‘Food Trucks’, la «nueva oleada» de comida rápida que aleja de la dieta mediterránea

Europa Press
fotonoticia_20160504140120_1280Expertos del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) han avisado de que los ‘Food Trucks’, es decir las furgonetas donde se venden alimentos preparados en la calle, es una “nueva oleada” de comida rápida que aleja a la sociedad de los patrones de la dieta mediterránea.

Y es que, el 90 por ciento de la oferta culinaria de los ‘Food Trucks’ son en hamburguesas, sándwiches, perritos calientes con salsas, patatas fritas, chips, helados, crepes, muffins, pizza, pasta precocinadas y platos de cocina nacional, criolla y asiática a base de fritos, empanados o rebozados.

Aunque en España este movimiento “no tiene los permisos necesarios” para vender comida en la calle, pueden ejercer su actividad en eventos privados, mercados o festivales de música. Normalmente es competencia de los ayuntamientos regular los ‘Food Trucks’ en su espacio público y no hace mucho París aprobó una normativa que les permite ejercer de forma rotatoria en medio centenar de puntos en la capital francesa.

“Los ‘Food Trucks’ encajan perfectamente en el estilo de vida americano que tan bien nos ha vendido la industria cinematográfica, pero distan mucho de la realidad de una sociedad castigada por altas tasas de obesidad e índices de mortalidad en materia de cáncer, enfermedad cardiovascular y respiratoria, Alzheimer o la diabetes”, ha comentado el experto en nutrición y portavoz del IMEO, Rubén Bravo.

Una situación que, a su juicio, podría mejorar “mucho” si cambia el patrón alimentario actual hacia uno más saludable, dando prioridad al consumo de frutas, verduras y legumbres frente al de carnes procesadas, grasas saturadas, azúcares y harinas refinadas.

APORTAN “DEMASIADAS” CALORÍAS

“En temas gastronómicos no deberíamos dejarnos influenciar del país que ha creado e implantado con tanto éxito conceptos como ‘comida rápida’ y ‘comida basura’, configuradas íntegramente de alimentos que componen la lista de los 35 más adictivos. Fomentar su consumo supondría un cortapisas para la dieta mediterránea y sería un mal ejemplo para los más jóvenes y su cultura alimentaria”, ha detallado el experto.

No obstante, tal y como ha puntualizado la nutricionista Estefanía Ramo, el principal problema de estos productos es que aportan “demasiadas” calorías y favorecen el exceso de peso entre quienes los consumen con cierta frecuencia.

De hecho, la experta ha asegurado que con sólo una comida se podría ingerir la totalidad de energía diaria necesaria. Por ejemplo, si una persona de 60 kilos toma un menú común de ‘Food Trucks’ compuesto por hamburguesa completa, patatas fritas, cola y muffin, equivalente a unas 1761,24 kilocalorías (Kcal), para quemarlo necesitaría caminar durante 8 horas y 20 minutos o jugar a fútbol 3 horas y 30 minutos.

En este sentido, los nutricionistas han avisado también de que el consumo frecuente de alimentos fritos, rebozados y empanados, que tienen más cantidad de grasas saturadas, podría incrementar los niveles de colesterol “malo” aumentando el riesgo de obesidad y enfermedades cardiovasculares.

Asimismo, según han advertido, los productos preelaborados y precocinados también llevan más sal, lo que influye negativamente en la hipertensión arterial y en la retención de líquidos. Otro inconveniente son los aditivos o condimentos fuertes que les añaden para estimular el apetito que con el tiempo pueden crear hábito.

TUPPER CONTRA ‘FAST FOOD’

Por todo ello, los expertos del IMEO han propuesto comparar una fiambrera preparada en casa con ensalada de pasta con verduras y un plato precocinado de macarrones a la boloñesa obtenido en un establecimiento de comida rápida.

“Aunque ambos platos tienen cantidades iguales (325g) y niveles de carbohidratos similares, ya que utilizan como ingrediente principal la pasta, la diferencia en calorías es significativa, teniendo casi el doble el plato de comida rápida”, ha enfatizado la experta en nutrición y gastronomía, Andrea Marqués.

En concreto, la ingesta recomendada diaria de una persona oscila entre 1800 y 2200 Kcal y puede variar según sexo, edad, peso o actividad física realizada. Si en algún momento dado uno se excede con ingestas pesadas o comida no tan saludable, convendría tomar medidas inmediatas, realizando una cena muy ligera o día siguiente depurativo para que la excepción no se convierte en regla, o realizar actividad física durante las próximas 24 horas.

Se estima que para eliminar el rastro de un helado (360Kcal) tendríamos que correr 30 minutos; de un chocolate de 100gr (522Kcal), hacer una hora de bicicleta; de una bolsa de chips (626Kcal), dos horas de remo; de una hamburguesa (633Kcal), un maratón de 10 kilómetros; y por cada ración de pizza (252Kcal), una hora de pesas.

¿Es sano saber al detalle las calorías de un menú?

La FDA americana ha dado de plazo un año a los restaurantes, entre otros locales de hostelería, para informar en sus menús sobre el contenido calórico de cada plato. En España, expertos discrepan sobre esta medida. De una parte está la opinión del Instituto Médico Europeo de la Obesidad, que la valora positivamente. De otra, la responsable de la Unidad de trastornos alimentaria del Clínico de Madrid, que ve un posible riesgo de obsesión en forma de recuento.

Correo Farmacéutico, por Ana Callejo Mora
Saber cuantas calorías tiene cada menú nos ayuda a elegir bienLa agencia reguladora de medicamentos y alimentos (FDA, en inglés) de Estados Unidos presentó a finales de noviembre del pasado año dos regulaciones que exigen incluir información sobre las calorías en los menús y tableros de menús en cadenas de restaurantes, establecimientos de venta de alimentos y máquinas expendedoras con 20 o más ubicaciones . El objetivo es ofrecer a los consumidores mayor información nutricional acerca de los alimentos que consumen fuera de casa. Estas regulaciones, exigencia de la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio y Protección del Paciente de 2010, piden  a los establecimientos contemplados (ver cuadro) proporcionar, a solicitud del consumidor y según se indique en los menús y los tableros de menús, información nutricional adicional por escrito sobre el número total de calorías y el número de calorías derivadas de la grasa, así como el contenido total de grasa, el de grasa saturada y el de grasa trans, y el contenido de colesterol, sodio, carbohidratos totales, azúcares, fibra y proteína.

Los restaurantes y otros establecimientos similares de venta de alimentos tendrán un año para cumplir con los requisitos de etiquetado, mientras que para los administradores de máquinas expendedoras el plazo será de dos años.

A Rubén Bravo, especialista en Nutrición y Gastronomía y portavoz del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), le parece una iniciativa muy positiva, pues, «por un lado, el consumidor estará mucho más informado y podrá tomar decisiones más acertadas sobre los alimentos que come fuera de casa, y, por otro, presiona a la industria alimentaria para competir no sólo en precios y sabores, sino también para proporcionar alimentos más saludables e hipocalóricos».

La pregunta es obligada: ¿tendría sentido una medida de este tipo en España? Según el portavoz del IMEO, «se debería implantar tanto aquí como en el resto de países que configuran el top 30 de los que tienen mayores tasas de obesidad mundial (lista encabezada por Estados Unidos, según un informe de 2012 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico). Ayudaría de forma muy favorable a reducir los niveles de obesidad, sobrepeso, diabetes, hipercolesterolemia e hipertensión, mejorando de esta manera la salud de las diferentes franjas poblacionales».

