cualquier otro país del mundo.
  • Australia, Kenia o Sudáfrica tienen bajos gramos de grasas en sus comidas típicas por lo que engordar en esos países es más complicado.

Cena-tipica-Navidad_TINIMA20111223_0447_18Aunque pueda parecer mentira, los españoles somos las personas que más engordamos en Navidad. Así lo demuestra un estudio que ha realizado Yahoo! tomando como referente diversas fuentes. Según estos datos, los platos más populares en España para estas fechas tienen más de 70 gramos de grasa, algo que ayuda a ese engordamiento. Estados Unidos, segundo en este ranking, supera los 60 gramos, pero sin llegar a los niveles de España.

Lejos de estos datos de peligro encontramos a los argentinos, que sus comidas más populares tienen un total de 50 gramos de grasa. Italia, Alemania o Brasil se encuentran en estos mismos números, por lo que se encuentran en una zona de engordamiento moderado.

Lejos de estos datos encontramos a los australianos, ingleses, sudafricanos o los keniatas, que no superan los 30 gramos de los platos más populares estas fechas. Este es el ranking de los países:

Zona peligrosa

España
Estados Unidos
Francia
México

Zona Moderada

Argentina
Cánada
Italia
Alemania
Brasil
Suecia

Zona sin peligros

Reino Unido
Sudáfrica
Japón
Australia
Kenia

¿Cuáles son los platos típicos en cada país?

Aunque los platos típicos que presenta este estudio de Yahoo! pueden variar según la casa y las costumbres. Pero más o menos han acertado. En España, los espárragos blancos son bajos en calorías y en grasas. El asado de cordero, sin embargo, tiene un elevadísimo contenido de grasas (20 gr de grasa por ración)

En Estados Unidos, el pavo es un entrante saludable, mientras que una taza de ponche contiene 11 gramos de grasa por la ración que se tome. Nuestros vecinos franceses optan por las ostras. Las ostras son una elección y tan solo contienen 69 calorías por ración y 0 grasas. ¡El foie-gras contiene la friolera de 24 gramos de grasa por ración!

En el otro lado del charco, en México, su popular ensalada de Navidad contiene tan solo 170 calorías. Los romeritos, sin embargo, contienen más grasas que la mayoría de los entrantes. Bajando un poco, en Argentina, la ensalada Waldorf contiene tan solo 2 gramos de grasa. El vitel tone es un típico plato navideño de ternera con vino que tiene 500 calorías y 20 gramos de grasa por ración.

En el norte de América, Canadá, la salsa de arándanos contiene un bajo contenido en grasa, Sin embargo, el ponche tiene 11 gramos de grasa por ración. De vuelta en Europa, en Italia, el pescado y el marisco son platos que contienen pocas calorías, pero los tortellini rellenos de carne son una bomba clórica. En Alemania, el repollo es el plato estrella. Es un plato bajo en grasas y calorías. En cambio, el ganso asado tiene bastantes calorías.

En Suecia, los arenques son unos entrantes típicos con tan sólo 104 calorías. En cambio, los janssons frestelse, un guiso de patatas, tiene 15 gramos por ración. De vuelta en América, en Brasil, el relleno típico para el pavo es la farofa, compuesta por pasas y harina sin gluten. Una mezcla mejor que el relleno tradicional que contiene 200 calorías por ración.

Reino Unido, uno de los países lejos de comidas copiosas, tiene como plato principal la salsa de arándanos. En Sudáfrica, el arroz amarillo y el pavo son los platos principales, siendo el pavo el que tiene más calorías. El Sushi en Japón, los langostinos en Australia y la cabra asada en Kenia con platos perfectos para no engordar.