Sin embargo, Bravo reconoce que, para que la medida se hiciera efectiva en España, «muy posiblemente tendría que comenzar como una iniciativa propuesta en la Unión Europea y sus estamentos pertinentes».

Esta regulación traerá más efectos positivos que negativos para el consumidor, afirma el especialista en Nutrición, aunque «es posible que en casos muy concretos y escasos pudiera acentuar un comportamiento obsesivo compulsivo incorporado en trastornos de alimentación, como la bulimia, el comedor nocturno o el compulsivo».

EL ‘PESO’ DEL RECUENTO
Marina Díaz-Marsá, responsable de la Unidad de trastornos de la conducta alimentaria del Hospital Clínico San Carlos, de Madrid, es más crítica con la decisión de la FDA: «Poner esta información tan a mano me parece negativo porque puede llevar a personas vulnerables, o incluso a la población general, a obsesionarse por contar las calorías». Lo que plantea la especialista es «que pusiera un mensaje más global como alimento recomendable o plato saludable», algo que ya incluyen algunas cartas de restaurantes españoles. «Las anoréxicas restrictivas cuentan las calorías a lo largo del día para limitarse la ingesta. Las bulímicas, a pesar de hacer recuento, tienden a descontrolarse, cosa que no ocurre en las anoréxicas nerviosas», puntualiza Díaz-Marsá.

Sobre la importancia del recuento de calorías en la prevención del exceso de peso, Bravo comenta que el total de calorías ingeridas al día o la semana es el primer paso para controlar y planificar un planteamiento tanto de pérdida de peso como de mantenimiento del mismo. «Aun así, cada persona trae asociado un metabolismo determinado y unas características individuales que nos indicarán, previos estudios concretos, las claves determinadas en su prevención contra el exceso de peso. En nutrición no todo son kilocalorías, pues depende de qué alimentos aporten esa energía y cuándo consumamos dichos alimentos. No obstante, las calorías sí son la base para comenzar a estructurar una forma de alimentación determinada».

Lo que exige la FDA

Resumen general de los requisitos de etiquetado de la FDA para los restaurantes, establecimientos similares de venta de alimentos y máquinas expendedoras.

¿Qué cubre?

  • Los restaurantes y los locales de comida rápida, las panaderías, los cafés, y las comidas «estilo restaurante» que venden ciertos supermercados y tiendas de autoservicio.
  • Las comidas para llevar y de entrega a domicilio, como las pizzas.
  • Las comidas que se compran desde una ventanilla de servicio para automóviles.
  • Los alimentos que uno mismo se sirve en una barra de ensalada o de comida caliente.
  • Las bebidas alcohólicas, tales como los cócteles, cuando se incluyen en el menú.
  • Las comidas que se venden en centros de entretenimiento, como son las salas de cine.
  • La regulación es para las máquinas expendedoras y sólo afectan a los que administren 20 máquinas o más.

¿Qué no cubre?

  • Los alimentos que se venden en las barras de viandas frías y que normalmente están destinados para el consumo de más de una persona.
  • Las botellas de licor que se exhiben detrás de una barra.
  • Los alimentos que se encuentran en vehículos de transporte, tales como cocinas móviles, aviones y trenes.
  • Las comidas que aparecen en el menú de escuelas primarias, secundarias y preparatorias que formen parte de los programas de alimentación escolar del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (aunque sí contempla las máquinas expendedoras disponibles en los lugares citados).

(Fuente: FDA)

Desciende un 24% en Estados Unidos la adquisición de tartas, pasteles y donuts

Al observar el comportamiento de los estadounidenses en el supermercado ya se atisba un cambio -a mejor- en su alimentación. Un estudio publicado en el último número del Journal of the Academy of Nutrition and Dietetics concluye que, dentro de las compras globales de los consumidores de Estados Unidos, en los últimos siete años ha descendido un 24 por ciento la adquisición de postres listos para tomar, como las tartas, galletas, pasteles y donuts.

Los investigadores, coordinados por Kevin C. Mathias, del Departamento de Nutrición de la Universidad de Carolina del Norte,  midieron, en el periodo comprendido entre 2005 y 2012, si las compras de los citados productos habían crecido o disminuido.

Según los autores de esta investigación, el desarrollo de nuevos sistemas de etiquetado en la parte frontal de los envases, que conduce al consumidor hacia productos con menor contenido en calorías, azúcar y grasas saturadas, supone una oportunidad para ayudar a los consumidores a mejorar su ingesta alimenticia.

Otro de los descubrimientos de este análisis es que entre 2005 y 2012 se ha producido un pequeño cambio en el contenido nutricional de estos postres industriales.

En 5 ideas

1. Nuevo reglamento

La FDA americana presentó a finales de noviembre de 2014 dos regulaciones que exigen incluir información sobre calorías en los menús de los restaurantes y las máquinas expendedoras.

2. Cambio en estados unidos

En Estados Unidos se está empezando a ver un cambio nutricional. Un estudio de la Universidad de Carolina del Norte concluye que las compras de postres industriales han bajado.

3. Problema en anorexia

Las anoréxicas restrictivas cuentan durante el día el número de calorías que ingieren. Las bulímicas hacen recuento calórico pero tienden a descontrolarse.

4. Bajar de peso

El total de calorías ingeridas a lo largo del día o de la semana es el primer paso para controlar y planificar una dieta para la pérdida de peso o para el mantenimiento de éste.

5. No todo son kilocalorías

En nutrición no todo son las kilocalorías que se ingieren, ya que depende de qué alimentos son los que aportan esa energía y en qué momento se consuman esos alimentos.

La obesidad mata a una persona cada 20 minutos en España

El exceso de peso contribuye a matar a una persona cada 20 minutos en España, desencadenando más de 25.000 muertes en total cada año.

Libertad Digital, Manuel Ansede

obesidad-corbisLa «mortalidad atribuible» a esta causa supuso alrededor de un 15% del total de muertes en el país, según calcula un nuevo estudio dirigido por el médico Javier Martín, del hospital madrileño Severo Ochoa.

Los autores del trabajo, recién publicado en la revista Medicina Clínica, consideran que estas cifras de mortalidad «convierten esta epidemia en un grave problema de salud pública que requiere medidas enérgicas para su control y, sobre todo, su prevención». El propio Martín, por teléfono y recién salido del quirófano tras llevar a cabo una operación del aparato digestivo, apunta algunas de estas medidas, sin esconder nombres y apellidos: «Yo eliminaría las bebidas carbonatadas, como la Coca-Cola y la Fanta, que es un factor importantísimo en la obesidad juvenil. Y es necesario fomentar el deporte entre los adolescentes: que no jueguen a la PlayStation, que jueguen al fútbol«.

El análisis de Martín convierte al exceso de peso en «la segunda causa de muerte evitable derivada de hábitos personales«, sólo superada por el tabaquismo. «En pocos años», opinan los autores, «la obesidad y el sobrepeso pasarán a convertirse en la primera causa», ante la reducción en el consumo de tabaco y la llegada de una nueva generación de niños gordos. Más del 26% de la población infantil tiene exceso de peso.

Obesidad y cáncer

Los autores señalan a los kilos de más como uno de los principales culpables de miles de muertes por infarto, derrame cerebral, diabetes y varios tipos de cáncer asociados al sobrepeso y la obesidad, como el de hígado, el de colon y el de mama. «Una de cada seis muertes ocurridas entre los 35 y los 79 años puede ser atribuida al exceso de peso», alertan en su estudio. Más del 50% de estas muertes se debería a enfermedades cardiovasculares, el 15%, a tumores y un 12%, a la diabetes.

Martín aclara que su estudio no pretende señalar a un único culpable de estas 25.000 muertes, sino dejar claro que el exceso de peso actúa de forma sinérgica con otros factores de riesgo, como el tabaco y el alcohol, para desencadenar lo que en muchos casos es un suicidio a cámara lenta, cigarro a cigarro, refresco a refresco y bollo a bollo.

«Estos datos nos ayudan a demostrar que la obesidad no es un problema estético: es una enfermedad. Todavía se dice que labarriguita cervecera aparece por vivir feliz, cuando lo que pasa es que la obesidad mata», clama indignado el endocrinólogo Albert Goday, vicepresidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad y ajeno al nuevo estudio.

Gordos y pobres

Goday cree que las muertes reales asociadas al exceso de peso podrían ser aún más numerosas. Las estimaciones de Martín emplean los datos de 2006 de la Encuesta Nacional de Salud, en la que los ciudadanos no se someten a la báscula y al metro, sino que ellos mismos dicen cuánto pesan y cuánto miden. «Todo el mundo declara un peso menor que el real y una altura mayor», sostiene Goday, jefe del Servicio de Endocrinología del Hospital del Mar, en Barcelona.

El equipo de Martín cruzó esos datos de exceso de peso con los ficheros de defunciones del Instituto Nacional de Estadística y con los riesgos relativos asociados al sobrepeso y la obesidad, centrándose en individuos de entre 35 y 79 años.

«Ahora, la obesidad se relaciona con estratos socioeconómicos y culturales bajos, al contrario que en otras épocas, que era un signo de opulencia. Ahora es más caro comer sano que comer insano, porque la verdura y la fruta no son baratas», apunta Goday. En España, la frecuencia de personas obesas es mayor en Murcia, Extremadura, Canarias y Andalucía.

Impuesto del 20% a las bebidas azucaradas

El endocrino también exige a las autoridades medidas más contundentes para luchar contra el exceso de peso, como reducir los impuestos de frutas y verduras y aumentarlos en el caso de bollería y bebidas azucaradas. Países como Finlandia, Hungría y Francia han implantado estos impuestos a los refrescos hipercalóricos en los últimos tres años. La Organización Mundial de la Salud sostiene que «el impuesto debe ser de al menos un 20% para tener un impacto en la obesidad y en las enfermedades cardiovasculares». Sin embargo, Goday admite que este camino está plagado de minas. «La industria azucarera es más potente que la del tabaco», remacha.

El médico Enrique Galve, de la Sociedad Española de Cardiología, también se muestra inquieto por la epidemia. «Estoy preocupado, porque nuestro país ha ido a más en sobrepeso y obesidad. Cada vez a edades más tempranas tenemos niños que se comen los Donettes en el colegio en vez de un bocadillo de atún, que sería mucho más sano», sostiene. El cardiólogo aboga por subir los impuestos a los establecimientos de comida rápida y también pide limitar el contenido de grasas trans o de azúcares de determinados alimentos, «igual que se limita la velocidad en una carretera».

Pese a las campañas de empresas como Coca-Cola para pregonar que el consumo de bebidas azucaradas no está asociado con el exceso de peso, una reciente revisión de estudios científicos financiada por la Organización Mundial de la Salud ha dejado claro que «el consumo de bebidas azucaradas se asocia a obesidad».

Día Europeo de la Obesidad 2014

Obesidad: un problema de hambre y ansiedad

Para muchas personas con exceso de peso la cuestión no es qué comer, sino cuándo parar de comer, recalcan los expertos del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), ofreciendo algunas pautas para controlar el apetito y la ansiedad

  • En el mundo 1 400 millones de personas tienen sobrepeso, de los cuales 500 millones son obesos, y unos 870 millones afectados por la desnutrición y el hambre[1].
  • En Europa Occidental la cifra media del nivel de obesidad es de 18,5%. El 24,1% de los adultos españoles sufren problemas de obesidad[2].
  • En España el 53,7 % de los adultos y el 27,8% de los niños (de 2 a 17 años) tiene sobrepeso u obesidad, según la última Encuesta Nacional de Salud[3].

Dia Obe 2014 bajaDe cara al Día Europeo de la Obesidad que la UE celebra el próximo sábado 17 de mayo[4], el Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) inicia una campaña informativa y de carácter social en señal de apoyo a los que hoy se enfrentan a las consecuencias de esta enfermedad metabólica crónica que durante las últimas décadas ha alcanzado niveles de pandemia. Sólo en España, uno de cada dos adultos y uno de cada tres menores presentan problemas de exceso de peso.

«Estamos muy por encima de la media europea en términos de obesidad y eso tiene su explicación», señala Rubén Bravo, portavoz del IMEO y experto en nutrición. Nuestro modo de vida, del que tanto presumimos en España, contempla mucha vida social, reuniones gastronómicas, picoteos y horarios de comer innecesariamente tardíos. La disminución de la actividad física en las últimas décadas y las altas dosis de estrés por la incertidumbre económica, son otros factores que inciden en el aumento de la obesidad.

Organismos internacionales, como la OMS, llaman la atención sobre un hecho innegable: los habitantes de los países con altos ingresos que muestran sobrepeso hoy, lo han desarrollado durante los últimos 15 años.  La fácil proliferación de la denominada comida rápida, con demostrado efecto negativo para la salud endocrino-metabólica, no es el único indicador de que algo falla en nuestra primordial relación con la comida. La cuestión no es sólo qué comer, sino cuándo parar de comer. Hoy en día consumimos mucho más calorías que necesitamos, unas 3437 calorías de media por habitante[5]. Sin embargo, la mayoría de los hombres y las mujeres no necesitan más unas 2500 y 2000 calorías al día, respectivamente. Por esta razón y con el motivo del Día Europeo de la Obesidad, el equipo de expertos de IMEO ofrece una serie de pautas que nos ayudarán a controlar la sensación de hambre y ansiedad y, también, bonos ayuda en determinados tratamientos para las personas con escasos recursos y una obesidad severa.

Pautas para controlar la sensación de hambre

taperEs muy importante saber distinguir entre el hambre que surge a raíz de una necesidad fisiológica y la ansiedad, que podemos describir como un ‘hambre psicológico’, nutrido muchas veces por el estrés, la tendencia depresiva, la glotonería o el simple aburrimiento. Por esta razón, lo mejor es asegurarnos de no tener hambre, realizando entre 5 y 7 ingestas diarias. Las personas que por motivos de trabajo se ven obligados a desayunar o cenar respectivamente muy temprano o tarde deberían aumentar las ingestas habituales con una post cena –que puede consistir en un yogurt antes de ir a la cama– y un segundo tentempié a media mañana. No perdamos de vista que el hambre producido por realizar pocas ingestas al día es el aliado perfecto para la ansiedad y los atracones psicobioquímicos.

Combinar los tres macronutrientes en cada comida principal, incluyendo siempre proteínas, carbohidratos y grasas saludables, es otra forma de asegurarnos que a lo largo del día no tengamos hambre. Así mismo, se recomienda evitar los dulces y los hidratos de carbono simples o refinados que no sean integrales o con alto contenido en fibra. En este sentido, es esencial planificar nuestra alimentación y así evitar tener que improvisar cuando sentimos hambre. Siempre es mejor llevarnos la fiambrera, la pieza de fruta, el bocadito o el yogurt al trabajo que sacar productos de la máquina (chocolatinas, dulces, bollería industrial) por ser una opción fácil.

Finalmente, recordar que evitando el exceso de cantidad y las comilonas favorecemos la rigidez gástrica. Es un aspecto sumamente importante, porque a más cantidad de alimentos por comida, más flexible y elástico se hace el estómago, encontrando la sensación de saciedad cada vez más tarde y necesitando cantidades mayores para eliminar la sensación de hambre. Cuando se ingieren  alimentos, el estómago se dilata y estimula una serie de mecanismos situados en sus paredes que transmiten información a una zona llamada “centro de la saciedad”, que es una de las encargadas de indicarnos que ya hemos comido bastante. «Si acostumbramos al estómago a recibir las cantidades justas de comida, se volverá más rígido y nos será mucho más fácil controlar el apetito», explica Bravo.

En el caso de las personas con bajos ingresos y una obesidad importante, donde la dieta no es suficiente para solucionar el problema, el IMEO ofrece, dentro del marco de la actual campaña por el Día de la Obesidad, un bono ayuda por el valor de 3.000 euros durante el mes de mayo en el tratamiento de Manga Gástrica, un tratamiento integral con una duración de dos años. Esta técnica laparoscópica de mínima invasión muestra resultados excelentes y en un 72% de los casos se logra la pérdida total de sobrepeso. Reduce tanto el apetito, como la sensación de hambre y es un gran avance en la lucha contra la obesidad severa. Además, regula el metabolismo de la glucosa, la secreción de insulina y la función del páncreas.

Pautas para controlar la sensación de ansiedad

IMEO promueve los habitos saludablesComo pautas generales para rebajar la ansiedad, recomendamos no saltarse las comidas y evitar dietas impersonales, demasiado estrictas o que limiten nuestra vida social, porque a largo plazo fracasan. Eliminar la cafeína presente en el café, en el té o en las bebidas energéticas también es positivo para disminuir el estrés. No obstante, incluir todos los días de 2 a 4 onzas de chocolate con 70% de cacao puro o más potenciará nuestro bienestar emocional. Dormir de 7 a 8 horas al día favorece el biorritmo de vitalidad diurna y descanso nocturno.

«Desde IMEO recomendamos a las personas que intuyen que comen por ansiedad hacerse un control de los niveles de serotonina, acetilcolina y dopamina cerebral, ya que estos neurotransmisores son habitualmente los responsables del estrés y la ansiedad», sugiere Bravo. Es un diagnóstico que nos da la imagen exacta del estado en el que se encuentran estas tres hormonas, de modo que hay que realizarlo antes y después de un régimen o tratamiento concreto. Si se dan niveles bajos, podemos corregirlos en tres fases.

En primer lugar, mejorando nuestros hábitos a nivel nutricional y de actividad física. «Realizar ejercicios con regularidad potencia la necesidad de descanso, aumentando los niveles de melatonina, al igual que la sensación de plenitud, pues nuestra dopamina se ve estimulada tras la actividad física», añade el experto.

Si, a pesar de ello seguimos con ansiedad, podemos pasar a la siguiente fase, recurriendo a la fitoterapia, la suplementación ortomolecular o la naturoparia. En estos casos en IMEO utilizamos un producto conocido como frijol terciopelo (Mucuna Pruriens) que proviene de las semillas de la planta en la que se concentra su molécula activa, la L-Dopa, que favorece el buen funcionamiento del sistema nervioso.

También podemos tomar Griffonia, unas semillas africanas ricas en hidroxitriptófano que son un regulador emocional excelente. Esta planta natural permite reducir los estados de ansiedad y depresivos sin afectar al funcionamiento natural del cerebro. Su principal ventaja es que no crea adicción, algo que sí hacen muchos antidepresivos sintéticos.

Si después de todo, la ansiedad persiste, habría que dar el salto a un tratamiento psicológico-psiquiátrico.

[1]El estado mundial de la agricultura y la alimentación 2013: sistemas alimentarios para una mejor nutrición, de la FAO

[2] Países como Francia (15,6%), Italia (17,2%), Grecia (17,5%), Alemania (21,3%) o Portugal (21,6%) tienen menos índices de obesidad, mientras que otros, como Reino Unido (24,9%) o Irlanda (24,5%), tienen porcentajes de obesidad adulta ligeramente superiores a los de España. El Estado de la Comida y la Agricultura: sistemas de alimentación para una mejor nutrición, informe de la FAO.

[3] Encuesta Nacional de Salud de España de periodicidad quinquenal. Datos correspondientes a 26.502 entrevistas realizadas hasta el junio de 2012.

[4] El Día Europeo de Obesidad se celebra el tercer sábado de cada mes de mayo desde el año 2010 cuando fue instaurado oficialmente en la sede del Parlamento Europeo de Estrasburgo.

[5]Boletín de la Organización mundial de la Salud, febrero 2014.

El azúcar, una droga dulce que nos amarga la vida

Existen estudios que aseguran que el azúcar blanca genera tanta adicción como el tabaco o el alcohol. Sin embargo, ¿sabemos realmente lo perjudicial que puede resultar para nuestra salud su consumo excesivo?

QUE, por Arancha Cuéllar
azucar_refrescos-queHay estudios que sitúan los efectos del consumo excesivo de azúcar blanco a la altura de drogas tan adictivas como el tabaco o el alcohol. Quizás por ello, a nuestros niños les cueste prescindir de los bollos y a los adultos abandonar la costumbre de añadir dos cucharaditas al café de la mañana. Pero, ¿realmente sabemos qué efectos puede tener el consumo de azúcar en nuestro organismo?

Con moderación, puede que no sea un problema, sin embargo, el azúcar blanco no solo está en los sobrecitos del bar, también se oculta en numerosos productos que hacen que cada día lo consumamos en exceso sin saberlo. Por ello, podemos tener problemas de sobrepeso sin saber muy bien por qué. La Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de reducir a la mitad la recomendación diaria sobre el consumo de azúcar, que no debe superar el 5% de la ingesta habitual de alimentos, es decir, en un adulto, unas seis cucharadas de café al día (25 grs aproximadamente), incluyendo los alimentos que lo tengan ya incorporado.

Y es que en los supermercados existen numerosos alimentos que contienen grandes cantidades de azúcar y que probablemente ni imaginemos. Muchos de ellos tienen sabor salado y otros se esconden bajo falsas etiquetas de 0% o light, lo que conllevan a un engaño al consumidor. «Por ejemplo, yogures que se venden como 0% pero que contienen cuatro dedos de mermelada azucarada y que la gente los compra pensando que con ellos va a cuidar la línea. Aunque no tengan grasa, sí contienen mucho azúcar», explica Rubén Bravo, nutricionista del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO).

Por otro lado, el azúcar refinado se esconde en conservas (por ejemplo de maíz), zumos envasados, refrescos, pan de molde, galletas, salsas como el tomate frito o el ketchup, embutidos, productos lácteos, pizzas, hamburguesas o platos precocinados.

Por supuesto, hay alimentos que no ocultan el exceso de azúcar. Es el caso de las chucherías, los chocolates y algunos cereales de desayuno: «En el caso de los cacaos, de cada 20 gramos, 14 son azúcar, y en el caso de algunos cereales azucarados para el desayuno, de cada 30 gramos, 13 son azúcar», puntualiza este experto.

Luego están las bebidas light, que no contienen azúcar pero sí sustancias químicas endulzantes que en determinados países están prohibidas, ya que está demostrado que su consumo en exceso puede producir cáncer. Además, está comprobado que crean adicción. Tal y como explica este experto, «las personas que se habitúan a las bebidas azucaradas o endulzadas, no quieren ni probar el agua para hidratarse».

UN PROBLEMA DE SALUD MUNDIAL

El exceso de azúcar blanco en el organismo supone una acumulación de grasas poco saludables que afectan al corazón, al sistema nervioso y al estado anímico de las personas. «Nada más ser consumida aporta vitalidad y alegría excesiva, pero, al cabo de un rato, la sensación es de tristeza absoluta. Si dejo de tomar azúcar y me siento un rato, al cabo de media hora el cuerpo ya me está pidiendo más», matiza Bravo.

Esto es similar al efecto de euforia que provocan determinadas drogas como la cocaína. «El azúcar hace que te sientas más activo, más feliz y más calmado», asegura. Esto es por la liberación de dopamina, betaendorfina y serotonina. Sin embargo, al cabo de un rato aparece la sensación de bajón.

Muchos deportistas que necesitan energía rápida ingieren grandes cantidades de azúcar que les permiten tener mucha vitalidad durante los siguientes 30 minutos. No obstante, se trata de una energía sin nutrientes, ni vitaminas, ni grasas beneficiosas.

Por otro lado, el azúcar blanco entra muy rápidamente en la sangre, lo que hace que se estimule la generación de insulina en el páncreas, un órgano que se vuelve menos eficiente a la hora de asimilar los alimentos, dando lugar a la diabetes de tipo 2. Esta enfermedad afecta, por cierto, al 14% de los españoles en edad adulta, según la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).

Por último, el exceso de azúcar es el culpable de la obesidad infantil. Batidos, bollos o comida rápida están al alcance de nuestros niños casi a las puertas de los colegios. Por supuesto, su sabor les resulta agradable al paladar prefiriéndolo sobre cualquier otro tipo de alimento más nutritivo.

ALTERNATIVAS AL AZÚCAR BLANCO PARA ENDULZAR PLATOS

Pero, ¿hay alternativas al azúcar blanco? La mayoría de expertos recomiendan otras formas de endulzar las comidas diferentes al azúcar blanco, es decir, el que procede de la remolacha y ha sido sometido a un proceso de refinamiento. Este azúcar es el peor, ya que aporta energía rápida, que estimula de forma acelerada la insulina, y que no contiene ningún tipo de nutrientes. Por ello, advierten, menos dañino es el azúcar moreno (azúcar integral), que procede de la caña de azúcar y cuya caloría no es tan vacía. «Contiene nutrientes como sodio o potasio», matiza este nutricionista.

La sacarina no es considerada la mejor alternativa para endulzar, más que nada porque es un producto 100% químico, y el exceso de químicos en el cuerpo no suele conducir a nada bueno. «Los endulzantes químicos están en el origen de muchos cánceres o pancreatitis», advierte. Por ello, quizás lo más saludable para dar un toque dulce a los alimentos sea el extracto de estevia, una planta natural de origen latinoamericano, que no aumenta el aporte calórico ni provoca una reacción glucémica, lo que permite su uso incluso en pacientes con diabetes de tipo 2.

En definitiva, son numerosos los alimentos que ocultan las calorías vacías del azúcar blanca y que se comercializan normalmente a pesar de las recomendaciones de los expertos que instan a la industria alimentaria a reducir el 30% de su contenido para combatir la diabetes y los problemas de sobrepeso.

De hecho, hay quienes sospechan que si no se prohíbe esta sustancia es porque hay una poderosa industria farmacológica detrás a la que le interesa seguir creando medicamentos para los enfermos de diabetes de tipo 2, una de las epidemias de los países desarrollados del siglo XXI.

Quizás la mejor recomendación que se puede hacer, entonces, es leer el etiquetado nutricional de los alimentos antes de lanzarnos a introducirlos en la cesta de la compra… ya que muchos podrían sorprendernos.

Guerra a la comida rápida: el plan de la OMS para prevenir la obesidad

Mil millones de adultos tienen sobrepeso, y más de 300 millones son obesos. Cada año mueren, como mínimo, 2,6 millones de personas a causa de la obesidad o sobrepeso

E. Ortega/ ABC

obesidad mundialControlar la obesidad es posible. Así lo establece un informe que acaba de hacer público la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el que se subraya que para evitar la cifra de 1.500 millones de obesos prevista para 2015 es necesario hacer un cambio de políticas relacionadas con la alimentación y la agricultura de los gobiernos. Los autores del documento creen que sólo se podría frenar, e incluso revertir, la creciente epidemia de obesidad adoptando medidas para combatir el consumo de comida rápida. Eso es lo que asegura un estudio publicado en el «Bulletin of the World Health Organization», realizado por un equipo de investigadores de EE.UU. e Irlanda, el primero en examinar los efectos de la desregulación de la economía, incluidos los sectores de la agricultura y alimentación, y el consiguiente aumento de las transacciones de comida rápida, en la obesidad a lo largo del tiempo. El estudio sugiere que si los gobiernos toman medidas, pueden prevenir el sobrepeso y la obesidad, dos situaciones que tienen graves consecuencias para la salud a largo plazo, como diabetes, enfermedades cardíacas y cerebrovasculares e incluso el cáncer.

Los investigadores en esta ocasión, en lugar de examinar la cantidad de puntos de venta de comida rápida o el consumo de fast food reconocido por los consumidores, adoptaron un enfoque innovador: calcularon el número de compras de comida rápida por habitante entre 1999 y 2008 en 25 de países de ingresos altos y los compararon con las cifras de índice de masa corporal (IMC) en los mismos países durante el mismo periodo de tiempo. (Se considera que una persona con un IMC de 25 o más tiene sobrepeso y con un IMC de 30 o más obesa).
Los resultados mostraron que mientras que el número medio de compras anuales de comida rápida por habitante aumentó de 26,61 a 32,76, el IMC promedio se incrementó de 25,8 a 26,4. Por tanto, cada aumento de 1 unidad en el número medio de compras de comida rápida por habitante se asoció con un incremento del 0,0329 en el IMC durante el periodo de estudio.

«A menos que los gobiernos tomen medidas para regular sus economías, la mano invisible del mercado continuará promoviendo la obesidad en todo el mundo, con consecuencias desastrosas para el futuro de la salud pública y la productividad económica», señala el coordinador del trabajo, Roberto De Vogli, de la Universidad de California-Davis, EE.UU.

El estudio se centra en los países de altos ingresos, pero los resultados también serían de utilidad para los países en desarrollo, ya que «casi todos han experimentado un proceso de desregulación de los mercados y globalización, sobre todo en las últimas tres décadas», dice De Vogli.

Las cifras del IMC también indican hasta qué punto los problemas de sobrepeso y obesidad se han generalizado y que, por término medio, las personas que viven en los 25 países tienen sobrepeso y lo han tenido en los últimos 15 años.

Los datos muestran que la compra comida rápida por habitante aumentó en los 25 países. Canadá tiene el dudoso honor de encabezar esta lista (16,6 compras por habitante), Australia (14,7), Irlanda (12,3) y Nueva Zelanda (10,1), mientras que Italia (1,5), Holanda (1,8), Grecia (1,9) y Bélgica (2,1) son los países en los que el incremento ha sido más bajo. (España se encuentra en una tasa de consumo de fast-food por ahbitante del 3,9).

Utilizando los datos de la Organización para la Alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas, los autores han visto que la ingesta de grasas animales disminuyó levemente de 212kcal por persona y día en 1999 a 206kcal en 2008, y que el consumo de calorías aumentó levemente en seis de esos años con 3.432 calorías por habitante y día en 2002, en comparación con 3.437 en 2008. Sin embargo, señalan, la mayoría de los hombres y las mujeres no necesita más de 2.500 y 2.000 calorías al día, respectivamente.

«El estudio muestra la importancia de las políticas públicas para hacer frente a la epidemia de la obesidad», reconoce Francesco Branca, Director del Departamento de Nutrición para la salud y el desarrollo en la OMS. «Se necesitan políticas dirigidas a la alimentación y la nutrición desde varios sectores como la agricultura, la industria, la salud, el bienestar social y la educación», afirma Branca, quien advierte que «los países donde la dieta está cambiando de una rica en cereales a una alta en grasa, azúcar y alimentos procesados deben tomar medidas para que el suministro de alimentos esté en consonancia con las necesidades de salud de la población».

Medidas a seguir

El informe sugiere asimismo algunas medidas que los gobiernos podrían adoptar para revertir la epidemia de obesidad al impedir la difusión de los productos alimentarios ultraprocesados. Dichas medidas incluirían:

-Incentivos económicos para los productores que venden alimentos saludables y alimentos frescos en lugar de alimentos ultraprocesados, así como ayudas para cultivar frutas y hortalizas.

-Desincentivar económicamente a las industrias que venden comida rápida, alimentos ultraprocesados y refrescos e imponer un impuesto a los alimentos ultraprocesados.

-Un control más estricto de la publicidad de comida rápida y refrescos, especialmente la dirigida a los niños.

-Regulaciones comerciales que disuadan de la importación y el consumo de comida rápida, alimentos ultraprocesados y refrescos.

-Sistemas de etiquetado más eficaces, sobre todo para los alimentos ultraprocesados, que incluiría la comida rápida y los refrescos.

Los 194 Estados miembros de la OMS acordaron el Plan de acción mundial para la prevención y el control de las enfermedades no transmisibles en la Asamblea Mundial de la Salud en mayo de 2013. Uno de los nueve objetivos voluntarios del plan es «frenar el aumento de la diabetes y la obesidad». Además, propone medidas que los países pueden adoptar para combatir la obesidad, como aumentar el consumo de frutas y verdura, o gestionar subsidios e impuestos alimentarios para promover una dieta saludable.

Las cifras de la pandemia

– Mil millones de adultos tienen sobrepeso. Si no se actúa, esta cifra superará los 1500 millones en 2015.
– En el mundo hay más de 42 millones de menores de cinco años con sobrepeso.
– A nivel mundial, el sobrepeso y la obesidad causan más muertes que la insuficiencia de ingresos.
– La obesidad suele ser el resultado de un desequilibrio entre las calorías ingeridas y las calorías gastadas.
– Una dieta saludable puede contribuir a prevenir la obesidad.

En los últimos 25 años la obesidad en España ha aumentado del 7 al 17%

Fuente: Atrévete de Cadena Dial

Los datos de la Encuesta Nacional de Salud del mes de marzo 2013 hacen un pronóstico no muy esperanzador para los españoles. A pesar de que la mayoría (el 75%) percibe que su estado de salud es bueno o muy bueno, hay algunos datos muy preocupantes, como éste que los españoles estamos cada vez más obesos. Según la encuesta de cada 100 adultos, 17 padecen obesidad y 37 tienen sobrepeso. En cuanto a los niños, dos de cada 10 muestran sobrepeso y uno es obeso. Y esto no es solo –ni mucho menos– un problema estético, sino que acarrea otros muchos problemas.
Por esta razón hemos llamado a un especialista que nos diga qué podemos hacer para evitar caer en una situación de obesidad o sobrepeso.
Rubén Bravo es especialista en nutrición del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO). En esta edición del programa Atrévete de la Cadena Dial, el experto responde a las preguntas de Fran Blanco y María Lama, presentadores del programa, para reflexionar sobre estos preocupantes datos sobre la  obesidad en España.
A continuación os orecemos un resumen de la entrevista. Para escuchar el audio entero, pulsa play.

1.- En los últimos 25 años, la obesidad ha aumentado en España del 7 al 17%. ¿Cuáles son las causas de que cada vez haya más gente con problemas de peso?
RB: Principalmente el estrés y el estilo de vida, las presiones económicas y sociales, el sedentarismo… Comer fuera de casa –aunque ahora más en tupper -. Dedicamos poco tiempo para hacer la compra y consumimos mucha comida rápida, precocinada o preparada. Nos movemos menos y nuestro trabajo es más sedentario.

2.- ¿Dónde acaba el sobrepeso y empieza la obesidad? ¿Cómo lo podemos saber de forma orientativa?
RB:
Normalmente se utiliza el Índice de Masa Corporal, pero para no liarnos podemos resumir que cuando nos sobran unos 5 – 7 kilos, estaríamos en un sobrepeso y cuando nos sobren entre 14 y 17 kilos ya nos pasaríamos a obesidad.

3.- El sedentarismo, causa que tú has apuntado, es según la Encuesta Nacional de Salud, la principal causa de la obesidad y el sobrepeso, sobre todo en las mujeres (el 46% de las mujeres frente al 35% de los hombres). ¿Qué podemos hacer para que nuestra vida sea menos sedentaria?
RB:
El “city training” cada día: subir las escaleras del metro, de casa, del trabajo; bajarse una parada antes del bus; caminar todo lo posible nos ayudará a quemar la misma cantidad de calorías que 2 clases de spinning o incluso mejor, porque están más distribuidas.

4.- El porcentaje de obesidad en los niños (20%) es mayor incluso que en los adultos (17%). ¿Qué podemos hacer para evitarlo?
RB:
Predicar con el ejemplo. Dedicarle más tiempo a las comidas. Darle más importancia al desayuno y procurar que éste combine proteína, leche semi, hidratos de rápida y lenta asimilación. Actualmente sólo el 9 por ciento de los niños españoles realiza un desayuno completo y esta primera comida es clave para
En los comedores escolares ya hay dietistas que regulan los menús para que los niños no ingieren más calorías vacías, sino que todo que coman les aporte los nutrientes necesarios.
En cuanto a las meriendas y cenas, es importantísimo planificarlas y no comer cualquier cosa que tengamos en la nevera.
Asimismo, quisiera recalcar sobre la importancia que tienen las actividades extraescolares. Aquí es deber de los padres hacer lo posible para que los niños no pasen la mayoría del tiempo sentados ante la pantalla.  Según se estima, los españoles menores de edad actualmente pasan entre 3 y 5 horas diarias mirando la televisión, jugando al ordenador o con la consola. A la larga, estos “ratos” de sedentarismo suman y, lo más probable, nos traerán problemas de sobrepeso u obesidad.

5.- ¿Qué otros problemas puede acarrear la obesidad infantil?
RB:
Desarrollar diabetes tipo 2, hipercolesterolemia, colesterol malo y un largo etcétera. Desarrollar todos los síntomas del síndrome metabólico (todas las enfermedades relacionadas con la obesidad) a edades tempranas. Además, este tipo de problemas suelen tener relación con trastornos alimenticios, de personalidad o sociales.

6.-  ¿Y si el problema ya es una realidad? Es decir, si ya tenemos un niño con obesidad o sobrepeso, ¿qué hacemos? ¿A dónde acudimos?
RB:
Deberíamos acudir a un especialista, no para que nos ponga a dieta, sino que nos realice unos pequeños cambios en la alimentación. Tenemos que tener en cuenta que, haciendo las cosas bien, un niño al que les sobran 10 kilos, podría perder de 2 a 3 kilos al mes, sea en unos 4 meses ya podría estar en su peso perfecto.
Habrá que reducir, también, las horas de inactividad física que los pequeños pasan sentados, porque la salud en temprana edad muchas veces es cuestión de hábitos saludables, como el buen comer y actividad física adecuada.

Bisabuelas pueden ser responsables de la obesidad

Tóxicos a los que se expusieron nos hacen más susceptibles a enfermedades

Por BBC Mundo / elnuevodia.com

obesity.jpg_thinstockNo importa qué tan sana sea la vida que llevamos, los tóxicos medioambientales a los que se expusieron nuestras madres, abuelas e incluso bisabuelas durante el embarazo pueden influir en las enfermedades que desarrollemos.

Investigadores de la Universidad de Washington se dieron a la tarea de hacer una lista de químicos que encontramos a diario en el ambiente y que, debido a la epigenética, causan enfermedades generaciones después.

Dos trabajos liderados por el biólogo molecular Michael Skinner, publicados por separado en PLOS ONE y Reproductive Toxicology, indican que la exposición a plastificadores -presentes en botellas de plástico- y a hidrocarburos -como el combustible de aeronaves-, pueden ser una causa de obesidad tres generaciones más tarde.

También pueden influir en el desarrollo de enfermedades de riñón, próstata, testículos y ovarios, así como en anormalidades relacionadas a la pubertad.

«Es la primera vez que probamos estas dos exposiciones medioambientales y descubrimos que los dos (químicos) promueven enfermedades transgeneracionales», le explicó Skinner a BBC Mundo.

Este fenómeno se debe a la «herencia transgeneracional epigenética». Al mismo tiempo que los animales (incluidos los humanos) heredan características de las secuencias de ADN de sus padres, también tienen una herencia epigenética con la activación o desactivación de algunos genes.

Ni los hijos ni los nietos… los bisnietos

El especialista señaló que muchas de estas enfermedades sólo aparecieron tres generaciones más tarde. «Es interesante ver cómo estas dolencias no se manifestaron en la generación F1, que serían los hijos, sino en la de los bisnietos».

«(El estudio hecho en ratones) sugiere que una exposición ancestral de tus abuelos y bisabuelos puede aumentar tu susceptibilidad a desarrollar obesidad». Esto incluye aumento de peso, y una gran cantidad de acumulación de grasa en la zona del abdomen.

Si dos personas -una con tendencia a sobrepeso y otra no- llevan la misma dieta y realizan la misma cantidad de ejercicio, la que es más susceptible a ganar peso podría desarrollar obesidad, al contrario de la otra.

«Lo que pasa con la exposición de nuestros ancestros a estos tóxicos es que aumenta la susceptibilidad. Si sabes que eres susceptible a ganar peso, podrás tomar medidas para no ser obeso», aclara Skinner.

Según los expertos, el período más sensible para la exposición es durante la formación del feto. «Cuando se está formando en masculino o femenino es cuando hay más sensibilidad a ser reprogramado. Esto es un fenómeno epigenético», aclara Skinner.

Estas enfermedades se evidencian tres generaciones más tarde debido a que permanentemente cambiamos las células germinales. «En este caso particular es la esperma, que tiene una firma epigenética que, básicamente, se transfiere a toda la descendencia subsecuente», explica el experto. «Es una forma hereditaria no genética».

Altos índices de obesidad

Michael Skinner sugiere que los altos niveles de obesidad hoy en día podrían tener relación con la exposición de nuestros ancestros a tóxicos. Estos químicos pudieron haber originado una reprogramación en nuestros genes y nos hicieron más susceptibles a ganar peso; una combinación explosiva si lo combinamos con comida rápida y sedentarismo.

«Si te fijas en las tasas de obesidad de los años 50 y principio de los 60, eran relativamente bajas, cerca del 5%. Si miramos los niveles de obesidad hoy en día, tanto en niños como en adultos, ronda más el 30-40%».

«En tres generaciones hemos visto un aumento dramático de la obesidad. Un factor que no puedes atribuirse a la genética o a ninguna otra cosa que no sea influencia medioambiental».

El experto aclara que si bien la dieta, la nutrición y el ejercicio son cruciales para evitar la obesidad, no hay que ignorar los componentes ancestrales.

Epidemia de obesidad por los refrescos

Tres nuevas investigaciones apoyan las medidas de control de consumo impuestas en Nueva York

ABC, por Rafael Ibarra

Las bebidas azucaradas están «bajo sospecha» desde hace tiempo. En algunas ciudades de EE.UU., como Nueva York, están en el punto de mira como uno de los desencadenantes de la pandemia de obesidad. Ahora, tres investigaciones que se publican en The New England Journal of Medicine (NEJM), aportan nuevos datos que engrosan la lista de evidencias científicas que las señalan como uno de los factores más influyentes en el incremento de la obesidad entre los niños, adolescentes y adultos. Dos de los estudios, en los que se analizan los efectos de un programa basado en la reducción de la ingesta de bebidas azucaradas, proporcionan una sólida base científica para reclamar un mayor control en el consumo de bebidas azucaradas para tratar de revertir esta epidemia.

La obesidad se ha convertido en uno de los mayores retos de la salud mundial para el siglo XXI. Su aumento entre los niños y adolescentes es particularmente alarmante, dado que está íntimamente relacionada con complicaciones cardiovasculares y el desarrollo de diabetes tipo 2. España es, a nuestro pesar, uno de los países con una tasa más elevada de obesidad infantil: un 19% de niños obesos frente al 16% de los EE.UU., un porcentaje que triplica al de hace 30 años. Además, casi un 39% de la población adulta tiene sobrepeso y un 14,5% obesidad.

Cambios en nutrición

Se sabe que uno de los factores más determinantes en esta epidemia han sido los cambios en la nutrición. Y se considera que el aumento del consumo de bebidas azucaradas es uno de principales factores: en EE.UU. se han convertido en el primer alimento de aporte calórico –en algunos casos el 15% de la ingesta de calorías diarias se hace a través del azúcar que contienen estas bebidas y se calcula que los adolescentes consumen una media de 375 kcal por cada bebida-. Además, según el artículo publicado en NEJM, las bebidas azucaradas son pobres en nutrientes y, a menudo, se asocian con el consumo de alimentos salados y comidas rápidas. Y, lo más preocupante, dice Sonia Caprio, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale, es que se sabe que promueven enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, hipertensión y enfermedad coronaria.

Huella en el ADN

La publicación de estos tres nuevos trabajos parece señalar inequívocamente a los refrescos como uno de los culpables de esta epidemia. Uno de ellos, realizado en la Escuela de Salud Pública de Harvard, proporciona una fuerte evidencia de que existe una interacción entre la ingesta de bebidas azucaradas y una predisposición genética a la obesidad y al riesgo de obesidad. El informe afirma que aquellas personas con una mayor predisposición genética pueden ser más susceptibles a los efectos adversos de las bebidas azucaradas, un claro ejemplo de la interacción entre genes y medio ambiente.

En los otros dos trabajos se describen los efectos de un programa diseñado para reducir el consumo de bebidas azucaradas y sus consecuencias sobre el peso en grupos de niños con peso normal y adolescentes con sobrepeso y obesidad. El primero, realizado en la Faculty of Earth and Life Sciences de Amsterdam (Holanda), analizó a 641 niños con peso normal a los que se controló desde los 4 a los 11 años. Aunque el 26% de los participantes no completaron el estudio, una limitación importante del trabajo, no obstante, los resultados sugieren claramente que la sustitución de una bebida que contiene azúcar (104 Kcal.) por una bebida sin azúcar redujo significativamente el aumento de peso y la acumulación de grasa en los niños con un peso normal.

Reducir masa corporal

Por su parte, el ensayo de la New Balance Foundation Obesity Prevention Center (EE.UU.) asignó de forma aleatoria a 224 adolescentes con sobrepeso y/o obesidad a un programa en el que durante un año se sustituyeron las bebidas azucaradas por otras sin azúcar. Los datos mostraron que, aquellos que participaron en el programa, redujeron su índice de masa corporal.

En conjunto, los tres estudios sugieren que las calorías que aportan las bebidas azucaradas son importantes. Pero, no hay que olvidar, señalan, que no basta con una decisión política que limite el consumo de estas bebidas. La estrategia, dicen, debe ser global, y debe incluir otras líneas de actuación, como el fomento de la actividad física.

En verano comemos menos pero peor, los aliados perfectos de la diabetes y el colesterol

El excesivo consumo de “comida chatarra”, tapas y alcohol dispararán los niveles de colesterol y tendencia a la diabetes de nuestros españoles más playeros, advierten del Instituto Médico Europeo de la Obesidad

Con el inicio del período vacacional, es la zona playera y de tapas la más afectada por la abundante oferta de “comida chatarra”, de escaso valor nutricional, alta en calorías y de difícil digestión. Tapas fritas con mucho pan y mayonesa, patatas bravas, pinchos picantes y entrantes muy salados que mitigamos con cañas de cerveza y refrescos azucarados. Es sólo parte de la larga lista de manjares que sirven a los veraneantes en sus días de descanso y calificados por el Instituto Médico Europeo de la Obesidad como comida “ODC”, es decir, comida que propicia los males de la Obesidad, la Diabetes y el Colesterol.

“Es un hecho real: en verano comemos menos, pero mal y de peor calidad”, reivindica Rubén Bravo, especialista en nutrición de IMEO y portavoz de la entidad. Ingerimos más calorías incrementando la ingesta de hidratos de carbono y grasas, reduciendo las proteínas y empeorando las formas de cocinar o acompañar a los platos, con clara tendencia hacia los fritos, los panes, dulces o salsas. Claramente habrá un leve aumento del peso total, aunque una fuerte caída de la masa muscular que será reemplazada por una importante subida de los niveles de grasa corporales. Por otro lado, las digestiones pesadas, estreñimiento, y problemas digestivos están a la orden del día.

El cambio de escenario y la interrupción de hábitos establecidos a la hora de comer nos juegan una mala pasada. “Ante las innumerables tentaciones –buffet libre del tipo continental en la mañana con variedad infinita de bollería, fiambre, quesos, bacon frito, salchichas frankfurt o mermeladas; menú económico al mediodía compuesto normalmente de un arroz o pasta y un segundo de pescado frito o rebozado; cañas y helados entre horas; tapas con una base de pan y un añadido de mayonesa, a los que se suman unas cenas tardías–, nos encontramos con una sobredosis de comida poco sana que a lo largo de los días comenzará generar molestias innecesarias”, argumenta el especialista. 

“No se trata ni mucho menos de estar a dieta en vacaciones, sino de buscar un equilibrio en el día tanto con la alimentación como con la actividad física, para que nuestra salud y nuestro físico no decaiga durante el periodo vacacional”, explica Bravo. Para ello el Instituto Médico Europeo de la Obesidad ha elaborado estos sencillos consejos, que nos ayudarán sentirnos ligeros en verano, proteger nuestra salud frente a indigestiones, y mantener nuestra masa muscular y niveles de grasa, sin mermar el disfrute de las vacaciones veraniegas.

  1. Intenta aumentar tu actividad física diaria. Ni mucho menos hablamos de ir al gimnasio o a correr, sino de evitar estar tumbado debajo de la sombrilla, y cambiarlo por paseos por la playa, nadar en mar o piscina, jugar al vóley playa o palas con hijos o amigos, es decir mantenernos activos por la mañana y realizar actividades divertidas.
  2. Como premio a nuestra actividad matutina, y dado que son las horas más peligrosas de exposición solar, después de comer podemos aprovechar perfectamente a echarnos una buena siesta. Si lo hemos hecho bien por la mañana, nos la hemos ganado. 
  3. Alcohol, sol y altas temperaturas no son buena combinación, pues nos deshidrataremos sin darnos cuenta y el riesgo de insolación aumenta exponencialmente. La ingesta de agua no debería ser inferior nunca a los 2,5 litros en verano, sobre todo si pasamos tiempo en la playa.
     
  4. Planifiquemos nuestras comidas entre horas, sobre todo incluyendo una media mañana y una merienda. Podemos combinar una pieza de fruta y algo de fiambre bajo en grasa por ejemplo. Evitaremos el picoteo de patatas fritas, las visitas innecesarias al “chiringuito”, y por otro lado un ahorro considerable en nuestro bolsillo. Por otro lado al ingerir alimentos saciantes entre las comidas principales, llegaremos a comida y cena con mucho menos apetito.
     
  5. Si vamos a tapear o pasar tiempo en una terraza, sugerimos utilizar la cerveza o el tinto de verano como fuente de hidrato de carbono y elegir raciones de contenido proteico como ibéricos, marisco, pescado, boquerones en vinagre, sepia a la plancha, pulpo a la gallega. Es importante evitar el pan, la mayonesa y los fritos para poder disfrutar y al mismo tiempo alimentarnos correctamente.
     
  6. El refrán nos lo deja muy claro, y en vacaciones es muy útil “desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un mendigo”. Podemos desayunar más de lo habitual, si estamos en un bufet incluso incluir alguna salchicha o revuelto de huevos. Si hemos hecho una media mañana, llegaremos con menos apetito a la comida. Recomendamos empezar con una buena ensalada y alguna ración de contenido proteico. Cuando lleguemos a los segundos y a los postres tendremos muy poco apetito y será más fácil tomar una cantidad moderada de alimentos más calóricos. La cena es imprescindible hacerla ligera, un gazpacho o salmorejo con huevo y jamón ibérico picado es una muy buena opción. Si pensamos en paellas, barbacoas y demás, dejemos éstas opciones para la comida y cenemos algo menos pesado.
     
  7. En cuanto a las bebidas, la cerveza suele ser la reina por excelencia en verano, las versiones light o cero alcohol suelen tener un 30-40% menos de Kcal, entre una cerveza y otra podemos incluir alguna de estas opciones, o refresco cero. No es un gran esfuerzo, pero si sumamos Kcal ahorradas en una semana nos sorprenderemos gratamente.
     
  8. Por último, si somos unos fanáticos de los helados os proponemos realizarlos de forma casera, tanto helados como polos de hielo. Sólo tendremos que comprar los moldes y leer estas dos recetas:
  • Helado natural: Cogiendo yogur 0% de sabor, fruta del mismo sabor y añadiendo algo de leche semidesnatada, tendremos helados de menos de 60Kcal, naturales y con un sabor exquisito.
  • Polo sin azúcar: Actualmente hay productos de Cola y bebidas refrescantes 0%, si las quitamos el gas, las echamos en nuestros moldes y las metemos unas horas al congelador, tendremos refrescantes polos 0% de Cola, Limón o Naranja.